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Musika

La historia de los ministriles de la villa de Bilbao

El Ayuntamiento de Bilbao, además de la Capilla Musical de Santiago, también financiaba otras agrupaciones musicales, como es el caso de los Ministriles. Estaba formada por los clarineros, que venían a ser dos o tres y por los tambores, que eran uno o dos, más una corneta y un trompa o trompeta. En total era un grupo de tres o cuatro personas, ya que los mismos clarineros, cuando hacía falta tocaban la corneta o la trompa.

Estos músicos, aunque en las ocasiones más solemnes debían colaborar con la Capilla Musical, no formaban parte de ella, ni tampoco se educaban en su seno.

Los Ministriles debían intervenir con sus instrumentos y sus vestidos en todos los actos públicos de carácter cívico que se ofrecieran, tenían que asistir a todos los actos en los que asistiese el Ayuntamiento en cuerpo de comunidad.

Sus clarines eran de plata y sus trajes de paño, compuestos de: casaca, chupa, calzón, sombrero, medias, zapatos y una corbata. Muchos de los ministriles sabían tocar más instrumentos con lo que podían participar en sesiones musicales privadas. Eran retirados cuando envejecían y ya no podían seguir tocando “por la flaqueza de su pecho...y sospecha de tisis”.

Cuando se celebraban actos religiosos a los que acudía el Ayuntamiento, Ministriles y Capilla Musical se unían para tocar juntos y dar mayor solemnidad a estas celebraciones. Esto sucedía en Circuncisión, con el acto de toma posesión del nuevo Ayuntamiento, Epifanía, Purificación, Miércoles Santo, Ascensión, Segundo Domingo post Pascha, Corpus Christi -con sus Vísperas y Octava-, Todos los Santos, Patrocinio de Nuestra Señora de la Concepción -con sus Vísperas y Octava-, Navidad y los cuatro días de los patrones de las parroquias de la Villa.

Inauguración de la parroquia de San Nicolás

Un ejemplo de sus intervenciones lo tenemos en el acto de bendición del nuevo templo de San Nicolás de Bari, en 1756, dicen las crónicas: “Salieron los Señores del Gobierno de la Casa Consistorial, con el estandarte del Ayuntamiento y los maceros, los ministros jurados de vara y los clarines, pífano y tambores, pasando por la plaza Mayor hasta la Parroquia de Santiago, donde recogieron al Cabildo; continuaron luego hasta la Iglesia de San Nicolás, a son de dichos pífano y cajas, y tañendo dichos clarines; después de bendecir el exterior, mientras cantaba el clero la letanía mayor, entraron Cabildo y Consistorio con los instrumentos mientras fuera permanecían los bilbaínos. Una vez relaizada la bendición interior, se abrieron las puertas y todos pudieron entrar para asistir a la celebración de la misa solemne, en la cual intervino la Capilla Musical”.

Según este relato, la misión de los clarineros fue señalar la jurisdicción municipal sobre el nuevo templo. Por esa razón, la Capilla Musical no podía sonar hasta que la titularidad del nuevo templo hubiera pasado del Ayuntamiento al Cabildo, después de su bendición. La diversa música y el tipo de sonoridad, Clarines o Capilla Musical, sirvió para marcar cada uno de los pasos de este proceso •

Oscar González Gasquet Maestro de Capilla de la Catedral