Historia de La Matanza

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LA HISTORIA DE LA MATANZA

josé alberto samid patricia cubria

3ª Edición: Enero 2021

1ª Edición: Octubre 2010

Samid, José Alberto

Samid, José Alberto

Historia de La Matanza / José Alberto Samid; edición literaria a cargo de Antonio César Morere - 3a ed. - Buenos Aires : Lajouane, 2021.

132 p. ; 24x16 cm. - (Comunicación / Alejandro Stornelli)

La historia del mercado de hacienda de Liniers / José Alberto Samid ; edición literaria a cargo de Antonio César Morere. - 1a ed. - Buenos Aires: Lajouane, 2010.

176 p. ; 23x16 cm. - (Comunicación)

ISBN 978-987-1286-76-8

ISBN 978-987-1286-65-2

1. Historia Regional. I. Morere, Antonio César, ed. lit. II. Título

CDD 982.12

1. Historia de las Instituciones. 2. Mercado. I. Morere, Antonio César, ed. lit. II. Título

CDD 338.170 9

Fecha de catalogación: 04/10/2010

Fecha de catalogación: 06/02/2012

Antonio César Morere

Asesor literario

Antonio César Morere

Asesor literario viejoresero@yahoo.com.ar

Este libro es editado en 2010, coincidentemente con el Bicentenario de nuestra Patria, con la firme convicción que el campo, sus hombres y mujeres, su producción y las agroindustrias, alumbran el camino hacia una Argentina Potencia Mundial.

Conéctese con el autor: www.albertosamid.com

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México 1448, (C1097ABD) Ciudad de Buenos Aires

Tel. fax: (54-11) 4373-8793/8968

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Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Libro de edición argentina.

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A LOS ESCOLARES DE LA MATANZA

No soy historiador ni literato sino un vecino que vive en La Matanza desde hace 50 años, lapso durante el cual aprendí a conocerla, a quererla y a trabajar por el progreso de nuestro municipio, el mayor de la Argentina.

Quise reunir mi experiencia personal y volcarla en estos apuntes, para ponerlos en manos de los alumnos y alumnas de nuestras escuelas con el propósito de que ellos puedan asomarse al pasado como punto de partida para abrirse camino hacia el futuro.

Un futuro que debe ser obra de todos y en el que confío que cada uno de nosotros dirá con orgullo “Yo vivo en La Matanza”. Esa es la razón que me impulsó a reeditar “La historia de La Matanza”.

JOSÉ ALBERTO SAMID

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LA MATANZA. ALLÍ, DONDE EMPIEZA TU ARGENTINA

Quiero agradecer al compañero Alberto Samid, la iniciativa de escribir y publicar este libro con la historia de La Matanza, nuestro querido partido, celebro con fevor la decisión de hacerlo llegar a cada una de las escuelas La historia nos ayuda a comprender nuestra identidad, nuestras raíces culturales, políticas y sociales. Así al conocerla, podemos entender mejor quiénes somos, cuáles son los desafíos y oportunidades que enfrentamos en el presente, cómo podemos superarlos y sentir el orgullo de ser argentinos, bonaerenses y vecinos de iLa Matanza!.

Del mismo modo que la familia es la célula básica de la sociedad, un partido y un municipio, lo son de la organización social, de las estructuras fundamentales para el crecimiento un país.

El partido de La Matanza es uno de los más importantes y más poblados de la Provincia de Buenos Aires, ha tenido y tiene protagonismo y participación decisiva en la historia antigua y reciente del país. Vecinos ilustres, entre los que podemos contar al Brigadier General Juan Manuel de Rosas, quién fuera Gobernador de la Provincia, el poeta Almafuerte, María Elena Walsh y Pinky, entre muchos otros, han aportado a la política, la cultura, la ciencia y la educación en la Argentina.

Hoy, La Matanza, es un gran partido pujante de la provincia, sus industrias, sus universidades que posibilitan convertirse en profesionales, en su lugar de origen, a miles de estudiantes, sus centros de salud y asistenciales y su población, con la mayor densidad de la Argentina, tanta, que ganar La Matanza, puede definir los resultados de las elecciones en la provincia, así lo demuestran.

Sabemos queda mucho por hacer, porque de eso se tratan las Grandes Gestas. El General Perón nos enseño que la nación debía ser JUSTA, LIBRE y SOBERANA. Y esa nación se construe conociendo su historia y trabajando unidos por un futuro muchísimo mejor, siempre al amparo de nuestras instituciones democráticas.

En resumen, conocer la historia es fundamental para construir un municipio, un partido, una provincia y un país cada vez más próspero y justo Desde el partido de La Matanza trabajamos todos los días, para que nuestros vecinos primero y el país en consecuencia, logren el sueño, siempre vigente, de convertirse en esa Gran Nación que todos anhelamos.

Todos unidos triunfaremos! ¡Viva Perón!

PATRICIA CUBRÍA

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Alberto Samid al volante de una reliquia histórica. Se trata de un camión Federal de 1921 que perteneció a su abuelo materno, Manuel Aluch. Fue el primer vehículo motorizado utilizado para el transporte de carne en nuestra ciudad. Anteriormente el abastecimiento se realizaba con carros tirados por caballos.

EL AUTOR

Un peronista fanático del trabajo, la producción y la calidad

José Alberto Samid, productor ganadero y empresario de la industria frigorífica, jamás limitó su actividad al giro de los negocios, sino que emprendió una permanente cruzada apuntando a objetivos muy concretos: aumentar la producción, multiplicar las fuentes de trabajo, atender el consumo interno con productos de calidad y precios razonables. En fin, señalando el camino que debe transitar la Argentina hacia su destino de potencia mundial, mediante la cultura del trabajo y la producción. En su primer libro, La historia de la carne, lanzó propuestas destinadas a triplicar la producción rural y agroindustrial, junto con el desafío de que ello no sólo es posible sino que resulta imprescindible para que el país alcance los mejores resultados en lo económico y social. Con ese propósito propugnó especialmente la adopción del riego y de la inseminación artificial. Allí define el papel del campo como factor dinámico de crecimiento, desarrollo y justicia social.

