CAPÍTULO I
La ciencia como práctica social
El término “método” proviene etimológicamente de dos vocablos griegos: meta, que significa “más allá” o “fuera de”; y hodos, que significa “camino”. De manera general, puede entenderse como “plan de ruta” o “plan de acción”. Trazarse un camino significa tener un destino (hacia el cual dicho camino se dirige) y un orden, es decir, una secuencia de pasos a seguir para alcanzar la meta. Cuando la meta de esos caminos es “producir conocimiento científico” puede hablarse de método de la investigación científica. La ciencia irrumpió en la cultura hace no mucho tiempo. Se abrió paso sin detenerse a examinar estrictamente cuáles eran los métodos que usaba o los caminos que seguía. Al igual que ocurrió con cada nueva conquista de la humanidad, desde el lenguaje, la escritura o cualquier otra producción cultural, la ciencia hizo camino al andar. Una vez que el camino se fue trazando, conforme la práctica científica se consolidaba, fue posible retornar sobre la senda recorrida e interrogarse sobre sus peculiares características. Es esta reflexión retrospectiva sobre la “práctica científica” la que progresivamente dio lugar a una nueva disciplina bautizada como metodología de la investigación científica.4 El supuesto que la rige (y que adoptaré aquí) es que el dominio consciente de las reglas que conducen la práctica investigativa puede resultar, bajo ciertas condiciones, de suma utilidad para potenciar y dominar con mayor libertad tal práctica. Ésa sería entonces la función de la metodología de la investigación científica: identificar ciertas regularidades, ciertos comportamientos invariantes en esa forma peculiar de producción de conocimiento que es el conocimiento científico con el objetivo de transferirlos y tornarlos explícitos. Desde esta perspectiva la metodología no es una disciplina normativa o prescriptiva encargada de legislar y sancionar el quehacer científico, como lo han pretendido algunas epistemologías.5 Se le puede concebir más bien como una disciplina reconstructiva, ya que retorna sobre una práctica una vez que ésta se encuentra consumada. A partir del análisis de esos procesos extrae entonces las reglas o procedimientos invariantes que signan dicha práctica. En este sentido la posición que adoptamos se encuentra de alguna manera emparentada con otras concepciones epistemológicas como la que propone el epistemólogo Imre Lakatos, según la cual la “reconstrucción racional” de la historia de la ciencia permite extraer sus propios cánones normativos;6 o la formulada por 4
En ese recorrido pueden citarse obras tan dispares y distantes como el Discurso del método de Descartes, el Novum Organum de Bacon, la Teoría de la investigación de Dewey, la Lógica de la investigación científica de Popper o el Tratado contra el método de Feyerabend, entre muchas otras.
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La epistemología es la rama de la filosofía que se dedica al estudio del conocimiento científico.
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Así se expresa el mismo Lakatos al dar cuenta de los objetivos que persigue con su concepción de las “reconstrucciones racionales”: “Se intentará mostrar que: a) la filosofía de la ciencia proporciona metodologías normativas, con cuyos términos el historiador reconstruye ‘la historia interna’ y aporta,
La metodología de la investigación como disciplina metacognitiva: la cuestión del método como canon normativo o como ciencia reconstructiva
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