

El ciclo EXPLORANDO LA COLECCIÓN surgió en 2018 con el objetivo de difundir, profundizar y ampliar el conocimiento y las miradas sobre el acervo de la Colección AMALITA.
En estos cuatro años, a través de nueve diferentes ediciones hemos tenido la oportunidad de trabajar con artistas y curadores contemporáneos que han generado diversas propuestas activando y actualizando las obras de la Colección.
Agradecemos, a quienes con su profesionalismo y amoroso trabajo, formaron parte de la construcción de este espacio. Laura Lina, Jimena Guitart, Fabián Muggeri, Héctor Scorza, Mercedes Pezzini, Guillermo Galimany, Estudio Roth, Martín Vittón, Valeria Pirraglia, Pablo Jantus, Diego Spivacow, Sandra Rojas, Pablo Peralta, Claudio Iglesias, Maruki Nowacki, Familia Batlle Planas, Fernando García, Rosario Blefari, Marina Oybin, Marcela Cabutti, Duo Estupendo, Fundación y Museo Kosice, Gabriela Francone, Luciana Rondolini, Juan Sorrentino, Verónica Gómez, Alita Olivari, Familia Carletti, Jorge Álvaro, Silvie Badariotti, Cristina Schiavi, Nushi Muntaabski, Joaquín Aras, Valentín Demarco, Jorge Espinal, Agustín Genoud, Victoria Verlichak, Estanislao Florido, Irene Gelfman, Laura Ojeda Bär, Asociación Argentina de Criticos de Arte, Cecilia Rabossi, Nancy Rojas, Leandro Martínez
Depietri, Juan Valle, Hernán Torres, Marcela Galardi, Bruno Valente, Román Tonizzo, Roberto Paladino, Ale Giorgga, Yasser Quezada, Lara Marmor, Nicolás Cuello, Guille Mongan, Ignacio Colo, Valeria Keller, Agustina Comedi, Lucia Palacio, Brenda Barroero, Delia Cancela, Chiachio&Giannone, Sofia Torres Kosiba; y a quienes sin querer estamos olvidando en esta lista.
Muchas gracias
#01 Juan Batlle Planas. Abril 2018.
Curaduría: Claudio Iglesias, Artista: Maruki Nowacki
#02 Gyula Kosice. Agosto 2018
Curaduría: Marina Oybin, Artista: Marcela Cabutti
#03 Mildred Burton. Octubre 2018
Curaduría: Gabriela Francone, Artista: Luciana Rondolini
#04 Alicia Carletti. Julio 2019
Curaduría: Verónica Gómez, Artista: Alita Olivari
#05 Demetre H. Chiparus. Diciembre 2019
Curaduría: Cristina Schiavi, Artista: Nushi Muntaabski
#06 Nicolás García Uriburu. Agosto 2020 - online
Curaduría: Joaquín Aras, Artista: Valentín Demarco
#07 Alejandro Puente. Diciembre 2020
Curaduría: Victoria Verlichak, Artista: Estanisalo Florido
#08 Alicia Penalba. Abril 2022
Curaduría: Irene Gelfman, Artista: Laura Ojeda Bár
#09- Edición especial COLECCIÓN AMALITA / DELIA CANCELA-CHIACHIO&GIANNONE-SOFIA TORRES KOSIBA
Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat
Buenos Aires – Argentina
Artistas Artistas
Delia Cancela
Chiachio&Giannone
Sofía Torres Kosiba
Texto
Nico Cuello
Lara Marmor
Guille Mongan
Producción general Colección AMALITA
Germán Barraza
Patricia Caramés
Diseño de exhibición
Valeria Keller
Diseño Gráfico
Fabián Muggeri
Fotografía artistas
Ignacio Colo
Técnica e iluminación
Héctor Scorza
Montajistas
Marcela Galardi
Ale Giorgga
Roberto Paladino
Yasser Quezada
#09
De septiembre a febrero 2022 - 2023
—Nico Cuello,
La colección está al resguardo de la luz del sol que se filtra a través de las costillas de aluminio que protegen la bóveda vidriada. Se encuentra aislada del ruido ambiente de los gigantes y abiertos espacios de los pisos superiores. Está lejos del pululeo, a veces atolondrado, del público de las inauguraciones. Hay relieves egipcios, piezas de Turner y Brueghel; del pintor viajero Johann Rugendas y de artistas pilares de la modernidad rioplatense. También tienen su lugar Deira, Paksa, Macció, De la Vega, Porter, Kemble y Minujín. Todas las obras conviven en silencio y bajo el único gran techo de hormigón con que cuentan las salas de exhibición.