Afincado desde joven en La Matanza, donde vive en la misma casa desde hace casi medio siglo, quiso volcar en otro libro todo su afecto hacia ese populoso partido bonaerense y su gente. Así nació La historia de La Matanza, un vívido relato que pasa revista no sólo a la historia, sino también a la problemática del presente y las expectativas de un futuro con el que los matanceros siguen soñando. La reedición de ese libro es el que el lector tiene ahora en sus manos.

En el pasado año 2010 nos entregó La historia del Mercado de Hacienda de Liniers, libro en el que Samid apunta a poner de manifiesto, reivindicar y consolidar la misión que cumple el Mercado como el instrumento por excelencia que garantiza la transparencia en las operaciones y brinda a los distintos componentes de la producción ganadera, industrialización y comercialización de las carnes, la herramienta mas apropiada al servicio de los intereses del conjunto.

En su vida institucional mas que centenaria el Mercado atravesó períodos críticos, que siempre superó con ejemplar fortaleza. La misma que exhibe hoy, demostrando que difícilmente podría hallarse una organización con

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semejante nivel de eficiencia, constituyendo a la vez una importante fuente de trabajo. Ese es el mensaje que, con sólidos fundamentos, Samid expone en ese libro.

El último aporte bibliográfico de Samid es “Chispazos parlamentarios”. Se trata de una serie de vívidos relatos de la historia y el quehacer del Congreso nacional, considerando que el Parlamento, mas allá de los errores que puedan haber cometido sus miembros a través del tiempo, es una eficaz herramienta para el fortalecimiento de la democracia, recuperada hace ya casi 30 años.

El autor no ha querido desarrollar una historia cronológica al estilo tradicional, tarea reservada a los historiadores, sino que se detuvo en la observación de hechos poco conocidos, que reflejan el espíritu del Congreso en distintas épocas y circunstancias. Y lo hizo como una persona que no es ajena al acontecer parlamentario, pues durante su actuación política se desempeñó como diputado bonaerense y uno de sus hermanos fue diputado nacional.

Su producción bibliográfica incluye también un opúsculo, Nunca más, que es un grito de alerta y testimonio de una pasión argentina: la defensa de lo nuestro, de nuestras riquezas naturales y el fruto del esfuerzo productivo, frente a la voracidad de los países ricos y poderosos.

Samid nació en la ciudad de Buenos Aires el 9 de enero de 1948, está casado con Marisa Scarafía y tiene dos hermanos. Del matrimonio nacieron cuatro hijos: María del Sol, 24 años, licenciada en Historia del Arte; María Belén, 22, estudiante de Comercio Exterior; José Alberto, 19, estudiante de Técnica Agropecuaria; y María Luz, 15, estudiante secundaria. Sus padres son Julio Samid y Nélida Aluch. Miembro de una familia de emigrantes sirios, don Julio arribó a la Argentina a la edad de 8 años y, cuando comenzó a trabajar, se dedicó al comercio de carnes, primero como obrero en el establecimiento de quienes iban a ser sus suegros pues Nélida era hija del dueño; luego como empresario independiente y mas tarde socio del frigorífico Los Calvos. José Alberto siguió la tradición familiar y capitalizó la experiencia de su padre y de su abuelo materno, poniéndose a trabajar en el mismo rubro en cuanto terminó la escuela secundaria.

Samid es un apasionado del quehacer rural pero, a la vez, alienta con igual intensidad otra pasión: la política. Peronista de toda la vida, considera a Perón “el mas esclarecido líder de Latinoamérica y el mejor gobernante de la historia argentina”. Tuvo una activa participación respaldando la fórmula Luder-Bittel, en 1983 y, en 1987, fue electo diputado provincial bonaerense. Descubrió que el pensamiento y las propuestas de Néstor Kirchner –a quien considera un auténtico patriota– expresan cabalmente al peronismo y señalan el camino hacia una Argentina Potencia. Lo apoyó sin reservas y no se equivocó. Con la misma pasión se identifica con Cristina Fernández

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de Kirchner, como leal continuadora de aquel camino, que el pueblo argentino decidió transitar.

Es un político atípico que privilegia el contacto directo con la gente antes que las trenzas de dirigentes y fue uno de los primeros que ha roto los moldes de un modo de hacer política ya caduco. “El político que no vibra, siente, sufre y se alegra junto al pueblo y no interpreta sus necesidades y aspiraciones es mejor que se quede en su casa”, suele decir. De allí que haya tenido actitudes atípicas, como cuando siendo diputado le negaron un despacho en la Legislatura bonaerense e instaló una carpa frente al Palacio Legislativo, donde la gente hacía cola para llevarle sus inquietudes y sus problemas. Mientras algunos dirigentes –y hasta un presidente de la Nación– toleran burlas y hasta humillaciones con tal de aparecer en un programa de televisión, no vaciló en plantarse frente a un conductor que pretendía menoscabarlo, provocando uno de los episodios mas comentados del medio televisivo.

Siendo asesor presidencial, en 1991 expresó su disgusto al jefe del Estado por haber enviado dos fragatas a la guerra del Golfo en apoyo de Estados Unidos, señalando que esa decisión era contraria a la tradición de nuestro país y al sentir del pueblo argentino. Menem mantuvo su postura. Samid le dijo entonces: “El que olvida de donde vino no sabe hacia donde va”, y se fue dando un portazo.

Firme defensor de la producción nacional, no dudó en llevar una vaca al Obelisco, izar un globo que proclamaba el “Compre Argentino” y exhibir productos importados que arruinaban nuestra producción, como vinos europeos, frutas de Israel, agua mineral francesa, hortalizas norteamericanas, junto a la figura de un enorme tomate con el rostro de Paul Newman. Así es José Alberto Samid. Y como si quisiera cumplir sobradamente con el proverbio de sus ascendientes árabes no ha tenido uno sino cuatro hijos, ha plantado centenares de árboles y, en lugar de uno, escribió cuatro libros.

