Guia Monasterio de Pedralbes

Page 1

Monasterio de Pedralbes

Fotografías: Pere Vivas

ESPAÑOL Guía
Texto: Anna Castellano-Tresserra y Carme Aixalà Fàbregas
PATRIMONIUM #5

Monasterio de Pedralbes

Texto: Anna Castellano-Tresserra y Carme Aixalà Fàbregas

Fotografías: Pere Vivas

Guía
Capiteles y columnas del primer piso del claustro.
PRESENTACIÓN 5 ORIGEN Y FORMACIÓN 7 LA APARICIÓN DE LOS NUEVOS ÓRDENES MENDICANTES 7 ELISENDA DE MONTCADA, FUNDADORA DEL MONASTERIO 11 LA FUNDACIÓN DEL MONASTERIO 12 PEDRALBES UN ESCENARIO FEMENINO DE PODER 21 ÉPOCA DE ESPLENDOR. SIGLOS XIV-XV 21 ÉPOCA DE REFORMAS SIGLOS XVI-XVIII 26 ÉPOCA DE RESURGIMIENTO. SIGLO XIX 30 LA RESTAURACIÓN MONUMENTAL DEL MONASTERIO 35 LA VIDA EN EL MONASTERIO ORA ET LABORA 36 LAS HORAS MONÁSTICAS 36 LA ALIMENTACIÓN 38 LA ORGANIZACIÓN INTERNA DE LA COMUNIDAD 39 EL MONASTERIO DE PEDRALBES UNA JOYA DEL ARTE GÓTICO CATALÁN 42 LA IGLESIA 45 EL SEPULCRO DE LA REINA ELISENDA 63 EL CLAUSTRO 69 EL DORMITORIO 99 EL REFECTORIO 105 LA COCINA Y EL CLAUSTRO DE LOS GATOS 109 LA ENFERMERÍA 113 LA ABADÍA 117 LA SALA CAPITULAR 121 LAS PROCURAS Y EL HUERTO 127 LA CAPILLA DE SANT MIQUEL 133 EL PATRIMONIO MUEBLE Y DOCUMENTAL 147 LAS COLECCIONES DEL MONASTERIO 149 EL MONASTERIO SE ENCAMINA A SER MUSEO 157 Sumario
4 4
Fachada del templo con el portal gótico y el campanario.

Presentación

A los pies de Collserola, bajo la montaña de San Pedro Mártir, cerca de la antigua villa de Sarrià, se recorta la imponente silueta del monasterio de Santa María de Pedralbes, uno de los mejores ejemplos del gótico catalán. Un reducto de tranquilidad en el bullicio de una ciudad como Barcelona, que nos transporta al pasado.

El monasterio fue erigido por una reina, Elisenda de Moncada, la última esposa del rey Jaime II el Justo, en 1327, para una comunidad de mujeres que dedicaban su vida terrenal a la oración siguiendo la Regla de las clarisas, hermanas espirituales de los franciscanos.

Los vínculos del monasterio con la ciudad y la Corona le han permitido perdurar hasta el presente, de forma prácticamente inalterada, tanto en su con guración arquitectónica como en los bienes muebles que la comunidad ha ido atesorando a lo largo de los siglos. Pese a la pérdida de parte de su patrimonio artístico, el monasterio de Pedralbes es hoy un raro ejemplo y testimonio de pervivencia de una comunidad religiosa femenina en un mismo cenobio a lo largo de casi siete siglos.

