Enrique García: «El Sospechoso Estado de Opacidad Gubernamental»

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|| Enrique García|Pedro Echárren ||


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«—Controlarnos la materia porque controlamos la mente. La realidad está dentro del cráneo. Irás aprendiéndolo poco a poco, Winston. No hay nada que no podamos conseguir: la invisibilidad, la levitación... absolutamente todo. Si quisiera, podría flotar ahora sobre el suelo como una pompa de jabón. No lo deseo porque el Partido no lo desea. Debes librarte de esas ideas decimonónicas sobre las leyes de la Naturaleza. Somos nosotros quienes dictamos las leyes de la Naturaleza.»

Orwell - 1984

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INTRODUCCIÓN |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

La

evolución histórica de las ciudades demuestra

que, desde hace tiempo, están en crisis. ¿Se trata en realidad de un conjunto de desajustes de orden físico, material y concreto? ¿Se trata de la insuficiencia de elementos, de instrumentos y de operaciones? ¡NO! No se trata de eso, o al menos no se trata de eso solamente. Sin embargo, siempre que se promueve un cambio en el andamiento posibilista de los espacios geográficos, se hacen intervenir variables que atañen a la realidad. Nada obstaría para reconocer en esta actitud una visión materialista conocida como «estructuras materiales de los objetos» Digamos solamente que la presentación real de los servicios de gubernamentalidad argentina, hoy, no es una cuestión solamente material, física, sensible o concreta, aunque se puedan medir, ser cuantitativos, previsibles, pronosticables. Los fracasos de nuestros hábitats no son fracasos reales, son fracasos conceptuales. Solía decir Heidegger, un pensador del campo de la filosofía, que el mundo no es el mundo sino una hermenéutica del mundo, una interpretación de él. Y esto porque participa el hombre, que construye la realidad, con una visión conceptual, y tal vez ideológica, apoyada en premisas y supuestos que componen un modelo irreal, artificial, formal. ¿Esto quiere decir que lo que falla en algunos de nuestros sistemas es, precisamente, el concepto, es decir la hermenéutica, es decir el modelo conocido como «fenomenología subjetiva» del idealismo racional

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«6» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» desenganchado de la estructura objetiva, antes que su mera configuración material? Así parece ser. El hombre se vale de «lenguajes», algunas ciencias y algunas técnicas se conocen por esos vocablos, y además sus definiciones también se apoyan en cierta lingüística. Pero no es solamente el lenguaje hablado el que informa nuestros modelos. ¡No!, es la idea que nos hacemos de ellos, es decir la concepción puramente mental que luego va a ser punta de lanza que establece y acota una realidad débil. Débil porque no se trata de una realidad pura, como creemos, sino de una realidad concebida según una visión conceptual, y sígnica, es decir compuesta por signos, y por lo tanto semiótica, semántica, aplicable en nuestro caso a servicios gubernamentales y, para mayor complejidad, además, de orden artificial, toda vez que influye en un todo que también es conceptual, no real, a veces intangible. Podríamos decir que el estatuto ontológico, es decir, que el ser, que el objeto, que lo que le da el ser a los sistemas es irreal, que no tiene entidad física, espesor, que no es posible exponerlos a los cinco sentidos externos. Que responde más a la forma, que a la materia, entendiendo por forma los determinantes conceptuales que informan y construyen un modelo pensado y realizado sin dicotomías, es decir con continuidad, que de lo contrario crearía la falsa idea de que las cosas pensadas no se conectan con las cosas dadas, presentadas, es decir reales, objetivas. Es el predominio de la forma, del juego libre de los conceptos el que parece haber fallado en nuestros sistemas de gestión pública, social y privada. Querer manejar algo real aplicándole reglas e instrumentos reales, racionales, subjetivos, no parece tan infructuoso como hacerlo a la inversa. Un pensamiento no se mueve con una palanca, ni una palanca puede ser movida por el pensamiento, aunque se interconectan y uno sirve al

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«7» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» enriquecimiento o al conocimiento del otro. dimensiones de ser, se combinan.

Ambas

Siendo así, concibiendo un sistema gubernamental que opera sobre una realidad total irreal, artificial, pero no ficticia, podría tenerse no la verdad y la eficacia de un sistema, sino un sistema compatible con la razón, con el raciocinio, ya que la razón construye, determina la realidad, y no la realidad puede ser inteligida per se sin la concurrencia intelectual. Por lo tanto, nuestros problemas no son los problemas de la realidad, sino los problemas del concepto que de ellos tenemos, su frecuencia, su intensidad, su gravedad, su proyección en el tiempo, su difusión en el espacio. Pero este modo de pensar requiere algo que también tiene forma, tiene concepto, que está signado por una realidad distinta, por una realidad no de la materia, sino del razonamiento: saber, conocer, educar, entender. Ese es el camino de la ciencia. Cuando Kant advirtió que por vía de la metafísica podría probarse la existencia de Dios, o la de seres quiméricos, se dio cuenta de que había una diferencia entre algo que estaba dado, presentado a los cinco sentidos externos, por lo general la materia, y lo que no estaba dado, presentado a los cinco sentidos externos, sino al sentido interno, cuyo proceso lo describió, justamente, como contenidos de conciencia que llamó «representaciones» que son conceptos. Por eso fue que dijo, parafraseándolo, no es lo mismo cinco taleros en el bolsillo, que cinco taleros en la imaginación. Sin embargo, se propuso unir ambas cosas, el concepto y la cosa que el concepto representaba. Pero también explicó que, para conocer, el hombre debe tener un concepto previo ante aquello que se presentaba ante los cinco sentidos. No dejó de lado las representaciones que llamó «ideas», en las cuales no puede haber sensación porque las ideas escapan a las

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«8» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» intuiciones sensibles, y por ende a los conceptos. Ello no invalida que la ciencia tenga un presupuesto de fe, dependiendo ello de una cuestión más o menos ética, más o menos moral, es decir un actuar donde la relación de causalidad (causa—efecto) no rige, un actuar donde rige la libertad, y no el determinismo. A lo que escapaba a esas dos esferas, las representaciones que son intuiciones captadas por los cinco sentidos, y a los conceptos procesados en el sentido interno, el psiquismo, le dio el nombre de «contenidos de conciencia» o «representaciones» que son ideas. Pero ¿para qué servirían las ideas? Las ideas sirven para trazar el límite y el alcance de la ciencia, es decir de lo conceptual, de lo determinista, de la cadena de causalidad. Lo otro, lo que no tiene concepto, lo que no se basa en lo dado a los sentidos externos, es ya dominio de la metafísica, y por ende, de Dios, para mencionar el caso más paradigmático, para mencionar el caso del «Incondicionado» que causa pero no es causado. Esta división tan tajante, planteada hacia el siglo XVIII, había sentado las bases del futuro desarrollo de la ciencia. Había expuesto el germen y la base de lo que se llamó el «Idealismo trascendental, gnoseológico y propedéutico» Sin embargo, se había descubierto algo fundamental, se había descubierto que lo que rige la metafísica no se aplica a la ciencia, pero a su vez, que lo que rige la ciencia, no se aplica a la metafísica y es de un orden heterogéneo. Lo que venimos a proponer con este documento es un cambio conceptual, un cambio para conocer, un cambio para saber, un cambio para entender, un cambio para tratar lo dado con criterio conceptual, un cambio que escape a la imprevisión, un cambio que supere la improvisación. Un cambio para estrechar la brecha entre lo posible de la duración media de la vida y la esperanza media de ella.

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«9» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Un sistema compuesto y complejo de signficatividad de las áreas mega críticas, entonces, es un sistema conceptual. Si bien hay ciencias del dominio de lo formal, se trata de ciencias no aplicadas. Pero todas las ciencias, todas las tecnologías utilizan conceptos para que rijan en la realidad. En gubernamentalidad falta eso. De modo tal que escindir el pensamiento de la acción no solamente es un yerro cargado de riesgo económico dispendioso, y hasta pueril. Es una escisión artificial, conceptual. Si hay algo que debe darse por afirmado es aquella sentencia de un médico argentino, José Ingenieros, que clamaba: «después de pensar... hacer» Léase bien, «después de pensar...» Esto quiere decir después de tener in mente un concepto sobre un algo, recién habría que obrar, de lo contrario no hacerlo implicaría un ejercicio impropio e infecundo. Todo conocimiento comienza por la experiencia, mas todo conocimiento no es experiencia. En cierto modo, uno sabe de antemano (por el concepto) lo que conoce (lo dado, lo que se presenta a los cinco sentidos), lo que ya sabía. Y en cierto otro modo, uno no sabe lo que conoce, o mejor dicho sabe que no conoce, desde que todo cuanto de alguna manera está en el mundo, no es sino filtrado por la lente del psiquismo humano, y no es puro ser en sí y por sí fuera de la conciencia. Pero la formación de conceptos se da merced a un proceso un poco complejo, y es, creemos, la deficiencia en la formación de buenos conceptos y su posterior aplicación lo que ha hecho naufragar tanta esperanza, tanta ilusión, tanto esfuerzo. Pero hay más, la mala formación de conceptos cuesta, y cuesta mucho, cuesta demasiado. Pongamos por caso un ejemplo hipotético pero posible. Es posible que la estructura causal de la mortalidad vaya cambiando prontamente. Lo mismo parece que ocurrirá con la estructura de las patologías prevalentes. Construir, por

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«10» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» ejemplo, un hospital basado en información sesgada y fragmentaria del pasado, llevaría a creer que, como el futuro se comportará inexorablemente como en el pasado, cualquier problema es soluble. Grave error, si no introdujésemos en consideración el concepto apuntado: la estructura de las enfermedades cambiará. Ahora bien, esta cuestión aparejará, también, repercusiones insoslayables relacionadas con los aparatos e instrumentos de la medicina, el personal, el uso de medicamentos, las franjas de prevención, y los sistemas de aprendizaje que marchen (o no) al unísono con un concepto, o mejor dicho con un modelo conceptual, bajo la influencia conceptual de un modelo. Entonces, ¿el cambio conceptual, no es, en cierto modo, una imposición pre-anterior a la concepción de cualquier esquema no ya de servicios de salud sino de cualquier esfera de la órbita estatal? ¡Sí! Así es. Pero, ¿un cambio de tal envergadura no requiere tiempo, mucho tiempo? Sí, por eso es preciso aplicar cierto criterio de plan experimental piloto, que supone cierta gradualidad, supone un pensar para pensar. Supone escoger un hospital y adelantar lo que será durante un tiempo un plan total en un efector, y luego en todos durante otro tiempo menos azaroso. Si uno dice que el espacio que los físicos como Newton concibieron en términos físicos, es un componente conceptual, alguien nos tachará de ignorantes. Pues bien, es lo que hizo Kant. El espacio, dijo aproximativamente, es un concepto. Ese espacio que proponemos para llevar adelante nuestra propuesta, no es un espacio solamente físico, es antes un espacio conceptual, un lugar donde no se pueda dar, o al menos se debe evitar, la escisión entre concepto y realidad, o entre conceptualización y realización. Esto es lo que pasa con las ciudades inmensamente complejas y también con las ciudades inmensamente postergadas.

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«11» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Es importante crear un espacio conceptual como si fuera un laboratorio para poder luego extraer los resultados, mejor dicho, el concepto de la realidad, para establecer las nuevas realidades, pero conceptualmente concebidas y universalizarlas. Eso es un plan total, un plan universal, no general, es decir no para un tiempo, para alguna o algunas personas, para algún o algunos lugares que prefiguran cierto grado de inequidad en los derechos, cierta injuria. El Estado debe o debería suministrar prestaciones universales, para todo tiempo, para toda persona, para todo lugar. Como premisa, también debería suministrar prestaciones necesarias, es decir prestaciones que no pueden ser sino a la manera del modelo conceptual, prestaciones que no dependen de la contingencia, porque la contingencia ha sido el signo de nuestro sistema de prestaciones, contingencias ya económicas, prestaciones de la dotación material. Y la cuestión conceptual, ¿por qué quedó relegada? La estadística da números, pero la hermenéutica de ella, es decir la interpretación de ella, es la que juega decisivamente en este sentido. ¿Y no es acaso la hermenéutica una mayor complejización cualitativa del número que representa a los hechos, a la materia? Como sabemos, para estos efectos la administración gubernamental, la gubernamentalidad, la táctica, la estrategia, proponen una totalidad sólida para gerenciar organismos complejos: (a) un orden organizativo, (b) un orden planificativo, (c) un orden ejecutivo, (d) un orden educativo formativo, y (e) un orden supervisor, que son términos de la esfera conceptual. De este esquema vertebral y de su juego nacerá el cambio conceptual, mejor dicho, continuará ese orden. De lo contrario, estaremos sentenciados a repetir las viejas experiencias y recetas, por

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«12» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» otra parte, un poco agotadas y agotantes ya, que, paradójicamente, nos han conducido a un estado casi insoportable de frustración. Tan crítico aparece el diagnóstico que, seguimos ensayando, inercialmente, insistentemente, iterativamente, sobre un cuerpo organizativo intangible, inasible, que no resiste más, que seguiremos repiqueteando una y otra vez sobre unas funciones que no representan ya el vitalismo orgánico sino el mero mecerse espasmódico conducido por la mera contingencia de los hechos y replicado y repetido por la fuerza de la inercia histórica. Se impone una síntesis. Finalmente, para ser precisos y puntuales, proponemos un cambio que encuentre su razón de ser en la evolución propia del saber que expresan las ciencias biológicas, psicosociales y humanísticas. Un cambio sustentado en la construcción científica, a la manera de un cambio de paradigma, la entrada en vigencia del estudio de la historia natural de la ciencia, o, en otro ejemplo, la participación como posteriormente se estableciera posteriormente. N o hay una prueba mayor de lo que hemos venido diciendo en los párrafos que anteceden respecto de la cuestión conceptual de los problemas. Ahí está y está desde hace tiempo. Hoy la dilemática es otra. Un cambio en el terreno de lo conceptual que ponga en línea indisoluble saber y acción. Un cambio informado por una coherencia duradera entre lo educativo y lo operativo. Coherencia es un término que place. Un cambio con un sistema total, es decir absoluto, bien integrado a la hora de cuidar y restablecer la salud. Un cambio que exprese la acumulación de saberes multidisciplinarios: biopsicosociales y hasta éticos. Un cambio que de vida a la estructura global y sus matices a la hora de construir, de determinar, de definirla. Un cambio que

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«13» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» modifique la dicotomía entre lo que se enseña y lo que se hace. Un cambio que unifique conocimiento y acción para el destinatario de los servicios. En síntesis de lo que hablamos es de un cambio en el modelo conceptual de la gubernamentalidad que produzca una reingeniería en el diseño de los sistemas de servicios sociales, públicos y privados, para que se hable como un todo del cuidado, del restablecimiento y de la cronicidad del proceso de gestión que comienza por conocer las áreas mega críticas donde todo sucede. Un cambio integrador que no soslaye a la población en sus circulaciones, posiciones y situaciones naturales.

