Golpe de Estado consumado Con su decisión de habilitar la candidatura del binomio del MAS, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) corona el ciclo de golpe estatal1 abierto por el TCP en noviembre de 2017, y liquida su propia legitimidad y capacidad para dirigir creíble, legítima y legalmente las elecciones de 2019, o cualquier otra. Se cumple de esta manera la lenta pero pertinaz deriva hacia el predominio de la fuerza en las confrontaciones políticas y sociales, al compás de la caída de la convocatoria y credibilidad del régimen y del Estado, en primera instancia, y también del sistema de representación política del país.
Primarias y acrobacias Según García Linera, el empeño gubernamental para forzar la realización de las primarias, cuatro años antes de lo recomendado por los redactores de la ley de organizaciones políticas (LOP) y del propio TSE, se debería a que los estrategas electorales oficialistas vieron la oportunidad de “obligar al candidato [Mesa], que podría haber aglutinado a la oposición, a lanzarse prematuramente y tener más de un año para dejar que “afloren sus defectos”2, ya que cree que “[si aparecía] como outsider en julio de 2019 le hubiera ido muy bien”. Pero, gracias a la astucia y habilidad vicepresidencial de adelantar las primarias, “tuvo que hacerlo en noviembre de 2018”. Solo puede estarse de acuerdo con esa apreciación si uno cree que durante los diez meses que median entre hoy y las elecciones de octubre la única voz 1 Denomino así al conjunto de acciones y disposiciones con las que el régimen instituido burla, soslaya o anula ilegalmente la vigencia de parte o del conjunto de la Constitución, para satisfacer sus necesidades u objetivos particulares. 2 Véase: http://www.eldeber.com.bo/bolivia/Vice-revela-plan-que-el-MAS-uso-para-impedir -que-Mesa-sea-el-aglutinador-20181207-6592.html
[209]