Tropo a la Uña 23 Nueva Época

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• Cronología de la poesía en Quintana Roo • Taminchi y el arte visionario amazónico • Para amar y entender a Cancún (entrevista con Tiziana Roma) • Parásitos, nosotros los pobres y ustedes los ricos • Repensar los movimientos sociales • Criaturas fronterizas, la alteridad incognoscible • Miguel Ángel Meza, Premio de Poesía Caribe-Isla Mujeres

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Revista del Centro de Creatividad Literaria

Distribución gratuita

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t Año 5 (segunda época) abril de 2020

Ernesto Cardenal. Adiós al poeta teólogo

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S u m a r i o

LATINTATENTA

Revista del Centro de Creatividad Literaria, A. C.

5 De cuando el padre Cardenal se rio de mí Norma Quintana

Director Miguel Ángel Meza Consejo directivo

18 “Nosotros somos de Cancún” David Anuar

José Luis Gaytán Saules (Director) Marcos Constandse Madrazo (Fundador) Carlos Constandse Madrazo (Fundador)

22 Cronología de la poesía en Quintana Roo José Antonio Íñiguez David Anuar

Consejo editorial Javier España

Norma Quintana

José Díaz Cervera

Lourdes Cabrera

Wildernain Villegas Carrillo

Martín Ramos

Carlos Torres

Lorena Careaga

Marién Espinosa

Agustín Labrada

Antonio Leal

David Anuar

Elvira Aguilar Angulo

Ramón Suárez Caamal

Rodolfo Novelo

Jorge Cortés Ancona

28 Criaturas fronterizas, la alteridad incognoscible Vanesa González-Rizzo Krasniansky 31 Jung y el escenario interior Marien Espinosa Garay 34 Taminchi y el arte visionario amazónico Fernanda Montiel

Diseño Mauricio Cejín Consejo artístico Gena Bezanilla

37 ¿Se debe decir “buen día” o “buenos días”? Héctor Hernández

Angélica Mercado Norma Ordieres Jesús Montalvo

TRASLUZ

Corresponsal en Playa del Carmen Ana María Moreno Pérez

10 Miguel Ángel Meza, Premio Internacional Caribe-Isla Mujeres 2019

Corresponsal en Felipe Carrillo Puerto Ángel Sulub Corresponsal en Yucatán Svetlana Larrocha Administración Servicios Corporativos de Cancún, S. C.

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TROPO a la uña es una publicación trimestral del Centro de Creatividad Literaria, A. C. Oficinas: Av. Contoy 48, SM 17, Esq. Av. Nichupté, Cancún, Quintana Roo. Teléfonos: 01 (998) 887 4374 y 01 (998) 887 4364. No se responde por originales no solicitados. Las opiniones contenidas en los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de los autores. Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos incluidos en TROPO a la uña, siempre que se citen la fuente y el autor. Certificado de licitud y contenido: en trámite. Número de Reserva al título en Derechos de Autor: 04-2000-032217031500-102.

Visítenos en nuestra página web: www.tropoalauna.org

Consulte la revista digital en: issuu.com/centrodecreatividadliteraria

Envío de colaboraciones: miguelmeza57@hotmail.com


ENTREVISTA 14 Para amar a Cancún hay que entenderlo: Tiziana Roma Mariel Turrent

48 Repensar los movimientos sociales Mauricio Ocampo C.

PAPIROS

51 Época de cambio: anhelo y miedo Arazú Cortés

40 Gracias a Dios no tienen mis genes de Froylana Sarabia Frank Rosa López 42 Una mirada intimista y honesta sobre el proceso de adopción Daniella Blejer 43 Entre los rotos de Alaíde Ventura Habib Sánchez 44 Mexicoland de Jaime A. Sandoval Miguel Ignacio Miranda

54 Parásitos, nosotros los pobres y ustedes los ricos Svetlana Larrocha 56 Morena, el verdadero peligro de López Obrador Marcos Constandse 59 La Natura y su aliada de plata Angélica Mercado

Obra inspirada en una experiencia personal durante el proceso de curación con la medicina tradicional de la amazonia peruana. Con sus cantos (“Ícaros”), los chamanes llaman a los espíritus de los ancestros, de las plantas y de los animales para iluminar y limpiar las energías dentro de la ceremonia. Gracias a su luz y enseñanzas, el hombre puede entender el gran misterio y pasar de la oscuridad a la luz. “Para conocer la luz, también hay que pasar por la oscuridad..."

PORTAFOLIO

TERTULIAS

62 Antonio Hirtz

45 El héroe y los mitos en el mundo moderno Macarena Huicochea

Art-TROPO-do

P U N T O S

Juan Carlos Taminchi Iluminación. 2007 Lienzo Diferentes medidas

64 Carlos Varela

D E

D I S T R I B U C I Ó N

CANCÚN: LIBRERÍAS: Porrúa • Dante • Iztaccíhuatl

HOSPITALES, CLÍNICAS, NOTARÍAS Y COMERCIOS: Galenia

Needful Things • Colibrí • Utopía City

Hospiten • Notaría 6 • Notaría 2 • Estética Yareri • C. Dental Evolución

CENTROS CULTURALES : Casa de la Cultura • Instituto de Cultura y

OTROS: Talleres y salas de lectura, ferias de libros, cruzadas poeticas y

Artes • Café Divertimento • Teatro Xbalanqué • La Pitahaya • El Pa-

encuentros de escritores y medios de difusión

bilo • Centro de Creatividad Fotográfica • Talulah • Galería de Plaza

PLAYA DEL CARMEN: Café Andrade • Jardín El Edén

Caracol • Biblioteca Barocio

Le Lotus Rouge Galería Escamilla • Galería de Arte 5ta. Avenida

RESTAURANTES: Pasteletería • 100% Natural • Tapioka Café

Biblioteca Jaime Torres Bodet

Bisquets Obregón • La Casa de los Abuelos • Marakamé • Mangiare

COZUMEL: Magenta Centro • Cultural • Restaurante del Museo de

UNIVERSIDADES: U. del Caribe • La Salle • U. del Sur • Anáhuac

la Isla * El Coffee Cozumel.

UNID • Universidad de Quintana Roo (Chetumal y campus Cancún).

CARRILLO PUERTO: Museo Maya Santa Cruz Xbáalam Naj • Casa de

EMPRESAS Y ORGANISMOS: Grupo Xcaret • CCE • Delphinus

la Cultura de FCP • Centro Cultural La Casa de los sueños • Tierra Café

AMMJE • Ayuntamiento

MÉRIDA: Centros culturales, librerías y cafeterías


Ernesto Cardenal (1925-2020) 4


De cuando el padre Cardenal se rio de mí Por Norma Quintana Poeta teólogo, revolucionario emblemático, militante de causas paradójicas, y demócrata pertinaz al final de sus días, Ernesto Cardenal es, sobre todo, una de las figuras más importantes de la poesía latinoamericana. Al rendirle homenaje —a raíz de su muerte el pasado 25 de febrero—, Norma Quintana analiza las formas del quehacer poético del gran intelectual nicaragüense —que no pudo prescindir de un lenguaje tropológico esencial— y cómo al final de su vida “su misión como poeta se hizo carne y sangre” (…) para “darse en cuerpo y alma a la causa de los olvidados, los aplastados por un orden económico que da un tajo en la sociedad y pone un abismo entre los que todo lo tienen y los que no tienen nada”.

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uando en 1925 dos jóvenes escritores nicaragüenses, José Coronel Urtecho y Luis Alberto Cabrales, llegaron a su patria procedentes el primero de Estados Unidos y el segundo de París, entró con ellos en Nicaragua el germen de un nuevo modo de entender y escribir poesía. Ambos traían contenidos diferentes para decir de una forma novedosa. El entusiasmo de estos jóvenes poetas se tradujo en la creación de un movimiento renovador que rebasaría los límites de lo puramente literario. Coronel Urtecho regresaba a los veintiún años con una colección de novedosos poemas juveniles, Los parques, y un gran conocimiento de todas las nuevas literaturas, especialmente la norteamericana. Cabrales, por su parte, traía muy fresca la experiencia vanguardista europea y ambos unieron sus impulsos para fundar el Grupo de Vanguardia, al que se sumaron inmediatamente poetas también muy jóvenes, como Pablo Antonio Cuadra y Joa-

quín Pasos, apenas unos escolares, y algunos otros con una trayectoria ya reconocida como Luis Román, Diego Manuel Chamorro y Octavio Rocha. En realidad, lo primero que hicieron fue lanzar las nuevas ideas en la revista La semana, que circulaba en Managua por el año 1926. Luego lo hicieron en la revista Criterio y en El diario nicaragüense, ambos de Granada. El movimiento se definió y se fortaleció en los años siguientes al incorporarse más poetas y organizarse en torno al grupo. De inicio, el movimiento se orientó hacia la búsqueda de una expresividad que rechazara las secuelas formales de un modernismo ya en disolución, pero entre 1931 y 1934 se dirige decididamente hacia la definición de un quehacer poético de inclinación nacionalista, preocupado por indagar en las raíces de la cultura y por valorar lo autóctono en el despliegue de sus significados. Es así como Pablo Antonio Cuadra publica sus Poemas nicaragüenses, mientras Joaquín Pasos, Coronel Urtecho, Luis Douwning y Manolo Cuadra publican sus poesías “terrenales y nativas”.

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l a t i n t a t e n t a Una característica de este grupo, de gran influencia en la proyección social de las generaciones literarias que lo suceden, es que, amén de sus búsquedas de carácter estético, se presenta como un núcleo “agitador”, propagandista de ideas consideradas por ellos como de avanzada, tanto con respecto a la cultura como a la política. El influjo revolucionario de este grupo permaneció latente en la obra y en la actitud de compromiso social de muchos poetas surgidos años después. Uno de estos autores fue Ernesto Cardenal, nacido en 1925, justo el año en que regresaron Coronel Urtecho y Cabrales a Nicaragua. Cardenal se enlista a muy temprana edad en la vida intelectual; y su generación, inmediatamente posterior a la de la Vanguardia, dentro de la que figuran también nombres tan prestigiosos como los de Ernesto Mejía Sánchez y Carlos Martínez Rivas, recibe la influencia de esta y colabora con los poetas del viejo grupo en sus publicaciones. Entre los años 1942 y 1944 (en plena Segunda Guerra Mundial), Pablo Antonio Cuadra funda el Taller San Lucas y sus Cuadernos, donde reúne los trabajos y hermana el quehacer poético de ambas generaciones. Entre todas, la voz de Cardenal es la más sobresaliente. En consonancia con este inicio, la huella de Pablo Neruda es la influencia más visible en sus primeros textos. Entre 1943 y 1945 escribe su primer libro Carmen y otros poemas, que permaneció inédito durante muchos años, una colección de poemas de tema erótico. En 1946 escribe su extenso poema elegíaco “La ciudad deshabitada”; y al año siguiente, “Proclama del conquistador” y “Este poema lleva su nombre”, este último también un texto intimista de contenido elegíaco-amoroso. Aquellos tempranos resultados de su trabajo muestran una poderosa influencia de la Vanguardia y en ellos logra verdaderos aciertos en cuanto a la adjetivación y la metáfora. Pero el camino de aquel joven autor estaba muy lejos de continuar por tales derroteros. Con el tiempo, su idea de “poesía” sufriría un vuelco, renunciaría voluntaria y expresamente al lenguaje tropológico (o al menos eso pretendía), y suprimiría toda tendencia intimista a favor de la imagen del “exteriorismo”, un concepto acuñado por él y defendido en su obra como acto de fe. En “Proclama del conquistador” se anuncian algunos rasgos de estilo que luego desarrollaría para crear toda una poética, no solo por la economía de metáforas y recursos tropológicos sino también por su carácter histórico-narrativo, característico de una de las vertientes por las cuales encauzará después su verso. La influencia de la poesía francesa había sido hasta ese momento la contribución foránea fundamental al patrimonio poético hispanoamericano. Con los poetas nicaragüenses, partiendo de Coronel Urtecho, el campo de esta

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influencia se desplaza hacia Norteamérica. Aunque ya José Martí había llamado la atención sobre ello, la dirección poética que parte de Walt Whitman —quien echó por la borda toda la retórica contemporánea para crear una avalancha épica levantada sobre versos con un lenguaje directo, descriptivo-narrativo— fue durante mucho tiempo, si bien no del todo ignorada, subutilizada como fuente de enriquecimiento estilístico. Es justamente Cardenal quien resignifica la poesía norteamericana y la adopta como fuente primaria, haciendo a nivel de procedimientos y estructura con respecto de ella lo que en el siglo XIX hizo Darío en relación con la poesía francesa. De esta influencia esencial surgió la concepción de lo poético que Cardenal denominó “exteriorismo” y a la cual definía como “una palabra creada en Nicaragua para designar el tipo de poesía que nosotros preferimos”. El “exteriorismo” —agregaba— “no es un “ismo” ni una escuela literaria. Es tan antiguo como Homero y la poesía bíblica; en realidad es lo que ha constituido la gran poesía de todos los tiempos”. Según la explicación de Cardenal, esta poesía se creaba con las imágenes del mundo exterior, capaz de ser visto y palpado y que, como afirmaba, es el mundo específico de la poesía. De manera que tal estética se organizaba en torno a “una poesía objetiva, narrativa y anecdótica, hecha con los elementos de la vida real y con cosas concretas, con nombres propios, y detalles precisos y datos exactos, y cifras y hechos y dichos”. Concluía catalogándola como poesía impura, debido a que podría pensarse erróneamente que estaba más cerca de la prosa que de la lírica. Lo opuesto era entonces la “poesía interiorista, subjetiva, hecha con palabras abstractas, tropos y símbolos”. Defendía así la noción de una poesía en la cual la imagen (esencia misma del pensamiento abstracto) constituía el factor esencial y donde el lenguaje se depuraba de cualquier otro elemento que no fuera el reflejo del objeto en sí. Al desnudar, pues, la expresión poética de elementos retóricos, les confería, a la palabra y a la imagen poéticas, por un lado, una absoluta capacidad denotativa, referencial, y por otro, una fuerza expresiva de impacto singular. Las características formales que distinguían al exteriorismo podrían resumirse del modo siguiente: —Abandono de la actitud subjetiva, en aras de evitarle al poema emociones y actitudes de carácter íntimo o sentimental. Vuelco hacia el exterior en detrimento de la subjetividad; reflejar lo externo de manera impersonal. Es este el fundamento de su justificación teórica frente al problema del reflejo del mundo.


l a t i n t a t e n t a —El reflejo “objetivo” de la realidad implica desnudar la poesía de todo procedimiento retórico, en especial la metáfora y sus variantes. Lenguaje directo, narrativo. Esta poesía despojada, ascética, llega por línea directa de la poesía norteamericana, en especial como tributo al quehacer de Ezra Pound, el poeta que se apropió de las posibilidades expresivas del ideograma chino y japonés, y otorgó una nueva dimensión al significado de los versos al construirlos sobre la base de las imágenes contrapuestas: El constructor de Macchu Picchu en casa de cartón y latas de Avena Quaker El tallador de esmeraldas hambriento y hediondo el turista toma su foto) (“Economía de Tahuantinsuyu”) La asociación de imágenes en Cardenal es, paradójicamente, el vehículo para trasmitir la emoción lírica y, en algunos casos —como en su poema “Oración por Marilyn Monroe”— estas asociaciones llegan a alcanzar dimensiones simbólicas: Señor Recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con el nombre de Marilyn Monroe aunque ese no era su verdadero nombre (pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años y a la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar) y que ahora se presenta ante TI sin ningún maquillaje y sin su agente de prensa sin fotógrafos y sin firmar autógrafos sola como un astronauta frente a la noche espacial (…) Estilísticamente, este lenguaje se estructura no como una suma de imágenes sino como desarrollos muy amplios de un estímulo o situación única donde, generalmente, todos los motivos concurren en una idea central. A pesar de lo heterogéneo de los materiales empleados, nada en el texto queda suelto; todo está sometido a una arquitectura rigurosa. La escritura directa se apoya en el empleo de un abundante material informativo que opera como punto de referencia en la realidad inmediata: el sujeto lírico es reemplazado por paráfrasis, textos ajenos, slogans publicitarios y políticos, siglas, textos periodísticos, imágenes de anuncios comerciales con los cuales, al final, todas las imágenes contribuyen a estructurar un gran cuadro polisémico.

En resumen, el empleo de estos recursos obedece al propósito de lograr la participación conjunta del lector con el texto, cuya misión es condenar la corrupción del lenguaje en la sociedad de consumo. Otro rasgo estilístico que define el exteriorismo de Cardenal es la posición del hablante o sujeto lírico con respecto del lector. Al renunciar a la presencia de emociones o posturas intimistas características de la lírica, la relación entre el hablante lírico y el destinatario se amplía a círculos cada vez mayores para lograr que su mensaje se libere del estrecho círculo de la intimidad y adquiera dimensiones de significación colectiva. El propio Cardenal dijo en repetidas ocasiones que el fundamento de su poesía era la imagen. La superposición, contraposición y sucesión de ellas eran los resortes configurativos para trasladar la realidad al poema y de este al destinatario. El lenguaje tropológico debía ser eliminado de

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(…) la poesía de Cardenal, al margen de sus teorizaciones, en la práctica no había podido prescindir de la tropología porque el lenguaje traslaticio no es, en su identidad profunda, un adorno retórico sino una forma de conocimiento arraigada en la esencia misma del lenguaje humano.

la poesía porque no reflejaba verdaderamente la realidad por la forma en que, según él, estos recursos operaban. No tomaba en cuenta el nicaragüense que el tropo en última instancia forma parte no de un arsenal retórico sino de los mecanismos del pensamiento humano y de la estructura de la lengua misma; más aún, olvidaba que la asociación traslaticia —columna vertebral del tropo— siempre fue una forma de aprehensión de la realidad y que, en tanto mecanismo cognitivo, la refleja sean cuales sean las vías que utilice. Por estas dos razones era muy aventurado plantear una eliminación total del signo estético (categoría a la cual pertenecen todos los tropos, la metáfora, las alegorías, el lenguaje simbólico). Existe una diversidad estructural en lo tropológico que permite la constante renovación de sus formas, y este detalle podría explicar que, más allá de su teorización en torno a los fenómenos del quehacer poético, el exteriorismo —un vuelco en la poesía de Cardenal en cierto punto de su evolución, una transformación dada por etapas— no logró desterrar completamente los mecanismos de lo que en su conjunto se conoce como signo estético; antes bien, encontró sin proponérselo una manera de renovarlo a partir de los procedimientos que cuidadosamente eligió para construir sus poemas. En sentido general, podría afirmarse que en sus grandes poemas elegíacos, textos emblemáticos de la primera etapa en su quehacer, los recursos formales empleados por Cardenal consiguen armonizar un cierto barroquismo tropológico, donde la expresión fuertemente concentrada lleva la metáfora sensorial hasta sus últimas consecuencias, con el vuelo hiperbólico de la imaginación asociativa característico del lenguaje de los “ismos”, tal como se aprecia en el siguiente fragmento de “La ciudad deshabitada”:

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Creí que su carne fluiría caliente para mi boca como la leche/ y pesadamente resbalaría bajo mis besos como la miel/ y bajo su piel habitaría como a la sombra de un palacio blanco/Creí que saldría al alba como Venus de una estrella de nácar /que su carne nacería como la espuma del sexo puro del mar… Aquí, las asociaciones de todo tipo, donde se mezclan varias clases de figuras retóricas, dan lugar a una construcción compleja en la que los símiles de las dos primeras líneas antes transcritas se emplearon para rematar una metáfora, y en el verso que sigue: —mientras sus pechos giran tan tristemente como las dalias hacia el olvido se ha usado para ilustrar una prosopopeya. Después de verter su caudal poético en un universo expresivo tan amplio, en el cual las expresiones más tradicionales son llevadas con maestría a un plano de modernidad, llegado a este punto, el poeta simplemente liquida su deuda con toda la poesía que le antecede, de Góngora a Huidobro, y se interna en la senda del poema ascético con un cometido, podría decirse, funcional. Como casi toda la poesía que se comenzó a producir a partir de 1950, y llevado por el impulso de las tendencias que luego fueron a parar al coloquialismo (o conversacionalismo), Cardenal transitó hacia otra etapa en su quehacer y hacia otro modo de materializar su oficio que no lo abandonó desde entonces, pues su misión como poeta se hizo carne y sangre con la que asumió como ser humano: darse en cuerpo y alma a la causa de los olvidados, los aplastados por un orden económico que da un tajo en la sociedad y pone un abismo entre los que todo lo tienen y los que no tienen nada.


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Ernesto Cardenal lee un texto religioso. El poeta sacerdote escribió el Evangelio de Solentiname a partir de las reflexiones que los campesinos hacían sobre el Evangelio. Fotografía tomada del periódico digital Niú.

Hace exactamente cuarenta años me propuse demostrar, en mi ejercicio de grado para obtener el título de licenciatura, la hipótesis de que la poesía de Cardenal, al margen de sus teorizaciones, en la práctica no había podido prescindir de la tropología porque el lenguaje traslaticio no es, en su identidad profunda, un adorno retórico sino una forma de conocimiento arraigada en la esencia misma del lenguaje humano. Aducía mi argumento que, en tanto recurso cognoscitivo, al igual que la imagen estética, el signo estético —con todos sus procedimientos oblicuos para referirse a la realidad a partir de asociaciones— sí era capaz de lanzar la flecha referencial hacia el mundo concreto y mostrarlo tal cual, pero bajo una luz diferente, enriquecida por la potencialidad significante de los campos semánticos. Mi tesis de especialista bisoña desmenuzó toda su producción hasta ese año y encontró los elementos necesarios para sustentar aquella hipótesis. Así me gradué, poniendo en tela de juicio sus asertos. En aquel verano de 1980 me lo encontré en la tienda del hotel Habana Libre. Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi frente a mí a dos ilustres entradas de cualquier diccionario de la literatura hispanoamericana curioseando entre los anaqueles. Allí estaban José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal, en vivo y en directo, y como ante situaciones similares mi primer impulso es ser invadida por una timidez bíblica, me quedé paralizada. Por suerte para mí, no iba sola, y en el diccionario de mi acompañante no existía (ni ha existido nunca) la palabra timidez, así que se fue derecho hacia ellos y después de saludarlos le soltó a Cardenal que yo tenía algo para decirle. Lo que mi boca pudo articular fue algo así como “Usted no me lo va a creer, pero por su culpa hace varios meses que casi no duermo”. Su hermoso y amable rostro me miró asombrado y luego pasó del asombro a la picardía cuando a duras penas

le expliqué el tema de mi tesis. Su única respuesta fue volverse hacia José Coronel y preguntarle sonriente: “Oye, Pepe, ¿mi poesía tiene tropos?”. Yo sé, en verdad lo sé, que él era incapaz de avergonzar o burlarse de una estudiante, pero debo reconocer que su reacción fue del tamaño de mi osadía. Cortésmente, me deseó suerte en mi proyecto de graduación y yo salí de aquella tienda sin saber si empezar otra tesis con otro tema o demostrarme a mí misma que estaba a la altura de cualquier reto. Elegí lo segundo. Hace unos días, al saber la noticia de su muerte, le dediqué unas palabras en mi muro de Facebook y con ellas quiero terminar estas reflexiones: “No tengo la menor duda de que Cardenal se fue a dos cielos, al cielo de los sacerdotes comprometidos con la causa de los más jodidos, y al cielo de los grandes de las letras hispanas. Hasta allí mi respeto y veneración. En paz descanse”. Tropo

Norma Quintana. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica, con especialización en Literatura Hispanoamericana, por la Universidad de La Habana. Lleva más de tres décadas dedicada a la docencia, la investigación, la crítica literaria y la promoción cultural. En 1995 y 1996 obtuvo de forma consecutiva el premio del concurso estatal “Poesía para la mujer”, convocado por Instituto Quintanarroense de la Mujer. Ha sido dos veces becaria, en la categoría de creadores con trayectoria, del Programa de Estímulo a la Creación y el Desempeño Artístico (PECDA).

