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2] Reivindicación de la miniatura y de lo nimio
Por contraposición a lo dicho −a modo de un negativo de aquello− también podríamos señalar que un rasgo de este material lo constituyen las ‘muchas horas de filmación en que no pasa nada’. Por lo menos decirlo, no es faltar a la verdad. Y es que formalmente tiende a ocurrir que en los registros no se instala una narración, sino una secuencialidad. Aquí, para graficar y siguiendo en la cita a Perec, hay bastante de “tiempos, gente, autos y nubes”, en una articulación que constantemente interpela a un ‘yo’ o un ‘nosotros’ haciendo −incluso ‘nada’ o lo que se entienda por ello−. El mensaje −siendo capaz de expresar una cronología o de dar cuenta de momentos, épocas y motivos− como producto, sin embargo, asemeja a la idea de una postal. Postal en movimiento o la evidencia de una búsqueda delatada por un gesto con la cámara que, expresa no saber qué o, quererlo todo sin distinción ni desarrollo.
El cuerpo total del material revisado hace convivir secuencias de lo que uno pudiera llamar ‘de lo importante y lo que no’, sin grandes distinciones que construyen evidentes jerarquías entre los registros, salvo las biográficas −siempre interpretables desde el registro o desde los antecedentes con los que cuenta la familia de quien guardó el material, que, a su vez, ni siquiera necesariamente tiene que corresponder a la del contexto familiar donde o por quien se produjo el registro−.
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[3] Lo biográfico, el sujeto-‘realizador’.
El sujeto, quien construye, aparece, pero como ‘presencia’. Puede ser permanentemente un supuesto. No necesariamente sabremos quién ‘registra’, salvo en los casos en que se explicitan. Más bien, el sujeto se devela y permanece latente a través del acontecer −particularmente se da el caso, además, de que los registros no tienen audio−; se tiende a suponer de él un vínculo − ‘mi padre’, ‘mi abuelo’− por lo activo de las interacciones en general con la cámara, de género aparente y usualmente masculino, heterosexual; si bien no necesariamente hay algo que lo corrobore, salvo la memoria de la familia o el colectivo en los casos en que éstos se sienten capaces de afirmar o hipotetizar5 respecto a él… o ella, ellos, ellas. El sujeto a veces da por hecho una historia a la que no asistimos y nos ‘pasea’ por imágenes como si lo estuviera haciendo ante un amigo de años. En ello, insistimos, se devela porque lo expuesto es mucho más propio −y no decimos íntimo, en esta oportunidad− que público-genérico.
Si el registro es, en estas circunstancias, un producto inconcluso, a la espera de un visionado futuro en donde se constituya el testimonio y genere la clausura para el sentido de registrar, el sujeto, por hipotético que fuere, se encuentra vinculado −zurcido− al material de una manera fundamentalmente biográfica antes que autoral −y no ‘por oposición a’−. Lo que no los hace excluyentes.
Esto nos permitirá entender que al ‘registro biográfico’ también ingrese material de estudio, ejercicios, ensayos o preparación de procesos artísticos que no necesariamente devengan en obra. U obras cuyo fin no fuere necesariamente, o hasta el momento, entendidas como producciones artísticas o documentales, o su fin no fuese llegar a serlo. En estas referencias es que situamos a los
5. Esto en las circunstancias de que la persona que registró, hoy en día, ya no se encuentra viva y la información con que cuenta la familia es difusa.