PATRIA
“From the gray streets of Montevideo to the sugarcane plantations of Bella Unión, from the sea to the wilderness. From mate to red wine, from truco to pencas. From the farms of the south to the fishermen of the East. From tango to the milongas of Zitarrosa. From love to sorrows. In black and white for being the colors of hope to despair, because the negative is immortal, irreversible and infinite, it is the print of light that makes the photographer.” Jorge Vidart
JORGE VIDART
“De las calles grises de Montevideo a los cañeros de Bella Unión, del mar al monte. Del mate al vino tinto, del truco a las pencas. Desde las chacras del sur a los pescadores del Este. Del tango a las milongas de Zitarrosa. Del amor a las penas. En blanco y negro por ser los colores de la esperanza a la desesperanza, porque el negativo es inmortal, irreversible e infinito, es la huella de luz que hace al fotógrafo.”
Blanco y negro son los colores de la fotografĂa. Para mĂ, simbolizan las alternativas de esperanza y desesperanza a las que la humanidad estĂĄ sometida para siempre. Robert Frank
JORGE VIDART
Diálogo Oriental es una categoría expositiva del CdF que plantea una instancia de revisión retrospectiva del trabajo de un fotógrafo uruguayo contemporáneo con amplia trayectoria y de continua producción fotográfica. El fotógrafo es seleccionado en colaboración entre el CdF y un curador invitado para trabajar sobre la realización de una muestra. En simultáneo, se invita a un editor para desarrollar un libro sobre la obra de este fotógrafo. A partir de este diálogo entre el CdF, el autor, un curador y un editor uruguayos se busca generar una retrospectiva desde miradas complementarias y enriquecidas sobre el mismo cuerpo de obra. La categoría se inauguró en el año 2016, y desde 2018 se complementa con la edición de un libro que acompaña la exposición. En el primer Diálogo Oriental se expuso la obra de Roberto Fernández Ibánez, con la curaduría de Veronica Cordeiro (2016); en la segunda edición se mostró el trabajo de Jorge Vidart, curada por Pablo Bielli (2018).
MEMORIAL
Tengo fotografías ordenadas en poesías. H. Megget
Con Jorge Vidart nos conocimos cortando tablas y parando columnas de madera, compartiendo una carpa, mientras él levantaba ese proyecto de casa-taller que buscaba rememorar la aventura del rancho valizero, ahora un poco más al sur y un poco más tecnificado. Ahí, entre jornada y jornada, mantuvimos infinidad de charlas de sobremesa en las que además de clavos y madera, sobrevolaban recuerdos que se entrecruzaban en largas conversaciones interminables. Obviamente, las historias que narraban su estadía en el penal durante la dictadura, o su viaje por Centroamérica y su recorrido por buena parte del país como fotógrafo para la prensa se llevaban toda mi atención. El Ka-á (nombre de su casa) se levantó en varias etapas, marcadas por la falta de dinero, su necesidad de volver a Paraguay o la urgencia de campear el duro invierno del que ya estaba desacostumbrado. A medida que la casa se iba techando, se poblaba de mobiliario que hacíamos en el mismo obraje y se decoraban las paredes con trabajos que Jorge iba componiendo. Las plumas de las gaviotas encontradas en la playa servían para escribir sobre viejas fotos, con tinta que vaya a saber uno dónde había encontrado. Tablas recuperadas del mar eran pintadas, recubiertas con arcilla que sacábamos de los cimientos y objetos que aparecían de la nada se amoldaban a la perfección en las piezas que estaban en continua reelaboración.