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P r e m i o

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Caribe-Isla Mujeres 2019 El paseante de la sombra venidera Por Miguel Ángel Meza I Tocan a rebato todas las campanas con el badajo adelgazado hasta el polvo, memoria que intenta restituir el orden de mis pasos, las vastas peregrinaciones que me arrojaron a esta orilla. Si solo ceniza de obsidiana tapiza esta noche, ¿por qué fulguran rayuelas en el asfalto y flotan como luciérnagas de augurios o ventosos reclamos del aura que respiro? ¿Por qué esta luz oscura se me asoma, como retraída y tenebrosa, con la certeza incierta de una profecía, desde una ventana que sueña nacer otros nacimientos y me pone mascarones como un puente que discurre? Sombra inhóspita en el instante de la suprema intuición, sombra cautiva en los frívolos tutelajes, cadena cuyo humo ya ha clareado y ha levantado sus estatuas al borde del abismo donde caen los antifaces, el cascajo de todas las muecas. De pronto, el viento sonámbulo levanta sus migraciones monolíticas, balbucea sombras con mímica que no entiendo,

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t r a z l u z

abre rendijas que filtran un idioma preverbal marea por donde huyo en el tiempo enclaustrado que empieza a crepitar: fuego que murmura su carcoma. II Con la careta viril desecha, nado entonces en el sudor cincelado por un reloj de arena. El sol negro que sueña la luna, es una destreza de resignación en el óleo del rostro, en la respiración asmática de las hojas, en la salmodia de los grillos, en la mirada de esa lechuza que derrama el caleidoscopio de su vigilia, presintiéndonos fantasmas o difuntos. Escucho el dialecto de los árboles inermes, que fluye su escritura como sangre alunada, único brillo que puedo leer en la tiniebla. Es el instante de escamondar, de eliminar los restos inútiles del día que me ocultan tras la misma máscara, es el instante de atravesar un umbral donde me transparenta el otro, el que me acompaña en el iris que amalgama sus visiones. En ese cristal ustorio que camina frente a mí, el viento es un oxímoron de sal el pozo que me refleja en el rescoldo especular

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P r e m i o

I n t e r n a c i o n a l

Caribe-Isla Mujeres 2019

donde confluyen azar y destino, caras de la misma sonrisa que me define o del súbito temblor de mis abdicaciones. Mientras, el cielo noctívago sigue soñando sus nubes como corceles al borde de un acantilado. III Cada grieta que balbucea, cada arcén de lodo pulido que cuestiona mis huellas, cada aliento de reliquias urbanas que se asfixia en mis pulmones, todo mendiga la humedad en que nací, el manglar de husmo donde mis vestigios también exhalan su erosión. Mis pasos reescriben la oscuridad de estas veredas, rehacen las líneas de mis manos donde hay encrucijadas en fuga. Mi rastro anda en estas páginas como por líneas de silencio que inauguran la jerga versátil de vegetaciones imposibles. Alguien aspira la memoria de estas huellas y las traduce, alguien sucumbe en el desfiladero del caos que desmaquilla su belleza y la vuelve al sino original que tanto nos enceguece.

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t r a z l u z

IV El hambre de ser apura sus brebajes e ingiere yerba macerada en oscuras verdades como un alimento de dioses soterrados que al fin escuchan con el oído calmo de los siglos que no pernoctan. He caminado por este asombro tratando de eludir el enjambre de las horas. En la memoria futura del alba, esa corazonada, ese aguijón, implosiona. Y en medio de esa fisura de donde han salido todos mis males reposa la última chispa, la breve flama que palpita el nombre de la amada, el latido de su luz primordial, el maná que restaura el origen. Así, el hombre sueña sus atajos inversos la forma de la cicatriz sin descifrar como si un acertijo fuera la herida y la realidad llagara por ahí el hartazgo de sus voces. Cuántas muertes germinan sus larvas día a día, en cuántas de ellas dejamos el ropaje de cada jornada como el infecundo bostezo de una bestia que agoniza, el ara sin el reino de un rezo siquiera de cartón. Entremos sin embargo con la voz arrodillada, dejemos que exprese su imperfecta tiniebla, su inexplorada cueva, hasta que ahí aparezca el rostro o el silencio como un palimpsesto en las ruinas del sueño. Ábranse entonces los coletazos contra la muerte: los salmones fúnebres de mi sangre.

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Tiziana Roma

Para amar a Cancún hay que entenderlo Por Mariel Turrent Se ha escrito mucho sobre Cancún, pero nada tan inteligente y amoroso como Para entender y amar Cancún, obra de Tiziana Roma, narrada con la maestría que le otorgan sus años como activista e investigadora. En ella, la autora nos entrega el regalo más valioso que pueden darnos a los cancunenses: el reconocimiento de nuestra identidad. Es un increíble portal hacia el pasado que nos permite entrar en el alma inocente de una niña que vio nacer este sueño y entender su esencia, nuestra esencia. Cada frase lleva el alma de Tiziana. Una mujer apasionada y apasionante. Una Minerva caribeña que defiende, con su erudición, el legado de todos esos pioneros que empiezan a abandonarnos.

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ancún nació con los brazos abiertos”, dice Tiziana Roma. La frase me estremece, porque trae consigo la verdad de una ciudad que se ha entregado incondicionalmente a sus pobladores, quedando desprotegida, vulnerable. The Times They Are A-changin, canta la autora parafraseando a Bob Dylan. Y es que Para entender y amar Cancún está escrito con la pluma musical, humorística, alegre y a veces nostálgica de esta cancunense excelsa. Este libro es un interesante recorrido, debidamente documentado, que comparte no solo datos y hechos de manera amena, sino que intercala anécdotas de sus días en la escuela, y de sus noches discotequeras, llevándonos de la mano por los parques de Cancún, sus monumentos y andadores, sus glorietas y retornos. Leer a Tiziana es una experiencia sensorial. Un viaje a través del tiempo, en el que podemos oler la humedad y sentir la incertidumbre y la euforia de los fundadores que, Fotografía: Claudia Rodríguez

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sin saberlo, hicieron historia. Una aventura de transformación: la creación de una ciudad modelo que cobró vida y, como un caballo brioso, se fue desbocando. Pero, sobre todo, es un llamado desesperado al rescate y la conservación, a crear conciencia de la intención original, a valorar y amar este lugar tan especial que es nuestro hogar. —Tiziana, este es un libro obligado para todos los cancunenses. Háblame del proceso que viviste para llegar a él. En tu obra hablas de cómo somos los cancunenses, ¿tú te reconoces como una digna representante de ese “estereotipo”? —Trato de describir a los cancunenses porque creo que somos una cosa rara; gente que ha venido de todas partes all walks of life y coincidimos en un punto común que es Cancún. Hay de todo tipo, no hay un estereotipo, aunque sí nos caracteriza nuestro carácter, esa manera de ser abiertos e incluyentes, sobre todo los que llegamos hace tiempo o los que nacimos aquí. Yo me considero una digna cancunense porque soy muy adaptable y camaleónica; me puedo incrustar en diferentes grupos y manifestarme de diferentes maneras. Esa capacidad de adaptación y de aceptar los desafíos y emprender nuevos retos es lo que me define y define al cancunense. —A partir de esta publicación habrá muchas personas que hablen y escriban de ti. ¿Quién es Tiziana Roma? —Tiziana Roma es una especie de acertijo, incluso para mí, pues me voy preguntando cosas a lo largo del camino. Físicamente soy una mujer robusta y grande, camino con paso firme y fuerte, pero estoy llena de incertidumbre. Soy amiguera y a la vez solitaria, disfruto mi independencia

enormemente y mi soledad. Soy impredecible y muy improvisada. Me muevo bien en el ámbito de la improvisación. Tengo 54 años, estoy en una etapa fascinante de mi propia vida, vivo una madurez jovial, me gusta mucho la gente y platicar con desconocidos. Soy preguntona, curiosa, y me gusta que me pregunten a mí también. Me gusta escuchar y conversar, profundizar, indagar. —Cuando surge una ciudad nueva como Cancún, ¿debería haber un organismo que se encargue de ir documentando su historia?, o ¿cómo se va escribiendo la historia de los lugares? ¿Quién cuenta la historia oficial de las ciudades? —En el caso de México, por tradición se nombraba a un cronista, pero Guillermo Tovar y de Teresa (el último único cronista de la Ciudad de México) creó el consejo de cronistas, modelo que se ha duplicado en varias ciudades de la república, como Puerto Vallarta que cada tres años hace la convocatoria. Yo estoy a favor de crear en Cancún un consejo para cubrir todos los ámbitos, ya que no se están cubriendo, o los están cubriendo personas que no tienen ni los medios ni el apoyo gubernamental para difundir su trabajo. Como en mi caso, que al no querer comprometerme ni comprometer con alguien mi trabajo, he tenido que financiarlo yo misma. Si hubiera un consejo de cronistas, podría haber una persona encargada del registro de la actividad cultural, otra del registro de la actividad deportiva, de la turística y otros rubros que no se han cubierto. Históricamente hablando, aquí tenemos a Francisco Verdayes, historiador, periodista, historiográfico, que ha dedicado su vida a la crónica y al registro histórico y de personajes. Yo misma también he hecho ese trabajo de manera empírica. También Víctor Sumuano, que ha hecho el registro del nombre de Cancún, y así te puedo decir de varias personas que han llevado registro de cosas importantes de nuestra ciudad. —¿Perteneces a alguna organización o existe alguna organización que se aboque al rescate y la formación de las tradiciones de nuestra ciudad? —El 2 de febrero de 2010, con muchos participantes, creé una asociación que se llama Identidad histórica y cultural de Cancún. En un principio nuestro propósito era fortalecer el sentido de pertenencia y arraigo; hablábamos del rescate del patrimonio histórico y cultural y su difusión. Hasta hicimos un plan estratégico. Pero bueno, más allá de si funcionó o no, yo nunca más abriría una asociación civil porque aquí en México es una monserga, está lleno de trampas y además hay que estar persiguiendo a los participantes para que paguen su cuota, mientras que debería funcionar de forma voluntaria. En fin, esa asociación se fue haciendo cada vez más pequeña y no hubo

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manera de impulsarla porque, cada uno de los que estábamos ahí, teníamos proyectos personales y cada quien jala agua para su molino. Yo preferí irme por la libre, hay mucha gente que está haciendo cosas por la libre y hay asociaciones civiles, como Pioneros y Fundadores, que se dedican a congregar a su gente… Insisto, no volvería yo a formar parte de una, es mucha responsabilidad y pocos, incluida yo, estamos dispuestos a pagar el precio. —En tu libro hay un prólogo de Francisco Verdayes. ¿Por qué elegiste a Verdayes? —Lo elegí de manera muy natural porque él ha demostrado su interés por contar la historia de Cancún y por su sencillez y su presencia en el registro de la historia de este lugar. Es un comunicador bastante efectivo que nos ha aportado muchísimo. Me gusta cómo escribe y ha entrevistado a grandes personajes. Hemos caminado juntos desde que lo conocí en una presentación de un libro de Gloria Palma y luego en la defensa del Palacio Municipal. Estar cerca de él me ha ayudado a entender, pues conoce el hilo de la historia muy muy bien. En el 2009, al defender un edificio como el Palacio Municipal de forma romántica, sin tener bases históricas ni información alguna, le pedí a Francisco Verdayes que me diera veinte razones para hacerlo; días después me dio un documento con todo lo que necesitaba. Pero me topé con la burla y con esa mentalidad que subyace en muchos cancunenses de que Cancún no tiene identidad ni historia y que no hay nada que defender. También me enfrenté al desprecio de las autoridades, la administración de Julián Ricalde fue la que peor respondió, y la de Paul Carrillo le dio en la torre a la avenida Tulum; Remberto Estrada tampoco tuvo interés, en fin… —También elegiste a Indra Rojo, Luis Alberto Velazco y Víctor Peralta. ¿Qué papel juega cada uno de ellos en el rescate de nuestro patrimonio? —Indra Rojo y yo tenemos una linda amistad, hemos caminado juntas y nos hemos tirado al piso para defender la Av. Tulum. Ella estaba en la defensa del ombligo verde cuando yo estaba en la defensa del Palacio Municipal; luego, juntas defendimos el puente del Calinda cuando quisieron construir un muro de tres metros. Luis está haciendo el registro de quién está contando la historia de Cancún. Es un antropólogo social, y me contactó hace tiempo. Me gustó cuando me llamó “estimada colega”, siendo él tan joven y preparado. De Víctor Peralta me gusta su visión fresca y que sea filósofo. Siento que las mesas de trabajo para la construcción de nuestra ciudad deberían estar llenas de filósofos, de antropólogos sociales y urbanistas, sobre todo profesionales que aportan y en-

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tienden cómo se comporta la gente en las ciudades. Todos son para mí gente importante y plumas que pueden trascender, compartir y divulgar el trabajo que estoy haciendo. —¿De dónde sale el título de tu libro? ¿Crees que el amor viene después del entendimiento, o que los que no lo aman es porque no lo entienden? ¿Nos falta conocimiento, educación? —Mi título original era Guía para entender Cancún y hallarle gusto en el intento. Yo veo que mucha gente no entiende Cancún y por lo tanto no lo ama. Para amar algo hay que entenderlo, aunque sea de manera intuitiva y estar en esta disposición de darle un espacio para que se explique a sí mismo. Mi mamá me decía que yo era muy contreras, porque siempre me ponía del otro lado de ella. Pero eso es porque yo siento que hay que darles a las personas, y a los lugares en este caso, la oportunidad de que expliquen sus razones, entonces, se abrirá un espacio para que lo quieras y, por supuesto, lo protejas. Esto me lo dijo Augusto Pastachini hace mucho tiempo: “Tiziana, te vas a desgastar defendiendo espacios que la gente no entiende por qué son importantes”. Me dijo que tenía que explicar por qué era importante la traza urbana. El título salió más tarde en el taller literario de Malix donde se puso en la mesa mi título original y al final de una lluvia de ideas me decidí por este. —La portada es muy interesante. Los iconos me parecen muy bien elegidos y los colores también. ¿Me podrías decir cómo surge, quién la diseñó, qué significado tiene para ti? —La portada es un regalo de mi sobrino David 'El Dee' Espinosa Álvarez que es un ilustrador cancunense que ha ganado algunos premios y que publicó un libro llamado Nido de serpientes. Me hizo anteriormente unas ilustraciones para unas playeras que tengo con mi marca Costa Urbana. Le gustan los iconos y, conforme fue leyendo, fue desarrollando estos, pues conoce además la historia. Los colores salieron de una paleta hecha por el arquitecto Francisco Romero y la empresa Comex, como propuesta para las fachadas de la zona fundacional. Posteriormente, Ruta Nader retomó esta idea y la ha implementado. Son nueve colores que yo tomé para la portada y me encantan; ahí está resumido todo el contenido. La gente que conoce Cancún se identifica y los que no lo conocen también lo verán como una referencia para saber de lo que estoy hablando. —¿Hace cuánto tiempo que escribes y cuáles son los temas que te provocan para escribir? —Empecé a escribir haciendo entrevistas a pioneros de Cancún cuando inició la revista Cancunísimo que es de mi exmarido, y en la cual he seguido colaborando. Luego es-


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Monumento a Leona Vicario. 2013. Salvador Elzaurdia D’Argain. Se ubica en las avenidas Cobá y Palenque. Donada por el Consejo Estatal Mujeres de Quintana Roo.

cribí sobre Cancún en la sección cultural del periódico Por Esto, hablé de su traza urbana, de nuestra multiculturalidad y otros temas. Me gusta escribir de personas y lugares. No se me da imaginar historias. Me gusta cómo escribe Cristina Pacheco y Jorge Pedro Uribe, cronista de la Ciudad de México. Me gusta la crónica, los ensayos, escribir “papers”, como les llaman ahora a los trabajos de investigación. —Estudiaste artes dramáticas en Europa, crees que en tu libro se ve reflejada tu parte artística o gana tu parte de mujer activista. ¿Desde dónde escribes? —No suelo dividirme; hago las cosas de manera muy improvisada. Hace poco me diagnosticaron con TDA (Trastorno por Déficit de Atención) y no lo veo como una carencia sino como una característica. En realidad, no estoy consciente de si escribo como actriz o como activista. He estado rodeada de arte, de libros, de música, de pintura; mi papá fue amigo personal de Siqueiros, y viví en un ambiente donde se respiraba arte y cultura. Yo soy así y no me quito una gorra para ponerme otra. —Dicen que los escritores nunca estamos conformes con lo que escribimos. ¿Ahora que ves impreso tu libro, le cambiarías algo? —No me considero escritora; la otra vez me dijo Francisco Verdayes que yo era periodista. Tampoco. Yo recopilé una serie de datos y no queriendo bombardear a la gente con información traté de plasmarla como yo la entiendo. Y claro que le cambiaría muchas cosas al libro, incluso pienso por qué lo saqué en el momento en que lo saqué. —¿Qué sigue después de esto para Tiziana Roma? ¿Es este libro la conclusión o el inicio de algo? —Quiero hacer muchísimas cosas… quiero viajar… con dinero, por supuesto. Todo tiene un inicio y una conclusión. Me gustaría escribir mis historias personales. Estoy muy cerca de los niños y niñas que habitamos el Cancún de los setenta. Somos personas de entre cuarenta y sesenta años que nos reunimos en fiestas que hacemos una vez al año con música de la época, pues nuestra vida fue muy

discotequera, como lo cuento en el libro. Hace poco se organizó una fiesta donde se invitó a los DJs de ese entonces: los del Cracatoa, de la Boom, del Aquarius… y se les dio un reconocimiento por ser parte de la vida de Cancún; y bailamos lo mejor de la música que nos marcó. Nosotros estamos empezando a ocupar ese escalón que ocuparon nuestros padres, pues esos pioneros han empezado a irse, mi madre ya se fue, igual que las mamás y papás de mis amigos se están yendo también. Así que, quiero hacer algo con mis amigos que no han sido tomados mucho en cuenta. Ellos son la segunda generación de pioneros. —¿Quién te gustaría que te leyera? —Todo aquel que vive aquí en Cancún, los que llegaron hace muchos años, los que llegaron hace dos, los que acaban de llegar, los inversionistas, los que dicen que no tiene identidad, personajes importantes. Cancún es una marca mundial con una trascendencia importantísima. Es una ciudad creada a finales del siglo XX catapultada hacia el siglo XXI, un ejemplo de lo que puede hacer un grupo de hombres y mujeres soñadores, aventureros, temerarios. Me gustaría que lo leyeran en las universidades, en las escuelas, en los centros de trabajo, los concierges. Me gustaría que lo leyeran, que se lo apropiaran y le pusieran de su cosecha; que agreguen sus propias experiencias, porque esta no es solo mi voz: yo he recogido muchas voces y pienso que eso es lo trascendente de mi trabajo. —¿Cuál es el mensaje que quieres dar, es decir con qué te gustaría que se quedara quien lea tu libro? — Me gustaría llamar la atención sobre que hay que rescatar los parques, la ciclopista y estos lugares emblemáticos que vamos a heredar a nuestros hijos. Por darte un ejemplo, la primera escuela de Cancún, la Alfredo V. Bonfil, que está entre el parque de las Palapas y la avenida Yaxchilán; han intentado desaparecerla y convertirla en un estacionamiento. Me gustaría que entiendan que Cancún es un milagro económico, pero sobre todo humano; un corazón palpitante, vivo. Es una ciudad alimentada por muchas ideas a donde ha llegado lo bueno y lo malo del mundo entero: el resumen de la globalización que estamos viviendo. Me gustaría que se llevaran una mejor impresión de Cancún, y que mantengan y multipliquen su belleza. Tropo Mariel Turrent Eggleton (México, D. F., 1967). Ha publicado los libros “Desde adentro” (aforismos) y “Cajón de muertes y amores” (cuentos), y “La jornada del viento” y “Desnudeces de agua” (poemas). Obtuvo el primer lugar en el segundo Concurso de Cuento Juan Domingo Argüelles (1999). Es autora de la novela Hasta el último vuelo (Malix editores, 2018). Correo-e marielturrent@gmail.com

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“Nosotros somos de Cancún” Por David Anuar No encontrarás otro país ni otras playas, llevarás por doquier y a cuestas tu ciudad… Constantino Cavafis

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érida, Yucatán. Viernes 5 de octubre. 3:45 de la tarde. Desciendo del taxi, la calle es bañada por el aguacero. Entro al pequeño local de ADO-Altabrisa. Los pasajeros se apiñan en la sala de espera, huyendo de la inundación que se apodera del lugar. Permanezco de pie, en un recuadro intocado por las aguas del diluvio. Frente a mí, una joven de rostro amable me contempla, nos contemplamos, como dos árboles en medio de la selva. “¿Por qué no te sientas?”, me pregunta. “Prefiero no hacerlo, odio mojarme los pies”, le respondo señalando mis converse agujereados. Una pequeña sonrisa aparece en sus labios. La espera se convierte en charla, en coincidencias. Intercambiamos nombres, orígenes, estudios, amigos compartidos; en fin, ahora es el placer de la conversación el que inunda nuestras bocas. Tiene 20, estudia nutrición, y lo más importante, nació en la misma tierra que yo. Al pie del camión, a punto de abordar, después de haber discutido sobre mi adquirido acento yucateco, me dice de forma tajante: “Nunca olvides que tú siempre serás de Cancún. Nosotros somos de Cancún”. Y entonces, como en un espejo, me golpea esa sensación efervescente de estar entrelazados de alguna forma soterrada y misteriosa.

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Monumento Gota de esperanza. Obra de Renato Dorffman. Avenida Labná con Prolongación Yaxchilán.