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CAPÍTULO I |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

La

convergencia de las tecnologías de la información y de la comunicación está produciendo cambios en la gestión de entornos urbanos y los territorios que son muy diferentes de cualquier realidad experimentada hasta ahora. Durante gran parte del siglo XX, la idea de que un territorio sea inteligente era un asunto de ciencia ficción. Sin embargo, la perspectiva de que una ciudad o territorio pudiera llegar a ser inteligente, sensible, se convierte en una nueva realidad gracias a la expansión de la conectividad, la computación móvil, los avances en automatización, la proliferación de todo tipo de gadgets enganchados al Internet de las cosas, las posibilidades de ejecutar analíticas de grandes volúmenes de datos heterogéneos, los avances en

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«14» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» inteligencia artificial, machine learning, y modelos predictivos. Eneste trabajo no se persigue teorizar acerca de área mega críticas inteligente, sino a la gestión inteligente de áreas mega críticas. Crear un territorio inteligente es más sobre la gente que sobre la tecnología, sin embargo, la computación, las ciencias de la información y la ingeniería desempeñan un papel crucial en la creación de las tecnologías desde el que se puede innovar y evolucionar el concepto de gestión inteligente. Nuestros planificadores, arquitectos, ingenieros, economistas, demógrafos, transhumanistas y administradores tendrán la posibilidad de aprovechar el poder de la información generada dentro del perímetro de un territorio. Se trata de leer subjetivamente la realidad objetiova. Dicho de otro modo, se trata de concebir la fenomenología subjetivizante de la estructuración objetivista. Por ejemplo, con datos de ciudades, los planificadores de transporte podrían comprender mejor la demanda de servicios y el comportamiento de los pasajeros; del mismo modo, los proveedores de energía podrán adaptar su oferta a las necesidades reales de sus clientes. Así con la salud, la seguridad, la educación y la inmigración interna o internacional, Los ciudadanos podrán beneficiarse de la prestación de servicios personalizados y oportunos que tengan en cuenta su individualidad y su contexto, es decir se trata de la gestión inteligente de áreas urbanas y territorios Algunos de los retos contemporáneos en investigación se centran tanto en el desarrollo y mantenimiento de ciudades habitables, sustentables, y resilientes; como en la solución de desafíos en el contexto de los ecosistemas y la biodiversidad. El nivel de interés en gestión inteligente de ambas dimensiones está creciendo, y la literatura científica sobre estos temas caracteriza a un entorno inteligente en función

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«15» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» del desarrollo económico, el medio ambiente, el capital humano, la cultura, la participación ciudadana, la apertura y la transparencia. Las ciudades son los centros de consumo de los recursos mundiales, y el número y la proporción de la población urbana crecerá en el futuro y se tornará compleja por exceso o por defecto. Se estima que las ciudades del mundo ocupan aproximadamente el dos por ciento de la tierra del planeta, consumen alrededor del 60 al 80% de energía y son responsables del 75% de emisiones de carbono, además, muchas de las decisiones hechas por los habitantes de la ciudad afectan directamente a la biodiversidad y los ecosistemas y las circulaciones que describimos en este documento. Ante esto, la tendencia actual busca crear Ciudades Gubernamentalizadas de Gestión Inteligente. Hemos de reconocer que la forma en que las ciudades se desarrollan influye definitivamente en la conservación de la biodiversidad natural y cultural y la distribución de sus beneficios entre los diferentes grupos de la sociedad. La gestión inteligente de un territorio (Smart Land), en general abarca tres amplios, y ambiciosos, objetivos: la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes, y la creación de propuestas que busquen la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos del territorio. La progresiva degradación de los ecosistemas es la principal amenaza para la biodiversidad natural y cultural. Los procesos de interacción entre los ciudadanos y la bio-diversidad plantean brechas conceptuales que deben ser cerradas, si queremos avanzar hacia la creación y consolidación no solo de ciudades inteligentes sino de territorios y regiones inteligentes. La complejidad de su gestión requiere enfoques interdisciplinarios basados en investigación, desarrollo,

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«16» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» innovación y políticas públicas. Los avances en proyectos de Smart Cities y Smart Lands tienen un enorme potencial que puede ser transferido a la gestión inteligente de territorios biodivesos y culturodiversos. El reto de gestionar el patrimonio megadiverso se podría denominar «megadiversos» a los países con mayor índice de biodiversidad de la Tierra, nueve de estos se encuentran en América (México, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia y Venezuela), seis en Asia y cuatro en África. Se estima que en conjunto albergan más del 70% de la biodiversidad del planeta, suponiendo sus territorios el 10% de la superficie del planeta. El cuidado de este patrimonio en Latinoamérica y el Caribe es prioritario. Se han comenzado a gestionar los impactos a través de iniciativas en las áreas, ciudades y regiones mega críticas.

ÁREAS, REGIONES Y CIUDADES MEGA CRÍTICAS Las ciudades pueden entenderse como sistemas complejos, pero sin embargo no se pueden definir ni conocer, acabadamente, por sus partes. Vivir en una ciudad supone, sin lugar a dudas, discurrir dentro de im gran sistema complejo en el que se respira algún grado de inteligencia. Grande o pequeña, una ciudad siempre semeja un laberinto de infinitos pasadizos por sortear. Las ciudades inteligentes están naciendo y muriendo cada día. Cada vez más rápidamente. Ellas representan una hermenéutica del mundo inteligente de gran

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«17» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» valor en el diagnóstico, la formulación de políticas, la planificación, la organización estructural, la gestión gubernativa, la especialización profesional, el control de gestión y el replanteo permanente de los hechos, de las situaciones y de las cosas de las personas que del mundo sensible. Interpretar una ciudad exige articular sendas realidades; la realidad inteligible y la realidad sensible que por definición no siempre acuerdan. Los hechos suelen ser muy caprichosos para poder subsumirse en categorías conceptuales. Las palabras nunca son las cosas. Es necesario comprender la contribución que la inteligencia le debe a la ciudad concreta. Se trata de un principio fundante del idealismo presente entre la materia y la forma de las cosas. En el encuentro de ambos existenciarios categoriales, juegan un papel decisivo la influencia metodológica de la epistemología que intenta explicar la complicación y complicar la explicación del universo, grande o pequeño, de lo real, de lo simbólico y de lo imaginario. Gobernar es una manera de buscar un esquema de encuentros universales casi siempre fallidos. En ese punto de encuentro nunca se da otra cosa que la mera equivalencia circunstancia y fugitiva. La certeza hecha pedazos explica desvíos que prefiguran y configuran áreas tan significativas como complejas. Un área crítica es aquella que por su tamaño, su densidad poblacional, su intensa actividad económica y social, y la circulación de bienes, servicio, personas y cosas, resulta en un alto grado de complejidad que exige la intervención de la alta gerencia gubernamental. También son áreas críticas, aquellos espacios que, por las mismas razones, representan un alto grado de aislamiento, desinclusión, emigración, carencia, postergación y atraso comparativo. Debemos reconocer que las áreas críticas comparten el

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«18» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» mismo problemático dilema: unas por exceso, por defecto las otras, siempre se desemboca en un gran dilema de incertidumbre. El método de las funciones directivas, entonces, es la herramienta imprescindible. El proceso de organización, planeamiento, dirección, capacitación y control eficiente de los sistemas inherentes en las ciudades, se orientan en el sentido de la rentabilidad social. Sus efectos programáticos y la secuencia operativa de orden patrimonial, económico y financiero, exige un conocimiento acabado de la compleja perspectiva donde se integra el conocimiento ligado a una actividad caracterizada por la circulación de artículos de alta frecuencia, cuyo flujo, rápido, intenso y diverso, reclama una incesación estrechamente vinculada con una respuesta exigente y perentoria, un costeo óptimo y una utilidad significativa. La ciencia de la administración gubernamental es un saber del conjunto de leyes, principios, reglas y técnicas que estudia la manera de coordinar recursos humanos, físicos, tecnológicos y financieros con un objetivo previamente determinado. El ejercicio de su arte se conoce con el nombre de dirección. La dirección es el arte de la ciencia de la administración. Se apoya en las dotes de mando, pues la autoridad sin dotes de mando comporta una abstracción. Henri Fayol publicó, en 1916, una de las primeras obras relacionadas con la administración industrial y general, donde cifra toda su reputación como organizador. Esa obra distingue cinco funciones directivas: 1» Planificación; 2» Organización; 3» Dirección o conducción; 4» Formación del capital humano. 5» Control.

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«19» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» En los últimos años de su vida, Fayol se interesó en la administración de los servicios públicos y pronuncio innumerables conferencias, especialmente en la Escuela Superior de Guerra de Francia. Fayol sostenía que sus ideas se aplicaban a todas las organizaciones, y no solamente a la empresa comercial. Aquellas funciones directivas confluyen y se resumen en la coordinación, que es la esencia de la dirección de entidades. Una función directiva es una destreza teórica atribuida a los ejecutivos, a los directivos, a los jefes en suma. En los hechos, quienes no cuenten con ese estatus directivo no deberían desarrollar funciones directivas. Esta función, como las otras, articulan componiendo un sistema. La planificación, también conocida como planeamiento o planeación, consiste en el ejercicio del ininterrumpido e ininterumpible proceso de tomar decisiones, de asumir riesgos, con el máximo conocimiento posible de las repercusiones futuras de las decisiones de hoy. En el ejercicio de esta función directiva, se socia una estructura informativa que permite confrontar las aspiraciones con los resultados, para corregir desvíos y replantear acciones en pos de objetivos previamente señalados. Es una selección de alternativas, de cursos de acción. Se ocupa del futuro de las decisiones hoy, y no de las decisiones que se tomarán en el futuro, que ya es pronóstico. Se inicia con un diagnóstico y culmina con el control (p. ej. cuando se define la escala, la magnitud de la matrícula escolar y se la cuantifica, se ha establecido una meta, se ha decidido, seleccionado, escogido una medida que es una alternativa de

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«20» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» entre una infinidad de posibilidades). Seleccionar implica también desechar alternativas consideradas imposibles o inviables. La organización consiste en la implantación de una estructura organizativa integrada por departamentos en sentido genérico; en la asignación de un jefe de departamentalización básica en el que se delega cierta cuota de autoridad específica en paridad con la responsabilidad emergente; en la definición de misiones y de funciones compatibles con una sana distribución del trabajo; en la división del trabajo; en el agrupamiento de tareas homogéneas en departamentos; en la asignación de una autoridad especial o funcional; en la descentralización de la autoridad, mediante transferencia dinámica y en el trabajo en equipo. Esa estructura es la columna vertebral de toda organización. Es invisible, pero cobra entidad a través del organigrama que la representa. Una suerte de pirámide donde la complejidad de la interacción se resuelve en la delegación de una cuota parte de la autoridad resumida en su cúspide, que se fragmenta y cae, como una cascada, hasta la base. En la cúspide se decide, se planifica y se controla más que en la base. En la base se ejecuta más que en la cúspide y se decide menos (p. ej. establecer, en la estructura un departamento administrativo organizacional, un departamento pedagógico didáctico y un departamento sociocomunitario, que componen una departamentalización básica).