El museo está separado de la ciudad por un dique que contiene parte del Río de la Plata, y a pesar de la integración entre el espacio exterior e interior que busca la propuesta arquitectónica de Viñoly, con sus muros y cúpula trasparentes, el arquitecto replicó la lógica insular de la posición geográfica del edificio en la organización de las salas y, por lo tanto, en la dinámica expositiva. Entre 2008, año de la fundación del museo, y 2018, la programación estuvo orientada, por un lado, a exposiciones monográficas de artistas de reconocida trayectoria (tipología que identifica hasta el día de hoy el perfil de la institución) y, por el otro, a la exhibición de la colección. Pero para el décimo aniversario se activó el ciclo Explorando la colección. Con esta propuesta, el museo se sumaba a la tendencia internacional de instituciones que deciden llevar
adelante proyectos en torno a la dialéctica colección histórica-prácticas contemporáneas, frente a la necesidad de revisar sus narrativas y acercar otrxs públicxs. Explorando la colección es un programa intersticial que supo quebrar la marcada dicotomía en la concepción de los espacios arquitectónicos (y de las exposiciones): colección abajo y antológicas o retrospectivas arriba1. La muestra inaugural del nuevo ciclo fue curada por el crítico de arte Claudio Iglesias y estuvo integrada por obras de Maruki Nowacki y Juan Batlle Planas. A partir de entonces, una sucesión heterogénea de tríos2 dio lugar a la existencia de novedosas vías de comunicación entre obras y artistas. Al desenclaustrar periódicamente la colección, este cruce activaba el sistema circulatorio del espacio3 con un programa; no se trató en un sentido estricto de una relectura integral del patrimonio4, sino que implicó la posibilidad de hacer foco en las obras elegidas, investigarlas y ponerlas en relación con el trabajo de artistas contemporánexs. También fue visto como un lugar para el ejercicio de la práctica curatorial, llegando a ser la octava edición del ciclo parte de un concurso para nuevos curadores impulsado junto a la Asociación Argentina de Críticos de Arte. Tesoro cierra este ciclo y lo hace rompiendo algunas de sus reglas. Además de no contar -de forma deliberada- con curadorx, esta vez no es unx, sino que son cuatro artistas, entre ellxs, un dúo, quienes eligen y se relacionan con las obras. Lo hacen además tomando la
De las más de cuarenta exhibiciones que tomaron lugar, se realizaron dos proyectos vinculados al patrimonio por fuera de las salas del subsuelo: Colección abierta. Relatos internos (2016), Colección abierta (2017), al que se suma Premio Fundación Fortabat 1984 – 1999 (2019). Marcela Cabutti y Gyula Kosice, curada por Marina Oybin; Luciana Rondolini y Mildred Burton, curada por Gabriela Francone; Alita Olivari y Alicia Carletti, curada por Verónica Gómez; Valentín Demarco y Nicolás García Uriburu, curada por Joaquín Aras; Nushi Muntaabski y Demetre H. Chiparus, curada por Cristina Schiavi; Estanislao Florido y Alejandro Puente, curada por Victoria Verlichak y Laura Ojeda Bär junto a Alicia Penalba, curada por Irene Gelfman. Colección cuyas obras circularon en algunas de las exposiciones de varixs de lxs artistas representadxs, como las de Marcelo Pombo (2015), Benito Laren (2017) y Omar Schiliro (2018); exhibiciones significativas por ser las primeras y hasta ahora las únicas antológicas de sus carreras. En 2021 Marcelo Pacheco curó el acervo de los subsuelos Colección permanente y la Sala Alejandro Bengolea.
