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SURFCITY EL SALVADOR, ¿OPORTUNIDAD O MAS DE LO MISMO?
SURFCITY EL SALVADOR, ¿OPORTUNIDAD O MAS DE LO MISMO?
La reactivación del turismo en un país como El Salvador, cuyas autoridades han priorizado el surf, debe tomar en cuenta los impactos positivos y negativos de esta actividad en las comunidades anfitrionas. De lo contrario, sus impactos pueden hacer fracasar la estrategia turística y, sobre todo, agravar las problemáticas preexistentes.
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El surf es la principal apuesta del gobierno del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, para desarrollar el turismo en el país. A raíz del auge de este tipo de turismo en destinos costeros, la actual administración ha puesto en marcha el programa SurfCity, un programa que pretende convertir a El Salvador en un destino turístico de surf de clase mundial. La actual parálisis de la actividad turística internacional a causa de la pandemia de la COVID-19 ha ralentizado estos planes, aunque se espera que puedan jugar un papel clave en la estrategia gubernamental de reactivación del turismo. SurfCity está previsto que se realice en un circuito de playas, desde el oriente hasta el occidente del país, en el que estarán incluidas, entre otras, El Zonte, El Palmarcito, El Tunco, El Sunzal, Punta Roca, La Paz, La Zunganera, El Pimental, Punta Mango y Las Flores.
Varias instituciones del gobierno se encargarán de la gestión de este proyecto para mejorar la oferta turística, generar mayor conectividad, dinamizar la economía local, promocionar el patrimonio cultural salvadoreño y, por ende, crear un modelo turístico con desarrollo sostenible en El Salvador (MITUR, 2020).
Según la Memoria de Labores 2019-2020 del Ministerio de Turismo, el sector público está invirtiendo en mejorar la infraestructura del destino turístico.
Por ejemplo, en el Puerto de La Libertad se ha construido el Mercado del Mar, un área gastronómica con 20 locales dedicados a la restauración, 84 puntos de venta de mariscos y estacionamiento para 110 lanchas y 4 bodegas. En la playa El Tunco, una de las playas de surf más famosas del país, se está ejecutando un proyecto de construcción de 6.300 m2 de pavimentación, 2.500 metros de cordón cuneta, 200 m2 de aceras e instalación de señalización vial y rotulación turística de seguridad.
Según una entrevista realizada por el diario salvadoreño El Mundo a la Ministra de Turismo, Morena Valdez, SurfCity implica una inversión de 23.7 millones de dólares y estima que en los próximos diez años genere medio millón de puestos de trabajo en El Salvador y un flujo de ocho millones de turistas que traerán cuatro mil millones de dólares al sector turístico salvadoreño. Sin embargo, esta estrategia turística implica una serie de retos que no se pueden disociar de sus ventajas, y que deberían ser también tomados en cuenta.
La gestión del turismo en El Salvador
A inicios de los años 90, con la finalización del conflicto armado en El Salvador, se despertó el interés por el turismo en el país y el Gobierno impulsó la investigación sobre las potencialidades del sector (Martí, 2011). Pero no fue hasta el 2004, con el gobierno de la conservadora Alianza Republicana Nacionalista, ARENA, presidido por Elías Antonio Saca González (2004-2009), que se creó el Ministerio de Turismo de El Salvador (MITUR). Como institución pública, el MITUR, es la máxima autoridad en materia de turismo del país y depende directamente del Gobierno de la República. Es institución encargada de definir la Política Nacional de Turismo y el Plan Nacional de Turismo.
En el 2004 se nombró Ministro de Turismo a Luis Gonzaga Cardenal Debayle. Pero éste renunció anticipadamente en 2005, tras verse involucrado en un escándalo de corrupción. El puesto vacante lo tomó José Rubén Alonso Rochi Parker. Bajo la gestión del ministro Rochi Parker (2005-2009), se trabajó fundamentalmente en la promoción de El Salvador como destino de negocios y de sol y playa (Ministerio de Turismo 2009-2014, 2014), una estrategia que partía de la ventaja de tener un hub de transporte aéreo en el país. El primer cambio significativo de la administración fue la creación de la Ley de Turismo, firmada y aprobada en el 2005, con el fin de “fomentar, promover y regular la industria y los servicios turísticos del país”. Esta ley fue un primer paso importante en el desarrollo de la institucionalidad del turismo. Posteriormente, en 2006 el gobierno elaboró el Plan Nacional de Turismo 2014 (PNT, 2014). La visión era convertir a El Salvador en un referente internacional para el turismo de convenciones, y trazar el camino para un fuerte incremento en las llegadas de turistas al país. Concretamente, el plan se propuso alcanzar la llegada de 2 millones de visitas para el año 2014.
Sin embargo, pasados dos años de su vigencia, y ante la crisis financiera global, el gobierno decidió revisar el documento y actualizarlo al nuevo contexto económico nacional e internacional. Si bien en 2006 la proyección de llegadas para el 2014 fue de 2 millones de visitas, en el Plan Nacional de Turismo 2020 se estableció una meta inferior de 1.9 millones de llegadas y para el 2020 se propuso llegar a los 3 millones de visitas.
El siguiente período presidencial (2009-2014), marcó un cambio histórico en el país. Carlos Mauricio Funes Cartagena, fue el primer presidente de la candidatura de la antigua guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) después de la guerra civil. Nombró como el Ministro de Turismo a José Napoleón Duarte Durán, procedente de las filas del Partido Demócrata Cristiano. La apuesta turística de aquel gobierno tuvo dos ejes. Por un lado, se continuaron los esfuerzos por captar el turismo internacional con la marca país, El Salvador Impresionante, y, por el otro, se lanzó la estrategia de turismo nacional Pueblos Vivos, que pretendía “incorporar el turismo interno como uno de los ejes de desarrollo de la oferta turística nacional” (MITUR, 2015).