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«21» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» La dirección, management o commandement, implica el desarrollo de la acción pura. El arte de dirigir, la coordinación misma en esencia. Consiste en la guía y supervisión inmediata y directa que se ejerce sobre los subordinados, sean estos directivos o no. Está en una relación inmediata y directa con las dotes de mando del que la ejerce. La autoridad, sin dotes de mando, tiende a la abstracción. (p. ej. ordenar la confección del estado de expectativas de logro, propio del departamento pedagógico didáctico, orientado bajo pautas de dirección, es decir bajo guía previa y supervisión posterior, siguiendo una dinámica permanente de continuidad del proceso). La formación del capital humano, es el único elemento capaz de vivificar una entidad organizada en tanto que actividad esencialmente humana. De aquí que conviene desarrollar programas continuos de formación, perfeccionamiento y actualización de capacidades técnicas, administrativas, operativas y gerenciales para la toma de decisiones estratégicas resultan capitulares (p. ej. los cursos de capacitación, de perfeccionamiento docente o las jornadas pedagógicas de reflexión). El control consiste en la confrontación de planes, que fungen como representaciones del ejercicio de la planificación, con los resultados, que fungen como resultantes de gestión, para establecer el desvío, evaluar las causas y en corregir sus efectos mediante «feed back» Controlar no es supervisar, ni evaluar, ni auditar, ni inspeccionar aunque, todas estas alternativas, nazcan del mismo tronco común que persigue mantener el equilibrio

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«22» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» dinámico del todo en funcionamiento (homeóstasis). (p. ej. examinar el desgranamiento previsto con el desgranamiento real, establecer sus causas, fundamentarlas y corregirlas, es decir adaptar los planes a la realidad, y no a la recíproca). El trabajo directivo «en equipo» es conocido como «ejecutivo plural» (por caso un directorio o el consejo de administración) y está reservado a diseños (función programática, de planificación) donde la participación en función de intereses impone el voto y el veto. Pero esto es ya una excepcionalidad casi reservada para las sociedades comerciales por acciones, a las sociedades cooperativas y a las sociedades del estado.

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CAPÍTULO II

FENOMENOLOGÍA SUBJETIVISTA VS. ESTRUCTURALISMO OBJETIVISTA

Cuando el 2 de septiembre de 1975, el corresponsal de la Revista Quel Corps, le preguntó a Foucault si ¿existía un fantasma corporal de las diferentes instituciones?, Foucault le respondió que el gran fantasma, es la idea de un cuerpo social que estaría constituido por la universalidad de las voluntades, y que no es el consenso el que hace aparecer el cuerpo social, es la materialidad del poder sobre los cuerpos mismos de los individuos. Cuando el mismo periodista le preguntó ¿Cuál era la evolución de la relación corporal entre las masas y el aparato del Estado?, Foucault le respondió que nada es más material, más físico, más corporal que el ejercicio del poder. Es que ¿estaba, aquí, Foucault, más cerca de la fenomenología subjetivista que del estructuralismo objetivista?

ACERCA DE LA CIRCULACIÓN Lo que en Kant es para saber, para conocer, en Foucault es para el poder, para gobernar. Su objeto de análisis, el

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«25» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» estatuto ontológico. El gobierno, es decir el ejercicio de la gubernamentalidad, sea por medio de la biopolítica, del biopoder, o por otro medio, se construye, se determina, se edifica. El estatuto ontológico de la población es lo artificial: el ser objetivo de las cosas no es una y la misma cosa que el ser del pensar formal representativo de las cosas. Sin embargo, pese a que lo niegue, ésta última formalidad racional se conserva en el ideario de Foucault, y Foucault nos muestra una épistémè, un método cuyos signos operan como una recurrencia, como un morfismo apto para entender cualquier contenido, como un todo único y compacto cuyas manifestaciones se presentan en sus partes y es múltiple. En particular, la circulación, al igual que la población, significa un concepto no-natural, un dispositivo, una tecnología, artificial en el sentido de ontología formal. Todas las cuestiones planteadas por la calle, el grano y el contagio o la ciudad, la escasez y la epidemia, tienen algo en común: giran alrededor del problema

de

la

circulación.

De

la

circulación

como

desplazamiento, como intercambio, como contacto, como forma, como dispersión, como aceleración, como lentificación, y también como distribución9. La circulación, entendida como el dinamismo en un espacio, en sus distintas manifestaciones, es un dispositivo que resulta de una acción que se sigue del dinamismo de la política en la historia, una acción que por ser histórica no-esartificial), pero concibió la libertad regulada como forma de la gubernamentalidad de la población, por la población, y para la población, parafraseando, con un alto grado de discrecionalidad,

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«26» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» a Montesquieu, en El espíritu de las leyes, cuando define qué es democracia. Pero, ¿qué es lo que se regula, sino la conducta de los hombres entre sí y con las cosas? ¿qué es lo que se conduce, sino lo que es conducible? Y ¿qué es lo que se controla, se vigila, sino la conducta de lo que es conducible? Sin embargo, el poder político

actúa

sobre

aquello

que

considera

significativo en cuanto tiene entidad política. No todo es político, sino que todo lo que es significativo, todo lo que tiene entidad política, lo es. Entonces, ¿cuál es el signo que identifica a esa significatividad, sino la medida del impacto económico y el posibilismo de conducir, como criterio de demarcación, una población. Al poder se lo puede estudiar a través del gobierno, en el sentido de conducir conductas, en una relación de uno a todos, allí donde rige la libertad, y no la dominación y siempre y cuando no se trate de una forma ética de gobierno de sí mismo. El poder político, mejor dicho. la gubernamentalidad tiene teleología, persigue una finalidad. Entonces la gubernamentalidad constituye un know-how, una tecnología de gestión, una «fisiología» del poder. Y se ejerce sobre algo que tiene un estatuto ontológico bien diferente: lo conducible: la población. Se ejerce diversamente: evitando, mediante un artificio, el riesgo de morir o, alternativamente, en el curso de la perspectiva evolutiva histórica que describe Foucault, mediante dispositivos de índole diversa y de diversa entidad, entre ellos: la circulación. También hay circulación generativa en y desde el poder pastoral hacia el poder económico, y en y desde éste hacia el poder político, y también en las formas internas de circulación que tales poderes

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«27» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» presentan. Pero no hay poder político sin alguna clase de resistencia, de un contrapoder que exige estrategia allí donde también rige el dispositivo de circulación. Ahora bien, ¿para qué sirve la circulación como dispositivo históricamente verificado, sino para el ejercicio de «un arte oculto en lo profundo del alma humana», como quiere Kant para el esquematismo, azuzado por una regla extraída de la experiencia a posteriori, que prescribe que las experiencias de algún tipo, la de los objetos presentados a la sensibilidad, pueden explicarse mediante preceptos de otra clase que son patrimonio de la síntesis en el entendimiento visto técnicamente como experiencia, como un símil sintético a del dualismo. En este sentido, la lectura de las más importantes producciones filosóficas de la modernidad, provoca dos sensaciones a la vez contradictorias y complementarias, la oscilación entre los términos de un dualismo fundamental: la oscilación entre el objetivismo y el subjetivismo» Si bien, describiendo los términos de esas dos actitudes filosóficas puras de la modernidad, hemos utilizado los términos ‘pensamiento’, ‘experiencia’. ‘ideas’. ‘cosas’, etc.; evidentemente, ninguno de ellos posee la misma significación en el subjetivismo y en el objetivismo, uno se siente tentado de leerlo a Foucault bajo el imperio de sendas perspectivas, desde que la oscilación entre el subjetivismo y el objetivismo estructura toda su reflexión retomando la antinomia entre el objetivismo estructuralista y el subjetivismo hermenéutico» Conjeturamos que la circulación como dispositivo puede ser analizada de tal suerte: la circulación es un dispositivo de la razón política para la gubernamentalidad empírica de la población,

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«28» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» y, ha sido por lo tanto un principio histórico rector compatible con una pragmática en la cual la verdad, desprovista de todo contenido ontológico-objetivo, no es otra cosa que un efecto, un producto de las estrategias sociales de las relaciones de poder. Nuestro propósito ha de ir en el sentido de captar primero la cosa ontológica, la población, como la realidad de lo sensible bajo la forma de objeto de conocimiento formal, no como actividad humana sensorial, no como objeto de modo objetivista, sino como práctica de contemplación también formal, como idea, de modo subjetivista: la contemplación subjetivista del objeto como distinta del objeto mismo o, si se quiere, como mostración

de la

persistencia del dualismo entre subjetivismo y objetivismo que redescubre el rol de la subjetividad, después de haberse superado la instancia existencialista-fenomenológica primero, y la instancia antisubjetivista después. Según Foucault, «se trata, por el contrario de hacer interactuar elementos de la realidad» para instrumentalizar la anulación de los fenómenos sin prohibición y con los fenómenos mismos: ponerle un límite Pero, ¿cómo? «Se trata de poner de relieve cierto nivel en que la acción de quienes gobiernan es necesaria y suficiente» El mismo Foucault sugiere su épistémè: «ahora vemos aparecer, [no] la idea de un poder que adopte la forma de una vigilancia exhaustiva de los individuos para que cada uno de ellos esté en todo momento y en todos sus actos bajo los ojos del soberano, sino el conjunto de mecanismos que incorporan a la jurisdicción del gobierno y de quienes gobiernan unos fenómenos muy específicos que no son exactamente los fenómenos individuales, aunque los individuos … figuren en ellos de cierta manera y los procesos de

«Enrique García»


«29» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» individualización sean uno de sus rasgos específicos. Es toda otra manera de poner en juego la relación colectivo-individuo, totalidad del cuerpo social-fragmentación elemental, otra manera que va a actuar en lo que llamamos población. Y el gobierno de las poblaciones es ..., algo completamente diferente del ejercicio de una soberanía hasta en el grano más fino de los comportamientos individuales»

LA CIRCULACIÓN ES UN DISPOSITIVO GUBERNAMENTAL MULTIFUNCIÓN

Aparece un problema muy distinto que consiste ya no en «fijar y marcar el territorio, sino [en] dejar fluir las circulaciones, controlarlas, seleccionarlas buenas y las malas, permitir que la cosa se mueva siempre, se desplace sin cesar, vaya perpetuamente de un punto a otro, pero de manera tal que los peligros inherentes a esa circulación queden anulados»

CAPÍTULO III

En

las ciudades todo circula. La circulación, mejor

dicho el «proceso de movimiento, de desplazamiento o de circulación de la gente y las cosas» es un concepto al que se recurre asiduamente: es, por lo tanto una tópica. Así, podemos

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«30» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» definir diversas formas, desde diferentes enfoques, de circulación: (a) circulación urbana; (b) circulación comercial: (b.1) circulación de los granos, y (b.2) circulación de la materialidad fina del intercambio; (c) circulación económica: (c.1) circulación monetaria estatal, y (c.2) circulación monetaria interestatal; (d) circulación política; (e) circulación de las verdades; (f) circulación de los méritos y los deméritos; y (g) circulación o pasaje del pastorado a la gubernamentalidad.

(a) CIRCULACIÓN URBANA Procede «tomar... el caso de las ciudades» que hacia el siglo XVII aparecían (a.1) con «una especificidad jurídica y administrativa que las aislaban»; (a.2) «se destacaban por el encierro, dentro de un espacio amurallado y estrecho»; y (a.3) «se caracterizaban por una heterogeneidad económica y social muy pronunciada» El «encierro», el «enclave» de la ciudad, hacia los siglos XVII y XVIII, representaba un grave problema que, hacia el siglo XVIII, exigía un «desenclave espacial, jurídico, administrativo y económico» que imponía «resituar la ciudad en un espacio de circulación» Pero, ¿por qué «el problema de la ciudad era esencial y fundamentalmente un problema de circulación»? Al respecto, podemos remitirnos al texto escrito de «un tal Alexandre Le Maître, con el título de La métropolitée» (La metropolidad, o mejor dicho la capitalidad). Le Maître asimila el Estado a un edificio que está compuesto por «tres elementos, tres

«Enrique García»


«31» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» órdenes

...,

tres

estamentos»

característicos:

los

(a)

«campesinos»; los (b) «artesanos»; y el (c) «soberano y los funcionarios» Obviamente, la comparación de la que se vale Le Maître, no es, para nada, antojadiza. La toma para explicar que los (a) «campesinos» ofician como «basamento» de un edificio, como «los cimientos que están en la tierra, debajo de ella, que no se ven pero aseguran la solidez del conjunto»; los (b) «artesanos» ofician como «partes comunes, las partes de servicio del edificio»; y los (c) «funcionarios del soberano y éste mismo» ofician como «partes nobles, los sectores de habitación y recepción» Con esta «metáfora arquitectónica», para Le Maître, «el territorio también debe abarcar sus cimientos [el campo], sus partes comunes [las pequeñas ciudades] y sus partes nobles [la capital]» donde, respectivamente, deben «vivir todos los campesinos [y sólo ellos] ..., todos los artesanos [y sólo ellos] ..., y el soberano, sus funcionarios y los artesanos y comerciantes [y sólo ellos] indispensables para el funcionamiento mismo de la corte y el entorno del monarca» Pero, a renglón seguido, Le Maître formula una metáfora de orden geométrico para determinar la naturaleza de «la relación entre esta capital y el resto del territorio: ... un buen país tiene, en suma, la forma del círculo y la capital debe situarse en el centro de este» porque, de lo contrario, no se «podrían ejercer todas las funciones que le son propias» Sería preciso, entonces, «que la capital mantenga con el territorio una relación estética y simbólica ... y también política, en el sentido de que las leyes y ordenanzas deben tener en el territorio una especie de implantación tal que ningún rincón del