totalidad del museo. Delia Cancela, Chiachio & Giannone y Sofía Torres Kosiba, entre el acople de ritmos y tradiciones reversionadas, conforman el último episodio de esta saga exploratoria. Distinto a todo lo anterior, expansivxs, performáticxs e irreverentes, dialogan con obras de Raquel Forner, Pedro Figari y Xul Solar. Mujeres-pájaro habitan el espacio, que se piensa de una nueva manera, entre el compás de un tango y las figuras de un hiperheterodoxo pericón.
Ningún patrimonio ni tesoro es inocente. Son historias, decisiones, reservorios, puestas en valor, narrativas y sobre todo un gran cúmulo de gestos. Si entendemos a estos como movimientos, en el amplio sentido del término, y concebimos la muestra Tesoro como una invitación a trazar gestos a partir de las marcas (huellas/espectros) de los ya existentes, dicha acción deviene procedimiento, se transforma en veladura evocativa.
¿Qué modos de concebir el tiempo puede albergar la propia definición de patrimonio? ¿Qué gestos podemos trazar sobre él? ¿Qué huellas reverberan de una lejanía atravesada por el gesto de un presente? Delia Cancela, Chiachio & Giannone y Sofía Torres Kosiba (en colaboración con más artistas) tomarán como punto de partida tres pinturas del siglo pasado para adentrarse en el patrimonio de la Colección Fortabat y, desde allí, bucear de manera sensible en distintos aspectos materiales, procedimentales y fantasmales albergados en ellas.
Chiachio & Giannone, con la colaboración de Agustina Comedi, trabajarán principalmente a partir de la pintura Pericón de estancia, de Pedro Figari. El pericón, danza nacional que se baila entre un conjunto de parejas (generalmente ocho), constituye uno de los símbolos que estructuran el imaginario (normativizante) de lo nacional. ¿Qué cuerpos son los que han narrado nuestra Nación? ¿Qué voces? ¿Qué paisajes construyen?
Con el procedimiento de recuperar, a partir de la voz propia, las voces de quienes no han estado representados en el relato de lo Nacional, Chiachio & Giannone, junto a la mirada de Agustina Comedi, convocan a una
danza cuir, ya no en la llanura pampeana, escenario por antonomasia del baile folclórico, sino entre médanos de arenas cambiantes. Filmado en super-8, acompañado de los destellos sonoros de un pericón deconstruido, con el viento haciendo ondear las texturas de vestuarios confeccionados y sublimados por Chiachio & Giannone, el baile se vuelve ritual, suavidad cómplice. Si como dice Gabriela Borrelli Azara “La nación es una serie de gestos que se repiten”, se torna necesario insistir en lo que se ha desoído.
Una señal o indicio que anuncia el futuro susurra “Todo va a estar bien”, mientras una criatura se funde con la naturaleza. Las miradas de las mujeres retratadas en las obras de Raquel Forner arrastran melancolía; por momentos, terror. Presagio, la pintura elegida por Delia Cancela, es uno de los retratos donde las mujeres están acompañadas por pájaros, en este caso, una golondrina, ave migratoria que trae consigo las huellas del lugar de donde viene y presagia al que irá.
Mujeres y naturaleza se funden entre Forner y Cancela para dar pie a revisitar una serie de dibujos creados a lo largo de días y noches de insomnio. Dibujos de distintas escalas realizados por Delia Cancela cobran movimiento en el cuerpo de Inés Efron, componiendo una atmósfera onírica, ancestral. Pies en la tierra que se vuelven troncos, tejidos rojos que se vuelven lava, brazos que se ramifican mientras los ojos buscan el cielo, imágenes amuleto que pulsan la necesidad de recomponer el entramado vital resquebrajado entre lo humano y lo no humano.
