Breados nº 5

NÚMERO 5 • DEL 1 AL 7 DE JUNIO DE 2020

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DISFRUTAR DE LA TRANQUILIDAD Y BELLEZA DE SU VEGETACIÓN

El entusiasta operario breado parece disfrutar a pesar del esfuerzo.

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Las verduras ya no viajan

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Construcciones en la escuela

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Campanal, no te olvidaremos

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Mejor me pongo un poco de música

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Cochinitas cafeinadas

10 Pepa Fernández, una artista elegante

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CAJAS DE VERDURA ECOLÓGICA DE PRODUCTORES CERCANOS

Las verduras ya no viajan David Carmona Fernández Llega un mensaje al whatsapp: –la cesta de esta semana tendrá: 1 lechuga, 2 puerros, 2kg tomates, 1/2kg pimientos, 1/2 docena de huevos... –(la lista continúa), –¿quién quiere? Es en el grupo de la caja ecológica. Decidimos encargar una. El reparto se hace todos los miércoles en tres puntos distintos de la ciudad, nosotros la recogeremos en la Gran Plaza.

Pagaremos allí quince euros por nuestra caja. El precio es fijo y el contenido irá cambiando en función de la época del año en que estemos.

Verduras en su punto. Así funcionan algunos de los agricultores que se unen para vender directamente a los consumidores los productos que cultivan. Una de las ventajas de esta forma de venta es que las verduras no se transportan cientos de kilómetros, sino que vienen de los campos cercanos a nuestra casa. En consecuencia, otra de las ventajas es que las verduras se recolectan en su punto exacto de maduración, no como en el supermercado, donde siempre podemos comprar peras o berenjenas sin importar si es invierno o verano. Como dicen en su página web Frutas y Verduras Ecológicas (Albaida del Aljarafe, Sevilla): “recogemos exactamente el mismo día del envío”. Hay otros grupos de productores a los que se puede comprar por teléfono o por internet y que llevan la caja o cesta de verduras al domicilio del comprador, ese es el caso del grupo anterior, que anuncia también en su web “tu pedido lo tendrás en casa en veinticuatro horas”.

Sabemos de dónde vienen. El consumo de estas cajas es una alternativa al consumo de frutas y verduras de los supermercados o de las tiendas tradicionales, en las que la procedencia de las mismas no siempre se sabe. A menudo vienen de lejos, han sido recogidas con mucha antelación a nuestro consumo y no sabemos si el productor habrá obtenido un precio justo por ellas, con lo cual no sabemos si podrá seguir produciendo.

En cajas o en tienda. La venta de fruta y verdura de cercanía no solo se hace mediante el reparto de cajas preparadas, también existen algunas fruterías donde se pueden adquirir, aunque aún son muy pocas. Buscando por Internet se encuentran siete en toda Sevilla, la mayoría en el centro histórico.

En Sevilla Este tan solo tenemos una de La Ortiga, una cooperativa de productores y consumidores con dos tiendas en Sevilla en las que todo el mundo puede comprar, aunque los socios algo más barato que el resto. A cambio, pagan una cuota mensual.

Llegados a este punto del precio, notamos una pequeña diferencia entre ambas fórmulas de venta, normalmente la cesta es más barata que la tienda, quizás porque no hay un local que pagar.

A menudo ocurre que las tiendas son proyectos más duraderos que el reparto de cajas, quienes, con frecuencia dependen de la fidelidad de un grupo reducido de personas y del buen funcionamiento

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del boca a boca. Además, las tiendas suelen tener más presencia en internet a través de páginas web o redes sociales y de esta forma pueden captar más clientes. No obstante, no es este el caso del grupo de distribución de cajas Jacaranda, agricultura ecológica, que sí tiene presencia en internet.

Jacaranda es un proyecto surgido para apoyar a un grupo de productores del Polígono Sur, uno de los barrios más pobres de España. Este colectivo hace el reparto a domicilio y afirma en su web que “los productos son cultivados y elaborados bajo los principios de proximidad y respeto al medio ambiente”, y añade "nuestros terrenos de cultivo están certificados como ecológicos por el Comité Andaluz de agricultura Ecológica”.

