Lo que Babel no se llevó Nº5 - Felicidad

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N5 Gratis con El Argentino de Gualeguaychú.

SUPLEMENTO BIMESTRAL - DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE DE 2012


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Editorial L

O EQUIP

a felicidad es el objetivo principal de todas las personas, escribe Aristóteles. Hasta ahí, clarísimo. Ahora, ¿qué vendría a ser la felicidad? En este número de Babel Mercedes desmitifica la idea de que todas las mujeres son felices a la hora de ser madres; Sofía habla de la importancia de pararnos con optimismo frente a la vida sin abandonarnos a siempre mirar el vaso medio vacío; Gustavo cree que la felicidad no radica en la satisfacción de nuestros propios deseos y Juan Carr dice que, a pesar de que existan las adversidades, tiene en lo profundo una alegría sólida, permanente, y esto lo hace sentir un hombre feliz.

Dirección editorial: Camila Majul Letras

Comité Editorial: Ángeles Barcia

Comunicación periodística

Mercedes Krause Sociología

Sofía Petronio

Así como cada persona tiene su modo de ver la vida, también cada uno tendrá su propia definición del bienestar absoluto. Resultaría inútil intentar arribar a una definición objetiva de la felicidad porque parecería ser que hay tantas formas de felicidad como personas la conciban. Lo que sí está claro es que nadie puede decirse dichoso cuando siente una necesidad. Todo lo que sea transitivo, que exija un algo más, no nos hacer sentir plenos porque esa necesidad va a estar condicionando nuestro bienestar. Aristóteles dice que “la felicidad es algo autosuficiente porque el bien final debe bastarse a sí mismo”. Siempre me llamó la atención el verbo to be del inglés. Significa ser o estar, unificado en una misma expresión. En español tenemos dos palabras para ese verbo y es importante. Cuando nosotros decimos que estamos felices nos referimos a un estado que se define por factores externos. En cambio, cuando hablamos de ser felices estamos haciendo alusión a algo más profundo que nos define, que se basta a sí mismo y se mantiene a pesar de las circunstancias. Todo parece indicar que es importante definir internamente cuál es ese objetivo que perseguimos, porque sería un despropósito pasarnos la vida buscando placeres efímeros que no nos llevan a la plenitud. Nietzsche nos dice que cuando se sabe el porqué se puede sobrellevar cualquier cómo. Si descubrimos por qué algo nos convierte en seres dichosos podemos empezar a planificar el cómo llegar a alcanzarlo. Listo, ¿pero qué pasa una vez que defino a dónde quiero llegar? La plenitud individual está condicionada por algo más: los otros. Porque somos seres esencialmente sociales, no podemos ser felices entre los otros sino con ellos. Camila Majul

Diseño de imagen y sonido

Diseño Gráfico: Juan Martín Krause Ilustraciones: Lucía Miranda Colaboran en este número: Gustavo Faigenbaum Leonor Silvestri Marcos Severi Matías Ayerza Nahuel Corbellini

CONTENIDO Impresiones #1

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El Prójimo que hay en el Otro

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Todo Camino puede Andar

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It’s All About...

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x Lucía Miranda

x Camila Majul

x Mercedes Krause

x Sofía Petronio y Ángeles Barcia

A comer Perdices

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Rapsodia de Hechos

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La Fragilidad de la Dicha

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Impresiones #2

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Cuadro de Situación

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Péndulo

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x Sofía Petronio

x Lana

x Gustavo Faigenbaum

x Lana

x Matías Ayerza

x Nahuel Corbellini


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IMPRESIONES #1 x Lucía Miranda

“Prueba y Error.”


