Para Erizos en Cautiverio

FotografĂ­a: Dana Ferrari DiseĂąo de tapa: Carolina Santis Buenos Aires, noviembre 2013.

PARA ERIZOS EN CAUTIVERIO

Poesía

Carolina Santis

http://www.carolinarrsantis.blogspot.com/ Carolina.r.r.santis@gmail.com

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Todos los derechos reservados.

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A cerca de este libro.

Hace pocos años que vivo en distintos lugares de la Capital Federal, ahora estoy en un piso muy alto del barrio de Barracas donde aún no conozco a nadie y por lo tanto nadie me conoce a mí. No tan cerca de la cancha de boca el departamento vibra muy fuerte, hay códigos especiales, buena fortuna, y ya va pasando mucho tiempo.

Hice buena onda con una señora que pasea su pequeño perro café y recolecta fotos, hojas de diario, de revistas, variedad de imágenes de cuerpos, preferentemente de personas de piel oscura. También hice simpatía con otra vecina que de tanto en tanto deja asomar el aroma de sus comidas por la rendija a mi deleite y conversamos un poco, la atención especial está en el ángulo lustrado del marco dorado de sus anteojos, donde hay una pequeña inscripción que nunca alcanzo a leer.

Entré en Astronomía I, me es difícil explicar la belleza de las estrellas que vi, el aluminio iluminaba de un modo que jamás habría imaginado en la oscuridad del espacio, la luminiscencia del titanio y del grafito son espejos azulados para las estrellas

reales, una especie de océano lúgubre de resplandor y de futuro incierto.

Vi muchas estrellas de mentira y acto seguido me metí en la escuela de Arte de Barracas donde fui casi tan impermeable como un astronauta.

Recuerdo eso, casi un año, erupciones cutáneas y no volví.

Llueve por un periodo largo, en seguida los vientos fríos agrietan la superficie, las heladas suspenden la época en un estado de reposo, garúa.

Pronto el sol penetra y la vegetación se yergue luego del pronunciado letargo, todo se ilumina de diversos modos.

Tormentas de cielo eléctrico y sale el sol, otra vez arde el suelo. Por calor o por frío todo se seca y vuelve a llover.

La luna ilumina, el fuego ilumina, el sol, las estrellas también, el agua y las piedras reflejando la luz, iluminan, cuando no hay electricidad.

Acá va siempre el agua del medio cielo al centro de la tierra, entre los contemporáneos somos el tiempo que transcurre de todo lo que sucederá repartido en una misma o nueva distancia cíclica.

Eso creía hace algún tiempo, este libro es reunión de los sucesos que acá describo y de muchos de mis primeros escritos con conciencia de poema, así

como mi participación en la antología “La Incertidumbre de tener un nombre”(2009) es una selección del trabajo de “Para Erizos en cautiverio”.

C.R.R.S.S. Noviembre 2010 - Barracas.

PARA ERIZOS EN CAUTIVERIO

1

Visioné que tu espalda articulaba codos esperanzados Diste unos 8 a 10 pasos hasta acá y yo repetí entre 17 y 20 te amo, sin amarte como se supone Finalmente apoyaste la copa en frente mío y seguiste de largo, al baño o a fumar, a conversar, a ser el rostro de la noche.

Que suerte tan sencilla gracias a dios.

2

Los oĂ­dos abiertos para siempre sin descanso, los nervios alerta de las manos eventos que se dicen afortunados, directo hacia la cumbre donde anida el fango por musgos escarchados de los rastros.

3

Libere del suelo a todas las especies y disípese.

Dé vencimiento ocasional sin conceder acto o aviso alguno.

Recibo hoy la sensación, al despertar en la madrugada, de un gato que cae sobre los pies de mi cama simultáneamente se destaca en el principio de una tormenta un juego de luces con el tronar de los cuerpos de las nubes que se volvieron rígidas hasta esfumarse.

Comenzamos a dejar de sentir el sutil llamado que atrae a la dispersión de nuestra atención, por estos suelos, aún atónitos los cognitivos.

4

En una habitación melódica partículas volátiles son allí por siempre una medida de tiempo dispersa y capturable.

