

Kasaco, nuestro vigilante espacial, estaba extrañado, veía pasar volando por el espacio grandes pájaros negros llevando en el pico un zapato.
—Esto no es normal —se dijo.
En ese momento, recibió un mensaje a través de las ondas de sus amigos de la estación espacial SX2, para que se pasara por ella.
Cuando llegó, el comandante Frent le saludó todo preocupado:
—Estamos viendo pájaros negros volando hacia la salida de la Vía Láctea. Estamos preocupados, no sabemos qué pasa.
—Yo también los he visto, y me ha extrañado —le respondió Kasaco.
—Vayamos a la sala de observación a ver qué nos dice Quela, nuestro jefe de sala —le invitó Frent.
Cuando entraron en la sala, Quela les saludó y se dirigió a Kasaco:
—Llevo varios días viendo estos pájaros volar con un zapato en el pico, y estoy preocupado; esto no es normal.
—Miremos las pantallas para ver hacia dónde se dirigen —respondió nuestro vigilante. Se acercaron los dos y…
—Acerca la quinta pantalla para observar al pájaro que se ve en ella —dijo Kasaco.
Después, se fijó bien en el pájaro que aparecía en la pantalla.
—Ya sé dónde van esos pájaros. Son pájaros-guerreros del planeta Upsilón, que está en la galaxia Andrómeda —respondió Kasaco.
—¿Qué vas a hacer? ¿Vas a ir a Upsilón? —preguntó Frent.
—Debo ir, intentaré descifrar el enigma de los pájarosguerreros y los zapatos —y diciendo esto, se despidió de sus amigos y salió hacia el lejano planeta.
Después de salir de la Vía Láctea y atravesar el hiperespacio, entró en la galaxia Andrómeda, donde está Upsilón.
Al llegar, pidió ser recibido por el rey, pero los pájarosguerreros que estaban a la puerta del palacio, haciendo guardia, se lo impedían.
—No puedes pasar, el rey ha prohibido a todos los vigilantes espaciales el paso, ya que tenéis plumas como nosotros, y aquí no podéis estar.
—Pero es importante que le vea, en el planeta Tierra están ocurriendo cosas extrañas con los zapatos de los niños, y todos los pájaros se dirigen hacia este planeta —insistió suplicante Kasaco.
—¡Fuera, aquí no puedes entrar! —replicó uno de los guardias de palacio, y acto seguido aparecieron dos grandes pájaros-guerreros de gran plumaje negro. Le cogieron entre ellos, le sacaron del planeta y, amenazándole, le dijeron:
—¡No vuelvas a intentar entrar más en palacio!
Kasaco, todo triste, emprendió el vuelo de vuelta haciéndose muchas preguntas.
—¿Por qué los pájaros-guerreros se llevan los zapatos de los niños de la Tierra a Upsilón? ¿Por qué solo un zapato y no los dos? Los niños no pueden quedarse sin un zapato, así no pueden andar. Sé que, de alguna forma, debo arreglarlo. Debo pensar cómo conseguirlo.
Pero en ese momento notó que algo le reclamaba en el planeta Tierra, alguien le debía necesitar.
Mientras esto ocurría en el espacio, en la Tierra… era el cumpleaños de Jimena. Sus padres le habían regalado unos zapatos saltarines.
Ha sido un regalo único, nunca había visto unos iguales.
Estaba deseando probar cómo funcionaban.
—Mamá, ¿puedo probar los zapatos y ver cómo salto con ellos? —preguntó Jimena.
—Sí, pero en casa no; en el parque, y no salgas de allí —le respondió la madre.
La niña bajó al parque; al principio iba con un poco de miedo, y los saltos eran pequeños, pero a medida que tomaba confianza, eran cada vez mayores.
¡Era genial! Tardaría mucho menos en ir al colegio y se podría levantar más tarde. Además, estaba deseando enseñárselos a sus amigas.
Cuando iba saltando rápido, una piedrecita se le metió en el zapato derecho. Se sentó en un banco para poder quitarla.