Cómo lanzarse al vacío en tres sencillos pasos 1.- Hacer la primera limpieza profunda en casa después de varios años. 2.- Encontrar, en un rincón en sombra del estante más alto de la cocina, una lenteja roja, pequeña, sin hollejo, de las que solíamos usar para los purés de Martín. 3.- Y descubrir de pronto que no sirvió de nada pintar su habitación de otro color, ni regalar su ropa y sus juguetes, ni vender el carrito de paseo que no llegó a estrenar, porque el vacío siempre estuvo ahí, paciente, impredecible, capaz de tomar cualquier forma, como la de una lenteja roja, pequeña, sin hollejo, para estallar y llenarlo, de nuevo, todo.
Raúl Clavero Blázquez Madrid 88