Dicen que todos somos migrantes, y en parte es así. Algunos vienen de fuera para asentarse en la ciudad; otros, los que hemos nacido aquí, la abandonamos para continuar, por ejemplo, nuestros estudios en otros lugares del país o el extranjero. Sea como fuere, en Cancún la población es móvil, descentrada, carente de un núcleo sólido, o más bien, con una identidad líquida que fluye de atrás para adelante, de abajo arriba, en pleamar y bajamar, en ventiscas de arena, inestable pero siempre en construcción. El crítico literario Antonio Cornejo Polar planteaba hace algunas décadas que los migrantes son seres heterogéneos sujetos a lógicas vivenciales diversas y diferenciadas, que conviven sin llegar — lo siento, Hegel:— a fusionarse de forma sintética. El migrante es, dicho de forma paciana, esto y aquello a un mismo tiempo; se vuelve parte del lugar al que llega, sin dejar de ser de donde vino. Existe fragmentado, discontinuo, metafórico, al decir de Cornejo: “nunca confunde ayer/allá con el hoy/aquí; al revés, marca con énfasis una y otra situación y normalmente las distingue y opone, inclusive cuando el peregrinaje ha sido exitoso”. En Cancún, este fenómeno adquiere rostro en una situación tan cotidiana como la hora de la comida. Ésta es una hora especial. Los migrantes cancunenses, al sentarse a la mesa —con el relleno acapulqueño, las corundas, la barbacoa, el cabrito, y demás platillos de geografías varias— disparan un proceso de remembranza: por un momento


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Monumento a la Historia de México. 1981. Obra del escultor Ramón Lázaro Bencomo. Se ubica en la glorieta de la avenida Tulum y Uxmal, frente a la Terminal de Autobuses ADO. Popularmente se le conoce con La licuadora.

anulan el espacio-tiempo “migrante”, para volver fuera del tiempo y del espacio a su “lugar de origen”. Crean, a través de la conversación y la evocación de recuerdos, una red que instaura el pretérito en el presente migratorio. Aromas y sabores se confunden con el anecdotario personal y familiar adjunto. El migrante existe en el presente nostalgiando por aquello que ha quedado atrás. ¿Pero qué sucede con aquellos que hemos nacido en Cancún?, ¿cuál es nuestra raíz en el mundo? Por un lado, nuestros padres son sujetos que poseen una carga cultural previa, reconfigurada por el roce multicultural de la urbe turística; es decir, hay prácticas, lenguajes, símbolos y significados que son aceptados e integrados por los migrantes. Este proceso es conocido por los antropólogos como transculturación. En cambio, los que hemos nacido en Cancún, si bien un elemento de nuestra identidad viene dado por lo que escuchamos de las tierras lejanas de nuestros padres, esto es más bien una especie de mito fundacional que se pierde en las brumas del tiempo. Así pues, las generaciones nacidas en Cancún nos enfrentamos con las acuciantes preguntas: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿hacia dónde voy? La respuesta que suele repetirse hasta el cansancio es que somos personas sin cultura o, en el mejor de los casos, con una cultura a medias, en cocción. Por ejemplo, en 1997 el antropólogo César Castro Sahui señalaba en su tesis de grado: “sin duda, tendrán que pasar

muchos años para que los cancunenses puedan delinear un perfil socio-cultural que los identifique como comunidad”. Hoy es posible dar cuenta de algunos fenómenos que comienzan a ser marcadores de identidad, sin que ésta sea fijada de una vez por todas, sino en un continuo hacerse en el que aparecen elementos iterativos, una suerte de primer núcleo que ha configurado en buena medida la identidad de las primeras generaciones nacidas en Cancún. ¿Cuáles son los elementos o fenómenos que conforman esta base cultural en común? Pienso que podemos dividirlos en dos grupos: motivados por el Estado y espontáneos, es decir, los que pertenecen al rubro de la vida cotidiana. Dentro de los elementos motivados por el Estado tenemos símbolos de carácter oficial que intentan crear una base para el entendimiento de la comunidad, su cohesión. Entre éstos se encuentran monumentos como La glorieta del ceviche o El Monumento a la Historia de México, que la población local denomina de forma juguetona como La licuadora. Este caso sirve para observar cómo los habitantes no aceptan tal cual los símbolos producidos por el Estado, sino que los adecuan a sus necesidades, incluidos el divertimiento y la transgresión. Otros símbolos de carácter oficial son el escudo del municipio de Benito Juárez, la fecha de fundación de Cancún —20 de abril de 1970— decretada por el cabildo

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municipal, el asta bandera ubicada en la Zona Hotelera, así como el nombre de avenidas que aluden a personajes de relevancia nacional (Av. López Portillo), o de carácter regional (Av. Andrés Quintana Roo). Estos elementos son el tejido de signos oficiales producidos por la lógica del Estado y sus empleados, o lo que Ángel Rama denomina ciudad letrada. Otros signos son, por ejemplo, la configuración visual de los taxis en blanco con franjas verdes, los señalamientos de tránsito, las banquetas pintadas de amarillo, entre otros detalles del paisaje urbano que fueron planificados por la ciudad letrada. Por otro lado, son múltiples los elementos espontáneos aportados por la ciudad real, como Rama denomina la capacidad de agencia de los habitantes de la urbe. Éstos se vuelven simbólicos por el uso, es decir, por hábitos y costumbres, y no por la imposición. Los espacios tienen historia y, en este sentido, hay sitios desaparecidos en Cancún que se han vuelto símbolos y lugares de memoria colectiva. Wol-Ha es un buen ejemplo. En otro tiempo, este laberinto de tubos y resbaladillas fue un centro de juegos infantiles. Wol-ha fue un espacio de recreación para las primeras generaciones nacidas en Cancún y, por ello, un lugar que permanece grabado en la memoria colectiva. Los cines también conforman parte de los espacios que han trascendido el tiempo para convertirse en parte de la colectividad, como los Blanquita, los Tulum, o los que se encontraban en la Plaza Kukulcán, y a través de los cuales aprendimos que existía un mundo más allá de la entonces pequeña y segura ciudad en la que vivíamos. Otro punto importante son playas como el Mirador, que han devenido en espacios simbólicos que todo cancunense conoce y donde, tal vez, se reconoce. Todos estos sitios tienen en común ser lugares de recreación, para “pasar un buen tiempo”, que generan vínculos afectivos entre los habitantes y los lugares; por ello, han trascendido hasta quedar fijados en la memoria como elementos identitarios, al menos de una generación de cancunenses. También existen expresiones espontáneas que se han vuelto marcadores de identidad. Me refiero a ciertas actitudes generalizadas de los moradores de Cancún, como el

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Monumento a la madre. Obra de Miguel Ángel Márquez Jaramillo. Donada por el Club Rotario. (Av. Yaxchilán y Sunyaxchén).

deseo de salir adelante, la apertura comunicacional de las personas, sobre todo de los jóvenes nacidos en la ciudad, la conciencia de ser migrantes, la cercanía con la naturaleza y una mentalidad abierta respecto a cuestiones morales y religiosas. Recuerdo que en el 2008, cuando comenzaba a residir en Yucatán y estudiaba la licenciatura en la universidad pública de ese estado, me di cuenta de ciertas diferencias respecto de mis colegas yucatecos. Al compartir experiencias con otros nacidos en Cancún que cursaban estudios en la misma universidad, coincidíamos en que solíamos obtener buenas notas en las exposiciones orales, y una mayor fluidez de palabra en comparación con nuestros pares locales. En alguna conversación —cuyas coordenadas temporales, espaciales y hasta personales he perdido en la memoria— recuerdo que alguien me señaló, con un atisbo de envidia o timidez, que las personas nacidas en Cancún éramos especialmente parlanchinas, desenvueltas, participativas y, en general, extrovertidas. En su momento, esa idea me pareció reveladora e iluminó un patrón entre mis amistades cancunenses que residían en Mérida, confirmándose las más de las veces la generalización de aquella charla. Finalmente, pienso que el arte jugará un papel vital en la construcción identitaria de la urbe, ya que éste es un espacio privilegiado para el diálogo y la negociación de significados. El arte es la morada por excelencia de la representación. Necesitamos un arte local que dé rostro a la ciudad,


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Monumento al Albañil. Los Pilares de la Construcción. Obra de Silvia Arana. Se ubica en la glorieta de las avenidas López Portillo y Javier Rojo Gómez (Kabah).

a sus habitantes, sus dilemas y su contexto sin caer en estereotipos o lugares comunes. Pienso que este proceso va por buen camino y dentro de no mucho seremos testigos de propuestas germinales, que en el ámbito de la literatura tiene ya obras relevantes. Me refiero a los poemarios El rostro que habitamos (2015) de Miguel Ángel Meza, y Costa urbana (2011) de Óscar Reyes Hernández, o la novela Cancún todo incluido (2001) de Carlos Hurtado; e iniciativas editoriales con una larga trayectoria como Tropo a la uña (1998-2020), que ha colaborado por más de dos décadas en la formación de una comunidad artística y literaria. A través del tiempo, los migrantes han ido adquiriendo características que seleccionan a través de un proceso de transculturación. En su interior coexisten diversas lógicas, las de su lugar de origen, así como las que han absorbido selectivamente en la nueva ciudad; no obstante, en estas generaciones de colonos los elementos de su pasado-origen permanecen vivos a través del nostalgiar. En cambio, los nacidos en Cancún recibimos mayor influencia de la localidad que del origen remoto de nuestras familias, creándose en nosotros un sentimiento de pertenencia y compenetración profunda con el paisaje, con los símbolos, con la memoria de la ciudad, nuestra ciudad, nuestra única ciudad. Así, resuenan y adquieren peso específico en mis oídos las palabras que me dijera aquella joven cancunense en un ADO de Mérida: “Nunca olvides que tú siempre serás de Cancún. Nosotros somos de Cancún”. Tropo

NOTA: Escribí este ensayo hace casi una década cuando todavía era estudiante de licenciatura y Cancún era otro; sin embargo, en el marco del 50 aniversario de la ciudad, creo que algo en él sigue vigente y nos sigue hablando. OBRAS CONSULTADAS Castro Sahui, César Augusto, “Organizaciones de colonos en Cancún”. Tesis de licenciatura, Universidad Autónoma de Yucatán, 1997. Cornejo Polar, Antonio, “Condición migrante e intertextualidad multicultural: El caso de Arguedas”, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, 21.42 (1995): 101-109. Escalona Hernández, Consepción y María del Pilar Jiménez Márquez, Cancún: un entramado de voces, cultura, sociedad e historia. Ciudad de México: Editorial Verás-Universidad del Caribe, 2010. Hurtado, Carlos, Cancún, todo incluido. Cancún: Numul, 2001. Meza Robles, Miguel Ángel. El rostro que habitamos. Cancún: Edición de autor, 2015. Paz, Octavio, El arco y la lira. Ciudad de México: FCE, 1979. Rama, Ángel. La ciudad letrada. Madrid: FINEO-UANL, 2009. Reyes Hernández, Óscar, Costa urbana. Ciudad de México: Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Quintana Roo, 2011.

David Anuar (Cancún, 1989). Licenciado en Literatura Latinoamericana y Maestro en Historia. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en Poesía y Dramaturgia (2018-2020). Premio Francisco Javier Clavijero por mejor tesis de maestría (INAH, 2019). Editor de la antología Contramarea. Breve antología de poesía joven de Quintana Roo (2017, Plataforma Colectiva), y de la obra completa de Adriana Cupul Itzá, Y mi cuerpo no ha muerto. Poesía recuperada (1993-2002) (2019, IMCAS).

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Cronología de la poesía en Quintana Roo Por José Antonio Íñiguez y David Anuar Impulsada por un espíritu generoso en materia de investigación, divulgación y amor por la literatura, la siguiente cronología representa sin duda una guía indispensable para orientarse en la producción poética en nuestro estado y su vaga industria editorial. Este trabajo forma parte del volumen antológico A la sombra del mar: poesía de Quintana Roo (1970-1990) de inminente aparición. Agradecemos a los autores su afortunada iniciativa para la publicación de este adelanto editorial.

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nce publicaciones periódicas, 22 antologías y más de 200 poemarios entre libros, plaquettes y cuadernillos; éstos son algunos de los datos que hemos descubierto al elaborar esta cronología de la poesía en Quintana Roo, la primera en su tipo. Nos hemos enfocado en libros, autores y talleres, dejando de lado premios —aunque hemos incluido los más significativos—, becas y estímulos como los otorgados por el FONCA, el PECDA y la Fundación para las Letras Mexicanas. Hemos dividido en dos grandes periodos la cronología. En la primera parte titulada “Antecedentes”, nos remontamos al siglo XIX y la primera mitad del XX, para encontrar a cuatro autores y tres publicaciones que, por distintas razones, son relevantes para la historia de nuestra poesía; sin duda, éste es el espacio menos conocido y el que más investigación necesita. Al segundo periodo lo hemos denominado “Época contemporánea”, donde incluimos a todos los poetas nacidos y emigrados a Quintana Roo, en su mayoría vivos —salvo por Adriana Cupul Itzá, Zita Finol, Jesús Fuentes Allen, Alicia Ferreira y Aarón Fishborne—, que dejaron algún registro relevante de su actividad poética a pesar de que algunos hayan abandonado la escritura, fenómeno recurrente en los miembros del Taller Literario Syan Caan y en menor medida en los talleristas de Javier España.

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La cronología muestra, asimismo, dos periodos de florecimiento de la poesía en Quintana Roo, tanto por el volumen de publicaciones —distinguible con tal sólo apreciar la mancha tipográfica— como por las revistas y autores en activo. Nos referimos a la década de 1990, con la fundación de la Casa del Escritor de Bacalar y la de Cancún, la circulación de revistas como A duras páginas, Oriflama y Tropo a la uña, la edición de la antología más importante del estado Quintana Roo, una literatura sin pasado, la aparición del primer libro de crítica literaria sobre la entidad Palabra de frontera de Agustín Labrada, así como la obtención del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes por Juan Domingo Argüelles. El segundo florecimiento se da en la década de 2010, con el surgimiento de una nueva generación de autores y críticos a lo largo y ancho del estado, así como proyectos editoriales y antologías. Finalmente, a pesar de que nuestra literatura es casi invisible a nivel nacional, este ejercicio deja patente la diversidad y la constante publicación de al menos un libro de poesía al año desde 1986; ello reafirma, creemos, el hecho de que el género más consolidado de la literatura de Quintana Roo sea, sin duda, la poesía.

Antecedentes: 1887: Pastor Urcelay publica, de forma póstuma, Poesías de Wenceslao Alpuche, con una noticia biográfica, en la Imprenta Hidalgo, en la ciudad de Mérida. Alpuche nació en


1804 en Tihosuco, un pequeño pueblo en el interior de la parte oriental de la Península de Yucatán, que actualmente pertenece al municipio de Felipe Carillo Puerto, Quintana Roo, y murió en Tekax en 1841. En 1837 fue incluido por Juan de Dios Peza en la antología El Año Nuevo. Como antecedente de la poesía de Quintana Roo son particularmente interesantes los poemas “Vuelta a la patria”, por su ambiente marítimo y la presencia de un huracán, así como “Fabulilla”, poema premonitorio de la Guerra de Castas. 1902: Porfirio Díaz decreta la creación del Territorio Federal de Quintana Roo en el marco del fin de la Guerra de Castas, movimiento de resistencia maya con más de medio siglo de duración. 1937: Luis Rosado Vega (Chemax, 1873-Mérida, 1958) publica en la ciudad de Chetumal Poema de la selva trágica con auspicio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del Gobierno Federal. Rosado Vega reside un año en el Territorio de Quintana Roo en el marco de la Expedición Científica Mexicana, de la cual fue Director. Es posible que éste sea el primer libro de poemas publicado en Quintana Roo. 1938: Se imprime en Chetumal Rapsodia mexicana, de Efraín Villegas Zapata, poema de corte patriótico dividido en 7 partes y dedicado a Luz María Reguera, esposa de Rafael E. Melgar, gobernador del entonces Territorio de Quintana Roo. Asimismo, se publica en el Diario de Yucatán un tríptico de sonetos de estilo modernista y de loa al paisaje natural, escritos en la ciudad de Chetumal en 1937 por José M. Suárez M.

Época contemporánea: 1960: Antonio Leal viaja a la Ciudad de México para cursar estudios superiores. 1965: Poemas de Leal —que años después aparecen en

Duramar (1981)— son publicados en la revista Mester, dirigida por Juan José Arreola. Esta publicación, según algunos críticos, es la primera de un poeta nacido en Quintana Roo. 1970: Planeación y creación de la ciudad de Cancún. 1973: Comienza Ramón Iván Suárez Caamal su estancia en territorio quintanarroense. 1974: Surgimiento de Quintana Roo como Estado. 1977: En Quintana Roo, una literatura sin pasado, Juan Domingo Argüelles apunta que en este año se inicia formalmente la poesía quintanarroense con la inclusión de Antonio Leal en el volumen Cinco poetas jóvenes de México. 1979: Se publica Medio de construcción de Luis Miguel Aguilar, primer volumen de poemas de un escritor nacido en Quintana Roo. Ramón Iván Suárez Caamal publica la plaquette Pavesas. 1981: Se imprimen los libros Duramar de Antonio Leal, y Memorial de sueños de Ramón Iván Suárez Caamal. Asimismo, Leal es incluido junto a David Huerta, Elsa Cross, Francisco Hernández y una veintena más de autores, en la antología Poetas de una generación (1940-1949), de Jorge González de León. 1982: Aparece el primer libro de poemas de Juan Domingo Argüelles, Yo no creo en la muerte. Nace el Taller Literario Syan Caan, coordinado por Ramón Iván Suárez Caamal. Entre los miembros más destacados se encuentran Omar Ortega Lozada, Adriana Cupul Itzá, Daniel Cabrera Padilla, Tania Sol Portillo y Jorge Yam. Este hecho marca el inicio de un sistema literario propio, es decir, el proceso de formación, producción, publicación y consumo literario dentro del estado, y ya no de forma externa a través de la Ciudad de México u otra entidad del país. 1983: Se publican los libros Chetumal Bay Anthology de Luis Miguel Aguilar, Poemas de invierno de Juan Domingo Argüelles, y Poemas para los pequeños de Ramón Iván Suárez Caamal; con este último se inicia la tradición

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de escritura de poesía para niños en el estado, vertiente fructífera y altamente cultivada por los poetas de la entidad, aunque con obras de calidad desigual, siendo las más destacadas las de Ramón Iván y Javier España. 1984: Ramón Iván Suárez Caamal publica La fauna de Platón y otros poemas. 1986: La escritora uruguaya Alicia Ferreira comienza su estancia definitiva en Cancún. Ramón Iván Suárez Caamal publica Bajo el signo del árbol. 1987: Aparecen los libros En el insomnio escribo y Recuento de voces, de Ramón Iván Suárez Caamal; asimismo, Merecimiento del alba de Juan Domingo Argüelles, La soledad se hizo relámpago de Agustín Labrada Aguilera (edición cubana), así como el primer libro de Javier España titulado Presencia de otra lluvia. 1988: Javier España inicia su labor como coordinador de talleres de poesía, entre los más importantes figuran el de la Casa de la Cultura de Chetumal y el de la Universidad de Quintana Roo. Los miembros más destacados de estos talleres son Ever Canul, Rodolfo Novelo Ovando y Silvia Hernández Rivas. Se publican los libros Vivir cerca del mundo y los compendios Cantos del mar y otros poemas y Las palabras son culpables: Jóvenes poetas del taller literario Syan Caan de Ramón Iván Suárez Caamal. 1989: Ramón Iván Suárez Caamal publica Cuando te llamo selva, y Alma Rosa Freyre, Tiempo de silencios. Se funda en Bacalar la revista literaria A duras páginas, así como Nave de papel, la editorial más antigua y productiva del estado, ambos proyectos conformados por miembros del Taller Literario Syan Caan. Aparecen, bajo este sello editorial, El insólito tiempo de escribir de Meztli V. Suárez Mc-Liberty, Agudas palabras de Tania Sol Portillo, Cotidianeidades de Raúl Rico Guido y El egoísmo de la flor de Daniel Cabrera Padilla. 1990: Se inaugura el 20 de julio la Casa Internacional del Escritor de Bacalar. Se funda Oriflama, revista literaria

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del Instituto Quintanarroense de Cultura, dirigida por Javier España. Juan Domingo Argüelles edita Quintana Roo. Una literatura sin pasado (1977-1990), la primera antología sobre poesía escrita en Quintana Roo, con carácter crítico-histórico y rigor metodológico. Se publican los poemarios Como el mar que regresa de Juan Domingo, así como Todo lo que sé de Luis Miguel Aguilar y la plaquette Como un ajedrez sin nombre de Agustín Labrada Aguilera (en Cuba). Nace en Cancún el Taller Literario Surgir, coordinado por Alicia Ferreira. 1991: Se publican los libros Tras el biombo de Javier España, Canciones de la luz y la tiniebla de Juan Domingo Argüelles, Poesía en acción de Ramón Iván Suárez Caamal y, en Cuba, Éxodos de Norma Quintana, así como Poemas y Viajero del asombro de Agustín Labrada Aguilera. 1992: Norma Quintana y Agustín Labrada Aguilera comienzan su estancia en Quintana Roo, quienes serán los primeros críticos literarios de la poesía quintanarroense. Aparecen los libros Cruz y ficciones de Juan Domingo Argüelles, Pulir el jade de Ramón Iván Suárez Caamal, Coleadas de Luis Miguel Aguilar y Sombra de mi sombra de Meztli V. Suárez Mc-Liberty. 1993: Se publican Agua bajo los puentes de Juan Domingo Argüelles, y Travesías de fuegos perseguidos y Siempre es tarde de Javier España. Aparece la antología Tiempo vegetal. Poetas y narradores de la frontera sur (prólogo y selección de María José Rodilla), donde se incluyen a los poetas Antonio Leal, Luis Miguel Aguilar, Juan Domingo Argüelles y Javier España. Carlos Hurtado funda Cuadernos de Cancún, editorial artesanal que publicó a escritores de la ciudad como Miguel Ángel Meza, Leticia Martínez, Laura Hurtado, Haidé Serrano, entre otros; al igual que fomentó el intercambio literario con Cuba al publicar escritores de ese país. 1994: Último número de la revista A duras páginas. Se publican Pronunciar de ofrendas de Javier España, Poseí-


da por la luna de Adriana Cupul Itzá, Calles de Israel Miranda García, Piedra bestial de Daniel Cabrera Padilla, He mirado el mar de Jesús Fuentes Allen, La noche: un potro de Citlaly Chargoy, Ha sangrado la piedra de Emma Ligia Rivero Ucán, Yo soy la noche de Tania Sol Portillo, Voz de tigre de Amílcar Orellana Ramírez, Matices de la piedra de Omar Ortega Lozada, y Jardín interno de Alicia Ferreira. Se funda Resumen de olas, revista bimestral del Taller Literario Syan Caan, de efímera duración (tres números). 1995: Juan Domingo Argüelles gana el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes —el más prestigioso e importante de México— y publica el libro ganador, A la salud de los enfermos. Se edita Resquicios de la imagen, revista de breve vida, auspiciada por miembros del Taller Literario Syan Caan. Salen a la luz Canto diverso de Antonio Leal, Criatura inanimada de Ramón Iván Suárez Caamal, Donde la noche se hace llama de Omar Ortega Lozada y Escalas del paisaje de Alicia Ferreira. Asimismo, las siguientes antologías: Cancún 25 años: voces de una ciudad joven. 21 escritores cancunenses (compilado y editado por Carlos Hurtado), Poesía escogida de Cancún/ Cancun’s Selected Poetry (primera antología bilingüe del estado), así como El universo en una gota de rocío y En la puerta del cielo (ambas del Taller Literario Syan Caan). Agustín Labrada Aguilera publica el libro de periodismo cultural Palabra de frontera, donde incluye notas sobre poesía quintanarroense. 1996: Nace la revista literaria Tropo a la uña, actualmente la más longeva e importante del estado, con 62 números editados a lo largo de 18 años repartidos en dos épocas (1996-2007, 2013-2020). Aparece Ritual de vuelo, muestra del taller de poesía de la AEQROO. Amílcar Orellana Ramírez publica Poliedros inconclusos, Jorge Yam Las fases de la luna, Juan Domingo Argüelles Animales sin fábula y Piedra maestra, y Ramón Iván Suárez Caamal Otros

mundos, otros sueños y otra vez otros mundos, Aprendizajes en la luz, Pejeluna y Casa distante. Asimismo, salen a la luz dos antologías del Taller Literario Syan Caan: Álbum de familia y Cerca de los siete espejos del agua (versión al inglés de Martha Otis), así como el libro colectivo Preludio de vigías (editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro), de Silvia Hernández Rivas, Karla Gamboa y Billy Peña Sosa. Surge la revista Sonarte, de periodicidad trimestral, dirigida por Omar Ortega Lozada; ésta será la publicación periódica más importante del Taller Literario Syan Caan. 1997: Aparecen los poemarios Máscara indígena de Adriana Cupul Itzá y Holograma del fuego de Maribel Urbina. Se inaugura la Casa del Escritor de Cancún por iniciativa de Carlos Hurtado y posteriormente gestionada por Miguel Ángel Meza. 1998: Se editan los libros Los cantos de Duramar de Antonio Leal, La última balada de Francois Villon de Juan Domingo Argüelles, Tributo del viandante de Javier España, En viento de ceguera de Karla Gamboa, y Juan después de Pathmos de Aarón Bautista Caamal; este último es, probablemente, el poemario más potente publicado por un miembro del Taller Literario Syan Caan en la década de los 90. Carlos Torres publica Canción para la luz de tus ojos. Poemas de amor. 1999: Último número de la revista Sonarte. Mariel Turrent publica Desde adentro y En el profundo oleaje de nuestros amores, Zazil T. Rosete Crecer y no crecer, y Adriana Cupul Itzá Del instante y la lluvia, poemario ganador de los VI Juegos Florales de Isla Mujeres. 2000: Nace la revista Abisal, en Chetumal. Se publican los libros Destellos del bambú de Ramón Iván Suárez Caamal, Azul deseo de la esfinge de Javier España, La vasta lejanía de Agustín Labrada Aguilera, y Estrellas voladoras de Alicia Ferreira. Sale a la luz el libro De espaldas a dios de Carlos Castillo Novelo.