ENTREVISTA A JUAN CARR

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EL PRÓJIMO QUE HAY EN EL OTRO

La solidaridad es un proceso del que todos los seres humanos pueden participar porque todos estamos dotados de la capacidad de sufrir y reconocer el sufrimiento en los otros. Richard Rorty

x Camila Majul

Postulado para el premio Nobel de la paz y fundador de la Red solidaria, Juan Carr quiere cambiar el mundo. Para esto no solamente cuenta con un deseo sino también con una convicción: sabe que se puede. Eran las doce del mediodía de un sábado en Vicente López. A pesar de estar a veinte metros de la Avenida Maipú reinaba el silencio en la provincia. Juan nos citó en un bolichín de barrio digno de sifones de soda de vidrio. Nos hizo esperar un rato porque había un grupo de personas con cámaras, luces y uno de esos paraguas que usan los fotógrafos no sé con qué finalidad. Cuando le terminaron de hacer la pomposa entrevista nos invitó a la mesa, que estaba preparada para seis comensales. No se acuerda qué contienda era ni quiénes eran los protagonistas pero sí la esencia de la historia. Un soldado estaba volviendo de una guerra y cae en la cuenta de que su mejor amigo quedó herido en el frente. Le pide permiso al general para volver a buscarlo y este le responde que no tiene sentido que vuelva, que el amigo se iba a morir pero si quería arriesgar su vida que lo haga. Y así fue. Unas horas después el soldado se reencuentra con su general y le cuenta que después de un “sabía que ibas a venir” su amigo murió. Juan Carr epilogó la charla con esta anécdota. A medida que la charla avanzaba la mesa se fue poblando de modestas eminencias en medicina, historia y política. Juan los fue presentando formalmente con diferentes epítetos: el médico que se sentó infinidad de veces en la mesa de Mirtha Legrand; la historiadora, “una intelectual”. Una mesa muy política, muy académica, intelectual. - Nos interesan las cosas que la caída de Babel no se llevó y pensamos que la solidaridad es una de ellas. Juan, ¿pensás que la solidaridad nos une a pesar de las diferentes culturas, ideologías, estratos sociales, religiones? Todo el tiempo, en el mundo, en los chicos, en los grandes, se arma una debacle babelística, se dispersan cosas pero quedan algunas. Yo creo que sí queda esta condición humana de pensar en el otro, pensar en comunidad. En Argentina y América latina la solidaridad es algo que se mantiene a pesar del escándalo que se dispara cada vez que cae alguna torre de Babel. En la naturaleza humana descubro todo el tiempo que Babel no se llevó la solidaridad. Y hoy en día estamos en un pico, tiene una fuerza enorme. En esta mesa todos coincidimos en que es un lugar que une, es una especie de cimiento de la torre de Babel que nos permite construirla nuevamente minuto a minuto.

una familia. Es una idea laburada, pensada, donde par-

En la naturaleza humana descubro ticiparon también los chicos. Esto es pedagogía pura. La pedagogía debe estar orientada primero a pensar que el todo el tiempo que Babel no se llevó prójimo te necesita y después a que hay que hacer una serie de cosas para que no te necesite más. la solidaridad. Y hoy en día estamos en un pico, tiene una fuerza enorme. La pedagogía debe estar orientada - Ante la miseria, desgracia, tragedia las personas siem- primero a pensar que el prójimo te pre sentimos una emoción, una especie de impulso por ayudar. Pero, muchas veces, resulta un sentimiento efí- necesita y después a que hay que mero. ¿Cómo es el proceso de estructuración de esa emoción por ayudar? hacer una serie de cosas para que Seguramente si en este momento entra alguien con una no te necesite más. discapacidad, con un sufrimiento, todos salimos corriendo. Ahora, ¿cómo pasar de la emoción, la sensibilidad natural, a un compromiso más profundo? ¿Cómo hacer para que ese compromiso se encarne, se vuelva una cultura solidaria? Ese proceso es pedagógico-comunicacional. Cuando se le da visibilidad en los medios a una persona que necesita un trasplante, la comunicación empieza a generar sensibilidad, ahí arranca la emoción. Pero como son siete mil los que quieren un trasplante, hay que hacerse un planteo. No sólo desde la comunicación sino desde la pedagogía.