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«32» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» reino escape a esa red general constituida por las leyes y ordenanzas del soberano» El trabajo de Le Maître es utópico, pero contiene un aspecto interesante: contiene «una definición de la ciudad, una reflexión sobre la ciudad planteada esencialmente en términos de soberanía ..., [cuya] relación ... con el territorio es lo primordial y sirve de esquema ..., para]una serie de funciones ..., urbanas ..., económicas ..., morales y administrativas» Le Maître nos presenta una versión de soberanía que, por sus proyecciones, también nos resulta atractiva, puesto que se propone «conectar la eficacia política de la soberanía a una distribución espacial» Lo que dice Le Maître, es que un «soberano, se trate de un colectivo o de un individuo, es alguien que está bien situado dentro de un territorio, y que un territorio bien controlado en el plano de su obediencia al soberano es un territorio con una buena disposición espacial» Esto quiere decir que la «idea de la eficacia política» está ligada «a la idea de una intensidad de las circulaciones» Y dice «a la intensidad de ... las ideas ..., las voluntades y órdenes y también ... comercial» Lo que se refiere es una idea anfibológica: idea «antigua» porque así se edificó la soberanía en el curso de la historia, del tiempo; e idea, a la vez «moderna» porque introduce la idea de «circulación» en el espacio, es decir «por la superposición [intersección] del Estado soberano, y el Estado territorial y el Estado comercial» que trátase de entrelazarlos y fortalecerlos recíprocamente. El problema de Le Maître estriba en «consolidar un Estado bien capitalizado», es decir bien organizado en torno de una capital, sede de la soberanía y que es, a la vez, comercial. Le Maître había

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«33» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» pensado el ordenamiento de la ciudad en la «categoría más general, más global del territorio» por referencia a algo más grande que ella, el territorio. Pero esto no es todo. Hubo otra manera de obrar, otro modo de proceder, de planificar, por ejemplo, y de construir, ahora en los hechos, una ciudad allí donde nada había. Los cánones, hacia fines del siglo XVI y principios del siglo XVII, respondían, por lo general, a la «famosa forma del campamento romano, que en esos tiempos acababa de volver a utilizarse dentro de la institución militar como instrumento fundamental de la disciplina» El «campamento» supone «arquitecturar un espacio [considerando que, en sentido lato,] la disciplina es del orden de la construcción», o «el campamento es el diagrama de un poder que actúa por efecto de una visibilidad general», y el ordenamiento de las ciudades no está, aquí, ahora, pensado «a partir de algo más grande que ellas, el territorio, sino a partir de algo más pequeño, una figura geométrica que es una suerte de módulo arquitectónico, a saber, el cuadrado o el rectángulo dividido a su vez, por medio de cruces, en otros cuadrados o rectángulos» En ese diseño, la ciudad que se está describiendo, se sigue de un esquema adecuado para «el tratamiento disciplinario de las multiplicidades en el espacio, es decir la constitución de un espacio vacío y cerrado en cuyo interior se construirán multiplicidades artificiales que se organizan según el triple principio de la jerarquización, la comunicación exacta de las relaciones de poder y los efectos funcionales específicos de esa distribución» Lo que importa ahora, es «arquitecturar el espacio», y no «capitalizarlo» según el esquema de Le Maître.

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«34» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Pero, esto, todavía tampoco es todo. En un solo ejemplo, proporcionamos una «serie de casos» que atañen a los «ordenamientos

reales

de

las

ciudades

que

existían

efectivamente en el siglo XVIII» En el ejemplo de «Nantes» se procuraba «eliminar los amontonamientos, dar cabida a las nuevas funciones económicas y administrativas, regular las relaciones con el campo circundante y ... prever el crecimiento» De la «ciudad como agente perfecto de circulación», el arquitecto Rousseau derivó una metáfora consistente en que la refección «tuviera ... forma de corazón», de tal suerte que fuera apta, así como la sangre lo es para el corazón, «la buena forma debe ser el soporte del ejercicio exacto de la [su] función» Pero ese diseño simbólico, no sería, precisamente, el que prosperaría, sino aquel que revistiera «una serie» de aspectos «precisos y concretos» como el presentado por «Vigné de Vigny», a saber: (a) «higiene»; (b) facilitación del comercio; (c) articulación de calles con rutas externas; y (d) «permitir la vigilancia» Así, «se trataba de organizar la circulación, suprimir sus aspectos peligrosos, distinguir entre la buena y la mala circulación, maximizar la primera y reducir la segunda» En el caso de Vigny no se trataba «de construir dentro de un espacio vacío o vaciado ... que va a construirse por entero» porque de tal suerte trabaja la disciplina, sino que, ahora, la seguridad considerará «una serie de datos materiales», de modo que no se reconstruya ese dato de manera que sea «dable esperar un punto de perfección como en una ciudad disciplinaria» «Se trabaja ... sobre datos naturales ... y también sobre cantidades ... relativamente reducibles ..., pero nunca por completo ... y puesto que jamás se las puede anular ...

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«35» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» entonces trabaja sobre probabilidades que constituyen una forma de gestión fundada en el estudio de experimentos aleatorios, azarosos, libres de determinación, aunque no de fijeza. De tal suerte, «en esos ordenamientos de las ciudades se intentará organizar elementos que se justifican por su polifuncionalidad» Se circula bien por las buenas calles donde también circulan «miasmas», «enfermedades», mercaderías, y hasta «amotinados» y «ladrones» Ora de carácter positivo, ora negativo, lo que circula sería objeto de ordenamiento actual con una proyección de futuro que consiste en «poner en juego todas esas diferentes funciones de la ciudad» Un buen ordenamiento, en términos de seguridad, supone la administración matemática y estadística de esas «series indefinidas», de esas «series abiertas», formales, mediante las cuales sus correlatos ontológicos pueden interpretarse (diagnóstico), preverse (prognosis), dirigirse (gestión) y controlarse (vigilancia), aproximativamente, mediante cálculo probabilístico En síntesis mientras «la soberanía capitaliza un territorio y plantea el gran problema de la sede de gobierno ..., la seguridad tratará de acondicionar un medio en función de acontecimientos o de series de acontecimientos ..., la seguridad remite a una serie de acontecimientos posibles, remite a lo temporal y lo aleatorio ... que habrá que inscribir en un espacio dado» El espacio es, así, un medio, EL MEDIO «necesario para explicar la acción a distancia de un cuerpo sobre otro ..., soporte y ... elemento de circulación de una acción» Es un espacio de tipo newtoniano, y por lo tanto físico, antes que kantiano como condición (pura) de posibilidad de la sensibilidad, sobre el que Foucault sugiere la «medición», es decir las operaciones directas

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«36» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» de medición, y las medidas obtenidas indirectamente por medio de cálculo.

Así, «el medio aparece ... como un campo de

intervención donde, en vez de afectarlos como ... cuerpos susceptibles de prestaciones ... se trata de afectar ... a una población» Con la ciudad se hace patente algo fundamental: «la irrupción de la ‘naturalidad’ de la especie humana dentro de un medio artificial» de poder. Moheau, el teórico de la biopolítica, del biopoder, vio «aparecer con toda claridad la noción de un medio histórico natural como blanco de una intervención de poder ..., muy diferente de la noción jurídica de la soberanía y el territorio y también del espacio disciplinario» Ahora, el problema del soberano «es algo que tiene que ver ... con la interferencia ... de un medio geográfico, climático y físico con la especie humana, en cuanto ésta, tiene un cuerpo y un alma, una existencia física y moral; y el soberano sería quien tenga que ejercer su poder ... donde la naturaleza en el sentido de los elementos físicos, interfiere con la naturaleza en el sentido de naturaleza de la especie humana; en ese punto ... donde el medio se convierte en determinante de la naturaleza» Esto señala uno de los elementos de la introducción de los «mecanismos de seguridad»: la aparición de un «proyecto» que es una «técnica» política dirigida al medio. Si tuviésemos que sintetizar el sentido de todo cuanto hasta aquí se ha dicho, podríamos decir que, «la función estructuradora del espacio» reposa en el soberano del territorio, quien, después de «fijar límites y fronteras», después de delimitarlo, «se había convertido en arquitecto del espacio,

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«37» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» disciplinado», y también en el regulador del medio que garantiza la circulación en sus distintas manifestaciones.

(b) CIRCULACIÓN COMERCIAL (b.1) CIRCULACIÓN DE LOS GRANOS «La circulación de granos» fue una concepción «teórica» propia de la fisiocracia. Es más, se considera que ellos, los fisiócratas, la «impusieron al gobierno francés» a través del «efecto multiplicador» Así, «el principio de la libre circulación de granos puede leerse como la consecuencia de un campo teórico, y al mismo tiempo como un episodio en la mutación de las tecnologías de poder y en el establecimiento de la técnica de los dispositivos de seguridad que... es característica o es una de las características de las sociedades modernas» Para Foucault «la libertad no es otra cosa que el correlato de la introducción de los dispositivos de seguridad. Un dispositivo de seguridad ... sólo puede funcionar bien con la condición de que se dé algo que es justamente la libertad, en el sentido moderno que [esta palabra] adopta en el siglo XVIII: ... la posibilidad de movimiento, desplazamiento, proceso de circulación de la gente y las cosas» Esta es la «facultad» que es «menester entender y comprender como una de las facetas ..., de la introducción de los dispositivos de seguridad ... cuando se habla de libertad»: «la administración de los hombres que tiene

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«38» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» en cuenta la libertad de los hechos en primer lugar. Eso es una tecnología de poder» Todas las cuestiones planteadas por la calle, el grano y el contagio o la ciudad, la escasez y la epidemia, tienen algo en común: «giran en definitiva, y en mayor o menor medida, alrededor del problema de la circulación» Circulación como «desplazamiento», como «intercambio», como «contacto», como

«forma»,

como

«dispersión»,

y

también

como

«distribución» Si la soberanía consiste en «conquistar nuevos territorios, o ... conservar el territorio conquistado», la seguridad del territorio, o bien la seguridad del soberano que reina sobre el territorio, consiste en «¿cómo marcar el territorio, cómo fijarlo, cómo protegerlo o ampliarlo?» que es el problema de Maquiavelo porque «ese era el problema del príncipe en la realidad de su poder territorial, el problema político de la soberanía» que marca «el final de una era», «un momento culminante» Pero resulta que aparece un problema muy distinto que consiste ya no en «fijar y marcar el territorio, sino [en] dejar fluir las circulaciones, controlarlas, seleccionar las buenas y las malas, permitir que la cosa se mueva siempre, se desplace sin cesar, vaya perpetuamente de un punto a otro, pero de manera tal que los peligros inherente a esa circulación queden anulados» Esto implica no ya la seguridad del príncipe y su territorio, sino la de la población y de quienes la gobiernan. Estos mecanismos no implican, en absoluto, «una relación de obediencia entre una voluntad superior, la del soberano, y las voluntades sometidas a ella. Se trata, por el contrario de hacer interactuar elementos de la realidad» para instrumentalizar la anulación de los fenómenos

«Enrique García»


«39» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» sin prohibición y con los fenómenos mismos»: ponerle «un límite» «Los mecanismos de seguridad no eligen para actuar el eje soberano-súbdito, y tampoco adoptan para ello la forma de la prohibición» Esos mecanismos «no tienden, como los de la ley o los de la disciplina, la manera más exhaustiva posible, la voluntad de uno a los otros. Se trata de poner de relieve cierto nivel en que la acción de quienes gobiernan es necesaria y suficiente» (STP, p. 87).

(b.2) CIRCULACIÓN DE LA MATERIALIDAD FINA DEL INTERCAMBIO La ciudad mercado, que ya no es una ciudad esencialmente territorial, sino funcional, no nace en el siglo XVII. Pero, en ese momento, se convierte en el «modelo de intervención estatal en la vida de los hombres» Este acontecimiento, comporta «una pertinencia efectiva para la intervención del gobierno» Si la gubernamentalidad del Estado se interesó en la materialidad fina de la existencia y la coexistencia humana, en la materialidad fina del intercambio y la circulación y, por primera vez, tomó en cuenta ese ser y ese mayor bienestar y lo hizo a través de la ciudad y sus problemas como la salud, las calles, los mercados, los granos, fue porque en ese momento el comercio se concibió como el principal instrumento del poder del Estado, y como el objeto privilegiado de una policía que perseguía el crecimiento de las fuerzas estatales.

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«40» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» «Yo creo – dice Foucault- que, mucho más que ese ingreso de la existencia humana en el mundo abstracto de la mercancía, en el siglo XVII se manifiesta otra cosa: ... un haz de relaciones inteligibles, analizables,[finas,] que permiten ligar ... una serie de elementos fundamentales»: (a) «la formación de un arte de gobernar», ordenado según el principio de la razón de Estado; (b) «la búsqueda de una técnica de crecimiento de las fuerzas estatales por una policía» que organizaría las relaciones entre la población y la producción de mercaderías; y (c) «el surgimiento de la ciudad mercado, con todos los problemas de cohabitación y circulación como cuestiones situadas en la órbita de la vigilancia de un buen gobierno» (STP, pp. 386 y 387), es decir todo un movimiento de circulación como desplazamiento, como intercambio, como contacto, como forma, como dispersión, como aceleración, como lentificación, y también como distribución.