Verde rebelde

En las últimas semanas hemos comprado las cajas de verdura ecológica a Verde rebelde, un grupo de agricultores que acaba de empezar su proyecto de venta directa a consumidores cercanos.

Llevan tan solo un mes y venden poco más de 25 cajas a la semana, pero están cargados de ilusión. Esto es lo que nos contaron: ¿Por qué hacéis el reparto por la noche? En primer lugar porque empezamos durante la desescalada y esas eran las horas en las que podía salir a la calle el grueso de la población. Y además, porque son horas en las que ya se han acabado las jornadas laborales y hay más libertad de movimiento. ¿Tenéis página web o redes sociales? No, preferimos funcionar con el boca a boca y gestionarnos de una manera menos mediática. ¿Los productores se mantienen solo de lo que producen o tienen

Ecológicos. Y de esta forma llegamos al otro concepto, además de la cercanía, que suele definir a estos productos, y que supone la segunda diferencia importante frente a los que se venden en el resto de tiendas y supermercados: “ecológico”. Todos estos grupos, ya sean vendedores de cestas o a través de tiendas, anuncian sus productos como ecológicos y respetuosos con el medio ambiente. De nuevo Frutas y Verduras Ecológicas publica en su web: “libre de residuos de plaguicidas”. Puede ser que ahora, en medio de esta crisis que nos ronda, este sea un nuevo reclamo para consumir este tipo de productos. Nosotros estamos en ello. Verde rebelde nos alimenta.

además otros trabajos? Los productores son agricultores y la tierra es su pan. Rara vez el trabajo sacrificado del campo da para tener otro porque se desarrolla, literalmente, de sol a sol, 7 días a la semana.

Lamentablemente, y por muchos factores, el salario de un agricultor no se corresponde con el esfuerzo, el tiempo y la inversión real, pero consiguen mantenerse con el campo. ¿Por qué son cológicos? Porque no se utilizan pesticidas ni fertilizantes químicos. El único extra que le dan a las verduras es un "engordante", antes de

Verde rebelde: 633 880 797

recogerlas de la mata, autorizado por la agricultura ecológica. ¿Ha habido un aumento del consumo tras la crisis del coronavirus? Realmente nosotros no tenemos datos para comparar, pero algo sí que hemos visto, oído y comentado y parece que, después del miedo generado por la pandemia, la gente tiene inquietud por cuidarse a través de una alimentación más consciente, por mantenerse sana a través de un producto natural, adecuado y accesible.Con el confinamiento se ha hecho patente la realidad y la impor-tancia del consumo saludable, sostenible y local.

Estamos seguros de que un gran porcentaje de la población habría deseado pasar el encierro en el campo, cultivando su alimento y comiendo de su propio huerto.

Parece que uno solo se da cuenta cuando el mundo entero se paraliza y está en juego lo más importante que tenemos, nuestra propia vida. A todos los niveles (de salud, de producción y consumo, social...) nunca habría que perder de vista a Hipócrates: "que tu comida sea tu alimento y tu alimento sea tu medicina".

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SI ES UN DÍA DE LLUVIA, AQUÍ ES DONDE TE REFUGIAS

Construcciones en la escuela

En el C.E.I.P. Híspalis, colegio en el que estudió el autor de este artículo, están construyendo algo, parece que es una cubierta para proteger a los alumnos del sol y la lluvia.

Pablo Carmona Álvarez El pasado lunes 25 de mayo, los habitantes de Brea, 2, en especial los varones de la casa, Pablo y David Carmona, se percataron de que había algunos camiones de construcción en la entrada y en el patio del colegio Híspalis, donde Pablo había estudiado. Les pareció un tanto raro, y hasta el zagal acercose a la valla del colegio a husmear un poco. A saber qué estarían haciendo. A lo mejor construirían un área con toboganes y columpios como en los parques, no, sería demasiado peligroso con tantos niños. A lo mejor harían un parque de bolas, no, costaría demasiado dinero. A lo mejor comprarían una tirolina, no, no hay tanto espacio.