El proceso que hace que este sentimiento pasajero se convierta en algo más sólido, se convierta en forma de vida, es pedagógico. El proceso que hace que este sentimiento pasajero se convierta en algo más sólido, se convierta en forma de vida, es pedagógico. El lugar donde se instala el concepto de comunidad, de prójimo, de semejante, es la familia. Y, después, obviamente, el inicial, el secundario. Hay una foto que tengo por ahí que ilustra esto que estamos hablamos. La foto es de un cartelito en un tacho de basura que dice: “señores basureros les queremos avisar que tengan cuidado porque la bolsa tiene vidrio”. Esta nota la escribió

El trabajo que hacen con la comunicación parece ser un pilar muy importante en el trabajo de la Red Solidaria, los slogans son muy fuertes. El del festival que hicieron para ayudar a la gente de Chile en 2010 era “Argentina abraza a Chile”, ¿es gratuito el término abraza? No es gratuito y me alegra que lo hayan rescatado. La palabra abrazo transmite la concepción de solidaridad que intentamos transmitir. Fue un hallazgo que tuvimos con Vicentico, le dimos muchas vueltas. En el abrazo también está la idea de que cualquiera puede abrazar. Todos, no importa la condición, podemos hacerlo. La idea es generar el par a par, uno no es más que otro cuando ayuda. Es una relación horizontal, empática. Y si esto es así, acá entra en juego la idea de justicia. Si nosotros le damos una frazada al que tiene frío es una mirada solidaria, pero más que nada hay que hablar de justicia.

La idea es generar el par a par, uno no es más que otro cuando ayuda. Es una relación horizontal, empática. Y si esto es así, acá entra en juego la idea de justicia.


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Ilustración de Laura Riolfi para la campaña “Un Ladrillo para mi Escuela”

En ese momento vinieron a hacerle otra entrevista a Juan. Este señor común que un día decidió que su vocación era cambiar el mundo, conoce perfectamente el poder de la comunicación. Después de unas disculpas, nos dejó hablando con el resto de los comensales. La cultura, el ámbito académico, se entrelazaba con mollejas y riñones que hacían malabares en la mesa. Cuando volvió tiró una frase fuerte, cortita y al pie, que no hace falta adornar: El producto final de la cultura solidaria como proceso es la justicia. ¿Cómo hacerse a un lado de la política o utilizarla con un fin positivo? Nosotros hacemos política todo el tiempo, no partidaria pero la hacemos. Con respecto a la política tradicional, no la hago porque no tengo vocación. Es muy ríspida, demasiado dura. De pronto tendría que ver una tapa de diario hablando mal de mí o alguien que me masacre en twitter sin conocerme. Yo no necesito la política para tener poder, alguna forma de poder tenemos. Yo admiro a los políticos, pero no es para mí. Entre recibir al embajador de Boro Boro o ir con una mujer que tiene frío, yo me voy con la mujer que tiene frío. Es así, es mi vocación, lo siento. Y esto es un chiste, pero con un poco de verdad: yo solamente quiero cambiar el mundo.

Ilustración de Paula Madero para la campaña “Un Ladrillo para mi Escuela”

La vocación es lo que estamos llamados a ser. Como seres humanos estamos llamados a la felicidad, ¿vos sentís que sos feliz? Estoy enamorado de mi mujer, de mi familia. No es algo menor. Tengo afectos, tengo amigos. Creo que hay una vida después de la muerte, eso te liberta de algunos quilombos existenciales. Pertenezco a una parte de la Argentina que puede hacer lo que quiere hacer. Cuando tenía ocho años y decía lo que quería hacer cuando fuera grande era muy parecido a lo que hago. En lo profundo, tengo una alegría permanente. ¿Próximo objetivo de la Red Solidaria? Vamos a pedirle a diez millones de argentinos que cada uno ponga un ladrillo para construir 24 escuelas, una en cada provincia. Si nos sale, es buena. Si juntamos diez millones de ladrillos de a uno, ahí pasó algo. Metafóricamente, ya que estamos en tema, diez millones de personas estarían uniéndose, a pesar de las diferencias, para construir una nueva torre de Babel.

