Revista Motor 469

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CORREO sencillos y divertidos, animan a pararse a mirar a todos esos locos divertirse y caer al agua ¡como patos!” Carlos Pulido “Los felicito por el comentario defendiendo y aplaudiendo la decisión de la nueva Ley que incrementa el límite de velocidad en las carreteras colombianas. Por supuesto que ya el día de hoy, he leído crispados comentarios, de aquellos sesudos malquerientes de la norma, que al querer posar de recorridos, viajados y cosmopolitas, acuden al argumento de que nuestras carreteras no tienen las normas técnicas de las americanas o europeas, y que tal decisión será un desastre. Infortunadamente no ven que no podemos quedarnos de por vida en el subdesarrollo. Pero me permito acudir a su autorizada voz para manifestar, aunque no conozco el texto de la Ley, que no he leído por parte alguna, que a la par con el establecimiento de un límite máximo de velocidad, se establezca al menos para las carreteras principales, un

límite mínimo de velocidad. En mi modesta opinión, esto es algo que ha faltado desde siempre. Porque en contra de la opinión de los malquerientes de la norma, por lo general no siempre son los vehículos a alta velocidad los causantes de los accidentes, sino aquellos que en una carretera en la que se puede andar a 100 km/h, ellos transitan muy orondos y serenos a 25 km/h. Esos son los que forman los trancones y colas, que hacen perder la paciencia a los de atrás, y allí es donde nacen los accidentes. Ahora bien, aceptamos que en nuestras carreteras no existen cosas tan sencillas como las hay en muchas partes del mundo, que son bahías para que los carros lentos se orillen y den paso a los demás. Tampoco hay la cultura por supuesto, pues nuestras famosas "viveza" y "malicia indígena", hacen imposible que la gente en carretera tenga la humildad de ceder el paso. Pero, en fin, un comienzo es un comienzo, y por lo menos incrementar el máximo, es ya un paso”. Jaime González Restrepo

ZX Los traspasos abiertos

“Quiero comentarle muy rápidamente la problemática e injusta normatividad implantada a las personas que nos hemos visto afectadas por nuestro grado de confianza, honestidad, respeto y otras muchas cualidades, al haber dejado uno o varios traspasos abiertos de nuestros vehículos, creyendo en la contraparte. Desafortunadamente ya se cometió el error. Entonces espero con esta sugerencia poder resolver el problema de los que estamos afectados por las intransigencias de los que creen que nos están gobernando bien, pero desafortunadamente gobiernan para el interés de ellos mismos. (…) Mi idea consiste en aprovechar la revisión tecnico mecánica que se está llevando a cabo para exigir la tarjeta de propiedad, el Soat, la cédula de ciudadanía original del propietario del vehículo; de lo contrario se deberá llevar una autorización debidamente autenticada ante notaría, con menos de treinta días de expedida. De esta forma se obliga a que aparezcan los verdaderos dueños de los carros y así se puede depurar también el recaudo de los impuestos dejados de cancelar, lo mismo que la responsabilidad civil”. Jairo Chaves


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