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¡DI que'ml5uerte lo qul$0, que de tu amor soy e~ dueño! ¡DOo, y seri. liD paraíso la tiemr. para los dos!
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Iu icalmente la mejor figura es la de Lázaro. La de la protagonista pa~éceme oscura y vacilant~. Lo q?e en el drama e un carácter, un pedazo de humamdad cahen~e, en la ópera no e tá delineado ni profundizado con ta~ta JUSte· · · za. Tampóco e tá muy uidado el elemento cómtco, que debla tener m<i;s relieve en las bra_vuc?~adas del sargento Rojas y en las jactancias del rico Patncto.
:1'? Mar1o 95· · ooo Madrid y media España conocen la ·comedia. Mario la ha paseado triunfal por toda la Pe· ninsula. Aquella comida al natural, humeante y substanciosa, que se sirve en el primer ·acto, es uno de los más preclaros timbres de Mario, director de escena escrupuloso y verista; así como la creación del Rabino es uno de los más ilustres.triunfos de Mario, actor eminente. Para la que fué insigne señoritaMe;¡doza Tenorio-hoy virtuosa y distinguida señora de Tolosa La tour,- Suzel fué ocasión de cien victori~s. Todo Madrid y media España conocen la comedia. Todos saben qué es un idilio., una égloga sentimental é ingenua, un amor apacible y hondo naciendo y viviendo entre flores y cerezas. ·Hay un drama en el corazón de una chicuela candorosa; pero es drama que acaba en bodá, y que apenas sale á los• ojos en flor de lágrimas dulces y consoladoras .para el coraión herido en sus virginales fibras. Todo Madrid y media España coaocen la comedia y sa· ben esto, y sin embargo, parece que al estreno de la ópera de Mascagni asistía anoche un público ávido de algún drama simbólico como Lohenzrin, ó de alguna tragedia espe· luznante. como Los Hugonotes. Decimos esto y lo creemos, porque de lo contrario no nos explicaríamos por qué las caras de los profesionales
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