A lo largo de meses Cancela fue pintando y cosiendo, en una tela de trama abierta, porosa, y traslúcida, metros y metros de mujeres, paisajes, pájaros, fuegos, incendios. El tiempo en esta tela retoma la huella del día anterior; la referencia de continuidad la da el trazo visible de una tela enrollada. Allí donde asoma el fragmento del día transcurrido, se recupera el futuro, volviendo lo narrable cadáver exquisito. Si una pintura sobre un cuerpo puede transformarse en manto para disolver los bordes de la forma humana, tal vez una pintura pueda ser un presagio, un talismán.
Continuando con los espacios naturales, la laguna Mar Chiquita, también conocida como Mar de Ansenuza u ojo de mar, situada en la provincia de Córdoba, es uno de los espacios elegidos por Sofía Torres Kosiba para su intervención. Allí flamencos, cisnes blancos e invocaciones a cisnes negros culones de gran escala transforman el lugar en una arquitectura mística sostenida por un hilo dorado de comunicación silenciosa. Torres Kosiba trabajará con la acuarela de Xul Solar Bri-PaísGente como una carta procedimental, como una guía. Junto a Miguel Garutti y Lola Granillo, realizan canalizaciones colectivas para producir piezas sonoras, vestuarios confeccionados según sus cartas natales, imágenes aparecidas en visualizaciones. Así, invocando el esoterismo de Xul Solar, las piezas que conforman el trabajo de Sofía pueden leerse como una restitución, una puesta en valor de la dimensión espiritual del arte.
La singularidad de aquello que conocemos como un tesoro generalmente suele estar constituida por la promesa social de su valor. Una condición preciada que tradicionalmente se ha instituido, en primer lugar, por la cantidad de riqueza que este concentra, es decir, generalmente, por la amplitud y versatilidad de objetos preciosos, saberes o bienes de uso cuya sofisticación o calidad son reconocidos culturalmente como un capital. Pero hay algo más en la genealogía del tesoro que no descansa meramente en la belleza de sus formas o en el poder acumulado de su materialidad para que este sea percibido como tal y desate aquella danza extraña entre obsesión, deseo y cuidado que lo caracteriza. Un tesoro, además, debe ser estrictamente escaso, asombrosamente diferente y vincularse con cierta dimensión del secreto, la privación o la pérdida.
Es así como, del otro lado de su excitante brillo, el encantamiento seductor de todo tesoro, de alguna u otra manera, nos conecta con la experiencia de lo difícil, articula un aspecto de lo imposible o nos ofrece una lección sobre la opacidad que diagrama su distancia, tanto como con la urgencia de su veneración, su cuido o alabanza. De hecho, esta es una de las razones por la cual muchos relatos que tienen por objeto la esforzada búsqueda o la paranoi-
ca privatización de estas riquezas perdidas, el horizonte transformador de su premio oculto y la revelación luminosa que duerme sobre su vibratilidad aurática, advierten de forma poética, usualmente bajo la condición pedagógica de la moraleja, que la reducción de su valor a la condición de objetos unívocos, originales e irrepetibles, tanto como el enceguecimiento obstinado en torno a su posesión, si bien son precisos en el proceso de su identificación como tal, también pueden volverse obstáculos para el verdadero encuentro con la misteriosa complejidad que funda el tiempo de su condición maravillosa.