En la Plaza San Martín, frente al Palacio Municipal, jinetes pertenecientes a instituciones tradicionalistas se disponen a rendir homenaje al Libertador y celebrar un nuevo aniversario de La Matanza. El culto a las tradiciones permanece vivo en nuestro municipio.

(Foto gentileza Diario NCO, La Matanza.

http://noticiasconobjetividad.wordpress.com)

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“La vuelta del malón”, obra del pintor argentino Angel della Valle (1852/1903), que muestra una de las cruentas luchas registradas entre los conquistadores españoles y los primitivos pobladores de nuestras tierras. Precisamente, el nombre de nuestro municipio evoca una matanza de indios registrada en el siglo XVI (ver capítulo Historia de La Matanza).

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HISTORIA DE LA MATANZA

Nuestro municipio carece de “partida de nacimiento”. Tampoco posee “fe de bautismo”, documentos –civiles o eclesiásticos– que certifican la fecha de nacimiento o fundación y el nombre impuesto a las personas, ciudades o provincias. Pero ello no priva a La Matanza de poseer una muy rica historia, íntimamente ligada a las distintas etapas que transitó la Argentina: la colonización española, el virreinato, la Independencia, la época de los caudillos –Juan Manuel de Rosas fue estanciero en nuestras tierras– hasta el período predominantemente agrícola y los tiempos modernos, con su explosión demográfica y formidable auge industrial. En las ciudades o provincias argentinas los conquistadores españoles, generalmente invocando a Dios y en nombre del Rey, llegaban a un lugar, le daban un nombre, redactaban un acta fundacional, colocaban una piedra fundamental, construían una iglesia y luego se dedicaban a defenderse de los malones, aniquilar a los indios que no podían doblegar, sembrar, cosechar, criar ganado, repartirse las tierras, informar a la Corona española en cuanto podían acerca de su descubrimiento y escribir sus memorias.

En La Matanza no se tomaron ese trabajo, aunque dos importantes conquistadores, Pedro de Mendoza y Juan de Garay, fueron protagonistas de distintos hechos históricos, que dieron nacimiento y nombre al que, siglos después, sería este pujante partido bonaerense, orgullo de sus pobladores, convertido en el mayor municipio argentino.

He mencionado dos distintos hechos históricos porque los historiadores han atribuido a uno u otro hecho el origen remoto de nuestro municipio y su denominación, referidos ambos –pues en esto existe coincidencia– a una matanza de indios. Los indios asediaban a Pedro de Mendoza tras haber fundado Buenos Aires, en su primera fundación, y comisionó a su hermano Diego, en 1536, para que los persiguiera, y lo hizo siguiendo el curso del Riachuelo y del que luego

PEDRO DE MENDOZA Y JUAN DE GARAY, FUERON PROTAGONISTAS DE HECHOS HISTÓRICOS QUE DIERON NACIMIENTO Y NOMBRE A NUESTRO PARTIDO.

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sería el río Las Conchas, hoy Matanza, donde se produjo una cruenta lucha cuyo resultado fue la masiva matanza de querandíes. Todos conocemos el fracaso de aquella primera fundación de Buenos Aires, que fue exitosamente coronada varias décadas después por Juan de Garay. Este, como su antecesor, consumó también en estas tierras una matanza, en 1580 y, al despejar el terreno de indios, concretó un reparto de tierras y se realizaron los primeros asentamientos. Este podría ser considerado el acto y la fecha fundacional, pero oficialmente se reconoce otro hecho y otra fecha, el 29 de julio, pues de ese día, en el año 1603, data un documento –que atesora el Archivo General de la Nación–donde se alude al Pago de La Matanza con ese nombre. Tal reconocimiento oficial llegaría varios siglos después cuando, en el año 1977, fue dictada la ordenanza que instituyó el 29 de julio como el día de nuestro municipio. Sin embargo, no menos importante como hito fundacional fue el 1 de enero de 1778, cuando el virrey Cevallos dispone la designación de un Alcalde de Hermandad y el Cabildo de Buenos Aires nombra a Juan Manuel Echabarri quien, de ese modo, se convierte en el primer representante de la autoridad virreinal en nuestras tierras.

Hoy cuesta imaginar aquellos tiempos fundacionales, donde el Pago de La Matanza formaba parte del desierto bonaerense y era frecuentemente asolado por los malones, que arrasaban con lo poco que los pioneros atesoraban en nuestro suelo: sembrados, ganado, humildes viviendas y una incipiente actividad comercial representada por algunas pulperías y unos pocos almacenes de ramos generales. En tanto, con el siglo XIX se iniciaba el ocaso del virreinato, que iba a epilogar con la culminación del dominio español y nuestra Independencia. Triunfante la Revolución de Mayo, las nuevas autoridades dividieron nuestro territorio en dos jurisdicciones, La Matanza y Morón. Ocurriría luego un hecho desconcertante: la eliminación del partido de La Matanza. Fue el gobernador Martín Rodríguez el autor de semejante dislate, mediante decreto del 28 de diciembre de 1821. Por la fecha podía interpretarse que se trataba de una broma de inocentes, pero no era broma. El argumento empleado era que aquí no había garantías como consecuencia de las guerras civiles que se habían desatado en buena parte del país y llegaban a la provincia de Buenos Aires.

