BIOTERRRISMO VS BIOSEGURIDAD
adoptadas para evitar la creación de patógenos mortales que puedan ser utilizados para cometer actos terroristas. La bioseguridad se ha convertido, por lo tanto, en una pieza esencial dentro de la agenda política global en pleno Siglo XXI. Esto es debido, por un lado, al rápido avance de la biotecnología y, por otro lado, a la incidencia de dicho avance sobre la vida en el planeta. La bioseguridad pretende defendernos ante las amenazas que puedan sufrir los animales, la salud de las plantas y la biodiversidad lo que, en el peor de los casos, tendría un efecto indirecto sobre la salud de las personas. La bioseguridad constituiría un verdadero mecanismo de protección que estaría transformando nuestra vida cotidiana y nuestras concepciones sobre la salud, la prevención y el riesgo a los que nos podemos enfrentar en el día a día, con la peculiaridad de que dichos riesgos y amenazas provendrían, en su inmensa mayoría, de agentes biológicos imperceptibles al ojo humano. Cuando se habla de bioseguridad nos estamos refiriendo a determinados vectores infecciosos peligrosos para los seres humanos y la producción agrícola, a riesgos de atentados con material biótico, a infraestructuras económicas que deben ser protegidas aunque este término resulte aún muy ambiguo, pues a pesar de la gravedad de la amenaza, no existe, actualmente una definición clara de lo que supone específicamente. Su objetivo primordial sería el de prepararse para hacer frente a una amenaza o contingencia que estaría por llegar, derivada, por ejemplo, de algún acto de “terrorismo biológico” o “bioterrorismo”.
ISSUE 31 | MAR `2020