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IL A O TUTIUt
La muerte teníalo ya en asediQ implacable, y la lucha se ha re uelto ¡ay! demasiado pronto y á favor del sitiador.
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sa, toda la robusta energía característica del genio de Catalufl'a. Espíritu de su tiempo, abierto á t_oda influencia, aunque con personalidad bastante para aceptarla sin dejarse im·
· !\1, atento Mcnéndez Petayo á lo pasado que á lo pre.-ente, Uart era in di puta el primer critico espaflol cont~mporáneo. Con entimiento maravilloso del arte en todas ~u manifestacione , y artista él mismo de extraord\nario vuelo, con cultura propia y vastlsima, y con serenidad de espíritu -verdaderamente excepcional, Ixart tenía las tres ~ande facultades que ha menester el crítico, v las tenía ~n grado superior á todo encomio. · · No ·era un celoso de todo ajeno bien, ni un mezquin·o ccn· or de toda obra ajena. Era un artista con las grandes ' \'Cotana de . u alma abiertá á toda. las beHeza del mundo c. tcrior. Para la poe fa y para la música, para la escultura y para la pintura, . para todas las artes J;¡abía en él una cuerda sen ible, templada por una positiva y amplia ilustración, y de todo ello juzgaba Jxart llanamente; con faci · lidad pa mosa, sin alarde dogmáticos de definidor ni odios de misántropo, sencillamente, como quien cumple una fun. ción natural de su e píritu. No e ca aba con e cuela· ni se atenía á modas. Su ecuanimidad perfecta había hec ho de él un crítico, no un potemi ta de bandería. En la crítica de fondo, jamás tomaba partido contra estas ni aquellas ideas-siempre que fueran idea , es claro, no disP,arate ·-y er la. crítica de forma, á pesar de hacerla como conocedor admirable de la técnica de cada ar.te, nunca e per~itía descender á la minucia rrote·ca. . Poned al ·ervicio de e tas facultades raras el instrumen to de un e tilo de sencillez tle esper~mte, y tep.dréis la personalidad literaria de Jxart. Causa a ombro ver cómo espíritu tan catalán cual el suyo pudo dar con el vchiculo de un leng-uaje tan ca tizo y tan claro. in haber dejado de hablar el catalán, su lenguaje cuotidiano, había llegado al dominio completo d~l ca tellano, y nue~tro idioma nacional adquiría en lo · puntos de su pluma toda la austeridad brio-
poner su tiranía, su educación y su cultura eran prinCipal· f!!ente francesas, y de aquí otro de los grandes méritos de [xart: la amenidad viva en toda·s sus obras, amenidad que fluye apaciblemente del ingenio, sin que sea· preciso "inventarla"superponiendocuentosy chascarrillos de aluvión.
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Rosa Arnal.