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2001: Se imprime Alegoría de un instante de Rodolfo Novelo Ovando. 2002: Se publican Piélago lunar de Ever Canul, al igual que la última obra de Adriana Cupul Itzá, Tsunamis inconclusos. 2003: Aparecen los libros Por las sendas… ecos antiguos (haikús) de Ramón Iván Suárez Caamal y Tras el exilio de mis alas de Rodolfo Novelo Ovando. 2004: Javier España gana el Premio Hispanoamericana de Poesía para Niños de la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM), por el libro La suerte cambia la vida. Se publican los volúmenes Poemas provinciales de Antonio Leal, Todas las aguas del relámpago. Poesía reunida (19822002) de Juan Domingo Argüelles, Poemas para los más pequeños de Ramón Iván Suárez Caamal y Destellos de mareas de Miguel Ángel Meza, así como la antología Inventa la memoria. Narrativa y poesía del sur de México, selección y prólogo de Víctor Hugo Vázquez Rentería. Cierra la Casa del Escritor de Cancún. 2005: Muere el 27 de noviembre Adriana Cupul Itzá, en un hospital de la ciudad de Mérida, después de un trágico accidente automovilístico en el tramo Tulum-Carrillo Puerto. Javier España publica La suerte cambia la vida, y Rodolfo Novelo Ovando En alguna parte de esta soledad. 2006: Último número de la revista Abisal. Se publican los poemarios Hijo de la tierra y Poesía reunida de Ramón Iván Suárez Caamal y Los entornos de la rosa de Zita Finol. 2007: Último número de la revista Tropo a la uña (primera época). Javier España publica Sobre la tierra de los muertos, ganador del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines. 2008: Antonio Leal publica Thalassa. 2009: Ramón Iván Suárez Caamal gana el Premio Nacional de Poesía Rodulfo Figueroa y se publica el libro ganador, Tres diosas. Aparecen los poemarios Las cuentas de la Ilíada y otras cuentas de Luis Miguel Aguilar, Fragmentos

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y astillas de Alicia Ferreira, Travesía sibilina de Ever Canul, y Callar desde el silencio de Rodolfo Novelo Ovando. 2010: Ramón Iván Suárez Caamal gana el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños (FLM) por Huellas de pájaros y aparece su libro La mirada. Laura Angulo publica su ópera prima, Visiones reciclables, y Alicia Ferreira, Grafitti del silencio. Nace la revista cultural Gaceta del pensamiento, que incluye un cuadernillo literario en cada número; este espacio se ha vuelto vital para la aparición de plaquettes de poesía de autores del estado así como por editar el Premio Internacional de Poesía Caribe-Isla Mujeres (2015-2020). 2011: Se funda la revista digital Salvo el crepúsculo. Ramón Iván Suárez Caamal gana el Premio Internacional de Poesía para Niños Ciudad de Orihuela. Se publican los libros Las historias de la luz de Javier España, Pero no odas de Juan Domingo Argüelles, Erogramas de David Anuar, Costa Urbana de Óscar Reyes Hernández, Delmira en llamas. Invocación de Alicia Ferreira, así como Dragón de otoño y Huellas de pájaros de Ramón Iván Suárez Caamal. Aparece Teje sus voces la memoria de Agustín Labrada Aguilera, libro de crítica literaria donde propone una visión histórica sobre la literatura de Quintana Roo y dedica un apartado a la poesía. 2012: Nace Colectivo Colectivo, grupo literario de promoción cultural. Se publican los libros La fauna exaude de Antonio Leal, La salvedad de los negados de Rodolfo Novelo Ovando, El retorno de los Vagans de Aarón Fishborne, La fe de los diositos de David Guerrero, Tregua de Ernesto Vargas, Cantos de agua de Zita Finol, Hace un silencio de Alicia Ferreira, y Colección de mandrágoras de Laura Angulo; asimismo El viento entre los sauces, Palabras para armar tu canto y En un árbol la canción, de Ramón Iván Suárez Caamal. 2013: Muere Zita Finol. Se reactiva Tropo a la uña (segunda época) y se funda el Centro de Creatividad Litera-


C a n c ú n 50 a ñ o s ria. Aparecen los poemarios Rugir de olarasca de Raciel Manríquez, Giroscopio ambulante de Aldo Revfaulknest, y Oscuridad que canta, Cuna la media luna (Premio Nacional de Poesía Ilustrada para Niños) y Un árbol florece sueños de Ramón Iván Suárez Caamal, así como las antologías Los caminos de la lluvia: muestra poética de Cancún (coordinada por Mauricio Ocampo), Voces del agua. Poesía del Taller Literario Syan Caan (en los cuadernillos de Gaceta del pensamiento), y Dispersión (coordinada por Colectivo Colectivo). Sale a la luz el último número de la revista digital Salvo el crepúsculo. 2014: Muere Aarón Fishborne en la Ciudad de México. Juan Domingo Argüelles publica en dos tomos su Antología general de la poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días. Ramón Iván Suárez Caamal gana el XII Premio Poesía Infantil Luna de Aire y se editan los libros Te canto un cuento y Jugar. Aparecen los poemarios De pólvora y jazmines de Norma Quintana, Recuerdos de un poema de Ema Rivero, el compendio de haikús Aquí y ahora, la antología Preludios del mar, así como el libro Cuatro ensayos sobre poesía hispanoamericana de David Anuar, donde se incluye el texto “Poesía en Quintana Roo: contexto, características y tres propuestas”. 2015: Fallece Alicia Ferreira. Se publican los libros Divagario de Antonio Leal, La torre de las mil ventanas de Javier España, El jardín y la lluvia y Aura en el jardín de Ever Canul, Olivos para una tarde de luna de Rodolfo Novelo Ovando, Rapsodia poliédrica de fúnebre narcisismo de Aldo Revfaulknest, Bitácora del tiempo que transcurre de David Anuar, Nostalgia de pájaros de Cristian Poot, El rostro que habitamos de Miguel Ángel Meza, Para no mojar la luna de Alicia Ferreira, Repertorio de imágenes de Miguel Ángel Morales Beiza, Cuando caigan las hojas en otoño de Manuel Jesús Ferral Hernández, Introspectum vide de Germán Solórzano Hidalgo, Cuestión de tiempo de Alma Rosa Freyre, Después de la lluvia de Meztli V. Suárez Mc-Liberty, así como Flora, Vasta memoria, Pregúntale al sol y te dirá la luna (Premio Poesía Infantil Luna de aire), Tris tras el miedo y Al abordaje de Ramón Iván Suárez Caamal. Igualmente, aparece la antología del Primer Festival de poesía Cuatro Conjuros coordinada por Alejandra Flores. 2016: Omar Ortega Lozada gana el Premio Nacional de Poesía Rosario Castellanos por Códice sin nombre (inédito). Salen a la luz los libros Yabilaj de Ever Canul, La suerte de las aguas y Aleteos de colibrí de Omar Ortega Lozada, Pintar sueños, crear palabras de Daniel Cabrera Padilla, Estrellas errantes de David Anuar, Engranaje de Jorge Yam, Yaakunaj de Ángel Sulub, Edén de Lilith de Caissa Janix, De todos y de nadie de Tania Sol Portillo, Las huellas que dejó el silencio de Melbin Cervantes, Mi Patria de Israel Miranda García, Ardua es la luz de Javier España, así como De varia invención, Hojas en el agua, Historias del niño invisible, En una bicicleta y En un jardín de Ramón Iván Suárez Caamal. En

el marco del 1er Encuentro de Escritores Bakhalal “Literatura en acción”, se publica la antología Desde los sietes azules. 2017: Salen los libros Malaika, Poesía reunida II y la antología La estación de las espigas: haikú internacional de Ramón Iván Suárez Caamal, así como Luna nueva y Raíces de Alma Rosa Freyre, Instintos virtuales de Óscar Reyes Hernández, Traspatio de Jorge Yam, Amor de Israel Miranda García, el poemario póstumo Horquillas en la mañana de Alicia Ferreira, y Contramarea. Breve antología de poesía joven de Quintana Roo, editada por David Anuar. 2018: Se publican los libros Nueva tierra de José Antonio Íñiguez, Memoria de mis días de Norma Quintana, Paraphiliacs en 7 tomas de Mauricio Ocampo, así como los poemarios y la antología coordinada por Ramón Iván Suárez Caamal: Dientes de relámpago (poemas del Taller Literario Syan Caan), Dibujar en la arena, Zig Zag Zoo y Hubo peces y lunas. 2019: Se publican Infancia remota de Cristian Poot, Destino de playa de Óscar Reyes Hernández, Luciérnagas (haikús) de Omar Ortega Lozada, Trece mariposas de Alma Rosa Freyre, Kimbomba, El circo de Don Ramón y Razones para armar un puente de Ramón Iván Suárez Caamal, así como las antologías de poesía de Adriana Cupul Itzá preparadas por David Anuar: Y mi cuerpo no ha muerto. Poesía recuperada (1993-2002) y Desde otros ojos. Nace Cracken. Fanzine de poesía desde el Caribe. 2020: Se publican los poemarios Antología personal de Miguel Ángel Meza, Quiltro lux de Aldo Revfaulknest, Radiografía border y No paraíso de José Antonio Íñiguez, Larvae de Sinae Dasein, Memoria de Gabuch de David Anuar y Última oración del miedo de Rodolfo Novelo Ovando. Gana Miguel Ángel Meza el Premio Internacional de Poesía Caribe-Isla Mujeres por su obra El paseante de la sombra venidera. Tropo

José Antonio Íñiguez (Cancún, 1991). Ha publicado en revistas como Tropo a la uña, Rio Grande Review, Puf!, Bistró y El humo. Es autor de Nueva tierra (Ediciones O, 2018) y Radiografía border (Ediciones Mantra, 2020). Mención honorífica del XIX Premio Peninsular de Poesía José Díaz Bolio (2019), por No paraíso. Fue becario del PECDA (2018) en el área de poesía. Ha sido incluido en antologías como Parkour Pop.ético (2017) y Contramarea: breve antología de poesía joven de Quintana Roo (2018). Es coeditor de Cracken Fanzine. David Anuar (Cancún, Q. Roo, 1989). Licenciado en Literatura Latinoamericana (UADY, 2013) y maestro en Historia (CIESAS, 2018). Becario en dos ocasiones del PECDA y de la Fundación para las Letras Mexicanas (2018-2020) en poesía y dramaturgia. Ganador del Premio Francisco Javier Clavijero a la mejor tesis de maestría en el área de Historia y Etnohistoria, por su trabajo La Expedición Científica al Territorio de Quintana Roo (1936-1938): prácticas científicas y relaciones políticas en la formación del Estado-nación (2018).

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Criaturas fronterizas, la alteridad incognoscible

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Por Vanesa González-Rizzo K. La película Gräns, Suecia-Dinamarca, 2018, que en su lengua original podríamos traducir como fronteras, hace un juego magistral de metáforas en relación con los bordes, con eso que nos marca y se mueve. Las fronteras nos indican, por ejemplo, pasar de un sitio a otro. Estar en una línea en la que no se es de allá pero tampoco de acá. Las posibilidades se multiplican en este filme de Ali Abbasi, director iraní nacionalizado danés. En él nos hablará no sólo de la frontera espacial, sino también logrará construir un tempo pendular con los seres, en un ir y venir, en una danza incansable.

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riaturas fronterizas —como le pusieron en castellano— es la película más queer que pude ver en 2019. ¿Por qué? Tiene un juego poético para balancearse, para problematizar la ontología humana, para rememorar y homenajear ideas magníficas como las de Donna Haraway, bióloga, filósofa de la ciencia, feminista y una de las pensadoras más interesantes en la actualidad, que incluso cuestiona sus propios privilegios. En los últimos tiempos, Haraway ha propuesto una revolución en las relaciones de parentesco, en la forma de vincularnos, y plantea generar comunidad con otras especies: su idea de lo tentacular, nos habla de red, de tender puentes, de trazar caminos. En sus textos hay múltiples especies en una cohabitación que quita del centro a los seres humanos. Por ejemplo, cuestiona el

nombramiento de una nueva era geológica, tan festejada en los inicios del siglo XXI, Antropoceno, porque pone nuevamente lo humano en el lugar medular. Por el contrario, esta prolífica pensadora propone transformar el término a Capitaloceno, en referencia a las repercusiones del capitalismo sobre nuestras vidas y a cómo este régimen sostiene una manera de estar en el planeta y de relacionarnos. En su última entrega radicaliza aún más la propuesta: lo humano importa cada vez menos, es un sistema simpoiético, una red de tentáculos que se genera con otrxs, que no se logra construir en solitario. “Nos necesitamos recíprocamente en colaboraciones y combinaciones inesperadas, en pilas de compost caliente. Devenimos-con de manera recíproca o no devenimos en absoluto.”2 Se preguntarán qué tiene que ver esto con la película. Mucho. Me parece que hay un lazo, hay incluso una espe-

1 Quisiera hacer un comentario sobre el título del texto publicado en la edición 22 de nuestra revista. Yo utilizo el neologismo Transpsicoanálisis, retomando las ideas de las compañeras transfeministas y recuperando la crítica que se hace al feminismo hegemónico, occidental, blanco, heteronormado, como una invitación para nosotrxs, psicoanalistas, de repensar la escucha y el lugar desde el que trabajamos. Con grata sorpresa, la Dra. Jessica Beckerman, maestra de 17, Instituto de Estudios Críticos, me comparte (luego de publicado el texto) que ella también ha pensado en el neologismo Transpsicoanálisis y lo ha utilizado para titular uno de sus seminarios. Es así que quiero por esta vía hacer un reconocimiento a mi maestra y festejar las aportaciones que cada una pueda hacer a nuestro trabajo dentro y fuera del consultorio. 2 Haraway, Donna. Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, ed. Consonni, España 2019.

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ranza, a pesar de que la trama de la cinta es desgarradora y el final desconcertante (no se preocupen, no les contaré cómo termina). En la posibilidad de reencontrarse en lo monstruoso, en la otredad que habita uno, hay en Criaturas fronterizas un guiño que resulta reconfortante. El personaje de Tina es muy bello. Desde la primera escena, logramos vivenciar algo extraño, ese algo incluso podríamos calificarlo de raro, con pequeñas acciones que llaman la atención. Nos enteramos desde el comienzo que es una agente aduanal con un talento especial, lejano a lo humano. Olfatea, tiene la posibilidad de oler sentimientos. Cuando las personas pasan por su centro de control, ella logra saber si tienen miedo, culpa, vergüenza y, cual loba, no deja escapar a nadie que transgreda la ley. Se transforma en una agente al servicio de la legalidad y en contra de redes de pornografía infantil (historia policíaca que se cuela en el thriller principal). Con una cara poco simétrica, un caminar sin gracia, Tina nos genera inicialmente sentimientos peculiares, y, sobre todo, nos da curiosidad. En esa línea fronteriza conocerá a un ser muy parecido a ella; físicamente parecen de la familia. Él cultiva larvas, luego nos enteramos que son para su consumo y también nos enteramos que ninguno tiene el sexo que 3 4

nosotras3 como espectadoras les asignamos. Aquí se incorpora una de las metáforas que me resultan más interesantes y que refieren al cuestionamiento de los sexos y los géneros tal como se establece en el régimen político heteronormado. Al avanzar la película, nos da la impresión de que estos seres del bosque son intersexuales, es decir personas que al nacer no pueden ser definidas con certeza como niñas o niños. La intersexualidad puede darse a nivel genital, hormonal o genético4 y en nuestro país no sólo hay discriminación y poca comprensión de lo que sucede, sino también una urgencia por encasillar a todo ser humano en el binomio hombre-mujer. Nos resulta muy complicado relacionarnos con personas, constantemente buscamos tener un referente sexual para ponerlo en alguna de las dos casillas que nos enseñaron que existen, y resulta que no hay solo dos sexos, ni solo dos géneros. Y como Criaturas fronterizas me hizo evocar lo queer, citaré a Judith Butler, que en su libro El género en disputa problematiza la noción sexo genérica establecida hasta 1990 por diversas disciplinas y ciencias. “[…] Si el género es los significados culturales que acepta el cuerpo sexuado, entonces no puede afirmarse que

Se habla en femenino porque es el género que denomina a las personas. Eva Alcántara ha realizado investigaciones muy interesantes sobre el tema como su tesis doctoral: Llamado intersexual. Discursos, prácticas y sujetos en México. UAM-X 2012

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Pienso en la extrañeza, en la alteridad incognoscible que subsiste en todas las relaciones entre los seres y cómo nos causa conflicto. La alteridad en nuestro interior es la más compleja de vivir. Hace peligrar nuestra propia imagen. Ya Freud nos decía en Lo ominoso que en esa inquietante extrañeza, lo reprimido que retorna es algo familiar desde siempre, devenido extraño por el proceso de represión.

un género únicamente sea producto de un sexo. Llevada hasta su límite lógico, Ia distinción sexo/género muestra una discontinuidad radical entre cuerpos sexuados y géneros culturalmente construidos. Si por el momento presuponemos Ia estabilidad del sexo binario, no está claro que Ia construcción de «hombres» dará como resultado únicamente cuerpos masculinos o que las «mujeres» interpreten solo cuerpos femeninos. Además, aunque los sexos parezcan ser claramente binarios en su morfología y constitución (lo que tendrá que ponerse en duda), no hay ningún motivo para creer que también los géneros seguirán siendo solo dos. La hipótesis de un sistema binario de géneros sostiene de manera implícita la idea de una relación mimética entre género y sexo, en la cual el género refleja al sexo o, de lo contrario, está limitado por él. Cuando la condición construida del género se teoriza como algo completamente independiente del sexo, el género mismo pasa a ser un artificio ambiguo, con el resultado de que hombre y masculino pueden significar tanto un cuerpo de mujer como uno de hombre, y mujer y femenino tanto uno de hombre como uno de mujer. […] Como consecuencia, el género no es a la cultura lo que el sexo es a la naturaleza; el género también es el medio discursivo/cultural a través del cual la «naturaleza sexuada» o «un sexo natural» se forma y establece como «prediscursivo», anterior a la cultura, una superficie políticamente neutral sobre la cual actúa la cultura.”5

crudeza que nos transmite la fotografía con cuadros cerrados. Pienso en la extrañeza, en la alteridad incognoscible que subsiste en todas las relaciones entre los seres y cómo nos causa conflicto. La alteridad en nuestro interior es la más compleja de vivir. Hace peligrar nuestra propia imagen. Ya Freud nos decía en Lo ominoso que en esa inquietante extrañeza, lo reprimido que retorna es algo familiar desde siempre, devenido extraño por el proceso de represión. Este par de seres recuperan los mitos nórdicos y nos recuerdan a trolls, enojados con la humanidad, y repletos de ella. Seres que muestran sus vestigios animales, quedan sus cicatrices de colas pasadas, ladran, se muerden, copulan, intercambian lugares, se saben otros y nosotros. Son una bellísima muestra de monstruosidad, una que permite la libertad. En su desviación, en su abyección, se abre la posibilidad de algo nuevo, otra cosa que necesariamente pone en un plano importante a la incertidumbre. Tolerarla es un desafío. Saberse monstruosa puede resultar un espacio de creación en medio de la vorágine que pide la no diferenciación. Este mundo que celosamente cuida la uniformidad y la adaptación, este que expulsa lo diverso aunque se mienta argumentando que lo incorpora en su discurso. Nuestro escenario en el que la locura, la monstruosidad, la rareza quedan en los márgenes, es críticamente plasmado en una película como Criaturas fronterizas. Conocer las fisuras, recorrer las grietas sin lugar a dudas puede ser un acto de belleza. La película nos invita a ello. Tropo

En la película estamos durante mucho tiempo preguntándonos quiénes son esos seres raros, con un olfato extraordinario, que se comunican con los animales del bosque, comen bichos y hacen sonidos que podríamos pensar como suaves alaridos. ¿Qué sexo tienen, en qué compartimento mental los colocamos? Tina también se lo pregunta porque se sabe diferente. El grandulón peludo que lleva larvas al cruzar la línea fronteriza provoca sorpresa y enojo en los compañeros de Tina porque tiene vulva. Un par de espectadores a esa altura de la historia abandonan la sala. Yo insisto, me deleito con la

Vanesa González-Rizzo Krasniansky. Psicoanalista con experiencia clínica en el tratamiento de bebés, niños, adolescentes y adultos. Fundadora en 2005 del Espacio de Desarrollo Infantil e Intervención Temprana (EDIIT) en la Ciudad de México. Miembro de la Asociación Mexicana para el Estudio del Retardo y la Psicosis Infantil (AMERPI), integrante de la Asociación Mundial para la Observación de Lactantes. Ha sido docente en el Círculo Psicoanalítico Mexicano, la Universidad La Salle Cancún, y la Universidad Marista de Mérida, entre otras instituciones. vanegori@gmail.com

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Butler, Judith. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, España, Paidós, 2007 [1990]

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El escenario interior Por Marién Espinosa Garay

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El inconsciente es el gran guía, amigo y consejero de lo consciente. C.J.