A partir de un viejo pacto entre la reina fundadora y los representantes del antiguo Consell de Cent (Consejo de Ciento) de Barcelona, en 1972 la comunidad de clarisas se dirigió al Ayuntamiento de la ciudad para rmar un acuerdo mediante el cual el Consistorio municipal construiría un nuevo convento para la comunidad a cambio de abrir el edi cio histórico a la ciudadanía como museo. Desde el año 1983, el monasterio de Pedralbes muestra su magní co interior, con uno de los mayores claustros góticos del mundo, y todas las estancias en las que discurría la vida de la comunidad, tanto las dedicadas al culto como a los asuntos más cotidianos, junto a las diversas colecciones de objetos que son la expresión tangible de las vivencias de esa misma comunidad. En los últimos años, el museo del monasterio se ha adecuado a los retos que una sociedad diversa y plural requiere. El museo no se presenta únicamente como un espacio donde se conservan y muestran estancias y objetos de un pasado histórico, sino como un lugar abierto a todo el mundo, donde los testimonios de este pasado nos interpelan. Los visitantes no sólo observan sino que se les invita a participar de múltiples actividades pensadas para abordar todos aquellos aspectos que explican la vida de la comunidad a lo largo de los tiempos en diálogo con el mundo exterior, pero que a su vez conectan totalmente con nuestro presente. Patrimonio, mujeres, espiritualidad, han de nido históricamente la esencia de este monasterio y constituyen la base del relato y de la programación que ofrece hoy el Museo del Monasterio de Pedralbes.

5
El monasterio de Santa María de Pedralbes es uno de los mejores ejemplos del gótico catalán.
6 Monasterio de Pedralbes

Santa Clara de Asís

Anónimo de los Países Bajos. Óleo sobre madera del siglo xvi.

ORIGEN Y FORMACIÓN

La aparición de las nuevas órdenes mendicantes

Entre los siglos xii y xiii, en el occidente europeo, se produce un resurgimiento de la vida urbana y las ciudades retoman el protagonismo. En el caso de la península Ibérica, después de años de luchas con los reinos musulmanes, se repueblan nuevos territorios que, junto con las mejoras en la agricultura, posibilitan un considerable aumento de la población, como en el resto de Europa. El desplazamiento de parte de esta población desde el campo hacia las ciudades obedecía también al deseo de alcanzar una mayor libertad personal ante las imposiciones que gravaban al campesinado sometido al régimen feudal. Sin embargo, al llegar a la ciudad, muchos de los recién llegados no encontraban amparo y la pobreza se volvía crónica entre una parte importante de la población, que malvivía a las afueras de los núcleos urbanos.

Relacionado con esta nueva realidad social, a principios del siglo xiii, aparecen nuevas órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos, que dominarán el panorama espiritual de la llamada Baja Edad Media. El éxito inmediato de estas nuevas órdenes, sobre todo de los franciscanos, nombre que recibían por su fundador san Francisco de Asís, venía motivado por el rechazo total a la posesión de bienes que practicaban y su posicionamiento junto a los más desfavorecidos. A este fervor popular, se sumó pronto el patriciado urbano, con la monarquía a la cabeza, que vio en el franciscanismo, y en las órdenes mendicantes en general, la forma de establecer una estructura social de atención a los marginados que, de otro modo, podían suponer una fuente de desestabilización del orden establecido.

De forma paralela al movimiento franciscano, surgió otro estrictamente femenino, que compartía los mismos ideales, fundado por santa Clara, también de la ciudad de Asís. A diferencia de lo ocurrido en siglos anteriores, el nuevo movimiento no nacía como una rama femenina de una orden masculina sino totalmente independiente.

7
f
De forma paralela al movimiento franciscano, surgió otro estrictamente femenino.
8 Monasterio de Pedralbes

Clara disponía de una buena educación, un profundo conocimiento de la religión y de la piedad cristiana, así como de la cultura de los clásicos. Ante la oposición paterna, huyó de casa, la noche del 18 al 19 de marzo de 1212, y se unió al movimiento de los franciscanos en la iglesia de la Porciúncula de Asís, donde sería consagrada a la vida religiosa por el mismo Francisco. Al principio se vio obligada a entrar en un convento de monjas benedictinas, pero cuando otras mujeres se le unieron, entre ellas su hermana Inés, Clara redactó su propia regla, reconocida por el papa Inocencio IV dos días antes de su muerte, el 11 de agosto de 1253, constituyendo de este modo la única regla de una orden religiosa escrita por una mujer.

