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T I.A TilA¡;
. incorre rihle. Con m:\5 corazón que cerebro, con más poesía dbutlt;t ·n la~ v nas qu~ ingenio anclado en el alma, con m:\s d en:u l'to que de reflexión, la vida d 1 abate l'r<.' 'o-.t- lbQi á lit'IJ par ce una flor no sólo ba6ad~ por el ro· do, ·in tamhién qut:mada por el rayo y mecida p(}r la - tt'mpt' tad': ~ u dda fu~ una nó,·ela y un viaje. Una maflana d ' Abril, t', d héroe que cnelga los Mbitos y se escapa del com·ento para ye · tir el uniforme d' mo ·qu!'tero; una tard<> de Octubre, e ' e! arrepentido que desenga6ado se restituyt al mona terio, tumba ya de su corazón !}echo pedazos en las piedra dl'l ca111ino. Todo tenemos en la ,-ida un finó una quimera que per eguimos como final aspiración: la del abate Pré,·ost' fué fltanon, Mano'n ·:'t quien cantaba ep. el l'UCrJ'I(l de i!uardia, y ·~n quien pensaha nl rezar en la celda.
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· La mú ica ~oncebida por Masst•ne~ para la creación de l'révo t, e trenada ~n Madrid el 2R de Febrero del %, es·, ant todo y sobre todo, lo mismo eJl el pensamiento delicado que en la instrumentación bri)lante, de encantadora y ex· trafla propiedad. Echaron de menos lo espetados académi· co -qu hace diez ai'lo e acostaron con Ieyerbcer par.1 le,·aotar e .tl. día siguiente con Wagner, sin haber com· prendido al uno ni al otro,-écbaron de menos las borrasco: sas onoridade del mae. tro de Bayreuth, y no se fijaron en t¡ue no puede dar e la mi. ma instrumentación á música . que reza los milagro de Lohengrin ó canta la tragedia de Tanhauc; er , que á otra música concebida para los amores de Ma non y para las dulces torturas de ·su ap¡¡.sionado Ocsgri ux. Aquellas leyendas alemanas admiteó, exigen, me· jor dicho, el color Yiolento de una orquesta que atruena el pacio: tá poétíca y dulce novela francesa, sólo admi.te d color tranquilo, el tono memncólico· de una orquesta que lleve al e píritu la sugestión de lo · suaYe ·y exquisito. \\'atteau pintaba miniaturas; el abate Prévost que con aquel pintor define ·u época, hizo un idilio, un idilio en el amor, un idilio en l:ll> per ecuciones, un idilio en la muerte. y )fas enet ha hecho música que tiene la suavidad dt• la miniatura y del idilio. 78
JUAN ÚEÓN
I
.¡ , J/arto 9S.
Jnasco tiene la 'costumbre de DO a~istir :i los estreno~ de sus obras, y anoche no la in'fringi6 má que <Ptuaote el primer ~cto.' Apenas cay6 sobre el drama que empieza el te16n que ampara, march6se del teatro. para esperar á distancia el parecer del ptlblico. No se coo•igue esto, cuando se tiene un tempera~en- · to tao vibrante como el de Blnsco;sino merced á una enérgica y constante gimnasia moral, qtt~ - Blasco ha , hecho durante ·su vida larga y fecunda de autor. Para lograr ese aisia.:Uiento del ptlblico, empezó por no, salir · :i escena cuando lo llamaban ; diú otro paso, y 00 fu é. al teatro; nl .estreuo stgui,nt':, logr6 sobre sí mismo 1"' victoria de meterse en la cama al cmpe?.ar la funci6o; y al e;treuo de su slgttiente obra fué completo el triunfo sobre los nervios á rebato: Blasco se aco~t6 y se du~mi~} tr~nquilameote, con asombro de los amigos qtte fueron á darle cuenta d~l lnunfo. · URF.Rl O
X~ sé d6n~e ~spelarfa anoche las noticias ni quién se las Uev6: yo me permtto darle hoy las míns, «fresca•» tal vez; pero si nceras y cordiaHsima• de,apa.ion~tdn. y v8race.;. ' . . Sr. D. Eusebio B/ao;co . . Mt quendo amigo: El público que asistiera á la ensan!4rcntada y dolorosa alternativa deJua1l León tiene psicoln~fa muy curiosa. Yo le em·io los datos: usted trazan\, si 'IUtere, el estudio. · 78