A lo mejor excavarían una piscina, no, los niños se podrían ahogar. A lo mejor… ¡yo qué sé!, nadie lo sabe. Bueno, en realidad su padre lo supo al día siguiente, tras preguntar a unos padres de alumnos del colegio, están construyendo una cubierta.

Cuando el muchacho se enteró le dio mucha rabia, justo acaba de pasar al instituto y hacen una cubierta, ¡qué coraje! Al padre tampoco le hace mucha gracia la idea, porque van a mover el huerto de sitio, el que él había montado junto a otros padres y madres. A él se le había ocurrido la idea de hacerlo y era quien más se ocupaba de los cultivos.

Aunque ya no hacía nada porque ninguno de sus

Estos son los camiones de las obras del colegio Híspalis.

descendientes se encontraba ya en el colegio le había cogido cariño. Estos últimos días también han estado los camiones y la excavadora, pero todavía ni rastro de la cubierta.

Antecedentes. Hace dos años más o menos, en verano, también hubo obras en el colegio Híspalis.

Esta vez, quitaron unas gradas que había en un patio de recreo. Cuando lo destruyeron la gente se puso muy triste, porque ese sitio era muy representativo para la escuela, ahí era donde tocaban el himno de Andalucía y hacían más cosas divertidas. En ese momento hubo muchos rumores acerca de qué iban a construir, decían que iban a construir toboganes, columpios y las cosas que suele haber en las zonas infantiles de los parques, pero al final nos tuvimos que conformar con un triste arenero. No tenía mucho sentido poner eso, la verdad, porque el patio es de albero (tierra suelta de color amarillo fuerte), que es casi lo mismo. A toda la gente le pareció una tremenda tontería cambiar unas gradas bastante chulas, que representaban al colegio, por un simple arenero igual que el resto del suelo. Eso fue una F* grande, espero que la cubierta no lo sea.

*Expresión juvenil que se utiliza cuando pasa algo malo.

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REFLEXIONES DESDE EL CÓRNER.... DE NERVIÓN

Campanal, no te olvidaremos Manuel Carmona Saborido Esta noche ha venido a vernos nuestro hijo David y me ha dado una triste noticia, ha muerto Campanal II. También me ha pedido que escriba una reseña sobre el jugador para el próximo número de Breados. Tanto deben las ilusiones de mi infancia a Marcelino Vaquero, que a ello me he puesto sin más dilación. Él formó parte de ese mundo en el que se conformó mi vida; un mundo que se me va deshaciendo cada vez más aprisa con todos los que me dicen adiós. Y el inevitable dolor que ello me origina solo lo atenúa, como en este caso, unas palabras que glosen la gloria del que se fue.

Tríos. Antes de que en la escuela hubiese aprendido que eran tres las personas del Verbo: Padre, Hijo y Espíritu Santo; y que el verbo tuviese tres tiempos: presente, pasado y futuro. Antes, bastante antes, conocí por medio de la calle que los tres defensas del Sevilla eran Guillamón, Campanal y Valero. Yo la repetía en mi cabeza con la misma unción que recitaba aquella otra terna mágica de Melchor, Gaspar y Baltasar que, más o menos, memoricé por el mismo periodo. Ante mis ojos aquellos jugadores superaban a acartonadas glorias nacionales que aparecían en mis libros escolares, como don Pelayo, El Cid Campeador o Jaime el Conquistador; y solo le alcanzaban en heroísmo ciertos personajes de mis tebeos: El Espadachín Enmascarado, El Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz.

Un ídolo. Al poco, con el trío defensivo, cantaba de corrido toda la alineación del Sevilla; aunque para mí siempre tuvo un especial relieve su línea defensiva liderada por Campanal. Cuando echábamos un partido los amigos, yo siempre me colocaba en su posición. Mi mayor empeño era imitar al histórico jugador de nuestro club. Y no ya solo jugando al fútbol, sino que, si iba corriendo por

la calle, lo que era de lo más habitual, de vez en cuando daba un salto con la mente puesta en aquellos despejes de cabeza de mi ídolo cuando sus pies volaban por encima de las cabezas de los delanteros contrarios.