5

La piel es alarma en la llegada de aires inversos es cada señal sin esfuerzo reconocida Una contracción desde el seño, destellos en las luces y profundidad con las sombras suplicas rezos amenazas personas que han quedado en silencio el desafío de la supervivencia viajando en la sangre grandes casas en la memoria paisajes del desierto animales viéndonos a los ojos voces que has oído cuestiones que no creías poder resolver.

Se puede observar un universo sensorial precipitado hay un comando de magnetismo activo entre los vivos.

6

Sin creer entonces mero testigo ser茅 en la existencia de breves agravios en rutina.

He requerido de la fe Si los prejuicios son quienes amaneran la raza a fricci贸n.

Se ha vuelto ligera la cabeza de esquivar los gritos y dura de que la alcanzaron.

7

Reposo las palabras en las llanuras del sueĂąo que procuran llevar por costumbre una horca fonĂŠtica.

El principio de inercia es bosquejo de ojos inquietos en boca sellada.

8

El rostro siempre estuvo en una celda rec贸ndita de los pensamientos seguro con los ojos entre abiertos como naciendo como comprendiendo, llegaron pronto las manos cuando a煤n te llamabas de muchas maneras te asomaste completo sin bautizo y volvieron las manos con la voz que tarareaba sobre un cuerpo completamente quebrado suplicas para quedarse entonces regresaste y dejaste los brazos para comenzar a armarse la figura de pies y cuello.

9

Quién sería mañana el perro guía para dejarme en el desvelo mutar.

10

El deseo de crear acude al encuentro de distancias fugaces en movimiento por encima nuestro, evocadas o no hasta que nos hallan sustraĂ­dos embaucados in fraganti espirĂĄlicos.

11

El león se parece mucho al sol en la noche segado de inspiración desde la cola una mecha encendida creó una constelación las líneas soberbias de un reino león.

12

A la casa no llegan a la casa ni un pequeĂąo sismo, aquĂ­ solo se encuentran goteras por torpezas acumuladas en el techo, barro tendido de las patas en la entrada, A la casa solo le nieva blanco del tipo pelusitas.

13

Aferrada sujeta con potencia en esa fuerza la presi贸n y el balanceo de hacerlo caer.

14

Es esta historia todavĂ­a breve siendo de azul a negro y de negro a gris brillante un prolijo recorte circular hecho con los dedos.

15

Sim贸n.

Magnitud receptiva de misterios perdidos se absorbe de usted y de otros en torrente de escamoso veneno, si no quiere espantarse no despierte del todo, obsecuente, cuando yo abra la boca usted cierre los ojos.

16

Son seres especiales quizĂĄ tengan persona tambiĂŠn juntos nos oxigenamos en una naturaleza particular por encima de esas manos hay unas estrellas que son sĂ­mbolo de poder.

17

Lo perdido y encontrado nunca vuelve al mismo lugar, tiende al pie un arabesco para ser buscado.

18

Bailarina surifanida.

Se encuentra recorriendo un terreno árido una salamandra que una chispa expulsó querrá retenerla el viento y no arrastrarla de vuelta al calor.

La espera todavía danzando el fuego para dirigir el incendio.

19

Llevamos tiempo compartiendo este lugar hoy me convence más la venganza que el acuerdo la cólera que el contrato el desmán que el vaivén la tiranía que el abandono.

Siempre es única la oportunidad y siento que alguien se despierta para levantarse.

20

Llego y apoyo mi bici sobre tu bici ya algo abandonada, pinchada Hace muchos d铆as al llegar apoyo mi bici sobre tu bici en el mismo lugar Me da ganas de llorar desde el est贸mago a la garganta Siento la humedad del aire Y creo que va a llover Miro al cielo morado y rosa Cubierto de diamantes agresivos.

21

Entro a casa y ya no veo el cielo mi patio da a un patio, medianera de por medio mi vecina está de cumpleaños y en seguida me pongo a bailar noche lanusina, refugio detrás de casa de mis padres poema que agregué mis vecinitas a puro nene malo.

Aros colgantes verde esmeralda con dorado Pajaritos de colores en el cielo del invento y por la ventana veo una estrella junto a un árbol un pedazo de luna entre las nubes y una promesa Soy partidaria de que las celebraciones se hacen en casa.