(c) CIRCULACIÓN ECONÓMICA Cuando el gobierno entra en relación ya no con el medio, sino con el acontecimiento acaecido en el medio, la circulación adquiere la forma de circulación comercial, económica o política, que es un «dispositivo de seguridad», del mismo modo que lo es la «circulación urbana» Foucault considera otro ejemplo, el fenómeno de la «escasez, que no es exactamente hambre ... [, sino] ‘la insuficiencia actual de la cantidad de granos necesaria para

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«41» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» permitir la subsistencia de una nación’» Sintéticamente, «la escasez» es «un estado [actual, presente] de penuria» cuya evolución deviene prolongada y acentuada y, por lo general, generatriz de «inflación», de alza persistente y prolongada de los precios de los bienes y servicios, y de especulación, de «acaparamiento». De ordinario, los gobiernos consideran a este tipo de «acontecimiento» como «el tipo de acontecimiento que debe evitarse» Durante «el gobierno francés de los siglos XVII y XVIII» también se trataba de un «tipo de acontecimiento que debe evitarse», al igual que «la revuelta urbana», ámbito donde el problema de «la escasez» se muestra, por variadas razones, un poco más intenso que en el ámbito rural. En suma, «la escasez» es «flagelo» y «crisis» al mismo tiempo. «Flagelo» para la población y «crisis» para el gobierno. La escasez puede desencadenarse por (a) la «buena» o la «mala fortuna ... para un pueblo y un soberano»; o por (b) la «mala índole [su condición después de la caída] del hombre» si aparece como un castigo, o si aparece como manifestación del «egoísmo» del hombre expresado a través de la especulación, del «acaparamiento», de la «retención» de mercaderías, cuyo efecto «intensifica el ‘flagelo’ y la ‘crisis’» Es bajo estos «dos marcos generales», dentro de los cuales se «piensa la escasez» ya como «concepto cosmológico político» o como «concepto jurídico político» respectivamente. Siendo así, «¿qué hacer con la escasez?» ¿Qué hizo «el gobierno francés de los siglos XVII y XVIII?» Pues, «impedirla» jurídico disciplinariamente por vía de legalidad y de reglamentos. Impedirla cuando se instala e impedirla antes de que ello ocurra: «prevenirla» de tal suerte «que no pueda ocurrir en absoluto».

«Enrique García»


«42» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» ¿Cómo hacerlo?: conforme lo estipulan las «formas clásicas»: (a) «limitación de precios» contra la inflación sin caer en el abaratamiento ni en la deflación que hace caer la actividad económica; (b) «limitación del derecho de acopio» contra la retención, sin caer en la sobreabundancia que hacer caer los precios; y (c) «limitación de la exportación» contra la «fuga» de bienes del circuito del mercado interno sin caer en el aislamiento, en la sobreoferta y en la deflación. Es decir: «toda una serie de restricciones [regulativas] a los precios, el acopio, la exportación y el cultivo» También un sistema de coacciones destinadas a la siembra de cantidades mínimas y la prohibición de ciertos cultivos. Todo esto supone montar un «sistema de vigilancia», por supuesto. Toda esta clase de regulaciones contra la escasez es, sin lugar a dudas, «el gran principio político elaborado y organizado de manera sistemática durante todo el período que podemos llamar mercantilista, si entendemos por mercantilista las técnicas de gobierno y gestión de la economía que prácticamente dominaron Europa desde comienzos del siglo XVII hasta comienzos del siglo XVIII» Foucault se pregunta: «¿cómo van a ser las cosas en el siglo XVIII, cuando se intenta desmontar este sistema?» Y responde: «dentro de una nueva concepción de la economía, ... que es la doctrina fisiocrática, ... la libertad de comercio y circulación de granos ... el producto agrícola» (STP, pp. 50 y 51).

(c.1) CIRCULACIÓN MONETARIA ESTATAL

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«43» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Las postrimerías del Imperio Romano, en 1648, marcan el momento en el que se reconoce que el Imperio no es ya la forma a través de la cual los Estados se fundirían alguna vez. Hacia ese año, también se verifican dos hechos: (a) «la fractura» de la Iglesia a raíz de la Reforma; y (b) no se requiere que los Estados deban agruparse según su pertenencia religiosa. Dice Foucault que «esas dos grandes formas de universalidad, la Iglesia y el Imperio, perdieron su vocación y su sentido» Se está en presencia de un tiempo políticamente abierto y de un espacio estatalmente múltiple. Ahora se trata de unidades absolutas. Sin subordinación ni dependencia alguna entre sí. Y esas unidades se afirman en un espacio que ha pasado a ser «competencia y dominación comerciales, un espacio de circulación monetaria, un espacio de conquista colonial, un espacio de control de los mares, todo lo cual da a la afirmación de cada Estado por sí mismo no sólo la forma de la autofinalidad ..., sino la nueva forma de la competencia» «Policía y comercio, policía y desarrollo urbano, policía y desarrollo de todas las actividades del mercado en sentido lato: todo esto constituirá una unidad esencial en el siglo XVII y hasta comienzos del siglo XVIII ... La policía no puede desvincularse de una política de competencia comercial, dentro de Europa» Se pregunta Foucault «¿cuál es el instrumento común al equilibrio europeo y la organización de la policía?» Y encuentra que es «la estadística» Mantener el equilibrio en Europa precisa que cada Estado pueda (a) «conocer sus propias fuerzas; y (b) «conocer, apreciar las fuerzas de los otros» para lo cual se Establece una comparación y «se requiere ... un principio

«Enrique García»


«44» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» de desciframiento de las fuerzas constitutivas de un estado» sobre: (a) cuál es la población; (b) cuál es el ejército; (c) cuáles son los recursos naturales; (d) cuál es la producción; (e) cuál es el comercio; y (f) cuál es la circulación monetaria que lo expresa; todos elementos proporcionados por la estadística que puede establecerse a través de la policía como depositaria del «arte de desarrollar las fuerzas» y que comporta «el conocimiento [sobre sí, y sobre los otros] del Estado sobre el Estado » (c.2) CIRCULACIÓN MONETARIA INTERESTATAL «La razón de Estado», es decir «el conocimiento de los medios idóneos para fundar, conservar y ampliar la firme dominación sobre los pueblos» se delinea a través de dos grandes conjunciones de saber y tecnología: (a) una tecnología política diplomático-militar, empeñada en consolidar y desarrollar la fuerza del Estado con un sistema de alianzas y con la organización de un aparato armado; y (b) otra tecnología política, «la policía» entendida como la totalidad de «los medios necesarios para acrecentar, desde adentro, las fuerzas del Estado» Dice Foucault que «en el punto de unión de esas dos grandes tecnologías, y como instrumento común, es preciso situar el comercio y la circulación monetaria interestatal; del enriquecimiento gracias al comercio se espera la posibilidad de aumentar la población, la mano de obra, la producción y la exportación, y de dotarse de ejércitos fuertes y numerosos» Fue durante la época del mercantilismo y en la época cameralista, que el binomio población-riqueza fue el objeto privilegiado de la nueva razón

«Enrique García»


«45» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» gubernamental que constituye una de las condiciones de formación de la economía política, y por ende de la circulación en la corriente real de bienes y de la circulación monetaria externa correspondiente que amplifica e intensifica aquella «dominación sobre los pueblos» y de «enriquecimiento gracias al comercio» Aquí, la circulación asume una función mejor explicada por el concepto de «intercambio económico externo»

(d) CIRCULACIÓN POLÍTICA El problema político por excelencia, el problema de la modernidad, el problema de la segunda modernidad –dice Foucault- «creo que está absolutamente ligado a la población» Mientras que durante el siglo XVIII el problema pasaba por la economía política en aquellos temas de las finanzas «de cuantificar las riquezas, medir su circulación, determinar el papel moneda, saber si era mejor devaluar o, al contrario, revaluar una moneda, mientras la cuestión pasó por establecer o sostener los flujos el comercio exterior, creo que el ‘análisis económico’ permaneció exactamente en el nivel de lo que podríamos denominar análisis de las riquezas» Pero, «a partir del momento en que fue posible incorporar al campo no sólo de la teoría, sino de la práctica económica, ese nuevo sujeto, nuevo sujeto-objeto que es la población, y esto en sus diferentes aspectos, el demográfico entre ellos, pero también como papel específico de los productores y consumidores, de los propietarios y de quienes no son propietarios, de quienes crean ganancia y quienes la extraen, creo que a partir del momento en que, dentro

«Enrique García»


«46» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» del análisis de las riquezas, se pudo incluir el sujeto-objeto que es la población, entonces los efectos perturbadores que esto pudo tener en el campo de la reflexión y la práctica económica, se dejó de hacer el análisis de las riquezas y se abrió un nuevo dominio del saber que es la ciencia política» Ya en el campo del ejercicio del poder de policía, es «objeto de la policía, la circulación como instrumentos materiales que deben darse: la circulación de las mercancías y los productos originados en la actividad de los hombres ... [porque] el espacio de la circulación, es ... un objeto privilegiado de la policía» Así, «la policía se ocupará de las rutas, de su estado, de su desarrollo, de la navegabilidad de los ríos, o los canales,» «el uso de los mares, los ríos y otros cursos de agua, los puentes, las calles, las plazas públicas, los caminos y otros lugares públicos» También circula la circulación misma, el cúmulo de «reglamentos», de «restricciones», de «límites», de gestiones, o de concesiones, internas o allende las fronteras, de las personas y las cosas: «todo ese [ancho] campo de la circulación se convertirá en objeto de la policía» La policía rige, por decirlo así, todas las formas de coexistencia de los hombres entre sí y en su relación con las cosas reales. Rige todas las formas significativas en el tramo de interés económico de lo concerniente a la vida humana misma y sus manifestaciones en el espacio de intervención, ya se trate de la policía de seguridad, de la policía sanitaria, de la policía aeronáutica, de la policía inmigratoria, de la policía aduanera, de la policía bromatológica, o de la vigilancia epidemiológica, para alcanzar con «la fuerza del Estado ... la felicidad de los individuos» inclusive.

«Enrique García»


«47» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS»

(e) CIRCULACIÓN DE LAS VERDADES Durante la parte final de la Clase del 1º de marzo de 1978, Foucault se dispuso a examinar las contraconductas pastorales. Establece cinco formas, a saber: (a) el ascetismo; (b) las comunidades; (c) la mística; (d) la Escritura; y (e) la creencia escatológica. La mística, una de las formas de contraconducta que la Edad Media desarrolló en cinco formas principales que tienden a redistribuir, invertir, anular y descalificar parcial o totalmente el poder pastoral en la economía de la salvación, la economía de la obediencia, la economía de la verdad, que son del ámbito del poder pastoral, es el privilegio de una experiencia que escapa por definición al poder pastoral. «Ese poder pastoral ... había desarrollado una economía de la verdad que ... iba de la enseñanza ... de la verdad, al examen del individuo» Tenemos entonces: (a) «una verdad transmitida como dogma a todos los fieles»; y (b) «una verdad extraída de cada uno de ellos como secreto descubierto en lo recóndito de su alma» Con la mística hay otro juego de visibilidad. «El alma no se deja ver por el otro en un examen, a través de un sistema de confesiones: en la mística, el alma se ve a sí misma ... en Dios y ve a Dios en sí misma» Escapa al examen. Además, «en cuanto revelación inmediata de Dios al alma, la mística también escapa a la estructura de la enseñanza y a esa resonancia de la verdad desde quien la sabe y la transmite hasta el receptor de la enseñanza» «La experiencia mística elude toda esa jerarquía y esa lenta circulación de las verdades de

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«48» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» enseñanza» Finalmente, «el camino de la mística» no va desde la ignorancia al conocimiento: «pasa por un juego de alternancias» (la sombra/la luz, la noche/el día). «Y en la mística la ignorancia es un saber y el saber tiene la forma misma de la ignorancia» Esto es bien distinto de lo que caracterizaba la pastoral: la comunicación del alma con Dios pasa por el pastor o es controlado por él, es el canal. En la mística, la comunicación, aún por el silencio, es inmediata.

(f) CIRCULACIÓN DE LOS MÉITOS Y LOS DEMÉRITOS Foucault entiende que la especificidad del cristianismo se circunscribe al entramado de las nuevas relaciones de méritos y deméritos, de obediencia absoluta, y de producción de verdades ocultas, pero no pivotea sobre la salvación, la ley o la verdad «La relación con la verdad en el pastorado cristiano no es ... del mismo tipo que en la Antigüedad grecorromana» Tampoco es «muy diferente de lo que ... en la temática hebrea» Lo que más caracteriza al pastorado cristiano es una «forma de poder» que en el respecto de la salvación desgrana «toda una técnica de circulación, transferencia, inversión de los méritos» De esa forma «instaurará un tipo de relación de obediencia individual, exhaustiva, total y permanente» como «algo muy distinto a la relación con la ley» No es, pues «la relación con la salvación, la ley y la verdad» lo que caracteriza al pastorado cristiano.