Cuántas rupturas entre maestro y discípulo han sucedido porque el más joven encuentra nuevos caminos que el viejo mentor se niega a explorar? Quizás Carl Gustav Jung recordó los conflictos entre Platón y Aristóteles cuando — en 1909, mientras viajaba con su maestro, nada menos que Sigmund Freud—, sucedió que las desavenencias tomaron un cariz alarmante. Jung relata uno de estos desacuerdos. Durante el largo viaje, entre unas y otras conferencias que ambos brindaron en la Universidad de Clark, Massachusetts, solían compartir sus sueños y los analizaban mutuamente. Sin embargo, el alumno relata que uno de ellos inició la grieta que resquebrajaría para siempre esa relación. Jung se había visto en una casa antigua, cuyo mobiliario contaba cien o doscientos años. Sin embargo, bajando las escaleras, las habitaciones parecían aún más viejas. Descendió hasta la bodega, donde las paredes parecían de aspecto romano, pero en un rincón encontró —formando parte del suelo—, una losa con una argolla. Al tirar de ella, arribó a una cueva prehistórica, quizás una tumba, con calaveras, huesos y algunas vasijas rotas. Se necesita algo más que la razón como ayuda orientadora en los atolladeros de la vida; es necesario buscar la guía de fuerzas inconscientes que surgen, como símbolos, de las profundidades de la psique. (C.J.) Freud hubiera deseado analizar este sueño utilizando su célebre método de la asociación de ideas. Tarde o temprano aparecería algún conflicto de índole sexual. Para él, que había

descubierto ese gran depósito de material reprimido y olvidado, el inconsciente, que late en algún oscuro pozo de lo que llamaba la psique, los sueños eran aproximaciones a las experiencias ignoradas, pero vivas, de cada individuo. Sin embargo, Jung no estaba de acuerdo. Había vislumbrado una grieta aún más honda en el inconsciente, a través de las innumerables experiencias de pacientes que relataban sueños donde aparecían personajes de las mitologías universales. Estos casos definitivamente iban más allá de las experiencias personales y no encajaban en los esquemas del psicoanálisis de su mentor. De hecho, Jung consideró que este sueño suyo representaba un descenso a estratos abismales de una gran memoria universal, no meramente individual. Jung comenzó de esta manera a desmadejar un hilo que, al revés de la mítica Ariadna, lo llevaría cada vez más hasta el fondo del laberinto, donde encontraría no una, sino muchas figuras míticas, sombras y minotauros acechantes en cada rincón. Jung estaba a punto de descubrir un lugar aún más arcaico, que permanece silencioso dentro de todos los corazones humanos, de cualquier geografía y de todos los tiempos, el inconsciente colectivo. …los arquetipos crean mitos, religiones y filosofías que influyen y caracterizan a naciones enteras y a épocas de la historia. (C. J.) Muchos años después, John Freeman, reportero y presentador del programa Face to Face en la BBC en Londres, se entrevistó con el ya viejo profesor Jung en Suiza, en la hermosa residencia de éste junto al lago en las afueras de Zurich, durante la primavera de 1959. El reportero quedó fascinado con la sabiduría, la experiencia y las novedosas aportaciones del psicólogo, quien había madurado sus teorías desde aquellos días de viaje con su mentor, más de cuarenta años atrás. Pero había sucedido lo que el entonces joven Jung temía: en 1913, Freud le envió una carta que solicitaba el cese de cualquier relación entre ellos. Después de un colapso ner-

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El propósito es el logro de la autorrealización. Según Jung, toda personificación del inconsciente —la Sombra, el Ánima, el Ánimus—derivan como planetas en caída gravitatoria hacia el Sí-mismo, la fuerza más poderosa pero a la vez más escondida de la psique.

vioso, el alumno continuó su camino, y llegaría a establecer una psicología tan innovadora como la de su maestro. Cuando el memorable programa de televisión fue transmitido1, brindando al público una larga reseña de la vida y obra del personaje, una oleada de cartas de todo el mundo inundó la residencia junto al lago Zurich, pero también la BBC se vio arrasada de correspondencia. Gentes de todas clases y linajes querían saber un poco más de aquellas entonces extrañas teorías, apenas descubiertas al común y corriente de los mortales. A diferencia de Freud, cuyos trabajos sobre el psicoanálisis eran ya del dominio popular, el doctor Jung era casi un desconocido, a pesar de toda una vida dedicada a la construcción de la psicología analítica. Sus obras eran leídas y discutidas únicamente en los exclusivos círculos de las más importantes universidades del mundo. Un editor librero de Inglaterra, después de ver el programa de la BBC y deslumbrado por las nuevas propuestas, llamó al reportero Freeman para proponerle que volviera a Suiza con la consigna de convencer a Carl Jung de una tarea: escribir un libro sencillo, una obra de divulgación, dedicado a las miles de almas ignorantes de los vericuetos de la psicología profunda, nosotros, que llenamos los confines del planeta y que seguramente obtendríamos herramientas para tratar de desenredar los nudos inextricables de pensamientos, obsesiones y locuras en lo profundo de nuestras cabezas. Al igual que una planta produce sus flores, la mente crea sus símbolos. (C. J.) El periodista volvió a la casa del lago y presentó el proyecto a Jung, quien después de pensarlo minuciosamente, ofreció una atenta negativa: tenía ya 84 años, una delicada salud y escasas fuerzas para emprender una aventura tan ambiciosa. Consideró que ya era autor de muchas obras que estudiaban los eruditos, junto a los textos de Freud, Adler y otros pioneros de la nueva ciencia, la psicología, por lo que, sin mayor trámite, decidió vivir en paz su retiro. Sin embargo una noche, el gran analista tuvo un sueño trascendental, tan importante para su obra como el que relatara a su maestro muchos años atrás, en aquel viaje de su juventud. Se vio en una gran plaza pública, hablando a una interminable multitud de desconocidos. Entonces él mismo, para quien los sueños eran sin duda irrenunciables apremios

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del inconsciente, captó el mensaje. Quizá era hora de tomar en cuenta la enorme correspondencia de tantos inexpertos pero ansiosos profanos, que llegaba como un oleaje interminable hasta la casa del lago. En consecuencia, obligado por la lealtad a sus principios y su sólida congruencia, Jung llamó al reportero, aceptando la invitación a la escritura de una obra introductoria a su pensamiento. En beneficio de la estabilidad mental y aún de la salud fisiológica, el inconsciente y la consciencia deben estar integralmente conectados… a este respecto, los símbolos oníricos llevan los mensajes del instinto a la razón. (C.J.) De esta forma nació el libro El Hombre y sus símbolos, el primer paso que ha de dar cualquiera que desee un atisbo de la psicología jungiana, escrito y realizado especialmente para nosotros, los no iniciados. Jung redactó personalmente el primer capítulo, con los trazos básicos de sus enseñanzas. Sus alumnos compondrían magistralmente el resto. Pero es tarea imposible siquiera intentar resumir en tan breve espacio los pormenores de la psicología analítica de Carl Jung. Tracemos entonces algunos esbozos, como si de un tráiler de película se tratase. Asegura el maestro que, antes de conceptualizar, el cerebro humano aprendió a simbolizar, y en lugar de ideas, generaba imágenes cargadas de significado, que quedaron inmersas en las capas más profundas de nuestros cerebros, un lugar de la psique donde se esconde aquello que la consciencia ignora, y que Jung llamó, como se ha dicho, el inconsciente colectivo. Sin embargo, ese lugar está habitado por poderosas fuerzas que mueven nuestros hilos —y a veces, logran sacudirnos como marionetas—, sin que apenas podamos darnos cabal cuenta de ello. Nuestros ancestros lidiaron con estas energías personificándolas, poniéndoles nombres, adivinándoles intenciones benignas o perversas, y así aparecen como personajes en todas las religiones primitivas y las mitologías, en coreografías que son universales y eternas. Más aún, son las mismas imágenes y presencias que aparecen en nuestros sueños. Porque nos encontramos que muchos sueños presentan imágenes y asociaciones que son análogas a las ideas, mitos y rituales primitivos. (C.J.)


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De esta manera, estas configuraciones internas han quedado inscritas en todas las religiones, los cuentos infantiles, la literatura, el arte y toda actividad creativa. Por consiguiente, todos poseemos un mismo lenguaje simbólico profundo y olvidado, que nos habla a partir de imágenes que, aunque parecieran sencillas o cotidianas, pueden activar fuerzas inimaginables: los arquetipos. …los arquetipos son una tendencia tan marcada como el impulso de las aves a construir nidos. (C.J.) Resumiendo, Jung afirma que el inconsciente individual está conectado a otro, antiquísimo y universal, poblado de fuerzas personificadas como símbolos arquetípicos. Son personajes que cambian de máscara en cada sueño, que aparecen también en las mitologías de todos los pueblos, para acompañarnos en cada etapa de la vida. Pero los actores de nuestro teatro interno son tantos, que quizá podamos traer a la escena solamente algunos de ellos, y con un poco de empeño, seamos capaces de rastrear sus pasos en nuestros escenarios más profundos. El más ignorado de estos histriones es La Sombra, un depósito de imperfecciones, instintos, venganzas y malas intenciones que tratamos de ignorar por completo en nuestros afanes de inocencia. Sin embargo, la Sombra, disfrazada de mil maneras, acecha para saltar en el momento de una distracción, dejando ver la escandalosa vergüenza de todo aquello que no somos capaces de mirar de frente en el interior propio. El concepto de “sombra” (…) Contiene los aspectos escondidos, reprimidos y desfavorables (o execrables) de la personalidad. (…) La sombra puede ser vil o mala, un impulso instintivo que hemos de vencer. (C.J.) Pero el asunto se complica cuando la Sombra nos auxilia con su fuerza en labores benignas. ¿Cómo lograr la maravillosa alquimia de transformar las perversidades en virtudes? Esta es la gran aventura del héroe eterno. Y además de la susodicha Sombra, otros avatares pueblan nuestros interiores. Los varones se ven auxiliados por una figura femenina, y que Jung llama el Ánima. Las mujeres tendrán un príncipe azul interno llamado el Ánimus. Pero… ¿Para qué tanto alboroto? ¿Cuál es la finalidad de esta multitud carnavalesca que puebla nuestros abismos? El proceso de individuación se simboliza frecuentemente con un viaje de descubrimiento a tierras desconocidas. (C.J.) El propósito de todo este entramado es el logro de la autorrealización. Según Jung, toda personificación del incons1

ciente —la Sombra, el Ánima, el Ánimus—derivan como planetas en caída gravitatoria hacia el Sí-mismo, la fuerza más poderosa pero a la vez más escondida de la psique. Ése Sí-mismo que nos muestra un proceso de individuación que hemos de seguir como el peregrino que busca un tesoro escondido, o el héroe que enfrenta dragones para reunirse al fin con su dama, y completarse en ella. Es un proceso que ha de transformarnos en lo que fuimos llamados a ser. El Si-mismo moverá a todos los demás para lograr poner en vigor las posibilidades que laten dormidas en nuestro interior. Insistimos: la realización de la unicidad del hombre individual es la meta del proceso de individuación ( M.L. von F) En 1961 Carl G. Jung murió días después de completar ésta, su última obra, que ha sido leída por multitudes de profanos. Desde entonces, las investigaciones sobre los arquetipos se han multiplicado. Y quizá de esta manera, seamos capaces de entender los mensajes de aquellos que habitan nuestro escenario interior. Tropo REFERENCIAS Jung, Carl. El hombre y sus símbolos, Biblioteca Universal Contemporánea. http://revistagpu.cl/2016/GPU_junio_2016_PDF/PSI_Freud_Jung.pdf http://unpocodesabiduria21.blogspot.com/2018/02/el-hombre-y-sus-simbolos-1964-carl-jung.html

https://www.youtube.com/watch?v=2AMu-G51yTY

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Wisdom Guardians. Lienzo (diferentes medidas).

Taminchi y el arte visionario amazónico Por Fernanda Montiel Invitado varias veces a Quintana Roo para compartir su obra —la medicina que constituye su “arte sanador”—, Juan Carlos Taminchi (junto con Sandro Vidal) se presentó recientemente en el Teatro de la Ciudad en Playa del Carmen para exponer su concepto del arte visionario amazónico, una propuesta visual que une lo antiguo con lo moderno, en un estilo posmodernista que motiva la apertura de la imaginación más profunda de los sueños ceremoniales y milenarios de las tribus ancestrales de Perú.

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rtista de origen indígena —lo cual se refleja en la claridad de sus ojos y la sencillez de su personalidad—, Taminchi nos recuerda a través de su obra la manera especial que tenemos de ser hijos e hijas de la abuela tierra, de la abuela agua, del abuelo viento, del abuelo fuego. Frente a sus creaciones, el espectador pareciera encontrarse ante las visiones internas del artista mediante procesos de introspección en la iconografía indígena, ante una idea totémica de animales de poder, así como en espacios de recreación iridiscente. La plástica de Taminchi sugiere lo chamánico, lo autóctono, las visiones que abren la profundidad del volumen en rituales curativos con plantas sagradas. Como una especie de imán colorido, cada cuadro atrapa a los visitantes que se adentran en la contemplación. Es como una atracción involuntaria hacia cada pieza plástica, cuyo contenido se enriquece si se observa con unas gafas de 3D proporcionadas a los espectadores. Así, ya con lentes especiales, dan inicio a una

especie de inmersión en el cuadro, en la creación, en la composición; se cruza el umbral hacia la línea, hacia la altura y el volumen, a la inclusión en un mundo cuya fuerza evoca una vertiente onírica, y en cuyos contenidos están las formas humanas, las formas animales y la naturaleza pura. El movimiento del cuadro empieza a tener el ritmo del latido, como si fuera uno solo, un solo “bum bum” del corazón del espectador y del artista. Una especie de oleaje continuo pulsado con la fuerza de las imágenes y el color fosforescente que evocan lo más antiguo de las visiones con la “abuela ayahuasca”. Este reflejo de la sangre amazónica deja una sensación de conciencia hacia la plástica contemporánea. Esta unión evidente entre el mundo antiguo y el mundo moderno, esta especie de vínculo entre el mundo indígena y el mundo tecnológico, hace de la obra del artista un reflejo indudable de la situación actual. Un encuentro con la planta de poder, con la madre Tierra, un recordar la belleza de este planeta, encontrándose con el espejo, con las huellas azules, con la raíz de las abuelas, con el regreso a casa, observado con alta tecnología.

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Es justo esta unión entre lo que hemos sido y lo que somos, lo que nos recuerda las formas más puras de la naturaleza y sus colores, así como el rostro del venado, el águila, el jaguar, la mariposa, el colibrí, el delfín, guías espirituales de las culturas mesoamericanas. Este reconocimiento del arte indígena, del arte visionario amazónico en especial, deja ahora un testimonio en nuestra ciudad y sienta un precedente del talento innato de una cultura que ha salido a explorar México, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica para situarse con gran éxito en las salas de exposiciones y en las galerías, donde, por cierto, cada obra se presenta en dos modalidades: original y reproducciones en impresión digital de gran calidad, lo cual puede consultarse en la página oficial del artista: www.taminchivisions.com La trascendencia y el legado de esta obra merecen el tiempo y el espacio. Tropo Fernanda Montiel. Periodista y coreógrafa, temascalera tradicional, promotora cultural. Preserva y difunde tradiciones ancestrales. De linaje indígena, comparte enseñanzas de sus abuelos mesoamericanos. Cuenta con publicaciones en diferentes periódicos y revistas, es creadora de metodologías de autoconocimiento y autosanación. Dirige su propia empresa: Grupo Temascalli. Radica en Playa del Carmen.

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acido el 7 de julio de 1985, Juan Carlos Taminchi estimuló sus habilidades de dibujo en un primer contacto con la naturaleza circundante a los ocho años, lo cual le abrió las posibilidades al sueño artístico. Estudió en la Escuela de Artes Pucallpa, donde se convirtió en profesor. Y pronto, en busca de nuevas tendencias artísticas, descubrió el mundo de los espíritus y las plantas sagradas, lo que le permitió profundizar su enfoque del arte visionario, un arte sagrado y espiritual dado por la madre Tierra. A partir de entonces, ha participado en varias exhibiciones y asistido a varios talleres con otros artistas visionarios de su área.

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Ronin Medicina. Lienzo (diferentes medidas).

En octubre de 2009, realizó su primera exposición de arte individual que se llamó "Amazonías" en París, la capital francesa. Después, actuó en nombre de una asociación de pintores y escultores amazónicos llamada Onanyati, que significa en idioma shipibo "Sabiduría de los antepasados" y asistió a la exposición colectiva "Jamais trop d’art" en Tournai, Bélgica. Hoy en día, forma parte de varias exposiciones como "Third Eyes Gallery", Boom Festival 2012 en Portugal, "Burning Man 2012", "Matices de las Américas", "Moksha Fair Art". Y otras en Estados Unidos, en Europa y América del Sur.


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¿Se debe decir “buen día”o “buenos días”? Por Héctor Hernández

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—Buenas tardes a toda la gente bonita —¿Y a mí por qué no me saludas?

lgunas personas al saludar usan el plural (“buenos días”, “buenas tardes”, “buenas noches”) y otras usan el singular: “buen día”, “buena tarde”, “buena noche”. En México, es más común utilizar el plural para saludar que el singular, pero en la gran mayoría de los idiomas extranjeros en general se usa solo el singular. Por ejemplo, en inglés, “Good morning”, “Good afternoon” y “Good evening”, están en singular. En alemán (“Guten Morgen”, “Guten Tag”, “Guten Abend”), francés (“bonjour”, “bonsoir”, “bonne nuit”) y portugués (“bom dia”, “boa tarde”, “boa noite”), también los tres saludos respectivos están en singular. Una cuestión que ha generado dudas es si está bien dicha la expresión “buenos días” o es mejor “buen día” como forma de saludo (o expresiones similares como “buenas tardes” o “buenas noches”). Curiosamente, las fuentes académicas no concuerdan entre sí acerca de la respuesta correcta. Así que, ante tal falta de acuerdo, se requiere ver, no solo qué dice cada fuente, sino qué justificación da para su respuesta. Algunos autores dan una explicación y otros un argumento para favorecer su respuesta. ¿Qué diferencia hay entre una explicación y un argumento? 1

Explicación y argumento Empezaremos considerando qué es una explicación. Hay una vieja adivinanza que dice “¿Sabes cuál es el verdadero nombre del Tigre Toño?” La inesperada respuesta correcta es… “Antonio”. Este caso es uno de muchos casos de cómo se les dice “de cariño” a muchas personas (“Susana-Susi”, “Alberto-Beto”, “Concepción-Concha”, etc.). De hecho, estos apelativos afectuosos que utilizamos para sustituir el nombre real se llaman hipocorísticos (de una expresión en griego que significa “el que acaricia” o “acariciador”). Comúnmente se usa el diminutivo o un tipo de acortamiento del nombre para estas formas afectivas de referirse a alguien, pero ¿por qué a “José” se le dice “Pepe” y a “Francisco” se le dice “Paco”? La Academia Mexicana de la Lengua explica: El hipocorístico Pepe, correspondiente al nombre José, proviene de la forma en que se denominaba en latín a san José: Pater Putativus (‘padre supuesto’, ‘tenido por padre’). San José era el ‘padre supuesto’ de Jesús; esta forma en latín solía abreviarse como P.P, y de ahí proviene Pepe. Algo similar ocurre con Paco, hipocorístico de Francisco, pues a san Francisco se le denominaba Pater Comunitatis (‘el padre de la comunidad’), cuya abreviatura era Pa.Co. En cambio, Pancho es un hipocorístico derivado directamente del nombre Francisco, pero con transformaciones fonéticas1.

.https://www.academia.org.mx/espin/respuestas/item/pepe-paco-y-pancho-hipocoristicos

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Se han dado otras explicaciones para estos casos, pero lo que importa es notar por qué es una explicación y no un argumento. Explicar en términos generales es hacer comprensible algo que antes no lo era. Es decir, cuando hay un suceso o un fenómeno aceptado, pero no se sabe por qué sucede, la explicación aclara la razón o causa del fenómeno. En este ejemplo, el hecho o fenómeno aceptado es que a “José” le dicen “Pepe”. Pero no parece haber una relación clara entre los nombres que justifique el apelativo, no se le ve el por qué. La explicación es que se trata de una abreviación de Padre Putativo en latín, por ser José el padre adoptivo de Jesús. Ahora vayamos a lo que es un argumento. En un argumento se dan evidencias o razones para respaldar una conclusión que normalmente no es aceptada por todos. Por ejemplo, ¿es lo mismo “posible” que “probable”? Aquí algunos opinan que sí y otros que no, hay polémica, no tenemos un hecho o fenómeno aceptado por todos. Para sostener una conclusión hay que dar al menos una razón o evidencia que la apoye. Por ejemplo, yo sostengo que no son lo mismo y la evidencia que lo apoya es que si lo fueran, el contrario de uno sería lo mismo que el contrario del otro, pero “imposible” (lo que jamás puede suceder) no es lo mismo que “improbable” (lo que pocas veces sucede, pero puede suceder). Por lo tanto, “posible” no es lo mismo que “probable”. En resumen, en una explicación hay un fenómeno que no se pone en duda (a “José” le dicen “Pepe”) y una aclaración de por qué ocurre; mientras que en un argumento, normalmente, hay una conclusión que está en duda (¿posible no es lo mismo que probable?) y se da una evidencia para apoyarla o defenderla. En el caso de “buen día” o “buenos días” no hay una respuesta que sea la aceptada o en la que todos concuerden. Por ejemplo, para la Academia Mexicana de la Lengua solo es correcta la expresión en plural porque es una forma fosilizada de una expresión de saludo frecuente en el pasado. Hasta principios del siglo XX, las expresiones de saludo frecuentes eran Dios les dé buenas noches, muy buenas noches les dé Dios, Dios dé buenos días a ustedes, santos y buenos días nos dé Dios, buenos días te dé Dios, buenas tardes dé Dios, entre otras. Con el paso del tiempo, la referencia a Dios se perdió en estas expresiones de cortesía y quedaron fosilizadas las formas plurales2. Sin embargo, esta respuesta explicativa todavía deja sin explicar por qué es apropiada una expresión plural para re2

ferirse a un solo día o parte de un día. El hecho de que en el pasado se utilizó el saludo en plural no es suficiente aclaración, ya que habría que saber si esa expresión del pasado se refería a varios días, tardes o noches o solo al periodo de interacción. Si se refería a varios, la explicación podría ser que perdió su referencia original y el uso actual solo preserva la expresión, pero cambió su referente (es decir, al principio una expresión como “buenas tardes” se refería a varias tardes, después se usó la expresión solo para una tarde). Aun así, todavía sería un misterio saber por qué desear que Dios solo dé buenas tardes a alguien, sin incluir algún deseo relativo a las mañanas. Por otro lado, si la expresión original se refería solo a una tarde, permanece el misterio de por qué se justificaba usar el plural. En cualquiera de los dos casos, queda algo sin explicar. Por otra parte, según la Nueva Gramática de la Lengua Española (2010) ambas formas de saludo son adecuadas y significan lo mismo, aunque predomina el plural. (NGLE, 2010, 3.3.2b). Una explicación común en internet es que se trata del plural expresivo, el cual se usa para denotar intensidad, no cantidad. Por ejemplo, al decir “muchas gracias”, “felicidades”, “mis condolencias”, indicamos intensidad con el plural, pero no es que literalmente sean cuatro, cinco o más gracias, felicidades o condolencias. Sin embargo, cabe mencionar que en estos casos en general, se pueden distinguir grados de intensidad en expresiones como: te agradezco, te agradezco mucho, te agradezco muchísimo o felicidades, muchas felicidades, etc. Mientras que parece que no resulta algo similar con “Buen día” y “buenos días”, si acaso con “buen día” y “muy buen día”. De hecho, alguien puede expresar “buen día” con gran entusiasmo, sacudiendo el brazo de su amigo, y con una palmada en la espalda, mientras que otro podría decir “buenos días” con voz tenue y desganada. Así que no parece que la sola expresión plural sea por sí misma más expresiva que la singular, al menos en México donde la mayoría usa el plural con frecuencia sin acompañar la expresión con un especial entusiasmo. Otra explicación es que el deseo debería poder abarcar varios periodos, que se está siendo tacaño al limitarlo a un solo día, pero esto no explica por qué decimos buenas noches o buenas tardes en vez de buenos días (de 24 horas) o buenas semanas, u otros periodos que son más abarcadores. A continuación, presento una explicación y algunos argumentos para sustentar por qué puede ser apropiado decir buen día, buena noche o buena tarde, sin implicar tacañería.

