
1 minute read
Los tiempos cambian pero no la esencia
Cuando hace ya tres años nacía el Instituto Iberoamericano de Formación Rabínica Reformista, que tuve el honor de presidir en el primer mandato en nombre de Mishkán, entendimos que al estar sus alumnos y docentes en distintos países, debíamos ser pioneros en desarrollar programas de educación a distancia, poniendo toda nuestra imaginación en cambiar el paradigma de lo supuestamente imprescindible que se suponía era el aprendizaje presencial en un solo edificio.
Tal vez la flexibilidad en buscar caminos creativos vinieron de tantos años como miembro de esta comunidad, que como su propio nombre lo indica -y nos lo enseñara nuestro Rabino Fundador y Presidente Reubén Nisenbom-, es una construcción que se arma, se desarma y se rearma con pragmatismo y se adapta a la realidad de los tiempos.
Advertisement
Así aprendimos a hacerlo en Mishkán. Cambiando en las formas, según lo que nos proponen los desafíos que se nos presentan, pero no en los valores intactos de un judaísmo humano y trascendente.
Con este espíritu es que en los primeros días de marzo, cuando veíamos el avance mundial de la pandemia de covid-19 fuimos tomando inmediatamente nuevos caminos para seguir no solo conectados sino contenidos. Nos pudimos adelantar a las restricciones transmitiendo por redes sociales el Kabalat Shabat antes de las medidas de aislamiento y habilitamos la secretaría en forma remota sin dejar de estar en comunicación ni un solo día.
Nuestros cursos comenzaron de manera online, la acción social se transformó en viandas, campañas como la de recolección de juguetes en el día del niño, que nacen a partir de la colaboración de muchos voluntarios desde sus casas o la atención psicológica gratuita tan necesaria para quienes más están sufriendo este tiempo.
Fuimos reorganizándonos de acuerdo a cada etapa de este proceso que continuará y que deseamos pronto nos permita reunirnos como más nos gusta y abrazarnos nuevamente no sólo a la distancia.
Nuestra gente ha respondido afectuosa y responsablemente para poder sostener Mishkán y todas sus obras y estamos verdaderamente agradecidos.
Con todos los desafíos que plantea esta época, sigamos construyendo juntos.
Ricardo Rotholtz Tesorero de Mishkán Secretario IIFRR