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«49» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Con respecto a la verdad, aunque «el pastor cristiano, la enseña, y obliga a los hombres ... a aceptar una verdad determinada; el pastorado produce una innovación ..., introducir una ... técnica, a la vez de poder, investigación y examen de sí y de los otros mediante la cual una verdad ... oculta del alma, será el elemento a través del cual se ejercerá el poder del pastor y la obediencia se asegurará la relación de obediencia integral y pasará ... la economía de los méritos y los deméritos» La individualización que propone el cristianismo es una individualización

por

sujeción:

una

forma

de

poder

absolutamente nueva que trasunta modos específicos de individualización cuya carta de presentación: (a) define un juego permanente que, a cada instante, delimita «el equilibrio, el juego y la circulación de los méritos y los deméritos»; (b) soslaya la marcación de un «lugar jerárquico del individuo»; y (c) promueve una red de servidumbres que implica la servidumbre de todo el mundo con todo el mundo, al mismo tiempo que propicia la exclusión del egoísmo como forma central La individualización se alcanzará por «la producción de una verdad interior, secreta y oculta» y no «con una verdad reconocida» Los procedimientos de individualización puestos en práctica por el pastorado cristiano y sus instituciones son: identificación analítica, sujeción, subjetivación Para Foucault «la historia del pastorado implica ... toda la historia de los procedimientos de individualización humana en Occidente ... que es la historia del sujeto»

(g) «Enrique García»


«50» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» PASAJE DEL PASTORADO A LA GUBERNAMENTALIDAD El pastorado es una instancia precursora. Constituye el «preludio» de lo que Foucault ha llamado «gubernamentalidad» como se prefiguró en el siglo XVI. El «esbozo» del pastorado es un «preludio» a la «gubernamentalidad» que se da de dos maneras: (a) el pastorado no pone en juego, ni el principio de la salvación, ni el principio de la ley, ni el principio de la verdad y, sin embargo, instaura otros tipos de relaciones bajo cada uno de ellos; y (b) el pastorado constituye un sujeto cuyos méritos se identifican por vía analítica, un sujeto atado a redes de continua obediencia, un sujeto subjetivado por la extracción de verdad: «una verdad extraída de cada uno de ellos como secreto descubierto en lo recóndito de su alma» Todo ello: «hace que el pastorado sea ... uno de los momentos decisivos de la historia del poder en la sociedades occidentales» |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

CAPÍTULO IV |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

Las ciudades seguirán creciendo, sobre todo en los países emergentes y en desarrollo. Actualmente, el 55 % de las personas en el mundo vive en ciudades. Según uIIIn informe de la Organización de las Naciones Unidas, se estima que esa proporción aumentará hasta en un 13 % de cara al 2050, por lo que el desarrollo sostenible dependerá, cada vez más, de

«Enrique García»


«51» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» que se gestione de una forma apropiada el crecimiento urbano, especialmente en aquellos países de ingresos «per capita» medios y bajos que, a la sazón, son los que liderarán el proceso. El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, ha lanzado un documento que pronostica que el 68 % de la población vivirá en regiones urbanas en el mismo año de 2050. Ello se debe a que, parte de la población mundial, desplazará de su lugar de residencia a los habitantes de las áreas rurales, que se asentarán en las ciudades. A esta predicción, se le deben unen las perspectivas de un marcado crecimiento demográfico, según las cuales. para aquella fecha, cerca de 2500 millones de personas más vivirán en ciudades sensibles siempre dispuestas a proporcionar las apropiadas respuestas que reclama el movimiento urbanístico. Se prevé que ese aumento se presentará de un modo forma dispar en términos de localización geográfica. Además, algunas de las viudades m+as concentradas urbes que actualmente presentan un mayor tamaño, podría ver reducido su número de habitantes. «La urbanización va a continuar y lo va a hacer más rápidamente en los países de ingresos bajos y medios», señala Lina Bassarsky, oficial de asuntos de población. La población urbana ha aumentado de manera exponencial, de 751 millones en 1950 a 4200 millones en 2018 y continuará con esa tendencia. Según el informe, el crecimiento previsto estará altamente concentrado: el 90 % tendrá lugar en los países de África y Asia, y tan solo India, China y Nigeria representarán el 35 % con 416 millones, 255 millones y 189 millones de habitantes respectivamente. Las áreas más urbanizadas son:

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Pero Asia, a pesar de su bajo nivel de urbanización (cerca del 50 %) acoge al 54 % de la población urbana mundial, seguida de Europa y África con un 13 % cada una. En África, en contraste, predomina la población rural, con un 43 % de sus habitantes viviendo en las ciudades. Hay ciudades que, en los últimos años, han experimentado una disminución en el número de habitantes. La mayoría de ellas se encuentra en países con bajas tasas de fertilidad en Asia y Europa, pero la contracción económica, la inmigración y los desastres naturales también han provocado pérdidas de población. Esto ha ocurrido en las últimas dos décadas, por ejemplo, en ciudades del este de Europa, en países como Rumanía, Ucrania o la Federación Rusa. Sin embargo, se espera que la tendencia se revierta de hacia 2030. En cuanto a la población rural, se prevé que el crecimiento lento que se observa desde 1950, alcance su máxima expresión en unos pocos años: actualmente, este segmento alcanza 3400 millones y se espera que, tras una leve suba, se reduzca a 3100 millones en 2050. En el concierto mundial, Asia y África acogen cerca del 90 % de la población rural, junto con 893 millones de India, seguidos de los 578 millones de China. Las mega ciudades son ciudades que presentan núcleos de población de más de 10 millones de habitantes.

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«53» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Actualmente hay 43 ciudades de esta clase en el mundo. A la cabeza de ellas, se encuentra Tokio, la urbe más poblada con 37 millones de personas, y, detrás de ella, Nueva Delhi con 29 millones. En este sentido, se observan distintas dinámicas. En el caso de Tokio, se espera que la población empiece a disminuir a partir de 2020, mientras que Delhi continuará creciendo hasta convertirse en la ciudad más poblada en 2028. No obstante, las mega ciudades no dirigirán el crecimiento demográfico urbano, sino que serán las urbes con menos de un millón de habitantes, especialmente en Asia y África, las que liderarán la tendencia. Mientras que en las primeras reside una de cada ocho personas, las últimas acogen a cerca de la mitad de la población urbana mundial. El informe pone de relieve que comprender cómo se desarrollará el proceso de urbanización en los años venideros, resulta fundamental para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La urbanización consiste en un proceso que tiene que ver con los tres pilares del desarrollo sostenible: el económico, el social y el ambiental. Entonces, nuestro informe es una herramienta muy útil para los planificadores de políticas urbanas de desarrollo en general. El aumento de la población urbana, sobre todo en los países de ingresos medios y bajos, que son los que lideran la tendencia, implica prestar atención a aspectos como el alojamiento, el transporte, la energía, los servicios educativos y sanitarios y el empleo, para poder satisfacer las necesidades de los ciudadanos. En este sentido cabe consignar que es imposible generalizar en cuanto a los efectos derivados de la urbanización, pues cada caso constituye un universo en

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«54» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» distingo. Por ello, los gobiernos deben emprender políticas que mejoren la calidad de vida tanto de los habitantes de las zonas urbanas como de las rurales, al mismo tiempo que deben fortalecer los vínculos entre ellas apartir de una agestión científicamente asistida por un complejo axiológico e ideológico concurrente. Se trata de que los frutos de la urbanización favorezcan el carácter inclusivo propio de la gestión de la hacienda pública, garantizando que todo el mundo, independientemente de su lugar de residencia, tenga acceso al trabajo digno, a los cuidados de la salud, a la formación y al medio ambiente seguro. Un evento para el cual este informe puede resultar de sumo interés, es la implementación de una renovada agenda urbana, que es justamente sobre que pivotean los desafíos y las oportunidades que ofrece el crecimiento urbano en un contexto de desarrollo sostenible. ¿Cómo es que se clasifican las necesidades y por qué?: La clasificación de las necesidades puede ser dispuesta en forma de cuadro; y de tal manera presentada de un modo esquemático más apto para su comprensión:

1= campo de las necesidades privadas (requieren la intervención libre del mercado, no del poder público).

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«55» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» 2= campo de las necesidades sociales (requieren la intervención coactiva del poder público, no del mercado). 3 + 4 = campo de las necesidades preferentes (requieren la intervención no coactiva del poder público, nunca del mercado). 2 + 3 + 4 = campo de las necesidades públicas (requieren la intervención mixta del poder público, nunca del mercado). Las necesidades privadas se resuelven por el intercambio en el mercado y dependen de la existencia de títulos de propiedad sobre las cosas que han de ser intercambiadas. Si un consumidor quiere satisfacer su deseo de algún bien determinado, debe cumplir las condiciones de cambio establecidas por aquellos que posean este determinado bien, y viceversa. Es decir, está excluido del disfrute de un determinado bien o servicio a menos que esté dispuesto a pagar el precio estipulado. Esto puede ser denominado el «principio de exclusión». Son necesidades sociales las que sentidas y ordenadas por los individuos, deben satisfacerse con bienes o servicios que han de consumirse en cantidades iguales por todos los sujetos del grupo político, de tal suerte que no pueden excluirse de su satisfacción las personas que no paguen por la percepción de utilidades derivadas. Por lo tanto, tres son las notas distintivas que caracterizan a las necesidades sociales, a saber: 1» las necesidades sociales, al igual que las privadas, forman parte de los esquemas de preferencias individuales (en el marco social el carácter diferencial reposa en el comportamiento en un contexto grupal).

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«56» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» 2» la conjunción en la oferta de servicios o bienes públicos con lo que se satisfacen las necesidades sociales (la unidad de servicio, o el bien, es puesta a disposición de todos). 3» la generación de economías externas. Como tales economías no son apropiables mediante la institución del precio (mercado) no puede aplicarse en consecuencia, en el disfrute de bienes y servicios, lo que se ha denominado «principio de exclusión» (aquello que yo consumo y pago, no lo consume otro). Las necesidades sociales se resuelven por un medio diverso al de las necesidades privadas, donde la satisfacción obtenida por cualquier consumidor individual es independiente de su propia contribución. Tal, al menos, es el caso en que el consumidor individual no es sino uno entre muchos y cualquier contribución que él pudiere hacer cubre solamente una pequeña parte del costo total. Consideremos, a título de ejemplo, cuestiones tales como una campaña sanitaria que eleva el nivel general de la salud en toda una región. Esta clase de servicios contribuye al bienestar de la comunidad entera. Los beneficios que resulten de brindarlos llegarán a todos los que viven en una región determinada donde los servicios se prestan. Algunos podrá beneficiarse más que otros, pero todos saben que sus beneficios serán independientes de su contribución particular. Por tanto, no puede contarse con una contribución voluntaria. El poder público debe intervenir, requiriéndose una coacción. Sin embargo, su satisfacción está sujeta al denominado «principio de la soberanía del consumidor» La regla básica consiste en que los recursos deberían asignarse en respuesta a la demanda efectiva de los consumidores, determinada por la preferencia individual y por la distribución real de la renta.

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«57» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Pero, ¿hay alguna otra clase de necesidades? Sí, las necesidades que han sido denominadas «necesidades preferentes». Esta categoría de necesidades crea problemas distintos a los que hemos examinado precedentemente, pues no se trata aquí de inducir la revelación de las preferencias subjetivas, sino de negarlas (algo que está presente en Dworkin), imponiendo paternalmente lo que se considera una mejor estructura de gustos. Actualmente este campo no se ha desarrollado en profundidad y plantea diversos perfiles diferenciados de los que corresponden a las necesidades sociales. Las necesidades preferentes comportan una subcategoría de las necesidades públicas. Tales necesidades se atienden por servicios sujetos al «principio de exclusión» y se satisfacen por el mercado dentro de los límites de la demanda efectiva. Se convierten en necesidades públicas si se consideran tan preferentes que se provee a su satisfacción mediante el presupuesto público, además de lo que se provee a través del mercado, y se paga por los compradores privados. Los servicios públicos destinados a satisfacer las necesidades preferentes incluyen partidas tales como almuerzos escolares servidos con carácter público y la educación gratuita, entre otras. Alternativamente, ciertas necesidades pueden ser consideradas como indeseables, y puede desalentarse su satisfacción mediante una imposición agravada, como en el caso de las bebidas alcohólicas o el expendio de tabaco. La satisfacción de las necesidades preferentes, por su misma naturaleza, implica una interferencia en las preferencias del consumidor. Las necesidades preferentes constituyen «deseos tutelados», ya que ellos son influidos por el poder público que actúa dirigiendo su satisfacción. Se diferencias de los «deseos respetados» en que el poder público acepta las

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«58» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» preferencias de quienes los formulan. El campo de los «deseos tutelados» no sólo se extiende a todas las interferencias públicas, como las preferencias de los factores de producción (fijación de jornada legal de trabajo, y ahorro forzoso: dos expedientes que en nuestro medio han sido empleados perversamente y que en consecuencia han afectado directamente nuestra persecución de la buena vida) que constituyen actuaciones del poder público con las que se alteran las elecciones espontáneas de las personas. Los bienes que preferentes se caracterizan:

satisfacen

las

necesidades

1» por la dificultad que tienen las personas para evaluar sus beneficios. 2» por la ayuda que su utilización puede prestar para mejorar la distribución del bienestar. 3» por la presencia de algunas notas características, propias de los bienes públicos (oferta conjunta, efectos externos, bienes y servicios públicos).

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CAPÍTULO V

El

mundo moderno no podría concebirse sin ciudades. Se trata de concebir ciudades, centrales o periféricas, indispensables para que el modelo gubernamental encuentre un código de ambientación óptima y funcional para la actividad económica y social de poblaciones en permanente movimiento.

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«59» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Para ello hay que focalizar un requerimiento de base propiciatoria. Las ciudades y las regiones urbanas rara vez desaparecen, pueden transformarse y, sin embargo, siempre se van construyendo sobre las huellas que sobreviven al paso del tiempo. Nada es en ellas sin un movimiento de adaptación. Esa configuración es la que determina y condiciona a las poblaciones, a los pobladores y a las diversas manifestaciones que en ella suceden. Por lo tanto, pensar el ordenamiento físico y metafísico de un Estado, debería dejar de no contemplar los procesos de desenvolvimiento evolutivo. Apartarse de la realidad, o postergarla en el tiempo, supone que las propuestas queden dentro de un marco de utopía que deriva en un estado de cosas para nada plausible. ¿Cómo se pueden abordar nuevas formas de pensamiento para gestionar el hábitat de una sociedad ante la inminencia de las vísperas de un sobreviniente transhumanismo en ciernes? ¿Esto es tan igual para el universo de los países centrales cuanto para los emergentes y los subdesarrollados? Pareciera que esta revelación estableciera la causación histórica de las crecientes e insuperables desigualdades. ¿No existen, acaso, singularidades regionales que marcan y condicionan los diferentes derroteros que aquel escenario crítico poco promisorio exigía? ¿Qué escenario esperamos para los próximos 20 años? Mientras algunas regiones han superado los avatares críticos de un asentamiento poblacional espontáneo, otras regiones también los sufren por la emigración, pese a una modelación recurrente que respondió a una instanciación improvisada de efectos no logrados.