Por supuesto que el argumento no resiste el menor análisis pues, con ese criterio, medio país debía ser eliminado. Tan absurda situación se iba a prolongar mas de tres años, hasta que otro decreto, del 27 de abril de 1825, esta vez del general Juan Gregorio de Las Heras, nos devolvió la existencia, restableciendo los límites de La Matanza anteriores a su “disolución”. Por el mismo decreto nombró a Manuel Torres juez de Paz, el primero que tuvo nuestro distrito. Los jueces de paz reemplazaban a los antiguos alcaldes de hermandad de la época colonial. Así como la fecha de la fundación y el origen del nombre de La Matanza ha suscitado algunas controversias, no ocurrió lo mismo con su cabecera, de la que

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JUSTO VILLEGAS, UN AUTÉTICO PIONERO, FUNDÓ SAN JUSTO UN 25 DE DICIEMBRE DE 1856

conocemos muy bien el día de su fundación, coincidente con la festividad de Navidad, y la razón de su nombre. San Justo fue fundado el 25 de diciembre de 1856. Artífice de la fundación fue Justo Villegas, un auténtico pionero, hombre de campo, quien soñaba con destinar parte de las tierras que poseía en la zona para que allí se asentara la cabecera del partido. Desafortunadamente, don Justo había fallecido antes que llegara el momento de concretar su sueño, pero sus descendientes honraron su memoria donando las veinte manzanas que él pensaba entregar. El 5 de agosto de 1856 el gobierno bonaerense aceptó la donación, abriendo oficialmente el camino para que La Matanza tuviera su cabecera de distrito. Aquellos descendientes quisieron que el nombre del benefactor perdurara en la futura ciudad, pero no con su propio nombre sino con el de su patrono, San Justo, como también había bautizado a su estancia. Así es como la cabecera del partido lleva hasta hoy ese nombre. También donaron el dinero para construir una iglesia que, bajo la advocación de los santos Justo y Pastor, es hoy nuestra Catedral, frente a la plaza San Martín, donde se levantó el Centro Cívico cuyos primeros edificios, además de la Iglesia, fueron la Municipalidad y la Escuela N° 1. La ceremonia fundacional y colocación de la piedra fundamental constituyeron una verdadera fiesta popular, en medio de la desbordante alegría de los vecinos.

Mención especial merece la Escuela Nº 1 “Mariano Moreno”, que lleva cumplidos mas de 150 años de fecunda labor educativa –fue fundada el 18 de agosto de 1858– cuya autorización oficial fue firmada por el entonces titular del Departamento de Escuelas, Domingo Faustino Sarmiento. Su primer docente fue Simón Farbe, mientras que la primera directora, Juana Lafranco de Praech, se hizo cargo en 1892. Un director que obtuvo un enorme reconocimiento fue José Manuel Vidal, quien estuvo al frente de la escuela entre 1942 y 1976.

Pero a San Justo le llegarían, muchos años después, tiempos de arduas polémicas e, incluso, de enfrentamientos vecinales, cuando vecinos de Ramos Mejía –entre los que se contaban los pobladores más acaudalados– lanzaron una vehemente campaña destinada a trasladar allí la cabecera del partido. Incluso habían proyectado construir en Ramos Mejía un lujoso Palacio Municipal sobre la Avenida de Mayo. La resistencia de los vecinos de San Justo adquirió similar vehemencia, produciéndose enfrentamientos tan fuertes que tuvieron eco en los diarios nacionales más importantes, como La Prensa y La Nación.

Cada bando tenía sus líderes, destacándose Agustín Elía, apoyando el traslado a Ramos Mejía y, defendiendo la continuidad de San Justo como cabecera, Ignacio Arieta quien, el 2 de julio de 1939 reunió una multitud de vecinos ante quienes pronunció una encendida arenga. Tal vez esta

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EL PRIMER INTENDENTE MUNICIPAL EN LA MATANZA FUE, EN 1911, GABRIEL ARDOINO

multitudinaria concentración, con la firme determinación del vecindario de San Justo de impedir el traslado, fue lo que provocó un quiebre en las pretensiones de Ramos Mejía. Los ánimos se fueron aquietando, ambos bandos declinaron sus enfrentamientos y apostaron a un mejor destino que luchar por la sede municipal. San Justo sigue siendo la cabecera y Ramos Mejía se convirtió en la hermosa ciudad de hoy.

Una curiosa circunstancia vinculada con la fundación de San Justo fue que las primeras autoridades se constituyeron antes que la futura cabecera tuviera existencia oficial. Esas autoridades surgieron del voto ciudadano, elecciones convocadas por el gobierno bonaerense de acuerdo con una ley sancionada en abril de 1855. Resultaron electos Lino Lagos, Pedro José Díaz, Pedro José Ezcurra y Juan Ramón Muñoz, en carácter de titulares y Antonio Papdorf y Santos Cabrera, como suplentes, quienes asumieron sus mandatos el 27 de enero de 1856, es decir, varios meses antes de la fundación de San Justo.

Al año siguiente, ya fundada la cabecera del partido, correspondía elegir a los miembros de la primera corporación municipal, y así se hizo el 22 de febrero de 1857, resultando electos los ediles Joaquín de Madariaga, Vicente Silveira, Hilario Schoo y Emilio Villegas, titulares y Fernando Tovares y Justo Gorosito, suplentes. Desde aquellos tiempos y hasta principios del siglo XX las autoridades municipales eran encabezadas por un presidente. El primero que asumió con carácter de intendente municipal fue, en 1911, Gabriel Ardoino, un benefactor en cuyo homenaje fue erigido un monumento ubicado en la plaza principal de Ramos Mejía.

Todos conocemos los frecuentes golpes de Estado que ha venido sufriendo nuestro país a partir de 1930, cuando fue derrocado el presidente Hipólito Yrigoyen. Esos golpes interrumpieron la vida democrática en la Nación, las provincias y los municipios, por supuesto también en el nuestro, desalojando a las autoridades constitucionales electas por el pueblo. El golpe de 1930 inauguró la época del fraude, que los radicales llamaron la década infame. En los años posteriores se produjeron los derrocamientos de todos los presidentes constitucionales, entre 1955 y 1976: del general Perón, en 1955; de Arturo Frondizi, en 1962; de Arturo Illia, en 1966 y de Isabel Martínez de Perón, quien como vicepresidente estaba completando el mandato de su esposo fallecido, en 1976. Como era costumbre, con cada golpe eran desalojados los intendentes y reemplazados por figuras golpistas, generalmente militares. El golpe de 1976 desalojó al intendente Francisco Larraza, reemplazado por militares, que gobernaron el municipio de La Matanza hasta 1983, cuando se produjo el restablecimiento de la democracia gracias a la firme presión popular que provocó el irreversible desgaste de la dictadura.