Pero aunque podamos pensar que este rasgo inaprensible, esta distancia o extravío, real o potencial, es lo que funda en gran parte la erótica mitificante del tesoro, en la constitución histórica de dicha economía de la atracción observamos que se hamacan una multifacética serie de razones desde las cuales se explica su imperioso resguardo. La incógnita de su paradero, el laberinto hasta su puerta y la intermitencia de su visibilidad no puede reducirse a las formas de reclusión estratégica que operan sobre su belleza en manos de quienes construyen poder a partir su exclusividad, como tampoco sobre los efectos indeseables de una localización desorientada producto de un accidente o una confusión. En el tembloroso diagrama que sostiene su génesis, la legitimidad de un tesoro también ha sabido instituirse como un efecto de la supervivencia, es decir, como aquello que sobrevive al exterminio programado de su diferencia, un modo de reconocimiento de aquellas historias, sensaciones o imágenes que se han abierto lugar a pesar de las jerarquías desiguales que libera el gusto caprichoso de una época, en contra de las nociones obtusas de valor e importancia en la pirámide ansiosa que asigna funciones entre las especies, y ante el comportamiento asfixiante que la razón instrumental, la lógica productiva y la efectividad representacional han extendido como exigencia de verdad a cualquier forma de sentir y pensar. Un tesoro, entonces, también puede emerger a través de estos pasadizos, como una celebración de aquellos cuerpos, sueños y pulsiones sensibles que, incluso siendo amenazados, desacreditados o minorizados por su aspecto, su forma o
su mensaje, construyen valor en la tenacidad con la que defienden su vida.
Es en esta dirección desde la que podemos acercarnos a las propuestas que lxs artistas Delia Cancela, Chiachio & Giannone y Sofía Torres Kosiba han trabajado en Tesoro, este particular modo de explorar la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat. Un tipo de puesta en valor de piezas históricas que, como hemos visto, se desentiende en su conjunto del reconocimiento capacitista del patrimonio bajo aquellos preceptos meramente formales que fundan la mentalidad del canon para, en su lugar, entablar formas de conversación espectrales con personajes secundarios, detalles escénicos y métodos sensibles en la práctica artística que pulsan los alrededores del sentido dentro de esta serie de obras históricas desde las que redefinen las economías simbólicas que definieron su impacto cultural.
Ya sea a partir de la urgente reconsideración del valor de la naturaleza, a través del comportamiento residual que rodea el umbral del sueño y el insomnio, desde donde Cancela invoca una pregunta inquietante por la distancia con la que nuestra especie se ha alejado de su delicada enseñanza, inspirada en la misteriosa conexión entre la feminidad y los pájaros en los retratos de Raquel Forner; como desde el intenso trabajo deconstructivo que Chiachio & Giannone realizan en torno a las coreografías de la identidad nacional, cuyos marcos prescriptivos son transmitidos por el sonido, los cuerpos, las vestimentas y los roles que a estos últimos se les asignan en las danzas tradicionales de la historia argentina presentes en el estudio de Pedro Figari sobre el pericón, ante el que proponen una refundación de lo común tomando en consideración la estética del detalle, la potencia decorativa del motivo y la fragilidad reutilizable de aquellos materiales que acumulan historias a través del uso compartido; así como también a partir del uso revalorizante que Sofía Torres Kosiba hace del esoterismo de Xul Solar, como un método de producción nutrido de aquellas dimensiones del saber-sentir basadas en la exploración de los derrames del cerco de la razón, modos de canalización desde los cuales construir genealogías históricas ya no a través de la precisión de lo figurativo o de la documentali-
dad del realismo, sino a partir de la restitución de la función espiritual de la práctica artística como un método que se desliza mágicamente entre los caminos rectificantes del espacio y el tiempo, como de los cuerpos y las formas. La historia del arte, en términos generales, puede pensarse como una genealogía de la tasación cultural, a través de políticas públicas de acopio como los patrimonios, o de la colección privada como un dispositivo de escritura relativamente individual, como lógicas que permiten reponer la dimensión social de un gusto situado, las economías de valor que organizan la atención y los flujos de poder que determinan aquello considerado como importante de una época, es decir, lo que se vuelve valioso, lo que se instituye como tesoro para una cultura determinada. Sin embargo, también en los recovecos donde brillan aquellos detalles materiales pasados por alto, en la persistencia de motivos cuya belleza es sistemáticamente subestimada, en los agujeros que dejan las ausencias programadas de sujetos considerados incómodos, como en la sensibilidad oculta desde la que muchas obras de arte son producidas, se dirime de forma secreta y sigilosa una historia particular de lo valioso, de lo deseable, es decir, de aquello que merece ser protegido, cuidado y, a su vez, heredado. Pensar entonces la historia del arte como un espacio en cuyos bordes habitan imágenes sensibles que aguardan el instante de ser usadas, sentidas y realizadas, nos acerca a una reconsideración de los acervos, ya no como una selección programada de signos que documentan de manera estricta un guión precodificado de la cultura, sino como un espacio amenazado por la promesa indeterminada del arte como una experiencia que nunca termina por ser identificada o descifrada, en donde pequeños tesoros sobreviven como lenguajes secretos cuyas vidas se sostienen como lanzas silenciosas desde donde existe la posibilidad de reclamar un cambio de relato, demandar misterio allí donde sobra lógica y proteger el futuro de lo que aún queda por ser imaginado.
