Portfolio 2019

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EDITA IG ESTUDIO CREATIVO para el Ayuntamiento de Carreño DÉPOSITO LEGAL AS-2.614/00 MAQUETACIÓN IG ESTUDIO CREATIVO PORTADA JOAQUÍN VIÑA COORDINA Alain J. Fernández Fdez. CONSEJO DE REDACCIÓN Hermenegildo Fernández González José Marcelino García Alain J. Fernández Fdez. ARCHIVO FOTOGRÁFICO Tito Aramendi Este Portfolio no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus colaboradores; tampoco se compromete a publicar los textos no solicitados. Quedan prohibida la repuducción, total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta publicación sin el consentimiento explicíto de sus autores, así como del editor.

COLABORACIONES María Viña, José Muñoz Álvarez, Juan E. Fernández Pandiella, Esther López Fernández y María Jesús González García.

INDICE 3 4

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AMELIA FERNÁNDEZ LÓPEZ SALUDA DE LA ALCALDESA

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ALFONSO CAMPUZANO UN PAR DE CAÑONES MÁS

20 MARÍA TERESA ÁLVAREZ EL CANDASÍN “MURO DE LAS LAMENTACIONES”

LAUREANO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ CANDASINA Y CANDASIN

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ALAIN FERNÁNDEZ MIRANDO ATRÁS

ASC CANDÁS MARINERO CANDÁS MARINERO

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IVÁN FERNÁNDEZ GARCÍA EN EL PRINCIPIO FUE LA MAR

MANUEL JAVIER AROCA IGLESIAS EL SUEÑO DEL EMIGRANTE

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HERMENEGILDO FÉRNANDEZ GONZÁLEZ UNA TRADICIÓN SECULAR

ERUNDINA BUSTO MENÉNDEZ EL ESNOBISMO QUE MARCÓ UNA RUTA

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LUIS ÁNGEL FERNÁNDEZ CRONOLOGÍA DE CARREÑO IV

AGUSTÍN ALONSO BISCAYAR CANDÁS ES MAR

ASOCIACIÓN CULTURAL

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ROQUE GARCELAN SAEZ MIGUEL ASENJO Y DANIEL LAMELAS, TORREROS DEL FARO DE CANDÁS JOSÉ MARCELINO GARCÍA FOTO DIAZ (LA CARABA) CANCIONES AL VIENTO BERTA GARCÍA-BARROSA CANDIA EL CLUB CARREÑO DE LA HABANA

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LAUREN GARCÍA POETA AL ALBA

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JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ CUERVO LA MUCHACHA DE CANDÁS

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MANUEL MENÉNDEZ SANTOS EN RECUERDO DE ISABEL SERRANO CORTINA

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MIGUEL MENÉNDEZ VIÑA SUS LÁGRIMAS ERAN YA HISTORIA (O LA INVENCIÓN DEL SELFIE)

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LOLI MONZÓN XXVIII SALÓN DE TEATRU COSTUMISTA ASTURIANU Y GALA DE LOS “PREMIOS AURORA” ARTURO MUÑÍZ FERNÁNDEZ LAS COMUNICACIONES DE CANDÁS EL FERROCARRIL DE CARREÑO ALFREDO PEREZ PANTIGA APARICIÓN DEL CRISTO DE CANDÁS

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PREGÓN DE LAS FIESTAS DEL STMO. CRISTO 2018 CARLOS PRENDES VIÑA

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CHERES QUINTIN YO TENÍA UNA CASINA

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JOSÉ LUIS R. ARTIME LA VIDA EN CUATRO FUENTES

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JESÚS JERÓNIMO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ ALUMNOS DE CANDÁS EN EL REAL INSTITUTO ASTURIANO (1794-1799)

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EDUARDO ROMÁN GARCÍA

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FÉ SANTOVEÑA ZAPATERO

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MARÍA JOSEFA SANZ FUENTES CANDÁS. SU RELACIÓN CON OTROS PUERTOS CANTÁBRICOS HACE CUATROCIENTOS AÑOS

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JOSÉ HORACIO SERRANO FERNÁNDEZ

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MANDY VELASCO

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LA RUTA CLARINIANA SNOB POR CANDÁS LA MANTA CANDASÍNA: IDENTIDAD CARREÑENSE

ALBERTO

CONCURSO INTERNACIONAL DE FOTOGRAFÍA DIGITAL LA MINA Y LA MAR 2018

JOSÉ VIÑA SERRANO “VIÑA” “HASTA SIEMPRE COLEGUIS”

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TODA UNA VIDA

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ÁLBUM PARA EL RECUERDO

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EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS

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POESÍA EN BABLE

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SIGNO, HUELLA Y MEMORIA


PORTFOLIO DE LAS FIESTAS DEL STMO. CRISTO DE CANDÁS. 2019. EDICIÓN LIV

SALUDA Alcaldesa de Carreño

AMELIA FERNÁNDEZ LÓPEZ A la vuelta de la esquina están ya, a mediados del mes de Septiembre, unas fechas que cada año vienen fuertemente señaladas en el calendario de todo candasín y carreñense, las Fiestas del Stmo. Cristo, de las que, siempre, estemos donde estemos, con orgullo presumimos. Va pasando el verano, y sin que nos demos cuenta llegamos al culmen de él con la arribada de nuestra fiesta mayor. Durante todo este tiempo de vacaciones, de buen tiempo para disfrutar, las puertas de nuestra villa se han ido abriendo de par en par para recibir a visitantes, amistades y personas conocidas fieles a su cita estival. Nuestras calles se han llenado de nuevos sonidos, de diferentes eventos y festividades. Hay más niños y niñas felices jugando por nuestras plazas y jardines, los establecimientos hosteleros permanecen abiertos más tiempo, se oye la música de las verbenas … Son meses de cambios de ritmo, de distensión, de mayor convivencia y confraternización vecinal. Es el verano que nos llama a sentir la dicha por paseos y playas, por nuestros bellos rincones a las orillas de la mar, que es cuando más se observa y amplía la nostalgia, adentrándonos en ella a través de los recuerdos. Es todo un placer poder dirigirme nuevamente como Alcaldesa de Carreño a mis vecinos y vecinas, auténticos protagonistas de nuestras fiestas, invitándoos a salir a las calles junto con amistades, familiares y visitantes, al objeto de compartir estas fiestas con alegría y diversión y dando ejemplo de convivencia, respeto y civismo. De este modo, y a través de las páginas de este Portfolio, renuevo y envío nuevamente mi afecto y saludo más cordial a todo el vecindario, a todas las personas que han elegido nuestra villa para vivir y/o trabajar, sean del lugar que sean. Os deseo, especialmente a personas mayores, salud, sosiego y bienestar social y familiar. A la juventud alegría y confianza en el porvenir. Y para todos y todas ánimo e ilusión para emprender nuevas singladuras que hagan de Candás y de Carreño un pueblo que aumente su riqueza cultural, siga avanzando en el desarrollo de sus infraestructuras, la lucha por la mejora el medio am-

biente y la atención sociosanitaria. Que el tejido social de nuestro pueblo llegue a ser entre los mejores de Asturias contando siempre con la ayuda y colaboración de todos los y las que estamos: agentes políticos, económicos, sociales y culturales. No quiero dejar pasar esta ocasión sin destacar públicamente la gran labor desarrollada desde las Concejalías de Festejos y Turismo, agradeciendo a todos aquellas personas y entidades que con ellas colaboran: Peñas marineras, Asociaciones, Hostelería y hotelería, colaboradores/ as de este Portfolio, Policía Local, Servicio municipal de obras, Asamblea Local de Cruz Roja, informadoras turísticas y vecindario en general, por su magnífico trabajo, no sólo por conseguir que la participación ciudadana sea máxima, sino también por lograr que Candás brille intensamente y con luz propia, preparada para recibir a numerosos visitantes que se acerquen a nuestra villa marinera con la finalidad de disfrutar de sus gentes y tradiciones, pues como ya sabemos y podemos decir bien alto, no existe pueblo más festivo y alegre que el nuestro. Miramos con afecto nuestras tradiciones, que debemos respetar y conservar. Pero siempre con la vista puesta hacia un horizonte de futuro, que deseamos sea cada vez más próspero y mejor para nosotros y las nuevas generaciones. Días de alegría, de deleite, de amistad, de acogida, de compañía, de camaradería, de participación común entre, mayores, jóvenes, niños y niñas, en las actividades y eventos programados. Días también de espacio para el reencuentro con nuestras costumbres y el sentimiento de la nostalgia por quienes nos faltan. Reitero, pues, mi deseo de unas felices fiestas del Santísimo Cristo de Candás, Patrón Mayor de todas las Cofradías de pescadores de Asturias. Vivámoslas en compañía haciendo un paréntesis en nuestra vida cotidiana para luego volver a lo habitual con renovadas energías y con una perspectiva diferente. ¡Felices fiestas del Stmo. Cristo 2019! 3


PORTFOLIO DE LAS FIESTAS DEL STMO. CRISTO DE CANDÁS. 2019. EDICIÓN LIV

Candás es Mar Caminé rompiendo la arquitectura de las olas, atrapado entre mis pasos sueños y nostalgias; navegué escorado hacia el destino dudando de la amplitud de aquellas olas: alborada perfecta de luz y sonido sobre la mar quieta de la ausencia. Era entonces el tiempo de los silencios eternos sólo quebrado por la palabra sublime de la brisa, modelando para siempre ese mirador mágico a cuyos pies nacen todos los momentos. Nace la vida. Rodillero eterno. Caminamos dibujando en este mar sin pausa adonde llegan sonidos y emociones nombrados desde tiempos ya pretéritos, donde se esculpieron hombre con aire y sal a golpe de esfuerzos y siniestros. Sal, arena y mar escriben ahora tu nombre en la bajamar de cada día sobre la arena virgen de la ausencia, mezclando en la rompiente de las olas angustias, esperanzas y todos los nombres de esta historia. Rodillero eterno. AGUSTÍN ALONSO BISCAYAR

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PORTFOLIO DE LAS FIESTAS DEL STMO. CRISTO DE CANDÁS. 2018. EDICIÓN LIII

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PORTFOLIO DE LAS FIESTAS DEL STMO. CRISTO DE CANDÁS. 2019. EDICIÓN LIV

MARÍA TERESA ÁLVAREZ

El candasín

“Muro de las Lamentaciones” Un tiempo después de quedarme viuda empecé a venir a Candás con más frecuencia. Recuerdo que uno de los días que bajaba a pasear al muelle escuche como alguien preguntaba por una persona, y mi sorpresa fue enorme cuando escuché la respuesta, -Está sentada en el Muro de las Lamentaciones. Inmediatamente pensé en Jerusalén, pero ¿como iban a saber lo que estaba haciendo la amiga, que supuestamente se encontraba de viaje en Israel, en aquellos momentos? Además en el Muro de las Lamentaciones, uno no puede sentarse a no ser que lleve una silla y la sitúe cerca. Comenté mi extrañeza con las personas que iba y en un instante despejaron mis dudas. -Pero ¿cómo es posible que no conozcas el Muro de las Lamentaciones? Claro que lo conozco- respondí. Afortunadamente he estado en Jerusalén, y he visitado los restos del antiguo templo en más de una ocasión. Es el lugar más sagrado para los judíos. -No- exclamaron riendo- nos referimos al “Muro de

las Lamentaciones” de Candás. Hace años, al realizar obras delante del antiguo ayuntamiento, crearon ese pequeño muro que tiene un banco adosado. Y casi desde el primer día, lo llamaron así. No tenía ni idea- confesé- e inmediatamente quise conocer la razón, el porqué de ese nombre. -Es muy sencillo. Al estar al abrigo del viento, muchas personas mayores se sientan a calentar sus huesos al sol... y cuando después de un rato intentan levantarse, es normal escuchar sus quejas ante los entumecidos músculos que se niegan a obedecer. Debo reconocer que me reí con ganas y también que me agradó mucho comprobar como en Candás sigue vivo el ingenio. Un ingenio que fue capaz de crear motes, cognomentos, apodos a todos sus habitantes desde tiempo inmemorial. Unas veces inspirados en defectos de la persona, otros por su trabajo, por su procedencia o por sus aficiones. Algunos lo llevan como lo más natural y a otros les molesta. Recuerdo que en una ocasión necesitaba poner el nombre de dos candasinas de toda la vida, que

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me habían facilitado información sobre un escrito, y les pregunté el apellido. Fefa (que en paz descanse) y Cuca, que eran las interesadas, dijeron al unísono, -Apellidos no, que nadie nos conoce. Pones; Fefa la Cervera y Cuca la Ñarea. Confieso que a mí tampoco me disgusta que se refieran a mí con el apodo de mi familia materna “los Carretilla” y “Bardasquera” o “Casa Peña” y “Laudino el fontanero”, por parte de padre. A mi marido le encantaba que le hablara de este tema, Él que tenía gran sentido del humor disfrutaba conociendo el amplio abanico de apodos de los candasinos. De hecho, y así creo que ha quedado reflejado en la prensa, cuando en el año 2008 vino a Candás a pronunciar el pregón de las Fiestas del Santo Cristo, aseguró, desde el escenario, sentirse muy orgulloso de haber emparentado con los “Carretilla”. Decía, al comienzo de este artículo, que me había alegrado comprobar cómo el ingenio candasín sigue vivo y es verdad, pero no es tanta verdad que me haya sorprendido mucho, porque hace unos años ya tuve la certeza de su vigencia, cuando comprobé cómo unos chicos jóvenes se referían a mí como la tía del “Marañuelo”. Ese era el apodo que le habían puesto a uno de mis sobrinos por su afición al riquísimo producto candasín. Mi sobrino mayor inauguraba tal vez una nueva dinastía, porque el mote que le habían puesto podría llegar a convertirse en apodo. Ya que, según los estudiosos, el apodo nace con una intención que pretende diferenciar y se transmite de una generación a otra, mientras que el mote, nace con una finalidad peyorativa, y en su origen se refiere a una sola persona, pero con el paso del tiempo se puede convertir en apodo. Indudablemente tanto unos como otros son muestra clara del ingenio que, sin duda, a veces va tintado de “cierta mala idea”. Sebastián de Covarrubias, el lexicógrafo, capellán del rey Felipe II, autor del “Tesoro de la Lengua Castellana o Española”, decía que los motes o apodos son, “cosa de mucha gracia e ingenio” y aseguraba que el apodo “vale tanto como una sentencia dicha con gracia y pocas palabras” Pero volviendo al tema que nos ocupa, les puedo asegurar que el “Muro de las Lamentaciones” candasín, es un lugar ideal para resguardarse del nordeste. Situado enfrente del Paseín, es mirador perfecto para

controlar a todos los que bajan a disfrutar de un paseo cerca de la mar y también a los que suben hacia el centro de la villa. Y además, cuando la Banda de Música de Candás ofrece conciertos, se constituye en palco excepcional para disfrutar de la buena música. Doy fe de la idoneidad de su ubicación, pues una tardevenciendo los prejuicios que apuntan a que allí solo se sientan las personas mayores y achacosas, siendo yo mayor y pasando en aquellos momentos por ciertos problemas de movilidad- decidí sentarme en él. Fueron tan agradables los momentos que allí pasé, bajo el tibio sol abrileño, que al día siguiente supe cual sería mi tema para el artículo del portfolio de las Fiestas del Santo Cristo de Candás. 7


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ASC. CANDÁS MARINERO

Candás marinero, ASOCIACIÓN CULTURAL

Un año más atendemos la amable invitación para escribir en el portfolio de las Fiestas del Cristo de Candás. Hemos aceptado el reto de describir todas las actuaciones más relevantes que durante el año hemos desarrollado, en la responsabilidad de mantener y conservar nuestras tradiciones y el amor a nuestro pueblo. Toda nuestra labor, como es sabido, se sustenta en cuatro pilares: El primero de ellos y no menos importante: Colaboración, que la lleva en su genética la “Asociación Cultural Candás Marinero”, tanto con los medios audiovisuales, radiofónicos y gráficos, que tienen como único fin el engrandecimiento de nuestro Concejo, y dar a conocer la mejor cosecha que podemos dar. Programas de la Televisión: TPA, TVE, Manganos; Emisoras de radio: Cope, RPA, Radio Cantillana (Sevilla), etc. Sonaron a través del año, tanto en sus plataformas como en las redes sociales, ya que 4000 personas nos siguen con cierta asiduidad, dando en buena medida nuestra aportación sobre el conocimiento y actividades de nuestro Concejo El segundo de ellos traducido en un sentido Homenaje a los homes y muyeres de las fábricas de conserva, ligados a otros pueblos, como este último que ha sido San Juan de la Arena. Villa inminentemente marinera y conservera, donde los lazos de unión entre las dos localidades marineras han ido a parar algunas de nuestras familias dando de sí lo mejor de sí mismos, tanto a nivel conservero 8


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como pescador. Pues no en vano hoy aún conservan el monumento funerario: Al hombre bueno, que realizó nuestro querido escultor Antón por expreso encargo de la casa Albo allá por el año 1932 El tercero, una de nuestras mejores cosechas, que ha sido el Homenaje a todas la Parroquias de Carreño, porque Candás y la mar, no se pueden comprender sin nuestros agricultores y viceversa, porque han sido, son y serán fundamentales en el devenir de la historia de nuestro Concejo. La necesaria y generosa contribución de todos nuestros parroquianos nos llena hoy de emoción y de gozo ante tal respuesta. ¡Qué difícil es lograr una meta sin colaboración! Nosotros pusimos el alma en ello para poder estar a su altura en la I Exposición fotográfica de Carreño y sus gentes que horas tras horas de trabajo, hoy nos hacen más sensibles ante el resultado obtenido: 720 fotografías hicieron justicia de lo que nuestras parroquias se merecen. Familias enteras llenaron la antigua Fábrica de Ortiz para visitar a sus antepasados. Hubo emoción a raudales, pues tocamos la fibra más sensible: el corazón. Participando en el éxito todos ellos que nos animaron y empujaron hacia la meta. De nuevo gracias a todos ellos, porque con su reconocimiento nos sentimos ya pagados. Porque como decía algún que otro parroquiano de nuestras aldeas ¡Menos mal que alguien se acuerda de nosotros! La promesa no solo quedó cumplida, sino que hemos dicho que mientras Candás Marinero exista, siempre tendrán nuestras Parroquias un apartado en nuestras actividades. El cuarto pilar es la colaboración con asociaciones y estamentos municipales autonómicos, que a veces han requerido de nuestra ayuda, para hacer programas como, por ejemplo, el Homenaje a las Rederas de Asturias; Ruta de oficios marineros de nuestra Villa y sobre manera la digitalización de los archivos históricos de nuestro concejo, uno de los mejor dotados de Asturias y que animo a conocer más profundamente. Todas nuestras actividades han sido apoyadas por todos los estamentos municipales y

agrupaciones culturales del municipio, que gracias a ellos hoy podemos ver un futuro halagüeño. Mostrar nuestro agradecimeinto a la colaboración ciudadana, que con sus: ideas, fotografías y consejos, las haremos posibles en un futuro próximo, que van formando un patrimonio que es la historia de nuestra comunidad. Finalmente enviaros un cordial y entrañable saludo, para todos. Tanto a los de casa como a los visitantes con el propio calor que funde los sentimientos y la amistad que irradia nuestro pueblo con el saludo incorporado del pueblo que sabe abrir su corazón a cuantos vienen a él. 9


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MANUEL JAVIER AROCA IGLESIAS

El sueño del emigrante Volver a toda costa a la quintana, allá donde quedó mi pensamiento prendido de un jirón de bruma y viento, al embarcar un día hacia La Habana. Regresaría hoy de buena gana a Guimarán, y en mi obsesión ya siento la brisa y el aroma –dulce aliento– de la tierra, la sidra, la manzana… Desde esta orilla atisbo un mar soñado que nos une y, al tiempo, nos separa de todo cuanto allí quedó enraizado. Y pienso: si en gaviota me encarnara, volando cruzaría al otro lado… Así, tal vez, mi alma retornara.

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El Esnobismo

ERUNDINA BUSTO MENÉNDEZ

que marcó una Ruta En primer lugar quiero agradecer una vez más la invitación recibida para participar en esta revista, porfolio, que todos los años en Septiembre sale a la luz siendo muy esperada por la gente de Candás, pues además de transmitir diferentes artículos relacionados en la mayoría de los casos con el concejo y su capital nos aproxima a la más tradicional fiesta como es la del Santísimo Cristo de Candás, de gran arraigo y veneración en este pueblo.

conocía bastante la prolífera obra de Clarín pero me llamó la atención que se hubiera tomado como base de un nuevo recorrido uno de los cuentos morales de Leopoldo Alas. Reflexionemos antes sobre este vocablo inglés, anglicismo que aún no está lo suficiente claro para algunos lingüistas pero que en general concluyen en el sentido de persona con afectación, que imita la maneras, modas, lenguaje y opiniones de aquellos a quienes considera distinguidos o de clase alta con el fin de aparentar ser igual que ellos. Etimológicamente procedería de la palabra latina “ sine nobilitate” - sin nobleza-, aplicado en la sociedad inglesa a personas que no tenían un oficio o rango considerable. Clarín demuestra gran modernidad al utilizar dicho anglicismo como título de uno de sus cuentos pues en la literatura española no era muy prodigado en esa época. “Snob” es uno de los 28 cuentos morales que Clarín publicó en 1896 en los que le interesaba la observación interior de los personajes, su conducta, su psicología, su voluntad y sentimientos. Según algunos críticos se trata de un cuento de balneario. Fueron muchas las alusiones a Carreño y Candás en la obra de Leopoldo Alas, tanto en sus cuentos (El cura del vericuetu, Cuesta abajo, Doña Berta, Viaje redondo, Boroña, Cuervo, El sombrero del señor cura, entre otros), como en su obra maestra “La Regenta”, donde varias veces se refiere a Palomares, lugar de ocio y descanso de la protagonista Ana Ozores y que supuestamente es Candás o incluso extensible a Carreño; nos habla de puerto pequeño, pesquero y lugar de baños, sede de un santuario de importancia. En el caso de la ruta Snob comienza precisamente en

Fueron muchas las alusiones a Carreño y Candás en la obra de Leopoldo Alas, tanto en sus cuentos, como en su obra maestra “La Regenta” [...] En trabajos anteriores casi siempre abordé temas relacionados con las parroquias rurales: edificios con historia, personajes memorables, (Alas Clarín, Antón de Marirreguera, Benito Pérez Valdés el botánico entre otros), celebraciones y rutas como las rutas clarinianas que recorren diferentes pueblos de Careño; sin embargo en el presente artículo haré referencia a una nueva ruta clariniana, en este caso ruta urbana, que ha sido establecida por el Ayuntamiento y que sirve de reclamo, cómo no, para el heterogéneo turismo cada vez más creciente que visita la capital. Pues bien, la primera vez que yo me topé con la placa que indicaba el comienzo de la ruta me sorprendió un tanto, al tratarse de la ruta Snob; por supuesto que yo 12


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la playa de la Palmera y puerto pesquero, acabando en el parque de Santarúa y fuente del mismo nombre. El recorrido, señalizado con ocho paneles desde su comienzo a su fin, incluye además del puerto y la playa la Antigua Fábrica Ortiz, La Casa de la Farmacia, La Plaza de La Baragaña, Casa de Agapito del Busto, Teatro Santarúa y finaliza en el citado parque con su famosa fuente que hace a la gente aguda. Este breve recorrido inspira a Clarín para escribir su cuento: Rosario Alzueta, apodada la Africana, joven hermosa, cansada de ser admirada por aquellos que la contemplan en la playa y otros lugares de ocio en la villa, llega a despreciar a sus admiradores; es hermosa pero artificial y vanidosa, se mueve en la frivolidad y cursilería. Cierto día llega a la playa de la Palmera un apuesto noble inglés y entablan amistad, es entonces cuando Rosario hace alarde de toda su frivolidad y afectación hasta que una noche de concierto en el parque, escucha una conversación entre el noble inglés y un distinguido amigo llegado de Biarritz que la califica de

“Snob”, Rosario, ignorante del significado de tal palabra, pregunta a un profesor de retórica del contenido y al escuchar lo de vulgaridad, presunción y necedad, se da cuenta entonces de que eso implica todo lo contrario a lo que ella se consideraba. Esta trama tan sencilla nos lleva sin embargo a reflexionar sobre el ambiente que se vivía en Candás en aquella época (finales del XIX) pues el cuento se publicó en 1896. Como ya sabemos Clarín desde su infancia hasta su muerte pasó muchos veranos en su finca de la Rebollada, Guimarán, y era un hombre de salud quebradiza que en alguna ocasión le empujaba a disfrutar de los balnearios y por supuesto del ubicado en la playa de la Palmera. Época de grandes cambios, políticos, sociales y económicos. En el pequeño pueblo candasín hay una convivencia de pescadores, obreros de fábricas de conservas y turistas que llegan en busca de baños de mar y aire puro de los campos. Es entonces cuando la industria de las conservas tiene gran desarrollo. Las 13


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gentes humildes intentan aumentar sus ingresos de la agricultura con trabajos en el mar, sufriendo frecuentemente las tragedias de las galernas, los naufragios arrebataban a sus seres queridos. Esta clase obrera y sufrida contrastaba con otra foránea, pudiente, refinada en muchas ocasiones, que viene hastiada de la gran ciudad (Oviedo, Madrid, entre otras) a buscar la calma y beneficios de las aguas. Para Clarín estos intrépidos pescadores humildes y bondadosos sabían sobreponerse a sus desgracias y llevaban en su sangre los cantares que entonaban en el campo de la Baragaña y sobre todo llenos de fe en el Cristo milagroso que ya entonces eran una atracción para el turismo.