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El advenimiento de la democracia en 1983 deparó el triunfo electoral del radicalismo a nivel nacional, consagrando presidente a Raúl Alfonsín, pero La Matanza siguió siendo un baluarte del peronismo, eligiendo a todos los intendentes que se fueron sucediendo a partir de entonces de ese signo político: Federico Russo (1983), el primero del nuevo período democrático; Héctor Carlos Cozzi (1991/1999); Alberto Balestrini (1999/2005, luego de un breve interinato de Francisco Dileva) y Fernando Espinoza (2005, quien como presidente del Concejo Deliberante completó hasta 2007 el mandato de Balestrini, electo diputado nacional y nominado luego presidente de la Cámara de Diputados).

Cabe destacar que, a partir de 2007, Balestrini acompañó a Daniel Scioli como vicegobernador pero, lamentablemente, su mandato se vio interrumpido al sufrir un accidente cerebro vascular que le impuso un prolongado tratamiento.

La Matanza no sólo posee un rico historial como municipio, sino que ha sido escenario de acontecimientos ligados a la historia grande de nuestro país. Muchos personajes emblemáticos del acontecer argentino en sus distintas manifestaciones, nacieron o estuvieron afincados en La Matanza. A algunos de ellos dedico un capítulo de este libro, pero existieron muchos otros, como Martiniano Leguizamón, Finochietto o Melchor Romero, agrimensor quien demarcó el casco urbano de San Justo en 1857, cuyo nombre lleva una localidad platense muy conocida por el hospital psiquiátrico allí instalado.

Uno de aquellos personajes fue Juan Manuel de Rosas, quien desarrolló en nuestros pagos sus multifacéticas actividades como estanciero, caudillo y guerrero. Considero de estricta justicia que una importante avenida de nuestro municipio lleve su nombre. Su actividad como estanciero se remonta a 1820 cuando, en sociedad con Juan N. Terrero y Luis Dorrego, Rosas adquiere la estancia El Pino, ubicada en Virrey del Pino, quien era su propietario original, razón por la cual esa localidad lleva, hasta hoy, el nombre de aquel virrey. El establecimiento fue rebautizado con el nombre de San Martín. Años después el Libertador tendría un gesto de reconocimiento hacia Rosas, por la resistencia que opuso a la invasión anglofrancesa en la batalla de la Vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, disponiendo que “el sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.

Además de desarrollar las actividades propias del quehacer rural, Rosas utilizó la estancia como comando

JUAN MANUEL DE ROSAS, SE DESARROLLÓ EN NUESTROS PAGOS COMO ESTANCIERO, CAUDILLO Y GUERRERO

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LA POBLACIÓN ACTUAL DE LA MATANZA RONDA LOS 2.000.000 HABITANTES

de operaciones y mantuvo allí importantes e históricos encuentros hasta que, en 1852, derrotado por Urquiza en la batalla de Caseros, debió emprender el camino del exilio, mientras en la Argentina eran confiscados todos sus bienes. Pese a ello su cuñado, José María Ezcurra (Rosas se había casado en 1813 con su hermana, Encarnación Ezcurra) logró adquirir la estancia y continuar con sus actividades, principalmente ganaderas. Cabe destacar que la familia Escurra desarrolló aquí un importante quehacer económico y productivo en aquellos tiempos.

Sin abandonar su condición de estanciero que desarrolló en nuestros pagos a partir de 1820, Rosas protagonizó episodios históricos y luchas, en muchos casos con epicentro en aquella estancia. Sus tropas y las del general Juan Lavalle se enfrentaron aquí, pero finalmente ambos arribaron a un acuerdo de paz, celebrado precisamente en la estancia de Virrey del Pino. Este fue también el escenario de otro acuerdo de paz, esta vez con el cacique Cafulcurá. Cabe señalar que, entre las misiones desempeñadas por Rosas a partir de 1827, figuró la de celebrar y conservar la paz con los indios e ir extendiendo la línea de fortines y ampliando la frontera, así llamada la que dividía los centros poblados de los territorios dominados por el indio. Refieren algunos historiadores que Rosas se caracterizó por sus aptitudes para establecer relaciones con los indios y fue padrino de un cacique ranquel, llamado Panguithruz y rebautizado Mariano Rosas luego de ser su ahijado, quien supo vivir en la estancia del virrey.

Desde aquellos tiempos en que Rosas era un estanciero en nuestros pagos, y durante algo mas de un siglo, el perfil productivo de La Matanza fue exclusivamente agrícola y ganadero. A partir de 1930 se registró una incipiente industrialización, que avanzó decididamente durante las décadas iniciadas en 1940 y, principalmente, en 1950.

Con el auge de la industrialización se produjo un explosivo crecimiento demográfico, provocado por los cientos de miles de personas que llegaban en busca de trabajo, al punto que la población actual del municipio se estima en 2.000.000 habitantes. Consecuencia del drástico cambio del perfil productivo, donde los pobladores fueron abandonando las tareas rurales atraídos por la demanda de mano obra industrial, es que apenas el 0,9% de la población está hoy afincada en zonas rurales. Sin embargo, La Matanza ofrece condiciones reales y potenciales mas que suficientes para sostener una economía diversificada, afirmando su perfil industrial pero, a la vez, impulsando la producción agrícola y ganadera en su vasto territorio de 325,71 kilómetros cuadrados. Pero eso ya no pertenece a la historia, sino al futuro de nuestro municipio.

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LA DIÓCESIS DE SAN JUSTO

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Iglesia Catedral de San Justo, cabecera del partido de La Matanza. Los santos Justo y Pastor son sus patronos.