¿Hay un antes y un después?, ¿dónde comienza, dónde acaba la destrucción, el dolor...? El descreimiento me atrapa, esta tela de 9 m que se extiende en la sala, nos cuestiona. La instalación parte de una serie de dibujos que hago, en su mayoría en noches silenciosas, lúcidas y confusas al mismo tiempo, una serie que comencé en 2019, antes de la pandemia y que se extiende hasta hoy.
Sobre Raquel Forner, su obra, una obra que admiro desde mis 12 años cuando visité por primera vez el MNBA... entrando a la sala de la Colección AMALITA, no dudé, allí fue mi mirada, la mujer, el pájaro, el presagio y los ojos en el cielo, ella sería parte de mi inspiración, no creo en el puro dolor o el puro goce, con ella siento la vulnerabilidad y el empoderamiento.
Decido que mi performance será filmada, también partirá de mis dibujos. Serán 6 tomas con cámara fija frontal, filmada en el transcurso de un día. Ella, el personaje será mi alter ego, mi recuerdo que juega con los cardos en el atardecer.
La pintura- capullo, envolverá su cuerpo y finalmente lo dejará libre. En la caminata con el delantal-impronta de pájaros, llevará los frutos a ese lugar mágico de terrón de tierra y los ofrecerá al sol.
El musgo-planeta lo sostendrá como parte de ella, para en el final herirlo, clavándole un cuchillo.
El pájaro-mujer, intentará volar sin lograrlo y finalmente la línea roja que sale del corazón-dolor, se extenderá para atravesar agua, tierra, fuego, cielo, piedra... un hilo de sangre llevado por seres vivos, animales, vegetales... atravesando el planeta con amor? con deseo qué todo va a estar bien? ¿difícil de creer?
L’ amour, toujours l’ amour....
Delia Cancela(Buenos Aires, 1940) Estudia artes en las escuelas “Manuel Belgrano” y “Prilidiano Pueyrredón”. Desde 1964 trabaja en forma colectiva con su pareja Pablo Mesejeán (Buenos Aires 1937- París 1986) y participan de numerosas exposiciones en el país y el exterior. En 1969 se trasladan a Nueva York y en 1970 a Londres donde adquieren un inmediato reconocimiento en el mundo fashion y se publican en las revistas Vogue, Harper´s Bazaar y Queen. Desde los años 80, Delia retoma su carrera individual y expone en el Centro de Arte y Comunicación en Buenos Aires y en diversas galerías de París, Europa y Asia. Colabora para Hermes, Kenzo y Eres. En el año 2000 realiza su muestra retrospectiva en el Centro Cultural Parque de España en Rosario. Participa de exposiciones colectivas como La Consagración de la Primavera (2010) en Fundación Osde, y Arte de contradicciones. Pop, realismos y política. Brasil-Argentina 1960 (2012) en Fundación Proa, The World Goes Pop en la TATE Modern (2015), Mujeres radicales: arte latinoamericano, 1960-1985 (2017) en el Hammer Museum de Los Ángeles (2018). Su obra integra las colecciones del Museo Victoria and Albert de Londres, Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo Provincial de Bellas Artes
“Emilio Pettoruti”, Museo Provincial de Bellas Artes
“Emilio Caraffa”, Museo Castagnino+Macro de Rosario. Gana el Premio a la Trayectoria 2018 otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación. Desde 1999 reside entre Buenos Aires y París.