Precisamente en las obras de Clarín se encuentran alusiones. al campo de la Baragaña, escenario de cánticos y música. En el siguiente punto de la ruta, ya girando a la izquierda, en la calle Carlos Albo, nos encontramos con la casa de Agapito del Busto, que fue vivienda familiar hasta los años cuarenta que pasó a la familia de los Albo. Chalet de dos pisos y gran alero, decoración alpina con balcón galería en el segundo piso; la rodea una verja y pequeño jardín. Es digno de mencionar que aquí vivió temporalmente el escritor y crítico literario, perteneciente al Realismo del siglo XIX, que tuvo gran relación con Alas Clarín; Palacio Valdés tenía como esposa a Luisa Maximina Prendes Busto que era familiar de D, Agapito. Estos exponentes que nos rememoran el ambiente burgués de la villa candasina nos conducen al teatro Santarúa, lugar de gran interés cultural pues fue testigo de importantes representaciones musicales y de teatro e incluso aquí se instaló el primer cinematógrafo a principio del siglo XX. A medida que avanzamos por están ruta nos imaginamos aquel efervescente ambiente del que fue testigo el escritor en repetidas ocasiones. El punto final de la ruta lo marca el parque de Santarúa con su famosa fuente construida en 1779 de cuyas aguas se dice que hacen a la gente aguda; dicho parque, remodelado en época reciente, escenario de amenos bailes, y encuentro de jóvenes de distinta procedencia. Atrayente es la fuente con sus cinco caños de influencia barroca y neoclásica. Existía también un lavadero cubierto donde las mujeres de Candás, no sólo lavaban su ropa sino que intercambiaban los comentarios del vecindario. Actualmente hay un gran estanque custodiado por figuras de ranas.. Quiero acabar mi artículo recomendando a los lectores que aún no hayan disfrutado de esta ruta que la recorran y rememoren aquel Candás de finales del siglo XIX., que siempre tuvo algo especial y por supuesto en la actualidad sabe mantener ese aire festivo, cultural y hospitalario que deleita a los visitantes de distinta procedencia y pido que se potencie aún más esa inquietud musical, los encuentros de teatro, poesía, deporte y por supuesto la gastronomía que tanto nos deleita. Esta ruta clariniana es hoy escenario de mercados, desfiles, bullicio de gentes, pero afortunadamente no se palpa ese contraste de clases que Clarín trasmitió y el estereotipo de los nuevos ricos, que criticaba, el snobismo de Rosario Alzueta no perturbará la buena convivencia en la villa.

El cuento, refleja un Candás con mucha vida, con un puerto floreciente, pueblo de conciertos matutinos y grandez paseos [...] El cuento “Snob”, en el que se basa la ruta clariniana, refleja un Candás con mucha vida, con un puerto floreciente, pueblo de conciertos matutinos y grandes paseos; una villa donde ya había casa de huéspedes, cafés, fondas para los visitantes burgueses, que en ocasiones preferían Candás a Gijón o Salinas que era comparado con el famoso Biarritz. Todos los puntos de la ruta “Snb” nos reflejan el ambiente de aquella época pues la antigua fabrica Ortiz es un exponente del marcado desarrollo de la industria conservera, donde la mano de obra en su mayoría era de mujeres. Otro exponente de la clase burguesa es la llamada “Casa de la Farmacia” en dicha ruta, que debe su existencia a don Agapito del Busto (hermano de Braulio Busto, médico en Candás) que emigró a Cuba siendo muy niño. La Casa de la Farmacia de 1895, rematada con la estrella de David, hoy de variado uso, como vivienda particular y farmacia de gran solera en la planta baja. Seguimos la ruta y nos encontramos con la plaza de la Baragaña, que ha sufrido remodelaciones recientemente, lugar de encuentro, escenario de conciertos y otros diversos usos en la actualidad; en años anteriores fue una plaza imprescindible durante las fiestas del Cristo pues alli se hacían los bailes al aire libre con orquestas de renombre, la mayoría procedentes de Galicia. 14



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ALFONSO CAMPUZANO

Un par de cañones más Los cañones de a 24 libras de bala de Candás –que bien pudieron ser media docena–, que nunca entraron en liza para la que fueron fabricados, que tras apagarse las jornadas bélicas que dieron lugar al primitivo emplazamiento, frente a la bocana del puerto, durante el siglo XVIII, fueron abandonados cuando ningún sentido tuvo su mantenimiento posterior. Es de suponer que los lugareños, sin saber de quién partió aquella orden cívico-militar, trataron de olvidar la vivencia de jornadas angustiosas cuando los arrojaron pendiente abajo del prado que rodea el faro, cabalmente en el acantilado de la Punta de Cuirnu, por lo que unos se hundieron en el agua, mientras que dos de ellos permanecieron abandonados, aunque sembrados a la vista, para ser rescatados doscientos años

después, a finales del siglo XX, restaurados, colocados sobre sus nuevos carros porta-cañones/cureñas, anteriormente inexistentes, precisamente los dos que, desde 1998, fueron instalados en el Parque Escultórico-Recreativo –prau de Gervasia, próximo a la capilla–, situado al comienzo de la atalaya de San Antonio, y apuntando hacia la parroquia de Perlora con su desaparecida Ciudad Residencial Jacobo Campuzano (1). Estos dos cañones supervivientes hicieron un largo recorrido: el primer paso municipal, hacia 1984, fue rescatarlos del prado y colocarlos a la entrada del faro. El segundo paso, en torno a 1990, fue aparcarlos en uno de los encerraderos consistoriales, sito en la calle Pedro Herrero, entre infinidad de chatarra, material de obra, polvo. El tercer paso, ya en 1998, una

Fig. 1: Cañones supervivientes sobre sus cureñas. Agosto de 2014. 16


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Fig.2. Probable cañón en el muelle tierra. Julio de 2018.

Fig. 3. Probable cañón en el muelle raso. Julio de 2018.

vez adecentados y restaurados sobre sus renovadas cureñas (Fig. 1), fueron ubicados en la definitiva y magnífica situación actual. En un anterior artículo fechado en 1999 (2) se indicaba: dos más, como centinelas perpetuos, uno frente al otro, incrustados entre piedra y cemento, en la misma bocana del puerto. Con ello se hacía referencia a que uno de ellos aún está enclavado en el empedrado del muelle tierra (Fig. 2 y 4), mientras que el otro está en el muelle raso (Fig. 3 y 4), posiblemente desde la construcción del primitivo puerto, cinco siglos antes, o bien cuando se hizo una de las primeras reformas de mantenimiento, habiendo sido utilizados desde su posición a modo de norayes/bolardos/bitas, con o sin jarcias de amarre. Un hecho ante el que, para conocerlo de manera determinante, habría que obrar en consecuencia, es decir, el consistorio debería proponer la contratación de personal especializado, que perforara en profundidad, que extrajera los dos norayes/cañones, que averiguara arqueológicamente de a cuántas libras de bala fueron forjados y a qué époc pertenecieron, muy posiblemente anteriores a los actualmente expuestos, aunque parece evidente que tampoco fuero utilizados militarmente. Actualmente, aquellas personas que lo deseen, tienen

que conformarse con la observación del que está incrustado en el muelle tierra porque, desde que se transformó el antiguo puerto pesquero en novísimo puerto náutico, el muelle raso no se puede visitar por estar habitualmente prohibido el paso a toda persona ajena a la navegación de recreo, salvo cuando hay fiestas patronales con cucañas. La preocupación mayor de los pescadores de Candás fue, y aún continúa siéndolo, la primitiva construcción del puerto, que cada año atraía más arena e impedía el atraque adecuado de la flota. Entre cuatro y seis intentonas de ingeniería –que se sepa–, durante el siglo XX, fueron necesarias para intentar rectificar disparates precedentes –incluyendo el espigón–, sin conseguir solucionarlo, así que cuando en el horizonte candasín surgieron, primeramente, –allá por los años finales de los cincuenta del siglo pasado–, la Empresa Nacional Siderúrgica de España Sociedad Anónima (E.N.S.I.D.E.S.A.), asentada en el concejo de Avilés, y posteriormente –una decena de años después–, la empresa Unión de Siderúrgicas Asturianas Sociedad Anónima (U.N.I.N.S.A.), construida a las afueras de Xixón, hubo un cambio de mentalidad laboral, un auténtico subidón en la villa marinera y conservera de toda la vida, al poder mirar hacia el futuro, con optimismo, para poder sobrevivir. 17


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Fig. 4. Probables cañones en el muelle tierra, en primer plano, y en el muelle raso, en segundo plano. Julio de 2018.

De pronto, afloró la atracción fatal de la adictiva siderúrgica, en parte, porque las subvenciones otorgadas a esta incipiente industria eran superiores a las proporcionadas a la veterana industria piscícola, con lo que se terminó por ahogar a la corporación pesquera, de manera que los mareantes progresaron económicamente hacia un sueldo seguro y mensual; hacia un sustento que les concedía la tierra en lugar de la mar; hacia un bocado diario con el que alimentaban a la familia, hasta que terminó por conseguir la transformación de sus costumbres marítimas. Una empresa de fundición que consiguió captar tripulaciones enteras; que consiguió transformar paulatinamente el antiguo puerto pesquero en un nuevo puerto náutico, aunque no se hubiera solucionado el problema inicial, porque las mareas –vivas o muertas–, como la vida, no son estáticas, sino dinámicas, donde la arena va y viene. El océano Atlántico, cuando cambia de nombre por mar Cantábrico, no pierde su bravura, porque los ma-

rineros saben que la pesca es un trueque –moneda de cambio, tributo–, a base de vidas humanas en este inmenso holocausto planetario en el que el todo está regido por una suprema cadena alimentaria. Pero podía haber sido peor en el caso de que la golosa industria siderúrgica se hubiera establecido más alejada de los puertos pesqueros españoles norteños. Por último, ante el tremendismo desencadenado por el llamado calentamiento global, que está hundiendo territorios como, a la vez, están emergiendo otros, porque siempre –desde el principio de los tiempos– ha sido así cíclicamente, habría que preguntar a los carreñenses, si desde hace una centena de años han oído, o visto, que el nivel de la mar ha subido algún palmo que esté anegando sus playas. Sin esperar respuesta, por siempre jamás Candás permanecerá emergente, tal y como se ve ahora, porque la marea se mantiene. Valladolid a 18 de agosto de 2018

BIBLIOGRAFÍA: (1)Los cañones de Candás. Alfonso Campuzano. Revista Portfolio XXXIV. 28-29. 1999. (2)Fin de turno. Alfonso Campuzano. Revista Portfolio XLVIII. 20-23. 2013. 18



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LAUREANO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ

CANDASINA Y CANDASÍN La Enciclopedia Universal Ilustrada Espasa en el Tomo 11 página 69 dice como sigue: Candasin, na. Natural de San Felix de Candás (Oviedo). Perteneciente o relativo a dicha población. Candás durante muchos siglos fue el puerto pequero más importante de Asturias, durante toda su existencia, fue marinera y pescadora, su gente de la mar eran muy considerados y muy respetados por todos los marinos del Mar Cantábrico. Eran serios en su trabajo, duros para luchar contra la mar, sufridores, inteligentes, conocedores de su mar, de esa mar que los vió nacer, que les crio, que les dio de comer y que algunas veces los mató. No hay conocimiento de cuando se fundó el pueblo de Candás. Se cree que los Celtas llegaron a Asturias en el siglo IV – III A/C (Antes de Cristo), venían formados por tribus y una de esas tribus llamada Pésicos se instalo al Este del Cabo Peñas, unos historiadores dicen que finalizaban su territorio en el río Aboño y otros en el Promontorio del Cabo Torres. Los celtas no formaban imperio, eran tribus y clanes. Su religión era politeísta, sus Dioses eran Dagma, Lug. Tutanis y Belenos, tenían una figura especie de Mago-Sacerdote llamado Druida. Estas tribus Celtas entre ellas los Pésicos, venían formadas por clanes, uno de esos clanes, seguramente fué el que se instaló a la desembocadura de lo que hoy llamamos rio Rita entre los Promontorios de San Antonio y San Sebastián, que más tarde a este lugar lo llamaron CANDÁS. En el siglo III antes de Cristo, cuando los romanos llegaron a Asturias, ya había habitantes en esta zona que les llamaron astures. Esta zona de astures abarcaba desde el rio Navia hasta el rio Sella, el Mar Cantábrico por el Norte y hasta lo que hoy es Zamora por el Sur. Eran fuertes rudos y valientes.

Candás vivió aislado hasta último del siglo IXX, no tenía medios de comunicación, vivía de lo que la mar les producía, con los años viviendo juntos, respirando el mismo aire, teniendo el mismo clima, trabajando unidos toda una vida, se fue haciendo una raza diferente a todos los astures, que es muy propia de esta villa. Esta forma de vivir agrupado en su villa durante tantos siglos, con el mismo clima, respirando el mismo aire procedente de la mar, fue haciendo que una candasina o un candasin una raza diferente a los demás, andaban, reían, lloraban, cantaban, sufrían y bailaban, que era muy parecido, hasta llegando a crear una forma de hablar característica de este pueblo que lo hacen con algo de música. La candasina que al principio cuando la pesca se hacía con artes desde la playa, ella trabajaba igual que un hombre y se hizo dura, fuerte, trabajadora, luchadora y sobre todo era alegre y muy cariñosa, dando todo lo que fuese de su vida, para que en su casa y a su familia no les faltase nada. La característica de un marinero de Candás, es que está hecho por la dureza de su trabajo en la mar, en la mar trabaja, en la mar sueña, en la mar sufre, llora y vive la soledad del Océano, esto influye hondamente en su alma y a su vez en el alma del pueblo. Los modales, son de los corazones de un hombre de la mar. Esta gente de Candás, descubren posibilidades inagotables en el hecho de que la mujer o el hombre que sale de esta villa y puestos en contacto con otras realidades sociales, que son distintas, no pierden su esencia y regresan como cuando se fueron. Estas candasinas o candasinos que vuelven igual que cuando se fueron, hacen de Candás, un pueblo apto para realizar con fuerza y plenitud el ambiente marinero de su villa. El marinero de Candás tiene la vena heroica más entrañable de esta raza instalada al Este del Cabo Peñas, 20


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desde niño está acostumbrado a vivir con el peligro y tiene la piel curtida por el viento de todos los cuadrantes, la lluvia y el sol. El pescador es una profesión que imprime carácter y en ella se forman unos duros tipos humanos, con sus rasgos característicos, que parecen tallados a la cruda interpretación muy peculiar a este pueblo. Estos hombres de la mar, son de corazón valiente y alma ingenua, con la mirada acostumbrada a otear lejanías, imaginación despierta, buenos conversadores, rumian a solas el recuerdo de la aventura. Tienen el ánimo templado de quienes ven la cara de la muerte, porque ellos saben, que el Cielo canta la gloria de Dios y la tierra anuncia las obras que ellos hicieron con sus manos. La gente de este pueblo, al estar aislado tantos siglos, ha hecho en el, una raza de unos 6000 habitantes que son diferentes al resto del mundo. Los de Candás no somos iguales a nadie, hablamos, pensamos y anda-

mos diferentes, por eso nos sentimos tan orgullosos de ser como somos. Somos NENAS Y NENOS. Con la llegada del progreso, al abrir carretas, trenes, la industria metalúrgica y el abandono de la pesca, hace que el virus que llevamos dentro los viejos de esta villa, se vaya mutando, pero aun soñamos con ese Candás que era tan diferente y tan nuestro. La candasina o candasín, cuando llega a su pueblo despues de estar fuera una larga temporada, siente algo extraño que empieza por las uñas de los pies y termina en la cabeza, empieza a mirar a todos los lados porque quiere verlo todo a la vez, quiere recordar quiere empezar a pasear por su muelle, su playa, sus calles y ver lo importante que fue todo ello para su vida. FIRMADO

Laureano Fernández Álvarez, un viejo marino natural cien por cien de Candás, lugar donde nacieron y vivieron todos sus antepasados. 21


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ALAIN FERNÁNDEZ

Mirando Atrás Hay veces en la vida en qué es bueno mirar atrás y valorar el recorrido vital que uno ha tenido y que de alguna manera ha hecho posible algunos cambios o por lo menos esa era la intención. En este año en el que celebramos el 50 Festival de la Sardina, quiero recordar el primer año (1993) en el me pusieron al frente de la organización del citado certamen, siempre bajo la supervisión del Ayuntamiento de Carreño, como delegado municipal en la Sociedad de Festejos de Candás, y en el que pude contar con la colaboración de dos personas muy vinculadas al mundo de la Gastronomía y que fueron, sin lugar a dudas, uno de los mejores aciertos que pude tener en todos estos años. Esas dos personas que respondieron a mi llamada fueron D. José Antonio Fidalgo Sánchez, Cronista Oficial de Colúnga, Licenciado en Química, Profesor, Experto Gastrónomo y escritor de numerosos libros sobre Gastronomía Asturiana, y D. Pedro Morán Quirós, Chef y propietario del restaurante Casa Gerardo de Prendes-Carreño (1 estrella Michelín y 3 Soles Repsol). Ambos, con su participación como Jurados en el Festival de la Sardina de 1993, y con su implicación durante el invierno de 1994 mediante la redacción, junto a un servidor, de una Bases Reguladoras del Certamen, hicieron posible que el Festival de la Sardina de Candás haya llegado a ser considerado como el festival gastronómico referente y de mayor relevancia a nivel regional como Fiesta Declarada de Interés Turístico Regional y nuestro empeño es que consiga en breve ser reconocido a nivel Nacional. Pero de aquel primer verano debo recordar algo que deseaba recuperar..... algo que se había iniciado en la

década anterior y más exactamente en 1977 cuando el Restaurante Currito de Santurce- Vizcaya participó en el Festival de la Sardina de aquel año. En efecto los Vascos en su puesto del Festival vestían de arrantxales (pescadores vascos), o sea de mahón como decimos por nuestras costas y les acompañaba una Fanfarria que vestía de la misma manera. Eso si todos ellos paisanos, tanto músicos como asadores. Esta visión de nuestros vecinos vascos (y parientes como bien sabemos en Candás) vestidos con el traje tradicional hizo despertar en la gente joven Candasina el deseo de emular a esa gente orgullosa de su tradición marinera y de querer volver a mirar hacia la mar que muchos habían dejado de lado con la llegada de la Siderurgia (cosa lógica si se pone en la balanza el riesgo de la Mar y la tranquilidad de una vida “a turnos” pero en tierra). Y de esta visita nace un movimiento que el entonces Presidente de SOFECA, Joaquín Aramendi “El Cho” decide a su vez estimular. Así la gente joven de Candas se empezó a movilizar mediante la formación de numerosas Peñas Marineras con Presidente, secretario y tesorero, intentando emular a esa gentes del País Vasco y animando como nunca se había visto antes las calles del pueblo los días de Fiesta. Pero si bien Candás es un pueblo lleno de iniciativas, también suele ser cierto que lo que empieza de manera espontánea, explosiva y creativa, suele desaparecer a veces de manera igual de rápida. De tal manera que con el paso de los años, concretamente en la segunda mitad de los años 80 solamente dos Peñas Marineras mantenían la “tradición “de vestirse de Mahón durante las fiestas: 22


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El Jurado 2019 recorriendo los Stand. Foto: Tarek Halabi.

una era la “Peña Furada” y la otra era mi Peña, que pasaría a llamarse a partir de 1993 “Peña Galdiar”. Por eso mi primer objetivo cuando llegue a coordinar los festejos de Candás fue el de recuperar las Peñas Marineras; para ello acordé con muchos bares y sidrerías de Candás la aportación de manera gratuita de cajas de sidra para que las Peñas, que previamente se tenían que registrar, animasen el local que les tocaba mediante sorteo. La intención era clara: volver a ver a la gente de Candás participar en sus Fiestas como en la década anterior, y que de nuevo las calles, las plazas y los bares de Candás se llenaran de Habaneras y Cánticos diversos.....y la verdad que bien cantó siempre la Gente de Candás... Y la cosa resultó, vaya que sí resultó porque entre los años 93 y 94 cerca de 40 Peñas Marineras compuestas como mínimo por 40 personas se apuntaron para disfrutar de las fiestas vestidos de Mahón y todo ello con sidra gratis. Pero ahora que han pasado los años puedo contar cuál era la intención real, y era sembrar entre la población de Candás el deseo de sentirse orgulloso de sus tradi-

ciones y de sus Fiestas, sin “incentivos líquidos”, por eso había una segunda parte del plan qué estaba prevista desde el inicio: y era ni más ni menos que suprimir la aportación gratis de sidra y ver cuántas Peñas de verdad resistián ésta repentina “Ley Seca”. Pues de aquellas 40 peñas menos de la mitad aguantaron... pero ahí está a mi entender el acierto; porque esas chicas y esos chicos, esos paisanos y paisanas que “aguantaron” el tirón, querían seguir disfrutando de las fiestas de su pueblo desde dentro o sea vestidos de Mahón. Por esos en estos momentos en los que se reivindica algo tan de Candás como la manta Candasína o mejor dicho la recuperación de la misma como parte de la indumentaria tradicional que se había dejado de lado y olvidado, pienso que algo tuvieron que ver esos Vascos que nos visitaron y nos sirvieron sus Sardinas en aquel Festival del 1 de agosto de 1977, porque sembraron en nuestra Villa las ganas de mirar al pasado. Un Pueblo que no recuerda su pasado, no puede saber dónde está, ni hacia donde se dirige, y así de unas raíces fuertes nace el árbol mas esplendoroso. 23


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Pero obviamente este año 2019 fue muy especial por la celebración de la 50 edición del Festival de la Sardina. Digo bien 50 edición que no 50 años.... los 50 años los cumplieron los conquistadores de la Luna, nosotros iniciamos nuestro festival en 1970 y en este año de 2019 se cumplieron las 50 ediciones. Por celebrarse estas Bodas de Oro quisimos reconocer en la tarde del 1 de agosto a un conjunto de personas que hicieron, que hacen y que harán posible que el Festival de la Sardina de Candás pase de ser Fiesta de Interés Turístico Regional a Fiesta de Interés Turístico Nacional, y por ello se entregaron las siguientes SEIS SARDINAS DE HONOR , que llevamos años entregando y que pretenden premiar a aquellas Entidades ó Personas que hayan contribuido a un mejor y mayor conocimiento de la Villa Marinera de Candás (sus tradiciones, sus gentes, su realidad): a Joaquín Rodríguez ideólogo del Festival de la Sardina en 1970, a la Peña El Nodo en homenaje a todos los asadores/as que hicieron historia en el festival, al Chef Pedro Morán Quirós por colaborar con el Festival de la Sardina desde 1993 elaborando las bases del festival y siendo desde entonces presidente del jurado de cocineros profesionales que realizan una cata ciega, a Ángel Riego por dar como Alcalde de Carreño (1999-2015) un nuevo impulso al festival consiguiendo que el mismo fuera declarado Fiesta de Interés Turístico Regional, a Cesar Perez (recientemente fallecido, recogiendo su “propio” trofeo su mujer Mar) por haber diseñado el trofeo que desde mediados de los años noventa se entrega a los premiados y al Chef Dani García (Rest. Dani García - Málaga - 3 Estrellas Michelín) que viniendo de la tierra del espeto (gracias a las gestiones de Marcos Morán) va a suponer con su participación como jurado un nuevo impulso a nuestro Festival y así intentar conseguir que el festival sea declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional. Y por último celebrar que en estas Fiestas del año 2019 en el que desde el Ayuntamiento apostamos para que el día 1 agosto fuera un día muy especial (por eso aceptamos la celebración en el Puerto de Candás del concierto Los 40 SUMMER LIVE 2019 ese mismo día como guinda al pastel de cumpleaños, sin olvidar el maravilloso Concierto de Nando Agüeros en el Parque de Les Conserveres), los Candasínos y las Candasinas vivieron sus Fiestas vestidos de Mahón. Darles las gracias a ellos y a ellas y a todas los visitantes que hicieron posible que un año más las fiestas de San Félix, las que muchos llaman ya las Fiestas de la Sardina, sean un referente de convivencia, amistad, cordialidad y hermanamiento alrededor de nuestras tradiciones. ¡¡PUXA CANDÁS y PUXA ASTURIES!!

La Alcaldesa de Carreño entrega el Trofeo SARDINA DE HONOR al Chef Dani García. Foto: Tarek Halabi.

En próximas ediciones hablaré igualmente del origen del Festival de bandas de gaitas y de la noche Celta y su vínculo con los toros en el Puerto de Candás a bajamar y con permiso del Cantábrico. Pero no puedo terminar este artículo en el que hemos mirado hacia atrás sin mencionar lo que ha acaecido en estas últimas Fiestas de San Félix 2019: En primer lugar debemos agradecer a las Peñas Marineras participantes en “LES COSES QUE FLOTEN” ( Esbardus, Arrexuntaos, Charranes, Vamos Entamala y Fracasu Escolar) por seguir al pie del cañón alegrando con su sentido del humor esta parte tan divertida de nuestros Festejos Náuticos. Además este año por primera vez la Cucaña tuvo dos categorías masculina y femenina, ambas con los mismos premios. Agradecer a los 17 chicos y a las 2 chicas que se enfrentaron a la dificultad de coger el ramo al final del tronco de ocalito bien engrasado (este año si); dar la enhorabuena a Adrián García Fernández “Chovo” vecino de Luanco y Campeonísimo de este arte tan marinero y tan nuestro y también mencionar a Pablo Arce un joven ovetense de 20 años que, sin saberlo el público, lo pasó muy mal (antes y después de sus dos caídas al agua de costado) pero que hizo lo que tenía que hacer y se enfrentó al peligro con mucha valentía de la misma manera que todos los demás compañeros. Pero sobre todo quiero agradecer la participación de Carla de Mieres y Lidia Lavilla de Grado, esta última vencedora, porque ellas, que son iguales a nosotros, se han atrevido y lo han demostrado... Enhorabuena a todos y a todas por participar. 24



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En el principio fue la mar Aequor: Creo que mí antes eras tú. Tú en la vasta mirada al mundo. Recorriendo las venas de mi vida, regreso ahora a tu seno descubierto a la madrugada del octavo día, fuente de inagotable memoria. Vuelves cada luna a mis pies mudos, y una vez más, en tu abatimiento de banda translúcida, dejas ver tu alma repleta de una vida tan escurridiza como es la delicia constante. Así creas, Aequor, un infinito goce, que ya está a mi alcance.

