

En un pequeño pueblo vivía con sus padres una niña llamada Martina, en una preciosa casita. Martina amaba a todos los animales, pero su pasión eran los caballos.


Cada lunes por la tarde, iba con su amiga Violeta a cuidar a los caballos que había en un club de hípica cerca de su casa.


Los lavaban, los peinaban, limpiaban el suelo, les daban de comer y se lo pasaban genial cantando y bailando con ellos.