Raquel Forner
(Buenos Aires, Argentina 1902-1988) Presagio, 1949
Óleo sobre tela, 50 x 40 cm
Título: los pies en la tierra, los ojos en el cielo, pájaros en la cabeza
Autor: Delia Cancela
Técnica:
Sony A7s3
Lentes Sony 24/70 , 70/200
Formato: 4k
Duración 10' 52"
Año: 2022
Creación y dirección: Delia Cancela
Directora Asistente: Brenda Barroero
Producción: Cecilia Garavaglia
Dirección de fotografía y cámara: Connie Martin
Asistente de cámara: Rebeca Rosato
Performer: Inés Efrón
Sonido directo: Meui Canobra
Maquillaje y pelo: Priscila Rosenstein
Asistentes de maquillaje y pelo: Aileen Lourdes, Berden Gómez
Edición y post de sonido: Gustavo Macri
Color: Fernando Lorenzale
Para la muestra “Tesoro” en la Colección Amalita trabajamos a partir de la pintura “Pericón en la estancia”, óleo de Pedro Fígari (1861-1938). El “Pericón” fue declarado en el 2007 “danza nacional argentina” por el Congreso de la Nación.
Al observar esta pintura nos hizo pensar y reflexionar sobre la idea y deseo que nosotros tenemos de “Nación” y cual es la representada. Nosotros soñamos con una “Nación” grande donde todos, todas y todes entremos; una Nación más Queer, por eso proponemos un nuevo “Pericón”.
Como Chiachio&Giannone invitamos a Agustina Comedí con el deseo de expandir la colaboración (que es nuestro modo de trabajo habitual) para realizar un film que dé cuenta de esta nueva construcción de Nación. Como resultado de esta colaboración nace “Fiesta” (film Super 8).
Junto a performers bailamos un pericón deconstruido luciendo trajes sin género con telas reutilizadas que fueron realizados por nosotros y están estampados a partir de los patrones de los textiles representados en pinturas de la colección (a partir de Antonio Berni, Prilidiano Pueyrredón, Fernando Fader, Emiliano Centurión y Cesáreo B. de Quirós). Estos trajes, después del rodaje del film, continúan danzando en una instalación como huella de esta nueva construcción.
CRÉDITOS
Dirección: Chiachio&Giannone + Agustina Comedi
Producción ejecutiva: Daniel Borrelli Azara
Fotografía: Benjamín Ellenberger
Asistente de cámara: Leandro Binetti
Sonido: Mercedes Gaviria Jaramillo
Edición: Ezequiel Salinas
Música: Violeta García
Coreografía: Leticia Mazur
Vestuario: Chiachio&Giannone
Costuras de vestuario: Silvia Gamarra
Asistente de actores y actrices: Vanesa Castañón
Performers: Daniela Díaz, David Gudiño, Rebe
López, Zézé Fassmor, Jaguar Dorado, Cristina Coll
Producción: Corvus Art
(Montevideo, Uruguay 1861-1938)
Pericón en la estancia, s. f. Óleo sobre cartón, 70 x 100 cm
Estudiaron en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón” y en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba, respectivamente. Viven y trabajan juntos en Buenos Aires desde el año 2003. Desde sus comienzos exponen en Argentina y en el exterior, como en USA, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, Francia, Italia, UK, China, etc. En el año 2013 ganan el premio de la Cité International de la Tapisserie de Aubusson, Francia. En el 2019 reciben el «Premio Mejor Obra – Premio Adquisición Presidencia de la Nación ». 108º Salón Nacional de las Artes Visuales. Argentina. Sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas como el MAD Museum of Art and Design, NY, Cité International de la Tapisserie, Aubusson, Francia, MOLAA Museum of Latin American Art, Los Angeles, California, entre otros.
Agustina Comedi estudió Letras Modernas en la Universidad de Córdoba. En 2017 estrenó su ópera prima El silencio es un cuerpo que cae en IDFA. La película recorrió más de 60 festivales y recibió, entre otros premios, el Cóndor de Plata a Mejor Película. Curó junto con Suely Rolnik la Sección de Cine Ensayo en el aniversario de los 10 años de Cine Migrante.