Puedo decir fehacientemente que este proyecto de vivienda fue en realidad una obra-taller. Muchas veces discutíamos porque no había terminado de levantar una pared y Jorge ya le estaba colgando fotos, collages, textos; la única mampostería con revoque de la casa no había secado y ya se lo veía con un punzón dibujando en la argamasa fresca. Aquella era una auténtica usina de creación al mejor estilo Dadá, donde sonaban entre los ruidos de la motosierra y los martillos los tangos de Gardel en las horas pares y el rock sinfónico de Peter Gabriel en las impares. Las noches (ahora que había estantes para libros) se poblaban de lecturas de Faulkner o Artaud, de Marosa o divagues propios. Y también estaban los álbumes de fotos que iba trayendo en cada viaje. Ahí vi por primera vez esas imágenes, de las que hablara tanto al principio de la obra. No las que debía tomar por su trabajo, sino las que “escamoteaban” un instante de la vida que le rodeaba, esas fotos que testimoniaban la parte de atrás de la noticia, las que relataban un cotidiano que se diluía en la inmediatez del momento que pasaba inexorablemente. Fotos de un Uruguay caminado en todas direcciones, fotos con un sinfín de uruguayos en su trajín diario, a veces posando, a veces sorprendidos con un pedazo de galleta en la boca y puteando a ese extraño que, como ya intuían los nativos, les robaba el alma. Una extraña mezcla de miradas, a veces de una poética lírica cuasi infinita, otras veces con un dejo vouyerístico, muchas como testigo del calor que genera una manifestación multitudinaria en las calles asfaltadas de la urbe; otras narrando el frío helado del invierno atrapado en la huella de la tierra arada. Con Jorge entendí que cada imagen positivada contaba su propia historia. Cada foto tiene alguna anécdota, su propio discurso y este a su vez depende, si es el relato que nos habla de su gesta, o si es la construcción que nos hacemos cuando la enfrentamos por primera vez. En uno de sus viajes apareció con un casete grabado en 1996, que contenía la lectura de textos de su autoría. Le propuse digitalizarlo y finalmente lo editamos como un CD titulado El traficante de estrellas (anda un streaming en la red) y luego, redoblando la apuesta le propuse armar una maqueta para un CD rom interactivo, bajo el mismo título, pero que incluyera una muestra de su producción multifacética: pintura, textos, collage, escultura, ready-made, murales, video, fotografía. Y en este último ítem, dábamos lugar para dos vertientes, una experimental, donde se manipulaba desde el negativo hasta la propia estructura de la cámara, y el positivado sufría también todo tipo de intervenciones.
Y por otro lado, incluíamos ese importante archivo de foto-registro-arqueológico que conformaba un retrato variopinto de un Uruguay profundo y también urbano, pero lejano en el tiempo, como una cuasi roadphoto-frankiana que se fue poblando de uruguayitos viviendo su día a día, durante sus faenas, sus paseos, sus luchas, sus festejos, su solaz o sus miradas perdidas. En aquel momento esa sección se tituló “Uruguayos campeones”. Sabíamos que esas fotos merecían el libro, pero también sabíamos que no siempre los buenos proyectos prosperan, así que al menos en formato digital le podíamos dar un corpus a ese material, que junto a otros books (Nicaragua-Nicaragüita, 400, Asunción) componen parte de su legado fotográfico. Y así, puede que “Uruguayos campeones” sea la semilla que hoy germina en este “Patria”, aunque claro, veo una clara diferencia, y es que el primero parodiaba ese espíritu nacional de festejo incondicional, casi desmedido, que abarca desde el deporte a la política e incurre siempre en una fiesta anticipada, previa a que termine el partido o se nos cumplan las promesas. No, mejor que sea PATRIA, una patria caminada por sus avenidas principales, pero también trasegada por las costuras, por los márgenes difusos de sus bares crapulosos, por los surcos arados o las fronteras terrosas, un recorrido navegado por sus playas, una mirada a la ciencia de la mujer o el hombre que empuña una herramienta, levanta una bandera, o sencillamente del extraño oficio del beso y el abrazo. Mejor sea recuperar en estos tiempos signados por la prepotencia de la imagen narcisista, tan vacía y hueca, tan carente de un discurso que la sostenga en el tiempo; recuperar, digo, aquello que decía Spinoza sobre la belleza: esta no es una cualidad del objeto, sino el efecto que tiene sobre el observador. Hoy más que nunca necesitamos PATRIA, una patria con historia y con memoria.