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«60» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Las disparidades saltan a la vista y un criterio posible de análisis podría asentarse en el estudio y la propuesta de estrategias para regiones que denotan patrones similares y realidades diversas, a pesar de sus singularidades. Hay que trabajar sobre el caso de las regiones de alta y baja complejidad crítica en el gran Buenos Aires, en el Gran Córdoba, en el Gran Mendoza, en el Gran Rosario, en el Gran La Plata y también en los dominios de grandes acreencias insolutas en las pequeñas poblaciones y en los asentamientos marginales. Vamos a proponer un objetivo estratégico qué consiste en desplegar un plan integral para todo el territorio nacional y para los próximos 20 años, del cual se siguen acciones estratégicas singulares y regionales con la participación de los próximos 5 períodos gubernamentales como idea fuerza de unidad de la diversidad en la gestión, con la participación de los estratos nacionales provinciales y municipales sin perjuicio para la gestión federalista, el régimen republicano y de la autonomía institucional. La irrupción de las modernas megalópolis, con su elenco de particularidades inherentes a lo que podríamos llamar «circulación y cambio de la complejidad urbanística, demográfica de las partes y el todo» cómo continente de las actividades, los recursos, los medios, y los productos, el trabajo y sus tendencias sobrevivientes tanto en mega regiones cuanto en las mini regiones infinitésimas que derivaron en paradigmas de transformación común a gran parte de las urbes latinoamericanas. Los estados emplean mecanismos adecuados para la satisfacción de la necesidad pública, para la redistribución de la renta y para lograr la estabilidad económica. Para ello se

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«61» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» vale de instrumentos estratégicos, algunos de los cuales son paradores de los no deseado y otros facilitadores de lo promisorio. El área metropolitana de Buenos Aires pudo haber sido mejor gestionada si, a su tiempo, se hubiesen establecido políticas que acompañaran el lugar de asentamiento de los pobladores o, en su caso, alternativamente, las desalentaran mediante medidas atractivas en los lugares de destino migratorio. Las migraciones internas y también las internacionales, fueron toleradas sin orden ni encuadramiento a las necesidades políticas del turno.. Cien años no fueron nada porque en ellos no se operó cambio alguno que permitiera habilitar políticas estratégicas de estado en las que confluyeran intereses partidarios diversos, entidades públicas y privadas, ONG’S, universidades y otros equipos de diversa naturaleza. Desde hace unos cuantos años, nuestro país está sumido en la desorganización, en la ausencia de planeamiento, en la gestión de la improvisación, en la devaluación del capital humano y el descontrol. Extremos como el diagnóstico puntual exhaustivo y el replanteo sistemático, van a encontrar un lugar para la estructuración de infraestructuras, medios y fines, elementos e instrumentos, regionalización, presupuestación, y optimización... es inevitable.

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CAPITULO VI |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

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Consideramos

que los fenómenos de crecimiento que diluyen los límites entre regiones, deben entenderse como una mutación citadina y que la manera de articulación de estas neo morfologías urbanas y funcionales que no escapan de la dinámica socio-económica, espacial y conceptual. Para pensar ciudades-región del futurible y del futurable, en condiciones de equidad y de calidad de vida donde todos los ciudadanos gozan de la plenitud de derechos, habría que comenzar por diagnosticar, reconocer y explicar un nuevo paradigma de las mini/mega ciudades y regiones críticas, para poder elaborar un modelo de gestión adecuado. En ese sentido, la suma de ciudades que se van aglomerando de forma espontánea, respondiendo a necesidades funcionales, no condice con un orden de integración y de planificación a escala ultra metropolitana que es parte de una tendencia que marca la financiarización no solamente monetarista de lo urbano y la gestión de la crisis de los modelos dinamogenizadores. ¿Qué puede proponerse para encarar el «desorden urbano» y, así, asegurar el carácter de los «territorios del transhumanismo transmodélico»? Es difícil pensar en mágicas recetas iguaalitarias para diferentes regiones, pero sí podemos ensayar nuevos principios que, haciendo foco en los casos singulares con proyección económica, política y social, no pierdan el horizonte de un universo global donde los límites del crecimiento y las fronteras físicas y virtuales se vayan volviendo cada vez más difusas aún, a pesar de los regionalismos que marcan la impronta de lo local en tensión con lo global.

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«63» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Los pasos a seguir, para sostener este plan, requieren:

¿Cuánto puede crecer una región sistémica? ¿Existen criterios válidos para limitar su crecimiento? ¿Se absorben o se integran los aglomerados unos con otros, hasta mutar en una gigantesca estructura funcional y morfológicamente factible? Estas, y muchas otras cuestiones surgen cuando al analizar la evolución de las megalópolis, regionalmente concebidas y articuladas, se observan como tendencias similares, comunes en todas ellas, conllevan un fenómeno común: la expansión sin límites. En la década de los 90, la problemática de la ciudad difusa o dispersa era discutida en los foros académicos y autores tales como Oriol Nel lo señalaban críticamente como una característica duradera.

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«64» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

CAPÍTULO VII ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| La ciudad sin confines fue, en sus orígenes, una epifanía donde un paradigma megalomaníaco se patentizó en gigantescas regiones urbanas cuya complejidad alcanzó dimensiones inimaginables y condicionó el devenir que se dijo de muchas maneras. Es, por tanto, una alternativa de expansión que se instala tanto en las ciudades europeas, cuanto en las latinoamericanas, produciendo una mutación profunda en los procesos de urbanización y de metropolización. Veinte años más tarde, era dable observar que no sólo los procesos de crecimiento con límites difusos se habían registrado en la mayoría de las ciudades metropolitanas, en sus áreas satelitarias y en sus nodos de influencia, sino que también en ellas mismas se verifican tendencias de fusión e interconexión interna. La revisión de los procesos en el contexto latinoamericano puso en evidencia aquella misma situación en Sao Paulo-Río de Janeiro, en Santiago de Chile-Valparaíso, en Buenos Aires-La Plata, y en Rosario, que son algunos ejemplos del incipiente avance de mega-regiones urbanas de complejidad mega crítica. En esos casos y, teniendo en cuenta el origen colonial de esas ciudades, pueden rastrearse elementos que comparte y permiten pensar de manera prospectiva, en el desarrollo singular de los procesos de expansión. En ese sentido, la ciudad metropolitana de Buenos Aires sirve como ejemplo característico de lo dicho.

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«65» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» Resulta interesante encontrar, a través de su evolución, las pistas que conlleva la regionalización de lo urbano mega crítico. Las investigaciones coinciden en señalar que, desde los primeros estudios urbanos realizados alrededor de 1930, y en adelante, se advierten las relaciones de funcionalidad entre Buenos Aires y algunas localidades aledañas que luego, en las décadas siguientes, quedaron consolidadas como un primer cordón metropolitano, rodeando la ciudad capital como bien lo señala Odilia Suarez, en el Plan de Estética Edilicia (1925-28) se destaca que las localidades mencionadas “no pueden quedar ajenas a los intereses de Buenos Aires”; lo que en estudios posteriores se remarcará como la necesidad de integración entre la ciudad primada y su región. Aunque la misma autora sostiene que sólo se explicitará la intención de analizar como una unidad la región metropolitana, recién en el Plan Director de Buenos Aires (1958-65) elaborado por un organismo «ad hoc» en la municipalidad de dicha ciudad. Es importante señalar que, si bien en este estudio, las competencias de las oficinas de los planes directores de los organismos implicados en el seguimiento de las grandes conurbaciones, no sobrepasaban los límites jurisdiccionales de la ciudad central. Así, a principios de la década del '60, Buenos Aires traspasaba esas fronteras conformando un compleja sistemática metropolitana. Así como alrededor de 1930 se marcaba el primer anticipo de expansión, mostrando la vinculación con las localidades vecinas; treinta años después una segunda anticipación del futuro, extendía los límites a un radio de casi 100 km. medidos desde el centro de Buenos Aires. Esta visión del avance de los límites hacia una región metropolitana, ha podido comprobarse en los inicios del siglo XX. Con el auge

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«66» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» de las ciencias sociales y con el advenimiento de una sociedad que anuncia la posterioridad capitalista metropolitana de Buenos Aires, se definen límites englobando s la ciudad con 40 municipios circundantes. Cabe señalar que en el antiguo plan director se consignaba la necesidad de vigilar el crecimiento regional escalar de magnitud. Para ello se propuso un esquema progresivo de micro descentralizaciones. Evidentemente, la problemática de la urbanización ilimitada ya estaba presente en esos estudios, que terminaron de definirse, unos años después, con el planteo del Esquema Director diseñado para el año 2000. La traza de canales de comunicación vial, junto a mejoras realizadas en el sistema de transporte público de pasajeros, fungieron como factores decisivos para incorporar nuevos territorios al nodo central de la ciudad. En 1932 fue creada la Dirección Nacional de Vialidad cuya actividad permitiría concretar la traza de rutas interjurisdiccionales que, hacia 1940, prepararían los efectos de una explosión monumental del Área Metropolitana. Con el paso del tiempo, esa expansión sin límites de la mayor región urbana del país, arrastraría un problema estructural jamás resuelto: el déficit crónico de las infraestructuras de servicio y de vivienda. Esto se vislumbró hacia fines de 1930, cuando el urbanista Carlos Della Paolera observa que en el desarrolla de la aglomeración del Gran Buenos Aires se daba un uso indiscriminado del uso del suelo y una ausencia de control de edificaciones que avanzan extendiendo barriadas en la que la provisión de los servicios públicos elementales se dificulta y recarga los presupuestos de las comunas suburbanas. Indudablemente, estas

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«67» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» apreciaciones se adelantarían a la problemática del hábitat de una región que, a partir de 1940, comenzaría a poblarse con asentamientos precarios y villas de emergencia que forman parte de un paisaje suburbano que aun persiste. La expansión desordenada de la urbanización que cobra un impulso vertiginoso entre 1940 y 1960, se produce en un contexto de industrialización regional, enmarcado por la política nacional de sustitución de importaciones. La industrialización y por la aceleración del crecimiento demográfico de las corrientes migratorias provinciales del interior del país y de los países vecinos que fue forjando el carácter metropolitano mediante un sistema de transporte público subsidiado estatalmente. No debe olvidarse que en ese período se produce el acceso masivo a la propiedad de la vivienda de los estratos medio-bajos y medios de la población. En el caso de la población de modestos recursos, a través de los loteos populares en los barrios de la periferia, en tanto que las clases medias eran favorecidas por el sistema crediticio y por la construcción de edificios de propiedad horizontal. Por último, los habitantes de los estratos más pobres recurrieron a procedimientos de facto con el asentamiento en villas miseria. Hacia finales de los '60, Buenos Aires constituía la región metropolitana más poblada de la Argentina con casi 7 millones de habitantes, equivalente a un tercio de la población total del

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«68» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» país, expandiéndose hacia un segundo cordón municipal, con límites difusos entre las jurisdicciones urbanas y rurales. Esta transformación territorial seguirá afianzándose en los decenios posteriores, mostrando su hipertrofia creciente y promoviendo el mayor de los desafíos posibles para conseguir un adecuado ordenamiento espacial. Como se dijo, la creciente la falta de planificación para evitar la promiscuidad en el uso del suelo, ha ido reforzando el condicionamiento crítico en torno de aspectos funcionales y ambientales que se traducen en la vigencia de mecanismos de alta segregación social. La estructura física regional quedó, desde un principio, sellada por un esquema concéntrico y radial, asimétricamente figurado merced a la impronta de la traza ferroviaria que cimentó una de circulación con nodos urbanos de expansión y servicios. A este esquema se le suma el vigor en el mismo sentido de las líneas de transporte automotor de pasajeros. La expansión de «tentáculos urbanizados» a lo largo de los corredores de la comunicación ferrovial se manifestó, en la década de los '80, como el resultado visible de una crisis estructural entre la periferia y el centro. Se refuerza la tendencia de múltiples deterioros en los bordes periurbanos y en determinados puntos de las áreas centrales. Y es hacia finales de ese decenio que las ciencias sociales junto al advenimiento de una sociedad posterior al capitalismo se produce el surgimiento de fragmentos urbanos, bajo el formato de urbanizaciones privadas en un radio distante entre 30 y 100 km. del centro capitalino. El proceso de suburbanización insular, no sólo acrecienta la segregación social, insinuada hacia ‘80, sino que incorpora nuevos municipios integrantes de la región metropolitana.