Sin embargo, esta regla sólo sería seguida por unos pocos conventos, mientras que la mayoría seguirían una segunda regla, dictada por el papa Urbano IV en 1263, que era más laxa y permitía los bienes en común.

Si bien el ideal de Clara y sus compañeras era llevar una vida errante como la de Francisco y vivir sin bienes propios, pronto toparon con el rechazo de sus propios hermanos frailes, y de la sociedad en general, que no admitía este estilo de vida para una mujer. En consecuencia se tuvieron que recluir y fundar su comunidad junto a la iglesia de San Damián de Asís. Ante esta imposición, las nuevas comunidades femeninas pasaron a depender, para su subsistencia, de la dote de las novicias al ingresar en el monasterio y de las donaciones de los benefactores. En la práctica, esto supuso que algunos conventos llegarían a poseer grandes patrimonios que se irían incrementando con el tiempo.

En Barcelona, el primer convento femenino de clarisas fue el de San Antonio, cerca de las murallas de la ciudad. Más tarde se sumó el de Santa María de Pedralbes. Ambos seguían la regla del papa Urbano IV, que les permitía la posesión de bienes en común.

9
f
Origen y formación
Libro de la Regla que regulaba la vida de las clarisas. Siglo xiv.
Clara redactó su propia Regla, constituyendo la única escrita por una mujer.
10 Monasterio de Pedralbes

Elisenda de Montcada i de Pinós. Monumento funerario del presbiterio de la iglesia.

Elisenda de Montcada, fundadora del monasterio

El monasterio de Pedralbes nació de la mano de una reina, Elisenda de Montcada. Elisenda era hija de Pere II Ramon de Montcada i d’Abarca y de Elisenda de Pinós. Pere II había heredado de su padre la baronía de Aitona, Seròs y Soses y, a la muerte de su primo Simó, la senescalía real. Elisenda de Pinós, era hija de Galceran IV el Viejo, señor de la baronía de Pinós, y de Esclaramunda de Canet, señora de la Guardia de Ripollès. No sabemos exactamente el año del nacimiento de la futura reina ya que, curiosamente, el testamento de su padre, fallecido en 1300, no hace ninguna mención de Elisenda. Sí que hace referencia a Ot, el heredero, quien, más adelante, aparece como tutor de su hermana, Elisenda, encargado, pues, de darle la dote cuando se casó con el rey Jaime II. Por herencia, Ot I de Montcada, conocido como el Viejo, era señor de las baronías de Aitona, Mequinenza, Llagostera, Seròs, Caldes de Malavella y Soses. En 1312 pasó a formar parte del consejo de Jaime II y, al año siguiente, fue nombrado mayordomo real. Al ser también senescal por herencia de su padre, tenía dos de los cargos más importantes de la corona. Esta proximidad e in uencia sobre el rey, podría ser una de las causas por las que, cuando el soberano enviudó de su segunda esposa, María de Lusignan, el 10 de septiembre de 1322, y pensó en un tercer matrimonio, tuviera presente una dama de la nobleza catalana, precisamente de la familia de los Montcada, a diferencia de sus dos matrimonios anteriores, que habían sido con princesas de casas reales extranjeras.

La frágil salud del monarca, y los diez hijos que había tenido con su primera esposa, Blanca de Anjou, podrían ser las causas que explicaran las prisas por contraer nuevo matrimonio cuando sólo había pasado un mes de la muerte de la reina María. Porque tras ese mes, Jaime II inició los trámites ante el papa Juan XXII para que le concediera la dispensa de consanguinidad para poder casarse de nuevo. Si en la primera misiva no se mencionaba todavía el nombre de la elegida, en una segunda, enviada a Aviñón a mediados de noviembre del mismo año, 1322, ya se especicaba que se trataba de Elisenda, hija del difunto senescal de Cataluña Pere de Moncada.