Juan Ángel Italiano
PREÁMBULO
PATRIA repasa momentos significativos de nuestra historia reciente. Sus fotos conservan con una calidez entrañable escenas de la vida cotidiana de las últimas tres décadas del siglo pasado; época tan reciente que muchas de estas se repiten aún, con alguna variación apenas perceptible en las ropas o los cortes de pelo. El atractivo histórico y documental de la crónica visual de Jorge es innegable. El soporte analógico y su blanco y negro reafirmará esta percepción en muchos apresurándolos a enfrentarse a esta obra como un documento histórico que recupera con su esfuerzo detalles desvanecidos de las décadas pasadas. Nada de esto carece de importancia ni es en absoluto desdeñable pero sí, acaso, haga peligrar la forma más enriquecedora de aproximarse a esta obra y la condene al anaquel de los archivos históricos o los comentarios nostálgicos de un tiempo pretérito. Me propongo entonces, además de declarar mi completa admiración por estas imágenes, favorecer la observación de ciertas cualidades que las hacen especiales por encima de su valor documental en favor de una categoría que está más enraizada en el corazón de la creación visual que de la crónica periodística y que las emparentan con la fuerza y profundidad de la obra de autores como Robert Frank o Sergio Larraín. A estas cualidades las determina una congruencia y continuidad a lo largo del tiempo que sólo es posible gracias a una obstinación y una disciplina interior que en mucho desborda el mero oficio de la fotografía y se confunde tras los bordes de la propia vida y su urgencia de sentido y afirmación. Las escenas de PATRIA navegan sobre el tiempo arrastrando una estela de grisácea y humilde tristeza. Las sales de plata se transforman en un hollín que llena el aire entre el espectador y los retratados. Las arenas de Valizas, el cemento de Montevideo y las paredes de los bares del interior tiznan el vidrio de la cámara. En este escenario se pasean los personajes; llorando, riendo, gritando o en silencio, inmóviles, esperando para siempre
dentro de sus cuatro horizontes. Los disparos de Jorge narran una historia polifónica y conmovedora de la dictadura, de la pobreza, de la incertidumbre y el miedo, del amor y la esperanza. En la sensibilidad y el compromiso de Vidart se vislumbra el don –tan poco habitual– de capturar la historia viva. PATRIA es una de esas obras anómalas que nos ofrece un cuerpo robusto, sólido, profundo, que nos interpela en nuestra tarea de creadores de imágenes. Nos ofrece una oportunidad de examinar nuestro quehacer y el abordaje de nuestro presente advirtiendo cuáles condiciones en esta obra hacen posible la permanencia de esa singular vitalidad que las distingue de tantos archivos documentales. Quizás nos dé valiosas pistas de cómo responder a los desafíos que se nos presentan al momento de reconocer en nuestro presente dónde buscar lo perenne y cómo traerlo a la vista sin que se evapore en nuestras manos.
Andrés Seoane
Florida, 1986
San José, 1986
Florida, 1986
Tacuarembรณ, 1986
Noreste Canario, 1988
Castillos, 1990
San Luis al Medio, 1991
En la ruta, 1973
Toribio, 1974
Spica, 1974
Vuelta ciclista, 1973
Minas, 1986
Aiguรก, 1987
Calero I, Minas 1986
Calero II, Minas 1986
Noreste Canario, 1988
Noreste Canario, 1988
San Luis al Medio, 1991
San Luis al Medio, 1991
Noreste Canario, 1988
Artigas, 1986
San Luis al Medio, 1991
Noreste Canario, 1988
Patria, 1987
Montevideo, 1990
Montevideo, 1988
Montevideo, 1988
Montevideo, 1988
Entierro de Wilson Ferreira, Montevideo 1988
Entierro de Wilson Ferreira, Montevideo 1988
Tres Cruces, Montevideo 1990
Montevideo, 1984
Av 18 de Julio, 1990
Montevideo, 1990
Montevideo, 1987
La Pasiva, 1992
Rambla Sur, 1986
Parque Roosevelt, 1988
Tren Fantasma, 1990
Parque Rodรณ, 1990
Bar El Lobizรณn, 1985
Canelones y Ciudadela, 1985
El beso, 1990
Montevideo, 1974
Montevideo, 1986
Montevideo, 1988
Movimiento Obrero, 1989
Hospital Vilardebรณ, 1986
Hospital Vilardebรณ, 1986
Hospital Vilardebรณ, 1986
Hospital Vilardebรณ, 1986
Montevideo, 1974
Bar del Vasquito, 1983
Montevideo, 1993
Chez PiĂąeiro, 1992
Teatro Circular, 1989
Alfredo Zitarrosa, 1988
Tacuarembรณ, 1986
Bar Tunder, 1993
Bella Uniรณn, 1986
Bella Uniรณn, 1986
Bella Uniรณn, 1986
Bella Uniรณn, 1986
Noreste Canario, 1988
Noreste Canario, 1988
Noreste Canario, 1988
Noreste Canario, 1988
Castillos, 1990
San Cono, 1989
San Cono, 1989
La penca, 1974
El capo Varela, 1974
Florida, 1986
Tarigo, Florida 1986
Florida, 1986
Florida, 1986
Castillos, 1990
El loco Alonso, 1990
Pindingo el balsero, 1991
San Luis al Medio, 1991
Valizas, 1990
Valizas, 1990
Valizas, 1990
Valizas, 1990
Black and white are the colors of photography. To me they symbolize the alternatives of hope and despair to which mankind is forever subjected. Robert Frank
Diálogo Oriental is a type of exhibition with the objective of disseminating the work of a Uruguayan photographer with an ample trajectory and a steady and ongoing body of work. The photographer is selected between the CdF and a guest curator. Simultaneously, the CdF invites an editor to create a book about the photographers work, adding a new lens over the photographers art, and giving a different vision than that proposed in the exhibition. Building from the dialogues held between the CdF, the author, the curator, and the book editor, the retrospective-homage type exhibition is designed. This type of exhibitiont was conceived in 2016 and is complemented since 2018 by a printed catalogue. The first Diálogo Oriental showcased the work of Roberto Fernández Ibáñez, curated by Veronica Cordeiro (2016), whilst the second edition showcased the work of Jorge Vidart, curated by Pablo Bielli (2018).