Yo me iba a la barbería de mi padre para repasar una vez y otra la Hoja del Lunes o el Oiga y deleitarme con las fotos del fútbol y buscando siempre aquella instantánea que recogiese a nuestro zaguero central en alguna de sus atléticas intervenciones. Y a mi madre la apremiaba para que comprase más y más de aquellas carterillas de azafrán (mi casa era una fonda) donde venían unas estampitas de los jugadores de Primera División. Y no paré de darle la tabarra hasta que no encontré en uno de aquellos sobrecitos la imagen de Campanal. ¿Pero qué decir cuando por fin lo vi en la realidad?

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REFLEXIONES DESDE EL CÓRNER.... DE NERVIÓN La excursión a Marchena. Aquello vino a suceder cercana la mitad de los cincuenta. Una mañana de domingo muy temprano mi padre me dijo: “Anda ve y le dice a tu madre que te arregle que nos vamos a ir a Marchena”. Y es que aquel día, en esa localidad jugaba un partido amistoso el Sevilla contra el Marchena Balompié. Glorioso domingo por triple razón: disfrutaría todas aquellas horas de la compañía de mi padre; se cumplía uno de mis anhelos infantiles que era emprender un viaje, aunque sólo fuera a una población cercana —yo vivía en Arahal— y, finalmente, vería jugar por primera vez a mi equipo. Fueron tan pocas las veces que pude contemplar a mis colores que recuerdo con pelos y señales aquella gira, a pesar de que yo era bastante pequeño.

Cogimos el tren a media mañana y, en cuanto llegamos, dejamos los consabidos filetes empanados que mi madre nos había preparado en un bar cercano al campo de fútbol, donde nos sentaríamos a la hora del almuerzo. Entre tanto, nos fuimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad. A las cuatro y media, hora en que comenzaba el encuentro, nosotros llevábamos una hora acomodados no lejos del césped. Cuando los jugadores saltaron al campo, yo no podía dar crédito a mis ojos, hecho como estaba a verlos solo por medio de las emborronadas, deslucidas, oscuras fotografías de la prensa o por las minúsculas estampillas del azafrán, no me hacía a verlos en tres dimensiones pues se me presentaban sorprendentemente agigantados y fornidos, en exceso nítidos, casi refulgentes, y más jóvenes a como yo los concebía. Hube de restregarme los ojos para asegurarme que era real lo que veía. Y que era real la imagen de Campanal dominando con gallardía y autoridad, con su metro setenta y siete, el área de su portería. No sabía que al poco tiempo lo vería, no ya sobre el campo, sino solo a unos metros de mí.

Un pase a Campanal. Apenas habían pasado unos meses cuando se concitaron las circunstancias propicias para presenciar de nuevo un encuentro del Sevilla, pero ahora contra el Barcelona y en el propio Nervión. Hasta allí me desplacé en compañía de mi padre, de algunos de mis tíos y de mi

primo Manolo. Nuestras localidades se situaban en la primera fila del Gol Norte, mejor dicho, las de los mayores pues a mi primo y a mí nos voltearon a través de aquella vaya, apenas de un metro de altura, para sentarnos sobre el mismo césped tocando casi la línea de fondo. Y si no creéis lo que acabo de decir cómo me vais a creer que una de las veces en que el balón salió fuera, yo lo cogí y me precipité a lanzárselo ¡¡al mismo Campanal, que estaba justo frente a mí!!

No voy a revelar cuál fue el resultado porque no viene al caso, pero a mí no me importó mucho; como tampoco me importó que aquel bético que se había infiltrado entre los expedicionarios, viniera todo el tiempo en el autocar machacándome con la misma matraca. Que más daba, yo había puesto por primera vez mis pies en el viejo Nervión y, sobre todo, había cedido la pelota a mi héroe balompédico.