Con motivo del enlace, Ot de Montcada dotó a su hermana con las propiedades de Seròs y Mequinenza. El enlace tuvo lugar en Tarragona el día de Navidad de 1322, de forma muy discreta y sin grandes ceremonias, ya que ni siquiera asistió el heredero de la corona, que ese mismo día enarboló, en el palacio real de Barcelona, el estandarte que debía guiar a las tropas a la conquista de Cerdeña.

11
f
El monasterio de Pedralbes nació de la mano de una reina.
Origen y formación

La fundación del monasterio

Pocos años después de su boda, Elisenda manifestó el deseo de construir un monasterio de monjas clarisas siguiendo el ejemplo de otras reinas que habían fundado también monasterios reales. Por este motivo pidió la licencia necesaria al papa Juan XXII, quien se la concedió el 1 de febrero de 1325. La bula otorgaba a la reina el permiso para la construcción de un convento de clarisas siempre que contara con el visto bueno del ministro provincial. A cambio, el pontí ce exigía a la reina que dotara a la nueva comunidad con su cientes bienes para que pudiera acoger, al menos, doce monjas.

El rey, para satisfacer el deseo de la reina, le hizo donación de unos terrenos de caza propiedad de la corona situados en la zona de Valldaura, entre Cerdanyola y Montcada. Una donación que fue derogada pocos días antes de colocar la primera piedra en el emplazamiento de nitivo del nuevo cenobio, en el lugar llamado Pedralbes.

A diferencia del primer emplazamiento, propiedad de la corona, los terrenos de Pedralbes tuvieron que ser adquiridos por la reina Elisenda por un precio de 6.500 sueldos, una cantidad donada a tal n por el rey. Los trámites de la compra requirieron dos operaciones: una primera, para obtener la propiedad, con el caballero Bernat de Sarrià, llevada a cabo el 17 de enero de 1326; y una segunda, realizada el 24 del mismo mes, por el dominio directo del lugar que estaba en manos de Elisenda, viuda de Arnau de Pedralbes, y de su hijo Bernat.

Poco después, el 26 de marzo, los reyes colocaron la primera piedra del monasterio en la zona de la cabecera de la futura iglesia de Santa María. Faltaba todavía el visto bueno del ministro provincial, fray Ramon Bancal que lo daría unos meses más tarde, el 1 de julio. Ese día, a petición de la reina y la rogativa del papa, el ministro visitó el lugar acompañado de otros frailes menores, rati có la idoneidad del lugar, delimitó el espacio que debía ocupar la clausura y nombró como directores de la obra a Ferrer Peyró y Domènec Granyena, capellán y tesorero, respectivamente, de la propia reina.

El hecho de que ningún documento mencione de forma clara quién fue el encargado de proyectar el nuevo edi cio ha dado pie a diversas especulaciones. En un primer momento, se pensó que el diseño podía

Bula papal para la fundación del monasterio de Pedralbes. Aviñón, 1 de febrero de 1325.

12 Monasterio de Pedralbes
i

Documento del acto inaugural de la fundación del monasterio de Pedralbes, 3 de mayo de 1327.

haber sido obra del arquitecto Guillem Albiell, pero tal posibilidad debe desestimarse si se tiene en cuenta que no hay documentada ninguna actuación suya hasta nales del siglo xiv.

Parece más que probable que el autor deba buscarse entre los artistas cercanos a la corte, como Reynard des Fonoll. Un análisis de la fábrica del templo, así como de los elementos escultóricos que lo decoran, principalmente de aquellos que adornan el portal de acceso a la iglesia y las claves de bóveda de su interior, ha llevado a pensar en este maestro de obras de origen inglés como autor del proyecto. Pero otros autores del mismo círculo real también podrían haber diseñado el edi cio, como Bertran de Riquer, que ocupó el cargo de arquitecto real entre 1318 y 1330, Ramon Despuig o Berenguer de Montagut, maestros que actuaron en Santa María del Mar.

