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En la misión–Enviar y apoyar

Cuando Marsha Robinson, editora del Mensajero Ala Blanca, me pidió que escribiera este artículo, medité en el tema que me asignó como lo habría hecho cuando por primera vez inicié en el ministerio. La misión es enviar misioneros al otro lado del océano para hacer “obra misionera”. La iglesia recauda fondos y envía líderes que tienen pasión por el mandato bíblico y poseen dones espirituales para evangelizar el mundo. Mi labor como pastor era equipar, empoderar y apoyar a esos líderes apasionados y dotados para llevar el evangelio fuera de las paredes de la iglesia, a través de los océanos, a “todas las naciones” (Mateo 28:19) y hasta “lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Pero ¿dónde estaba el impacto en Jerusalén? ¿Qué de aquellos que estaban más cerca? Le comparto una pregunta inquietante que alguien me hizo en una ocasión y que usted también se podría hacer: “Si usted se va del vecindario, ¿le echarían de menos?”.

La base de nuestra labor misionera se encuentra en el mandato de Jesús registrado en Mateo y Hechos:

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. (Mateo 28:19, 20) y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. (Hechos 1:8)

La tarea misionera de un cristiano no es una actividad opcional. La misión de Jesús es esencial; es el componente central de nuestro llamado. El impacto que hagamos [en la vida de] aquellos que nos rodean trascenderá hasta los confines de la tierra si estamos comprometidos con la gran comisión de servir, amar y vivir el estilo de vida del Gran Mandamiento. El mandamiento de hacer discípulos es para todo creyente —debemos ir (a los que están cercanos y lejanos) y apoyar a otros que van. ¿Cómo no ir cuando “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”? (Romanos 5:5)

A veces, intercambiamos nuestro ir por apoyar a aquellos que van, y perdemos la bendición de ver vidas transformadas en nuestro contexto más cercano. ¡Y nos justificamos cuando damos de nuestras finanzas para que otros vayan! [La hermana] Alva Wilson siempre decía: “¡Scott, ve! Si el amor no funciona, no intentes nada más”. El amor de Dios, expresado a través de nuestras vidas, obrará en todo contexto de vida, aumentando y edificando el cuerpo de Cristo (Efesios 4:16).

Misión en todas partes: El llamado a enviar y apoyar a misioneros locales y en el extranjero Cuando pensemos en enviar y apoyar misioneros, no consideremos las misiones solamente desde el contexto de tierras lejanas –aldeas remotas en África, ciudades grandes en Asia, México, o las selvas de Sudamérica–o previendo hombres y mujeres valientes que dejan todo atrás para proclamar el evangelio a aquellos que nunca lo han oído. Aunque esto sin duda es parte del llamado misionero de Dios, la gran comisión va más allá de toda frontera. Debemos recordar que el campo misionero también son nuestras comunidades, escuelas y lugares de trabajo. Es importante que abracemos las misiones tanto locales como globales para ser un pueblo comprometido a enviar y apoyar misioneros. Algunos han empleado el término “glocal” para describir el llamado de los creyentes a las misiones. Esta descripción proporciona un contexto local y global, un esfuerzo interdependiente que aborda de manera simultánea las necesidades locales y mundiales.

El llamado a enviar

Pablo preguntó: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:14, 15). La tarea misional es un mandato bíblico, y enviar misioneros es una responsabilidad vital para la iglesia. Muchas iglesias apoyan fielmente a los misioneros en el extranjero a través de la oración, las aportaciones económicas y los viajes misioneros de corto plazo. Pero también esta misma pasión y dedicación debería darse a aquellos que ministran en nuestras comunidades. Ya sea un plantador de iglesias en un centro urbano, un consejero cristiano que trabaja con jóvenes en situación de riesgo o un creyente que se esfuerza por ayudar a un compañero de trabajo o a un vecino que tiene dificultades, estos misioneros locales también necesitan apoyo, aliento y oración tanto como los que sirven en el extranjero.

Misioneros en nuestras comunidades

El panorama cultural está cambiando. [La realidad es que] mucha gente proveniente de naciones no alcanzadas está emigrando a nuestras ciudades y pueblos, trayendo de esa manera el campo misionero a nuestras puertas. Por otra parte, también el secularismo y el pensamiento postcristiano han fomentado una generación poco familiarizada con la verdad bíblica. Jesús les dijo a Sus discípulos: “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos” (Mateo 9:37). La necesidad de obreros es tan urgente en nuestras comunidades como lo es en los rincones más remotos del mundo.

