Catálogo MIO 19

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MIO19 - ARTÍCULOS • 15 darles vida y presente. En el centro de Quito en particular, el hábitat como generador de necesarios balances, requiere de nuevas lecturas, nuevas interpretaciones. No cabe reafirmar la identidad de modelos que ya dejaron su huella: “Ver ya no consiste en identificar o reconocer, es, por el contrario, re-crear; es decir, poner en juego la identidad del objeto” (F. Albán). Una mirada que reconozca su propio extrañamiento del objeto observado y conduzca a esta intervención implica asumir riesgos, subvertir lo transmitido por tradición. Si no se supera toda la gama de significaciones que nos antecedieron y las mantenemos intocadas, nos someteríamos a sus límites en la actuación en el mundo presente, si no ingresamos a nuevas esferas de conocimiento que sustenten otros comportamientos, otras acciones, otra ética de convivencia. Las edificaciones de vivienda desestructuradas por su ocupación tugurizada y el desbastador paso del tiempo, obligan a detenerse ante ellas, alejarse, tomar distancia, para poder adentrarse en la riqueza de su conocimiento, a buscar en las estructuras más íntimas de lo que fue su representación a la par que desarrollar todo un constructo de categorías críticas, que sustenten la revalorización de nociones y conceptos, que permitan descubrir la potencia constituyente y diversa de nuevos sistemas significantes; una búsqueda y aprendizaje de nuevos sentidos que replanteen la relación entre interpretación e intervención y los valores que los sustenten. La tradición fracturada puede llevar a extraviar el camino entre el pasado y el futuro haciendo del presente un recorrido lineal en la historia. La ruptura de la arquitectura con el contexto de origen, antes que un desarraigo irrecuperable puede llevar a su liberación, a nuevas significaciones de su uso, a que se abran nuevos ciclos de relacionamiento: de sujetos cambiantes, objetos cambiantes, contextos cambiantes. La escisión de la obra arquitectónica con sus valores “esenciales” lleva a relacionarla con el ciclo infinito de la vida, alejada de arquetipos paralizantes. Es una invitación a crear patrones compositivos abiertos o más bien a descubrirlos en las materialidades y atmósferas

existentes, incorporando lo recibido a la vida y la cultural que se gesta hoy, convocando a estructurar comunidades distintas, dispuestas a relacionarse, a ocuparse en conjunto, a ser con el otro. Asumir el reto de valorar una herencia que prioriza la vida, separando de aquella el racismo y la dominación, mezclar los lenguajes moderno, contemporáneo, colonial, republicano, originario; ir hacia la fusión, unión, mestizaje en que puedan realizarse intenciones, conceptos, actitudes. Disfrutar los recorridos en edificaciones de ambientes fluidos, múltiples patios, galerías, de habitáculos amables que se diseccionan en múltiples perspectivas. Un viaje alrededor de ellos que los transforme en espacios de experiencias. Tener presente la luz ecuatorial, incluso en su ausencia, redescubrir los muros despojándolos de sus pieles con su nueva piel, para que se potencie su músculo en el surgimiento de otra corporeidad, dejarse llevar por la banalidad de la vida cotidiana.

Ramajes reunidlos y anudadlos una choza desatadlos la llanura de nuevo - Vieja canción japonesa -


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