Capítulo 3 Los Bosques Primarios y su Productividad
Se considera bosque primario aquel que ha existido sin perturbaciones humanas significativas u otros disturbios durante períodos que exceden el largo normal de la vida de los árboles maduros (de 60 a 80 años según FAO) (Anón. 1982c). En tales bosques relativamente estables, se desarrollan relaciones funcionales de preferencia, tolerancia, capacidad e interdependencia entre organismos, las cuales no se evidencian de otro modo. Tales bosques son autosostenibles y poseen valor ecológico y económico para la sociedad. Se cree que los bosques primarios alcanzaron su extensión máxima durante una pequeña fracción de los últimos dos millones de años (Whitmore 1982). Muchos de ellos deberían de ser preservados a perpetuidad. Como única fuente de información sobre las relaciones entre el bosque y el medio ambiente, los bosques primarios y sus dinámicas ameritan un estudio a profundidad, ya que significan puntos de referencia para establecer las pautas del manejo silvicultural. Este capítulo describe las características de los bosques primarios más significativas para la productividad. Hay una larga historia de estudios ecológicos en estos bosques en los trópicos; algunos de los más completos son el de Jones (1956) en África Occidental y Schulz (1960) en Surinam. Más recientemente, se ha estudiado la ecología de los bosques húmedos de Puerto Rico (Odum y Pigeon 1970), del Amazonas (Fittkau y Klinge 1973) y del Extremo Oriente (Sutton et al. 1983, Whitmore 1984), entre otros. El ambiente físico de los ecosistemas forestales determina el patrón y la tasa de cambio, y establece límites al desarrollo del ecosistema (Odum 1969). A su vez, el ecosistema mismo puede modificar el ambiente físico. La sucesión culmina en un grado máximo de homeóstasis, mediante la cual las respuestas orgánicas del ecosistema tienden a compensar los cambios ambientales. El bosque primario se autoprotege al máximo de las perturbaciones. Además, en función de la energía disponible, el bosque primario alcanza una biomasa y una interacción máxima o casi máxima entre los organismos. Tal interacción incluye la competencia, que significa la supresión de uno de los organismos involucrados; el comensalismo, que beneficia a uno de los organismos sin suprimir al otro y el mutualismo, que beneficia a más de un organismo (Longman y Jenik 1974). Según Holling (1973), los bosques primarios tienen resiliencia (la capacidad de absorber cambios y persistir
Los Bosques Primarios y su Productividad
a pesar de ellos) y estabilidad (la capacidad de volver a un estado de equilibrio después de una perturbación temporal). Comparados con otros bosques, los bosques primarios generalmente alcanzan un equilibrio relativamente estable entre la producción bruta y la respiración, baja producción bruta en relación con la biomasa en pie, alta cantidad de biomasa en relación con el flujo de energía, baja producción neta (rendimiento), cadenas alimenticias reticulares y no lineales, grandes volúmenes de material orgánico, nutrimentos inorgánicos intrabióticos, alta diversidad, estratificación bien organizada y heterogeneidad espacial, nichos de especialización estrechos, organismos grandes, ciclos de vida largos y complejos, ciclos cerrados de minerales, lento intercambio de nutrimentos con el ambiente, producción cualitativa en vez de cuantitativa, simbiosis interna desarrollada y buena conservación y estabilidad de los nutrimentos (Odum 1969). Por muy válidos que sean estos conceptos, la visión tradicional del bosque virgen, como un sitio a salvo de daños no es realista (Spurr y Barnes 1980). Disturbios, y aún desastres en gran escala, son naturales y frecuentes durante el curso de vida de la mayoría de los árboles forestales. La inestabilidad del bosque es inevitable, aún en el Amazonas, donde los cambios climáticos y la intervención de las tribus debe haberse dado durante la vida de los árboles más antiguos. Por ello, se debe ser cuidadoso al clasificar a un bosque tropical como primario, ya que siempre existe la posibilidad de que haya habido intervención humana en el pasado (Catinot 1974). La siguiente descripción de los ecosistemas se ha adaptado de Odum (1972). Los componentes estructurales incluyen el régimen climático, sustancias inorgánicas involucradas en los ciclos minerales, compuestos orgánicos, formas de vida autotróficas (autoalimenticias), y formas heterotróficas (alimentadas por otros). Las formas de vida heterotróficas incluyen organismos fagótrofos o macro-consumidores; por lo general, animales que se comen a otros organismos y saprótrofos, microorganismos que descomponen materia orgánica. Las partes vivientes y no vivientes de los ecosistemas están tan interrelacionadas que es difícil separarlas. La mayoría de los ecosistemas tropicales húmedos son tan complejos, que su funcionamiento no puede ser
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