Sara Hernández Cano
Ilustrado por Noah García iCon código QR en el interior!




Todas las mañanas, Chispas se despertaba muy contento, porque sabía que iba a ir a acompañar a su amigo Theo a la escuela infantil.
¡Qué bien se lo pasan juntos por el camino, jugando a las carreras, buscando palos y piedras!
Una mañana, al entrar en la habitación, las persianas aún seguían sin subir, y Theo estaba en la cama junto a su papá…
«Qué extraño», pensó Chispas.
—Cariño, tienes fiebre, hoy no podrás ir a la escuela infantil —le dijo su papá.
—Jo, yo quiero ir a la escuela —replicó Theo.
—Hoy no podrá ser, pero si mañana estás recuperado, podrás ir. Así que, tranquilo…, descansa un poco más, y ya verás como pronto te sentirás mejor.
—Vale, papá —dijo Theo.
Su papá le dio un beso y salió de la habitación.
Chispas miró a su amigo, y su rostro comenzó a cambiar; inclinó la cara hacia delante, bajó la mirada y parecía que los párpados le pesaban, las cejas se le subieron al centro de la frente, y los labios cayeron; elevó la barbilla y esta comenzó a temblar, y de sus ojos vidriosos brotaron lágrimas.
—¡Oh! Theo está TRISTE. ¿Qué puedo hacer para ayudar a que mi amigo se encuentre mejor? —se preguntó Chispas.