1! A'IO TIA'tltU.
MTEI, DE U
aquella conversación del primer acto, cuando Santiago ex· plica á la chismosa la evolució-n de su amor, adviértese en él al hombre entregado, y por esto, por aquella conversa• ión inicial, e comprende que ceda y se resigne al sa· . crificio. . E plíc. ·e a imi mo, más fácilmente quizás, Lorenzo, el único triunfador y dichoso de la obra. En su cerebro, que parece ob curo, pero que tiene toda la sagacidad instintha del rústico, ha entrado fácilmente la verdad de que aquella J:l)ujer ep. quien adora, su señorita, no podrá ser para él; mas e to 'mi m le fortalece eri su ambición de que no . ea para oJ.ro. Nuestra gente cortesana, el señ ori~o de frac .Q-ue en el baile fácilmente corteja á la amada ó la matrona á quien de cuido del e poso allanan toda empresa amatoria, sostenía anó he que ·i Lorenzo ama tan de vera á Angelita, debía cuidar e de la felicidad de ésta más que de u ce lo impotente . No comprendían los preopinante que no tuviera, obre u criado, Ailgelita otro medio de impo ición que el pact'o de igual á igual, ·ni se explicaban cómo no venia un certero puñetazo de antiago á reducirlo á la obediencia y á la humildad propias de su cQndición. ¡Qué error· tan grande ! Para mí Lorenzo es la figurá mejor de la comedia,. lo má comp l ~to y culminante en la obra del Sr. Fellu y Codina. Ama febrilmente en el silencio d u de pechos que odian, amor sombrío de desespera. do, amor tri!> te de eunuco, y cuando, por poseer él el secreto que ha de ser cla:\·e de la justificacióf! ,que Angelita per ·igue, acércase. á la mujer querida y se rompen todos los respetos·, todo lo que en él fuera antes sombra ilumfna e, y va derecho á la venganza, única caricia á qu·e puede a pirar, única satis(acción á que puede llegar su amor in horizonte Es per onaje que recuerqa·el Fausto de la leyenda alemana, que de todo renuncia, de honores y de gloria·, d ciencia y de riqueza, á camb~o de poder sentirs • amado. ¡Quién e capaz de medir los abismos de maldad r ~ ncoro a que en el enamorado impotente ha de poner aquella luz que no se puede ver, aquel perfum a que no se puede respirar, aq,uel agua que no se puede beber, aquel
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AT,CAR RTA
lasciatc formidable que se levanta ante todos sus deseos . y am biciones! · Tipo muy conocido del palado de Justicia en Parfs es un jorobado q1,1e ha intervenido co mo testigo en un gran número de procesos por adulterio ó por homicidios subsig uientes al adulterio mismo. Ese ·hombre, jorobado y ho· rribl e, encarnación viva del Quasi.modo inmortal, tiene, no por o licio reproductivo sino por afición gr atuita, el pri · vileg-io de·ser quien ha puesto , á muchos esposos engañados en la pista · de su deshonra. Preguntábamosle unos co mpañeros de la prensa . de París y yo por la razón de aquella coincidencia, y aquel hombre, con espuma de rabia en los labios y lumbres de odio en los ojos, díjonos: - Es qué de mí se burlan todas las mujer es, y · yo me ve ngo. Pues algo semejante á éste es el proceso psíquico que en el Lorenzo de Miel de la Alcarria se e fectúa, desde el arn.or en el criado sumiso hasta la venganza que el azar pone en sus manos. Explicase, asi mismo, por igual r aciocinio en el drama estrenado anoche, el carácter de la Abadesa y su conducta. La idea de confesar aquellos pecados suyos que sobre su hermana cayer on como deshonra, la indigna; no la ablanda el dolor ; no la enternece el infortunio ... ¡Qué muj er tan malal-dice ei público-y tiénela por imposible .. . ¡Qué mujer tan r eal! - dice luego la crítica,-y lo e!¡. Lo es, porque aquella confesión de sus raltas ño es sólo . para ella una herida tremenda á !:iU amor propio, algo que la tim a su egoísmo , sino que es a l propio tie mpo una tre- ' menda herida á la reputación y á la tra nquilidad de la comunidad d e que es Abadesa en olor de santa, y por' esto co mpréndese también que, en rehenes de esas dos r eputaciones en peligro, quiera quedarse con Angelita sin que la disuadan una infelicidad inevitable ni un perjurio maniliesto. Pero .una obra teatral, que tan larga y minuciosa exposición necesita para que sea adrh.itida como lógica en el desarrollo de los caracteres, ¿puede ser buena obra teatl:at? ~o, rotundamente no; y por esto no ha sido un g ran éxito 27