IVÁN FERNÁNDEZ GARCÍA

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HERMENEGILDO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Una tradición secular La victoria naval en el golfo de Lepanto de la escuadra cristiana sobre la turca, el 7 de octubre de 1571, fue conseguida, según el Papa Pío V, gracias a la intercesión de la Virgen a la que las tropas cristianas habían rezado un Rosario. Pío V, que era dominico, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a la letanía de Nuestra Señora el título de “Auxilio de los cristianos”. Su sucesor, Gregorio XIII, cambió la fiesta por Nuestra Señora del Rosario. En Asturias la devoción a la Virgen del Rosario sería difundida por los dominicos establecidos en Oviedo, donde fundaron, en 1518, el Convento de Nuestra Señora del Rosario. El prior del citado convento ovetense, fray Baltasar de Solís, se traslada a Candás el 2 de agosto de 1604 para reordenar la Cofradía (religiosa) de Nuestra Señora del Rosario, cuya fecha de fundación no conocemos, pero que tuvo que ser, obviamente, anterior a la visita del prior. Posteriormente, en febrero de 1663, la cofradía fue

renovada por fray Francisco Uría, perteneciente al mismo convento. Los cofrades eran mayoritariamente los miembros del Gremio de Mareantes, figurando al frente de la cofradía los mayordomos, que eran elegidos anualmente la víspera de la festividad del Rosario, fecha en la que los salientes tenían que rendir cuentas del ejercicio anterior. La cofradía celebraba las festividades de la Virgen y conmemoraba con gran solemnidad la Pascua de Resurrección y la fiesta de San Telmo. También realizaba rogativas y oficios, así como novenarios con procesión en las capillas de San Antonio, San Roque y del Buen Suceso, o simplemente procesiones, a Perlora, a Piedeloro y a la mar. Además, contribuía a la financiación de obras realizadas en la Iglesia parroquial. No tenemos noticias de la cofradía después de 1795. La Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, renovada en 1663, renació con el nombre de Cofradía Virgen del Rosario, refundada en 2012. Candás recuperaba así una tradición secular.

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LUIS ÁNGEL FERNÁNDEZ

CRONOLOGÍA DE CARREÑO (IV) 1485.- Juan de Carreño, de la Casa de Sebades, y Fernando de Valdés, de la Casa de Tabaza, intentan suprimir el derecho de elección de la mitad de los oficiales de Carreño que venían ejerciendo Rodrigo Álvarez de Prendes y su parentela desde hacía varios años. En esta ocasión, los Reyes Católicos fallan a favor de Rodrigo de Prendes, debido a la incomparecencia de sus adversarios en el pleito, ordenando a su corregidor en Asturias que le ampare en el ejercicio de su derecho. (A.G.S.-Sello-Julio). 1486.- Rodrigo de Carreño sucede a su padre Juan de Carreño, al frente de la Casa de Sebades en Logrezana. Este Rodrigo sería nombrado Alcaide de la fortaleza de Avilés en el año 1498 y Tesorero de la Junta del Principado en el 1505. Casado con Marquesa de las Alas, hija de Diego de Valdés, sería padre de dos hijos: Juan y Alonso. 1489.- Nuevo pleito por la elección de oficiales en Carreño entre Rodrigo de Carreño y Rodrigo Álvarez de Prendes, ordenándoles en esta ocasión los Reyes Católicos que se pongan de acuerdo en el ejercicio del mencionado derecho que decían derivar de su descendencia del linaje de los Cuervos. (A.G.S.-Sello-Mayo). 1491.- Un privilegio definitivamente perdido por Rodrigo Álvarez de Prendes y su parentela en ese año, en el que junto a Rodrigo García de Carrió, impugnaría a la Corte la elección de Gutierre Suárez del Puerto como nuevo juez de Carreño, debido a que se había vulnerado el derecho de su linaje a nombrar la mitad de los oficiales del concejo, resultando esta vez la reclamación desestimada. Rodrigo Álvarez de Prendes fallecería al año siguiente, sucediéndole al frente de la Casa de Prendes su hijo Álvaro Menéndez de Carreño, repostero de camas

del Reino y heredero del privilegio de los vestidos concedido por Sancho IV en 1288. 1492.- El 21 de Febrero, 276 peones asturianos, entre ellos seis carreñenses, reciben el finiquito por su participación en la última campaña de la Guerra de Granada. Estuvieron movilizados desde 11 de Abril del año anterior, 310 días, y perciben por ello la cantidad de 4.900 maravedíes. Los seis peones de Carreño eran: Alonso Cuervo, García de Villanueva, Pedro de Celegún, Juan de Ambás, Pedro Corruda y Alonso de Floxo. (A.G.S.-transcrito por Suárez Álvarez). 1492.- En el mes de Julio, Juan de Candás, juez de Carreño, hiere con su espada en una pierna al pescador Álvaro Pinto, también vecino de Candás. Es condenado por el Pesquisidor de los Reyes Católicos en Asturias a la pena de dos años de destierro, 6.000 maravedís de indemnización y 4.000 de multa al rey. (Chancillería-Ejecutorias-transcrito por Sanz Fuentes). 1494.- Alonso García de Carrió sucede a Rodrigo García al frente de la Casa de Carrió, teniendo como su padre el oficio de escribano público en Oviedo. 1494.- Testamento de Álvaro Menéndez de Carreño, hijo de Rodrigo Álvarez de Prendes. Casado con María de Quirós, dejaba dos hijos menores de edad: Lope Bernaldo, que le sucedería en Prendes, y Fernando de Carreño, que se establecería en Avilés, donde sería el fundador de la familia Carreño Miranda. 1497.- Fernando de Prendes, hijo de Rodrigo Álvarez de Prendes, figura ese año como vecino de Candás en el Apeo de los bienes de la Catedral de Oviedo que se recoge en el llamado Libro del Prior, lo que sin duda le convierte en el genearca de este linaje en la villa de Candás. 30


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1500.- En el Libro de Aniversarias Viejo de la Catedral de Oviedo, se reflejan las rentas anuales que percibía la mitra ovetense por sus propiedades en el concejo de Carreño, las cuales ascendían a la cantidad de 15.670 maravedíes, 3.700 por el cellero de Candás, 5.670 por el cellero de Guimarán, 4.760 por el cellero de Logrezana y 1.540 por el cellero de Prendes. (A.C.O.- Manuscrito nº 41, Fernández Conde). Además de ello la Iglesia también percibía el diezmo sobre todo el pescado que entraba en el puerto de Candás e igual impuesto sobre la mayoría de los productos agrarios que se recolectaban en el concejo, fundamentalmente cereales. 1501.- Juan de la Vega denuncia ante los Reyes Católicos que en el “Torruxón de Prendes”, edificado por Pedro de Carreño hacía treinta años, se refugiaban una serie de hombres armados a su servicio que intentaban sojuzgar a las aldeas del concejo, siendo el denunciante herido de gravedad por dichos individuos. (A.G.S.-Sello-Mayo, transcrito por Sanz Fuentes). Los Reyes Católicos atienden la denuncia y ordenan a su corregidor en Asturias que intervenga, tras lo cual probablemente el Torruxón quedaría inutilizado, aunque sería heredado por Álvaro de Carreño, hijo del citado Pedro, que como se ha señalado sería el fundador de la Casa de Carreño en Oviedo. 1512.- El Cabildo de la Catedral de Oviedo reclama el diezmo del pescado de Irlanda que les debe Rodrigo de Carreño, propietario de una chalupa con base en el puerto de Candás. (A.C.O.-Actas Capitulares, Sanz Fuentes). Los pescadores candasinos, además de continuar con la caza de la ballena, y contar en los caladeros asturianos con sardinas y besugos, también se adentraban hasta los mares de Irlanda en verano para pescar merluza. 1512.- Juan de Carrió sucede a su padre Alonso García al frente de la Casa de Carrió, ejerciendo también el oficio de escribano en Oviedo entre los años 1516 y 1539. 1515.- Fernando de Valdés y su esposa Sancha de Quirós, fundan el mayorazgo de la Casa de Valdés en Carreño a favor de su hijo Pedro Menéndez de Valdés, vinculándole sus posesiones en Candás y Tabaza. Su casa-palacio en Candás, que todavía en parte se con-

serva, estaba situado entre el Paseín y la calle Pedro Herrero, convirtiéndose en el Siglo XX en la fábrica de Ortiz. 1517.- El Ayuntamiento de Carreño, propietario del puerto de Candás, consigue un préstamo de 2.300 ducados del chantre de la Catedral de Oviedo, para llevar a cabo distintas obras de mejora en el puerto. (González Posada). 1520.- Álvaro Menéndez de Prendes obtiene una notaría en el concejo de Carreño (A.G. Simancas-Sello-Marzo). Este Álvaro de Prendes, hijo de Fernando de Prendes, era ahora el cabeza de su linaje en la villa de Candás. 1521.- Rodrigo de Carreño representa al concejo en la Junta del Principado celebrada ese año para el recibimiento del corregidor Pedro Zapata. Fallecería al poco tiempo, siendo sucedido en la Casa de Sebades por su hijo Alonso de Carreño. 1521.- Carlos I entra en guerra contra Francia convirtiendo el litoral cantábrico en zona fronteriza, lo que originaba frecuentes alarmas y movilizaciones generales en los municipios costeros como Carreño, ante el temor de posibles ataques navales enemigos. En esta ocasión la guerra duraría ocho años, pero la Paz de Cambrai (1529), no impediría nuevos conflictos contra los franceses a lo largo de todo su reinado. 1529.- Testamento de Lope Bernaldo de Prendes, hijo y heredero de Álvaro de Carreño en Prendes. Fallecería soltero, heredando la casería de Prendes, su hermano Fernando de Carreño que como ya se ha dicho era vecino de Avilés, donde había fundado la familia Carreño Miranda. (Simancas-Mercedes-Legajo 47). 1534.- Probablemente ese año, en que se produce el cisma iconoclasta en Inglaterra, unos pescadores de Candás, que faenaban en los mares de Irlanda, encontrarían la imagen del Santísimo Cristo flotando en el mar. Imagen que muy pronto alcanzaría una gran devoción, no sólo en la villa candasina, sino en el conjunto de la región asturiana. 1544.- En el mes de Febrero, Alonso de Carreño, Señor de la Casa de Sebades, representa al concejo de Carreño en la Junta celebrada ese año en Oviedo para hacer un repartimiento en los puertos a causa de una nueva guerra contra Francia. (A.G. Simancas-Estado, 65). 31


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ROQUE GALCERÁN SAEZ

Miguel Asenjo y Daniel Lamelas, TORREROS DEL FARO DE CANDÁS A lo largo de sus 120 años de funcionamiento por las instalaciones del Faro de Candás han prestado servicio dieciocho torreros titulares y otros once torreros suplentes, cada uno con una duración diferente de tiempo que ha oscilado entre unas pocas semanas a unos cuantos años. Entre todos ellos queremos destacar a los fareros cuya estancia ha sido más prolongada como Daniel Lamelas Gómez, con un total de 30 años y 2 meses, y Miguel Asenjo Gil, con 28 años al servicio de la señal luminosa. Miguel Asenjo Gil, don Miguel como también era conocido por sus vecinos, fue el primer torrero destinado por el Ministerio de Fomento a nuestra villa de Candás. El 6 de marzo de 1900 puso en marcha el denominado Faro Provisional en lo alto del monte Fuxa, en el mismo emplazamiento donde desde siglos pasados se habían encendido hogueras para avisar a los marineros de Candás las condiciones de entrada a nuestra dársena portuaria. Por primera vez en Candás se contaría con una señal marítima atendida por una persona dedicada de forma profesional e ininterrumpida. A lo largo de su vida profesional fue el único torrero que estuvo a cargo de las luces de los tres faros de Candás. En sus veintiocho años de estancia en nues-

Faro de Candás en la Peña de Los Ángeles, años 40.

tra villa, además del primer Faro Provisional, en 1904 puso en marcha el Faro que se encontraba en la peña de Los Ángeles para, finalmente, encender el 1917 32


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estancia en el Faro. En definitiva, puede afirmarse que estaban dentro de una «jaula de oro». Las condiciones en que prestaba el servicio no siempre fueron fáciles. Las dimensiones de la caseta del primer Faro provisional eran tan reducidas que apenas le permitían guarecerse en su interior en caso de lluvia y, posteriormente, en el Faro situado en la peña de Los Ángeles, tampoco mejoró está situación puesto que allí estaba expuesto a las diferentes condiciones meteorológicas sin contar con abrigo alguno. Al hacerse cargo de este segundo destino una de las primeras peticiones que realizó a sus superiores fue, tal como recoge el Libro de Comunicaciones del Faro “ser de suma necesidad la adquisición de un impermeable para poder hacer el servicio”. Es fácil imaginar la penosidad con la que subiría por la escalera de acceso a la linterna con la lámpara de servicio en una mano durante la noche a oscuras y con lluvia, viento, oleaje y frio. En todos los faros, al menos hasta bien avanzado el siglo XX, el Ministerio de Fomento siempre construía una vivienda cercana a la luz para que el torrero y su familia pudieran alojarse y residir en ella. No fue lo que sucedió en Candás en el caso de los primeros faros (el provisional y el situado en la peña de Los Ángeles) y, por ello, la Jefatura de Obras Públicas de Oviedo se vio obligada a alquilar desde 1900 a 1915 una vivienda en la villa marinera para satisfacer las necesidades de Miguel Asenjo. La situación cambió a mejor a partir de 1915 puesto que en el cabo de San Antonio había terminado la construcción del nuevo edificio, aunque aún faltaba instalar la linterna, la óptica y el aparato luminoso. La Dirección General de Señales Marítimas ordenó que el torrero y su familia, aunque seguía prestando su servicio en la peña de Los Ángeles, pasara a ocupar la vivienda del nuevo Faro finalizando la situación de alquileres sucesivos y la provisionalidad que hasta el momento padecía. Uno de los graves incidentes que sufrió Miguel Asenjo en el faro de Candás fue los graves desperfectos ocasionados en el edificio, todavía pendiente de instalar la linterna y aparato óptico, debido a una fuerte tormenta y el impacto directo de un rayo en diciembre de 1916. La descarga atmosférica incidió en la parte su-

Daniel Lamelas Gómez, farero de Candás.

el Faro que actualmente se encuentra en el extremo del cabo de San Antonio. Un recorrido que pasó por la precariedad de medios del primero de ellos, la penosidad del segundo y, por fin, unas condiciones de vida más dignas como las que ofrece el actual Faro de Candás. Su régimen de trabajo estaba marcado por lo dispuesto en el Reglamento del Cuerpo de Torreros de 1873. De esta manera, en los faros en que solo trabajaba un técnico como era el caso de Candás, éste no podía ausentarse de sus instalaciones durante el periodo diurno, a no ser que dejara en el mismo para su custodia a una persona a quien considerase apta al efecto. Además, la señal marítima debía ser atendida todos los días, laborables y festivos, y sin derecho a vacaciones; únicamente podían concederse breves licencias en casos muy justificados como podían ser enfermedades graves. En octubre de 1904, tras la correspondiente certificación facultativa, solicitó y obtuvo “30 días de licencia para atender al restablecimiento de mi salud”. Posteriormente, en junio de 1920 obtuvo otra licencia de 15 días. Ni un solo día más a lo largo de 28 años de 33


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treinta años y dos meses superan los veintiocho de Miguel Asenjo. Se incorporó a la señal luminosa el 20

timo tercio del siglo XX, en la que se vivieron grandes transformaciones debidas tanto a la incorporación de nuevos avances tecnológicos como a una nueva organización del servicio debida a los diferentes cambios legislativos en materia de horarios y jornadas laborales. Con la aplicación del Plan de Señales Marítimas de 1967 al faro de Candás se consiguió la automatización de la instalación eléctrica mediante el uso de nuevos dispositivos como las células fotoeléctricas que eran capaces de encender y apagar la lámpara, un grupo electrógeno que garantizaba el suministro de energía eléctrica o un cambiador de lámparas electrogas. Estos avances actuaron en beneficio de los fareros permitiendo un servicio más cómodo y en el que no era precisa la atención constante al funcionamiento de la señal. A partir de mediados de la década de los años 60 se consiguió por parte de los fareros el derecho a disfrutar de un periodo de vacaciones mensual por cada año de servicio, circunstancia obligada por los cambios legislativos y la aplicación de un nuevo Reglamento del Cuerpo de Torreros en 1963; también se accedió, sin más restricciones al derecho de permisos y licencias de carácter general como las de asuntos propios, por razón de matrimonio, enfermedad, etc. Otra cuestión fue la homologación de su horario laboral y jornada con el resto de los funcionarios de la Administración del Estado. La implantación de las 8 horas diarias, y las 40 semanales, tuvo que esperar hasta finales de la década de los años 80; en Candás, tal y como quedó recogido en el Libro de Registro, no se aplicó hasta octubre de 1990. Daniel Lamelas optó por ese régimen a pesar de que esa decisión le supuso tener que abandonar la vivienda que ocupaba en el faro de Candas, tal como se le ordenó por la Demarcación de Costas de Asturias. Daniel Lamelas, a lo largo de su vida profesional, también estuvo a cargo del funcionamiento de la sirena de niebla, con su encendido manual que le obligaba a estar permanentemente alerta para su activación en

de setiembre de 1961 y permaneció en la misma hasta alcanzar su jubilación el 26 de noviembre de 1991. A Lamelas le correspondió una etapa en Candás, el úl-

caso de reducción notable de la visibilidad atmosférica; también fue el responsable de la luz de enfilación y del balizamiento del puerto de Candás.

Faro de Candás en el Cabo de San Antonio, años 20.

perior de la torre, provocando el derribo de los sillares del torreón que cayeron sobre el tejado. También se destruyeron todas las puertas del edificio, todos los cristales de las ventanas y algunos muebles de las habitaciones. El suceso produjo una fuerte impresión al torrero y a su familia que estaban presentes en ese momento en la vivienda y, debido al estado en que quedó el edificio se les autorizó a pernoctar algunos días en Candás hasta el momento en que se instaló un pararrayos provisional y se arreglaron los daños. En febrero de 1928 Asenjo solicitó a sus superiores que “sea decretada mi jubilación para atender a mi quebrantada salud”. La petición fue concedida desde la Jefatura de Obras Públicas de Oviedo pasando a la nueva situación de retiro en marzo de ese mismo año. Daniel Lamelas Gómez ha sido el farero que más tiempo ha prestado servicio en el faro de Candás; sus

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JOSÉ MARCE GARCÍA

FOTO DIAZ (La Caraba)

Fotos para carnet y libreta Tenía un cuartito/estudio en la calle principal, frente a la Baragaña, pegado a la peluquería de Amado, con una ventanina que hacía las veces de escaparate lleno de retratos de procesiones, fiestas, partidos de fútbol, bodas… y hasta de algún entierro. Todo ello en blanco y negro. Era un hombre pequeñito y rechoncho. Siempre acelerado con su cámara Leica en bandolera, o colgada del cuello como un collar que le llegara a la cintura. Para mí, todavía está vivo el recuerdo de su figura parada unos instantes ante un niño o una niña de estreno, con el ramín de laurel y romero levantado. O con una palmina trenzada, mientras la madre, nerviosa, le ajustaba el cuello del vestido o le estiraba el jersey. Y Díaz, cámara en ristre, diciendo aquello de: “Nene…nene…neneee”, alternándolo con un fino silbido que llamara la atención al rapacín y mirara un momento, sin moverse, al objetivo. Sí, Díaz dejó testimonio de toda una época de Candás y su concejo. Un tesoro fotográfico que va desde un bebé de pocos meses, hasta un grupo de mujeres viejas sentadas en los poyos, algunas de ellas fumando pitos del piojo, los de papel amarillo, que eran los más baratos. Así, de esta forma, los retratos de la Caraba fueron plasmando el escenario de aquella vida, la niñez y juventud de todos los que nacimos en el tiempo de cocinas de carbón, pitos de fábricas, ruidos de carros con redes, de xarrés con lecheras a domicilio, del Gordo y el Flaco, en el Apolo. Un tiempo de catecismos y procesiones. Fotos de la Caraba como una manera de confirmar nuestra vida en medio de sol o de la sombra. Fotos que fueron dejando en ellas nuestras alegrías, trabajos, juegos y fiestas. Cientos de fotos, colman, sí, de imágenes entrañables la historia de nuestro Villa, de nuestro entorno con pascuas y romerías… En ellas se puede ver ahora todo lo que ya no hay, lo que falta, las cosas que echamos en falta. Fotografías también de seres queridos para llorar o recordarlos ante ellas. De esta manera, “El Candás Marinero” bien trabajado y asistido por Tito Aramendi y sus muchachos, ha conseguido recuperar, seleccionar y archivar una redada de retratos que van saliendo del ayer, como de un mar revuelto. Retratos con la ropa de antes, retratos junto a la mar, retratos con gente sonriente o con ojos de apacentar tristezas, caras serias y almidonadas… Retratos con la vieja luz y la sutil ceniza del paso del tiempo, que nos llenan de emoción, algunos de cuales ilustran este Portfolio. Era, porqué no decirlo, un Candás y una zona rural con mucha mugre en las casas y las calles, en las fachadas y las esquinas. Y La Caraba, con su “clic, clic”, su “nene, neneee”, recogía casi todos los rincones de aquel mundo que iba abandonando las tristes oscuridades de la postguerra y que dejaba en sus retratos un nuevo espacio abierto, por fin, al trabajo, la alegría, la esperanza y la convivencia entre todos. 36


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Canciones al Viento ¡Canciones al viento! ¡Candás marinero! A la playa llega rumor de las olas, que arrullan al pueblo. Como en el amor, la mar tiene flores, susurros, lamentos, estrellas, sollozos… tormentos…Y un faro divino que alumbra las noches tranquilas repletas de sueños. ¡Canciones al viento! ¡Candás marinero! Puerto de mi barca, nido de mi vuelo, ancla poderosa con la que fondeo mi vida en su rada, mi muerte en su seno. ¡Canciones al viento! ¡Candás marinero! Mujeres cantando, con la saya al vuelo, que dicen danzando, que dicen riendo aquella balada de dulces recuerdos: ¡¡ Avante patrón!! ¡¡Avante amigo viejo!!

JOSÉ MARCE GARCÍA


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BERTA GARCÍA-BARROSA CANDIA

El Club Carreño de la Habana Fundado en el mes de enero de 1915. La idea partió de los matrimonios formados por José Muñiz García y Marina Muñiz Hevia y Anselmo García-Barrosa Rodríguez y Concepción Arrinda García. Comenzó oficialmente a funcionar como Club Carreño de La Habana el 1 de septiembre de 1915. Comenzaron a buscar a carreñenses en toda la isla, además de La Habana, pues se sabía que algunas personas no se habían quedado en La Habana al ser reclamados por familiares que ya estaban establecidos en las otras cinco provincias que componen la isla, (Pinar del Río, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Santiago de Cuba) invitándolos a unirse al club y así lo hicieron muchos con gran satisfacción. También llegaron a asociarse personas no nacidas en Carreño, ni en Asturias, pero lo hicieron movidos por el gran apoyo que hacía esta Asociación a toda aquella persona que lo necesitara. A finales de 1915 se llegó a calcular unos 250 socios. Algunos aportaron cantidades en efectivo muy importantes las cuales ayudaron a lograr los primeros propósitos que habían ideado al inicio de su fundación. Fueron nombrados socios fundadores los inscritos antes del 1 de Enero de 1916. De las doce parroquias que forman el Concejo de Carreño fueron llegando por mar a La Habana muchos jóvenes para intentar conseguir un futuro más positivo donde pudiesen abrirse camino y así ayudar a los familiares que habían quedado en sus pueblos. Ambos matrimonios compartieron su idea con otros

de un trabajo estable. También los había que todavía estaban pasando situaciones difíciles sin encontrar un lugar adecuado a sus aspiraciones. En esa época en los muelles donde atracaban los barcos que venían llenos de emigrantes de España (y otros países) había personas que les ofrecían “un trabajo con futuro”, pero en realidad eran empleos muy precarios sin ninguna garantía de seguridad ni de ganancia, sólo trabajar muchas horas, descansar poco, dormir en un colchón en el suelo del mismo establecimiento y una comida muy frugal (que en la mayor parte de los casos no era solo para ellos mismos, también para el resto de los empleados y el dueño mandaba que lo cocinara el último que había sido contratado). Les era imposible poder ahorrar, pues el pago de su trabajo era sólo un techo donde dormir y la escasa comida que les daban. Pronto se corrió la voz que a las casas de los Muñiz y los García-Barrosa podían acudir para buscar un poco de compañía y cariño y muchos consejos que podían ayudarles a encontrar un trabajo con más futuro. Esa fue la principal razón de formar esta asociación. Incluso si necesitaban ropa (para no andar con lo escaso que habían traído) o coser lo raído en incluso lavarla y además ofrecer un plato caliente bien condimentado para poder presentarse en busca de un empleo digno. Algunos consiguieron el puesto de “cañonero”. Esta palabra se usaba para señalar a toda persona que dormía en el establecimiento, limpiaba la tienda por dentro y por fuera incluso la acera, y madrugaba mu-

Carreñenses que frecuentaban sus casas y disfrutaban

cho para dejar la tienda “como un jaspe” antes de abrir 38


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Sobre 1920, en La Habana. Reunión campestre de miembros del Club Carreño, entre ellos están Marina, José y Pepín y los hermanos de Marina, Alfonso y Jovino.

a los clientes. Esta persona ya tenía alguna posibilidad de ahorrar y según hiciera su trabajo podía ascender de categoría a empleado. La palabra “cañonero” está inspirada en los pollitos que cuando acaban de nacer tienen en su cuerpo cañones y enseguida empiezan a salirle las plumas. En poco tiempo empezaron a brotar agrupaciones de otras regiones españolas con los mismos fines y así

Carreño de La Habana con su sello oficial formado por el escudo del Concejo de Carreño, Asturias, España. Los principales propósitos eran y siguen siendo: a) Fomentar y conservar la unión y confraternidad de todos los hijos del Concejo de Carreño residentes en Cuba. b) Estimular las relaciones fraternales con las autoridades y vecinos del Concejo de Carreño y contribuir pecunariamente –cuando los fondos sociales

todos los emigrantes españoles fueron encontrando la seguridad que necesitaban en tiempos difíciles ya que Europa estaba en plena Primera Guerra Mundial y la situación de encontrar trabajo era cada vez más difícil. Entre todos buscaban ideales, se unían para ayudarse unos a otros y a la vez se trasmitían el amor por la Patria tan lejana que habían abandonado para poder buscarse la vida. También la Asociaciones comenzaron a dar facilidades para inculcar los primeros conocimientos culturales ya que había muchas personas

lo permiten- al fomento de obras de carácter benéfico y cultural que allí se inicien o establezcan, c) Practicar la protección a los socios del Club cuando lo necesiten y a todos los naturales de Carreño, no socios, cuando el tesoro social lo permita y así lo acuerde la Junta Directiva o la Junta General, d) Celebar fiestas de expansión y recreo para los socios del Club y sus familiares, e) Popularizar, divulgar y enaltecer el nombre de Carreño, de Asturias y de España.

