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Janelle Monáe

Mujeres música en la 2018 .....

Además de Dirty Computer, el aclamado disco que lanzó en 2018, Monáe tuvo varios méritos para recibir el reconocimiento de Billboard entre las mujeres destacadas del año: su trabajo como actriz, productora y militante feminista. “Ahora la gente entiende mi visión y mi perspectiva como artista”, dice.

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POR DEE LOCKETT

FOTOGRAFIADA POR RAMONA ROSALES

L a p u r a h u m a n i d a d

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“Soy un poco androide, pero estuve incursionando bastante en mi costado humano en estos días”, dice Janelle Monáe. En sus primeros discos, la compositora y cantante empleó un álter ego, el robot sentimental Cindy Mayweather, en reemplazo de ella misma. Pero en Dirty Computer –su primer Nº 1 en el Billboard Top R&B Albums–, la mujer de 32 años reveló algo más sobre Janelle Monáe, más humana que nunca. La pionera elegida por Billboard este año es plenamente inspiradora siendo como es, simplemente una cantante y rapera experimentada; productora y fundadora de un sello discográfico, Wondaland Records; una actriz magnética en películas nominadas para el Oscar (Moonlight, Hidden Figures) y cuyo próximo protagónico será la tan anticipada biopic de Harreit Tubman (luchadora por la libertad de los afroamericanos esclavizados en los Estados Unidos); y una activista, ya sea introduciendo elocuentemente a Kesha en los Grammy de 2018, exponiendo en la Women’s March de 2017 o abogando por la inclusión de la comunidad LGTBQ y, en abril, declarándose pansexual. “Dirty Computer nos dio a todos un hogar que dijo ‘A pesar de lo que el mundo diga sobre vos, vos importás. Te veo, te escucho y te celebro’”, afirma.

Dirty Computer se siente metido en la realidad actual, y por lo tanto es más personal. ¿Fue esa tu intención? - Empecé a escribirlo durante la era de Obama. Después de noviembre de 2016, tuve que procesar a dónde estaba yendo nuestro país. Sentí una gran responsabilidad de crear una comunidad con este disco, con mis conciertos y mi película. Se sintió como si las personas que quiero y los grupos a los que pertenezco –por la comunidad LGTBQ, por ser una mujer negra y por tener padres de la clase trabajadora– fueran empujados a los márgenes de la sociedad. Con canciones como “Djando Jane”, “Make Me Feel” y “PYNK” quise ser lo más audaz posible en dar declaraciones sobre agencias, sobre cuerpos de mujeres y derechos, sobre nosotras recuperando el micrófono y haciendo saber que nadie es nuestro dueño ni vamos a ser controladas.

¿Qué se sintió cuando tu propia historia –particularmente tu sexualidad y tus relaciones– se volvió parte de la conversación alrededor de este álbum? - Me dio bastante miedo dar entrevistas después de lanzar el disco. Dejo mis experiencias en mi música y mis visuales. Es una terapia para mí. Siempre hablé sobre mi experiencia sexual en mi música: lo hice en mi primer álbum y en Electric Lady, desde “Q.U.E.E.N.” hasta “Mushrooms & Roses”. Pero después de que la gente vio las visuales de Dirty Computer [como el video de “Make Me Feel”, en donde Monáe coquetea con un hombre y una mujer], me di cuenta de que iba a empezar a querer saber más cosas. Yo no pretendía que las personas se preguntaran cuánto había de mi vida personal en esto. Pero, en general, me pone contenta

Parece que la libertad creativa siempre ha sido una de tus máximas prioridades… - Incluso cuando fui una artista independiente vendiendo CD en mi valija y trabajando para mi primo en temas contables, o en el Office Depot y en Sam’s Club, seguía diciendo que no. Hubo oportunidades en las que incluso mis familiares más cercanos y mis amigos me miraban y decían: “Mujer, estás loca. Debés involucrarte en ese video musical, ser un extra en este film. Tenés que hacerte famosa”. Pero siempre tuve como prioridad conservar el control creativo.

Una cosa es comprometerse a nunca comprometerse; otra distinta es realmente hacerlo. La industria de la música puede llegar a tener una idea muy estrecha de lo que un artista puede ser. ¿Cómo hiciste para establecerte y mantener el control de tu carrera? - Empieza por saber cuál es la

visión. Tener una perspectiva. Porque si no, luego otro la va a tener por vos. Estoy contenta ahora cuando voy a reuniones, siento que la gente entiende mi visión y mi perspectiva como artista. Antes era como: “Bueno, ¿podés cambiarte el pelo o tu look, o hacer este tipo de canciones?”. Ahora es “Vimos lo que hiciste en tu álbum y tus visuales. No queremos estorbar en tu expresión artística. ¿Cómo podemos ayudar y trabajar juntos orgánicamente?”.

Diddy te apoyó desde los inicios, y vos podrías haberte moldeado fácilmente como su protegida. ¿Tuviste que empujar para asegurarte de que no pasara eso? - Debo decir que tuve miedo de asociarme a un sello grande después de varios años de ser independiente. Conocí a Puff en el momento en que había decidido vivir prudentemente. Como mucha gente, pensé: “OK, ahora él va a conversar conmigo sobre cómo podrá prepararme para ser otro tipo de artista”. Pero cuando hablé con él, sus palabras fueron: “Amo lo que vos y Wondaland están haciendo. No quiero involucrarme creativamente. Solo quiero que la gente te conozca y conozca también lo que están haciendo ustedes. Están acá, en este sótano de Atlanta, y el resto del mundo merece escucharte”. Fue humillante y hermoso. Seguimos estando cerca. De hecho, acabo de verlo en una fiesta de Halloween.