22

El abuso y el exceso ocasional lo ingenuo del inconsciente aplicado construye la defensa del filtro de informaci贸n como saber desarmado otros quisieran pasar un tiempo sin saber que olvidan recordar tarde a tarde la misma aventura.

23

Veré si me animo este es el plan: Rebozarte en pimienta y ácido efervescente atarte los hilos al miembro mediano un jarrón con agua en cada mano y a volar manteniéndote en los aires en la cúspide de tu espalda un cúmulo de estrellas debieran desintegrarse y tú descender a medida que sueltas en el bostezo del mismo cielo un sonido de olas marinas con gaviotas de papel, livianas de esa noche, en la vía láctea.

24

El calles aire preciso de esta velocidad suele llevarme ciclo al sitio donde municiones esta el viento en la franja sonrisa de mis ojos en cuadro un Ăşnico sonido de pocos varilla movimientos revueltos en el pelo bicicleta inglesa mĂ­a.

25

Revelar quitarle el velo al gran enmara単ado encubierto balancearse y devolver acabar y suspirar refrescarse y navegar evocar a los queridos.

26

Somos dos gotas de miel sobre el marfil de un mueble antiguo inconscientes y dispuestas a deslizarnos hasta el suelo y recorrer la casa.

27

Con frutos cítricos dónde están los cómplices sin rostro que amaneran su paciencia para brindarse a los niños de este rato.

28

La uni贸n tiene lugar por medio de plomo fundido que a modo de nervio recorre los contornos y une la piezas Mi madre lleva medicamentos en su peque帽o pastillero nos traduce brevemente concretas corazonadas ella tuvo hijos sin parir.

29

De aflicci贸n me subyugan los decires en verbos de canci贸n y entrelazados de frases farmacopeas a mi juicio.

30

Comienzo ordinario y perspicacia de zorro voy a saltos y a rastras en esto de c贸mo la comprensi贸n de la nostalgia es por incitar al abandono.

31

Catador de manjares nocturnos he aquĂ­ volcados en la fuente tus gestos de honor Soy de vos el reflejo acuĂĄtico de tu luna negra.

Tu otro Chensky Molotov.

32

Quizá solo pierda livianamente las orejas y el sentido de oír o más bien, pronto desespere de impaciencia el día en que por fin las voces sacudan y enturbien bruscamente el aire, no será palpable ya el soberano aplastamiento entre el cielo y la tierra la tibia y clara proyección de sombra A quién le importará los cuestionamientos del tipo ocioso.

33

Por la soledad o por la compaùía nos aventuramos a sufrir un poco

34

Cuando poco el parpadear veĂĄmonos en los ojos cascada, precipicio y tormenta de rayos la sĂ­ntesis de lo que poco vemos, en un sendero arremolinado.

35

Tú como ofrenda de las promesas del caos, fuiste pulido por el calor por vientos desérticos, a pura piedra, maniatado por raíces de la fronda montana subordinado del suicidio inminente la resistencia de tu cráneo contra la roca era inminente en otros paisajes te sometes a otras pruebas a tu merced.

Yo caminando aquí recolecto cada una de tus partes muertas.

36

Proclama otra vez la incertidumbre, su presencia dubitativa el deseo coloquial la carencia divina su presencia a que habite en el espacio sin respirar, a que absorba la fantasĂ­a en el intento desaforado de convertirla en realidad para hacer del misterio un bien digerible.

37

Jugamos a poetas en metaforma cuando le quitamos las patas a las sillas hacemos como que si hacemos como que no y entonces todos nos sentamos en el suelo para estar mano a mano y ahĂ­ conversando nos pasa un aerostĂĄtico por arriba y nos roza la nariz, asĂ­ el moco con el que nos ilustramos.

38

Un ciervo dama toma con ambas manos una pesada copa de bronce del lado de la alacena que nunca se abre para en ella, aun dormida apaciguar el movimiento de las nubes que trotan entre los dĂ­as corriendo al filo del tiempo que alcanza rĂĄpido a las noches Bruscamente amanece y asĂ­.

39

Esos pilares de argumentos esos vicios reprimidos esa brĂşjula transversa eso es, tu existencia terca son mĂĄscaras venecianas que das a elegir cada vez.