La afición recordará. Nunca olvidaré aquella tarde, como nunca olvidará la afición sevillista, el pundonor y la pasión, y llegado el caso el furor, con que durante casi dos décadas defendiste, Campanal, los colores del Sevilla midiendo con tus galopadas todos los terrenos de juegos de nuestra geografía y midiéndote con valentía e intrepidez contra los mejores delanteros del momento Gainza, Gento, Kubala, Del Sol…

Nunca olvidará la afición sevillista el pundonor y la pasión con que durante casi dos décadas defendiste, Campanal, los colores del Sevilla

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¿QUÉ SABEMOS DE LA COVID-19?

Mejor me pongo un poco de música

Me dispongo a cocinar un sabroso pollo al curry. Como compañía, pongo la radio con la idea de escuchar algún programa estimulante. Sin embargo, llevo ya un rato sintonizando y en todas las emisoras el tema es el mismo: la COVID-19, o lo que es lo mismo la enfermedad provocada por el coronavirus SARS CoV2.

Fátima Álvarez Guerrero Ciertamente, la información recibida durante estos meses sobre el tema ha sido impresionante. Nunca un asunto relacionado con la salud había acaparado de un modo tan intenso los medios de comunicación.

Sin duda, la presión mediática se ha visto incrementada por el uso de s istemas de comunicación instantáneos a través de internet (whatsapps, teléfonos inteligentes o smartphones...).

Las características principales de la información sobre la COVID-19 proporcionada por la Organización Mundial de la Salud, por los gobiernos y los medios de comunicación han sido la falta de fiabilidad y en ocasiones su carácter alarmista. A punto de finalizar los casi tres meses de estado de alarma en España cabe preguntarse por el verdadero alcance de la pandemia. Y ello porque todo lo que rodea al coronavirus es incierto: sigue sin existir seguridad en cuanto al origen de la enfermedad, ni sobre cómo se contagia, ni sobre su tratamiento, ni sobre su inmunidad y, por supuesto, existen grandes dudas sobre su evolución.

Parece increíble que, a pesar de las incertidumbres, prácticamente todos los países del mundo estén actuando de manera similar. Desde Portugal hasta India, pasando por Nueva Zelanda o Sudáfrica, se esté actuando de manera similar.

Muy probablemente a todos se nos ha pasado en algún momento por la cabeza la posibilidad de que todo sea un ensayo o manipulación... como si de una película de ciencia ficción se tratara... En cualquier caso, resulta innegable el fuerte impacto que está teniendo en la ciudadanía la insistencia

con la que se viene informando sobre la COVID-19. Prácticamente no se informe sobre otra cosa.

Datos y debates. El recuento de casos acapara los medios de comunicación. En ocasiones, resulta desquiciante poder consultar los datos nacionales, provinciales, locales e internacionales, sobre una variedad casi interminable de supuestos: fallecidos con o por coronavirus; infectados, sintomáticos, asintomáticos, curados, camas de UCI libre y ocupadas etc. Con la paradoja final de que existen divergencias en los sistemas de contaje, estos no siempre resultan exactos ni fiables.

A todas horas se retransmiten debates y tertulias sobre el tema: origen natural o artificial del virus; medidas idóneas para evitar el contagio, tratamiento más apropiado (antivirales, anticoagulantes, antibióticos, antiinflamatorios...); ventajas e inconvenientes de promover la inmunidad de grupo, e incluso sobre el final de la pandemia, si será por evolución natural o por el calor veraniego, con la posibilidad de un rebrote más o menos intenso en otoño. Por no citar, las disquisiciones y entrevistas a expertos en relación con los efectos sobre la economía y el impacto en los colectivos más afectados (personal sanitario, desempleados, mayores, estudiantes etc).

Realmente no exageramos al afirmar que se está produciendo una psicosis mediática de primer orden. Me pregunto si este virus con corona merece, realmente, ser el protagonista de todo cuanto acontece en el planeta... ¡Uf!,el caso es que me gustaría que el pollo al curry saliera sabroso..., así que mejor pongo un poco de música, ¿qué tal Lobo López, de Kiko Veneno?

