LA OCARINA AZUL _ BABULINKA BOOKS

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—¡Vete con el camello oscuro, muchacho, huye hacia las montañas! Tras ellas hallarás un espeso bosque en un profundo valle. ¡Pide ayuda allí! —le gritó Sahar, señalándole el camino iluminado. Y Baba Ganush huyó. Ya a salvo, al amanecer, hambriento y desesperado, pensó que sin brújula ni mapas se perdería en ese inmenso desierto. No podía volver a Casablanca. Estuvo a punto de maldecir su dedo. La siniestra intención de Abu Kabir le resultaba incomprensible. Si se lo hubiese pedido, él buenamente le hubiese hecho toda clase de favores. La tristeza estaba a punto de abatirlo cuando ocurrió algo inesperado: el pájaro carpintero que se había fugado del oasis se posó a su lado y lo miró con alegría. Rascó con fuerza la arena hasta hacer un gran hoyo. Dio con un pequeño manantial y bebió de él para incitar al muchacho a que lo imitara. Después, al descubrir el dedo de Baba Ganush, batió las alas con desparpajo y le indicó con la cabeza que lo levantara por encima de su cabeza para captar la dirección del viento. ¡Allí estaba, en ese dedo, su propia brújula, su ruta de colores! Baba Ganush se humedeció el dedo otra

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