LA DIÓCESIS DE SAN JUSTO FUE CREADA

EL 18 DE JULIO DE 1969, CON LA BULA

Pocos territorios diocesanos en el mundo deben atender las necesidades espirituales de casi dos millones de almas, que fueron muchas más hace unos diez años, al crearse una nueva diócesis, la de Gregorio de Laferrere, que tomó buena parte de la jurisdicción pastoral de San Justo.

La diócesis de San Justo fue creada el 18 de julio de 1969, con la bula “Omnimode sollicite”, de Pablo VI. Originariamente comprendía, en la provincia de Buenos Aires, los partidos de Cañuelas y La Matanza. El primero, desmembrado de la diócesis de Lomas de Zamora y el segundo de la de Morón. El 25 de noviembre de 2000, al erigirse la nueva diócesis de Gregorio de Laferrere, San Justo quedó reducida a la tercera parte del territorio del partido de La Matanza.

“OMNIMODE SOLLICITE”, DE PABLO VI

El primer obispo fue Mons. Jorge Carlos Carreras. Siendo obispo diocesano de San Rafael, Pablo VI lo trasladó a San Justo el 19 de julio de 1969, de cuya sede tomó posesión el 26 de octubre del mismo año. Renunció por edad el 14 de abril de 1982.

El segundo obispo fue Mons. Rodolfo Bufano. Primero fue obispo auxiliar durante los años 1978 a 1980. Tras la renuncia de Mons. Carreras, el Santo Padre Juan Pablo II lo designó obispo diocesano de San Justo el 14 de abril de 1982. Tomó posesión del gobierno pastoral el 26 de junio de ese año. El 5 de noviembre de 1990, mientras se disponía a participar de la Asamblea Plenaria del Episcopado, falleció repentinamente.

Tercer obispo fue Mons. Jorge Arturo Meinvielle, salesiano, quien siendo obispo diocesano de Concepción, en la provincia de Tucumán, fue trasladado por Juan Pablo II el 23 de abril de 1991. Tomó posesión el 31 de mayo de 1991. Falleció el 2 de marzo de 2003.

El cuarto obispo de San Justo es el actual, Mons. Baldomero Carlos Martini, quien siendo obispo diocesano de San Francisco, Córdoba, fue trasladado a esta sede por Juan Pablo II el 14 de febrero de 2004.

Informaciones

Obispo: S.E.R. Mons. Baldomero Carlos Martín; secretario privado y notario eclesiástico, Sr. Pedro Origüela; vicarios generales: Mons. Raúl Aníbal

Cuevas y Mons. Pablo Enrique Pintos Gross; Canciller, Pbro. Juan Morre; ecónomo, Sr. Ernesto Raúl Yasielski; oficina legal civil-canónica, abogado Jorge Antonio Di Nicco.

Dirección: Dr. Ignacio Arieta 3065, San Justo, partido de La Matanza. Teléfonos: (011) 4484-3561 / 4651-3360 / 4482-2367, fax: (011) 4441-0096

Correo electrónico: obsjusto@act.net.ar Santos patronos: Santísima Virgen

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María, en su advocación de “Madre de Dios” (1º de enero) y Santos Justo y Pastor (9 de agosto).

Catedral: Santos Justo y Pastor. Dr. Ignacio Arieta 3045, San Justo. tel: (011) 4651-1733.

Estadísticas religiosas de la Diócesis

Diáconos permanentes 23, Hermanos 4, Seminaristas mayores 15, Religiosas 34, Parroquias 41, Santuarios 2, Monasterios femeninos 1, Diocesanos 40, Casas de religiosos 15, Religiosos 34, Casas de religiosas 18, Total de sacerdotes 74, Centros educativos 23, Población de católicos 90 %.

Fuente: AICA, Agencia Informativa Católica Argentina.

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patricia cubria
josé alberto samid

EL MUSEO QUE CUSTODIA NUESTRA HISTORIA

El Museo Histórico Municipal tiene sede en lo que fuera el casco de la estancia El Pino, declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1942. Lleva el nombre del brigadier general Juan Manuel de Rosas, quien desde esa estancia desarrolló sus actividades de productor rural. Los primeros documentos en los que figura este predio datan del año 1609. Se trata de un decreto del rey de España, Felipe III, por el cual otorga estas tierras al capitán de la Conquista, don Cristóbal Ignacio de Loyola.

Un juez de apellido San Martín realiza las primeras construcciones en estos terrenos, de los que en realidad se apropia. En 1774, Felipe Arguibel, dueño del lugar, amplía la estancia adquiriendo las tierras linderas que pertenecían a los frailes Recoletos y a Fermín Fretes, un vecino del lugar. En 1805 vuelven a venderse a Mercedes Saraza, quien estaba casada en segundas nupcias con José María Pino. Este apellido y el de San Martín dieron alternativamente el nombre de la estancia.

La firma Rosas, Terrero y Cia. la adquiere el 20 de abril de 1822. Rosas amplió el edificio existente, mejoró las instalaciones, plantó una importante cantidad de árboles y acrecentó la cantidad de ganado que poseía.

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Luego de la batalla de Caseros, en 1852, Juan Terrero, apoderado de Rosas, vende la propiedad a José María Ezcurra. Ya en 1929, su hijo, Lorenzo Ezcurra, la vende a Domingo Kairuz, para luego pasar a manos de la firma Justo Hnos.

Finalmente, la Municipalidad de La Matanza compra el casco de la estancia más una hectárea lindera en 1970. Dos años después, se crea el Museo Histórico Municipal.

En el ámbito del Museo funcionan el Archivo Histórico y el Centro Cultural. El primero atesora documentación escrita y oral, en buena medida aportada por antiguos vecinos e integrantes de las distintas comunidades de nuestro municipio y sus instituciones. El Centro Cultural cuenta con Salas de Exposiciones

Temporarias Cine Club y allí se dictan Cursos y talleres para la comunidad.