Y cuando digo que quiero cambiar el mundo es porque de verdad quiero hacerlo y soy ambicioso en ese aspecto. No llegamos a Vietnam todavía, no nos conocen en China, no tenemos representantes en Guatemala y acaba de explotar un volcán. Eso me enoja mucho, estoy muy contento con lo que hicimos pero me enojo mucho porque sé que tenemos limitaciones. ¿Cómo se gestó la red? Yo tengo 10 kilos de más, una carrera, una vida. A nosotros nos pasó al revés. Estábamos con mi mujer y unos amigos comiendo, nos preguntamos qué podíamos hacer para devolver todo lo que nos dio el país. Y nos propusimos dedicar cuatro horas de cada uno y trabajar en red. No había internet todavía pero estaban las computadoras para sacar información. Así arrancó todo, una charla con amigos.

SUMÁTE A LA RED SOLIDARIA: www.redsolidaria.org.ar Facebook: /redsolidariaargentina Twitter: @HambreCero


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TODO CAMINO PUEDE ANDAR... x Mercedes Krause Ilustración x Lucía Miranda

Durante siglos supusimos que tener un hijo es sin dudas el acontecimiento más feliz en la vida de toda mujer. Sin embargo, la vida actual nos demuestra que hay otras realidades. Parecería ser que no sentirse colmada de felicidad ante la maternidad no es algo tan extraño. Una cartonera trans† recorre el barrio porteño de Núñez en busca de su medio de vida. Entre bolsas de basura encuentra una caja muy atractiva. Se la lleva. Ya en su casa, prende unas velas (en la “Aldea Rosa” no hay electricidad, ni agua ni gas), abre la caja y en un diario íntimo lee: “Soy una mujer. Soy un monstruo. Soy las dos cosas. (…) Voy a tener un hijo, nena o nene, Julia. Me compre la revista “Ser Mama”. Había bebes de todo tipo: flacos, gordos, sonrientes. Madres de todo tipo… ¿Por qué es tan fácil para ellas? ¿Por que llora y me muerde las tetas como si me odiara? Madre inútil busca a alguien que la suplante, que sea como una heroína de comics, invencible.” Así empieza la película argentina Mía, “una película sobre la posibilidad de ser feliz”, según su promoción en los cines durante el 2011. Es ficción, pero también realidad. Realidad que recién ahora se puede comunicar. La pregunta es: ¿por qué a través de un diario íntimo justamente? ¿Por qué este relato no es parte de los temas tratados en las revistas sobre la maternidad?

Este rol estereotipado y reproducido intergeneracionalmente, predestina a las mujeres a encontrar su realización personal en el ámbito privado su hogar.

Resulta que ese silencio tiene largo alcance y que existe para sostener un mito instalado dentro de un modelo cultural patriarcal. En unas pocas palabras, este diario encontrado por la calle tira por la borda la idea de que existe un instinto materno supuestamente universal, que la mujer naturalmente esta predispuesta a conformar un hogar, tener hijos, amarlos y cuidarlos mejor que nadie. Es decir, que este rol estereotipado y reproducido intergeneracionalmente, predestina a las mujeres a encontrar su realización personal en el ámbito privado su hogar.

VI LAS SONRISAS MURIENDO EN EL CARROUSELL… No por nada Emile Durkheim (1858–1917), uno de los padres de la sociología, funda sus estudios sobre el análisis de las leyes. ¿Que nos dicen, entonces, las leyes argentinas acerca del status de las mujeres? Sin irnos muy atrás en el tiempo, en 1869 se sanciona el Código Civil. Este colocaba a las mujeres bajo la autoridad y tutela legal de sus padres o maridos, como si fueran menores de edad o insanas mentales. ¿Que más? Recién a partir de 1947 pudieron expresar su voto electoral. Y en 1985, hace solo 27 anos, adquirieron el derecho a no ser discriminadas por el solo hecho de ser mujeres. En 1987 adquirieron definitivamente el derecho a divorciarse. Y desde el 2010 pueden elegir casarse con otra mujer. ¿Cuáles eran las chances de ser felices para todas aquellas mujeres? Por supuesto que no era imposible. El hecho de que su rol en la sociedad y en la familia les viniera pre-

† Una persona trans —expresión que abarca a travestis, transexuales y transgéneros— es aquella que se identifica, siente y/o expresa un género diferente al que le ha sido asignado desde su nacimiento.