que tenían los mismos conocimientos adquiridos en su lugar de origen. Así quedó constituida la Asociación denominada Club

Dedico estas palabras con cariño y orgullo a mis abuelos, cofundadores del Club Carreño de La Habana, el matrimonio García-Barrosa Arrinda. 39


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LAUREN GARCÍA

POETA AL ALBA ALBORADA DE LAS FIESTAS DEL STMO. CRISTO 2018

Lauren García Muy buenos días, autoridades, estimado pueblo de Candás. Me detuve en una mañana precisa descubriendo el mar, sondeando la niebla, o quizás en los primeros rayos de sol enajenado. En estas fiestas del Cristo, que muestran que el mar está hecha para Candás y es la mejor elección del destino para devolver los sueños a la tierra. Aquí airean unas velas sin menoscabo alguno, apuntando a las mejores intenciones del cielo, a la mirada grandiosa y recóndita del viajero, a los deseos unánimes que se cumplen obviando toda suerte, al cofre del azar desenredando el día, empezando a caminar con la estricta moldura de la arena. Entonces las banderas enseñan su sino, su sentido ondeando y masacrando la crueldad de los contratiempos. Aprovechemos el trayecto con las pausas que evocan la templanza humana y los nudos desatados con la suave furia que recuerdan que un viaje, también, es aprender a olvidar, a cotejar el horizonte, cuando tras la madrugada se retoma la calma y el sol es la guía de un sentimiento que derrite cadenas y pone una llama flameante en nuestras manos, obligando a arribar a los puertos de sed inmortal, a las bienvenidas y adioses que solamente pactaron las viejas leyendas, las estrofas que se escribieron con el tacto de saliva errante, del que probó a mojar los labios y solicitó una misión que no tenía fin, pero sí un argumento irreprochable.Candás es hoy una embarcación impetuosa al amanecer, las promesas que se acumulan en los libros desojados por la verdad, rasgando el corazón para reafirmarlo en el balanceo que, siempre, puso

la vista más allá, en el confín postrero que desarboló el mapa. Pienso en marineros ausentes que han soportado el rostro cicatrizado de las mareas, las marejadas que tuvieron palabras de duda, nada más que el alma acariciando superficies, ansiando volver a navegar tras errados naufragios. El signo errante del hombre, la mirada perdida de un marino ofreciendo al reposo las marcas indelebles de la tempestad. Humildad sincera la que dedica las sonrisas que reconfortan el camino embalado y embelesado, nobleza que aguarda a que la entereza muestre la fortaleza de una camisa bordada ante la divinidad. También la altivez que salvaguarda la supervivencia, el orgullo de saber guarecerse de los truenos. Son los hombres y mujeres que conocen las heridas marinas, las entrañas de las profundidades en la piel, el hierro candente de la vida. Son ellos a los que hay que escuchar manteniendo honda la respiración, para que la historia discurra libre, sin ataduras, remendando el llanto de los días para desembocar en el mar. Estamos anclados a un sueño que planea las tardes de lluvia. Lo escrito, lo dialogado con el nordés, permanece en este muelle. Aquí habita la singladura de la literatura que no desaprovechó un momento, las novelas que se perdieron en los últimos dominios marítimos. Los poetas cantaron a este mar, cercano y lejano, en la plenitud que quiso establecerse, versos de caracola, ruptura de una marea que no pacta con nadie, rumor de una amante aguardando en un estribo de la memoria. Mar, poesía, idéntico denominador común, 40


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dos esclavos libres rezando al unísono frente a la desbandada del temporal, las mismas estrofas entonadas a la plenitud de la existencia más pura, destilada en una canción ebria que trasnocha. Esa música desgarbada y desmedida pone coto a las tinieblas. Este tiempo de fiesta, que mece a los barcos de una felicidad indescriptible de sondas al agua, que tiembla en los ecos de la gente y conoce un color de belleza rotunda sosteniendo las calles. Hora de que las rosas hagan su cometido, tiñan de pasión irreconciliable y se arrojen con el deseo más imperecedero; la gloria de compartir un instante sobre el incandescente firmamento. El reloj afirma que las odiseas tendrán las propiedades del paraíso que roza de salitre los cuerpos, los amores tomarán las barandillas de la playa, asomándose al infinito, el vino y la sidra bañarán el júbilo que siempre se atreve a caminar descalzo. Fue al amanecer, cuando la luna declina y las nubes galopan, las sirenas adelantan que el ser humano es patrimonio de la sangre. Tuvo que ser el alba que segó el regocijo de las estrellas, la constancia de una fecha, la señal de amarrar el pasado y partir sin enmienda, la aventura izada como eterna recompensa, la futura vuelta a casa para encender la calidez de nosotros, de

tragos preceptivos para apagar el fuego, para posar el sombrero sobre la barra y pagar con creces y orgullo todas las rondas de la amistad. Una mirada al mar basta para curar el desaliento y englobar el universo, con la puesta de sol , latimos encorajinados. Hoy, todos los aquí congregados, nos hemos sentidos dichosos solos, alguna vez, frente el mar. Sabemos que el olvido es ahogar los quebrantos y este pueblo tiene limpia mirada azul y se puede recoger en un poema con toda la extensión de su nombre.

CANDÁS En la torpeza de los rascacielos y en las denostadas aceras grises soñé con el mar henchido de luna navegante sobre los irisados cabellos del agua. Canté con los marineros en la soledad de las estaciones de paso, en las madrugadas eternas de muerte. Me recosté en la arena entre sardinas, vino y la invocación de la lumbre para recogerme en la palabra exacta, en el ingenio solitario del viento.

los nuestros, de los que estamos de paso, enervando un espíritu que enhebra huellas solitarias, probablemente, en alguna taberna de luz alicaída de Candás, con los

MUCHAS GRACIAS 41


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JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ CUERVO

La Muchacha de Candás La historia que les voy contar no solo tiene que ver la casualidad, sino que creo que el destino quiso que la encontrase en Internet y os la contase. Cuando yo tenía seis o siete años allá por los años 57, 58 me gustaba acompañar a mi madre a la plaza de abastos cuando ella iba a comprar frutas o leche a las aldeanas que venían a la plaza. Mi madre trataba casi siempre con unas de Perlora que entre todo lo que traían para vender, entre sus cosas traían consigo para ojear en sus ratos libres revistas cubanas que les mandaban desde Cuba familiares que tenían allá. Entre esas revistas había una que se llamaba Bohemia que solía ser muy grafica, con muchas fotografías y a mí me encantaba ver esas fotos y leer historias que pasaban por allí, y una vez que ellas las leían, se las pedía para poder hojearlas en casa tranquilamente me fascinaban. Pues bien, sesenta años después encontré esas revistas por Internet y me puse a echarles un vistazo y a otras más que tenían relación con Cuba, y cual no sería mi sorpresa al encontrar un artículo en un periódico que se llama CubaNet, titulado UNA MUCHACHA DE CANDÁS. El articulo venia firmado por un tal Miguel Ponce de León Fernández, con fecha 14 de julio de 1999 y hablaba de su madre María del Carmen Fernández que había nacido en Candás, y que de pequeño su madre le cantaba nanas en bable, y contaba, que cuando bajaba la mar iba a la playa de Candás a coger percebes y que tenían un sabor exquisito, le decía también que Candás era un pueblo marinero muy bonito cercano a Gijón.

Con estos datos tenía que intentar conocer más de esta historia y después de unas cuantas horas y días de búsqueda y documentación pude hilvanar esta historia que les paso a contar y que su hijo quiso que se conociese en homenaje de reconocimiento a su madre. María del Carmen Fernández nace en Candás o algún sitio de Carreño en 1904-1905 y trabaja de criada en Gijón hasta los 16 años que un hermano que se llama Pepe y vive en Cuba la llama para que se vaya a donde está el en Cuba. Con 16 años y unos ahorros que tenía embarca para Cuba y se pone a trabajar de criada en casa de unos señores que se llaman Hortensia, Iush y Gustavo Verve amantes de la pintura, allí con 40 años y de cocinera conoce a un pintor natural de Camagüey que frecuentaba la casa y que se llama Alfredo Fuentes Pons, cuyo nombre artístico seria Fidelio Ponce de León. Se casan y el pintor empieza a tener cierto renombre y a ser conocido en Cuba, su primera exposición la hace en el año 1937 cuando tenía 42 años, no obstante el marido desaparece cada poco de casa y pasa largas temporadas en las fondas de los pueblos de la isla pintando por la comida y la pensión, cuando regresa a su casa 42


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cuenta que estuvo en Paris, Roma etc ,la realidad era que nunca salió de la isla. En el año 1944 tiene un hijo llamado Miguel Ángel Dominico Diego Rafael Ponce de León y Fernández, el pintor enferma de tuberculosis y a veces tiene que cambiar cuadros por medicinas para su enfermedad. Empieza a realizar exposiciones y expone en La Habana en la primera sala de Exposiciones que allí hubo y de la que era mecenas María Luisa Gómez Mena es en esa época cuando pinta sus mejores cuadros al óleo Tuberculosis, y Beatas sus cuadros recorren exposiciones en Boston, Nueva York, etc. Muere de su enfermedad a los 54 años en el año 1949 y está enterrado en el cementerio Colon de La Habana

Murió de cáncer de pulmón a los 57 años (la misma edad que su madre) dos meses antes de tener el pasaporte y también está enterrado en La Habana. El único que está enterrado en Candás es su hermano Pepe que cuando la guerra civil murió en Candás. ANÉCDOTAS Algunos de los cuadros de Fidelio están firmados PLC, que quería decir por la comida. Alfred Hitchcok en su película LA SOGA hay unas escenas que incluye un cuadro suyo titulado: Cinco Mujeres que era propiedad del director, y cuando se lo cuentan a Fidelio, le hace mucha ilusión. Cuando se entierra Fidelio Ponce su viuda María del Carmen cumple su última voluntad que era que lo ente-

dejando viuda y un hijo de cinco años, sus mecenas y una pensión que tiene, serán los que los sustentan económicamente. Hasta que llega Fidel Castro al poder en el año 1959, entonces la funcionaria de cultura Marta Arjona, se reúne con María del Carmen para decirle que en un país revolucionario ella tenía que ganarse la vida y si antes era criada ese era su oficio a partir de ahora (Sus cuadros fueron requisados por el gobierno, hoy sus cuadros tienen una cotización de más de 100.000 euros cada uno). María del Carmen moriría a la edad de 57 años en el año 1961 dejando a su hijo huérfano con 17 años y también ella está enterrada en el cementerio Colon de La Habana. Su hijo Miguel Ángel tuvo que ganarse la vida como buenamente pudo, sobreviviendo como podía y siendo perseguido por su condición de gay (hasta se casó para evitar estas persecuciones). En el año 2001 se puso a arreglar los papeles en la embajada o consulado para venir para España y le dijeron que no tenía ningún problema por ser hijo de española, solo que tardarían doce meses en dárselo.

rrasen con el hábito de los dominicos y una cruz entre sus manos, pues a él le gustaba mucho El Greco. Cuenta una de sus mecenas, que Fidelio cuando andaba mal de dinero iba a casa de ella y le descolgaba un cuadro de él que esta ya le había comprado, y él decía que era para retocarlo, entonces ella sabedora de sus tretas mandaba a su criado que lo siguiese y que aquel al que lo vendiese le ofreciese el doble de dinero para recuperarlo de nuevo. Fidelio fue un genial trotamundos que nunca salió de Cuba y está considerado uno de los cinco pintores más famoso de Cuba de todos los tiempos, hoy salas de exposiciones en Camagüey y La Habana llevan su nombre. Personalmente me gustaría conocer si existe algún familiar de María del Carmen Fernández de Candás, o alrededores para saber de qué familia era y si mantuvieron contacto con ella en algún momento de su vida así quedaría cerrada definitivamente este pequeño homenaje a esa mujer y su hijo que nunca pudo volver. La única foto que existe de ella con su hijo es la que publico la revista Bohemia en el año 1949 en una entrevista a Fidelio un mes antes de morir en el Hospital. 43


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MANUEL MENÉNDEZ SANTOS

En recuerdo de Isabel Serrano Cortina TAL fuera en primavera, un año hiciera en abrilen la fila de la partidahabía estado en un tris de emprender el viaje con billete solo de ida. SIN embargo, en la Uci o “cuidados intensivos” mejoraría los temidos augurios del principio. Con el traslado de planta Nuevos ánimos revivo. QUINCE días después, de mi estancia especial atendido por personal de notables atenciones, caducan mis vacaciones retornando a mi hogar. TRAS estos preliminares, comienza otra historia de adversa trayectoria afectando mi fortaleza, al impregnarme el alma de amargura y tristeza. HISTORIA que conjugaba el pasado y el presente. Tiempos consecuentes con todo lo sucedido adquiriendo madurez por lo práctico aprendido. COMO otras muchas cosas inseparables del ayer, con sus maneras de ser que recrea la memoria,

sacándolas de la historia y recordarlas otra vez. PERO, vida solo hay una para todos los humanos, ante su ley nos plegamos. verdad, el hombre propone más, otra fuerza dispone todo lo que proyectamos. SEGURO que tú los tenías en tu segunda juventud, considerando tu salud fuese leal compañera, no pensando tu confianza te saliera traicionera. MIENTRA, convaleciente pasaba volando el tiempo, alguien puso el acento en tu seria patología. Noticia a medias sabía Calándome muy adentro. ESTA nueva adversidad, dura como el pedernal, me caló en lo personal increpando a la vida: por qué reabrir la herida reiterando las uvas del mal. NO hay respuesta posible para el conocimiento, aún el descubrimiento tendrá las puertas cerradas. Sin embargo, una mañana la luz verá, el feliz evento. SUMIDO en reflexiones 44

sin salirme del contexto, vuelva mi pensamiento a tu estado de ánimo ¡cómo deseo el bálsamo para tu restablecimiento! COMO también pienso: entre dolor y tristeza, de tus seres más queridos: padres, esposo, amigos, te mantuviste erguida, con dignidad y entereza. ANTE los duros momentos, cada uno marcaba un hito sin que sonara un grito. Si bien, lo que no sabía era que iban socavando tu silente organismo. FUERON pasando los días como un rosario de cerezas, esquivando la tristeza mediante las reflexiones, ocupando mi intelecto en las sanas emociones. MEJORADA mi energía, comencé a pisar la calle cuidando cada detalle, consejo de la prudencia. No tenía ninguna prisa en mostrar impaciencia. EN una de estas salidas nos encontramos, Isabel emotivo momento aquel, en que la mañana fulgía.


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Lumbre para tu esperanza, destellos de fe en la mía ME comentaste lo esencial sobre lo que te afectaba; cCon terapia que trataba de recuperar tu alegría: cristalina y natural cual quinceañera niña. ME fui con la esperanza, y la fe en el corazón. Sabía que la cuestión era cosa delicada. Ciencia y deseos de vivir a ambos, mi fe se agarraba. EL ánimo más tranquilo, en sillón articulado, me quedé adormilado pero, con la mente activa pensando como el azar sus dados juega en la vida. CUAL rocío de la mañana fueron pasando los días, Navidad y Epifanía asomaban por la esquina, con su estela divina entre cánticos de alegría. EN uno de esos días que me dejaban pasear,

me volví a encontrar por sorpresa con Isabel y su compañero admirable, que siempre fuera Javier. AL tiempo de saludarnos ancha fuera mi sonrisa, sin esperar, estimada Isa, tu mirar pleno de alegría; tampoco tanta tristeza de tu mirada en la mía. MUY apagada fuera tu voz, como de garza herida, que viéndose perseguida, por implacable cazador, solamente deseabas escapar hacia la vida. SE fue con su compañero: punto de apoyo y amigo, con la mirada la sigo pensando en los reveses, golpeando tantas veces que al tiempo maldigo. NO sé si justo mi insulto, otras voces llaman traidor, argumentan en su razón que todo lo va matando, y solamente dejando profundos surcos de dolor 45

Y llegaron aquellos días envueltos en tradiciones animados por canciones para mentes infantiles, Verdad avivan recuerdos, pero solo en gentes mayores… PUES, pasado y presente actúan como dos extraños, haciéndose tanto daño, que hasta el aire conmueve, viendo como la gente pasa del dolor humano. NO así la parca que, en taimada noche serena, envuelta en su capa negra acudió a su propia cita, eligiendo tu visita: víspera de Nochebuena. RECUERDO, era domingo muy próximo al mediodía, muy contento me sentía por lo que había mejorado, también, muy animado por cálido soleado día. APENAS pisé la calle me sale al encuentro, gélido soplo de viento, como una muestra fatal,


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comprendí sin preguntar el contenido del “texto”. TORNÉ de nuevo al hogar con un moderado temor, pues, en la respiración noté cual un preaviso que me hizo sin dilación, conectarme al oxigeno. AL tiempo me tomaba, un suave tranquilizante confieso, pasé instantes: de sentirme temeroso. Lo pasado anteriormente me había puesto nervioso. DURANTE varios minutos permanecí acostado al tiempo que concentrado en la absoluta quietud. Solo quería tranquilizarme a mi resentida salud. CUANDO ya más relajado Me dirigí a la parada, La suerte me acompañaba, Con taxi al punto dispuesto. Raudo como el pensamiento En la puerta me dejaba. ENTRE emotivos abrazos A hijo y demás familiares,

Fui expresando pesares Al tiempo, me preguntaba: Por qué la parca tan pronto Tantas soledades dejaba. BREVE fue mi permanencia, por la sala llena de gente. me retiré discretamente saliendo al exterior, Carlos y grupo de amigos charlaban prudentemente. CON Carlos charlé u rato. breve fuera al momento, cicatero se hizo al tiempo, por la gente que llegaba a expresarle como hijo, sus emotivas palabras… UN aire fiel al invierno me trasmite cierto temor. Aunque no soy de oración miro el gaseado cielo, buscando en su toldo gris sus cálidos rayos de sol. ME ubico junto a Montse, sensata en una esquina. Una excelente amiga, fuera para ella Isabel. Tristeza leo en sus ojos, ella en los míos también. 46

ADEMAS de recordara la entrañable amiga, con acento apenado, vienen llegando en tropel vivencias del tiempo aquel, como si fueran legado. ENTRE estas cuestiones, para suavizar tristezas, principal fuera SOFECA como reina de las fiestas. Destacando las del Cristo, entonces, la gran señera… AQUEL grupo de amigas, y por supuesto, Isabel en su esmerado quehacer, se entregaban por el pueblo, esperando como premio que todo saliera bien. POR estos breves retazos, entresacados del ayer, el hoy nos quiere hacer ver, como que no han existido, deseando sean olvido porque ya no han de volver. CUANDO a punto de irme, ejercitando los pies, me despedí de Javier,


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de quien mi pensamiento mantenía digno el concepto que siempre tuve de él. DOS coches se ofrecieron para no bajar andando, pensé en ir caminando por terapia de ejercicio. No obstante agradecí el solidario servicio. EL motivo de caminar Combinaba más razones: oxigenar los pulmones como despejar la mente, influida por el ambiente cargado de emociones. TAMBIEN, necesitaba: como del cuerpo, acción, me urgía otra cuestión, como era mi intelecto: centrar los pensamientos mediante la reflexión. VERDAD que mi ánimo necesitaba alejarse. Con todo ya definido, Mi admirada Isabel, tiempos de hoy y de ayer contigo se habían ido. BAJO la tarde apacible en coche o caminando, la gente seguía llegando, pero con muchas urgencias. Las prisas, hijas del tiempo Jamás tuvieron paciencia. AUNQUE me alejo del lugar, un entorno poco grato tu imagen me acompaña trasladándome al pasado; buceando en los recuerdos más hondos de mi entraña. ECHARÉ mucho de menos, nuestras animadas charlas. Y aunque ya no han de volver sé las iré recordando lo mucho que me irán dando, del presente y del ayer. ¡AY!, si pudiera estos versos en tu recuerdo, Isabel convertidos en un vergel, o en un florido jardín, Compartido, sin fronteras

de uno a otro confín. ESE tiempo, recordar contigo, yo bien quisiera. tampoco habrá manera de que sean olvido. Hoy los guarda el corazón, y por la entraña protegidos. RAZON, querida amiga, de mi personal parecer, pensé en dar a conocer, solamente una parte, de los muchos méritos que honran tus virtudes de mujer. LAS de un carácter franco, vetado a la vanidad. Pues, nobleza y humildad iban juntos de la mano. Motivos para recordarlos y ejemplo para imitar EN tu primera etapa fuera tu hacer prudente, después, abiertamente, el compromiso abrazaste: por derechos e igualdad, con ilusión, luchaste. SIN embargo, ese ayer, que tu y yo palpitamos por el también luchamos, hoy es de otra manera: la lucha es faltriquera, la nuestra era de humanos.

YA me acerco a mi hogar, en él mi vida se asienta, viéndote con frecuencia cuando por delante pasabas, mis ojos te saludaban. Hoy ya notan tu ausencia. DESDE el postrero “adiós” en mi corazón eres historia, desfilará tu trayectoria, como al frente tu sonrisa. Nada borrará el tiempo, ni perdiendo la memoria. ENTRE tus muchas cosas, como virtudes de mujer: esposa, madre…, en tu haber en un crisol ejemplar. También tus principios con entrega y dignidad. ALGUIEN con gran prestigio dijo: “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.” El genio no te conocía, en cambio, yo tuve el honor de conocerte, Isabel. POR eso al recordarte: tiempos, pasado y presente, en mi corazón y mente: bondad, sonrisa y alegría. Virtudes que eran tuyas, fulgirán eternamente.

VERDAD los sueños reales, del pasado o del presente, a ciertos “dioses” estorban. Razón de que el intelecto tenga enfrente la escoba, cual cierre al conocimiento. Y COMO muy bien sabía tu perspicacia de mujer, muchas cosas de nuestro ayer, ya no sirven para mañana, la vida es artesana en cambiar de parecer.

TUS méritos contraídos los guarda el corazón, y cuando rememoración, en honor de tu ausencia, emergerán de mi esencia sin ninguna excepción. HACE horas, se fue el alba. con el alba pensé estas cosas cuando las horas luminosas, dejé el poema concluido, pensando en sus tristezas y en sus cosas hermosas.

EN cuya artesanía están todos los seres humanos: sean ateos…, o cristianos, de como la construimos y vivirla como nos plazca, todos somos artesanos.

AHORA como colofón, al ponerle punto final ruego por tu edén celestial: en el Cielo o en el Nirvana, tu tempranera partida descanse en Eterna Paz.

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MIGUEL MENÉNDEZ VIÑA

SUS LÁGRIMAS ERAN YA HISTORIA

(o la invención del selfie) Julia levantó la tapa de su portátil con desgana, no hacía ni media hora que había llegado a casa después de una jornada agotadora de trabajo. A la derecha y en un plato de postre yacía solitario un sándwich con un único ataque en un costado, un ataque melifluo y displicente, lo propio para una cena de circunstancias. El calor esa noche era exageradamente pegajoso, y la noche parecía una capa de brea humeante a punto de derramarse a través de las ventanas abiertas de par en par de unas casas que intentaban respirar, pero que lo conseguían a duras penas, asmáticamente. Estaba siendo un verano atípico para Rodillero y la zona del Cabo Peñas, por lo menos eso decían los más veteranos, aunque sonaba un poco a cantinela de todos los años “el año más caluroso, el invierno más lluvioso o el mayo más seco”, sonaba un poco como “el partido del siglo” que se repite como tres o cuatro veces cada año. Una vez encendido el ordenador, Julia se dispuso a descargar las fotos que tenía en su móvil. Lo hacía todas las semanas, religiosamente, luchando a menudo contra el tedio y la desgana, clasificando por fechas y eventos todas y cada una de ellas. Merecía la pena el esfuerzo. A Julia le gustaba inmortalizar momentos. No había evento lúdico o celebración por pequeña e insignificante que fuese que no recogiera con su cámara o su móvil; un día de playa entre amigas, una comida en familia, las fiestas del pueblo o una acampada en Antromero, todo lo inmortalizaba, aunque luego llegaba el trabajo penoso y cansino del trasvase al disco duro y al portátil, pues lo almacenaba en varios sitios por si algún dispositivo llegara a fallar, algo que por otra parte le había ocurrido en alguna ocasión. Mientras descargaban los datos se levantó, se sirvió una copa de vino y se asomó por la ventana. El aliento de la noche era denso, casi palpable. Alguna estrella se dejaba ver, temerosa, para luego ocultarse otra vez entre el manto de nubes, como un niño pequeño que se esconde entre las piernas de su madre para ver la realidad desde una atalaya segura. Julia se sentó en el sofá, apoyó su copa en una mesita y colocó el portátil entre sus piernas. Abrió la carpeta “ fotos” y colocó el puntero en la primera subcarpeta, denominada 2005. En ella había más subcarpetas: “semana santa Portugal” “ boda primo Juan” “parrillada Carranques” “Verano” “Cristo” etc…Decidió empezar por la primera y la abrió. Se desplegaron cientos de fotos del viaje hecho con sus amigas a Peniche y empezó a pasarlas, se le había dibujado una sonrisa en el rostro, cada instantánea era un momento divertido. Aparecían sus tres amigas en poses graciosas, en el coche, en la playa, en un restaurante, en la muralla de Óvidos… un viaje muy bonito. Cerró esa carpeta y abrió otra que ponía 1998. Todo seguía ordenado por fechas y eventos. Abrió una subcarpeta deno48


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minada “Cies” y empezó a ver fotos de esa acampada en esas islas gallegas. Volvió a ver a sus amigos en todo tipo de poses graciosas . Sonrió de nuevo. Abrió la tercera carpeta con fecha al azar, 2001, y posteriormente la subcarpeta “boda Manuela. Todos sus amigos estaban elegantes, por lo menos al principio, porque según iba pasando fotos el protocolo se iba diluyendo en alcohol. Se acordó, por medio de una foto, que ese día se casó una pareja, pero se formó otra, la de Eva y Luis, a los que descubrieron en los baños dedicándose todo tipo de caricias y arrumacos. En un momento dado, Julia, mudó su semblante. En todo el tiempo que había estado viendo fotos no había una sola imagen suya. Siguió buscando entre diferentes carpetas, por si había alguna que le hubiera sacado algún amigo y no encontró nada. Se dio cuenta de que los únicos recuerdos que tenía de esos años llegaban a través de las fotografías. Tenía recuerdos de lo que habían hecho otros. HABÍA INMORTALIZADO LA VIDA DE LOS DEMAS, pero no tenía el más mínimo recuerdo suyo. No sabía siquiera si había disfrutado o se había aburrido. No sabía si había reído o llorado, amado o herido. Se le había ido la vida entre los dedos como arena fina de verano. Era una imagen detrás del espejo, pero sin reflejo no hay vida. Sus recuerdos estaban únicamente en esas fotos, ERAN únicamente esas fotos, lo demás parecía haberse diluido como un azucarillo en un café. Se levantó al borde de la náusea, mil lancetas parecían hundirse a través de su piel. Las lágrimas afloraron. Por primera vez en años estaba viviendo algo suyo. Se sentía rara al saberse protagonista. Cogió su móvil y se fue al baño. Pensó que ese momento tenía que ser inmortalizado. Se puso frente al espejo y se sacó la foto , sus lágrimas eran ya historia.


