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Jazz, vinilos y gestión en clave de pasión
Heredero de una tradición musical marcada por la innovación y la entrega, Víctor Sebastián Morel es mucho más que un baterista. Es productor, gestor cultural y una figura clave en la revitalización del jazz paraguayo. En esta entrevista, nos habla de sus inicios, su amor por el vinilo, los retos de la autogestión artística y los proyectos que lo movilizan para este 2025. Con un discurso apasionado y lúcido, Morel reafirma el poder transformador de la música cuando se la vive con compromiso.
¿Cómo nace tu pasión por la música, el jazz y la gestión cultural? Mi pasión por la música, y especialmente por el jazz, nació casi de forma natural: en casa siempre se escuchaban los ensayos de Toti, y conocí a muchos músicos de jazz que vivían esta música con una pasión y un compromiso, tanto profesional como humano, que me marcaron profundamente. El jazz se volvió una parte fundamental de mi vida. La gestión y la producción llegaron mucho después, casi como una necesidad para seguir alimentando y estimulando esa primera pasión. Tengo una visión clara: para crecer profesional y artísticamente, es esencial fomentar también el desarrollo colectivo de una escena. Y más aún en un país como el nuestro, donde históricamente se ha dado la espalda a la cultura y al arte, y ni hablar del jazz, que viene remando desde los años 60.
¿Qué significó para vos crecer siendo hijo de un músico que fusiona estilos con improvisación y frescura?
Implica mucho estudio, disciplina y una constante curiosidad por nuevas visiones artísticas. También está la pasión por la cultura en todas sus formas de expresión. Es un camino de búsqueda constante.
¿Grabar un vinilo fue siempre un sueño o cómo surgió ese proyecto?
Sí, grabar en vinilo siempre fue un sueño. Es un formato con el que crecí. Mucha de la música que me influenció, gracias a mi viejo, la conocí en ese formato. A pesar de la evolución hacia el CD y lo digital, nunca perdí el hábito de escuchar vinilos. Por eso, poder lanzar música así fue cumplir un deseo. Lo hice primero con el álbum del Ensamble Palito Miranda y luego con el de Toti Morel y los Buenos Muchachos.

¿Qué se necesita para mantener viva la memoria de nuestra música y sus exponentes?
Primero, compromiso real desde las instituciones culturales públicas. Se necesitan políticas públicas sostenidas en el tiempo y una inversión financiera concreta. Vivimos en un país con un Estado ausente en términos de apoyo al arte, y sin ese respaldo no hay forma de atraer tampoco a la inversión privada. No basta con repetir que tenemos la música más linda o el lenguaje más dulce si eso no se traduce en acciones reales y con espíritu.
¿Recordás tu primer concierto y tu primera producción fonográfica?
Claro, mi primer concierto fue a los 15 años con una banda de rock. Recuerdo que, además, terminé tocando improvisadamente con otra banda que hacía covers de los Rolling Stones porque su baterista no apareció. No conocía los temas, así que improvisé todo el show. Una experiencia única. Mi primera producción fonográfica fue también muy significativa, un paso importante en mi carrera.

Para Víctor grabar en vinilo fue un sueño porque fue un formato con el cual creció.
¿Qué papel juegan hoy las redes sociales en tu carrera y en el trabajo con tus bandas?
Las redes sociales son fundamentales, para bien y para mal. Son herramientas necesarias para difundir lo que hacemos, llegar a públicos diversos y sin fronteras. Pero también son una espada de doble filo: hoy se empuja a los artistas a una carrera de promoción constante con lógicas que poco tienen que ver con el arte. A veces, lo artístico queda relegado.
¿Cómo es un día típico en la vida de Víctor Sebastián Morel?
Se necesitan políticas públicas sostenidas en el tiempo y una inversión financiera concreta.
Caótico, ¡jajaja! Paso el día entre gestiones, llamadas y reuniones para armar conciertos o producir eventos. También practico, ensayo con mis proyectos —principalmente los míos— y últimamente paso bastante tiempo en el estudio de grabación, produciendo.
¿Qué proyectos tenés previstos para este 2025?
Con Joaju estamos promocionando dos álbumes recientes: uno en homenaje a Lobito Martínez y otro por los 100 años de la guarania. También produciremos un nuevo disco junto a un cantante histórico de la música paraguaya. Estoy terminando el nuevo álbum del Ensamble Palito Miranda, del cual estoy muy emocionado, y lo presentaremos con una serie de conciertos. Además, con Guerrillasoul Experimento lanzaremos nuestro primer álbum en agosto. Y seguimos impulsando el sello de jazz nacional Polka Blue junto a David Messina.
¿Cuál ha sido el momento más desafiante de tu carrera y cómo lo superaste?
¡Ndiii! Todos los días son desafiantes, jaja. Pero no queda otra que seguir produciendo y haciendo, cueste lo que cueste.
¿Dónde y cómo puede el público seguir tu trabajo en redes sociales? Me pueden seguir en Instagram como @victor_s_morel, donde comparto novedades, conciertos y lanzamientos.