40

Meteorito: Nos volveremos extracto en la conformación de seres bajo techo con ello nos hallará, una vez filtrada, la perspectiva plana.

No sabría cuándo pero estábamos en casa dos paredes trasparentes y ligustrinas al rededor por zonas montañosas, nos mareábamos por ubicar el sol.

Desde esas mismas paredes repentinamente se hizo aguacero y en profundidades quedó nuestra vivienda. .

Me gustaría recordar dónde fue que el efecto de la luz dulce nos encandilaba sobre los colores de los peces del río.

En aquellas orillas contaban las péndulas que aprendieron, que sujetando la tierra

crecerían de nuevo en la llegada del día de los dos amaneceres que ellas sabían identificar: “No nos arrastrará la corriente del río, tomamos grande el aire sujetas de nuestra calma afirmándonos a la tierra eso que amenaza, el breve todo, se ausentará, como muerte que termina”

42

En la expresi贸n de tus ojos acumulado el quien de las personas, como todo cr铆o te alarmas cuando se te deja de mecer.

43

Cantor luz atracci贸n una gran fuerza nos mantiene expectantes.

HOGAR DEPARTAMENTO

46

Sin ventana y sin calor lloviéndome en la espalda o en cualquier parte, hago de mí pliegues en un habitáculo que me desmenuza de a poco dedos amenazan con caérseme de la manos la vista, con huir inconciliablemente me insiste pálida y temerosa a través de la farsa de la blancura me llaman como quieren me llaman fobia.

47

En este sitio gris de la mente se entiende que todo es doble y que cada uno se ubica frente del otro todo está gruesamente determinado existe lo bueno con lo malo, lo simple y lo complejo lo grande lo pequeño en esta planicie también existe existir y no existir en otro lado, el juicio, la decisión, y la esperanza, solos.

48

En estos momentos de ángeles en cadencia por este lejano sur de mi oriente, a verter el agua única que ansía la sed, los nacidos alados que se vuelven por aquí con fulgor incesante .

49

Aun no hemos salido estĂĄ cayendo el sol las paredes proyectas una luz precipitada una sustancia liviana desafĂ­a la paz de la casa.

50

Nadás por tu desastre Vos posas para ver revistas Te aíslas para oxidarte de un modo único sos lo más negro aquí Y yo luz que te ofende.

51

Del baĂąo los diminutos caracoles dentro de los caracoles han dejado de brillar nĂĄcar y piedras a quienes les he robado el rĂ­o.

52

En los pies dos felinos muriendo de hambre, en las manos los lobos masticando, por todo el cuerpo la loci贸n esparci茅ndose.

53

Balc贸n belleza de estrellas de mentira

54

Insertos en unas pocas creencias mediocres desde este balc贸n y en otros tantos hacemos que no nos espiamos, respiramos inhalandonos la sombra y la inanimaci贸n.

Ac谩 en este espacio reducido nos dejamos mentir para que nos crean, descartamos la l贸gica libremente.

55

Una vez que entro, al encender la luz se vacía el ambiente es inmediato un leve zumbido acompaña la inmediatez, con atracción desde el centro a los ángulos de la habitación, son las sombras que muy rápidamente se someten a sus rincones designados su existencia en esta habitación es observarnos vivir de a repentinos e intermitentes raptos de nuestra lucidez acerca de ellas.

56

Cualquier dĂ­a el espejo a la maĂąana muestra el pasado o el futuro es libre el acceso veo la silueta en la pared es la sombra de una planta siempre prometiĂŠndonos algo.

57

Tocan la puerta y no son mis amigos son otra vez ocre marr贸n y beige con su bullicio infraordinario y harapos flameantes tomados de la India.

58

Sentencia.

En tu casa enterrando lo que te dieron entierras ahora las escasas herencias de tu época te encuentras semierizado impertinente con virtuosos colgajos que tratas de esconder de mí Lames por fin el suelo mismo que ha guiado tu reptar de la cama al inodoro impune circunstancial demente desabrido de flácidos nervios, hoy tu inocencia agrede pierdes los víveres propios de tu insana existencia, corres por tu cuenta, devuelves una imagen sin dos manos para resolver.

