Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar Zona Escolar 03-Círculos de Investigación
Si consideramos que todo el mundo humano es producto del trabajo, su omisión en la educación puede considerarse una aberración pedagógica más de la escuela capitalista. Es difícil explicar la omisión del trabajo en los procesos educativos escolarizados; la teorización en educación se reduce a un monólogo repetitivo y aburrido, sin la alegría de trabajar y transformar, sin libertad para crear y producir. Ya Freinet, Montessori, Freire, Vigotsky han demostrado la importancia del trabajo en los procesos del desarrollo, no sólo en cuanto a los componentes dinámicos del desarrollo, sino respecto a sus componentes dialécticos en tanto individuo, comunidad, pueblo y nación. No es posible el Desarrollo Dinámico y Dialéctico que deseamos activar sin animar el trabajo pedagógico comunitario que nos dignifica, transforma y humaniza.
El taller Consideramos necesaria la activación del taller en la animación del Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar. Existe libertad de la educadora o educador elegir la didáctica, pero no puede prescindir del trabajo en taller. Entendemos por taller una forma de trabajo manual e intelectual, intencionalmente organizado que privilegia la acción práctica y autónoma de niñas y niños, permitiendo la comunicación y socialización entre los miembros de la Comunidad Convivencial, haciéndoles interactuar con su realidad y experiencias en un espacio de indagación y creación permanente, lo que favorece los procesos de aprendizaje y desarrollo infantil que deseamos alentar con nuestro Programa Educativo. Cuando el trabajo es comunitario, permite la cooperación, la ayuda mutua, la autonomía, el aprendizaje vicario, la interacción, la compartencia. Quizá la mayor riqueza educativa, pedagógica y didáctica del trabajo en taller se logra en la unidad de teoría y práctica; en la praxis de comunidad que recrea el trabajo comunitario, pues nuestra humanización depende de nuestras necesidades materiales y espirituales de vida y existencia, necesidades que se satisfacen con trabajo. De pronto, entre estas hojas, entre estas libretas y estos apuntes, aparece la idea de que no se puede hablar sobre el taller. Se puede trabajar sobre el taller, se puede hacer un libro o montar una exposición sobre el taller pero no se puede hablar del taller (…) Es como la mesa de trabajo de quien hace mesas de trabajo: de alguna manera esa mesa no existe. Pareciera, si no sonara tan ostentoso, que el taller es un límite del discurso (Wolfson. 2010, 9)
Los talleres deberán ser dinamizados conforme a ciertos principios necesarios a su correcta aplicación. Dichos principios son específicos de la organización didáctica y pedagógica del taller. Principio de actividad. La actividad humana, el movimiento voluntario y el pensamiento intencional, se realizan plenamente en el trabajo que ofrece el taller; el trabajo en taller enriquece y supera los procesos de desarrollo que dinamiza el juego; sin embargo, trabajo y juego son actividades diferentes que deben y pueden ser
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