Saxa Stefani Irizar. Psicólogo, investigador y docente.
En nuestra historia moderna, las guerras mundiales supusieron pérdidas humanas y económicas de inmensas proporciones. Sin embargo, hoy estamos atravesando la peor crisis jamás contada, y ello se debe a cuatro motivos:
● tiene un alcance global (sobre casi toda la población del mundo). ● supone un cambio radical de nuestra vida cotidiana.
● tensiona o colapsa los sistemas sanitarios de las diferentes regiones y países. ● existe incertidumbre sobre la capacidad de su resolución. A diferencia de las guerras, el peligro ya no se mide por las estrategias y fuerzas militares de unas naciones contra otras; el enemigo es ahora biológico, invisible a nuestros ojos y se extiende por todo el planeta, provocando que el contacto social humano deba ser modificado o suprimido. Si bien parte de la comunidad científica lleva años alertando sobre estos peligros, la amenaza tuvo que hacerse real para que los gobiernos y sus habitantes tomáramos conciencia de la gravedad de aquello a lo que nos enfrentamos, no solo como comunidades sino también como especie.