MEMORIAL
“I have photographs ordered in poetry” H. Megget
I got to know Jorge Vidart cutting boards and mounting wooden columns, sharing a tent, while he constructed his house-workshop project, which sought to retrace the adventure of a Valizas small shack, this time a bit further South and with a bit more technology in it. There, throughout the days, we had innumerous talks after lunch, in which, apart from nails and wood, memories were tossed around and interchanged in endless conversations. The stories that stole my attention were those of his time in prison during the dictatorship, or his journey through Central America and his travels through a good deal of the country as a press photographer. The Ka-á (the house´s name) was built in several stages, marked by the lack of money, his need to return to Paraguay, or the urge to survive the tough winters which had, by then, become unfamiliar to him. As he made progress with the roofing of the house, we started filling the place with pieces of furniture that we made then and there, and decorating the walls with pieces that Jorge composed along the way. Seagull feathers found on the beach were used to write on old photographs, with ink that had been found who knows where. We painted boards recovered from the sea and covered them with clay taken from the foundations, and objects that appeared out of nowhere fitted perfectly into the pieces that we constantly reworked.
I can now say that this house project was in fact an artwork-workshop. We often argued, because as soon as we finished a wall Jorge would start to hang photographs, collages and texts. Plaster on the only masonry wall in the house was still wet when he would start drawing with a punch on the fresh mortar. It was a true creative generator in the best Dadá style, where the noises of the chainsaw and hammers would mix with tangos by Gardel and then with some Peter Gabriel´s symphonic rock song. Our nights (once the bookshelves were ready) were spent reading Faulkner or Artaud, Marosa or our own ramblings. And there were also the photo albums that he brought with him after each trip. That was when I first saw those images that he talked about so much at the beginning of the construction. Not the ones he used for work, but those that stole an instant of the life around him, photos that were witnesses of the underside of the news that told a story pertaining to daily life that diluted into the immediacy of the moment inexorably fading away. Photographs of a Uruguay he had roamed in every direction, photographs with countless Uruguayans in the middle of their daily hustle, sometimes posing, sometimes caught with a piece of food in their mouths and insulting that stranger who, as the natives did sense, robbed their soul. A strange mixture of gazes, sometimes with an almost infinite lyric poetry, other times with a voyeuristic hint, often as a witness of the energy generated by a massive demonstration in the asphalt streets of the city; others narrating the freezing cold of winter caught in the trails of ploughed soil.
With Jorge, I understood that each developed image told its own story. Each photograph has some sort of anecdote, its own discourse, and this, in turn, depends on whether it is the story that speaks to us from its feat, or the construct that we create when faced with it for the first time. In one of his trips, he showed us a 1996 recorded tape with readings of texts written by him. I suggested we digitalized it and we finally edited it as a CD titled El traficante de estrellas (The Star Dealer) (there is a streaming somewhere online). And then, raising the bet, I proposed to build a prototype for an interactive CD, with the same title, but including a sample of his multifaceted work: paintings, texts, collages, sculptures, ready-mades, murals, videos, photographs. And for that last item, we produced two approaches: an experimental one, where everything, from the negatives to the structure of the camera, was manipulated, and the development process subject to all kinds of interventions. And as for the other one, we included an important archive of “archeological photographic record”, a diverse portrait of a rural and urban Uruguay, but that was far away in time, almost like a quasi-Frank-esque road photo populated with little Uruguayans living their daily lives, working, strolling, fighting, celebrating, showing their solace or their lost gazes. At that time, that section was titled Uruguayos campeones (Uruguayan Champions). We knew that those photographs deserved to be in a book, but we also knew that good projects
don’t always prosper, so at least in digital format we could have a corpus, which, together with other books (Nicaragua-Nicaragüita, 400, Asunción), are part of his photographic legacy. Maybe Uruguayos campeones was the seed that is germinating today in PATRIA, although, of course, I can see a clear difference, which is that the first one was a parody of the national spirit of unconditional celebration, an almost excessive one, that ranges from sports to politics, and always incurs in an anticipated celebration, before the match ends or promises are fulfilled. No, PATRIA is better, a homeland wandered down its main avenues, but also ripped at the seams, by the diffused margins of its dingy bars, by the ploughed trails or the earthy paths, sailed down its beaches, a gaze upon the science of women or men that wield a tool, raise a flag or simply upon the strange craft of kissing and hugging. It is better, in this day and time marked by the arrogance of narcissistic images, so empty and shallow, lacking any discourse that may uphold it in time, to recover that which Spinoza said about beauty: “it is not a quality of the object, but the effect it has on the observer”. Now more than ever we need PATRIA, a homeland with history and memory.