. http://www.academia.org.mx/espin/respuestas/item/buena-noche-o-buenas-noches

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La expresión saludar viene del latín salutare que significa “desear salud”. En un sentido general, se desea el bien a la otra persona. Ese bien suele estar representado por algo valioso para la persona; la salud es uno de los bienes a los que se refiere más comúnmente el saludo, pero también la paz (“la paz sea contigo”), la protección y el favor de Dios (“Dios te proteja”), y la felicidad (“feliz día”), o la alegría (el saludo griego Khaíre significa “Te deseo alegría”). Un saludo es una manifestación externa de cortesía, respeto o confianza que alguien expresa cuando se encuentra con una persona (aunque muchos autores incluyen también la situación en que alguien se despide). En general cuando saludamos intentamos manifestar al menos que no hay una marcada enemistad con esa persona y que nuestra actitud predeterminada (o por defecto) con los demás es de buena voluntad y confianza, ya que al menos hasta el momento del encuentro (o despedida) no tenemos razón para dudar de la confianza y actitud pacífica de la persona. Puesto que la situación puede cambiar debido a algún problema que puede suceder en cualquier momento, es legítima la renovación de nuestro deseo de bienestar cada día (o tarde o noche), y por eso es apropiado decir buen día, aunque ayer lo hubiéramos dicho. En cambio, si decimos “buenos días” y esta expresión abarcara varios días, ¿por qué al día siguiente tendríamos que repetir ese saludo en la mañana? Si una persona me visita y le digo: “buena estancia”, los días siguientes ya no le estoy repitiendo: “buena estancia”. Si antes de salir, le digo a alguien que va a emprender un viaje largo “buen viaje”, no le envío los días siguientes mensajes de “buen viaje” porque ya se lo dije. Así que si “buenas tardes” abarca varias, no sería necesario volver a decírselo en la tarde del día siguiente si la vuelvo a ver. Peor aún, si digo “buenas noches” y con ello pretendo extender mi deseo de bienestar a varias noches para no ser tacaño, ¿por qué esa generosidad no expresa ninguna preocupación por las mañanas y tardes respectivas de esas noches? En general, la gente sobreentiende que su saludo se limita al periodo de interacción correspondiente (mañana, tarde o noche). Una evidencia de esto es el hecho ya mencionado de que los días subsiguientes seguimos diciendo “buen día” (o “buenos días”) aunque lo hayamos dicho el primer día de la semana. Pero hay más evidencia: cuando le decimos a alguien “buenas tardes” y todavía no se rebasa el mediodía, nos corrigen diciendo “Buenos días, todavía son días” o algo similar, señalando su reloj.

Sabine Schalk. El saludo de la reina. 2000.

La expresión de un saludo en parte se debe al desconocimiento que tenemos de las circunstancias que está pasando la persona en ese periodo, pues no saludamos a las personas con las que ya estamos conviviendo por estar familiarizados con su situación, ya que sabemos que están bien (o de plano mal). Por eso es apropiado que un saludo común sea “¿Cómo estás?”. En ese sentido, cuando algunos no reciben un saludo reclaman: “¿Qué, dormimos juntos, o qué?”. En otras palabras, quienes duermen juntos y saben bien cómo está el otro, no requieren expresar el deseo de bienestar que deseamos a aquellos cuya situación reciente desconocemos. Es razonable que este deseo de bienestar esté renovándose constantemente no solo porque las circunstancias cambian, sino porque nuestra actitud también puede cambiar, puede que por molestia o decepción alguien ya no quiera saludar a otra persona o incluso se arrepienta de su deseo previo de bienestar. Esta es otra razón por la que resulta apropiado el saludo en singular, por eso no se incomode (ni diga en su interior “¡Qué tacaño!”) si alguien lo saluda diciendo “buen día”. Tropo Héctor Hernández (México, D. F.). Licenciado en Actuaría y Matemáticas, doctor en Filosofía de la Ciencia y doctor en Educación. Actualmente es profesor del departamento de Desarrollo Humano en la Universidad del Caribe. h2o_mat@hotmail.com

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Adopción: iluminación y amor versus tabús y prejuicios Por Rosa López Gracias a Dios no tienen mis genes Froylana Sarabia Franck Página seis editorial 2019 108 pp

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ste ensayo narra el tortuoso camino que han de emprender quienes anhelan ser padres adoptivos. Representa el esfuerzo de diez años de un arduo trabajo interior por parte de la autora y pretende explicar de forma comprensible todos los aspectos involucrados en la maravillosa aventura que culmina con la formación de una familia creada mediante un parentesco legal. Sarabia Franck señala que la esencia es la misma que la de una familia biológica creada mediante un parentesco consanguíneo. Lo único que cambia es la forma en

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que llegan los hijos. La historia confirma este señalamiento. Un aporte de los romanos, dice, fue considerar el derecho que puede ejercer la persona que no haya podido tener hijos, para establecer una relación civil paterno-filial imitando a la naturaleza. “Adoptio est legitimus actus, naturam imitans, quo liberos nobis quaerimus”. Desde el título se adivina la vocación provocadora de la autora. Es complicado entender qué pueden tener de malo sus genes como para merecer esta exclamación de agradecimiento. Ella explica que no alude a las unidades de almacenamiento de información genética que se heredan a la descendencia, sino a lo que denomina genomas emocionales, es decir cargas y lealtades legadas por los ancestros. Me pregunto si dichos legados por ser de índole cultural, no serán inevitablemente aprendidos. Esta cuestión merece un debate. Yo creo que aunque los niños no se menearan con nuestros gestos, cargarían con nuestros dioses y nuestro idioma, y les transmitiríamos nuestras frus-

traciones con la leche templada (para seguir parafraseando la canción). Pero también se verían arropados con el cariño, respeto, cuidado y responsabilidad que nacen del acto de amar. El valor principal del texto es la trasmisión genuina y generosa de la experiencia vital de una mujer que no tiene temor de mostrar los rincones más íntimos de su corazón. Comparte sus dudas, frustraciones y enojos, pero también sus ganas de luchar, su rebeldía y su tenacidad. En realidad, son innumerables los requisitos para adoptar a un menor, muchos y difíciles de cumplir, además de que el procedimiento es complicado y costoso. Pero es lógico que el Estado tome medidas que garanticen que las adopciones se lleven a cabo en consideración al interés superior del niño y al respeto de sus derechos fundamentales, así como para prevenir la sustracción, la venta o el tráfico de niños. Evidentemente el espíritu de la ley es proteger al adoptado, ya que así como hay heroicos Valjeans, también hay monstruosos Thénardiers.


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Siempre es mejor hacer las cosas bien, pero como parte de la cultura de la ilegalidad existe una cifra negra de personas que venden, compran o regalan niños. Por eso es preciso satisfacer todos los requisitos para saber si los padres son idóneos, de manera que se pueda evitar que quienes ya han sufrido un maltrato o un abandono, lo vuelvan a sufrir. Hay que pasar una serie de exámenes psicológicos muy intensos, fuertes y minuciosos. Hay que presentar un reporte financiero-económico detallado y actualizado. Hay que estar a disponibilidad de las autoridades. Hay que tomar un curso de educación paternal. Existe una gran cantidad de niños recluidos en orfanatos y en instituciones benéficas, así como incontables personas deseosas de adoptarlos y habría que agilizar este proceso. Este libro es breve, sencillo y didáctico. Señala las dudas, pensamientos negativos, y condicionamientos erróneos que invaden la mente de la pareja y aumentan las contradicciones de un proceso ya de suyo complejo. Enfatiza la necesidad del desarrollo personal de los padres

e invita al conocimiento de uno mismo para deshacerse de inseguridades, prejuicios y tabúes antes de pensar en tener hijos, ya sean biológicos o adoptivos. Siguiendo esta línea de pensamiento, la Convención de La Haya reconoce que para el desarrollo armónico de su personalidad, el menor debe crecer en un medio familiar, en un clima de felicidad, amor y comprensión. La adopción puede presentar la ventaja de dar una familia permanente a un niño o una niña que no puede encontrar las condiciones necesarias en su familia de origen, pero es preciso establecer garantías para que las adopciones tengan lugar en las mejores condiciones e instaurar un sistema de cooperación entre los Estados que asegure el respeto a dichas garantías y, en consecuencia, prevenga conductas en agravio de niños vulnerables. En un lenguaje llano y coloquial esgrime buenos argumentos contra los desafortunados comentarios de buena fe, pero cargados de ignorancia que suelen hacer las personas pretendiendo aconsejar a los adoptantes. Comentarios

como: “se van a ganar el cielo por la labor social que están haciendo”, o “sepa la bola cómo va a salir ese chamaco”, son comentarios plagados de prejuicios éticos y morales, que lo único que consiguen es aumentar la confusión. Las motivaciones para adoptar un niño o una niña, aunque altruistas, están basadas en una necesidad de trascendencia, en la búsqueda de un sentido de vida; y los beneficiados son todos los miembros de la familia por igual. En lo que se refiere al riesgo inherente, tener hijos es siempre una apuesta. La realidad es que debemos concebir a la persona como valiosa, no por sus rasgos físicos y psicológicos, sino porque su existencia es un milagro en sí misma. El temor no superado a contradecir absurdos estándares de belleza podría impedir a una pareja entregar a una criatura todo el amor que lleva adentro, educándola, formándola e instruyéndola. Negar la oportunidad de que este halo de esperanza entre a la familia es un verdadero desperdicio. Oscilando entre la desesperanza y la fe, la autora se dio cuenta de que

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Una mirada intimista y honesta sobre el proceso de adopción

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aniella Blejer. Gracias a Dios no tienen mis genes de Froylana Sarabia Franck es un libro que ofrece una mirada intimista y honesta sobre el proceso de adopción. A partir de su propia experiencia, la autora nos lleva de la mano por el largo camino de la adopción que inicia con las primeras inquietudes de una pareja que no puede concebir, desde la deseada llegada de un ser a sus vidas, pasando por todos los miedos, prejuicios y tabús a los que se enfrentan, hasta los momentos más vitales de crecimiento, iluminación y de amor. Sarabia escribe desde saberes heterogéneos conformados por una formación académica en Psicología y Ciencias de la Familia, y también en procesos terapéuticos alternativos como las Constelaciones Familiares, Core Energetics y Gestalt. Aunado a estos conocimientos, la autora imparte cursos para padres adoptivos y es colaboradora en la asociación civil Vifac. Esta preparación la convierte en una especialista dotada para debatir temas importantes como lo innato versus lo adquirido; inquietud expresada en el título del libro, y que la autora aborda desde diversas perspectivas. Al dialogar con pensadores que la han inspirado como María Montessori, la escritora se acerca al tema desde el

cuando comenzó a creer que no existían las casualidades ni los accidentes, pudo enfrentar los incontables tropiezos y disipar las ominosas nubes. Comprendió que puede quererse entrañablemente a alguien que no sea de la propia sangre, que el amor es una decisión que se toma todos los días y que nace de la convivencia diaria.

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punto de vista de la crianza y la educación. Y al tensar sus ideas con las de Erich Fromm, se inscribe en la esfera espiritual. Otro atributo de este volumen es que confronta de manera crítica la realidad social en México, un país aún escindido por la noción de las castas que tiene muchos retos y problemas por resolver en materia de adopción. Sarabia aborda el tabú que hay en México ante la adopción. Incluye, por ejemplo, una lista de personajes famosos que han sido criados y acogidos por padres diferentes a sus progenitores, entre ellos: John Lennon, Bill Clinton, Jack Nicholson, Babe Ruth, Steve Jobs, Sara Mclachlan, Nelson Mandelsa y un largo etcétera. Sin embargo, menciona, es notorio que ningún mexicano figura en esta lista. Y es que en este país, comenta la autora, la palabra adoptado te etiqueta. Desde este contexto, la autora habla abiertamente sobre los prejuicios a los que se tuvieron que enfrentar ella y su marido durante y después del proceso de adopción. Es así como desmitifica, entre otras nociones, la supuesta generosidad atribuida a los padres adoptivos para iniciar una conversación sobre el egoísmo implícito en querer formar una familia. Es por ello y muchas razones más que Gracias a Dios no tienen mis genes no teme acercarse a lo complejo de forma crítica, pero siempre desde la espiritualidad y la ética personal de la escritora. Tropo

Aprendió que los hijos que llegan por adopción y crecen en un ambiente adecuado, a quienes se les habla con honestidad, son personas con un potencial inimaginable, porque han tenido que enfrentarse tempranamente a ciertos retos y preguntas fundamentales de la vida: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, y ¿a dónde voy? Entendió que

aceptar, reconocer y aplaudir el origen de sus hijos les daría una alta posibilidad de tener un destino exitoso. Por fin salió el sol. Aferrada a los hilos rojos irrompibles que la unían a las lindas manitas que le estaban destinadas, encontró dos hermosos regalos de la vida. A sus grandes maestros en el arte de amar. A sus hijos. Tropo


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La reminiscencia de las cicatrices Habib Sánchez Entre los rotos Alaíde Ventura Medina Random House 2019 256 pp.

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na fotografía es un esqueje que al entrar en nuestra memoria florece con el perfume de recuerdos agradables o, por el contrario, con espinas que hacen ahínco en el dolor. En esta novela, pasa lo segundo. Un puñado de fotografías que su hermano guardaba dará el empujón a un rompecabezas que la protagonista ha evitado a toda costa armar, su vida familiar. Las piezas son navajas y cristales, hieren y son frágiles: violencia doméstica, abandono, pérdida de la inocencia. El terreno es estéril para la infancia, pero no para una depresión silenciosa. Hay pocas victorias en el cuadro de esa batalla, y es que no pareciera que existan héroes, ni siquiera bandos. Pero cómo hablar de una guerra de la que no sabes si ha terminado,

donde incluso te aceptas como villano. Sí, nuestra protagonista podría estarnos mintiendo. Ella se reconoce como una manipuladora, porque las circunstancias la llevaron a ello, para pertenecer a una patria sanguínea y ganar el amor de un padre que odiaba. Un hombre que corrompió, humilló e intentó destruir todo rastro de la pureza de su familia. Lo que alimenta la duda, ante tan horribles memorias, ¿por qué entonces su hermano Julián había guardado esas fotografías?, una pregunta que también nos haremos nosotros los lectores. Julián es quizá la otra cara de la moneda. Testigo silencioso del deterioro familiar, exiliado en sí mismo, su mudez psicológica contribuye con las panorámicas que escenifican la obra. Sus acciones, que son incomprendidas y le provocan recriminaciones por parte de su hermana, se vuelven evidentes gritos de auxilio para la sensibilidad del lector. Paseos furtivos a medianoche, total desapego por la higiene y nula interacción social lo muestran adolecido con su propia existencia. La novela nos lleva por escenarios que van desde los campos taciturnos de Veracruz hasta los oxidados barrios

de la Ciudad de México, por parques y escuelas públicas tan olvidados en nuestra adultez, pero muy presentes en nuestra infancia. Nos lleva por espíritus aislados en situaciones oscuras que incluso la profundidad se convierte en un vacío, donde la búsqueda de significado es tan presente que se vuelve algo mecánico y poco natural. En esta obra, Alaíde Ventura —la más reciente ganadora del premio Mauricio Achar—, hace un retrato excepcional de algo que, desgraciadamente, es muy común, la violencia intrafamiliar y sus secuelas. Desde sus primeros trazos, nos advierte que el final no va a ser feliz, que nos golpeará. Un impacto que hiere, no porque nos sorprenda, sino porque es un manifiesto de algo que ocurre en la cotidianidad y quisiéramos, como sus protagonistas, evadirlo. Tropo

Habib Sánchez. (Mérida, Yucatán. 1993). Ha tomado distintos talleres, incluyendo el de Creación literaria y Laboratorio de poesía del CCL. Participó en la coordinación del Festival de Cultura del Caribe 2017, zona norte. Becado del Festival Interfaz-ISSSTE, 2017. Librero de Gandhi Cancún.

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Cuando el futuro nos alcance Por Miguel Ignacio Miranda

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Mexicoland Jaime Alfonso Sandoval Montena 2018 200 p.

Cómo será México dentro de 52 años? Si ahora tenemos problemas, ¿cómo serán en el futuro? Mexicoland propone uno oscuro y de características negativas causadas por una ruptura nacional. Con un brío muy mexicano, y combinada con la fuerza narrativa que debe poseer una novela juvenil para no perder a su lector, la historia tiene un inicio potente: Cuauhtémoc Rojo (o Temo, para los cuates) es el protagonista que narra su aventura en primera persona y en presente simple; un adolescente enclenque y con los problemas e inquietudes propios de su edad. Pero en el día que comienza la historia, Temo ha perdido a sus padres, su casa y su escuela. A partir de entonces iremos descubriendo a Mexbla, la ciudad en la que se ha convertido la capital de México Nuevo, el corporativo que se

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ha separado de lo que hoy son (oficialmente) los Estados Unidos Mexicanos. En México Nuevo se ha fundado una sociedad en la que cualquier delito es castigado con extrema crueldad. Por eso Cuauhtémoc va pasando de un calvario a otro, dentro de barrios verticales donde los neomexicanos cohabitan. La narración se pone cada vez más oscura y el pobre de Temo hasta a la cárcel va a dar; en un claro guiño literario a Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, el autor ha situado el penal-reformatorio en la actual Biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de México. Pero Cuauhtémoc, a quien todo el mundo le cambia el nombre por algún otro con grafía náhuatl, es visitado por personajes que le van dando ciertas claves en la aventura, que ya transita en vejaciones a nivel drenaje profundo. Justo cuando el lector está a punto de pensar que Temo ya valió y que sucumbirá en un futuro de pesadilla, surge la luz de las Damas Blancas y la posibilidad de ser libre y trabajar en Mexicoland. Ahí todo es perfecto, lo mejor de México Nuevo, el parque de diversiones del futuro que concentra historia, música, comida y diversión en un solo lugar. Las mejores playas de México Nuevo están allí con sus resorts all inclusi-

ve para el resto del mundo (¡atención lectores de Cancún y la Riviera Maya!), pero solo unos cuantos neomexicanos pueden trabajar ahí. Viajar de turista o vivir libremente es imposible, por lo que Cuauhtémoc, junto con Franc, amigo inseparable a quien ha conocido en sus avatares neomexiquenses, llegarán a una especie de Xcaret del futuro, con un gran monorriel que recorre todos sus recovecos hechos para turistas extranjeros. Más allá de los muros que circundan Mexicoland, se encuentran los Territorios Perdidos, ese viejo México, lleno de corrupción y violencia. Con un humor ácido, crítico y muy mexicano, Mexicoland es una distopía; una representación ficticia de una sociedad futura de características negativas, muy a la mexicana, ideal para el público juvenil a quien va dirigida y muy recomendable para el fomento a la lectura en jóvenes que se identificarán con los personajes y las situaciones que ahí aparecen. Tropo Miguel Ignacio Miranda (Cd. de México, 1966) Diseñador gráfico, comunicólogo, publicista, editor, escritor. Profesor en la Universidad Anáhuac. Reseñista habitual de Tropo a la uña. Miembro fundador de Malix Editores. Correo electrónico: miguel@malixeditores.com


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El héroe y los mitos en el mundo moderno Por Macarena Huicochea

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racias a mi padre crecí en un mundo en el que la literatura, los clásicos y la mitología formaron parte de lo más memorable de mi infancia: un mundo en el que encontré más sentido que el que jamás he descubierto en la vida “real”. Y sí: me convertí en escritora de textos fantásticos y descubrí que los mitos, leyendas y personajes ancestrales permiten explorar aspectos de la existencia humana que parecen estar velados —a simple vista— en nuestra vida cotidiana… pero están ahí: escondidos, asomando las garras y dientes que poseen esas fuerzas vitales indómitas que nos habitan y que, atemorizados ante su poder, no sabemos reconocer y convertimos en edulcorados melodramas que resulten más aceptables y digeribles para nuestro (siempre herido) ego colectivo y personal. He estudiado mitología e historia de las religiones con una fascinación que raya en lo religioso y he podido comprobar que los estudiosos del tema (incluidos algunos psicólogos como Jung1, el biólogo y filósofo Humberto Maturana2 y el especialista en religiones comparadas y mitos Joseph Campbell) coinciden en que existe un len-

guaje, una codificación psíquica ancestral que utiliza las palabras para contarnos acerca de esa interminable búsqueda del sentido y significado de la vida, una habilidad netamente humana que forma parte de nuestra biología. Según dichos especialistas —independientemente del idioma, latitud o época—, existen códigos y símbolos recurrentes que repiten una y otra vez la historia de la humanidad, desde el instante en el que ésta tuvo conciencia de sí misma y comenzó a buscar el sentido del mundo y de la existencia. Cada civilización narra esta historia a su manera, pero todas a través de similares procesos psicológicos y estructuras lingüísticas (que cambian de forma pero no de esencia), y nos enfrentan al mito de un origen común: un mundo único (idílico y perfecto) que se fractura en dos o más pedazos a raíz de la transgresión humana de una ley, lo cual nos hace perder “el paraíso” o la “inocencia” y explica el origen de la enfermedad, la muerte y el pecado. Es así como cada palabra, símbolo y signo que usamos (y que hemos heredado de la familia o la cultura a la que pertenecemos) no solamente poseen en sí la historia (o las múltiples historias) del ser humano, de su manera de percibir y de narrar su recorrido vital e intentar explicar el porqué y para qué de su existencia, sino que estas palabras

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se convierten (a través del mito) en una oportunidad de recuperar el diálogo y el vínculo con lo divino, con el “más allá” al cual ahora sólo se puede acceder a través de la palabra, la oración, el canto o los hechizos que nos impiden perder la memoria de nuestro “transcurrir en el mundo”. Las leyendas tradicionales, los cuentos de hadas y los viejos mitos (en los cuales muchos aseguran no creer) siguen emocionándonos como a nuestros primeros ancestros, que se reunían alrededor del fuego a contar las historias de los dioses, las hazañas de los antepasados o las múltiples batallas de nuestra especie para lograr la supervivencia. Y creo que, de algún modo, por ello seguimos atrapados (aun sin entender bien el porqué) frente a una pantalla de cine, un monitor o un dispositivo, tratando de recuperar esas historias que nos narran las películas, series o videojuegos de los que todos (de algún modo) somos protagonistas. Es por ello que, en realidad, los mitos nunca se han ido: siempre han estado ahí, sólo que se disfrazan, cambian de forma, se actualizan y siguen seduciéndonos con la posibilidad de acceder al laberinto de nuestra existencia y vislumbrar, aunque sea fugazmente, los anhelos más profundos de nuestra especie. Me atrevería a afirmar que una de las necesidades “ontológicas” más urgentes de los hombres y mujeres de los

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siglos XX y XXI, ha sido la de recuperar algo de esos mitos. Estos son algo así como una “brújula espiritual” que busca darnos un “sentido del SER”: la imperiosa necesidad de entender nuestro lugar en el mundo y nuestra responsabilidad para mantenerlo en equilibrio. Muchas películas, videojuegos y comics modernos retoman el mito del héroe —o de un superhéroe (o muchos)— que sea capaz de hacer lo que nosotros quisiéramos pero que muchas veces no nos sentimos capaces de lograr: mejorar y cambiar el mundo en que vivimos. Porque eso es un héroe: alguien que se da cuenta de que las cosas no están bien y de que sus acciones pueden mejorar la realidad y convertirla en un espacio más habitable… pero para ello siempre hay que enfrentarse a uno o varios “enemigos” que siempre pretenden destruir “el orden” y esclavizarnos. Todos los villanos, monstruos, extraterrestres o virus letales han sido una excelente metáfora de las múltiples cosas que ponen en riesgo nuestra supervivencia, pero también una forma de evidenciar nuestra tendencia hacia la autodestrucción y el afán por someter o burlar las leyes de la naturaleza. Y es que los mitos sacan a flote nuestros temores, lo que nos cuesta trabajo enfrentar y todo aquello que nos ocultamos a nosotros mismos, temerosos de reconocer que detrás de la escenografía de ese mundo que nos han