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LOLI MONZÓN Fotografías Mandy Velasco

XXVIII SALÓN DE TEATRU COSTUMISTA ASTURIANU DE CANDÁS Y GALA DE LOS “PREMIOS AURORA” El miércoles 15 de agosto de 2018, a las 23 horas, da comienzo en el Teatro Prendes de Candás, el XXVIII Salón de Teatru Costumista Asturianu, con la obra “El secreto de les marañueles”, un estreno absoluto, protagonizado por el G.T. Les Ayalgues de Candás (Carreño).

Las funciones teatrales, a lo largo de los días dedicados a esta actividad, tan esperada, se desarrollan con una excelente acogida. La gran participación de grupos teatrales dan al Salón de Teatru Costumista Asturianu de Candás, consolidación y firmeza en el desarrollo de este género.

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Estatuilla de los Premios

5/G.T. Santa Bárbara, Llaranes (Avilés) Obra: Un xinecólogu mui particular 6/G.T. Carmen López, La Felguera (Llangréu) Obra: ¿Qué fice yo pa merecer esto? 7/ G.T. Chanclos Asgaya (Uvieu) Obra: ¿Quién entruga por él? 8/A.C. Padre Coll, La Felguera (Llangréu) Obra: Como dos gotes d´ agua 9/G.T. San Félix, Valdesoto (Siero) Obra: La maldición de la pita roxa 10/G.T. Rosario Trabanco, (Xixón) Obra: La difunta y otres yerbes 11/G.T. Carbayín, Carbayín (Siero) Obra: Escapada rural 12/G.C. Xana, Perlora (Carreño) Obra: Los amores de Ximielga

Cartel del Salón de Teatru Costumista de Candás

1/G.T. Les Ayalgues, Candás, (Carreño) Obra: El secreto de les marañuelas 2/G.T. La Farola de Xixón, (Xixón) Obra: Hércules y Agatha 3/Compañía Asturiana de Comedias (Xixón) Obra: Nieve nel puertu 4/A.C. El Hórreo, Barcia (Valdés). Obra: Superpín

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El Jurado se reunió el 29 de agosto en el Teatro Prendes para exponer y manifestar su valoración. Después de una deliberación sobre las opiniones presentadas por los componentes, se llega a una resolución y consenso sobre la distribución de premios. El viernes 31 de agosto, a las 21 horas, se celebró la Gala de los “Premios Aurora” en el Teatro Prendes, con asistencia de autoridades, jurado, componentes de las compañías, espectadores...

Jurado de izda. a dcha.: De pie Alain Fdez., Cecilia Tascón, Loli Monzón, Mandy Velasco, Menchu Fdez. y Eduardo Morán. Sentadas: Erundina Busto y Ángeles Rodríguez.

PREMIOS AURORA 2018 Mejor actor: Manuel F. Rodríguez, Compañía Asturiana de Comedias, Xixón. Mejor actriz: Pili Ibaseta, Compañía Asturiana de Comedias, Xixón. Mejor actor secundario: Armando Felgueroso, Compañía Asturiana de Comedias, Xixón. Mejor actriz secundaria: Diana Suárez, G.T. Santa Bárbara, Llaranes- Avilés. Mejor dirección: José Ramón Oliva, G.T. Carbayín, Carbayín- Siero. Mejor maquillaje y vestuario: G.T. San Félix de Valdesoto-Siero. Mejor decorado y vestuario: Nuria Trabanco y Geli Fdez. G.T. Padre Coll, La Felguera, Langreo Mejor texto estrenado: “Hércules y Agatha”, de José Ramón Oliva. representado por “La Farola de Xixón”, Xixón. Premio del público a la mejor función: “Superpín”, A.C. El Hórreo, Barcia-Valdés Premio “Anxelu” de monologuismo cómico: Concurso de Folklore Ciudad de Oviedo, por su apoyo al monologuismo. Premio Honorífico “Aurora Sánchez” a Menchu Álvarez del Valle, por su larga trayectoria como locutora en la radio asturiana.

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Actores y actrices participantes en la obra de la Gala.

Momento de la entrega del premio “Anxelu”.

Menchu Álvarez del Valle recogiendo el Premio Honorífico.

La incertidumbre y el entusiasmo por lograr algún premio se reflejaba en el ánimo de cada uno de los nominados. Con la puesta en escena, col espectáculu: “Cuatro bodas y una Gala”, producida y dirigida por D. Alain Fernández, empieza la función. Como todos los años se manifiesta el

extraordinario trabajo y el interés que el autor pone para que todo salga bien y sea del agrado del público. Felicidades a D. Alain Fernández por la organización y por su participación en este acontecimiento, así como a todos los nominados y muy especialmente a los premiados. 53


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La Gala se cierra con la fotografía de los participantes, premiados y autoridades.

Una especial rememoración a Arsenio González, que desde el año 2018 figura en el logotipo del Salón de Teatro Costumbrita Asturiano de Candás, acompañándonos con su mirada, sonrisa y versos, que él mismo escribió, en su día, para despedir a Aurora Sánchez. También una mención especial para Eladio Sánchez, gran director y actor de la Compañía Asturiana de Comedias, que nos dejó unos meses después de su gran amigo y compañero Arsenio. A partir de este año, el Premio a la Mejor Dirección llevará el nombre de Eladio Sánchez. Os recordamos con todo nuestro cariño.

De izd. a dcha.: Josefina García (esposa de Arsenio González), Alain Fernández (Gerente del Teatro Prendes), Pili Ibaseta (esposa de Eladio Sánchez) y Norberto Sánchez (hijo de Eladio Sánchez). 54



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ARTURO MUÑIZ FERNÁNDEZ

Las comunicaciones de Candás EL FERROCARRIL DE CARREÑO (Apuntes para la crónica de un hecho trascendental) Los viajeros de la Ilustración, así como numerosos cronistas posteriores, sintieron gran interés por conocer las tierras del Principado, aunque muchos de ellos las describen con palabras nada complacientes, en particular por lo agreste del medio natural, si bien lo consideran muy rico y resaltan el aislamiento y lo penoso de las faenas rurales. Los malos caminos, las montañas escabrosas, los bosques llenos de fieras, el alimento precario y las posadas llenas de pulgas aparecen en el relato de muchos de aquellos visitantes, tanto forasteros como coterráneos. Pero todos ellos coinciden en alabar la grandeza del paisaje, la abundancia de caza y pesca y el verdor de los praderíos donde pastan rebaños de ganado vacuno, entre ellos el espacioso y fértil valle de Carreño. Uno de los cro-

nistas que recorrieron Asturias fue el malagueño Juan Gualberto López Valdemoro, Conde de las Navas, autor del libro “De allende Pajares. Paisajes y cuentos” (Madrid, 1903) y de la novela “¡Avante!”, ambientada en Candás a finales del siglo XIX. En Gijón, López Valdemoro alquila una carretela y sale en dirección a Carreño. Al paso del carruaje, va contemplando los fecundos maizales de Veriña, las arboledas tras las que se esconde Carrió y, por fin, a la vuelta de un altísimo peñasco, la villa de Candás, a cuyos pies se tiende una pequeña pero acogedora playa, y arriba, en las rúas de olor a salitre, una fonda, dos cafés y varias casas de huéspedes. Antes de la visita del Conde de las Navas fue el médico, economista y clérigo inglés Joseph Townsend quien, en su viaje por España (años 1786

Archivo del autor Arturo Muñiz Fernández. Trasiego de pasajeros en el Musel.


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Trazado, ya desaparecido, por los acantilados del Tranqueru. Archivo Museo Nacional del Ferrocarril.

y 1787) recorre el Principado en coche de caballos y menciona distintos puntos costeros, entre ellos Carrió, Perán y Candás. A su vez, el jurisconsulto y escritor Juan de Dios de la Rada, cronista de los viajes que en 1858 realizaron los Reyes por tierras de Castilla, León y Asturias, también se refiere a Carrió y cita el lugar de Perlora y la villa de Candás, “con su pequeño pero seguro muelle, su severa capilla del siglo XVII y su devoto Cristo”. Hasta 1867 no existió una comunicación regular de viajeros entre Gijón y Avilés. Ambas villas estaban atendidas por un servicio de diligencias que hacían el recorrido sin horario fijo y de cuya irregularidad e inconvenientes se hacía eco la prensa de la época. Las diligencias de Oviedo a Gijón y Avilés, así como las que servían a las localidades intermedias de Luanco y Candás, eran muy solicitadas durante el verano. Así, el 25 de abril de 1879, “Saladino” (seudónimo de don Félix de Aramburu) escribía la siguiente gacetilla en la “Revista de Asturias”, que él dirigió entre 1877 y 1883: “Se ha rematado un trozo de carretera que desde Perlora a Candás irá ceñido a la costa, haciendo así mucho más fácil la comunicación entre aquel puerto y el de Gijón y desapareciendo la famosa Cuesta de la Formiga, verdadero padrastro de la vía que hoy existe. Para los bañistas que tienen predilección por el tranquilo Candás, dicha obra encierra verdadera importancia también, pues una vez concluida será de rápido y fácil acceso la magnífica playa de la Palmera y se hará un agradabilísimo paseo por las orillas del

mar hasta llegar a Perlora, donde distinguimos particulares, amigos de muchos, poseen “chalets” que no han de cerrar a los turistas sus hospitalarias puertas”. En 1891, la “Guía de Gijón”, de José García Bosquet, da cuenta de que cubrían este itinerario los carruajes de Ramón Artime, (a) “Cachán”, Julio Arruquero, Manuel Viña y José Gutiérrez, (a) “Siete”. Los dos últimos salían de Gijón a las 3 y media y llegaban a Candás a las 6, y a Luanco a las 6 y media. El coste del viaje era de 1,50 pesetas a la villa candasina, y de 2,50 a la de Luanco. La parada de los coches con destino a Veriña, Candás y Luanco estaba situada en la plazuela del Carmen de la villa de Jovellanos. Y no era infrecuente la privación de este servicio por parte de usuarios que, por razones personales, casi siempre económicas, utilizaban otros medios de traslado, bien fuera la barca, el caballo o la “xarré”. Pero lo más penoso de aquellos desplazamientos eran las ingratas caminatas a través del túnel de Aboño, tan utiizado por los obreros del puerto de El Musel, que portaban su habitual cesta de mimbres conteniendo la comida de la jornada y en la que, ya de regreso a casa, recogían unos puñados de maíz, unos plátanos sueltos o restos de carbón esparcidos por los cargaderos del puerto. Y esta exigua “cosecha” contribuía, aunque de modo tan modesto, al alivio de la carencia de recursos en que se movía la economía obrera de la época. Ya en el umbral del siglo XX, tiene lugar un hecho que mejorará en gran medida las hasta entonces deficientes vías de comunicación con el concejo de Carreño. 57


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Puente del tren (Ferrocarril de Carreño) construido en 1908. Archivo de Arturo Muñiz Fernández.

En 1900 se constituye en Gijón la Sociedad Anónima Crédito Industrial Gijonés, una de cuyas filiales, la Sociedad Minas de Hierro y Ferrocarril de Carreño, obtiene en 1902 la concesión del F.C. Aboño-Candás y ramales a las minas de Coyanca, Piedeloro y Regueral; su primer objetivo, según la escritura fundacional, “es poner en explotación las minas de hierro que aportan los asociados y cualesquiera otras que puedan adquirir”. Se inaguró en 1909 con tracción de vapor, sustituida en 1915 por la eléctrica. Dos años después se constituye la Compañía de Ferrocarril de Carreño S.A., a la que se transfiere la concesión de la línea Aboño-Candás y sus ramales y cuyo objetivo es “tomar el definitivo aspecto de ferrocarril de uso público”. Y el 3 de agosto de 1922 se inaugura el ferrocarril eléctrico desde el puerto de El Musel a Avilés, con parada en la villa de Candás, quedando abierto al público el 6 del mismo mes. El viejo ferrocarril de vapor que transportaba mineral de hierro desde Regueral a El Musel había sido electrificado en 1920, y las obras, bajo la dirección del ingeniero Sr. Alvargonzález, Fueron posteriormente prolongadas hasta Avilés y su ejecución duró más de dos años. La línea Aboño-Candás-Regueral y ramales se inauguró el 8 de enero de 1909, según documentan los autores Consolación Pérez Alda y Ana San Salvador del Valle Zarrabeitia.

La línea constaba de una longitud de 22,5 Km y una anchura de 1 m; los carriles eran de 15 m de largo y 30 kg de peso por m. El radio mínimo de las curvas alcanzaba los 250 m, y en el trayecto Reguera-Avilés abundaban las alineaciones de 1.500 y 2.000 m. La línea contaba con 8 estaciones y 2 apeaderos. Algunas de las estaciones tenían gran movimiento de pasajeros y mercancías, como la de Perlora, de la que salía piedra y cal para la construcción. Candás despachaba por esta vía las producción de cinco fábricas de conservas de pescado y, a su vez, Regueral proporcionaba mineral de hierro, y las otras daban salida a diversos productos agrícolas y sus derivados, especialmente leche, que se destinaba a una fábrica, cercana de Avilés, que la transformaba en polvo. El material móvil de la línea estaba constituido por varios automotores de 2 “bogies” (o bojes) que disponían en cada eje motores de 70 Hp cada uno, con una fuerza total de 280 caballos, así como frenos de aire comprimido eléctricos y de mano. La toma de corriente se fectuaba por medio de dos pantógrafos que rozaban el hilo suspendido por el sistema catenaria. Tanto estos coches como los remolques, del mismo tipo, eran capaces para 72 viajeros cada uno; su longitud era de 17 metros y se hallaban divididos en departamentos de primera y segunda por una plataforma central. 58


La corriente era suministrada a 650 voltios por la central término Regueral, que disponía de los conmutatrices de 250 Hp y una batería de acumuladores de 400 Hp, en medio del trayecto. Tanto la vía como la línea se habían construido atendiendo a la gran velocidad y al mucho movimiento de trenes, ya que, además de las mercancías, circulaban diariamente 34 trenes de viajeros, es decir, 17 en cada sentido. Dos guías turísticas de Gijón, una de 1930 y la otra de 1932, recogen sendos anuncios del Ferrocarril de Carreño y Avilés. En ambas se detalla el horario de salidas y llegadas, con paradas en Candás, y señalan este aviso: “Los viajeros deben tomar el tranvía en los Jardinillos de la Reina, que salen 40 minutos antes, para enlazar en El Musel con el tren”. Con la instalación de la ENSIDESA y otras empresas auxiliares vinculadas a ella, Carreño se convierte en un espacio territorial de gran relieve para el desarrollo y aprovechamiento de sus recursos naturales, dada la favorable comunicación con aquel entorno industrial. Con la mejora ferroviaria y la ampliación de horarios y servicios se enriquece el trasiego de viajeros Gijón-Avilés y adquiere gran protagonismo

el nuevo apeadero de Candás, remodelado en 1962 y emplazado en el centro neurálgico de la villa. La vieja villa candasina, de tradición economía marinera, se vio muy influida por la proximidad de las instalaciones siderúrgicas avilesinas y, aunque en gran parte hubo de renunciar a los tiempos de esplendor de su prestigiosa industria conservera, ésta se fue reconvirtiendo y adaptando a las nuevas circunstancias, favorecidas por la ampliación y mejora del puerto y el incremento del sector Servicios, en el que hoy alcanza gran relevancia el turismo y la hostelería. Quedan muy atrás los días de la repoblación de la puebla candasina por el rey Alfonso X el Sabio, pero permanece anclada en la historia la evocación de los antiguos peregrinos encaminándose, a pie o a caballo, hacia el santuario del Cristo. Se ha desvanecido en el recuerdo el corcoveo de las caballerías que tiraban de las diligencias perezosas. Pero se renueva, sin perder su esencia de siglos, la carreñense villa de Candás, cada día más visitada (y no sólo mediante el ferrocarril que recorta tiempo y gana modernidad), sino a través de otros medios de comunicación que la enlazan a la región y al resto del país.


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ALFREDO PÉREZ PANTIGA

Aparición del Cristo de Candás Flotando en alta mar un gran madero con un Cristo a lo lejos divisaron unos nobles candasinos marineros, y de la brava mar lo rescataron. A bordo con fervor lo colocaron cuidando al Redentor con tal esmero, que el Cristo sonrió ante aquel amparo, y a puerto entre plegarias lo trajeron. El pueblo lo acogió como un regalo, guardando aquella imagen con esmero cual tesoro marinero más preciado. Y en Candás para siempre entronizado vive el náufrago Cristo marinero, por miles de romeros venerado.

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PREGÓN DE LAS FIESTAS DEL STMO. CRISTO 2018

Carlos Prendes Viña Muy buenas noches: En primer lugar tengo que agradecer a Amelia, nuestra alcaldesa, y al resto de Corporación municipal, el honor que me hacen al invitarme a dar el Pregón de las Fiestas del Cristo de este año, 2018... pues creo que esto es lo máximo para un candasín... y viendo la calidad de los pregoneros de los últimos años, no sé si llegaré a ese nivel. No sé qué meritos vieron en mí, pero en fin, intentaré no defraudar. Nunca soñé verme en este lugar y si soy sincero me siento muy honrado; y nada menos que este año tan especial, ya que es el Año del Deporte en Candás y se cumplen 50 años desde que el primer candasín fue a una Olimpiada, México 68. Ya llovió! Quiero también dar las gracias a muchas personas este momento tan hermoso... empezaré por Rocío, mi mujer, mis hijos y ahora a mis nietos: qué aguante y qué paciencia, horas y horas esperándome mientras entrenaba o competía. Antes de que se me olvide tengo que decir que en mi piragua, en México, tenía puesta en la proa una medalla del Cristo de Candás y cuando llegaba a la meta el primero que llegaba era ÉL. Mis compañeros de equipo en vez de decir Cristo de Candás, decían Cristo de canoas, la verdad es que siempre me dio suerte. Siguiendo con los agradecimientos no puede olvidar a Manolo Muñiz (Director del Polideportivo), ni a Vicente (el mejor médico deportivo del mundo mundial... y el más servicial) y que no se me olviden mis padres, Telma y Amando, y hermanos... sobre todo mi padre que fue el verdadero fundador del Club los Gorila. Bueno ya sabéis que los cuatro que empezamos éramos mis hermanos Amando, Pipo, un amigo, Mamel y yo; desgraciadamente ninguno está con nosotros. Desde donde estén creo que dirán: “Mira Carlos... acuérdase de nosotros”. Como bien sabéis, pregón quiere decir anunciar, difundir, notificar la buena nueva de fiestas y alegría, en

este caso, hoy tengo oportunidad como pregonero de fiestas difundir nuestras Fiestas del Cristo de Candás. Vuelvo con las Fiestas, que eran para nosotros (mis hermanos y yo) una cuarta parte fiesta y tres cuartas partes trabajo porque teníamos una carnicería, y hace 70 años no había neveras (por lo menos en Candás) y había que trabajar la carne muy al día para que estuviera fresca y, claro, había que matar los xatos, gochos, conejos, pites, pollos... los mismos días de las fiestas, pues en aquellos tiempos todo era casero, terminábamos más cansaos de trabayar que de bailar. Mi padre nos decía: “sí, podéis, ir a la verbena, pero ya sabéis que hay que levantarse a las 7 a trabajar, como siempre...) y el único que aguantaba ese ritmo era Pipo... Amando y yo no aguantábamos ese plan y a la 1 o las 2 pa ́ la cama, éramos los primeros de la pandilla que nos retirábamos de les verbenes. Pero éramos felices y no nos faltaba lo más necesario, daros cuenta de que hablo de los años de la postguerra, éramos niños y no nos enterábamos de la fiesta y lo bueno para los pequeños era que el día del Cristo, con suerte, a lo mejor, estrenábamos algo de ropa, o una botas para el invierno... ¡Los niños éramos felices! Recuerdo cuando íbamos al Catecismo después de comer, los domingos, y a continuación Don José, el cura, sí el mismo de la calle José González Muniello, El Nodo, nos llevaba unos domingos al cine, El Apolo, bajando por las escalinatas y otros domingos a ver el Canijo ¡GRATIS!... claro, el catecismo no se lo perdía nadie. Íbamos en fila india desde la Iglesia hasta el cine o el campo de futbol, por la derecha los niños y por la izquierda las niñas. ¿Volvemos al deporte? Os voy a contar la otra cara del deporte: la ropa que usábamos... el chándal podía ser un jersey viejo que mojado pesaba más de 5 kg, el calzado eran alpargatas viejas que se nos salían o rompían las cintas, José Medina, el tenor, entranaba con chirucos ¡vaya nivel! 61


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gratificante eran aquellos entrenamientos en pleno invierno a las 8 de la mañana en el Pantano de Trasona, o a las 8 de la tarde, porque el Club Ensidesa, que eran los dueños del Pantano, no nos dejaban entrenar a horas normales. Por la noche nos guiábamos por las luces de la Presa. Los vestuarios eran detrás de un bardial, y nos lavábamos en una fuente que había debajo de la presa; las piraguas teníamos que llevarlas en una furgoneta, 6 o 7 piraguas atadas encima, pero El Cristo de Candás estaba con nosotros... nunca tuvimos un accidente. Después de unos años, un aldeano de Trasona, Lalo, nos dejó ponerlas debajo de su horreo y vestirnos en la tenada... eso era el paraíso soñado ¿puede alguien quejarse de las instalaciones actuales? No lo teníamos mucho mejor en Candás... en un almacén que nos prestó mi padre en el muelle, donde ahora es el Restaurante de Falo, antiguo almacén de pescado, teníamos una ducha para 30 o 40, la mayor parte de los días sin butano, por falta de perres. Recuerdo a Castillo, Chis, Victor, Mori, Jose Antonio, Falo, Pedro, Hermio, Palmeiro... y 1.000 más. Todos unos fenómenos, que me perdonen los más de 500 que no nombro. Se me olvidaba deciros que empecé a hacer deporte hace 65 años, en el Candás Juvenil, jugaba de portero..., jugar es un decir, en dos años jugué un partido... era muy malo. Creo que me ficharon enchufado, aunque no lo sabía, pues mi padre era el Presidente (lo fue durante 20 años), pero lo mío por lo visto era hacer deporte; junto con 5 amigos hicimos un equipo de Balonmano, no teníamos campo, entrenábamos en la calle la Cruz, que estaba sin asfaltar (ahora hay 6 u 8 cubiertos y descubiertos), fuimos a Luanco y nos dejaron jugar en el patio del Instituto, ¡Madre mía que raspones!, pero de algo sirvió tener madre fata??? ya sabeís que fatos son los de Luanco y yo soy la mitad. Recuerdo que una vez fuimos a Turón a jugar y después nos lavamos en el Nalón, quedamos negros de carbón. Al llegar a Candás pensaban que eramos inmigrantes de las pateras. En ninguna parte había instalaciones, ni en sueños imaginábamos lo que ahora tenemos. Nunca pasé más de 8 días sin hacer deporte. Bueno, quitando los 3 meses que pasé veraneando en la UVI... Bueno, con deciros que a la mili llevé una piragua y entrenaba en el Pisuerga, en Valladolid, pues las tardes las tenías libres. Recuerdo una vez lanzando el disco en el patio de la jefatura de artillería donde estaba destinado, marchome desviado y entró por una ventana del hospital militar y casi mato a un paisano. En Balonmano fui mejor que en el fútbol ya que llegue a la selección Asturiana Junior, ya estudiaba en la

¿Y los viajes? No me olvido de aquel grupo que entrenaban a diario y no competían... Mariano, Chus, José Luis, los Argüelles, Rubén el heladero y tantos otros... hasta Alain entrenó conmigo! y que me perdonen, pero si nombro a todos estoy hasta mañana. Recuerdo una vez que estábamos por Yavio y dije: “Venga, ¡vamos a dar vuelta!”, y uno dijo: “¿Hay que volver?” Cuando íbamos lejos a remar, (Sevilla, Galicia, el País Vasco...) los hacíamos por la noche, durmiendo en esponjas en la furgoneta para ahorrarnos el hotel, nunca pisamos uno, y cada uno llevaba sus bocadillos para dos días, y aún así, Los Gorilas era el mejor equipo de España, qué diferencia con lo que tenemos ahora, las instalaciones y facilidades... en Candás somos unos privilegiados, tenemos de todo. Debemos apreciar y agradecer la calidad de vida que hay en este pueblo. Empezando por el teatro Prendes que tenemos dirigido por Alain, coros, talleres de manualidades, el polivalente… la biblioteca ¡pero si tenemos de todo! Hasta el gran cantautor Pipo Prendes ye de Candás! Yo hice mi primera jabalina con una caña de pescar y lanzaba el peso con una pesa de 5 kg de una balanza de aquellas que se usaban en aquellos tiempos. Cuando iba a correr por El Regueral, Perlora, Antromero... los paisanos que trabajaban las tierras se decían unos a otros: ¡Mirai, mirai... un guaje corriendo! Creían que estaba loco! También había un lado positivo; corría más aprisa para que no me alcanzaran los perros. Los éxitos son muy conocidos, pero lo más duro y más 62