Juan Angel Italiano
PREAMBLE
PATRIA goes through significant moments in our recent history. Its photographs portray, with endearing warmth, scenes of everyday life of the last three decades of the past century; a time so recent that many are repeated still today, with almost imperceptible variations, if any, in clothing or hairstyles. The historical and documental appeal of Jorge’s visual chronicle is undeniable. The analog, black-and-white format will enhance this perception, urging the audience to face this work as a historic document that attempts to recover faded details from decades past. None of this is unimportant or at all negligible, but it does, perhaps, jeopardize the most fulfilling way to approach this work and condemns it to the section of historical archives or nostalgic comments on a past time. My aim is therefore not only to express my complete admiration for these images, but also to favor the observation of certain qualities that make them special and set them above their documentary value in a category that is more rooted in the heart of visual creation than in that of the journalistic chronicle, relating them to the strength and depth of the work of authors such as Robert Frank or Sergio Larraín. These qualities are determined by a consistency and continuity throughout time that is only possible thanks to obstinacy and internal discipline that often transcend the mere craft of photography and fuse behind the borders of his own life and its urge for meaning and affirmation.
The scenes of PATRIA navigate through time carrying a trail of greyish and humble sadness. The silver halide turns into soot filling the air between the observer and those portrayed. The sands of Valizas, the asphalt of Montevideo and the walls of the bars of provincial Uruguay grime the camera lens. It is through this setting that the characters wander; crying, laughing, screaming or in silence, still, forever waiting within their four horizons. Jorge’s shots narrate a polyphonic and moving story about the dictatorship, about poverty, about uncertainty and fear, about love and hope. In Vidart’s sensitivity and commitment one can distinguish the gift –such a rare oneof capturing a living story. PATRIA is one of those unusual works that offer a robust, solid, profound body that questions us in our task as creators of images. It offers an opportunity to examine our own work and the approach to our present by showing which conditions of this work make it possible for that singular vitality that distinguishes it from countless documentary archives to prevail. It may provide us with valuable hints on how to respond to the challenges presented to us when trying to recognize where to look for the eternal in our present and how to shed light upon it before it evaporates in our hands.
Andrés Seoane
Jorge Vidart (23 de enero de 1950, Uruguay)
Se inició en la fotografía de manera autodidacta, retratando a personajes de su pueblo, Sauce, Canelones. A mediados de los setenta y comienzo de los ochenta es uno más de los presos de la dictadura uruguaya; pasó cinco años en la cárcel. Durante diez años, entre 1985 y 1995, trabajó como reportero gráfico en periódicos locales. En este período fotografió casi todo el territorio uruguayo. Corresponsal de agencias internacionales como Prisma, Reuter y Prensa Latina, realizó coberturas en Paraguay, Nicaragua y Cuba. Además publicó el libro Nicaragua Nicaragüita, con textos del escritor Eduardo Galeano. A fines de los años noventa se trasladó a Paraguay, donde vivió un tiempo. Trabajó en medios de ese país e impartió talleres. Realizó muestras individuales y participó en colectivas. Junto al corresponsal de AP, publicó el libro 400, en el cual presenta fotografías analógicas sobre el mayor incendio en un supermercado de ese país, en el que murieron 400 personas. Hacia 2010 volvió a Uruguay y retomó su trabajo analógico con cámaras no convencionales, explorando otras técnicas fotográficas.
