Es así como se propone elaborar el currículo tanto en pregrado como postgrado desde una perspectiva socioformativa integrando la epistemología del pensamiento complejo. De esta
forma, debe trascenderse el diseño de los programas de pregrado, postgrado y formación continua por contenidos y de manera disciplinar; también debe irse más allá de las perspectiva de las competencias, porque no basta identificarlas a través de diversos procedimientos y determinar sus indicadores y componentes, sino que es preciso centrarse en todas las funciones sustantivas de la universidad de manera sistémica (formación, investigación, vinculación social y gestión), abordando los ejes clave que permitan tener impacto en la transformación de la comunidad a través de la colaboración de todos sus actores y afrontando las situaciones de incertidumbre con proactividad.