Estanciero en nuestra tierra, Rosas fue aquí un pionero como productor rural.

Visitas Guiadas

Los contingentes pueden solicitar fecha de visita en la Administración del Museo. Los horarios de visita son: martes a viernes, de 9 a 16,30; sábados, domingos y feriados, de 9 a 18,30.

El Museo y el parque permanecerán cerrados el 1 de enero, 1 de mayo, 29 de julio, 8 de noviembre y 25 de diciembre.

Informes: Ruta 3, Km. 40,200. M. Herrera , e/Correa y Colastiné. Teléfonos (02202) 494757. La atención es de lunes a viernes, de 9 a 18 hs.

Fuente: Secretaría Municipal de Relaciones y Ceremonial.

Foto: Arcón del Recuerdo.

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TIERRA, ROSAS FUE AQUÍ UN PIONERO COMO PRODUCTOR RURAL
ESTANCIERO EN NUESTRA

EL POR QUÉ DE LOS NOMBRES DE CADA CIUDAD Y LOCALIDAD

San Justo

Es la cabecera del municipio de La Matanza. Lleva el nombre del santo patrono en homenaje al pionero del lugar, don Justo Villegas. Sus herederos donaron las tierras donde se levanta la ciudad y sugirieron el nombre de San Justo (mas información en el capítulo La Matanza y su rica historia).

Aldo Bonzi

Lleva el nombre de quien, a principios del siglo pasado, adquirió tierras en el pueblo entonces llamado Villa del Prado. Bonzi donó parte de esas tierras, entre 1908 y 1918, para levantar allí una capilla que hoy es la parroquia Nuestra Señora de las Gracias, la estación ferroviaria y el tendido de las vías férreas. A partir de entonces se impuso el nombre de Aldo Bonzi. Este había nacido en Turín en 1852. Era abogado y pertenecía a una noble familia italiana. Llegó a la Argentina en 1896 y se dedicó a las actividades empresarias, habiendo formado parte de la Cámara de Comercio Argentino-Italiana. Más tarde regresó a su país donde falleció en 1935.

Isidro Casanova

Originariamente formaba parte de San Justo. Cuando el pueblo comenzó a formarse alrededor de la estación del ferrocarril tomó su nombre de un industrial textil, Isidro Casanova, cuya fábrica se hallaba frente de ella. La fábrica fue luego vendida a la firma Schuster y cambió de ramo.

Ciudad Evita

Su vida comenzó al comprarse las tierras para levantar la ciudad. El 20 de octubre de 1947 el presidente Juan Domingo Perón firmó el decreto de ubicación geográfica. Lleva el nombre de la Abanderada de los Humildes, la inmortal Evita y, si bien debió sufrir injustos cambios en su denominación, el pueblo siempre la siguió reconociendo como Ciudad Evita. Fue

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la primera ciudad obrera del mundo y uno de los orgullos de nuestro país, pues su estilo de construcción era –y sigue siendo– un modelo de la vivienda digna que merecen y tienen derecho los trabajadores.

Ciudad Madero

El pueblo se formó con el nombre de Villa Circunvalación. El 23 de noviembre de 1913 se le cambió el nombre por el de Villa Madero, como la gran mayoría de los pobladores la siguen llamando. Aquí se enlazan dos familias estrechamente ligadas a nuestro municipio: los Ramos Mejía y los Madero, pues los propietarios de las tierras fueron Marta Ramos Mejía de Madero y su esposo –en cuya memoria se impuso el nombre a la ciudad– Francisco Bernabé Madero. Este fue vicepresidente de la Nación, entre 1880 y 1886, acompañando al presidente Julio

A. Roca. Los Maderos tenían unos hornos de ladrillos en la zona pero finalmente lotearon las tierras y la villa alcanzó un gran desarrollo industrial y poblacional.

La Tablada

Deriva de un vocablo que significa “sitio fuera del poblado donde se reconoce al ganado destinado a la venta o al matadero”. En esa zona se instalaron los primeros bretes o tablados donde se realizaban esas actividades. Cabe recordar que, hasta mediados de la década del 30, en ese mismo lugar existía el Mercado de Hacienda donde se concentraba el ganado para consumo.

Gregorio de Laferrére

Honra la memoria del escritor, dramaturgo, político y legislador que emprendió una urbanización en la zona en 1911. También fue intendente de Morón (más información en el capítulo Personajes emblemáticos donde figura Gregorio de Laferrére).

González Catán

El nombre de esta ciudad honra a Mauricio González Catán (1823/1895) y fue impuesto por iniciativa de su yerno, Enrique Simón Pérez (1863/1946), quien realizó el primer loteo que marcó la fundación del pueblo. Allí estaba la estancia San Mauricio y en ese lugar González Catán levantó una casona para su hija Carmen, la esposa de Pérez, quien fue diputado nacional, abogado y productor rural. En esa casona, reciclada y con un parque arbolado de dos hectáreas, funciona hoy el establecimiento Solar de Vida, en el barrio parque San Mauricio. González Catán fue médico, docente universitario, decano de la Facultad de Medicina (UBA) y tuvo una destaca actuación política y parlamentaria.

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Lomas del Mirador

La familia Ramos Mejía parecía tener predilección por poseer tierras en la vieja Matanza. Uno de los componentes de esa familia, el estanciero Ezequiel Ramos Mejía, fundó el establecimiento rural Mirador Santa Lucía. Cuando vendió esas tierras, en 1868, fueron luego subdivididas y así nació el pueblo que originariamente, por aproximación al nombre de la estancia, se llamó Terrenos del Mirador y luego Lomas del Mirador, nombre con el adquirió su status de ciudad, en 1984.

Rafael Castillo

Recuerda el nombre del político y legislador, vecino de estas tierras, hermano del ex vicepresidente de la Nación Ramón S. Castillo a quien, en la década del ‘40, correspondió completar el período presidencial de Roberto M. Ortiz. Don Rafael había nacido en Catamarca en el año 1863 y falleció en 1918.