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Escuela de Comercio de Gijón, y el profesor de gimnasia me preguntó si quería hacer atletismo, le dije que sí para que me aprobara, y en los 3 años siguientes quedé campeón de atletismo junior, en disco, peso y jabalina, y por primera vez fui a un campeonato de España. Ah! Por cierto creo que fueron los únicos sobresalientes que saque en mi vida, en gimnasia. ¡Debemos valorar lo que hoy en día tenemos! Quiero dar las gracias a los dirigentes tanto políticos, como deportivos. No puedo olvidar al anterior alcalde Ángel Riego, gran defensor del deporte. Disfruto yendo al “poli” y ver todas las canchas y gimnasios (sí, gimnasios, pues tenemos 3, en el poli 2 y en la piscina 1) llenos a rebosar, desde nietos hasta abuelos y abuelas, con Luisa al frente de los niños que tienen entre 40 y 80 años. ¿Y los conserjes? Siempre atentos a todo y a todas, con el gran veterano Kaki, a la cabeza. Con deciros que entrena en Candás el Marino de Luanco ¡Hay que traganos! Pues tenemos 3 campos de fútbol en Candás y otro en Perlora, pa’un pueblin no está mal. Volviendo a las fiestas, soy consciente de que me quedaron por el camino muchos años de disfrute de nuestras fiestas del Cristo (ya que a los 20 conocí a mi mujer y antes de esa edad no era yo muy fiestero, después fui a la mili y a los 23 años nos casamos y nos fuimos a Mexico, donde ella nació, allí residimos durante 9 años. Remé con México un campeonato del Mundo, Berlín 1966, quedé campeón de América y fui a la Olimpiada,

México 1968, pero soy un sentimental y tenía mucha morriña y no se me quitaba de la cabeza mi Candás querido, el Día del Cristo, San Antonio, San Roque, la Peña Furada, la Farola, la Baragaña...por cierto, que me gustaba más la vieja, porque ahora es más pequeña y encima te pegan balonazos al ir a comprar un helado; cuando yo era niño no se podía jugar al fútbol... para eso estaban los municipales, Melquiade y el Roxo. Pues eso... a causa de la morriña volvimos a España, mi mujer fue al principio la perjudicada, lo pasó mal ya que tuvo que dejar en la otra parte del mundo a sus padres, hermano, amigos... pero ahora es casi más candasina que yo... hasta se viste de candasina en las fiestas, con trajes que ella misma confecciona tanto para ella como para sus nietos! Los últimos, los mellizos que todavía no tienen dos años! Todos sabéis y si no pues ya os estaréis dando cuenta de que el deporte es mi vida, mi droga, así que tengo que hablar de ello: os diré que en el polideportivo se practican más de 20 modalidades deportivas, los padres deben de agradecer a todos estos entrenadores su dedicación y paciencia: Rubén, David, Juanjo, Luis, Lola, Babiti, Iván, Luisa... y que me perdonen los 15 o 20 que faltan! Pero con estos son con los que más trato tengo, pero todos los niños están en buenísimas manos. Las personas mayores también tienen Yoga, Zumba, Pilates... bueno, incontables actividades. Me gustaría, si me permiten, dar un consejo a los niños y otro a los padres:- A los niños les diré que no se obsesionen con ganar, pues no es mejor deportista 63


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el que gana, sino el que mejor se porta con los compañeros, con los contrarios, con el entrenador, el que sabe ganar, pero también perder. - A los padres les diré que no agobien a sus hijos, que les dejen a ellos y a sus entrenadores tranquilos, que no les impongan en especial niguno, sino que se lo INCULQUEN, dejarles que hagan el deporte que les haga felices. No olvidéis que el deporte enseña a los niños a ser disciplinados, educados... y sobre todo luchadores. El deporte es para pasarlo bien, no para pasarlo mal. También me gustaría decir que si su hijo hace alguna travesura, no les castiguen sin ir al entrenamiento... mejor castíguenlo sin el móvil o las gominolas, pero por favor nunca les quiten el deporte. Os aseguro que es un error, lo sé por experiencia. No puedo terminar sin mencionar que cuando yo era niño los romeros venían al Cristo con su cesta con la tortilla y empanada y se llenaban los prados del apeadero, de Manolín de Vicente, de mi güelo, el prado donde ahora está el aparcamiento del apeadero. Era una romería entrañable... qué tiempos aquellos. Gracias a las fiestas, los que aquí vivís y trabajáis todo el año, experimentáis que, por unos días, el pueblo se ilumina y, en cierto modo, se rehace. La fiesta se convierte así en un espacio para el encuentro, para el rejuvenecimiento, para la nostalgia y, sobre todo, para las ilusiones que cada año se renuevan. Y principalmente una ilusión: la de nuestra felicidad. Para mí el Cristo sigue siendo la fiesta principal de mi pueblo.

Y ahora os invito a que aparquemos, por unos días, nuestras preocupaciones y nos dispongamos a vivir con intensidad nuestras Fiestas de septiembre.No olvidemos que cada día es único en nuestras vidas, y que solo de nosotros depende que, además, sea inolvidable. Todos los forasteros que vienen a nuestro pueblo lo recuerdan siempre con mucho cariño y los candasinos cuando estamos lejos de donde somos, de Candás,... la capital de Gijón. Candás es un pueblo donde la pertenencia al grupo está muy presente, un pueblo que engancha, que atrae, amigable, un pueblo solidario. Un último apunte: yo creo que el Cristo de Candás era deportista, porque ¿no lo encontraron nuestros marineros nadando? Lo digo en serio. Os deseo a todos que disfrutéis y que paséis estas fiestas alegres y felices y de una forma sana, y ya lo sabéis después de las fiestas nos vemos otra vez en el Poli, en la piscina o en el campo. Muchas gracias por estar aquí y por escucharme. Perdonad si fui muy pesado... pero como soy deportista igual me pasé hablando del deporte y sus beneficios para todos, niños y abuelos. Una vez más perdón si os aburrí, pero es que no soy de letras! De nuevo gracias y ¡VIVA CANDÁS! ¡VIVA EL CRISTO DE CANDÁS! ¡VIVA LOS CANDASINOS, Y LOS NO CANDASINOS! ¡Y VIVA LAS FIESTAS QUE HOY DAN COMIENZO! 64


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CHERES QUINTIN

Yo tenía una casina Yo tenía una casina, con ventanas a la mar, en el concejo Carreño, y cerquina de Candás.

Tenía buenos vecinos, como familia, diría, y yo los recuerdo a todos, porque a todos los quería.

Al lado tenía la playa, aquel arenal hermoso, donde jugaban mis hijos, disfrutando sin reposo.

Y aquel hermoso animal, un gato de color blanco, que siempre a la misma hora me esperaba en aquel banco.

Y en mi poco tiempo de ocio, pintaba y hasta escribía, mimaba un jardín pequeño y el tiempo así transcurría.

Pero los años pasaron, porque de eso va la vida, y ahora que no estoy en ella, añoro la mi casina.

Por la antigua vía del tren, alguna vez por semana, llevábamos a nuestros hijos a la Perlora cercana.

Porque mis hijos pensaron, que no debía estar sola, amaino mi nostalgia, escuchando la caracola.

Allí merendábamos todos, churrinos con chocolate y de vuelta para casa, aquello era un combate.

En la playa de Xivares, la encontré un atardecer, y escuchando sus susurros pienso que voy a volver.

Intentando poner orden, y a la altura del Tranqueru, si aún teníamos tiempo, bajábamos al pedreru.

Yo tenía una casina con ventanas a la mar, en el concejo de Carreño, y cerquina de Candás.

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JOSÉ LUIS R. ARTIME

La vida en

Cuatro fuentes La Cuesta

pequeño. Una de ellas, mi madre comenzó la oración pidiendo… “San Pancracio danos…” a lo que yo respondí: “…el humo de tu boca”. Frase que no entendía muy bien, pero que era una indiscutible referencia al famoso “Fumando Espero” que Sara Montiel, fenómeno de masas de la época, por otra parte, puso de moda en aquellos años. Juan de Orduña había estrenado en 1957 “El Último Cuplé”, con gran éxito, como todas las películas de la famosa cupletista. El pueblo de Candás, con una importante tradición en salas de cine, no había sido ajeno a este estreno. La Cuesta estaba pegada a todo el movimiento principal del desarrollo pesquero. Con el muelle y las fábricas de conserva al lado, era imposible no sentirse partícipe de toda esa actividad. Pero había otro punto de interés en la vida de aquel barrio: la estrecha senda que conducía a la capilla de San Roque y que la gente terminó renombrando como ”El Camino Verde” parodiando la canción que Carmelo Larrea escribió para la película “Suspiros de Triana” (1955), señal inequívoca de una época de España. Este Camino Verde, era el que las mujeres utilizaban a diario como atajo para ir al lavadero de Santarúa, tan recurrente en aquellos años. Hoy, renovado y mucho más cuidado, sigue conduciendo a la ermita. En la configuración del pueblo, La Cuesta era un barrio de ambiente de pescadores, alegre, cercano, hasta acogedor, a pesar de su pronunciada pendiente. Viví allí pocos años, pero me acuerdo del vecindario del momento, casi todos del pueblo, a diferencia de la actualidad que se pobló de gente de fuera de Candás buscando la proximidad a la playa. La Cuesta actual, muy cambiada, reconstruida y sin Fuente, conserva el formato de aquella época, aunque perdió todo el encanto original que tenía como barrio.

El barrio de La Cuesta, de los más antiguos del pueblo, tenía una actividad frenética y un bullir incesante con la llegada de la costera de bonito, como bien describe el libro “Asturias y la Mar”. De ahí son mis primeros recuerdos. De aquella casa situada en lo alto de la calle, donde, de muy pequeño, asomado a la ventana veía a mi madre venir de la fuente, La Fuente de la Cuesta. Situada al principio de la subida, (la calle tenía bien acreditado el nombre que llevaba) la fuente era un punto de encuentro diario obligado, indispensable casi podría decirse, para cubrir las necesidades de agua en las casas. Por allí, al igual que en las del resto de los barrios, pasaban a diario las mujeres con sus calderos de metal, más pesados que los actuales de plástico (material que aún no tenía su desarrollo), aunque más resistentes. Era una época en la que las fuentes hacían de agua corriente, los lavaderos de lavadora y las cocinas de carbón de calefacción. Años de una más que prolongada posguerra antes de entrar en el desarrollismo de los años 60. Años de mucho sacrificio y trabajo, pero también de ilusión y esperanza, que en los pueblos abiertos a la mar, como Candás, se manifestaba en un gran fervor religioso, haciendo bueno aquello de “Si no sabes rezar, ven a la mar”. El mundo marinero siempre mantuvo muy encendida la fe y los marineros de Candás han demostrado históricamente una gran devoción religiosa. Por ello eran frecuentes las imágenes de santos en las casas. En la mía, recuerdo que en lo alto del armario, enfrente de la cama, había un San Pancracio que, de una caída, tenía el antebrazo doblado con el puño hacia arriba. Toda una provocación para la época. Era esa la figura a la que me hacían rezar todas las noches desde muy 66


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El Cueto

poca disposición que ponía para probar, siempre me decía: “corriendo no se nota”. De Jaimito, un foxterrier de la bodega de El Remo, que siempre se libraba de la perrera y que se ganaba el cariño de todos, especialmente de mi madre, por la pericia que tenía para cazar ratones. De la bicicleta de carrera con el número 7 en la que aprendí a andar por el camino sin asfaltar que llevaba a San Antonio, con el olor a bonito cocido que venía de la fábrica. Del impecable traje de comunión, que me hizo la Xixona (madre de Antón). De la casa de Estrada con todo el terreno adyacente, donde hoy están las casas de Los Álamos. De la paciencia y amabilidad en su tienda de Leonor la “Palancana”. Del paso de la Cabalgata, cuyo mayor atractivo era descubrir quién encarnaba a cada uno de los Reyes. Y recuerdo, más que en otro lugar, la Semana Santa. Unos días aburridos en los que todo el pueblo olía a marañueles. Con un desfile constante de bandejas negras hacia las tahonas. Imaginar qué penitencia para mí que no me gustan (aunque esto solo lo digo en el pueblo). El paso de aquellas procesiones que provocaban en La Parra el cierre de las cortinas con las luces apagadas en señal de respeto. Pero mi mejor recuerdo es para La Fuente del Cueto, donde íbamos a beber en los descansos de aquellos interminables partidos que jugábamos en la plaza. Hoy en El Cueto ya no está la casa donde viví, ni tampoco la fábrica de El Remo, aunque sigue siendo una plaza abierta y agradable si la ves sin coches. En el centro, tiene un pequeño jardín con un árbol que sustituye a la columna de luz que había en su momento. Es el lugar donde se baila cada año la danza prima. El 13 de junio, festividad de San Antonio, por la tarde se realiza la jira al prao de Gervasia (así se sigue llamando) con misa en la capilla incluida. Luego, por la noche se centra la fiesta en la plaza, donde la peña el Nodo organiza la danza prima a la que sigue el encuentro de cantares populares. Es también la plaza donde se sitúa el Museo Antón, un gran museo para Candás. En su configuración, es bastante parecida a la de los años sesenta, pero le falta uno de sus elementos más distintivos: La Fuente del Cueto.

La Calle Valdés Pumarino, que siempre fue una zona de ambiente muy candasín, desemboca en El Cueto, el lugar adonde nos trasladamos a vivir. Aquella era una zona más abierta, distinta, más integrada en el pueblo. Conservaba la misma proximidad al muelle, con Santolaya al lado, barrio también muy antiguo y que conservaba, como La Cuesta, una apariencia muy tradicional. El Cueto, también tenía un camino que conducía a la ermita, la de San Antonio en este caso. Era aquí en donde iba a vivir pocos años, pero de muchos recuerdos. Compartían los dos barrios el ajetreo de las mujeres en un ir y volver de la fuente con el famoso caldero de metal apoyado en la cabeza. Una de ellas era mi güela Facunda, que ha dejado fijada una foto como referente nostálgico de la vida de esa época. ¿Cuantos calderos de agua habrán carretado para sacar la vida adelante? El Cueto me trae recuerdos del primer aparato de radio (no del transistor, que vino luego) comprado en la tienda de Philips que Guillermo tenía enfrente de la confitería La Favorita. Más que un entretenimiento para las casas, supuso un cambio cultural, una ventana abierta a todo lo que se podía contar. De él, me quedó grabado la noche del 22 de noviembre de 1963, el día siguiente de mi cumpleaños, en que escuché en un corte de noticias que habían asesinado a John Fitzgerald Kennedy. Pero, además del parte, como se llamaba el diario de noticias en esos años, con las limitaciones informativas del momento, lo que más éxito tenían era las radionovelas. Guillermo Sautier Casaseca cautivaría a una generación de españolas que se impregnaban de aquellos dramas protagonizados mayormente por mujeres solteras con vidas desdichadas, llenas de infortunios. Me acuerdo también de la escuela, a donde yo iba con 6 años todas las mañanas saliendo por la ventana de la casa, después de marchar mi madre, y subiendo por el Cueto de arriba hasta llegar al “Calvario”, como mi güela acostumbraba llamar a esa zona del Nodo viejo donde estaban situadas las clases. De Serafina, aquella costurera que nos hacía la ropa y que ante cualquier defecto, motivado seguramente por la 67


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La Aldea Sara Montiel, el Manila dio paso a la discoteca Tanos 3, donde todos los domingos por la tarde entraban más de mil jovenes, que llegaban a Candás abarrotando trenes y Alsas (¡qué tiempos!). El Tanos era una discoteca moderna que sonaba con lo último que llegaba de Madrid, fruto de cierto poder de influencia en la capital. Su slogan lo decía claro “cuando un disco suena en Tanos ya es viejo”. Por allí pasaron actuaciones de primer nivel. Entre otras, que yo recuerde, Mari Trini, una absoluta diva del pop en aquel momento; Jorge Cafrune, un rancio poeta que hablaba con su guitarra (Guitarra dímelo tú) y el cantautor Patxi Andión en su mejor etapa, que a guitarra, con gran determinación cantó aquello de: ...36 y él 37 que salieron a la mar… que nadie levante un vaso/ que nadie se atreva a hablar/ que está pasando un marino/ Con toda la mar detrás… Años animados en una complicada situación social, donde la ideología ocultada buscaba salida en la música a través de los cantautores. El Fútbol seguía llenando la vida de los españoles. El Candás se había trasladado a la Mata para dejar el antiguo campo para la construcción de “las viviendas del campo de fútbol”. La Liga nacional se potenciaba con la llegada de grandes figuras de otros campeonatos extranjeros. De esa época es la famosa frase de orgullo local: En el Barcelona Cruyff y en Ondarrua la Emperatriz. La afición al fútbol local, como factor de identificación, se iba erosionando por la Liga de primera división. En esto, como en otros temas, la televisión, con tan solo dos cadenas y en blanco y negro, terminó siendo un factor decisivo. Con el desarrollo industrial, cada vez trabajaba menos gente en la mar y más en Ensidesa. Candás pasó a ser un pueblo totalmente dependiente, directa o indirectamente, de esta empresa pública. Los fabiolas, que así se llamaba a los trenes amarillos en honor a la reina española de Bélgica (de dónde venían las máquinas), lo confirmaban a diario. La zona de la Fuente de los Ángeles de hoy, está muy cambiada, se arregló mucho y tiene un aspecto completamente distinto, muy mejorado como un parque abierto. De hecho, se le llama área recreativa. Es el punto de salida del Rally de la Sidra (con lo buena y sana que es el agua del manantial) y un lugar de meriendas, juegos y descanso, a los que también se desplaza algún evento gastronómico. La Fuente de las Ángeles ve de cerca año a año el comienzo del Desfile de Charangas en las Fiestas del Cristo.

En la propia concepción del pueblo, trasladarse a vivir a las casas del Manila, como se les llamó en aquella época, era ir a vivir a la aldea. No había otra frontera, ahí estaba el punto de corte. La nueva situación suponía alejarse del muelle, el mayor factor de identidad del pueblo. Era pasar de jugar en la arena a jugar en la hierba. Este era el nuevo destino, donde comenzaba el gran desarrollo inmobiliario con la construcción de bloques de viviendas más modernas. Un cambio de paradigma: del alquiler a la compra. Sin necesidad de fuente. Aunque, enfrente de la estación, en medio de los prados y rayando con el monte, había una casi con sentido mitológico, de nombre evocador: La Fuente de los Ángeles. Integrada en la zona verde, después de cruzar las vías del tren y a medio camino entre el pueblo y La Matiella. Más que una fuente era en realidad un manantial con agua cristalina que bajaba del monte. A su lado, pocos metros antes de canalizarse, pasaba el rio Rita que tenía el atractivo de la pesca de cangrejos (ya no eran de mar). El barrio, en desarrollo, era una zona de expansión de Candás, como se pudo comprobar con el paso de los años. Con esta tendencia, fueron, poco a poco, desapareciendo los improvisados campos de futbol que iban dejando sitio a nuevos bloques de viviendas. Aquí, aunque con un cambio de piso, pasaría muchos años. Eso me permitió ser testigo del desarrollo de la zona. Esa prosperidad se manifestó en múltiples servicios para el barrio, lo que originó un mayor bienestar. El cine Prendes y más adelante el Avenida, eran dos focos de atracción para grandes y pequeños con mucha más apreciación local que la actual. También el apeadero del Carreño, que permitía una comunicación de privilegio con Gijón y Avilés al alcance de muy pocos pueblos. El trabajo, los estudios y las compras eran absolutamente dependientes de este servicio. No era época de coches y tampoco se les echaba en falta. El Cubano, que siempre fue un auténtico prototipo de sidrería asturiana, era el equivalente de La Parra en la zona. El lugar de tertulia de la gente mayor, con su media botella de vino. De los más sentidos candasinos, de los sobrenombres ilustres (otro referente candasín) que también iban poblando la zona. Y el impulsor de los banquetes en el Manila, en la que muchas parejas terminaron festejando su boda, después de haberse conocido en esa misma Sala de Fiestas. Con este bagaje, la modernidad de los nuevos tiempos y, por cierto, una actuación por el camino de 68


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El Parque do dar fe, que su fama no se ciñe solamente a la gente de Candás, ni de Asturias, ni tan siquiera de España, si me apuran. En cierta ocasión al acercarme a los caños, me encontré con un grupo de argentinos, con cierto porte (nunca mejor dicho), que estaban bebiendo de los caños. Cuando ya se volvían, uno de ellos empezó a destacar las bondades del agua mientras otro, sentado en las escaleras, le contestó: y disen que vuelve a la gente inteligente. ¡Qué bien!, por si fuera poco, también vuelve a la gente inteligente, en Candás, aguda, por cierto. Nada mejor que la prosa argentina para destacar las bondades de esta agua. Candás es un pueblo con muchas plazas, un acierto sin duda, y lo es más el utilizarlas para el desarrollo de acontecimientos y actos culturales. A la cultura le va muy bien la calle y sería deseable que el pueblo siguiera desarrollando más iniciativas en las distintas plazas. Santarúa es más destacada que otras, seguramente, por tener más relevancia social, aunque el encanto que tienen todas no hace desmerecer a ninguna de ellas. Desde hace unos años, coincidiendo con la Fiesta de San Roque, el parque se llena de mesas para celebrar comidas conjuntas de familiares y amigos, la mal llamada comida en la calle, porque en Candás, es la comida en Santarúa, en La Fuente de Santarúa. Previamente a la verbena del 16 de agosto, durante todo el día, los candasinos suben a la capilla a tocar las 7 campanadas y pedir un deseo. Es a la vuelta de este acto ritual, cuando aprovecho para dirigirme hacia el barrio de La Cuesta, atravesando “El Camino Verde” y comenzando con ello a rememorar el ciclo de mis vivencias. Había más fuentes en otras calles, pero estas son las que me tocó vivir. Candás que siempre fue un pueblo de agua quedaría muy bien representada reconstruyendo todas sus fuentes.

La reciente película de Almodovar, “Dolor y Gloria” (ya estrenada en el Prendes), comienza con Penélope Cruz y otras vecinas de su barrio cantando el “A tu vera” mientras lavan la ropa en el río. ¿Cuántas veces se habrá repetido esta escena en el lavadero de nuestro pueblo?, en el lavadero de la Fuente de Santarúa. ¡La Fuente Madre! Es este el barrio en donde vuelvo a Candás, aunque sea de forma intermitente. Los cinco caños han sido testigos de muchos acontecimientos, la mayoría alegres, creo. El parque de Santarúa, que antes era una plaza cerrada, permitía todo tipo de posibilidades: desde bar/sidrería abierto al público con terraza suficiente, pasando por sala de fiestas de verano, hasta recinto para el desarrollo de acontecimientos deportivos de diverso tipo, como partidos de hockey sobre patines y otros tan poco frecuentes ahora, como las veladas de boxeo. Tengo un especial recuerdo de la verbena del Farolillo, ya desaparecida por desgracia, donde se repartían los premios a las mejores embarcaciones de la costera del bonito. Un festejo con tradición, entrañable para los candasinos. De actuaciones musicales relevantes, como la de Victor Manuel cuando empezaba su carrera y triunfaba con el “Abuelo Víctor”. Me acuerdo también de una tarde en la que actuó Paquita Rico, que era una artista/actriz de importante renombre a nivel nacional. Del show que montó Kiko Ledgard, famosísimo presentador del exitoso concurso de televisión española “Un,dos,tres, responda otra vez”. Y otros muchos acontecimientos con artistas del momento. Y las verbenas de verano con las mejores orquestas de Asturias… La fuente de Santarúa no paró de echar agua desde 1779, año de su construcción, y a ella, al igual que antiguamente, sigue acudiendo la gente a buscar lo que consideran el agua más pura. Y pue69


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JESÚS JERÓNIMO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ

Alumnos de Candás en el Real Instituto Asturiano (1794-1799) Hace 225 años, en enero de 1794, comienza su actividad el Real Instituto Asturiano. Su fundación es obra de Gaspar Melchor de Jovellanos que, habiendo percibido desde años atrás la necesidad de contar con un centro de formación de pilotos y técnicos en la explotación minera, logra sacar adelante la nueva Escuela de Náutica y Mineralogía. Aunque se trataba de un centro de estudios de nivel elemental en el que, con la introducción de la enseñanza de la física, la química y la mineralogía, se impartía una formación eminentemente profesional, la iniciativa de Jovellanos chocó, entre otros obstáculos, con los recelos de la Universidad Literaria de Oviedo. Dado el carácter experimental propio del estudio de esas ciencias y las expectativas de sus destinatarios, era poco lo que la Universidad podía temer del Real Instituto Asturiano. Sin embargo, la novedad que suponía añadir a lo útil que representaban esos estudios lo instructivo que habría de derivarse de la incorporación a los mismos de la enseñanza de la lengua y la literatura españolas, no dejaba de encerrar ciertos riesgos para la institución universitaria. Si no faltaron jóvenes de Candás entre los estudiantes de la Universidad de Oviedo, también los hubo entre los alumnos que en 1794 asisten a las clases que, durante los primeros años del funcionamiento de la Escuela de Náutica y Mineralogía, se imparten en el edificio que se levantaba en frente de la casa de los Jovellanos en Gijón. Ya en carta a Carlos González de Posada se refiere Jovellanos el 19 de abril de 1794 al buen comportamiento, “así en aplicación y aprovechamiento como en conducta”, de los tres alumnos de Candás matriculados en el Instituto. El 10 de diciembre de 1794,

cuando “se ha concluido ya la enseñanza de la geometría”, Jovellanos le escribe a su amigo que en los exámenes que acaban de empezar, salvo uno que “salió flojo y se retiró”, a los de Candás les ha ido “a cual mejor”. Debía tratarse de Baltasar Manuel de Velasco de la Barrera y Joseph González Llanos Quirós, de 16 y 17 años de edad, respectivamente, que figuran en la relación de alumnos que se incluye en la Noticia del Real Instituto Asturiano dedicada al Príncipe Nuestro Señor por mano del Exc. Señor D. Antonio Valdés, que se publica en Oviedo en 1795. En enero de 1795 todos ellos “se han alistado”, en palabras de Jovellanos a “la enseñanza de lengua inglesa”, que comienza a impartirse entonces en la Escuela de Gijón. Al curso de náutica, que con “17 alumnos de tercer año” se abre en enero de 1796 en el Real Instituto, asisten, “los de Candás y Luanco, siempre de buenas esperanzas”, le informa, animoso, Jovellanos a González de Posada el día 17. Y entre los que “salen bien” en los exámenes de aritmética que se celebran en mayo de ese año figura un nuevo alumno de Candás, al que Jovellanos llama en la anotación que hace en su Diario el 23 de mayo de 1796 “Condres menor” y que se trata de Teodoro Condres y González Llanos. Ninguno de los dos se ve implicado, sin embargo, en el incidente que recoge Jovellanos el martes, 29 de noviembre. Día de “nubes [… y] viento recio”, don Gaspar recibe a la vuelta de su paseo con dos amigos un “gran susto: nos dicen que la lancha de[l patrón Ramón] Pla, que salió con los alumnos [Francisco Javier] Ahúja, Pérez Busto y [Baltasar Manuel de] Velasco, de Candás, y con el mayorazgo Llaranes, zozobró. Preguntamos a todas partes; el informe, que salieron a las cuatro y media sin licencia; que iban a toda vela; los observaba 70