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PLAGAS PLAGUERAS

Cochinitas cafeinadas Si pones trampas para cochinillas, tu huerto te irá de maravilla, como hizo David el botarate, para desinfectar su arriate.

Pablo Carmona Álvarez Desde abril, en el arriate de los Carmona, que estaba en el patio más grande de Brea, 2 (Sevilla Este) había una plaga de cochinitas, esos insectos negros, pequeñajos, sin cara, y con complejo de transformers (porque se pueden convertir en insecto y en bola) que como supongo que sabréis no son lo que se dice beneficiosas para las plantas.

Especialmente David Carmona, el padre de familia, estaba bastante enfurruñado, porque él es quien más se ocupa de la jardinería y no sabía qué hacer para quitarlas de allí. Sabía que podía llamar a unos fumigadores, siempre se le pasaba la misma idea por la cabeza, pero como no quería pagarles, decía que el problema no era para tanto. Cada vez le fastidiaba más ver a las cochinitas por el patio, hasta que un día se fijó que cuando echaba los posos del café al arriate, las cochinitas se acercaban. En ese momento la cabeza de David furuló, procesó más rápido que BTA haciendo doble tempo, y se le ocurrió una idea, una trampa para cochinitas perfecta que ahora os voy a contar. La idea era poner los posos encima de un trozo de cartón, y colocar este en el arriate.

Después de unas horas de espera, las cochinitas irían al café, David cogería lo cartones y los tiraría a la basura con las cochinitas y el café, y así sucedió todo.

Los días posteriores el hombre ha ido repitiendo todos los pasos a la perfección y ya casi no quedan.

Antecedentes. Hace más o menos 6 años, en 2014, grosso modo, también en el arriate de los Carmona hubo otra plaga, pero de caracoles. Esta vez al ingenioso padre se le ocurrió cavar hoyos pequeñitos para poner vasos, y llenarlos de cerveza. Más tarde los caracoles aspiraron el aroma adictivo de la cerveza y fueron directos hacia ella. Cuando llegaron e intentaron beberla, caíanse dentro del vaso y moríanse ahogados junto al brumoso jugo de esta bebida compuesta por cebada.

Hasta los patos parecía practicar aquagym El sábado estuve paseando por el parque María Luisa con mi amiga Dilyara. Habíamos quedado temprano para evitar las horas de más calor. Al llegar, me sorprendió ver que el parque se había convertido en un gimnasio al aire libre. Era llamativo ver cómo numerosas personas practicaban los más variados deportes: senderismo, carrera, yoga, bicicleta, aerobic..., ¡hasta los patos parecía practicar aquagym en el lago!

Afortunadamente, una vez nos adentramos en las profundidades del romántico parque, la actividad deportiva fue desapareciendo de forma que pudimos disfrutar de la tranquilidad y belleza de su vegetación.

Paseando, sin prisa, bajo la sombra de sus árboles centenarios, con el sonido del agua y el trinar de los mirlos de fondo, y en tan buena compañía, ha sido inolvidable. Deseando que se vuelva a repetir.

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Pepa Fernández jiménez

Sorprendente cuadro con el que ha comenzado su carrera artística la arahalense Pepa Fernández La artista tiene una larga trayectoria en la creación de obras de artesanía que alcanzan una gran altura artística. Destaca por su gran destreza manual y la enorme delicadeza y sensibilidad que plasma en sus creaciones. Durante el confinamiento ha empezado a experimentar con nuevos materiales, como el acrílico y en su primer cuadro se ha destapado como una excelente pintora. El estilo recuerda al de los puntillistas como Seurat. ¡Enhorabuena! y esperemos que continúe en esta línea.

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Somos Pablo Carmona, Lola Carmona, Fátima Álvarez y David Carmona.

En este número han colaborado Manuel Carmona y Pepa Fernández.

Sevilla, junio 2020

Todas las colaboraciones son bienvenidas

Envía tus artículos a: pablocarmonalvarez@gmail.com