Ramos Mejía

Las antiguas tierras de don Pedro Gutiérrez y de doña Mayor Umanes de Molina fueron cambiando de dueño desde la primera radicación, a fines del siglo XVI, pasando en la primera década del siglo XIX a pertenecer a la familia de los Ramos Mejía. Claro está que en esa época la propiedad era mucho más extensa que la actual ciudad. Se separa de San Justo en el año 1872 cuando se autoriza a formar el pueblo.

Tapiales

En realidad debería decirse “Los Tapiales de Altolaguirre” ya que este señor (Factor de las Cajas Reales) poseyó las tierras desde 1780 hasta 1808, año en que las vendió a los Ramos Mejía, hecho que le hizo cambiar el nombre al lugar pasándose a llamar “Los Tapiales de Ramos”. En esa localidad se encuentra uno de los Monumentos Históricos Nacionales con que cuenta el partido de La Matanza: la “Chacra de Los Tapiales”.

Villa Celina

Esperamos que algún investigador de nuestra historia averigüe el apellido de doña Celina, como todos conocían a la dueña de las tierras en los tiempos fundacionales del pueblo, que tomó su nombre. A Villa Celina se la conoce también como “Pequeña Cochabamba” por la gran cantidad de vecinos bolivianos que allí se afincaron. El barrio estuvo a punto de desaparecer el 5 de noviembre de 1992 cuando un accidente (¿o atentado?) en la planta de gas hizo estallar numerosos calefones. Villa Celina fue la cuna del conjunto de rock Callejeros que, después de alcanzar rápida y merecida fama, sufrió las consecuencias de la luctuosa trage-

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dia del local bailable República Cromagnón, en el barrio del Once, donde murieron 194 personas, en su gran mayoría jóvenes.

20 de Junio

Con la fecha del Día de la Bandera es honrada la figura del general Manuel Belgrano, a la vez que se rinde homenaje a la enseña patria. Se llamó anteriormente Pontevedra, decidiéndose cambiarle el nombre para evitar confusiones con la población aledaña de Merlo que lleva el nombre de Pontevedra.

Villa Luzuriaga

Es una de las localidades más nuevas del partido y lleva el nombre del general peruano Toribio de Luzuriaga, nacido en 1782. Fue colaborador del Libertador en la gesta libertadora y ocupó la Gobernación de Mendoza. Falleció en 1842, en el partido bonaerense de Pergamino. Villa Luzuriaga se llamó anteriormente Villa Margarita.

Virrey del Pino

Antes llamada San Martín, el actual nombre se debe a la supuesta presencia del virrey del Pino en la zona. Las tierras fueron propiedad de los Necochea, luego pertenecieron a la Sociedad Rosas-Terrero y, posteriormente, a Juan Manuel de Rosas (ver capítulo La Matanza y su rica historia). En esa localidad se encuentra parte de lo que fue la antigua estancia de Rosas (hoy Monumento Histórico Nacional) y el Museo Municipal.

Fuente: Subsecretaría de Prensa y Difusión de La Matanza e investigación propia.

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LA SIMBOLOGÍA DE NUESTRA BANDERA Y ESCUDO

Lo mismo que la bandera de la provincia de Buenos Aires, la de nuestro municipio tuvo origen en un certamen escolar, realizado durante el año 2004, del que participaron más de 200 instituciones educativas del distrito. De todas las presentaciones se escogieron, por medio de un notable jurado, diez modelos que fueron sometidos a un plebiscito de niños y jóvenes. Como resultado de esa votación, se consagró la bandera creada por Daniela Ayala y Carla Noemí Aquino, alumnas del tercer año, segunda división, de la escuela polimodal rural Nº 52, de la localidad de Virrey del Pino. La enseña está conformada por un paño azul en homenaje al Río Matanza, verdadera fuente de vida de la zona. El blanco inferior, inspirado en la bandera nacional, simboliza todo aquello que está por hacerse y que por lo tanto permanece impoluto. Es la pureza de las sanas intenciones de los hombres y mujeres de bien. En el centro de la bandera, aparece un medio sol que, al igual que la bandera bonaerense, representa la fuerza y el poder. En el centro de la enseña, cual un vibrante corazón rojo, se halla una estrella federal y, a ambos lados, los laureles que con sus ramas verdes invocan la esperanza.

Se conjugan así en esta bandera en clave simbólica: nuestra nacionalidad, la pertenencia al primer Estado Nacional y nuestra geografía local. Se sintetizan, además, el deseo de emprender acciones poderosas para enfrentar un futuro que todavía está por construirse a partir de la esperanza y de una firme convicción federal. Esta síntesis transformada en paño cobra aún mayor sentido y compromete a todos los matance-

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ros con el futuro de esta región, “porque todos por acción o por omisión hacemos historia”.

Escudo de nuestra identidad

El escudo del partido de La Matanza, presentado mediante el expediente Nº 4074377/69 y rubricado en la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, es el escudo distintivo después de los escudos nacional y provincial. Consta de los siguientes motivos y atributos dividido en cuatro campos:

TODOS LOS MATANCEROS TENEMOS COMPROMISO CON EL FUTURO DE NUESTRO PARTIDO.

El superior izquierdo muestra el escudo de Mendoza y De La Vega, rememorando aquella matanza de indígenas en la orilla del Riachuelo el día de Corpus Christi de 1536, matanza que dio el nombre del partido.

El campo superior derecho, sobre fondo azul, tiene tres cabezas de ganado que simbolizan la riqueza ganadera de nuestro territorio. En el campo inferior derecho se encuentran las armas de Garay, que representan los repartos de tierra que hiciera en octubre de 1582.

El campo inferior izquierdo, también en azul, muestra la rueda que simboliza la industria de nuestro partido.

Sobre los campos superiores asoma el sol color oro, símbolo del poder y de la luz, típico de los escudos nacionales.

Los laterales del escudo tienen guarda de laureles simbolizando la fe y la esperanza.

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