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Los haros y fallas del Pirineo, Patrimonio de la Humanidad
Los y del Pirineo, Patrimonio de la Humanidad
haros fallas
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El legado cultural del Pallars Sobirà i la Val d’Aran se ha visto potenciado con la declaración de las fiestas del fuego del Pirineo como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Texto: Anna Ridaura Fotos: Francesc Tur

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a Val d’Aran está de enhorabuena, más concretamente Les y Arties. Porque la UNESCO declaró el invierno pasado a las fallas del Pirineo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, con la denominación de “Las fiestas del fuego en los Pirineos en el Solsticio de Verano”, una declaración que contempla 63 poblaciones de España, Andorra y Francia en una iniciativa liderada por el Principado a la que se sumó la Val d’Aran y otras comarcas catalanas y aragonesas. >>


En el Pallars Sobirà, Isil es una de las pocas localidades, que ha mantenido la tradición en la comarca a lo largo de estos años mientras que Alòs d’Isil las recuperó en 2014
La conselhèra de Turisme i Desenvolupament Econòmic d’Aran, Anna Díaz Morelló, recordaba en su momento que “se trata de dos fiestas muy antiguas y arraigadas en la Val d’Aran”. Antiguamente se celebraban en todos los pueblos pero solo Les y Arties las han mantenido. Es una tradición muy entrañable y popular donde se implican todos los vecinos del pueblo y también los visitantes que se encuentran en la Val d’Aran por esas fechas. Desde el Consèlh hemos decidido volcarnos en la difusión de nuestras fiestas tradicionales, ya que hemos constatado que son un gran atractivo cultural que aquellos que las conocen no se quieren perder”.
Como fiesta del solsticio de verano, la celebración se lleva a cabo la noche previa a San Juan, es decir el 23 de junio, con el fuego como protagonista y sobre el que se vertebra una noche tan especial. No obstante, el ritual puede ser diferente dependiendo del lugar donde se celebre. Mientras en Les y Arties la tradición es transportar un tronco grande y plantarlo en la plaza mayor, en el Pallars Sobirà, los participantes bajan desde las montañas llevando los troncos en llamas sobre sus hombros dibujando una gran serpiente de fuego durante el descenso.
Para seguir abundando con La “Crèma deth Haro” de Les y la “Crèma deth Taro” de Arties, hemos contado con la ayuda de Jèp de Montoya, Presidente de la Sección Aranesa del Institut d’Estudis AranesiAcadèmia Aranesa dera Lengua Occitana, ya que fue el encargado de redactar los expedientes de Les y Arties. El origen del rito del fuego, como muchos otros, es pagano y tiene a este elemento como purificador que elimina los malos espíritus y se llevaba a cabo en honor al dios Sol, llamado Abelio o Auelhon en la Val d’Aran y en el Comminges. Con el paso del tiempo, y como ha sucedido en tantas celebraciones, fue adoptada por el cristianismo.
La crèma se lleva a cabo la noche más corta del año y marca el paso del ecuador del año solar. Cuenta la tradición y se constata en la actualidad que los tizones y cenizas de los haros se llevan a las casas, cuadras, huertos y campos de labranza para evitar la enfermedad y la desgracia y pedir buenas cosechas.
En Les, San Juan marca el inicio de las fiestas de la localidad con la Crèma deth
Haro como gran celebración de partida. En ella se quema un tronco de abeto llamado haro, en la misma plaza de su nombre donde se realizan danzas tradicionales. Mientras el haro se queda también se queman las “halhes”, unas antorchas de corteza de cerezo y de abedul que se hacen girar sobre las cabezas describiendo círculos para potenciar su efecto “purificador”.
Coincidiendo con la festividad de San Pedro, seis días más tarde, se lleva a cabo la plantada del nuevo haro, la “Quilha deth haro” y así el árbol se queda plantado en la plaza vieja de Les hasta la siguiente noche de San Juan. Antes, más concretamente el segundo sábado de mayo, se habrá convertido en árbol sagrado al clavarle las cuñas en la celebración de la ”shasclada”.
En Arties, los actos empiezan un mes antes de San Juan cuando los hombres del pueblo salen en busca del haro, del abeto, y lo preparan para la quema, que se llevará a cabo la noche del 23 de junio. No obstante, la celebración es diferente ya que aquí se prende fuego al haro y mientras arde es arrastrado por las calles del pueblo acompañado de vítores y música. La fiesta termina de madrugada delante de la casa del alcalde donde se deja que se consuma.
En el Pallars Sobirà, Isil es una de las pocas localidades, por no decir la única, que ha mantenido la tradición en la comarca a lo largo de estos años mientras que Alòs d’Isil las recuperó en 2014.
Además, la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad también ha significado un revulsivo económico dada la promoción que supone a escala mundial entrar dentro del Patrimonio de la UNESCO. La celebración de las fallas del Pirineo ha ganado proyección como atractivo turístico multiplicando los visitantes con todo el beneficio que supone para la hostelería y restaurantes de la zona, todo un motivo de celebración. #
