Apartes del Congreso
‘As Marías do Santiago’ Dice el libro del Eclesiastés que “cada tiempo de la vida tiene su hacer apropiado…” Un amigo de León, que vive en Madrid, participante en el X Congreso de CEATE, en Santiago de Compostela, se quedó pasamado ante la casa en que había residido durante sus años de trabajo en ‘concentración parcelaria’. Mi amigo José de las Heras Gayo se emocionó recordando sus años mozos: El paseo por debajo de de los soportales en los días de lluvia; el tañido de la ‘Beranguela’; el oloroso ‘ribeiro’; el delicioso marisco de las tapas en ‘El gato negro’ y sobre todo, el ambiente estudiantil que, al atardecer y acabadas las clases, se derramaba desde la plaza del Obradoiro hasta la entrada al Campo de la Estrella. –¡Qué hermosos años aquéllos! –exclamaba soñando en un ayer de cincuenta años. Las ‘Marías’, esas chavalas esculturadas que cogidas de la mano aún permanecen aquí, delante del Instituto ‘Rosalía de Castro’, eran el ‘terremoto’ de todos los estudiantes… –¿Las conociste?, –le pregunto. –¡Cómo no iba a conocerlas!... eran las novias de todos los estudiantes, catedráticos y soldados, sobre todo de los que acababan de llegar a Santiago. Recuerdo el primer día que llegué aquí, que me di un paseo de exploración con el abrigo de mi padre, que me había prestado y que olía a tabaco habano. Las ‘Marías’, que casi siempre estaban en la calle, me sorprendieron gratamente con un saludo cordial, provinciano. Sus ojitos encan-
Original monumento a ‘As Marías’, personajes populares a los que se refiere el texto de esta página.
dilaron no sé si con mi abrigo o bien con mi porte de mozarrón de León. –¿Las Marías, por lo que se entiende, fueron muy populares? –El que las ha inmortalizado ha logrado una autenticidad espléndida, muy bella. De ahí que quien ya estuvo en Santiago hace años, al verlas de nuevo ahora quiera fotografiarse con ellas. Permanecimos con las dos ‘As Marias’ (hay quien asegura que eran tres) un buen rato. Antes de ir a comer a una típica taberna de la ‘Rua da Raiña’ para luego subirnos a los tejados de la Catedral y gozar desde allí contemplando inéditas e insólitas
panorámicas de una ciudad que, aunque vuelvas cien veces, siempre queda algo por descubrir. Pero me queda algo por escribir: Acabado el Congreso y en la hora de las despedidas uno siempre lamenta tener que separarse de los anfitriones, más aún cuando de la mano de ellos, amablemente e incansablemente, te han traído y llevado a los lugares más insospechados. ¡Enhorabuena amigas/os de Galicia y gracias!
Bartolomeu Vallespir i Amengual Ex-director del Aula de Inca (Mallorca)
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