Maradona: el grito de todo un pueblo
Por Camila Menchise
El fútbol tiene la capacidad de movilizarnos. Son miles las sensaciones que nos despierta: alegría, ansiedad, nervios, tristeza, enojo, entre tantas otras. El fútbol, sobre todo en nuestro país, se vive intensamente. Es cierto que muchas veces se sufre más de lo que se disfruta. Pero así es el fútbol. Incomprensible. Una jugada inesperada, un gol de último minuto, un fallo arbitral a favor o en contra, puede marcar la diferencia. Una Copa del Mundo tiene ese poder de movilización. La ansiedad en la previa, el cosquilleo en el estómago cuando suena el himno nacional, la alegría de gritar un gol. Nos invade con fuerza la ilusión y el deseo de pasar de ronda, clasificar y quedar en lo más alto. El Mundial de México ‘86, tuvo una mística única e irrepetible. Con un Diego Armando Maradona a pura gambeta, garra y corazón, la Selección Argentina se consagró campeón del mundo.