Trenzando una historia en curso: Arte dominicano contemporáneo en el contexto del Caribe

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Daniel Henríquez (Santiago de los Caballeros 1946-1997). Yo de frente. 1970-1971. Medios mixtos sobre tela. 244 x 202 cm. Adquisición de la Fundación Eduardo León Jimenes, 2002. Colección Eduardo León Jimenes de Artes Visuales.

espíritu nacional en cuestión algo parecido a un jeroglífico […] en el que la esencia secreta de la nación se declara por su cuenta, condensada”.9 Por su parte, y como arquetipo de este tipo de artista activista, Asdrúbal Domínguez condujo su labor artística paralela a la de militante izquierdista y participante activo de las luchas sociales del país, reprodujo en sus grabados de la fecha imágenes perturbadoras provenientes de la realidad social de la República Dominicana. Asdrúbal fue un revolucionario, no solo por el mensaje intencionado de su arte, sino porque también procuró transmitir sus ideas relativas a los males y las injusticias del momento que le tocó vivir. Madre dolorosa ofrece la imagen de una madre angustiada protegiendo con los brazos a su hijo. Ante tan atormentada imagen provocada por quién sabe qué maldad –la guerra, el hambre o la pobreza–, como espectadores nos enfrentamos a una inhumanidad sin redención alguna. Otro artista de la gráfica, Carlos Sangiovanni, desde una perspectiva formalista y técnicamente impecable, plasma en una serigrafía la compleja realidad de una mujer común dominicana. Negra realidad entre dos sillas naranjas presenta a una mujer inclinada ante un anafe flanqueado por cacerolas y trastes de cocina. Esta mujer en actitud y posición de trabajo se presenta en alto contraste, como reafirmando la disparidad que existe en la sociedad dominicana. Frente a ella, una silla naranja que establece un balance composicional y al fondo una pared con graffiti político. Estos elementos adicionales confirman esa diferenciación entre el pueblo trabajador y la sempiterna arenga política. A la par de este arte declarante y manifiesto, se produce el vuelco de algunos artistas hacia sí mismos, por lo que cuestiones de orden personal, autobiográfico e intimista comienzan a prevalecer en la producción artística. Esto podría entenderse como estrategia ante un contexto adverso, donde se establece una fusión de horizontes entre lo personal y lo público. Uno de los casos más contundentes de esta vertiente es el artista Daniel Henríquez, quien desarrolló una obra pictórica que se debatió entre la abstracción y la figuración palmaria. La obra Yo de frente, de 1971, muestra un autorretrato del artista en gran formato, ejecutado sobre una densa materia ocre y con trazos que siluetean la figura vigorosamente y resaltan el rostro con un trazado fuerte y nervioso. Esta es una obra de grandes dimensiones, cuyos trazos cortos marcados y monocromía crean un sentido de emoción contenida. En esta obra el autor se mostró como personaje imbuido introspectivamente en sí mismo. Sin embargo, su exploración de la vida interior, la búsqueda de la emoción y su estética distorsionada se integran perfectamente a las vías que transitaba el arte dominicano de ese momento. 9 E. H. Gombrich: “En busca de la historia cultural”, en Ideales e ídolos. Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 1981, p. 41.

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