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BOLETÍN INFORMATIVO NÚM. 12, OCTUBRE-DICIEMBRE DE 2003 CENTRO BASILEA DE INVESTIGACIÓN Y APOYO, A.C.

2. Sobre la actividad del 14 de octubre  COMENTARIOS DE SALOMÓN FARFÁN H.

1. En primer lugar quiero agradecer la invitación a esta presentación a las y los organizadoras así como a todas y todos los asistentes. Quiero iniciar diciendo que esta misma reuniónpresentación es una concretización de la intuiciónpropuesta del doctor José David Rodríguez y del reverendo Evaristo Falcó. Cristianos y cristianas de diferentes confesiones hablando de la iglesia como primicia del Reino. Lo que había sido un tema de división, ataque y rechazo se convierte en el tema de unidad, de diálogo y de enriquecimiento mutuo. 2. En segundo lugar, antes de comentar el contenido del libro, es necesario decir que hablo desde mi ser de laico católico que cargo en mi persona una tradición de superioridad, de pretendida posesión de Dios, de la verdad y del único camino para la salvación. También cargo en mi persona la tradición del Vaticano II, de las conferencias de Medellín y Puebla, así como de la teología de la liberación en la cual he sido educado. En esta tradición y en esta historia es donde he ido aprendiendo a conocer y a encontrarme con Dios. El Dios de mis padres que me lanza a un siempre nuevo encuentro, que se hace palpable concretamente hoy en la lectura de este libro. 3. En tercer lugar, compartiré con ustedes los aspectos sugerentes y significativos que descubro en la lectura, además de los puntos ante los cuales considero habría que tener cuidado. a) Una iglesia fiel al testimonio bíblico, pertinente a la situación histórica actual y fiel a la reforma del s. XVI. Esta es la pretensión de la primera conferencia del reverendo Evaristo Falcó. No se puede hablar de la iglesia sin referirse a su fuente ni al contexto en el que vivimos, tomarlos en cuento nos habla de la fidelidad que le debemos a Dios y a la humanidad. Es muy sugerente desde el inicio poner estos puntos en el diálogo para definir que no se puede hablar de la iglesia únicamente referidos al testimonio bíblico o a la propia tradición o interpretación de cualquiera de estos dos elementos. Hablar de la iglesia únicamente se puede hacer desde el lugar y el momento en el cual estamos tenemos puestos los pies. Por otro lado tampoco se puede dejar de lado la propia tradición. Cuando hablo de la iglesia lo hago desde el bagaje cultural que cargo, esto me abre a la

diversidad y a la complementariedad. Este punto lo comentaré más adelante. b) Sustancia católica y principio evangélico son los dos elementos constitutivos de la iglesia. Estos elementos son muy iluminadores para mi como católico, la concepción de catolicidad rompe con lo que he recibido de mi tradición: ser católico es pertenecer a una denominación. Desde la perspectiva del reverendo Evaristo la catolicidad es una universalidad que abarque a todos los grupos, naciones, razas y clases sociales. Es la totalidad de la comunidad de fe en unas expresiones pluriformes; no es una confesión cristiana particular. Esta concepción rompe la visión particularista y excluyente para ver a la iglesia. Rompe una visión tribal de la misma, especialmente de la visión de los católicos: ―iglesia es la mía y no hay otro‖, ―nosotros somos la verdadera iglesia‖. Una visión de la catolicidad en estos términos nos abre al diálogo y al enriquecimiento mutuo. El principio evangélico es algo compartido en las diferentes confesiones, lo que habría que caminar es en el enriquecimiento de este principio. Lo evangélico no lo determina mi interpretación sino una interpretación construida en conjunto. Este principio, como se menciona en varias partes del libro, tiene que ver con la cercanía con el pobre. c) La iglesia, signo y primicia del Reino. Esta concepción es algo que compartimos por el aporte teológico del Vaticano II. Es muy importante seguir profundizando en esta concepción compartida para seguirla enriqueciendo. La iglesia es relativa al Reino, esto implica afirmar que la iglesia no es absoluta, implica afirmar que el designio de Dios no es la iglesia sino el Reino. Esta concepción rompe el eclesiocentrismo en el cual hemos estado sumergidos durante muchos siglos, por lo menos los católicos. La iglesia no está por encima de la palabra y más profundamente habría que decir que la palabra no está por encima de Dios. Dios es mayor que todo, por tanto ningún valor histórico debe convertirse en un valor absoluto. La iglesia no es el Reino, ni siquiera Jesús es el Reino, porque Dios es más que el mismo Jesús. Todo lo anterior nos llevaría a dejar el triunfalismo eclesial y la teología de la gloria para asumir una teología de la humanidad. Nos llevaría a asumir la transitoriedad de la iglesia. Esto mismo nos llevaría al diálogo interreligioso. d) La propuesta es una iglesia que sea comunidad de sanación, de salud y vida. Esta es una perspectiva

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