Jorge Vidart (January 23, 1950, Uruguay)
He started out as a self-taught photographer, taking photographs of personalities from his hometown, Sauce, Canelones. During the mid-seventies and early eighties he was imprisoned like many others by the Uruguayan dictatorship, and spent five years in jail. He worked for ten years, between 1985 and 1995, as a press photographer for local newspapers. It was during this period that he photographed almost all of the Uruguayan territory. As a journalist for international agencies such as Prisma, Reuter and Prensa Latina, he provided news coverage in Paraguay, Nicaragua, and Cuba. He also published the book Nicaragua NicaragĂźita, with texts by Eduardo Galeano. By the end of the nineties, he moved to Paraguay, where he lived for some time while working in the media and giving workshops. He organized individual exhibitions and participated in collective ones as well. Together with a journalist from AP, he published the book 400, in which he presents analog photographs of the greatest fire in a supermarket in the country where 400 people died. Around 2010 he returned to Uruguay and resumed his analog work with non-conventional cameras, also exploring other photographic techniques.
El sentido del Centro de Fotografía de Montevideo (CdF) es trabajar desde la fotografía con el objetivo de incentivar la reflexión y el pensamiento crítico sobre temas de interés social, propiciando el debate sobre la formación de identidades y aportando a la construcción de ciudadanía. Sobre la base de estos principios desarrollamos diversas actividades desde enfoques y perspectivas plurales. Por esta razón, gestionamos bajo normas internacionales un acervo que contiene imágenes de los siglos XIX, XX y XXI, en permanente ampliación y con énfasis en la ciudad de Montevideo y, a la vez, promovemos la realización, el acceso y la difusión de fotografías que, por sus temas, autores o productores, sean de interés patrimonial e identitario, en especial para uruguayos y latinoamericanos. Asimismo, de acuerdo a estas definiciones, creamos un espacio para la investigación y generación de conocimiento sobre la fotografía en sus múltiples vertientes. Contamos con un equipo de trabajo multidisciplinario, comprometido con su tarea, en permanente formación y profesionalización en las distintas áreas del quehacer fotográfico. Para ello promovemos el diálogo fluido y el establecimiento de vínculos con especialistas de todo el mundo y propiciamos la consolidación de un ámbito de encuentro, difusión e intercambio de conocimientos y experiencias con personas e instituciones del país y la región. Nos proponemos ser una institución de referencia a nivel nacional y regional, generando contenidos, actividades, espacios de intercambio y desarrollo en las diversas áreas que
conforman la fotografía en un sentido amplio y para un público diverso. El CdF se creó en 2002 y es una unidad de la División Información y Comunicación de la Intendencia de Montevideo. Desde julio de 2015 funciona en el que denominamos Edificio Bazar, histórico edificio situado en Av. 18 de Julio 885, inaugurado en 1932 y donde funcionara el emblemático Bazar Mitre desde 1940. La nueva sede, dotada de mayor superficie y mejor infraestructura, potencia las posibilidades de acceso a los distintos fondos fotográficos y diferentes servicios del CdF. Contamos con ocho espacios destinados exclusivamente a la exhibición de fotografía: las tres salas ubicadas en el edificio sede –Planta Baja, Primer Piso y Subsuelo– y las fotogalerías Parque Rodó, Prado, Ciudad Vieja, Villa Dolores y Peñarol, concebidas como espacios al aire libre de exposición permanente. Cada año realizamos convocatorias abiertas a todo público, nacional e internacional, para la presentación de propuestas de exposición. Las propuestas son seleccionadas mediante un jurado externo y se suman a las exposiciones invitadas y a las que coproducimos junto con otras instituciones, en el marco de nuestra política curatorial. Entre 2007 y 2013 organizamos cuatro ediciones de Fotograma, un festival internacional de fotografía, de carácter bienal, en cuyo marco se expusieron trabajos representativos de la producción nacional e internacional, generando espacios de exposición y promoviendo la actividad fotográfica en todo el país. En 2014 se anunció el cierre de Fotograma para dar lugar a un nuevo modelo de festival fotográfico, privilegiando procesos de creación desde
la investigación de distintas temáticas. Es así que surgió MUFF (Festival de Fotografía Montevideo Uruguay) que se desarrolla cada tres años. Desde 2007 producimos f/22. Fotografía en profundidad, programa televisivo en el que se divulgan nociones de técnica, se difunde el trabajo de numerosos autores de todo el mundo y se entrevista a personas vinculadas a la fotografía desde diferentes campos. Todos los programas del ciclo pueden verse en nuestro sitio web. Además, realizamos Fotograma tevé, ciclo que cubrió las cuatro ediciones del festival Fotograma, y participamos y producimos audiovisuales específicos, como el documental Al pie del árbol blanco, que cuenta el hallazgo de un gran archivo de negativos de prensa extraviado por más de treinta años. En el marco de nuestras actividades formativas y de difusión, realizamos anualmente charlas, talleres y diferentes actividades. Entre ellas se destacan Fotoviaje, un recorrido fotográfico a través del tiempo dirigido al público infantil, y las Jornadas sobre fotografía, que realizamos desde 2005 con la presencia de especialistas del país y del mundo, concebidas para profundizar la reflexión y el debate en torno a temas específicos: archivos, historia, fotografía y política, educación, la era digital, entre otros. En procura de estimular la producción de trabajos fotográficos y libros de fotografía, anualmente realizamos una convocatoria abierta para la publicación de libros fotográficos de autor y de investigación, y hemos consolidado la línea editorial CdF Ediciones. También realizamos el encuentro de fotolibros En CMYK, compuesto de charlas, exposiciones, talleres, ferias, entrevistas y revisión de maquetas.