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don Manuel Sánchez; que de repente pararon y luego se perdieron de vista; es dudoso; no había mar ni gran viento; pudieron amainar las velas. La hora era la del crepúsculo, y había nubes; sin embargo, estamos con gran cuidado.” Al final todo terminó bien y “los alumnos llegaron ---para alivio general---sin desgracia a Candás”, como anota Jovellanos al día siguiente en su Diario. Lo que terminó en mera anécdota no influyó en los resultados de los exámenes de finales de diciembre de 1796, que estuvieron a la altura de lo que se esperaba. Así de “los primeros discípulos de náutica, entre los cuales brillan los [de] Candás, salvo uno que queda muy zaguero, sólo por holgazán”, Jovellanos destaca “que los de Luanco vencen tanto en aplicación, como son vencidos en penetración y expresión de los de Candás y Gijón”. En la misma carta el fundador de la Escuela le comunica el día 28 a González de Posada la próxima celebración de “un certamen público de náutica y matemática superior, para lo cual se está en repaso general de todo el estudio de tercer año” y del que espera un “gran lucimiento”. Al “repaso de lengua inglesa” que empieza el miércoles 4 de enero de 1797 asiste, según anota Jovellanos en su Diario, el candasín Teodoro Condres González Llanos. En el primer certamen público del Instituto Asturiano que, efectivamente, tuvo lugar entre el 24 de abril y el 5 de mayo de 1797, José González Llanos

obtuvo por su participación en los ejercicios de Geometría elemental y práctica, Trigonometría plana y esférica, Cosmografía, Navegación Maniobra y Artillería de Mar, junto al luanquín Manuel Clemente Valdés Busto, una “honrosa certificación” y la solicitud de la orden para embarcar, como lo anota Jovellanos en el Diario el 8 de mayo de 1797. En junio de ese año, al punto de terminar el cuarto curso en la Escuela “se entera a los [náuticos] de Candás”, que, como los de Luanco, no habían participado en la excusión a Contruces a la que se refiere Jovellanos en su Diario el 16 de mayo, “en la resolución sobre embarque.” En el segundo certamen, que el 1 de abril de 1799 se abre con “un oficio general en la iglesia” por el que había sido primer director y hermano de don Gaspar Francisco de Paula Jovellanos, será, según anota don Gaspar el 12 de mayo “Condres menor” el que obtenga el premio de náutica. Lo hará compitiendo con otros dos alumnos al estar embarcados el resto, hasta siete, que cursaban los mismos estudios. Así se lo hace saber Jovellanos a González de Posada, siempre puntualmente informado de los logros de sus paisanos, en este caso a través de un amigo común, José de Vargas Ponce, al que en carta del 17 de febrero [en realidad abril] le pide que le diga “que en esta ocasión han triunfado también los candasines [sic], pues el primer premio de náutica se adjudicó a don Teodoro de Condres, hermano del premiado en 97.” 71


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EDUARDO ROMÁN GARCÍA

La Ruta Clariniana Snob por Candás Esta ruta no es al uso un pasear entre matas, porque está dentro de villa y tiene calles y plazas.

Su obra era “José” y Rodillero la causa por si era Cudillero o Candás, la bien pintada.

Y no quiero hacer costumbre, los perros quedan en casa, pues cuando otean un coche siempre levantan su pata.

Al teatro Santarua habría que darle plaza y el parque de mismo nombre donde la ruta se acaba.

No llega a los mil metros el transitar esta andanza mas no se relaja el ojo con horizonte en la estampa.

Con la fuente que hace aguda a todo aquel que aquí mama sea o no de esta tierra con solo beber el agua.

Salvo si miras al mar y ojo y mente se espantan. Mas no está ella contemplada como ruta clariniana.

Esta que hoy nos ocupa en libro tiene su pauta, llamado “Cuentos Morales” y en librerías se emplaza.

Porque Carreño no halló el modo de darle entrada pues como dice el poeta el agua borra tu planta.

Es la historia de una necia que en el cuento se relata, quien con vulgar alabanza sus jactancias aquí plasma.

Empezando en la Palmera, de antiguo hermosa playa, pasando después al puerto del que se tiene añoranzas.

Un innatural prodigio que de “cursi” se disfraza, con ínfulas variopintas y cefaleas holgadas.

Fábrica Ortiz. La farmacia y plaza la Baragaña la casa de Agapito Busto donde Armando se hospedaba.

Difícil me es de leer pues tengo cultura escasa y la lectura de un genio a veces resulta ardua.

También ilustre en Carreño por una obra enjuiciada. Palacio Valdés, Armando que por Candás paseaba.

Parece que el escritor con frase pintiparada, con este escueto cuento lo que critica aquí plasma. 72


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Este tema no curioso nos tiene un poco en danza si alguien supiese de ello permítanle darle plaza.

El hablar de una etapa sin tenerla contemplada es difícil para aquellos nacidos en la montaña.

Y este digno consistorio desde un agua a otro agua consideró que esta ruta por Candás fuera llevada.

Para criticar a un necio no hace falta perorata pues quien está a sol y sombra puede pensar que otro habla.

Del piélago duradero de bravos hombres de mar, al agua que hace sagaz en una fuente encantada.

De las cuatro que en Carreño y el consistorio señalan hay un espacio muy digno el mar y de éste no habla.

Y según momento y día es muy grato transitarla donde Rosario Alzueta su belleza prodigaba.

He buscado entre sus obras y no le di media entrada pues considero asequible que en sus aguas se bañara.

Mas hoy las damas son cultas y no hay esnobismo en danza y la hermosura perene en Candás siempre se halla. 73


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FÉ SANTOVEÑA ZAPATERO

La Manta Candasina: Identidad Carreñense

Dedicado a los que de forma atenta y altruista, colaboraron en la elaboración del informe presentado ante la Consejería de Cultura para la protección de la manta candasína.

A todos vosotros, muchas gracias.

Cuando me hice con el encargo de preparar un estudio sobre la manta candasina para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) del Principado de Asturias, en el apartado de bienes culturales inmateriales, tenía dos opciones para hacerlo. La primera era abordar el tema como un inventario, ver cuántas de estas antiguas toquillas quedaban en los arcones de las familias de la localidad, describirlas, medirlas e inventariarlas. Un trabajo importante sin duda, pero para mí, carente del “alma” necesaria para entender la cualidad de inmaterial que se requería. Por lo tanto, junto a la descripción de este rebozo realizado en punto de crochet, el protagonismo lo tendrían tanto la propia manta como los candasinos que con su historia local, supieron mantener la presencia de una prenda que ha dejado de estar de moda hace más de un siglo. Por mis manos fueron pasando prendas negras de suave hilo de algodón o de la más recia lana, con sus puntos rococó, sus entredoses de flores y las elaboradas puntillas, cargadas con la historia de las mujeres que las vistieron. Mujeres campesinas de todo el concejo de Carreño, pero sobre todo, mujeres de la mar, rederas, sardineras y particularmente las conserveras. Aquellas mujeres que con su trabajo asalariado abrieron brechas en la sociedad tradicional, y junto a sus tareas nunca abandonadas de madres, esposas y amas de casa, contribuyeron al desarrollo local con

el trabajo a sueldo en empresas transformadoras del pescado. Aquella particular situación les permitía una libertad económica con la que poder, no sin duro esfuerzo, reunir el dinero para comprar los mejores hilos de algodón del mercado, con los que confeccionarse una lucida toquilla que aportase prestigio y elegancia a su persona. Así, las toquillas de la lana, las mantas, para los días de diario y las de algodón para los días feriados, pasaron a la memoria colectiva de los candasinos asociadas con las tareas femeninas de la mar. Con esa memoria todavía activa, las transformaciones sociopolíticas de la llegada de la democracia a la España de finales de la década de los años 1970, trajeron también aires nuevos a las fiestas y a sus manifestaciones. Así fue como en el entorno de aquellas peñas festivas, la manta y la recreación de los trajes populares de principios del siglo XX encontraron un lugar para conformar la identidad festiva de la villa, partiendo de las últimas “muyeres de la paxa” que recorrieron los caminos pregonando aquel pescado que mantenían fresco entre verdes hojas de helecho. Llegado el momento, Candás no se olvidó de sus mujeres. No nos engañamos pensando en alguna suerte de igualdad entre géneros o algún liderazgo femenino singular localizado en Carreño. No fueron aquellos inicios del siglo XX tiempos propicios para la eman74


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cipación femenina. Como bien explicó en su momento el antropólogo Paul Bohannan, aquellas mujeres hacían todo lo que los hombres no querían hacer. Como fino observador del entorno de su tiempo, Palacio Valdés ya describió en su novela José, todas las tareas a las que se entregaban cuando las barcas descargaban

el decoro en el hogar. Y en los pocos ratos en los que no estaban ocupadas en sus múltiples quehaceres, descasaban trabajando y con manos firmes entretejían los puntos de ganchillo que servirían para crear una manta para estrenar en Pascua, cuando asoma la primavera y sobre todo las más mocitas querían verse guapas y presumir entre las demás. Ser una buena tejedora que atendía los pedidos de otras con menos suerte en este arte, aumentaba el prestigio social y aportaba fondos económicos a quienes se mostraban más dotadas para el dominio del crochet. Piezas claves en el tejido económico y social de la villa candasina, era imposible olvidarse de ellas y como los cambios en la política se sucedieron, llegaron los homenajes y reconocimientos de los méritos, del reconocimiento del esfuerzo y del duro trabajo. Hoy la prenda de ropa con la que se las identificaba ya es parte del censo de bienes culturales inmateriales de Asturias y en manos de todos los candasinos está que la manta continúe como símbolo identificativo de un pueblo, que como insignia de la comunidad siga pasando de una generación a otra manteniéndose en futuro como hoy lo hace en el presente.

En el entorno de aquellas peñas festivas, la manta y la recreación de los trajes populares de principios del siglo XX encontraron un lugar para conformar la identidad festiva de la villa la pesca en los muelles. Ellas limpiaban, cosían, reparaban, mercadeaban, cocían, enlataban, recorrían las veredas una y otra vez buscando el tan necesario dinero para sacar adelante a la familia, mientras procuraban para que no faltase la comida, la limpieza y

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MARÍA JOSEFA SANZ FUENTES

Candás. Su relación con otros puertos cantábricos hace cuatrocientos años No creo necesario seguir insistiendo en la importancia que el puerto de Candás fue adquiriendo en las últimas décadas del siglo XVI, tras la construcción del cai o muelle que protegía su ribera de los oleajes, y, sobre todo, a partir de las primeras décadas del siglo XVII. Por ello fue frecuente la presencia entre nosotros de vecinos de otros puertos cantábricos que residieron temporalmente y en algunas ocasiones asentaron sus familias en nuestra villa. Hoy voy a referirme de manera más concretas a dos, un gallego y una familia vizcaína, de los que tenemos noticias en 1620 a través de los documentos recogidos en los protocolos de Juan, escribano público del número en ella conservados en Oviedo, en el Archivo Histórico de Asturias, Protocolos, caja 2167 Así, el 17 de noviembre de ese año, aparece residiendo en Candás un vecino del puerto gallego de Cedeira, al norte de la provincia de La Coruña, llamado Pedro Díaz de la Riba. Con él establece un contrato Pedro Fernández, vecino de Candás, de profesión gaitero. Pedro Fernández, buscando para su hijo Bastián Fernández una profesión más sólida que la suya, lo “aluga”, es decir lo alquila o coloca junto a Pedro Díaz de la Riba durante cuatro años, para que junto a él aprenda el oficio de carpintería de mar y tierra y hacer un batel y un barco y calafatear. Vamos, que le enseñe fundamentalmente el oficio de carpintero de ribera, ya que en Candás, al no haber ningún oficial experto en este tipo de labores, cuando se quería hacer un barco, había que recurrir a oficiales vascos o gallegos. Pedro Díaz de la Riba lo recibe sin cobrar por ello

dinero alguno, ya que Bastián, al mismo tiempo que aprende el oficio, va a trabajar para él, pero sí se obligó “de tratarle bien, conforme a la calidad de su persona y de le enseñar el oficio de carpentería de barcos y retinglar y hacer barcos de retinglar y a otros oficios de carpentería”; y se obliga a que si en esos cuatro 76


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Documentos recogidos en los protocolos de Juan, escribano público del número en ella conservadosen Oviedo, en el Archivo Histórico de Asturias, Protocolos, caja 2167 años no ha conseguido enseñarle el oficio, tendrá que pagarle al padre del muchacho los daños e intereses que hubiera de hacer para pagar la enseñanza de Bastián con otro maestro. También se obliga Pedro Díaz a vestir y calzar al muchacho durante los cuatro años “onestamente, conforme al dicho oficio”, y cuando pasen estos años y acabe su aprendizaje de dará “la ferramienta necesaria para trabajar en el dicho oficio, que es “un acha y azuela y martillos y binbaletes”. Así Bastián Fernández ya estaría capacitado para trabajar como carpintero de ribera. El segundo caso es distinto, ya que se trata de una familia completa, procedente del puerto guipuzcoano de Zarautz, que están ya avecindados en Candás. Tenemos noticias de ella a través del testamento que otorgó Francisca de Irureta el 10 de noviembre de 1620, y por él sabemos que en el momento de testar vivía con su marido Domingo de Arbestain, con quien había contraído matrimonio en su lugar de origen y con el que tenía tres hijos, Cecilia, Sebastián y Mariana, aún menores de edad, ya que encarga a su marido que los ha de criar y alimentar y llevar sus bienes

hasta que los acomode y reparta entre ellos su herencia, pudiendo mejorar, si lo desea, a alguno de ellos. Para ello le ordena que se cumpla el contrato de dote que hizo en su tierra natal ante el escribano Martín de Chaso, contrato que es conocido por sus parientes. Pero luego, a través de sus mandas testamentarias, podemos ver cómo Francisca, sin olvidar su tierra natal, ha enraizado ya en Candás, puesto que manda ser enterrada “en la parroquia de San Félix, do soy feligresa”; manda a la fábrica de la misma iglesia “para el altar mayor, una sávana, de las mejores que tengo”; manda asimismo para la ermita de Santa Eulalia de la villa de Candás unos manteles, también para el altar, y encarga una misa en la iglesia de Nuestra Señora de Piedeloro. Y, como dije, no olvida a su tierra natal, ya que manda que, a costa de sus bienes, “se aga y compre un cálid de plata, de el color que gustare a mi marido, y se dé a la iglesia de Santa María de la villa de Çarauz”. Son pues dos pequeñas notas de lo que, prosiguiendo en la búsqueda, nos llevaría a conocer la llegada a Candás de vecinos de otras tierras, a las que se hallaba y halla unida por las aguas del Cantábrico. 77


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JOSÉ HORACIO SERRANO FERNÁNDEZ

ALBERTO

Cuando me acerco hasta mi pueblo, generalmente “por abajo”, protegido por la sombra del monte Fuxa y refrescado por la inmensidad del mar Cantábrico, suelo fijarme de soslayo en un cartel que pone “Villa de Olímpicos”, y no me cabe la menor duda de que se trata de algo bien merecido por todas los deportistas que incluye dicho letrero, pero también me da

por pensar que existen otros muchos ámbitos (deporte, artes, ciencia, gastronomía, política…) en los que nuestro pueblo y nuestro concejo han sido prolíficos en la generación de grandes nombres que también nos enriquecen como colectivo. Uno de estos nombres es el de Alberto. Mucha gente joven se preguntará quién era ése, y la respuesta primera que se me ocurre es 78


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la de que me estoy refiriendo al, desde mi punto de vista, mejor jugador de fútbol que han dado Candás y Carreño. A uno de los mejores futbolistas que ha dado Asturias. Alberto Fernández Fernández nació en Candás el 19 de noviembre de 1943 y, aunque podríamos decir que su etapa más destacada como profesional del fútbol tuvo lugar en el Atlético de Madrid, previamente compitió durante varios años con el Sporting de Gijón y luego con el Valladolid. Antes de llegar al Sporting, Alberto fue un alumno destacado de la que podemos llamar “escuela de la ribera”, pues en aquella época no existían equipos federados de alevines, benjamines, infantiles, etc., al menos en Candás (recuerda Alberto, con mucho cariño, que Don Andrés, el párroco de entonces, les compró una equipación completa de fútbol, ¡con botas!, recalca, y formaron el equipo del Catecismo, con el que jugaron partidos amistosos por Avilés, Gijón… quedando imbatidos). Me cuenta también que jugó 3 temporadas en el Juvenil del Candás (durante las cuales fue convocado en varias ocasiones por la Selección Juvenil Asturiana) y luego ya vino la etapa del Sporting. Al Sporting de Gijón llegó con 18 años, en 1961, y en él militó durante siete temporadas, hasta 1968. La primera temporada jugó con los juveniles y la siguiente, 1962-63, subió al primer equipo, un equipo del que formaban parte jugadores tan conocidos entre nosotros como Puente, Eraña, Alonso, Novoa… Sin embargo, le costó entrar en el once porque no era del total agrado del entrenador del momento, Molinuevo. Acabó haciéndose con la titularidad y jugó un total de 122 partidos oficiales y a marcó 18 goles. Incluso llegó a ganar el Molinón de Plata en su segunda edición, la de 1968. Pero aquí surgen los problemas: toca renovar contrato y Alberto se encuentra con que no le quieren pagar lo que pide (le ofrecen muchísimo menos de lo que solicita y merece, a pesar de que había otros compañeros que, sin ser titulares, cobraban más que él, aunque no debemos extrañarnos pues ya sabemos que ésas son cosas que suceden con los de la cantera: por lo general, se les exige más, tienen menos oportunidades y se les paga menos) y es traspasado al Valladolid por 3,5 millones de las antiguas pesetas, el traspaso más caro de la Segunda División en aquellos años. La gran temporada que realiza Alberto en el equipo pucelano hace que el Atlético de Madrid se fije en él y lo fiche en la temporada 1969-70, donde permanecerá hasta 1979. Con este club, Alberto jugó un total de 361 partidos —280 en Liga, 45 en Copa y 36 en competición europea—, en los que marcó quince go-

les y consiguió 3 Ligas (1969-70, 72-73 y 76-77), 2 Copas del Generalísimo, la actual Copa del Rey, (1972 y 1976), y una Copa Intercontinental frente al Racing de Avellaneda (Argentina), en 1974. Ese mismo año, el Atlético de Madrid perdió, con Alberto en sus filas, la Copa de Europa, en dos partidos, ante el Bayern de Munich, pero ése es un capítulo demasiado doloroso para los aficionados atléticos así que es mejor pasar de largo. Durante diez temporadas, Alberto compartió equipo con algunos de los mejores futbolistas que dio este país, entre los que por supuesto se encontraba él, y también con bastantes de nivel mundial; la lista sería interminable, pero algunos de los nombres que voy a citar, sin ánimo de ser exhaustivos, sonarán a todas las personas aficionadas a este deporte: Ufarte, Luis, Gárate, Irureta (con los que formó una delantera que todos sabíamos de memoria), Reina, Benegas, Ovejero, Adelardo, Becerra, Leal, Ayala, Luiz Pereira, Leivinha… El presidente del club era Vicente Calderón, y algunos de los entrenadores que tuvo fueron Marcel Domingo, Max Merkel o Luis Aragonés (a este último, también relacionado con nuestro concejo pues su madre era de Candás, lo destaca como jugador, por su espíritu luchador, y como entrenador: con él pasó de jugar de extremo izquierdo, aunque no era precisamente zurdo, a jugar de centrocampista organizador, formando pareja con Irureta, con el sistema 4-4-2.). Yo no lo vi jugar en muchas ocasiones, porque en aquella época el deporte en televisión ocupaba menos de la décima parte que el actual (las televisiones privadas aún no habían hecho su aparición) y porque, como mucho, te ofrecían un partido a la semana que solía ser el sábado y el resto de partidos se desarrollaba la tarde de los domingos, todos a la misma hora generalmente; era típico ver a los matrimonios cogidos del brazo paseando por el muelle y los maridos llevando en la mano libre la radio pequeñina para escuchar la retransmisión de la jornada futbolística); sin embargo, sí recuerdo su gran técnica, su capacidad de organizador del juego y su tremenda elegancia en los movimientos y en el trato con el balón. Y su señorío. Alberto no destacó precisamente como goleador –él elaboraba la jugada para que otros metiesen los goles-, pero sí destacó por su sobriedad, seriedad y ser un señor tanto en el terreno de juego como fuera de él. Tras diez temporadas en el Atlético de Madrid, Alberto se retiró del fútbol en 1979 y, como no había sido un futbolista cualquiera de los que pasan sin dejar huella, el club le brindó un partido homenaje el día 29 de agosto de 1979, enfrentándose en el estadio Vicente Calderón al Flamengo, de Brasil. 79


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Fue precisamente tras su retirada cuando todos los candasinos pudimos disfrutar en directo del exquisito fútbol de Alberto porque, a principios de los ochenta, tuvo lugar en Candás un torneo de “fútbol sala” en una pista que dejó al descubierto la demolición de la antigua fábrica de Ojeda (capítulo penoso en la historia de nuestro pueblo pues aquel edificio merecía la pena que se hubiese conservado, pero ése es otro tema y hoy no toca). Alberto formó equipo con otros históricos del fútbol candasín –Lolín, Canales, creo que Jacinto, Moncho…, lo siento, me falla la memoria- y arrasaron ante equipos muy trabajados que venían de los alrededores. Y, como no podía ser de otra manera, Alberto fue el jugador más destacado por su precisión, por su visión de la jugada y por su tremenda clase. Creo que aquel torneo fue para los espectadores un pequeño máster de fútbol y Alberto el profesor más destacado. Alberto tiene motivos suficientes para sentirse orgulloso de todas las cosas que le han tocado vivir, pero hay varias que él destaca especialmente: en primer lugar su familia, la de antes (su padre, Armando, se quedó en la mar cuando él apenas contaba 4 meses, su madre, Genara, empleada en la fábrica de Portanet,

tuvo que salir adelante con dos hijos pequeños, y su hermano, Armando, 8 años mayor que él, que quedó Campeón de Asturias de Fútbol Aficionado con un equipo donde todos sus componentes se formaron en la escuela del muelle) y la de ahora (su esposa Merche, sus hijos Alberto y Sonia, sus 4 nietos: Alberto, David, Carmen y Alberto), orgulloso de su trayectoria deportiva pues, como él mismo dice “de jugar en la escuela de la ribera, llegué a ser Campeón del Mundo”, y orgulloso de ser candasín (aunque el Candás actual tiene físicamente poco que ver con el que él conoció en su infancia y en su juventud, desde el punto de vista anímico y emocional sigue siendo muy parecido). Yo comparto con Alberto gran parte de estos orgullos (exceptuando, lógicamente el de la trayectoria deportiva), y cuando salgo de Candás veo de soslayo el cartel que pone “Villa de olímpicos” y pienso que estoy completamente de acuerdo pero también añado: “Villa de olímpicos y algo más”. Gracias Alberto por las amables charlas que tuvimos, perdona por no haber incluido alguna de las muchas anécdotas que me contaste, y sólo puedo decirte a modo de despedida: “Encantado de conocerte y de reconocerte”. 80



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MANDY VELASCO

CONCURSO INTERNACIONAL DE FOTOGRAFÍA DIGITAL

“La Mina y La Mar 2018” El pasado 29 de noviembre de 2018 se reunió el jurado calificador del Concurso Internacional de Fotografía Digital “La Mina y La Mar 2018” en la sede de Festejos y Cultura “San Pedro”. De las 35 fotografías finalistas tuvieron que ir haciendo selecciones hasta llegar a decidir las cuatro mejores para premiar.

Con el total de las 35 fotografías se prepararán exposiciones itinerantes hasta setiembre de 2019 en varias localidades del Principado. (1)El jurado durante la selección de fotografias. (2)El jurado presentando las cuatro fotografías premiadas.

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(3)De izda. A derecha: Eduardo Urdangaray (fotógrafo), Juan Luis Hevia Berbes (fotógrafo profesional), Eduardo J. Parra (responsable de imagen del Ilmo. Ayto. de Langreo), Jerome Muñoz Aubry (del CIFP de Comunicación, Imagen y Sonido de Langreo), Juan J. De Grela Fernández (fotógrafo profesional), Armando Velasco Monreal ( Promotor del Concurso y de los encuentros de la Mina y La Mar), María Pilar Pérez Ramírez (secretaria del concurso y directiva de Festejos) y Juan José Vega Fanjul Presidente de la Sociedad deFestejos y Cultura San Pedro).

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El 7 de diciembre de 2018 se llevó a cabo el Pregón de las Jornadas Gastronómicas “Su Excelencia la Fabada” de La Felguera. Dentro de los actos llevados a cabo en el Pregón se realizó la entrega de premios del Concurso Internacional de Fotografía digital “La Mina y La Mar 2018”.