13
p
Origen y formación

El emplazamiento de Pedralbes

Pedralbes se encuentra a los pies de la montaña de Sant Pere Màrtir, en Collserola, que forma parte de la Sierra Litoral Catalana. Se trata de una zona con una pendiente suave con diferentes terrazas, surcada por arroyos, minas y pozos de agua que desde época romana fue valorada como lugar idóneo para el cultivo. Así lo demuestran los restos de una antigua villa romana y de una masía que aparecen en la documentación con el nombre del lugar, Pedralbes, de los que no se ha encontrado su localización exacta.

El nombre, “Pedralbes”, proviene del latín Petras Albas, piedras blancas, que hace referencia al color de las piedras que emergían de una cantera cercana al monasterio, y de la que todavía hoy quedan restos.

Se desconocen los motivos por los que la reina escogió Pedralbes en lugar de Valldaura, pero parece que en la decisión pudo influir el hecho de que se encontraba más cerca de la corte y de un núcleo habitado, la parroquia de Sarrià, que les ofrecía refugio y seguridad al mismo tiempo. También pudieron influir razones de tipo climático, ya que Pedralbes ofrecía un ambiente más ventilado que Valldaura.

15
f Vista del recinto de Pedralbes desde el portal sur de la calle Baixada del monestir. p Vista de la sierra de Collserola.

El acto de inauguración

El 3 de mayo de 1327, sólo un año después de la colocación de la primera piedra, se llevó a cabo el acto de inauguración del nuevo monasterio de Pedralbes.

A pesar de la creencia popular, el conjunto no pudo construirse en un año, pero sí estar lo su cientemente preparado como para poder alojar a las primeras catorce monjas y quince novicias, con la abadesa Sobirana d’Olzet al frente, que provenían del primitivo convento de clarisas de Barcelona. El estudio de la fábrica del edi cio indica que, posiblemente, ya se había levantado parte de la iglesia y unas primeras estancias en la terraza superior de las tres que conforman el monasterio.

Un documento contemporáneo que se conserva en el monasterio, se hace eco de la importancia que tuvo el evento, ya que fue presidido por los propios reyes y por el infante Pedro. El acto incluyó una misa solemne concelebrada por el arzobispo de Toledo y los obispos de Barcelona, Huesca y Vic. Junto al rey había buena parte de la nobleza del país: el vizconde Ramon Folc de Cardona, Ot de Montcada, Guillem de Cervelló y Bernat de Cabrera con un séquito de caballeros vasallos suyos. También la reina iba acompañada de una comitiva de mujeres, posiblemente miembros de su familia y damas de la nobleza. Entre los representantes religiosos estaba el ministro provincial de los frailes menores, el ya citado Ramon Bancal, con otros frailes de la orden. Al terminar la ceremonia, las religiosas entraron en la clausura del monasterio. A partir de ese momento se iniciaba la vida de la nueva comunidad, que llegaría a alcanzar una gran importancia dentro del contexto social de la época y a lo largo de los siglos posteriores, gracias, especialmente, a dos factores: por un lado, las excelentes relaciones del monasterio con la Corona y el Consejo de Ciento de Barcelona, por el otro, como ya se ha mencionado, el seguimiento de la Regla del papa Urbano IV, que permitía a la comunidad la posesión y explotación de bienes.

La creación del patrimonio del monasterio

Las donaciones del rey Jaime II a la reina Elisenda para la fundación del monasterio, las provenientes de la propia reina, los impuestos parroquiales, las exenciones y privilegios provenientes del papado y del obispado, además de la protección de la que gozó a partir de 1357 —y que seguiría recibiendo desde entonces— por parte de la casa real y del Consell de Cent de Barcelona, otorgaron al monasterio una independencia económica y una importancia única dentro de la iglesia.

