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. ~E LLAMAS OLMSTEAD: debiste haber nacido en Santo Tomás, !nrudad o tal vez Barbados y no es tu culpa la incertidumbre, todas las ISias se parecen y desde pequeño andas rodando por ellas haciendo vibrar los barriles que oiste tocar por primera vez en la playa. Te llamas Olmstead y ~?ieres ol~dar que te pusieron ese nombre, que llevó con orgullo o qmen sabe s1 con rencor un ancestral esclavo liberado que emigró a Liberia. Jehudi Ashmun: vestido pulcramente, condujo a 5, 000 esclavos liberados norteamericanos al retomo amable a la tierra de sus antepa~ad~s, e;:- la noble aventura colonizadora que aseguraba un porvenir nsueno; que borraba todas las sombras y las heridas del pasad~. Jehudi Ashmun: de mediana estatura y algo regordete pero s~n embargo, con fino bigote y mejillas sonrosadas, terminó para szempre con los temores que la libertad les trajo: no habría temor de nuevas injusticias, dijo el Presidente Monroe, no habría temor de nuevas injusticias claro está, el orden humano no podría ~rastocarse con!ª siniestra amenaza de que ahora que son libres, zguales a sus senores, puedan acariciar la idea de mezclar la raza Jehudi Ashrr:un: cabello delicadamente rizado, camisa de finísim~ seda, ~ondu¡o a 5, 000 escla~os liberados a la tierra de promisión, y ~elzcadamente desembarco en la costa occidental de A/rica y delzcadamente comenzó a dar órdenes. ACA ESTAS muy lejos de todo eso, Olmstead, y tocas con fervoroso entusiasmo el barril sonoro que te enseñaron unos músicos e~rantes e~ alguna isla del Caribe. Nada ensombrece tu presente, te s1e.ntes feliz entr~ el alborozado grupo de camisas de anchas mangas y anillos en _las orejas que tocan en esta plaza de la vieja ciudad de San !uan los sabados po.r la tarde, para que la gente se dej e arrastrar por el mcomparable cosqmlleo que provoca el calipso y derroche su sueldo en las tiendas por departamento y tal vez en una que otra j oyería . Acá estás muy lejos de todo eso, y entonces por qué me muestras ese libro donde se ha~la de ~s antepasados, del lugar adonde pensaron llegar tus padres Y a ti te dejaron en una de estas islas y no los volviste a ver jamás. Iban a emigrar, como tus antepasados. Jehudi Ashmun: con su fino pañuelo se enjugaba el sudor, es cálido en ex tremo el clima, pero es ta fue la tierra que compraron y aquí fundarían el poblado. Con paso tranquilo, Jehudi Ashmun se dirigió al barco a redactar unas emotivas palabras al presiden te. Cuando regresó, los esclavos reunidos en la playa le mostraron rostros expectantes: tendría que hablarles. J ehudi Ashmun: sacó con sumo cuidado el pergamino dorado y respiró profundamente: he aqu z' la tierra prometida, podéis sentiros dichosos y agradecidos, porque la libertad os trajo aquí. J ehudi Ashmun: soportó con paciencia que los 5, 000 esclavos liberados en tonaran cánticos de gratitud a la libertad que los trajo allí tal y como hacían en las grandes plantaciones de algodón en el sur. TAL VEZ fue en una playa de Santo Tomás, Barbados o Trinidad donde aprendiste a tejer redes con los pescadores y con ellos te ibas mar afuera. Tal vez fue en una playa de Trinidad, Barbados o San ta Lu cía donde por primera vez escuchaste la banda de acero. Cam inaste por los prostíbulos del puerto y desembarcaste en islas pequeñas a vender el pescado o a cuidar los instrumentos de la banda. Segu iste a los músicos que te enseñaron a sacarle el sonido fascinante a los barriles cortados. Los barriles cortados que ya no eran los tambores de tus antepasados. Ahora era