En 2019 escribió y dirigió Playback, ensayo de una despedida, ganador del Teddy Award Berlinale 2020 y a Mejor Cortometraje tanto en El Festival de Cine de Mar del Plata como en Entrevues Belfort. El cortometraje fue exhibido en más de 80 festivales. Ambas películas fueron curadas por Nan Goldin en un programa especial para Metrograph y mostradas en tandem en el Museo Reina Sofía y en Tabakalera. Actualmente desarrolla su segundo largometraje.
Es una instalación de esculturas y videos. Las piezas y conceptos surgen de un proceso de indagación con diferentes metodologías esotéricas y oraculares.
(Buenos Aires, Argentina 1887-1963)
Bri-País-Gente, 1933
Acuarela sobre
En mi alma llena de trapo viven monstruos y gacelas, son amigos y asesinos, tienen colmillos de estrella… Ojitos como cristales y garras como cuchillos.
Tienen amor y dolor.
Hay asfixia en sus cabeza y ternura en su corazón.
Dirección:
Sofia Torres Kosiba
Lucía Palacio
Performer: Sofia Torres Kosiba
Música: Lola Granillo- Miguel GaruttiAsistente sonido: Ismael Verde
Fx: Pocho Armonelli
Sofía Torres Kosiba
Es artista transdisciplinar, curadora independiente, investigadora y docente de posgrado Especialista en Estudios de performance por la Universidad Nacional de Córdoba.
Concibe todas sus prácticas como tecnologías de un obrar en arte, donde integra sin prejuicios y sin medida todo tipo de lenguajes y manifestaciones. Instalaciones y performance, dibujo, escritura, textiles, pintura,escultura y foto, canto y activismo, esoterismo, humor, diseño, belleza y horror, dramaturgia, erotismo, políticas y estéticas del cuerpo, autogestión e institucionalidad, accionar por los bordes y los centros, antropología y diversión, teorías contemporáneas y saberes populares. Crea “Lxs cantorxs del horto” , “La fábrica de baile”, “En el campo, las estrellas” ,“Mommia” y "Temporada Alta " entre muchas otras acciones colectivas. La gestión de las emociones, la contradicción, el desconcierto y la communitas son algunos de sus disparadores recurrentes. Expone y realiza acciones performáticas en museos y galerías de diferentes ciudades de Latinoamérica y Europa. Dentro de las que se destacan ”Y si pudiera...Lo invadiría todo” año 2016 MEC Museo Emilio Caraffa ,”Extraños. Un profundo resonar” año 2016 Museo Genaro Pérez, ”La momia se levanta” Opera performática año 2016 Teatro del Libertador San Martin, ”Una vida toda” año 2016 EAC espacio de arte contemporáneo-Montevideo-Uruguay, “Estado de Dicha” año 2017 Pabellón México- UNC Universidad Nacional de Córdoba, ”Vuelta” 2018 Local arte contemporáneo-Santiago de Chile, “Bravaria, Barroca, Barracuda” año 2018-19 en Galería Selva Negra-Buenos Aires,“Bavaria.El reino inexistente.” año 2019 en MUMU- Museo de las mujeres-Córdoba, “La esperanza es mi enemiga” año 2019 en MAMAMA espacio de arte contemporáneo- Lima-Perú, “Las Olas del Deseo” Casa nacional del Bicentenario 2022, “Tecno Araña Ideal” Museo Basilio Donato- Sunchales año 2022.
Sus obras se encuentran en colecciones públicas y privadas de Argentina y Estados Unidos. Tiene su base operativa en Hotel Inminente-Estudios de artistas de la ciudad de Córdoba.
Olga Cossettini 141, Dique 4, Puerto Madero, Buenos Aires
Tel.: 54 11 4310 6600
info@coleccionfortabat.org.ar
www.coleccionfortabat.org.ar