Dirigir una gran empresa como MICHELIN, con unos fuertes compromisos de cara al cliente no es una tarea fácil, ¿cómo lleva la responsabilidad del cargo?
En su trayectoria profesional destaca el Cargo Directivo de una de las empresas más sólidas de Vitoria-Gasteiz, MICHELIN, ¿qué experiencias ha obtenido en estos años en relación al funcionamiento y estructura de las empresas? En una Empresa, tener un buen producto, una buena tecnología y gran capacidad de innovación son pilares fundamentales, pero la clave son siempre las PERSONAS. Su grado de compromiso y su eficacia en el trabajo son determinantes. Para ello, la motivación, la formación, la estabilidad y experiencia en el puesto,… son primordiales. Igualmente, la prevención de riesgos y las condiciones de trabajo, la diversidad, los planes de igualdad de género en las plantillas, la conciliación laboral/familiar,… son y serán siempre esenciales. En las funciones que he desarrollado en mis 34 años de recorrido industrial, en Oficina Técnica, en Fabricación, como Responsable de Actividad y Director, he comprobado que las personas son siempre las protagonistas y las artífices del progreso.
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Los equipos de personas y los recursos necesarios para el desarrollo de una industria, deben estar siempre orientados a dar satisfacción a las expectativas de los clientes, que son los que aseguran la continuidad y el futuro de las Empresas. Para Michelin, asegurar un crecimiento sólido y diversificado apoyado en la innovación y en la calidad de nuestra marca; mantener la competitividad sobre la base de la excelencia operativa; asegurar una rentabilidad económica y financiera durable, y hacer todo ello con el compromiso de las personas de nuestra Empresa, son nuestros objetivos prioritarios. Es muy satisfactorio el poder fabricar un volumen de pedidos importante, realizar inversiones para modernizar la fábrica, garantizar la jubilación en buenas condiciones de nuestro personal más veterano y reemplazarlo con nuevos ingresos, asegurando el relevo generacional,… En contrapartida, es más difícil y problemático cuando hay que anticipar y preparar el futuro, a veces, contra la corriente de visiones más inmediatas o de corto plazo. Hace unos meses participó en una Cena-Coloquio en Gure Zapore que versó acerca de las claves del progreso en la industria. ¿Podría resumirnos qué aspectos considera claves para la recuperación de nuestro tejido industrial? En la vida industrial, en nuestro trabajo diario y cotidiano, debe prevalecer la Seguridad, la Calidad y la Productividad.
Sin embargo, todo ello no es suficiente, ya que para ser competitivo, y especialmente de cara a la exportación, necesitamos mejorar una serie de “inductores negativos” existentes actualmente. Nuestra industria necesita más Flexibilidad de calendarios y sistemas de trabajo para adaptarse a las evoluciones de la demanda, en definitiva a las necesidades que marcan los clientes. Debemos, a nivel país, controlar y hacer converger la inflación con la media europea, ya que nuestro permanente diferencial tiene un impacto desfavorable en nuestros precios, que reduce nuestra competitividad a nivel internacional. Otros dos elementos clave que necesitamos mejorar son el absentismo, muy superior a un gran número de países comparables, y los altos costes energéticos, que en muchos casos y en comparación con países vecinos como Francia son desfavorables hasta el 30 %. ¿Cómo ve el futuro del sector Industrial en nuestro entorno? El futuro del sector industrial, en particular a nivel nacional, está en este momento atrapado en una economía que padece las consecuencias de su falta de capacidad de adaptación y de los grandes desequilibrios que han emergido con la crisis de estos últimos años a nivel financiero, económico y social: insuficiente crecimiento del PIB, gran déficit público, comercio y balanza de pagos desfavorable, dificultades de financiación, activos problemáticos en Cajas y Bancos, y muy prioritariamente la dramática tasa de paro que supera el 20 % de la población activa.