el retumbar más dulce, la cadencia más generosa y las canciones no eran testimonio de gratitud a los que te dieron la libertad. Ohnstead, primer presidente esclavo de la república de Liberia, se hallaba tocando barriles de acero por las islas del Caribe con u na fu ria inenarrable, con júbilo casi lascivo, hoy en una isla y pasado mafi ana en otra. Has recorrido todas las islas, has dejado grupos y te han echado de otros y sin embargo por qué me muestras esa insatisfacción amarga, acá estas muy lejos de todo, Olmstead, acá estás muy lejos de: Jehudi Ashmun: ensancha el pecho y piensa cómo se va levantando su obra. A nombre del presidente fundó Monrovia; derrotó a las tribus salvajes del interior: fomentó el comercio con los musulmanes nómadas y estimuló el aparejanúento de los esclavos con las tribus semi-salvajes. Jehudi Ashmun: tarde en la noche desabrochó su chaqu eta y se durmió tranquilamente, sin haber fornicado en varios meses, escuchando tambores a lo lejos y soñando con la primera república fundada por él. EN EL CARNAVAL de Kingston te hablaron de un hombre llamado Olmstead que se embarcó con su mujer hacia Nueva York. E n el carnaval de Kingston la banda tocó mejor que nunca, tus manos enloquecieron golpeando los barriles: en el carnaval de Kingston escuchan los calipsos de Harry Belafonte: Brown Skinned Girl y los hombres cantan mientras descargan los camiones de bana nos de la Compañía Real Británica timited Venerado señor Presidente: estimo necesario comunicar a su excelencia el éxito de nuestra noble misión. Ya fundada Monrovia, es necesario acelerar los trámites para declarar la república. Por supuesto, que habrá que elegir un presidente. Después de haber tratado durante meses a los esclavos que trajimos, solamente he hallado uno que reúne las condiciones deseables; es sumiso, no habla demasiado, tiene ascendiente entre los esclavos y un afán extraordinario de semtorsse libre. Comprenderá usted mi urgencia por regresar a nuestro gran país, y por ello recomiendo a vuestra excelencia me permita hablar a
BANDA DE ACERO los esclavos (libres ya, desde luego) para que Q líder a esta buena criatura que lleva por nombrec~Pte 11 como su 1'1tstead. Suyo fielmente, Jehudi Ashmun. OLM STEA D ".'. S U MU J E R descansan y la aband onado a su htJO. Regresan al hogar ele sus a 11 ll1~11 tan haber traba~ará1.1 ~ podrán llevarlo j unto a ellos. Co nfían e 1 :~llasaclos. 'Allá podra cuidarlo. Ohn stead y su mujer duerm en en la P(}µ C1t1e la abuela navega hacia Liberia. 01.m stead y· su mujer trabajarán a Clet barco que del caucho que asegu ra el bienestar de Liberia. Oln1 stei1 la com pañía duermen y nunca llegan a gritar y gemir cuand o el baeq(j y su mujer hundirse y no es una torm enta la explosión y el fueg()·. t~(} com ienza a mujer trataron de nadar un rato pero el océa no es ¡' ()hnstead y su océa no es inmenso : Olsmtead y su mujer descansa n y ~ll)~llso pero el 1 abandonado a su hijo. 11entan haber
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Olmstead Jenkins fue proclamado primer Pre . R epública L ibre e I ndependiente de Liberai en 1a/;dente . ~e la se quedaron en su patria. Emigraron a Améric · Sus lu¡os no alguiza isla del Caribe. Olmstead Jenkins gobernóª Y vivieron en 1 y la eficaz ayuda de la Compaííia I1u~~ ' n~ano firme . . , lac1011a que prov1denczalmente ,. ., i llego. a exp lotar el rcaucho. O!snitea d J e111a11s apren d w asa1uc.ar gentl1mente con su ;rae y som brero de copa en cada aniversario de la independencia.
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