CARACTER
carlos flores león-márquez [@carlosfloreslm] fotos: ram [@ramfotografia]
Aura Marina Hernández
Una vida de lujo Tras el pesado rigor de una puerta con vocación de sarcófago, en un edificio cuya vegetación circundante lo torna invernadero u oasis en pleno corazón de Las Mercedes, está el mundo de bolsillo donde “Blue” resguarda noche a noche su volcánica humanidad, luego de haber hecho gala de dotes de gran dama en los salones caraqueños. A ratos amazonas, a ratos maestra de ceremonia, a ratos madre superiora, la regla de las reprimendas que tiene por lengua, remojada en agua de sal, siempre está a mano para tratar de enderezar los árboles que considera torcidos. Y no teme en esconderla entre las pinzas de la falda. No. A los ojos de todos, sin disimulos, para que temor y respeto, juntitos, la nimben de consideraciones. “Creo que las modalidades de las relaciones públicas se ha flexibilizado: si es verdad que algunas veces está bien, en otras creo que no es tan bueno. Hay unos códigos que tienen que existir siempre, pero cuando uno los plantea dicen que están pasée. Hice un curso de protocolo con Maruja Beracasa, Antonieta Scannone de Núñez y Beatriz Uzcátegui, tres grandes damas, y el código de comportamiento que nos dieron aún lo conservo. Fuimos 120 guías preparadas para recibir a 3.000 delegados que vinieron al país a la conferencia de los Derechos del Mar. El Dr. Burelli Rivas nos dio el diploma. Yo vengo de esa formación. No fui a la universidad, pero esas experiencias y mis 30 años en Dior me formaron mejor que si hubiera ido”, rememora sus inicios Aura Marina Hernández Acosta, otrora encargada de las relaciones públicas de Dior en Venezuela y por estos días de las de Louis Vuitton, Montblanc, Elie Saab, Carolina Herrera, Rapsodia, LAN Airlines, BLUES by kyky y EPK. Nacida en Caracas el 6 de octubre de 1948, hay ríos de anécdotas de una infancia feliz transcurrida entre la capital de Venezuela y Maracay: con estudios de primaria en el colegio Inmaculada Concepción donde conoció a la madre María de San José, tuvo un papá “pavo para la época” que los enseñó a nadar desde muy pequeños, competían y siempre
ganaba junto con su hermano Memo; montaban a caballo, cuidaban de Luisa que era la más chiquita; viajaban a Maracaibo a ver a los abuelos, a Caracas a visitar a los tíos, y en Navidad, papá se disfrazaba de Santa Claus e iba en helicóptero a la base aérea de Boca de Río a repartir los regalos para todos los hijos de los militares. “Maravillas nos traían pues todo venía de ‘USA’”. Ya su adolescencia fue otra cosa, más tranquila, pues muerto el “buenmozo” de don Guillermo Hernández Jacobsen en un accidente de aviación durante sus funciones de piloto y médico asimilado, la enviaron de interna a Inglaterra a un colegio de monjas francesas para luego regresar y replicar la experiencia en el bachillerato con las hermanas salesianas del colegio María Auxiliadora de Altamira, donde se graduó en Humanidades. “Así que salía sólo en vacaciones y las disfrutaba muchísimo en Maracay con mis amigos: los toros coleados, la playa, Ocumare, Cata, los picoteos… en el fondo éramos muy tranquilos y obedientes”. De cómo surgió el remoquete por el que propios, allegados y advenedizos la conocen, se lo endosa a Eugenio Méndez, a quien conoció luego de su divorcio. “Compartí mucho con todo ese grupo que me ayudó a salir de mi tristeza de la separación con una hija de nueve meses. Él decía que mi nombre era muy largo, y empezó a llamarme ‘Aura Blue’, por Aura Marina, que era como pensar en el azul aguamarina, y ya me quedé así hasta ahora. Pero mis amigos de infancia en Maracay me llamaban ‘La Nena Hernández’, así que quien me llama ‘Nena’ es amigo de toda la vida”, blasona a lo “Tita” Cervera, “La Pucha” Lavié, “Chita” Kerdel, “Grachi” Toledo… a lo “Anala” Planchart. Con todo, le sobran los soles para adoptar las poses que quiera, pues se mantuvo tres décadas al frente de una maison admirable. Ante lo que basta animarla: pocos saben cómo llegaste a Dior, o quizá muchos quieren volver a leerlo. Vamos, refréscanos la memoria, s’il vous plaît. Y solícita, lo suelta in extenso: “Trabajé en Publicis, empresa de mi gran amiga y hermana Maruja Beracasa. En esa época había muchos