De manera que, apoyar a los misioneros locales significa reconocer la labor evangelizadora que realizan los maestros, los profesionales y los trabajadores comunitarios que llevan la luz de Cristo a lugares donde los misioneros tradicionales quizás nunca lleguen. También significa equipar a los creyentes para que entiendan que ellos mismos pueden realizar la obra misionera en sus interacciones diarias. A continuación, algunos consejos prácticos que nos ayudarán a alinear nuestro llamado personal misionero con la misión de Dios.

Formas prácticas de apoyar a los misioneros locales y en el extranjero

1. Vivir misionalmente: Vea su entorno de vida como un campo misionero. Sea intencional en compartir el evangelio en el lugar donde Dios lo coloque.

2. Ore intencionalmente: Comprométase a orar por los misioneros a nivel global y local. Organice grupos de oración que intercedan por los perdidos en su ciudad.

3. Participe en misiones locales: Ayude con los programas de alcance comunitario, sirva de mentor a jóvenes creyentes, o abra las puertas de su casa para prestar hospitalidad y compartir la Palabra.

4. Dé generosamente: El apoyo financiero es esencial para los misioneros a nivel global y local. Considere apoyar a los plantadores de iglesias locales, ministerios de alcance comunitario y los misioneros en los campos universitarios.

5. Anime y equipe: Los misioneros, ya sea en otro país o en su comunidad, necesitan ser animados. Lo puede hacer a través de cartas, envío de paquetes de ayuda o dando palabras de ánimo.

Conclusión

Si no tiene idea de cómo ser un misionero en su comunidad, le invito a descargar la aplicación BLESS en su tableta, dispositivo móvil o computadora. La aplicación estriba en una estrategia reconocida que le permite ver su vecindario en un mapa y también le proporciona una guía para BENDECIR a sus vecinos. Esta estrategia es un enfoque de cinco prácticas para el evangelismo y la oración, fomentando así el amor hacia el prójimo y el llamado misional: iniciar con oración, escuchar atentamente, comer juntos, servir con amor, compartir la historia.

La misión de la estrategia B.L.E.S.S. es ser de bendición para los demás, como dice Génesis 12:1-3. Su objetivo es inspirar a la gente para que sean la iglesia para todos, en todas partes y todos los días.

Le pedí a mi amigo, Dave Ferguson, jefe ejecutivo y presidente de la Conferencia EXPONENTIAL, que escribiera un párrafo final sobre la aplicación BLESS, y dice lo siguiente,

La gran comisión dice “Id”, y eso incluye hasta los confines de la tierra. Pero antes de llegar a otros lugares del mundo, debemos atravesar la calle al otro lado. Las Escrituras instruyen a “amar a nuestro prójimo”, y esto nos da a entender claramente que nuestro primer campo misionero está justo al lado, en la oficina adyacente, en la tienda. Las prácticas de B.L.E.S.S. le ofrecen a cada creyente una forma sencilla y poderosa de vivir en la misión cada día. La aplicación (descargable en www.theBLESSapp. com) le ayudará a conocer los nombres de sus vecinos, a registrar sus interacciones con ellos y a amarlos tal como Jesús instruyó. También puede ser utilizada por un creyente que busca vivir su fe o un pastor que desee equipar a su iglesia para que sus miembros lleven a cabo la obra misionera todos los días. ¡Descárguela hoy y comience a amar a su prójimo de manera intencionada!

Como escribió Dave, la gran comisión no es un llamado en el que escogemos una opción. Nuestro llamado es enviar y apoyar a los que van a las naciones del mundo y al mismo tiempo impactar nuestras propias comunidades. Todo creyente ha sido llamado a ser parte del plan redentor de Dios en el mundo o al otro lado de la calle. La pregunta no es si estamos llamados a las misiones, sino dónde está nuestro campo misionero. Sirvamos, ¡EN LA MISIÓN!

¡Descargue la aplicación y comience a bendecir a otros!

DAVE FERGUSON | FUNDADOR Y PASTOR PRINCIPAL DE LA COMMUNITY CHRISTIAN CHURCH DE CHICAGO

SCOTT GILLUM | OBISPO ESTATAL DE FLORIDA

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