59

No muy lento se pierden algo de los colores, el brillo, la vista se alinea en lo que separa calles de veredas uno se abastece por acá, de humo de parrilla, un poco de polvo, abstraídos en lo propio y en lo ajeno Las nuevas rítmicas anuncian a los primeros engendrados de la noche estos rincones han barrido con el apetito de algunos.

Hay algo durante la avenida que separa un momento de otro, algún puente un poco más allá del limite de la tortuga que cuestionó Cristóbal Colón.

60

La voz temprana todavĂ­a rala se ven de gas en el olvido los sueĂąos esparcidos del letargo sin paz.

61

Sigues camino así dibujando mientras los colores que derrama el sol detrás de ti, detrás de ti voy y el sol El destello está desde que amanece y me impulso a ser guía de esos colores.

62

Los hechos de tu voluntad es lo que a mĂ­ me fascina.

63

Posada en el mundo sin confidente, serĂŠ de vos, atardecer.

Donde haya un abanico que cae encendido en llamas.

64

Ceremonia universal llantos de ni単os pies en el agua profundos surcos en la tierra.

65

PI Se ha clavado en la retina de estos hombres la abundancia filosa de tus inmensos pinos a travĂŠs de esa herida hiciste piĂąones de carne de sĂ­ tienes las manos inmensas, celestes llenas de alimento.

66

En la oscuridad te inflamas de aire para vivir rodeado de árboles.

Son música de juncos estas paredes y un manto de luciérnagas son tu techo.

Un canal empedrado con puertas abiertas ya has construido ventanas que vienen de afuera al viento blanco de invierno que te alarma finas cascadas se anteponen a las luces que vemos nosotros, tu noble corazón barriendo las piedras del arroyito.

67

Entidades presentes alrededor, muchas firmas colmadas de posibles finales.

68

Guía del idealismo Lo que no hay Lo imaginario Lo deseado como objeto de inacción La idealización más sublime puede quitar a los únicos del plano de lo real, trata de una piedrita que pateamos para continuar persiguiéndola.

69

Solo la forma para observar y colores para ser interpretados agradece tus dones no abuses del habla permite que el olvido sea una peque単a muerte.

Tu silencio agrava a que nadie te responda.

70

En este entorno perturbado de muecas creo que soy algo mĂĄs que el sabueso esquivador de colillas soy esta imagen entera y el instinto ablandado, la anĂŠcdota de un paisaje en el que me hallo perdido.

He dejado de existir para todos para el mundo ahora soy eco, en el resumen de tanta vida.

71

Nunca lo creĂ­ Esta noche todos sueĂąan con su despertar bajar los pies maĂąana hallar por la casa dispersos trozos de sol algo para comer.

72

Destinado a arrojar luz y a que le arrojen luz sobre el campanario las vacilaciones lo manipulan la luna decide su alunizaje.

73

Permanezca quien a no lo espera no el tiempo una con casa eco ventana que una da a la luna bibliotecas dos perfumes y sus de una persona simbiosis en. los lobos dejan no su alimento rastros de.

74

A quien no permanezca el tiempo no lo espera Una casa con eco Una ventana que da a la luna Dos bibliotecas y sus perfumes de una persona en simbiosis Los lobos no dejan rastro de su alimento.

75

Entardecidas las ganas del peligro afortunado entre la gracia y la espera dejar dormido al ni単o.

76

Herencia.

Ahora son mĂ­os los recuerdos y cinco mulas sin mandĂ­bula. cambiando los ritmos vas desaparecido y al paso la menciĂłn de tu nombre desgastando las palabras.

77

Es vacĂ­o es espacio.

78

Al coraje nacido de una gran idea o de un gran temor.

79

Disociarse del disgustoso tiempo de las horas mi sombra hija de la luz.

Con asociaci贸n brillante en el momento de plata, sacud贸n a convicciones.

Del pensamiento optimista el aburrimiento enemigo pr谩ctico improvisado del d铆a.

80

La edad de los hombres serรก su precio en peso estimado de memoria y olvido.

81

La condición climática sufre espasmos como el humor de los hombres, hasta el silencio es irrespetuoso y los íntimos se ahorran el amarse.

Cuando andamos por ahí un Sauce se junta con un Jacarandá.

82

En discreta repartici贸n sostienen a un hombre que viene, se multiplican los rostros a causa de la luz.

Gracias