The key objective of the Centro de Fotografía de Montevideo (CdF) is to work with and through photography in order to encourage reflection and critical thought processes on issues of social interest, contributing towards debates on the construction of identity and citizenship. Based on these principles, we carry out different activities from diverse approaches and perspectives. We manage an archive containing images from the 19th, 20th and 21st centuries. In constant growth, this archive places emphasis on Uruguay’s capital city, Montevideo. In addition to managing the archive, we promote the creation, access and distribution of photographs deemed of particular interest to Uruguayan and Latin American audiences in view of their local and regional themes, authors or producers, and their relevance with regard to identity and heritage. We have a multidisciplinary team that is committed to its task and undergoes constant training. To achieve this, we facilitate a constant dialogue with specialists and professionals around the world, organising meetings, exchanges, and the spread of knowledge and experience between individuals and institutions from Uruguay and abroad. The aim is to become a reference institution at a national and regional level, producing content, activities and spaces for encounter across and throughout the different areas that constitute photography in a broad sense, inclusive of a diverse public. Created in 2002, the CdF is part of the division Información y Comunicación (Information and Communication) of the Intendencia
de Montevideo (City Council). From July 2015, its main venue moved to a 1932 historical art deco building located on 18 de Julio avenue, home to the former Bazar Mitre, a famous department store. The new venue counts with a much larger surface area and better infrastructure and provides greater access to the different photographic archives and services offered by the CdF. We currently manage and coordinate eight spaces devoted exclusively to photographic exhibitions: the three exhibition floors at our main venue, and five photo-galleries conceived as permanent open air exhibition spaces located in different parts of the city: Parque Rodó, Prado, Ciudad Vieja, Villa Dolores and Peñarol. The exhibition program is organized annually on the basis of submissions from our yearly open call, which is selected by an external jury, exhibitions organized by us and other projects developed in conjunction with other institutions, following the framework of our curatorial policy. In 2007 we launched the first edition of the international biennial photography festival, Fotograma. With its fourth and final edition in 2013, the festival showed work that represents a significant portion of contemporary national and international production, it prompted the creation of new exhibition spaces and promoted an expansion of photographic activity throughout the country. In 2014, we announced the end of Fotograma, giving way to the development of a new festival model. In 2016 we launched MUFF (Festival de Fotografía Montevideo Uruguay), a triennial photography festival that privileges
creative processes, educational platforms and research methodologies throughout different areas. Since 2007, the CdF also produces its own television program: f/22 – Fotografía en profundidad (Photography in depth), in which a variety of professionals linked to the world of photography are interviewed, and artists’ works are showcased. All the programs are available to watch for free in our web page. In the past, we produced Fotograma tevé, a program which covered all four editions of the Fotograma festival, and we also produce specific documentary films such as Al pie del árbol blanco (By the White Tree), which tells the story of the finding of a photographic archive deemed lost for more than 30 years. Among its educational and communication activities, the CdF organizes talks, debates and workshops, such as Fotoviaje (Photo travel), a photographic tour through time produced for school children, and the Photography colloquium - Jornadas sobre fotografía. Organised annually, the colloquium counts with the presence of specialists from Uruguay and all over the world, and is conceived as an instrumental platform for deepening the reflection, critical thought and debate around specific themes regarding photography. With the aim to encourage the production of photographic works and editions, every year the CdF holds an open call for the publication of photo books and research papers, consolidating the Centre’s editorial approach. We also produce EN CMYK, a photobook based event, composed of seminars, exhibitions, workshops, interviews, and photobook fairs.