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«69» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» En el presente siglo, la tercera y la cuarta corona metropolitana forman parte de esa unidad funcional. Por otra parte, también puede afirmarse que la profundización de la fragmentación territorial y la segregación social están en línea con la expansión acelerada y sin límites y con las políticas de ordenamiento que mantienen la centralidad de Buenos Aires y acrecientan su área de influencia merced a las tecnologías de comunicación. En efecto, la región sigue creciendo apoyada en la conectividad de los centros urbanos y en los sistemas de transporte que reducen distancias en términos de duración. De tal suerte, la expansión presenta estas características notables: a) Incorporación fragmentos urbanos con solución de continuidad. b) Conforma una estructura reticular que articula centros urbanos independientes de sus jerarquías. c) Desdibuja los límites interjurisdiccionales. d) Integra el mercado como agente planificador. Esta síntesis de la evolución de una mega región metropolitana ayuda a extraer algunos elementos que desembocan en la situación actual, Como se señaló, la unidad funcional entre la ciudad metropolitana y los municipios de su área de influencia se evidencia desde los albores del siglo pasado y se va consolidando con un crecimiento territorial continuo. El aglomerado metropolitano, además de sumar municipios, aumenta su población por el flujo migratorio interno e internacional, configurando el más nítido fenómeno de hipertrofia urbana del país. Esta situación desequilibrada, si

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«70» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» bien fue detectada en los sucesivos planes para la región, no pudo ser superada camino del ordenamiento territorial. Por el contrario, puede afirmarse que las propuestas esbozadas respaldaran esa expansión delimitando ejes de crecimiento apoyadas en las tendencias de continuidad de la urbanización. Un ejemplo de ello es la expansión de la ciudad sin confines, es decir concebida bajo el paradigma de la mega región urbana, una alternativa ilimitada en dirección noroeste–sudeste, sustentada por una movilidad regional a lo largo de tres autopistas y un tren de alta velocidad enlazando determinados subcentros. La articulación entre la planificación de los usos del suelo y de los sistemas de transporte auspiciaba una franja costera de urbanización de 20 km. de ancho, a lo largo del Río de la Plata. La misma unía la conurbación de la ciudad de La Plata, por el sur, y la ciudad de Rosario y su aglomerado por el norte. En este último caso, se traspasaban los límites político-administrativos provinciales. Cabe destacar que el plan mencionado traduce el contexto histórico y político en el que fue concebido: el gobierno de facto de 1966, en donde la doctrina del control de los territorios se plasmaba en la unificación de una de las regiones de alto voltaje conflictivo. En la planificación de una mega región subyacen características muy similares a este esquema. El Esquema Director del Año 2000 nunca llegó a implementarse. No obstante, expuso dos cuestiones que merecen señalarse; en primer lugar, aparece claramente definido el esquema de mega región con la incorporación de las conurbaciones del Gran Rosario y del Gran La Plata y, en segundo lugar, funda la expansión metropolitana en la combinación de dos sistemas de transporte interurbanos, los viales y los ferroviarios, todos en dirección noroeste–sudeste. Puede

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«71» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» agregarse, además, que este estudio es el antecedente de otro plan que tampoco se llegó a concretar: el Sistema Metropolitano Bonaerense que comenzó con la firma de un convenio entre el Gobierno Nacional y el Programa de Naciones Unidas, de 1974, para el Desarrollo. Al igual que su antecesor englobaba, en este esquema de ordenamiento metropolitano, a las tres grandes ciudades portuarias: Rosario, Buenos Aires y La Plata. Este planteo refuerza la idea rectora de un eje fluvial-industrial y apunta a la diversificación multipolar, desconcentra áreas saturadas y ordena la dispersión del centro hacia la periferia, proponiendo además la creación de un ente de gobierno metropolitano encargado de limitar el crecimiento desbordado a pesar de constituir una de las preocupaciones reveladas en los estudios y planes desde mediados del siglo pasado hasta el presente, que nunca encontró una solución empírica factible. Por el contrario, la ciudad estallada esparce sus fragmentos en el territorio materializando un desarrollo urbano desigual. Este fenómeno se pone en evidencia con el aumento de áreas altamente críticas en materia ambiental. El creciente déficit de infraestructura y el crecimiento irregular del hábitat. Más cercano en el tiempo, e inserto en el contexto del retorno a la democracia, tenemos el Plan Trienal 1987-1991 reconoce la extensión de la región hacia el oeste y propone el funcionamiento de un anillo de circulación perimetral, para fortalecer los centros y los subcentros y articular con los

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«72» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» corredores radiales. Al igual que en los casos anteriores, lo que se observa no es una planificación que se anticipe al problema socio-territorial sino a la inversa, se busca solucionar el crecimiento cuando éste ya se ha manifestado en severos conflictos ambientales. Si practicamos un balance de propuestas confrontados con logros, es dable afirmar que entre los '60 y los '70, los esquemas de ordenamiento estaban influenciados por las teorías inherentes a las megalópolis. Este enfoque era coherente en un contexto político en el que las dictaduras esgrimían la doctrina de la seguridad nacional, para lo cual era menester controlar el territorio desde la centralidad. Sin embargo, pocos fueron los logros en acciones y obras, salvo las infraestructuras de envergadura, dirigidas a la construcción de puentes y autopistas. Se remarca que los criterios para descentralizar y descongestionar las ciudades de mayor rango jerárquico no alcanzaron su cometido. Por otra parte, la ausencia de mecanismos de participación ciudadana, las ciencias sociales y la edificación de una sociedad posterior al capitalismo, en los planes fue indudablemente uno de los escollos más relevantes para impedir su implementación. Las principales debilidades del sistema mega regional jamás fueron superadas por las diferentes propuestas de la planificación gubernamental. La ciudad metropolitana ha mantenido la máxima jerarquía de centralidad, en tanto que los centros organizados alrededor de las estaciones ferroviarias, han constituido un factor de

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«73» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» peso en la expansión metropolitana mediante su articulación con el transporte de superficie. Habría que agregar, también, otro tipo de planeamiento que, siendo ejercido por agentes privados, tuvo efectos mucho más impactantes, sobre el territorio, que los planes estatales. Nos estamos refiriendo a las acciones de planificación del mercado inmobiliario y a sus consecuencias socio-territoriales. Podemos identificar una primera oleada de suburbanización, entre 1940 y 1970, en donde los agentes del mercado inmobiliario ampliaron los suburbios con un proceso indiscriminado de loteos, sin contemplar ni infraestructuras ni equipamientos básicos y un avance de la auto construcción por parte de las clases de menores recursos. Esta suburbanización «tentacular» conforma la base territorial, sobre la que a fines de los '80 en adelante se superpondrá una segunda oleada «insular» de suburbanización, difusa y fragmentada. En esta segunda instancia los protagonistas son también los agentes inmobiliarios. Nuevamente, y con más fuerza, los procesos de mercado definen el crecimiento y la morfología de una metrópolis que muestra un patrón de expansión diferente, basado en la superposición de capas urbanas y en una estructura territorial híbrida que combina redes y lugares. De tal suert que, cuando hablamos de la metrópolis sin confines, estamos aludiendo a una mega región abarcada por un fenómeno de mutación urbana. ¿Qué tienen en común ambos procesos? En principio, que ensanchan los límites metropolitanos en forma no planificada, acrecentando la mancha urbana, sin desconcentrar las actividades de orden superior. En segundo, lugar la expansión descontrolada va reproduciendo un desarrollo geográfico desigual que fragmenta territorios y crea situaciones de exclusión social. Por último, revela la

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«74» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» ineficacia de las acciones estatales para encauzar el crecimiento y generar condiciones de equidad. Es más, podría afirmarse que, en esta lógica capitalista de planificar ciudades y regiones, el Estado ha favorecido el auge de zonas luminosas y ha dejado librado al azar el destino de las áreas más postergadas que encarna un nuevo paradigma urbano con final abierto. La cuestión de las fronteras de lo urbano parece ser una de las claves para entender cómo se dibuja el planeta en el siglo XXI, donde neo paradigmas hacen caer los modelos pretéritos que nos condujeron a formas de ordenamiento socio-territorial que empiezan a mostrarse obsoletas o, cuanto menos, inadecuadas e injustas. Los análisis críticos profundizan en aspectos teóricos sobre los cuales se asientan las transformaciones metropolitanas, describiendo conceptos tales como «post-metrópolis», «metápolis» , «megalópolis» «cosmópolis» «ciudades sin confines» o, simplemente, «áreas mega críticas» Una perspectiva de grandes extensiones urbanizadas revitaliza el concepto de megalópolis, acuñado en los '60. Pero, también, se nos intenta convencer acerca de la desaparición de las distancias geográficas, enfatizando la importancia de la dimensión temporal. La cartografía divulgada en los medios de comunicación masiva presenta mega regiones urbanas que se siguen multiplicando esparcidas por todo el planeta. El capitalismo ha cerrado un ciclo impactando en lo urbano con una mutación que atraviesa dimensiones económicas, sociales, políticas, ambientales y territoriales cuyo modelo se visibiliza no solamente en los países centrales, sino también en los periféricos. Se ha pasado de lo urbano a lo metropolitano, pero esta última categoría ya evidencia su tendencia a la aglomeración y a la formación de redes de mega

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«75» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» regionales urbanas, que en una nueva estructuración mundial compiten o se complementan. Tal es el caso de la mega región Buenos Aires-La Plata-Rosario y, en forma similar, la de Sao Paulo–Río de Janeiro, o la de Santiago-Valparaíso en Chile. El caso de la mega región de Buenos Aires, nos ha llevado al replanteo de cuestiones tanto de orden territorial como de orden social, porque dentro de este nuevo paradigma subyace el tema de fondo de las desigualdades urbanas y de la exclusión social. ¿Cuántos pueden decir que han transitado todas las rutas, andado todas las calles, explorado todos los senderos del centenar de trazas que se ensamblan como un gigantesco rompecabezas, para integrar el mapa de un Buenos Aires que crece desbordando todos los límites, englobando en un acelerado proceso de metropolización a ciudades y pueblos que hasta ayer tenían entidad física propia, bien enmarcada por una orla de quintas, chacras y estancias? Nadie puede ya sentirse ciudadano, con lo que ello significa, en cuanto arraigo, solidaridad e identificación, de una ciudad cuya magnitud excede la posibilidad de conocimiento para la gran mayoría de sus habitante. Lo dicho tiene un doble valor: científico y vivencial, ya que en este momento la hipertrofia y la anomia de la mega región supera las posibilidades de auto identificación de los habitantes y su territorio. Esto agrega un componente más a considerar, cuando se está intentando planificar una región urbana sobre la base de condiciones de circulación y transporte, facilitantes de su expansión ilimitada. La complejidad de una mega región que tiende a fusionar conurbaciones, demanda una propuesta que contemple tres aspectos primordiales: el soporte ambiental, el soporte productivo y el soporte territorial definido por la expansión y la densificación. Pero además de ellos, requerirá de un planteo inicial político

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«76» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» y social, y no meramente tecnocrático y económico. En este sentido, si bien los principios del nuevo urbanismo insisten en pautar la planificación y el diseño urbano que protege tanto el medio natural como el patrimonio arquitectónico que permiten configurar ciudades con contornos definidos y que las mismas tengan una escala peatonal, no profundizan en la cuestión multi escalar que atraviesa los niveles de ordenamiento territorial y de gestión urbana. Una propuesta acorde, con la realidad actual de las regiones metropolitanas, debería definir qué es una sociedad metropolitana y determinar qué actores intervienen en los procesos de transformación y de gestión. Por otra parte, al reconocer que estas regiones están conformadas por conjuntos de centros de distinta categoría y diferentes grados de desarrollo, habría que determinar mecanismos para cualificar, potenciar o desarrollar las condiciones socio económicas, territoriales y ambientales. Pensar un nuevo paradigma de ordenamiento urbano territorial demanda el reconocimiento de procesos multi escalares, multi actorales y multi sectoriales. De tal manera que, las decisiones urbanas, estructurales y estratégicas, deberían ser abordadas desde una escala metropolitana pero, a la vez, sincrónicamente, el desarrollo urbano local debería ser tratado en las agendas municipales. Mientras que cuestiones tales como la movilidad y la accesibilidad urbana, el manejo de las cuencas hídricas, la disposición de los residuos o la preservación de los recursos ambientales requieren estudio y propuestas integrales a escala de la región. La conectividad intra urbana, la protección y diseño de áreas verdes, la erradicación de basurales clandestinos, entre otros aspectos, demandan

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«77» «ÁREAS MEGA CRÍTICAS» estrategias específicas que se inserten en un marco de planificación regional de múltiple escala. A su vez, el diseño y manejo de escenarios que han quebrado la tradicional dimensión ciudad-campo y local-global, plantea otro desafío: incorporar un universo muy diversificado de actores con requerimientos específicos contrapuestos. De ahí que resulte más viable trabajar en dispositivos para incorporar procedimientos consultivos y deliberativos que probablemente demanden la relación directa con los ciudadanos del nivel local, pero que a nivel metropolitano requieran de formas democráticas representativas. Nos preguntamos, entonces, si los organismos técnicos y políticos competentes, en estas cuestiones, se encuentran debidamente preparados para enfrentar los nuevos desafíos con propuestas estratégicas, en lugar de planificaciones rígidas que jamás llegan a implantarse. No se trata de una tarea sencilla, por el contrario, sería preciso deconstruir antiguas modalidades de pensar y de actuar lo urbano y lo metropolitano que han terminado por sentar un estatus quo que no ha podido cristalizar, reconvertirse en un siglo dominado por fuertes crisis políticas, económicas y sociales. Esto significa volver a pensar la relación político urbanística como unívoca e indisoluble, significa también incorporar la participación activa de los ciudadanos en las instancias previas, paralelas y posteriores a cualquier propuesta que involucre su hábitat y, finalmente, trabajar sobre los dispositivos adecuados para que ello pueda concretarse realmente y no quede en la mera argumentación, tal como ha venido sucediendo durante todo este tiempo.

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