El monasterio llegó a disponer de un importante patrimonio que se extendía por toda Cataluña y otros territorios insulares, lo que le conrió un peso político y social preponderante a lo largo de su dilatada trayectoria histórica.

16 Monestir de Pedralbes
Monasterio de Pedralbes

Entre las posesiones del monasterio se encontraban los derechos sobre las carnicerías de Barcelona, sobre la mitad del molino de Carbonell, en la misma ciudad, y la aduana de Cagliari (Cerdeña). Disponía, además, de propiedades en Piera, Terrassa, Berga y Torroella de Montgrí. Igualmente, era bene ciario de los diezmos de las rectorías de Sant Pere del Codony (Tarragona), Santa Maria Magdalena de Sollana (Valencia); Santa Maria de Maials (Tortosa); Santa Maria de Llardecans (Lleida); Sant Feliu de Vacarisses (Girona); Sant Feliu de Buixalleu (Girona); Sant Feliu de Pallerols (Girona); o Santa Maria d’Orcau (Urgell). Sin embargo, las rentas más importantes provenían de la posesión del término señorial de Sarrià, que obtuvo del obispado de Barcelona el 8 de mayo de 1334, después de canjear esta parroquia por la de Premià, que pertenecía al monasterio.

17
p
de contabilidad
Origen y formación
Libro
de las rentas de Sarrià, 1416.

El recinto exterior del monasterio

Los límites del cenobio no se circunscribían al monasterio femenino estrictamente, sino que incluían otras dependencias que alojaban a frailes y curas y sirvientes laicos al servicio de la comunidad. La iglesia era el linde entre estos dos mundos que conformaban Pedralbes. Todo el conjunto se hallaba rodeado por unas murallas que, además de suponer una defensa para la comunidad, delimitaban el recinto monástico de los campos exteriores que se extendían hasta la parroquia de Sarrià. A los lados norte y sur de la muralla, unas torres flanqueaban los dos portales de acceso al interior del recinto. Hoy, pese a los cambios, el recinto conserva esta estructura inicial. Desde la fundación del monasterio dentro de este recinto ya se debieron ir edificando las dependencias mencionadas pero no tenemos constancia de su aspecto y distribución hasta épocas modernas —siglos xvii -xviii — momento al que corresponde un plano conservado en el archivo del monasterio. Según éste, en la esquina norte de la plaza de enfrente la iglesia del monasterio, había unas casas con huertos destinadas a los curas, frente a ellas, en la esquina opuesta, se identifica el “Conventet” (el conventillo), residencia de los frailes franciscanos. Este edificio tenía su entrada principal en el

18

Aspecto del “Conventet” a principios del siglo  xx. d

Fachada actual del “Conventet” con elementos escultóricos procedentes de Santa María de Besalú. s

camino de bajada hacia el portal sur. Al otro lado de la misma calle, se levantaban una serie de viviendas de planta baja del personal de servicio de la comunidad y otras dependencias como la panadería. Según este mismo plano, en estas fechas el “Conventet” disponía de un claustro y un huerto propio, un refectorio, “una dispensa” o despensa, un “lugar común” de reunión y una capilla bajo la advocación de santa Ana. Durante el primer cuarto del siglo xx , tanto las casas de los curas como el “Conventet” pasaron a manos de particulares. Este último edificio fue objecto de una gran remodelación a cargo del arquitecto Enric Sagnier. A la fachada original de poniente se le sobrepuso una segunda con elementos provenientes de la iglesia de Santa María de Besalú que estaba abandonada desde la Desamortización de 1835. El portal y el tímpano escultórico se usaron como puerta principal de la nueva casa, y el portal del claustro, se convirtió en puerta del jardín. Los capiteles y las ménsulas que adornan la galería superior también proceden del claustro y de la cabecera de la mencionada iglesia.

19
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.