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ofrecido como ideal (el “american way of life”) existe realmente una batalla entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte, entre la luz y la oscuridad, la cual se verifica, día con día, en nuestro interior… y de la cual pocas veces logramos salir victoriosos, pues ya no somos capaces de asumir conscientemente la elección de convertirnos en héroes o villanos de nuestra propia historia y de las historias de quienes nos rodean. Porque los héroes parecen hablarnos de esas necesidades indispensables que hemos ido relegando, negando o postergando hacia lo ideal o imaginario; como si “hacer lo correcto” o respetar las reglas de convivencia y equilibrio natural y social pertenecieran al ámbito de lo irreal, sin darnos cuenta de que esas aspiraciones son comunes a la mayor parte de los seres humanos de todas las épocas. El poder del mito del héroe es tan portentoso que (aunque disminuido) sigue apareciendo a través de personajes como Superman, Spiderman, Aquaman, Thor, Iron man y los Avengers y, por supuesto, en las sagas de la Guerra de las Galaxias y El Señor de los Anillos, cuyos guionistas (astutamente) han retomado las características de las viejas historias que contaban los druidas, los poetas y dramaturgos griegos, o los juglares medievales y renacentistas… e incluso de los mitos y héroes que se convirtieron en parte de las leyendas populares y los cuentos de hadas surgidos entre los siglos XVII y XIX. Pocas son las personas que no caen bajo el encanto de la idea de “otros mundos” en donde el bien triunfa sobre el mal y el valor (o los valores) de un héroe permiten que se restablezca “el orden” y que la vida continúe su curso de una mejor manera. En todas nuestras historias se repite el mismo argumento: el mundo entra en crisis porque un villano pretende romper el “orden” y desequilibra o pone en riesgo la vida de la comunidad; o a veces (en las historias menos “míticas”) el protagonista tiene que arriesgar su vida para salvar a alguien más: su pareja, su familia, sus amigos… y tendrá que poner a prueba su “valor” y restablecer el equilibrio perdido. Cientos de personas acuden al llamado de un estreno cinematográfico en el que se pone de manifiesto nuestra necesidad de soñar despiertos con un mundo en el que la justicia y el bien común logren triunfar, y esa catarsis nos da la esperanza de que “en la vida real” pudiera suceder algo semejante… y así podemos seguir enfrentando heroicamente las jornadas laborales exce1 2

Hércules y el centauro. Jean Boulogne. Escultura (1600, (Loggia dei Lanzi (Florencia, Italia).

sivas, los malos salarios, los conflictos de pareja y las responsabilidades de familia que agobian a la mayor parte de las personas que vivimos en esta sociedad de consumo que ha sabido cómo “comercializarlo” todo: incluso nuestros anhelos más profundos. El mito del héroe nos incita a ir más allá de nuestras propias limitaciones y a intentar (una y otra vez) vencer nuestros miedos, tomar las riendas de nuestra propia vida, y arriesgarnos a experimentarla como una aventura que nos reta a transformarnos en la mejor versión de nosotros mismos. Tropo Macarena Huicochea. Estudió Letras, Psicología y Ciencias humanas. Autora de Blasfematorio (Colección Becarios del Centro Toluqueño de Escritores) y La Caricia de la Esfinge (Biblioteca del Bicentenario del Instituto Mexiquense de Cultura). Umbrales (Consejo Editorial del Estado de México) reúne sus dos libros anteriores y algunos cuentos publicados en revistas e incluso inéditos. En el IMC se desempeñó como Coordinadora de Difusión Cultural, jefe del Departamento Editorial, y subdirectora de la revista Castálida. Fundadora y directora de Casas de Cultura en el Estado de México. Se ha desempeñado como guionista, conductora y productora de programas de radio y televisión

El hombre y sus símbolos, Carl Gustav Jung, Editorial Paidós. El árbol del conocimiento (las bases biológicas del entendimiento humano), Humberto Maturana y Francisco Varela, Ed. Lumen.

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Repensar los movimientos sociales Por Mauricio Ocampo C.

1. Movimientos sociales clásicos

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a historia de los movimientos sociales no es nueva. Está documentada desde antes de Cristo. Recordemos, por ejemplo, a Espartaco, quien inicia uno de los primeros movimientos sociales de liberación cuando se subleva contra el esclavismo romano. Siglos después, en la Revolución Industrial, los artesanos que se sintieron desplazados por las máquinas generaron movimientos sociales como el ludismo, el cartismo y el anarquismo. Y en América Latina empiezan con la resistencia étnica a la invasión española en 1492, la Independencia de México en 1810, y se extienden hasta nuestros días. Las hermosas fotografías de Casasola que muestran a los ejércitos revolucionarios de Zapata y Villa entrando en la ciudad de México, simbolizan los sueños y las luchas por la incorporación popular a la política y la cultura modernas. Hay que recordar que los movimientos sociales clásicos tenían una característica tripartita como instrumento de lucha: el partido, el Estado y los sindicatos. Cuando hablamos de partido, no necesariamente hacemos referencia a los partidos con registro. Recordemos que en el caso de México, el PRD nació de la coalición de partidos de izquierda y sin registro. En cuanto al Estado, los movimientos sociales clásicos tenían claro a un enemigo, y este era el Estado y sus aparatos de movilidad. Y respecto al sindicato, este, al

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igual que el partido, era un instrumento de lucha, es decir, se movía alrededor del movimiento obrero sindicalista y partidista —si bien, el sindicalismo en México sirvió como modo de control del trabajador—. De esta manera, los distintos actores sociales —populares o populistas, campesinos, obreros, étnicos, regionales o empresariales, de vanguardia revolucionaria o de guerrillas— tenían como centro del conflicto al Estado y buscaban la dirección del proceso industrial. Los movimientos sociales clásicos, buscaban, sobre todo, la redistribución de las riquezas y el acceso a los centros de toma de decisiones. El problema es que estas orientaciones totalizantes tendieron a perder su impulso vital con la caída del protosocialismo ruso, y evidenciaron paulatinamente un fraccionamiento acelerado de la acción colectiva y la emergencia de nuevas prácticas colectivas restringidas a espacios reivindicados, centrados más en ellos mismos que en la política: movimientos que renacen sin plantearse, al menos por el momento, metas o prácticas totalizantes o revolucionarias.

2. Nuevos movimientos sociales Los nuevos movimientos sociales aparecen entre los años 60 y 70 y muestran un giro importante en relación con el tradicionalismo anterior, que se enfocaba en demandas materiales y se circunscribía a las clases sociales. Emanados de la crisis de la modernidad, eran simbólicos, reivindicativos, autonómicos, intersubjetivos e individualistas. Su características más significativas son: su base está en los actores sociales; se originan por las modificaciones que ha ido sufriendo la sociedad moderna con respecto al Estado Benefactor; y sus objetivos parecen ser orientados más hacia las relaciones sociales y no las estructurales.


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3. Paradojas de los nuevos movimientos sociales En suma, los nuevos movimientos sociales, al ser autonómicos, reivindicativos y simbólicos, pierden de vista problemas estructurales y presentan su visión del mundo como la única y más grave, incluso haciendo de sus iguales sus enemigos. Hagamos un análisis desde las estadísticas.

Manifestación (1934). Antonio Berni.

Para Alberto Melucci (1999) y Alain Tourain (2001), estos movimientos deben ser estudiados a partir de las relaciones sociales y no de las estructuras. Es decir, desde las acciones mismas de los sujetos sociales en cuestión, las cuales generan nuevas identidades y estilos de vida. Para Tourain, los movimientos sociales no apuntan directamente al sistema político, más bien intentan construir una identidad que les permita actuar sobre sí mismos y sobre la sociedad. La búsqueda de identidad implica que su meta principal sea dotar de un sentido a las relaciones sociales que forman la sociedad, lo que le da una gran importancia a las dimensiones simbólicas. Por su parte, Melucci menciona que la sociedad contemporánea, en sí compleja, descansa en un constante flujo de información, una sociedad donde los movimientos desplazan sus objetivos de lo político hacia las necesidades de autorrealización de los actores en su vida cotidiana. Así, la acción colectiva se ubica en el ámbito cultural y en un mundo regido por el dominio de la información. Por tal motivo, tienden a cumplir una función de signos que dejan ver la existencia de problemas en ciertas áreas de la sociedad, y cuestionan los códigos simbólicos dominantes, introduciendo nuevos significados sociales. Lo anterior explica el desplazamiento gradual de la expresión “lucha de clases” —por fortuna no del todo [Slavoj Žižek (2019)]— hacia el concepto “movimientos”, la mayoría de ellos reivindicativos; por ejemplo, el vegano, el ecologista, el de los desaparecidos, el del orgullo gay, el feminista, etc. Una característica que los identifica es que, al ser intersubjetivos y reivindicativos, pierden de vista la relación objetiva y la génesis de los problemas sociales con su común denominador, con un sistema económico específico: el neoliberalismo.

—Según el INEGI, el número de homicidios en el país en 2018, fue de 35,964, de los cuales 32,141 fueron de hombres y 3,663 mujeres; de estos últimos, sólo 760 fueron catalogados como feminicidios. El trasfondo de esta estadística es ciertamente polémica. —En cuanto a contaminación, Estados Unidos es responsable de 27% de las emisiones de CO2 en el mundo. Le sigue la Unión Europea, que incluye a países industrializados como Reino Unido, Alemania y Francia, con 25%. China ocupa el tercer lugar (11%), seguido por Rusia (8%), Japón (4%) India (3%) y Canadá (2%). Cabe mencionar que Estados Unidos no firmó el Tratado

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El cuarto Estado (1901). Giuseppe Pellizza da Volpedo.

de Kioto, uno de los primeros acuerdos globales para reducir los índices de contaminantes. Y ahora se nos hace creer que el problema es la basura y que se reducirá si dejamos de usar plástico (si bien, por cada bolsa de basura que se genera en casa, la industria genera siete similares). Nosotros no decidimos qué y cómo producir; los gobiernos y empresarios, sí. Incluso se diversificó el mercado con su sustentabilidad y su “capitalismo verde” para incrementar ganancias. Pero los proecologistas sólo incitan al no consumo de bolsas y popotes, pero no a cambiar al sistema. Infinidad de problemas, muy graves, no son tomados en cuenta por los nuevos movimientos sociales, pues es evidente que no los viven. Y no los viven porque la mayoría de estos han salido del México imaginario. No digo que sus problemáticas no existan, más bien afirmo que dicho México es una proyección de la hegemonía neoliberal que tiene como bandera el individualismo total, lo que genera sólo ver para sí, dejando de lado el concepto de “otredad” impulsado por los movimientos clásicos y revolucionarios. He aquí una diferencia: “Somos el orgullo gay y queremos que se nos reconozca” (nuevo movimiento social). “La Revolución es permanente. Quizá nosotros no lo veamos, pero nuestros hijos sí” (movimientos sociales clásicos). Los primeros son sincrónicos, estáticos, en el aquí y el ahora, en el ensimismamiento; los segundos son diacrónicos, permanecen en el tiempo y espacio, y están in-

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acabados… Los primeros presentan una visión del positivismo capitalista, en la que no es necesario un referente teórico de acción, sino el impulso de necesidades vitales; los segundos, una visión de las teorías críticas: práxicas, permanentes, deconstrutivas, procreativas. Es urgente ver la problemática social más allá de nuestra situación particular, y priorizar lo que se necesita cambiar. Por donde quiera que lo veamos —de manera objetiva—, caeremos en cuenta de que lo que hace falta modificar es el sistema económico neoliberal. Los nuevos movimientos sociales tienen un compromiso histórico con aquellos que les abrieron el camino: los movimientos clásicos. Es necesario pues, repensar los movimientos sociales. Tropo

Referencias: Calderón, Fernando (1995). Movimientos sociales y política. México: S. XXI. Gleizer, Marcela (1997). Identidad, Subjetivad y Sentido en las Sociedades Complejas. México: Juan Pablos Editores. Melucci, Alberto (1999). Acción colectiva, vida cotidiana y democracia. México: El Colegio de México. Neveau, Erick (1997). Sociología de los movimientos sociales. España: ASER. Touraine, Alain (2001). ¿Qué es la democracia? México: FCE. Žižek, Slavoj (2019). Contra la tentación populista. Argentina: Godot. https://www.sopitas.com/noticias/feminicidios-en-mexico-cifras-2018/ https://www.elciudadano.com/medio-ambiente/la-magnitud-de-la-contaminacion-que-genera-estados-unidos-en-el-planeta/06/10/ https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2019/EstSegPub/homicidios2018.pdf


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Época de cambio: anhelo y miedo Por Arazú Cortés

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uando comenzamos el viaje a la Tierra sufrimos una gran transformación, el primer desapego, el más grande. Pasamos de ser energía en la más alta frecuencia vibratoria, es decir, pasamos de ser luz a materializarnos en un cuerpo. La transformación fue tan violenta que hemos ya olvidado de dónde venimos y el propósito de nuestra elección. Si recordamos que somos energía y que, como tal, ésta tiene diferentes frecuencias, entonces, a mayor vibración, la energía viaja a la velocidad de la luz, y, a menor, viaja más lenta, y por lo tanto, se materializa. Nuestro cuerpo, entonces, es, por un lado, energía lenta y densa que permite nuestro estar en este mundo según la experimentamos de forma individual; y, por otro, de alta vibración que nos mantiene conectados a la energía Universal. Como en el camino de materializarnos hay una separación abrupta de la Unidad para individualizarnos en un cuerpo, entonces se genera en ese momento un miedo a perderlo todo. Al entrar a la tercera dimensión, tenemos la necesidad, por inercia o sobrevivencia, de apegarnos a lo que creemos que somos y a lo que creemos es nuestro, porque no estamos dispuestos a volver a sentirnos perdidos y desolados. Esa separación es tan profunda y dolorosa que la borramos a nivel consciente, aunque queda grabada en la memoria de nuestras células. Por ello, de manera inconsciente, para no volver a vivir ese instante de separación

o pérdida con profundo dolor y miedo, tendemos a apegarnos al nuevo cuerpo que es lo que reconocemos como propio y representa nuestro ser. Intentamos no soltar, tratando de controlar y nos esforzamos por mantenernos identificados con este rol humano desde la verdad de nuestro pensamiento formando nuestras creencias. Permitir que la vida suceda tiene que ver con la confianza más que con la voluntad. ¿Pero cómo confiar si tenemos la sensación de haber sido arrojados desnudos en un cuerpo a un mundo donde venimos a sufrir y a ganarnos el perdón por ser indignos, por no haber podido permanecer en la Unidad? Lo único que nos queda es la voluntad para intentar ser buenos, perfectos, y entonces recuperar nuestro lugar, o bien ser malos y exigir, arrebatar el lugar de donde nos echaron. El control usa la voluntad para obtener resultados. Pero el ser no tiene que ver con el resultado obtenido sino con el nivel de compasión con el que asumimos nuestra humanidad, nuestra energía densa, la responsabilidad de nuestra necesidad de separación e individualidad de la unidad, de la divinidad. Debemos permitirnos sentir y escuchar nuestra sombra, nuestras pasiones, reconocerlas, darles un espacio y reconocer el dolor de la pérdida y el anhelo de regresar a ella. Y entonces sí, viene el cambio, viene la transmutación y la liberación de la energía atrapada para que regrese a su más alta vibración y nos acerque a nuestra propia divinidad. Desde esta madurez, la voluntad es puesta al servicio de romper la inercia de tratarnos como seres arrojados del paraíso, para tratarnos, más bien, como seres que necesi-

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También están los despiertos, los presentes e integrados. En el momento actual la invitación es a despertar, a tomar consciencia, a atender el llamado a la autorresponsabilidad. Canto al colibrí. Taminchi.

tamos experimentar la separación como oportunidad de transmutación de lo denso a través de la humildad, para reconocernos como seres fraccionados por miedo y así experimentar de forma humana el amor incondicional aun en la imperfección para perfilarnos de regreso a la luz. Así, todo lo que me sucede tiene que ver con la energía que genero, con la vibración que atrae justo lo que vibra en la misma frecuencia. Entonces, ¿por qué sigo repitiendo una y otra vez síntomas físicos, sufrimiento, relaciones que lastiman, violencia, miedo y un mundo caótico y deshumanizado? Creo que cada ser humano siente vergüenza por la separación de la divinidad. Es como si asumiéramos nuestra indignidad. Y aunque nos contemos que somos humanos, dignos y evolucionados, esta es más una postura arrogante que esconde terror: el creer que si somos seres divinos, nos convencemos de serlo y nos atrevemos a regresar a la Gran Energía Divina y no somos recibidos, sería lo más aterrador y doloroso, sería la pérdida del propósito de nuestra existencia. Significaría ser los no muertos o los no vivos. Así que preferimos complicarnos la existencia, sufrir, no comportarnos como seres divinos, para ser nosotros los que no lleguemos: es mejor que esté en nuestras manos no serlo antes de comprobar que en verdad somos lo que en el fondo creemos que somos, los arrojados del paraíso terrenal.

Los dos bandos Fingimos ser perfectos, buenos, implacables, intolerantes, o enojados violentos y despreciativos; hacemos bandos, los buenos y los malos. Los buenos somos los que amamos, perdonamos, los que somos moralistas y tenemos la razón. Y eso justifica nuestra violencia o el poner la otra mejilla, y no nos permitimos sentir ira, odio, desprecio. Somos los que te-

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nemos miedo de nuestra energía densa y la negamos o bien la justificamos por un bien común, por miedo a no recibir el amor y el cobijo de la sociedad. El precio es vivir con miedo, sin poder, desarraigados y proyectando en los otros, en los malos, nuestra parte escondida. Los malos somos los que tenemos miedo a ser vulnerables, a sentir el amor. Somos los que tenemos miedo a ser abusados, traicionados y violentados. Por ello, nos permitimos ser duros, odiar, ser los que violentan, los que abusan y traicionan. El precio que pagamos es la creencia de estar solos y sin confianza, de endurecer el corazón y necesitar a los otros para ejercer nuestra fuerza y sentir nuestro poder, para mantener encarcelada nuestra sensibilidad y vulnerabilidad. Ambos bandos nos necesitamos. Dejemos de usarnos para vivir divididos y no asumirnos completos, pues eso sería la posibilidad única de transmutar el miedo, la vergüenza y la posibilidad de un cambio real que nos acerque al fin último, el regreso a casa… a la luz.

Una época de cambio Estamos viviendo una época de cambios donde se respira miedo, y con el miedo hay juicios. Algunos toman la postura de observadores. Pero el cambio es como ondas en el agua cuando se arroja una piedra. Las ondas cada vez van siendo más grandes hasta que alcanzan también a los que no querían tener nada que ver con ella y les moja los pies y los involucra. Hay quienes quisieran que otros lo resolvieran, pero sus pies ya están mojados; hay otros que están tan apegados al bando de los buenos que sólo quieren mandar buenas vibras. Son los entusiastas que niegan los horrores y solo alaban los aciertos, los que están en la razón para no involucrar sus emociones, los que están aterrados, los asustados, los que lloran y no reconocen la luz


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Un ejercicio de autoexploración Para poder experimentar la integración de todas tus partes y descubrir si te resulta coherente vivir el cambio, te invito a un ejercicio de autoexploración. Date un momento en silencio. Ponte de pie, descalzo/a, abre los pies al ancho de tus hombros y flexiona un poco tus rodillas para permitir el flujo de la energía. Coloca tu pelvis hacia adelante y suelta tus manos, con la barbilla casi pegada al pecho. Suelta tu mandíbula y cierra los ojos. Comienza a inhalar, luego exhala y date cuenta hasta dónde llega tu respiración. Ahora lleva tu atención consciente hasta tus pies y ve pasando un escáner desde tus pies hasta tu cabeza. ¿De qué parte del cuerpo tienes más conciencia y cuál parte está casi deshabitada, la que no sientes o a la que no llega tu respiración? Ahora, ubica en qué parte de tu cuerpo habita cada una de las cinco emociones básicas —amor, eno-

y los que están tan enojados que sólo quieren acabar y matar al miedo mismo si fuera necesario. También están los despiertos, los presentes e integrados. En el momento actual la invitación es a despertar, a tomar consciencia, a atender el llamado a la autorresponsabilidad. Tomar consciencia nos ayuda a tener responsabilidad y esta nos empodera. La inconsciencia no nos quita responsabilidad pero sí poder. La violencia actual hace que los buenos tengamos miedo de ser violentados y los malos tengamos miedo de ser vulnerables y convertirnos en las víctimas. ¿Cómo surgirá el cambio que queremos, imploramos, gritamos y exigimos? La respuesta es, primero, en el reconocimiento del bando al que me he unido y después la exploración del otro bando dentro de mí. La reconciliación hará posible la compasión y reconciliación con el otro, con mis ambos bandos, con la integración de ambos en mí, con la responsabilidad de mi actuar desde mi sombra y el sufrimiento causado por mi negación a proyectarme en el otro, por no quererme desde esa perspectiva, por intentar ser perfecto y negar mi densidad o mi luz por miedo a mi integración. Es así como el cambio puede suceder hacia la transformación y la transmutación hacia la vida, hacia la gratitud. El cambio es el compromiso con la toma de consciencia de mi totalidad, con mi luz y mi sombra, con

jo, miedo, tristeza y alegría— y descubre aquella que casi no te es familiar o aquella que se ha convertido en tu fiel compañera. Sólo reconócelas y ubícalas en tu cuerpo. Con esta información, ve si puedes ir más profundo: con qué personaje te identificas más, por ejemplo, el más positivo, el que ama, el que nunca se nota, el que no se enoja, el deprimido o el que vive enojado, el bueno como el pan, el insensible, etcétera, y dónde o cómo has escondido la contraparte o el antipersonaje de esa emoción. Al terminar, te invito a describir por escrito tu experiencia, de modo que tengas oportunidad de ir intimando de manera cada vez más profunda en tu proceso de darte cuenta. Tropo

mi ser inferior y mi ser superior, con la vergüenza de ser humano y mi energía densa y mi energía de luz. Se trata de permitirnos sentir el dolor causado por la separación, por la soledad, tocar el miedo del vacío, del desprendimiento, de ser indigno, y dar cabida a la rabia por las pérdidas y los altos precios. Se trata de permitir el fuego, abrazarme con amor en todo mi ser y alcanzar la gratitud por el milagro de la vida, asumir que una y otra vez fallaré, me dividiré, me perderé, me quedaré atrapado en la máscara del bueno o del malo, pero una y otra vez tendré la posibilidad de reconocerlo y tratarme con compasión. Y así podré, una y otra vez, reparar el daño, entender que no se espera que no falle sino, al contrario, que falle, que me dé cuenta más pronto y que mi reacción sea compasiva. Solo así podremos experimentar el cambio que tanto queremos, porque será real, nos volveremos seres confiables y que pueden confiar, compasivos y tolerantes para con nosotros y para con el otro. Solo así dejaremos de necesitar la existencia del otro bando para que se haga cargo de la parte mía acerca de la cual no quiero responsabilizarme. Atrevámonos a integrar nuestros bandos en la Unidad. Eso es el regreso a casa: ser completos, ser el todo para poder permitir la nada, porque al final no existen los buenos ni los malos, solo personas asustadas que un día nos fraccionamos por dolor. Tropo

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Parásitos

Nosotros los pobres y ustedes los ricos Por Svetlana Larrocha

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e las producciones cinematográficas de Asia, el cine japonés y el chino han sido más conocidos —y reconocidos— por el público del continente americano. Sin embargo, gracias a Parásitos (Gisaengchung), del director surcoreano Bong Joon Ho, ganadora de la Palma de Oro 2019, Premio César a la Mejor Película Extranjera 2020, Premio Globo de Oro al Mejor Guion 2020, entre otros, además de ganador indiscutible en la entrega número 92 de los Óscares —con los premios a la Mejor Película Internacional,