Intendente de Montevideo Daniel Martínez Secretario General Fernando Nopitsch Director División Información y Comunicación Marcelo Visconti Equipo CdF Director: Daniel Sosa. Asistente de Dirección: Susana Centeno. Jefa Administrativa: Verónica Berrio. Coordinador: Gabriel García. Coordinadora Sistema de Gestión: Gabriela Belo. Planificación Estratégica: Lys Gainza, Gonzalo Bazerque, Andrea López. Secretaría: Gissela Acosta, Natalia Castelgrande, Valentina Chaves. Administración: Marcelo Mawad, Martina Callaba. Gestión: Gonzalo Bazerque, Andrea López, Johana Santana, Carolina Moresco. Producción: Mauro Martella, Luis Díaz, Lys Gainza. Curaduría: Hella Spinelli, Melina Nuñez. Fotografía: Carlos Contrera, Andrés Cribari, Gabriel García. Expográfica: Andrés Cribari, Mathías Domínguez, Laura Nuñez, Claudia Schiaffino, Sofía Michelini. Conservación: Sandra Rodríguez, Evangelina Gallo. Documentación: Ana Laura Cirio, Mauricio Bruno, Alexandra Nóvoa, Lucía Mariño. Digitalización: Gabriel García, Maicor Borges, Andrés Cribari, Horacio Loriente, Paola Satragno. Investigación: Mauricio Bruno, Alexandra Nóvoa, Lucía Mariño. Educativa: Lucía Nigro, Germán Ramos, Juan Pablo Machado. Atención al Público: Lilián Hernández, Andrea Martínez, José Martí, Darwin Ruiz, Johana Santana, Laurencia Piedra, Gabriela Manzanarez, Germán Ramos. Comunicación: Francisco Landro, Elena Firpi, Laura Nuñez, Mathías Domínguez, Natalia Mardero, Sofía Michelini. Técnica: Claudia Schiaffino, José Martí, Darwin Ruiz, Pablo Améndola, Miguel Carballo. Mediateca: Lilián Hernández, Gabriela Manzanarez. Actores: Pablo Tate, Darío Campalans.
© 2018 CdF ediciones Centro de Fotografía de Montevideo cdf.montevideo.gub.uy cdf@imm.gub.uy
Vidart, Jorge Patria / Jorge Vidart .- Montevideo : CdF ediciones, 2018.- 204p. ,fot. ,23,5x20,7 cm ISBN: 978-9974-716-65-0 1.Fotografía-Uruguay (1970-1990) CDU 77(899)
© estudioblende.com Prohibida su reproducción total o parcial sin previo consentimiento Primera edición Mayo 2018 250 ejemplares, 204 páginas, 23,5 x 20,7cm. Fotografías en tritono impresas en papel coteado mate 150g
Fotografías: © Jorge Vidart Realización: Estudio Blende Centro de Fotografía de Montevideo Edición Fotográfica: Juan Fielitz/Estudio Blende Textos: Juan Angel Italiano Andrés Seoane Traducción: Martina Solari y Federico Brum Corrección de textos: Stella Forner/IM Diseño: Estudio Blende Erika Bernhardt y Juan Fielitz Digitalización y tratamiento digital: Andrés Cribari/CdF, Horacio Loriente/CdF, Paola Satragno/CdF, Erika Bernhardt/Estudio Blende Preimpresión: Andrés Cribari/CdF
ISBN: 978-9974-716-65-0 Depósito Legal: Impreso en Gráfica Mosca Montevideo, Uruguay
PATRIA
“From the gray streets of Montevideo to the sugarcane plantations of Bella Unión, from the sea to the wilderness. From mate to red wine, from truco to pencas. From the farms of the south to the fishermen of the East. From tango to the milongas of Zitarrosa. From love to sorrows. In black and white for being the colors of hope to despair, because the negative is immortal, irreversible and infinite, it is the print of light that makes the photographer.” Jorge Vidart
JORGE VIDART
“De las calles grises de Montevideo a los cañeros de Bella Unión, del mar al monte. Del mate al vino tinto, del truco a las pencas. Desde las chacras del sur a los pescadores del Este. Del tango a las milongas de Zitarrosa. Del amor a las penas. En blanco y negro por ser los colores de la esperanza a la desesperanza, porque el negativo es inmortal, irreversible e infinito, es la huella de luz que hace al fotógrafo.”