Hablando de Halloween: necesito saber todo sobre tu disfraz de Willy Wonka. - Oh, por dios. Estaba obsesionada con Gene Wilder. Lloré cuando murió. Me acuerdo de prender un cigarrillo cada vez que veía Willy Wonka. Ese era el mundo en el que quería vivir. Suelo decir esto en Wondaland: “La imaginación inspira a naciones”. No creo que pudiera haber hecho mi música sin rendirme ante la imaginación en un mundo cargado de cinismo. El año pasado fui el Guasón, y estaba pensando en un outfit para representarlo. Me entusiasmo tanto con Halloween, pero no elijo mi vestuario hasta el mismo día. Pero las cosas aparecen cuando están destinadas a aparecer.

Mujeres música en la 2018 .....

Cyn di Laup e r “Quiero seguir s i endo una gran ar tista”

Billboard la eligió Icono del Año entre las mujeres por su trabajo en Broadway y por su larga militancia a favor de los derechos femeninos. POR JEANNE FURY · FOTOGR AFIADA POR RUVEN AFANADOR

en 1983, una chica de queens se coló en el mundo de la música pop con un peinado naranja fluorescente, un chillido particular y una voz cantante, mezclando una estirpe rockera con la de una estrella de soul que parecía ser capaz de alimentar a todo el downtown de Manhattan. En su álbum debut, She’s So Unusual, Cyndi Lauper demostró que una artista pop podría dominar los charts siendo simplemente una versión extraña de sí misma: hacia 1984, ella fue la primera mujer en lograr que cinco singles de un LP llegaran al top 5 del Billboard Hot 100. Durante cuatro décadas y 11 álbumes, Lauper nunca dejó de promover la autoaceptación, ya sea al incentivar la liberación de las mujeres en “Girls Just Want to Have Fun” o al crear la fundación True Colors para los jóvenes LGBTQ sin hogar (la canción homónima es un himno de la comunidad). Es difícil no ver su influencia entre las popstars de hoy, desde Lady Gaga hasta Cardi B, que felizmente dejaron extender sus alas freaks. A los 65, este icono sigue creciendo: ganó un premio Tony por el musical Kinky Boots y está adaptando para Broadway la película de 1988 Working Girl. “En lo más profundo de mi corazón –dice– quiero seguir siendo una gran artista. Quiero decir, una gran artista”. E

Siempre te divertiste siendo simplemente vos. ¿Cómo encontraste tu lugar en la tribu de artistas feministas? - Cuando éramos adolescentes, hacíamos un dueto con una amiga. Conocimos a un mánager que nos dijo: “La única manera en que voy a trabajar con ustedes es que se casen con dos chicos”. Yo pensaba: “¿Casarnos? ¿De qué mierda habla?”. Así que eso no funcionó. Entonces aparecieron todas mis amigas de la tribu. Como yo era hetero, no encajaba demasiado. Después apareció mi hermana con ideas muy copadas, y yo pensaba: “¡Ja! ¡No me estás abandonando! A donde vayas, yo estaré”. Y cuando finalmente me uní a la banda de covers de folk, de repente no me sentí más diferente. Todos estaban hechos un desastre. Yo podía teñirme el pelo de rosa y hacerme rulos como una versión de Isaac Newton. Cuando empecé a venir a Manhattan, empecé a sentirme más viva.

Después de sentirte marginada, debe haber sido extraño que los fans empezaran a idolatrarte. - Cuando me hice famosa, fue muy raro. Las chicas me gritaban, y empecé a sentirme como un fraude, porque pensé que a lo mejor ellas creían que yo era gay, y yo no quería pretender algo que no era. Después me di cuenta: “No, simplemente están gritando”. Siempre quise levantar el ánimo de la gente, especialmente de la oprimida, porque yo estuve en ese lugar.

Siempre luchaste por los derechos de las mujeres. Imagino que también enfrentaste tus propios problemas. - Después de mi primera gira, todos los tipos de los grandes sellos me llevaban a comer y afirmaban: “Te vamos a convertir en la próxima Barbra Streisand”. Yo los miraba y respondía: “¿Podrías buscar a otra para ese trabajo? Porque, honestamente, yo amo el rock and roll”.

Ellos decían: “Ohhh-kay, así que ella va a ser difícil. Bueno, vamos a mostrarle qué es lo difícil”. Por supuesto, no querrás hacer eso conmigo a menos que quieras desperdiciar diez años. Soy siciliana. Conozco la resistencia.

La prensa y los sellos discográficos crearon una rivalidad entre vos y Madonna, y las mujeres exitosas siguen siendo rivalizadas con otras. ¿Por qué persiste eso? - ¿Quién sabe? Realmente daña mis sentimientos que la gente nos compare. “Ey, amigo, peras y manzanas. ¿Qué, solamente una de nosotras puede pararse y cantar? ¿Qué carajo te pasa?”.

En los Grammy te uniste a las mujeres en el escenario para interpretar “Prayin” con Kesha. ¿Qué te inspiró a hacer eso? - Hablé con ella el año anterior [sobre la denuncia de abuso contra Dr. Luke]. Y nadie le creyó. Escuchá, todas tuvimos nuestras experiencias en este negocio. Sobre mi propia experiencia [de ataque sexual] nadie me creyó. [Lauper ha dicho que ocurrió en los 80]. No me fui porque pensé que era una cuestión de poder. Yo pensaba: “Ok, no vas a perseguirme más, hijo de puta”. Cuando oí su historia, pensé: “Sí, pasó”. Después, cuando escuché Rainbow y cómo ella se curó a través de esa grabación –y estoy segura de que nunca te curás del todo de eso– sentí que era importante. Yo me paro sobre los pies de las mujeres que aparecieron antes que yo. Las mujeres que vengan después de mí van a pararse sobre los míos.