4/Tríptico con las fotografias premiadas y seleccionadas con el título,autor y domicilio. Además el calendario completo de las exposiciones que se llevarán a cabo por las diferentes localidades del Principado. 5/Aspecto que ofrece el escenario para dar comienzo a los actos del Pregón de las Jornadas Gastronómicas de “Su Excelencia La Fabada” en La Felguera. A la derecha Reina y Damas de la Fiestas de San Pedro. A la izquierda: la Pregonera, el distinguido con la POTA de ORO y los premiados del Concurso Internacional Fotográfico “La Mina y La Mar 2018 6/El delegado del Banco Sabadell Herrero en La Felguera, Ángel García hace entrega del importe de 700 euros al ganador del primer premio Pablo Baena de Gijón. 7/El directivo de Festejos Emilio Javier Rozada hace entrega de los 400 euros correspondientes al 2º premio patrocinado por Caja Rural que recoge el hijo de José Vigil-Escalera Quintanal de La Felguera.

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8/El tercer premio dotado con 200 euros,patrocinado por LANGREHOTEL, le corresponde a Antonio Aragón Renuncio,residente en Nicaragua y que no ha podido recoger el premio en persona. 9/El concejal del Ilmo. Ayto. de carreño Roberto Bueno Soto hace entrega del trofeo a la mejor foto tomada en asturias realizada por Juan Carlos Hernández. Roberto dirigió unas palabras en las que, emocionado, resaltó la íntima relación entre los hombres de la mina y la mar a través de sus duras condiciones de trabajo. Hoy las estamos reconociendo con estos actos culturales.

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10/Los premiados posan acompañados del concejal del Ayto. de Carreño Roberto Bueno, del alcalde del Ayto de Langreo Jesús Sánchez, de Gulnara González (de la vicepresidencia 2ª de Festejos) y de Juan José Vega Presidente de la Sociedad. 11/Exposición fotográfica en las instalaciones del CIFP Centro de Formacion de Imagen y Sonido de Langreo durante el mes de abril. 11

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JOSÉ VIÑA SERRANO “VIÑA”

“Hasta siempre Coleguis” Llevaba tiempu pensando cómo iben a ser les primeres palabres con San Pedro. No ye ninguna tontería, puesto que él ye quien tien la llave pa´ entrar o quedar fuera y no era cosa de fastídialo todo a última hora. Yo nunca fui persona de iglesia ni de que comiera los santos por les pates, pero eso sí, el Cristo ye el Cristo, aunque he de decir, que tuve con él mis más y mis menos. Pero siempre estuvo presente, en la mar, en la tierra y sobre todo, en los momentos de soledad en los quei pedía alguna que otra cosa.

Que engalana sus balcones Y que los saca a pasear. Que os veneran y adoran, Que también van a rezar A esa iglesia tan bonita Que tenemos en Candás. He de decir que viví bien, sin grandes lujos pero sin privame de nada y sobre todo acompañado de ella, de la mar, mi eterna compañera, mi elixir de juventud, a la que tantas veces escribí:

Subí al camarín del Cristo Al Cristo de los pescadores Al Cristo de los de la mar. Me puse a sus pies de rodillas Y yo me puse a rezar: Desde el faro que Tú tienes Tú puedes alumbrar. Desde ese lugar Cristiano que les des felicidad. Y a mí, Cristo Bendito Que me ayudes a llevar La cruz que Tú me pusiste De esta gran soledad. No me aprietes más la cuerda Porque me vas a ahogar. A pedir que mis amigos, en fiestas de Navidad, Que les des todos los dones Y aunque sea, algo más Que les reúna en sus casas Que les des felicidad Que los mantenga unidos Que en su mesa haya pan. A la Virgen del Rosario Y al Santo Cristo de Candás, para que miren al pueblo

Llevas siempre a tus espaldas Los que van a navegar Los que nadan en tus aguas Y los que van a pescar. Te ponen muchos renombres Y te sabes enfadar. Sé que eres caprichosa Y que te das importancia, Que a unos haces ricos Y a otros, nada de nada. Sé que eres poderosa Y se puede comprobar A la madera y al acero Tú les haces doblegar. Cuantos barcos y cuantos hombres Están en el fondo del mar. Tengo otra enamorada de la que no me puedo olvidar, ella formó parte de una raza de muyeres que solo se conocen en puertos de mar. Una raza especial, que sufre en silencio la soledad del marido que está en la mar mientras ante los fios luce una sonrisa sin par. Guapina, cuanto te eché de menos todos estos años, me hubiera gustado contarte, compartir y enseñarte tantes coses... 85


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Paseando por el puerto Me fijo siempre al pasar, En una escultura bonita Que está mirando a la mar. Es la expresión de una esposa Oteando el horizonte Por si viene su consorte Que sabe que no volverá. Una raza de mujeres Que en el anonimato, Criaron a los chavales Haciendo de madre y padre. Los hombres para la mar, Ellas en casa fregando, Educando a sus hijos Y el tendero “esperando” Para que traigan mucha pesca Para poder ir cobrando. Fui testigo de la lenta agonía de un histórico puerto de pesca, que en los años 50 tenía censados 900 pescadores y en los 80, algo menos de 90, tiempo en el que había que aguardar a la “media marea” para poder salir a faenar. Me dieron el rango de “Hombre del Alba” (1978) por cantar, bailar y orar por los intrépidos hombres que hallaron su tumba en el regazo del océano y por la lucha sin descanso para mejorar el estado del puerto y resolver el problema de los aterramientos, esa lucha no fue en solitario, siempre acompañado de los miembros de la Peña Resaca, compañeros de tantas y tantas cosas. Reconozco que no soy moderno, sigo pensando que les redes hay que remendales y los trueles se faen, no se compren en los chinos, he conocido otro puerto, ahora llámenlo deportivo. Está claro que feo no ye y que le da mucho glamour al pueblo, pero yo echo de menos aquellos barcos que atracaben pareaos, que sacaben el pescao al muelle y vendíanlo saltando todavía. Aquel olor, aquel movimiento de gentes, aquellos cantos. Si cierro los ojos …

Para poderme situar, De mirar a los delfines Y poderlos escuchar. Sus lamentos y alegrías, Pues también saben cantar. De mirar a las gaviotas Que ayudan tanto a pescar. De mirar también los faros Cuando vas a recalar Sé que ya están cansados No les puedo pedir más. Con los años que yo tengo Y toda la vida en la mar.

Todos los días temprano Bajo al muelle a pasear, Me subo a sus escaleras Para la mar contemplar. Miro para el horizonte A donde puedan llegar, Estos ojos que yo tengo Que cansados de mirar Ya no alcanzan lo de antes Pues los cansé yo en la mar. De mirar a las estrellas

Un día, llegó la conversación tantes veces imaginada. Pedro ye de mar, como yo, rudo, serio y de poques palabres. Así que cuando dirigiose a mí, hízome dos preguntes: ¿Sabes empatar una potera? ¿y remendar una rede?, según les escuché, hinché el pecho, solté el aire y me sentí en casa. A los que estuvísteis, gracias por acompañarme en los buenos y menos buenos momentos, a los que no, gracies también. Hasta siempre coleguis!!! 86


Las cosas y las obras que no estรกn escritas se hallan recubiertas de tinieblas y entregadas al sepulcro sin memoria; en cambio, aquellas que fueron escritas se hallan como vivificadas.

Bunin


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Emilio

Cuervo Serrano Coordinación, texto e impresión digital: Hermenegildo Fernández, José Marce García y Tito Aramendi.

En el barrio de la Tenderina, ese rincón tan candasín, con olor a panadería, lleno de voces de niños y niñas de la escuela de Pina, cerca del caleyón del cura, nace, el día de la Purísima, 8 de diciembre de 1927, a las 8 de la mañana, Emilio Cuervo Serrano. Hijo de Emilio (Pisquilo) y de Concepción (Concha Pin). Uno de los 8 hermanos, de los que murieron Sergio de 8 años, atropellado por una camioneta, y su hermana Soledad de una enfermedad de la que hoy muere mucha gente. Habla Emilio en su casa de la Baragaña entre recuerdos y retratos, rodeado de objetos de una vida que fue pasando. Y dice: “Mi padre tenía numerosos males, y se murió relativamente joven. Fue mi madre (Concha Pin), la que, con pequeños negocios, nos fue sacando adelante. Luego empezaron a ganar mis hermanas algo en la fábrica de pescado, y así íbamos tirando. “Empecé, como todos los rapacinos de entonces, en la escuela de Pina. Era como una guardería. Allí aprendí algo del Catón. Luego fui a la escuela de Ramón de Xuan. Era un maestro de los de antes. Muy recto, mucha disciplina. Salí sabiendo las cuatro reglas; algo de geografía: los cabos de España… y sobre todo la doctrina. Un día vino el cura, que era D. Florentino, y dijo al maestro que dejáramos de estudiar todo eso de aritmética, geometría, geografía… y que nos centráramos en el catecismo. Así que todo era catecismo. Por eso yo fui catequista, con aquel cura párroco que lo llamaban “Patexia”, porque tenía las orejas comidas. Y así un día llegó la guerra, y con ella las muertes de uno y otro bando. Y el hambre atroz. Morían familias enteras de tuberculosis, no había entonces penicilina. Andábamos descalzos, y en el lavadero de Santarúa, al final, había uno más pequeño para lavar en él la ropa de los tuberculosos. Luego vinieron unas zapatillas de goma, y se abrió, en el antiguo café de los Morrongos, Auxilio Social. Allí nos daban de comer bastante regular. Antes de comer nos poníamos todos de pie, había que rezar, y al terminar la comida cantábamos el “Cara al Sol”. Nos daban muelas, que eran como la mitad de una faba de mayo, y lentejas llenas de cocos, y un pan que decían que era hecho con harina de arroz. Había el pan de racionamiento, un bollo de 125 g. También, cada 3 meses daban 1/4 litro de aceite por persona,

algo de arroz y de harina. El tabaco estaba racionado con cartilla. Al concejo de Carreño lo consideraban zona agrícola, y por eso recibía menos suministros que las zonas industriales. Cuando vino a Candás el ministro Fdez. Ladreda (al que después le quitarían la calle) dijo que él iba a mejorar el pueblo. Y así fue. Me acuerdo de cuando tiraron la iglesia, que quedó totalmente destruida menos las escaleras de caracol; y quemaron los santos donde hoy está el Tanatorio, que era entonces el campo de fútbol. Tiraron al Cristo por el balcón del camarín, y en un carro, con los demás santos, los llevaron a quemar. Arrojaron todas las medallas por el balcón, y yo conservo un Cristo de metal que recogí entre los escombros. Vi un gran cerco de cenizas que había quedado de la quema. Con 10 años que tenía recuerdo muchas cosas de la guerra. Aviones pasando por encima de Candás. Aparatos que salían de un campo de aviación que había en el Valle. Tiraron una bomba sobre el Ayuntamiento, matando a una rapacina. Y 88


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del Cervera, cerca del Musel, disparando cañones hacia Gijón. Se hicieron refugios por muchos sitios del pueblo. Muchos íbamos para el túnel del tren, y había gente que dormía en las garitas. Mi padre fue a fortificar. Oía que se mataba a gente, primero unos y después otros. A mí me obligaron a ser Flecha, y me dieron la camisa azul, pero después me la quitaron. Comencé a ir a la Escuela Pública de la que salí a los 13 años, porque en mi casa compraron un burro y un carro y tuve que ser carretero en el muelle. Llevaba las redes a San Antonio, cargaba pesca, 10 cajas de cada vez, y el bonito a granel. Había que pesarlo todo en la báscula de la Rula, que era del Ayuntamiento. Un Ayuntamiento gobernado después de la guerra, primero por un alcalde llamado Quirós, natural de Carrió. Luego por Joaquín Prendes, el del Cine. Después fue Marcelo Carretilla, con casería en la Vega. Le siguió Rafaelito el de Corazonón, una buena persona. Después fue alcalde Luis Muñiz, el marido de la Gisela… Y sigue hablando Emilio, mientras Tito Aramendi va grabando, a la luz de la tarde, “Toda una Vida”. Dice que, por aquel entonces, todas las mujeres trabajaban en las fábricas de conserva y en las bodegas de salazón. Y que cuando había avalancha de pescado trabajaban hasta las rapacinas de 8 años. Yo, continúa Emilio, quedé agotado de tanto carretar “pescao”. Empezaba a las 6/7 de la mañana. Venían barcos de Santander, de Luarca, de San Juan de la Arena, de Cudillero.

Llegaban a Candás a vender, porque aquí se marcaban los precios de la pesca de todo el Cantábrico. Como ya dije, mi padre murió joven, a los 49 años, por eso mi madre, que era una gran negocianta, se dedicó a vender “pescao”, fruta y algo de estraperlo con mi hermana Milita. Llegó a vender hasta 20 cestas de fresas. Yo iba continuamente a moler a los molinos de Antromero. De la Tenderina, donde pasé la niñez, pasamos a vivir a la calle de la Iglesia, junta a la Manolona. Era una casa nuestra. Adela mi abuela le dio el dinero a mi madre para comprarla. De aquí fuimos a una casa de la calle Rufo Rendueles, donde mi madre puso una tiendina. Una casa que era de un tal Franciscón, natural de Tamón. Enseguida tuve una novia casi de rapacín. Fue Marina la de Cefera. Tenía yo 14 años. Luego tuve una de Albandi que se llamaba Sira. Pero en el año 44 una galerna hundió el Ana Ramona, y mis dos hermanas, que estaban en Barcelona, teniendo miedo que me ahogara, me llamaron para que fuera a trabajar allí. Tenía 17 años cuando marché para Barcelona en tren a trabajar en una panadería. Empecé a salir con Angelina la hija del dueño, había perres a montones. Querían que me casara con su hija. Me dijo que me compraría un coche, y vendríamos hasta Asturias. Dª Domitila, que era la madre, tenía una gran ilusión que me casara con su hija. Pero ocurrió que yo me marché de la panadería. Llevaba año y medio en Barcelona y quería venir a Candás, tenía muchas ganas de ver a mi madre, a mis hermanos y a los mis amigos. Se lo dije a Dª Domiti89


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la, y me dijo que no podía ser, que no se podían arreglar sin mí, que yo ya hacía piezas y cocía el pan, que era lo más difícil. Yo insistí. Quiero ir a Candás a ver a mi madre. Pues no es posible, decía Dª Domitila. Entonces, fui a la estación del Norte y saqué un billete para Gijón. Se lo dije a mi novia Angelina. Dª Domitila se enteró y entonces me despidió. Así que me perdí el coche, la casa que estaban haciendo y el negocio. Llegué a Candás y empecé a trabajar con Ángel Rodríguez. Luego, como conocía el oficio de panadero, estuve en la panadería de Máximo hasta que me casé. Le exigí los puntos que entonces daban a los casados. Entonces me despidió. Me marché el mismo día. La tarde también se va marchando mientras llegan voces de niños jugando en la Baragaña, campanas tocando a misa vespertina y la luz pálida de otoño va poco a poco muriendo sobre el pueblo. Emilio hace una pausa…y sigue: Entonces, para poder seguir ganando la vida, se me ocurrió construir un horno clandestino en el sótano de la casa de mi madre, en el Paseín. Compré harina de estraperlo - el pan estaba todavía racionado- y la harina la dejaba en Veriña, cerca del fielato, en la casa donde vivía la que hoy es mi mujer Piedad Rodríguez Miyar, nacida en la Calzada, y cuyo padre era guarda jurado de la fábrica de Moreda. Estuve haciendo pan hasta el año 1952, en que se terminó el racionamiento y el pan quedó libre. Luego, fui a navegar de camarero, en un barco de carga: Tenerife, Vigo, Alicante, Canarias. Así estuve un año abundante. En una ocasión, pregunté a un agregado de marina si algún día iríamos a Argentina, porque sólo andábamos por la periferia peninsular y yo tenía ilusión de ir a ver a mis primos en Mar de Plata. Me dijo que no. Entonces dejé de navegar, ya que no podía ir en ese barco, que se llamaba el Plata. Tenía unos a América. Desembarqué en el Musel. Tenía unos 21 años. Y de nuevo a buscar trabajo. Lo encontré de ferrallista, en la fábrica de cementos de Aboño, que se estaba construyendo. Ganábamos muy poco, pero todos llevábamos una cestina de carbón para casa. Marché de la fábrica para ir a trabajar a la panadería de Muniello. Ganaba 1.900 pesetas mensuales, más un kilo de pan diario. Era casi el doble de lo que ganaba en la fábrica de Aboño. Estuve de panadero apenas un año, no me asentaba ese trabajo, cada poco se me congestionaban las comidas. Se empezaba a hablar de ENSIDESA, y un día cogí la bicicleta y fui hasta Trasona. empecé a trabajar con Huarte y Cia (también en la ferralla). Hasta que un día D. Eduardo Paredes, que era ingeniero de ENSIDESA, me dio una carta para el jefe de personal de las Oficinas Centrales. Me hicieron el reconocimiento médico, y me dieron apto para todo servicio. Era el año 1954. Fui para Calderería, de Especialista. Dentro de la

fábrica me preparé como soldador eléctrico y salí oficial de 3ª. A los 6 meses me ascendieron a oficial de 2ª, hasta llegar a oficial de 1ª homologado. Estuve 27 años en la empresa, hasta que me prejubilaron a los 60 años. Ahora, con más de 90 años, me vienen los recuerdos de juventud. El recuerdo de los amigos y las 2 botellas de sidra que pagábamos a escote. Las romerías, el baile de Valparaíso, en Luanco. El ir andando hasta Gijón a ver jugar al Candás o en el coche de Roces, que andaba con gasógeno. Una juventud para mí sin mili, por ser hijo de viuda. Y baile de Nemesia (el Venecia) en Veriña, donde cortejé casi un año. Me casé con Piedad en la capilla de San Martín. Comimos la boda en casa de mi suegra. Contrataron de cocinera a Ramona la Cardosa. Fuimos de viaje de novios a Gijón. Yo quería ir a Oviedo, pero una prima de mi suegra tenía una casa muy grande en Gijón, y además jugaba el Sporting. Estuvimos dos días nada más. De allí para Candás a vivir a casa de mi madre. Mi mujer fue una gran ama de casa. Una gran administradora en unos tiempos en los que el dinero era escaso. Un día mi madre me dijo que daban casas a los obreros de ENSIDESA. Solicité una y a los pocos meses me la dieron en el Poblado de Garajes, c/ Cabo de Gata 3, 2º. Estuve 28 años viviendo allí. Mis hijos nacieron en Veriña, en casa de su abuela. Dª Constancia, la Practicanta/Comadrona atendía los partos de mi mujer. La llevaba Fotingo. Mi primera hija María Soledad nació el año 1955; y mi segundo hijo Luis Enrique en 1957. Tuvimos la desgracia de perderlo. Era senderista y un mal día se despeñó en el Tarna. Tenía 56 años y era A.T.S. Trabajaba en el Hospital de San Agustín. Me dejó un nieto Alejandro. Durante aquella tragedia me acuerdo que le pregunté a un médico si había algo para llorar… Al jubilarme volvimos para Candás. Llevo una vida normal, rutinaria. Veo la TV, doy un paseo hasta el muelle. Voy hasta la Peña Furada, ya no puedo ir hasta Xivares. Leo mucho. Soy uno de los más asiduos de la Biblioteca Pública. Como de todo y no tengo miedo a cumplir años, ni a morir. No pienso en ello. Juego todos los días al ajedrez, que es una vacuna contra el Alzheimer. Me aprendió este juego Bernardo, el hijo de Fotingo, en el Café de Braulio. Formé parte del equipo de Ajedrez de ENSIDESA. Quedamos los segundos en Guipúzcoa, Beasaín. Es el mejor juego del mundo, no tiene límites. Es un juego encantador. Termina esta entrevista con Piedad, su mujer, en una silla de ruedas, pero lúcida y conservando todavía restos de su belleza juvenil. Empiezan a titilar las estrellas. Los pájaros han dejado de cantar. Piedad ya no está. Emilio la tiene ahora de otra manera. Él sigue, en silencio, jugando al ajedrez. 90









El hombre debería escuchar un poco de música, leer un poco de poesía y ver una bella pintura todos los días de su vida a fin de que las preocupaciones mundanas no destruyan el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana.

Goethe


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La Última Ofrenda

José González Ziergezu

Postrábase ante la imagen del Ungido todos los años, desde muy jovencita, para ofrendarle su corazón rendido en sacra visita. Acercábase al Cristo con tanta unción, con tanto sentimiento y ternura tanta, que le entregaba el alma en cada oración con fervor de santa. Santo Cristo de Candás, tú que la viste a tus pies musitar palabras de fuego entre arrobos celestes, en pro del triste, no olvides su ruego. ¡Cómo vibrava su alma cuando subía las viejas escaleras de tenue luz, de tu sombreado camarín el día de la Santa Cruz! El tiempo fue restando a su cuerpo vida; su obscura cabellera volvióse cana, y su ágil figura quedó convertida en debil anciana. Mas, de los años la fuerza destructora, por celestial ironía se transmuta en espiritual acicate, en creadora de dicha absoluta. Cuando su flaca carne movía a llanto, y sus huesos se debilitaban más con más vehemencia impetraba a su Santo Cristo de Candás. Fue el año pasado que, en quebranto rudo, el tiempo impío, que la materia inmola, un fémur débil le dejó, y ya ir no pudo al Santuario sola. Mas ¿cómo iba a conformarse su alma asceta sin visitar a su amado Crucifijo? ¡no! Allá fue con ayuda de una muleta y apoyo de un hijo. ¡Pobre devota, sí cumplió su postrera ofrenda, que ya el tiempo se la llevó! Mas ¡ay! esa fiel devota mi madre era, y el hijo… era yo.

Para el Certamen del Himno Gloria al milagro que el soplo divino perenne en el seno del campo encierra, que, en conjunción de labor, grano y tierra, crea la flor, el árbol, el pan y el vino. Bendita sea la fuerza creadora que la vida humana mover alcanza, sacando del sudor de la labranza la rubia espiga que la tierra dora. ¡Ánimo, diligentes ganaderos! ¡Loor, agricultores esforzados! Por España, velad vuestros arados, e inflamad la fama de sus carneros. Fe y tesón, que en vuestro recto albedrío el patriotismo sindical se hermana como un rayo de sol por la mañana prendido en una gota de rocío. Y unidos en labor e iniciativa siempre serán, del mundo los mejores nuestro pan, paños, vinos y licores, y el dorado producto de la oliva. Vivir es trabajar. Candás, 4 de febrero de 1950

Candás, septiembre de 1952 99



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Mª ESTHER GARCÍA LÓPEZ

Almiración azul Sinto la to voz que me llama nesti llugar azul. Porque te tengo nos mios sueños. Porque me namoré de ti, de ti, de la to paz, cuando la calma. Del to fustaxe cuando t’engafas. Mírome nos tos güeyos. Espeyos azul eternu. Sinto’l run run na fondura. Sinto ‘l xiblu del vientu. Sinto la voz de la gaviota. Y el silenciu. Y los páxaros del augua qu’esnalan alredor de los mios xuegos. Llámote a xeitín Y pídote un deséu. Y equí toi. Equí.

Un día y otru día. Sinto sede de paz. Paz azul. Azul sosiegu. Los mios enfotos enrédense nel tiempu. La mio piel, oriciada de deséu. Sinto amor nes orielles de la nueche. Yo, equí , aniada ente placeres. Mar. Porque te tengo nos mios sueños. Y la brisa azul que m’envuelve. Sí. Quiero besar la paz y la tormenta. La paz azul. Y la galerna. Y abrazar l’alborada. Yo, equí, equí contigo. Sí. Siempre.

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ROBERTO GONZÁLEZ-QUEVEDO

Vez primera Prestáben-y les tardes, cuando’l día pide cuentes al pasu del tiempu. La mañana yera’l suañu del momentu de namás vivir, de namás sentir y percibir, pero la tarde tenía una entidá propia, llanzaba mensaxes enllenos de pensatible espera, pidiendo a les coses que descubrieren un secretu que podía lliberar, finalmente, les entrugues amenazantes que veníen dende cuantayá, cuando de neñu sintiera cañicar la conciencia de la vida.

¡Qué prestoso ver aquellos dulces praos, afalagar la yerba, sentir el mandatu de los caminos, palpar la perspectiva sinuosa de los senderos! ¡Qué melguera la lluz qu’allumaba la pequeña ilesina y qué guapes les alcordances de los ritos siendo neñu, cuando la naturaleza convertíase en parte d’ún mesmu gracies a la guapura de la fórmula! Pero qué dolor saber que la felicidá y los verdes praos, el perfil de los senderos, la solombra de la ilesia diben marchar un día de la conciencia: porque nun pue haber felicidá

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al marxe del tiempu. Porque ye la destrucción la que fai divina esa tenrura del mundu que construyó la nuesa alma.

Esa mañana, al llegar, por vez primera, a les oles, paró’l tiempu mientres sorbía la esencia del color, y los atributos del sal y del marmullu.

Yera la tarde la qu’adensaba los sentires. Y obligólu ella, ella, la dichosa culpable, obligólu ella a buscar la inmensidá del agua que s’axunta al fin col cielu ensin llende. Porque primero de que marcharen los praos, los senderos y los horros faíase-y necesariu saborgar daqué qu’anunciara la totalidá de la nada.

Y pela tarde, cansu del llargu viaxe que lu llevara de la montaña al símbolu de lo que nun tien llende pensó: qué mala suerte la de los que siempre vieren la mar, yá dende neños, y la de los que nun yeren quien a sentir la hestoria verdadera, la epopeya del tiempu que fina onde les coses vuelven pa sumise na xuntura del agua y de la nada.

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Fotografía: Alberto Feijoo Ibaseta

En estos tiempos, no es fácil, en Candás, ver una casa igual a esta. Acercarse a ella es contemplar otra arquitectura como traída de un país alpino. Casa campesina, de labor y de ganado, en un paisaje alejado de la mar. Y, sin embargo, tan candasina que permanece a través del tiempo como si no quisiera abandonarnos. Es, era, igual que si la aldea comenzara aquí, dentro y fuera a la vez de nuestro pueblo. Pasar por delante de esta antigua y hermosa casa, inspira todavía ansias de quietud y tranquilidad. Recuerdos de la huerta y los perales del Capacho, de las personas y amigos que la habitaron. De verla allá lejos, entre panoyas y balaus de hierba. Ahí está, en pie todavía, la casa, las paredes, los balcones y ventanas, su puerta de cuarterón, la panera y los tejados. Nada parecido a lo que vino después, y que también, al fondo de esta imagen, se divisa. Por eso, ella es huella, signo y memoria de nuestra intrahistoria candasina, que no fue, como pudiéramos pensar, solamente marinera.




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