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Mejor Director, Mejor Película y Mejor Guion Original—, más gente sabe ahora que el cine coreano es de una calidad excepcional. Algunos denominan a la nueva ola del cine coreano como “Hallyuwood”, y la sitúan entre mediados de los años noventa del siglo pasado y principios del 2000, poco después de la llegada de la democracia a Corea del Sur, en 1987, cuando el país renace cultural y artísticamente. Estas nuevas propuestas son representadas principalmente por cineastas como Kim Ki Duk, Chan Wook Park y el propio Bong Joon Ho, quienes comenzaron a experimentar en diversos géneros, como el drama y la comedia negra, e incluso el terror.


t e r t u l i a s Entre otras películas coreanas que vale la pena mencionar se encuentran Las estaciones de la vida (de Kim Ki Duk Kim, 2003), Memorias de un asesino (de Bong Joon Ho, 2013) y la “Trilogía de la venganza”, de Chan Wook Park: Simpatía por el señor Venganza (2002), Oldboy (2003) y Señora Venganza (2005), que no tienen relación alguna, narrativamente hablando, pero debido a la temática, pues las tres hablan de venganza, violencia y salvación, los críticos internacionales le dieron este nombre. Además, Poema (de Lee Chang Dong, 2010), La doncella (de Park Chan Wook, 2016), Tren a Busan (de Yeon Sang Ho, 2016) y Burning (Lee Chang Dong, 2108), por mencionar algunas. La historia de Parásitos empieza así: una familia pobre de Seúl, la familia Kim, por recomendación inicial de un amigo del hijo de los Kim (o quizá por la suerte que trae un amuleto, una piedra regalada por el amigo) empieza a trabajar como tutor de inglés de la hija de la pudiente familia Park. Poco a poco, los demás integrantes van posicionándose como trabajadores en esa familia. La mayoría de los filmes en donde se presenta la lucha o desigualdad de clases apuntan a la relación maniquea entre la opresión y/o el sobajamiento: los pobres buenos y los ricos malos. Pero Parásitos se enfoca en otras características que también pueden estar presentes: los Kim son mentirosos y tramposos en sus tácticas para entrar a la vida de los Park —incluso no tienen escrúpulos para despojar del trabajo con trucos a la antigua ama de llaves—, mientras que la imagen de esta familia de clase alta surcoreana es ingenua, pretenciosa, superficial. Este giro le da una frescura y otra visión al filme. Sin embargo, el padre de la familia Kim, primero, es víctima de comentarios clasistas por la forma en la que huele: “a rábano viejo”; y luego los otros, “que huelen igual”, según el niño Park, pensamiento que comparte con su padre. Quizá no pretendan ser crueles: hablan de algo natural pero ofensivo, no solamente para los sirvientes, sino también para el espectador… el olor de la pobreza, más bien, en la sociedad surcoreana. O quizá en otras sociedades, también. La identificación del espectador con los protagonistas es un punto fundamental con estos personajes excelentemente bien delineados, los que podríamos ver cualquier día en cualquier parte del mundo. Parásitos contiene una profunda crítica social: lo que viven los Kim lo sufren a diario millones de familias en todo el orbe, que tienen que sobrevivir diariamente sin la posibilidad de pensar en un futuro más que el del día siguiente. Las diferencias sociales y culturales entre ambas familias parecen no importar cuando la familia Kim entra al hogar de los Park. Se hacen necesarios, y creyendo que ese “paraíso” puede ser eterno, los Kim descubren otra vida más allá de vivir en la penuria; “abajo”, literalmente. La felicidad será fugaz, por supuesto.

El semisótano donde vive la familia Kim es un tipo de vivienda conocido en Corea del Sur como banjiha, que fue pensado como un búnker para emergencias. En los años 80 del siglo pasado, el gobierno legalizó su alquiler. Por su parte, la familia Park vive en un barrio exclusivo de Seúl: dos historias unidas primero por la casualidad y luego por el ingenio de la familia Kim. Diferentes y, sin embargo, con similitudes increíbles. En este largometraje, el mejor de Bong Joon Ho, donde se combina casi imperceptiblemente drama, suspenso y comedia negra, la música y la puesta en escena son exactas y soberbias. Sorpresas, giros imposibles y protagonistas redondos que hacen único el cine coreano. Pero, ¿qué refleja Parásitos? Lo que en muchos países es la característica económica de la sociedad: la diferencia profunda e insoslayable entre las clases altas y bajas. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) clasifica a Corea del Sur como uno de sus miembros con mayor desigualdad de ingresos, donde los más ricos ganan cuatro o cinco veces más que los más pobres. Respecto a la educación, los coreanos tienen la mentalidad —como en muchos otros países— de que se es un triunfador o un fracasado dependiendo de a qué universidad se logra ingresar, no importando el nivel de inteligencia que se tenga. Se trata de cuánta educación extra se pueda tener. Bong Joon Ho explicó que por estas razones resultó convincente la situación para que el primer personaje, el joven Kim, entrara a trabajar a la casa de la familia adinerada como profesor, una situación que podría ser aceptada en la actual Corea del Sur sin perder verosimilitud. Una película extranjera, no en inglés y no hecha para ser un producto comercial: Parásitos es una obra maestra y ejemplo de lo que se está produciendo en la cinematografía de oriente. Tropo

Svetlana Larrocha (Mérida, Yucatán). Periodista, escritora, editora y maestra de Taller Literario. Becaria de Jóvenes Creadores en la modalidad de Cuento FONCA / CONACULTA, 1998-1999). Premio de Cuento Erótico 1999 convocado por la revista Mensajero. Su obra se encuentra incluida en las antologías El vuelo de la rosa. Mujeres en la Poesía de Yucatán, Instituto de Cultura de Yucatán/Universidad Tecnológica Metropolitana, 2005; y Cuentos pequeños, grandes lectores (La minificción explicada a los niños), Instituto Mexiquense de Cultura, 2014; entre otras. Asimismo, fue subdirectora de la gaceta nacional de Arte y Cultura Columba, y directora de Redacción de la revista electrónica El navegante. Actualmente se desempeña como profesora de Español como Lengua Extranjera, y de Cultura Mexicana.

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t e r t u l i a s

MORENA, el verdadero peligro de López Obrador Por Marcos Constandse

A

ndrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por ser un presidente de buenas intenciones, ciertamente moral y hasta practicante religioso. Es un decidido partidario de la democracia, el libre mercado y la libertad de expresión (a su modo). Su política económica ha sido clara desde un principio: ajustarse al presupuesto, no endeudar al país, mantener una macroeconomía sana y procurar la estabilidad de nuestra divisa. Si bien está claro que no ama a los empresarios, es pragmático en su respeto al ejercicio de la libre empresa. Su defensa de los dos bastiones energéticos del país, Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, ha

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sido muy polémica, pero también le ha dado la mayor popularidad en la historia de un presidente en el país (a la par de Lázaro Cárdenas). Fue innegable, asimismo, su apoyo decidido a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que en su versión actualizada es el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y que, para cualquiera que lo revise, representa sin duda un instrumento sólido para fomentar la política del libre comercio, luego de una negociación difícil respaldada y avalada por los Estados Unidos, nuestro vecino, el país más poderoso del mundo. Desde esta perspectiva, podemos concluir que López Obrador no es ningún peligro para México. Entonces, debemos preguntarnos ¿cuál es el verdadero obstáculo para que el gran cambio que se está dando en México se concrete como se ha planteado? Y la respuesta no es otra que


t e r t u l i a s

Ricardo Monreal.

su propio movimiento: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es en realidad el gran peligro para México y el obstáculo que puede impedir la gran transformación que se propone en el país. Como se sabe, hasta ahora Morena no ha sido un verdadero partido, sino un instrumento legal de López Obrador para alcanzar la presidencia. Recordemos que como candidato en las elecciones precedentes, el actual mandatario había sido despojado del triunfo de manera francamente polémica o descarada. Por ello, el político tabasqueño decidió aglutinar a todas las fuerzas políticas a su alcance, fueran del signo que fueran: independientes y radicales, de trayectorias políticas intachables y otras no tanto, de todas las tendencias e inclinaciones dentro del espectro político, todas aquellas, en suma, que estuvieran dispuestas a apoyarlo para lograr el máximo poder. Y así lo hizo y así triunfó. Este triunfo lo colocó donde quería, la presidencia de la República, y lo llevó a iniciar lo que él ha llamado “La cuarta transformación” del país, tomando en cuenta las otras tres que han cimbrado la estructura de nuestra nación (la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana). Independientemente del espíritu de la cuarta transformación, el presidente ha iniciado además una campaña moralizadora, basada en cuatro principios: 1. Política social, bajo el lema “primero los pobres”, mediante la cual ha puesto en marcha programas sociales de pensión a los adultos mayores, pensión a

Claudia Sheinbaum.

Mario Delgado.

los discapacitados, pensión a los estudiantes de cualquier grado, trabajo a los jóvenes desempleados y el programa “Sembrando vida”. 2. Política de austeridad, lo cual ha representado un enorme esfuerzo de economía gubernamental que ha atacado el boato y el despilfarro en las dependencias oficiales, lo cual se ha traducido en el despido de aviadores, parientes, amantes y entenados de todas las dependencias gubernamentales donde ha restringido sustancialmente los gastos ostentosos. 3. Lucha contra la corrupción y la impunidad, una decidida política de limpieza en contra del abuso y el desvío multimillonario de recursos que sus antecesores habían convertido en una costumbre asumida dentro del poder y que estaba representando una plaga arrasadora de todo bienestar y desarrollo. 4. Lucha frontal contra la inseguridad y el crimen, para lo cual se ha creado el único frente unificado a nivel nacional, con la formación de la guardia nacional (combinación de Ejército, Marina y las diversas policías) para hacer un frente común a los carteles de la droga y al crimen organizado. Los resultados de estos planes, con sus aciertos y sus errores, se irán viendo en el transcurso del sexenio., pero responden indiscutiblemente a un impulso positivo que solo el tiempo dimensionará. Ante este programa de gobierno sexenal, se levanta el gran obstáculo que puede ser Morena. Este movimiento es la

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t e r t u l i a s

Integrantes del grupo Democracia Deliberada, una corriente al interior de Morena.

integración variopinta de diversas tendencias ideológicas, organizadas interiormente en un partido, formado por personas, cada una de las cuales integradas dentro de tribus, contrarias unas de otras, que luchan por el poder interno y externo de este organismo. Desde la izquierda más radical hasta la derecha más conservadora, sin dejar afuera posturas francamente anarquistas, este espectro ideológico representa un peligro para AMLO con resultados totalmente imprevisibles para él y para el país. Fundamentalmente, se pueden identificar claramente cuatro tribus: I. El grupo pro-Cuba y los bolivarianos. Yeidckol Polevnsky, Héctor Díaz Polanco, Martí Batres (presidente de la Mesa Directiva del Senado) y otros partidarios del sistema comunista dictatorial de Cuba. II. Mario Delgado, presidente de la Coordinación Política de la Cámara de Diputados, de tendencia moderada y buena experiencia política. Integrante de los amigos personales de López Obrador, quienes actúan en el partido y en el gobierno, pero que están disgregados. III. Claudia Sheinbaum, actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, acompañada del grupo Democracia Deliberada, cuyo líder es Gerardo Esquivel. La secretaria del Trabajo y el secretario del Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, son partidarios también, en forma dividida, del régimen cubano y boliviano. IV. Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado, acompañado de amigos de López Obrador y de senadores y diputados de tendencia moderada. Existen muchas otras personas de tendencias moderadas en la militancia de Morena, tanto en Hacienda, como en

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el Seguro Social, en Pemex y diversas gobernaturas que se tendrán que ir dibujando lentamente a través del sexenio. El verdadero problema consiste en que actualmente no se vislumbran grupos de oposición con una ideología clara y objetiva, ni el PAN, el PRI o el PRD, ni ningún grupo o movimiento con visos de recuperación y liderazgo. Pero si en estos cinco años, surge un partido opositor, o con una propuesta distinta a la oficial, este deberá tener tres características fundamentales: 1. No surgir como enemigo de López Obrador como única bandera. 2. No surgir como enemigo de los programas sociales de López Obrador y defender el lema de los pobres primero, a fin de darles continuidad. 3. Apoyar a los factores de producción, a los empresarios y continuar el rescate de la CFE y de PEMEX. En resumen, un partido que surja como contrapeso, no como una comparsa de izquierda ni como remedo de la derecha derrotada, sino como un partido auténticamente “de centro”, con consciencia social y de productividad como armas de desarrollo, en armonía con los valores reales del México moderno. Hay que recordar y reconocer que, aun con tropiezos y fallas, nuestro país ha logrado sobresalir en el contexto mundial y puede convertirse en una economía destinada a ser una de las diez más importantes del mundo. De nosotros depende. Tropo Marcos Constandse. Empresario cancunense. Autor de los libros Yo soy nosotros. Una visión transpersonal del mundo (Diana, 2002) y Ecología y espiritualidad (Diana 2003). Su más reciente libro es Déjalo ser, una novela sobre la historia de Cancún. Correo-e: marcos@xcaret.com


f o t o g r a f í a

Campaña de la Fundación WWF “Respiramos lo que compramos”.

La Natura y su aliada de plata Por Angélica Mercado

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ntes de crear, imaginamos. Suena coherente decir que nuestro imaginario en sí, es una recreación personal de las piezas gráficas que pintan el contexto y el entorno que habitamos, y que será la naturaleza de las mismas y la propia experiencia, lo que defina nuestra percepción, tan individual como infinita. Así conocemos el mundo, lo hacemos nuestro cada que lo imaginamos y poco a poco todo se convierte en explícito; aprendemos a confiar en nuestros ojos para participar activamente en él, aprendemos a quererlo y por tanto, a cuidarlo. En gran medida, el planeta nos ha sido presentado en fotografías. Conocemos lugares lejanos, animales en extinción y hasta microorganismos gracias a ella; y, debido a ella, podemos crear conciencia al respecto también. Ya somos una generación que tiene una clara noción del valor de la naturaleza y del contundente impacto que tenemos sobre ella. La fotografía, como arte aplicado a las ciencias,

nos ha acompañado, o más bien, guiado, en el camino hacia un entendimiento sobre nuestro entorno, nuestra flora y nuestra fauna. Como un tipo de enamoramiento a distancia, una imagen de la naturaleza nos cautiva con la sorpresa de sus colores o la armonía de sus proporciones. Ya sea una detallada descripción de seres vivos o la aparente generalidad de un ecosistema presentado como paisaje, la fotografía de naturaleza nos invita a querer estar presentes, a ser parte activa de lo que vemos. La naturaleza mueve fibras cuando nos relacionamos con ella y la fotografía tiene un efecto similar en nosotros. Además de admirarla, nos invita a reflexionar, y actualmente, podemos compartirla con la inmediatez de un rayo, lo que ha permitido que el impacto de una imagen sea colectivo al hacerse viral. A 200 años del reconocimiento visual del mundo natural de Humboldt, podemos caminar por ahí con nuestro celular e identificar una planta con tan solo fotografiarla y registrarla en una app. Existen opciones para todo y tan específicas como desees: qué hongo puedes comer, qué tipo de helecho encontraste en tu caminata por la selva o, bien, registrar tu úl-

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f o t o g r a f í a timo hallazgo de flora o fauna. Para la sociedad que vive una cultura visual sin precedentes, la influencia de la imagen fotográfica constituye una poderosa herramienta en la comunicación social de la ciencia; la fotografía nos explica con paciencia y a detalle datos complejos que se traducen en bellos secretos y sinceros consejos sobre nuestro entorno natural. Si bien las apps te ahorran libros y tiempo, en ningún modo sustituyen la actividad del fotógrafo naturalista, quien se ha convertido en parte esencial de los trabajos de campo de biólogos y exploradores en busca de nuevas tierras, plantas y animales. Muchos de ellos han llevado al descubrimiento de especies o hechos relevantes, y se puede decir que la fotografía de naturaleza, como resultado de un trabajo meticuloso y arriesgado, resulta ser la evidencia perfecta para científicos. Además de proporcionar el tiempo necesario para la observación como método de estudio, también certifica hechos relevantes o inusuales, como puede ser el avistamiento y registro de especies que se pensaban extintas desde hace décadas. El papel de la fotografía en la investigación, documentación y divulgación de la naturaleza, así como en la conservación y educación medioambiental, ha sido crucial, ha favorecido el estudio y análisis de la naturaleza en una forma más puntual y ha permitido profundizar aún más en la labor de los científicos y exploradores. Desde su inicio, la fotografía ha propiciado el desarrollo de la ciencia en casi todas las ramas del saber. Para 1843, solo cuatro años después de la aparición oficial de la fotografía, Anna Atkins publica los resultados de un trabajo que potenció la fotografía en las ciencias, y lo hizo sin cámara. Se trata del primer libro ilustrado exclusivamente con fotografías, “Fotografías de algas británicas: Impresiones de cianotipia”. Anna usó el recién inventado proceso fotográfico de la cianotipia para compartir con el mundo la información contenida en el manual del botánico inglés especialista en algas William Henry Harvey, donde describía los diminutos especímenes que él mismo había recolectado y que eficazmente había identificado; un pequeño detalle atrajo la atención de la creativa botánica, el libro prescindía de imágenes, por lo que decide realizar su propia versión ilustrada aplicando las nuevas técnicas y procesos en fotografía para, así, mejorar la difícil tarea de dibujar especies tan pequeñas. Su formación complementaria en las artes generó un hermoso y trascendental trabajo. Además de ser un extenso y arduo proyecto de recolecta y registro, su fotografía explora la belleza natural de forma competente e innovadora, demostrando la importancia práctica de la fotografía para disciplinas no artísticas. Además de abrir una nueva era para la documentación y divulgación de la botánica, entre otras ciencias, Anna Atkins nos susurró con gracia el poder de una fotografía como documento que avala, que informa y que trasciende.

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Sargazo. Cianotipo de alga de Anna Atkins. La novedosa técnica consistía en colocar un objeto sobre una hoja de papel sensible a la luz y exponerlo al sol para producir un dibujo. El resultado es un fotograma —una fotografía sin cámara—. Cuando el papel es emulsionado (untado con una solución) a base de sales de hierro, la acción de la luz las convierten en sales ferrosas que al enjuagar con agua, resulta un color azul Prusia, característico de la preciosa cianotipia. La disposición del espacio, el pie de imagen y la calidad del proceso reflejan la inventiva y destreza de Anna, su legado ha enriquecido ambas materias: botánica y fotografía.

Desde entonces, la fotografía responde a la necesidad global de conocer, estudiar, defender y preservar nuestro entorno natural; el activismo a través de la fotografía ha resultado tan eficaz que afortunadamente, ya es una alianza inquebrantable. La función del fotógrafo de naturaleza se ha camuflado en la producción misma de su arte. Fotografiar la vida salvaje implica horas y horas de trabajo en condiciones, la mayoría de las veces, extremas. Dejemos a un lado el peso y costo del equipo que se requiere para hacer el trabajo; el esfuerzo físico, mental y emocional invertido es proporcional al compromiso de estos héroes de la lente. En mi experiencia personal como fotógrafa, mi primer encuentro con esta disciplina fue en Isla Contoy. Mi asignación era fotografiar aves que no conocía y que aluciné esperar, quieta y en silencio, a que atravesaran mi vista. A partir de ahí, comencé una “etapa verde”. Para


f o t o g r a f í a

Fotografía: Antonio Hirtz

mi segunda asignación, tuve que prepararme al menos dos meses antes para salir de expedición con los biólogos a la selva. Tomábamos vitamina B12 y consumíamos mucho plátano, entre otras indicaciones, para resolver la cuestión de los piquetes de moscos; leí y leí sobre fungi (hongos) para saber qué ver y cómo fotografiarlos; prácticamente entrené para la asignación. Una vez en el proceso del trabajo de campo, descubrí que mis expectativas sobre el proyecto nada tenían que ver con el aprendizaje obtenido. Para empezar, subestimé el poder de la humedad (los hongos se encuentran iniciada la temporada de lluvia de verano), y a los dos días de no bañarme (los olores de jabón y similares atraen insectos) empecé a reconocer la importancia del espacio personal. También aprendí sobre segundos largos y a apaciguar el dolor por calambres, a valorar la herbolaria maya y su maravilloso efecto en nuestros piquetes y dolores, entre otras curiosas habilidades que obtuve. Se puede decir que agudicé todos mis sentidos. Aprendí a respetar cada parte, viva o no, de lo que me rodea, que la información salva (nunca corras si ves un jaguar o un jabalí ni toques un Chechen sin antes ubi-

Art Wolfe

car al Chacah) y, por encima de todo, que hay que reconoce la entrega de quienes dedican su vida a este tipo de fotografía. Muchos fotógrafos esperan meses o años para una toma, otros suben o bajan a lugares desconocidos, arriesgando su vida para mostrarnos un pedazo del mundo y lo hacen con la destreza y honestidad suficiente para sensibilizarnos. Vale la pena conocer su trabajo, te invito a navegar Mosaico Natura México, una ventana a la riqueza y patrimonio natural de nuestro país documentada por fotógrafos mexicanos o el banco de imágenes de la CONABIO, donde encontrarás bellas imágenes de especies ya clasificadas. Desde las crudas imágenes construidas para las campañas de WWF (imagen del encabezado) hasta la curiosa divulgación de especies en extinción que Canon publica a manera de anuncio publicitario en National Geographic desde hace casi 30 años, o bien los clásicos y elegantes paisajes de Ansel Adams o las poéticas imágenes sobre nuestra relación con los animales de Gregory Colbert, la fotografía de naturaleza nos brinda “un diario gráfico del planeta” a partir del cual construimos un imaginario colectivo que nos permite conectar y crear. Tropo

Frans Lanting

Fritz Pölking

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Antonio Hirtz

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ANTONIO HIRTZ. Apasionado por la imagen desde la infancia, Antonio Hirtz experimentó inicialmente con la pintura y el dibujo, y luego derivó hacia el arte de la fotografía debido a un “accidente” en su proceso creativo. Admirador inexorable de la naturaleza en general, este fotógrafo, perfeccionista y sagaz, busca transmitir la magia de la vida silvestre y los paisajes, ese momento exacto en que “la luz ayuda a pincelar” y a convertir el instante efímero en algo permanente a través de la imagen. La imagen, dice, “ayuda al espectador a contemplar lo hermoso que es la conservación y protección de los animales y su entorno”.

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Articles inside

Antonio Hirtz

1min
pages 64-65

La Natura y su aliada de plata

7min
pages 61-63

Parásitos, nosotros los pobres y ustedes los ricos

5min
pages 56-57

Repensar los movimientos sociales

6min
pages 50-52

Morena, el verdadero peligro de López Obrador

6min
pages 58-60

El héroe y los mitos en el mundo moderno

7min
pages 47-49

Mexicoland de Jaime A. Sandoval

2min
page 46

Entre los rotos

2min
page 45

Cronología de la poesía en Quintana Roo

20min
pages 24-29

Una mirada intimista y honesta sobre el proceso de adopción

3min
page 44

Se debe decir “buen día” o “buenos días”?

10min
pages 39-41

Jung y el escenario interior

9min
pages 33-35

Taminchi y el arte visionario amazónico

4min
pages 36-38

Nosotros somos de Cancún

10min
pages 20-23

De cuando el padre Cardenal se rio de mí

15min
pages 7-11

Para amar a Cancún hay que entenderlo: Tiziana Roma

13min
pages 16-19
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