El deseo de hacer de la familia el eje principal de sus vidas es compartido por muchas mujeres incluso actualmente, pero también debatido y contrariado por muchas otras. destinado, no quiere decir que muchas mujeres no hayan cumplido ese rol con todo placer. Como vemos en la película La sonrisa de Mona Lisa, el conflicto surge entre dos mujeres cuando una le aconseja a la otra solicitar su ingreso a la Universidad de Yale, subestimando la opción de conformar una familia inmediatamente. Así el deseo de hacer de la familia el eje principal de sus vidas es compartido por muchas mujeres incluso actualmente, pero también debatido y contrariado por muchas otras.

MAÑANA ES MEJOR… En los últimos años hemos asistido a ciertas transformaciones sociales, ya sea en relación a la organización familiar como también al mercado de trabajo y los conflictos que la conciliación entre trabajo y familia acarrea a las mujeres. Muchas de ellas eligen no dedicarse a ser madres ni resignarse a que ese rol las devore por dentro. Así también se han ampliado los modelos normativos de familia y de género. ¿Será entonces tiempo de que otrxs sean lxs heroínxs?


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“MAMÁ DIJO”

x Leonor Silvestri

Sacá la basura Tomá el dinero Comprá el pan Traeme el vuelto Barré la alfombra Sacá al perro Lleváme a pasear Besáme la oreja Olvidáte de los chicos Dejáme sola Agarrá mis manos Atáme fuerte para que no me escape

+ PARA SEGUIR LEYENDO Dos libros de reciente aparición contribuyen a comprender la diversidad de las experiencias de maternidad desde la perspectiva de sus protagonistas. Maternidades, paternidades, trabajo y salud. ¿Transformaciones o retoques? (Biblos, $55,00.-) fue publicado en 2012 bajo la coordinación de Elsa López y Liliana Findling, ambas investigadoras del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. También en 2012, se publicó Madre no hay una sola. Experiencias de maternidad en la Argentina (Ciccus, $89,00.-), coordinado por Karina Felitti, investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.


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x Sofテュa Petronio y テ]geles Barcia


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A TEL ARAĂ‘ersonales sp De relacione en nuestra vida. que enriquec


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x Sofía Petronio “Al final todo irá bien. Por lo tanto, si no va todo bien, es que todavía no es el final” Sonny Capoor (Dev Patel en la película “El exótico Hotel Marigold” 2011)

E

n las películas, en los libros, hasta en las canciones, siempre esperamos o buscamos un final feliz. Toleramos dos horas de persecución, de desencuentros amorosos, de suspenso, para que finalmente en sólo dos minutos gire la historia y se resuelva positivamente. Sabemos que existe una tendencia a que las ficciones terminen bien y buscamos trasladar ese final feliz a nuestra realidad, a nuestra vida diaria. Nos reflejamos en cada historia y pretendemos que nos ocurra lo mismo. Sin embargo, hablar hoy de felicidad es difícil, nos cuesta identificarnos con la felicidad plena y duradera. Nos invaden las imágenes de descontento, y no es fácil vivir el día pretendiendo encontrar el bienestar absoluto. Nuestra vida consiste en buscar estabilidad, armonía y bienestar en todos nuestros ámbitos. Es difícil la totalidad, pero es más difícil la aceptación de que no se puede conseguir en un abrir y cerrar de ojos. El trayecto es complicado, pero se llega. Vamos viviendo experiencias, momentos de felicidad y otros no tan luminosos, pero justamente ese es el camino y el fluir de la vida. Si aceptáramos que es así, no viviríamos angustiados por no sentirnos plenos todo el tiempo. Sino que entenderíamos el proceso y lo transitaríamos lo mejor posible.

Si aceptáramos que es así, no viviríamos angustiados por no sentirnos plenos todo el tiempo. Sino que entenderíamos el proceso y lo transitaríamos lo mejor posible. DE LA MITAD PARA ARRIBA El optimismo es una pieza fundamental en esta búsqueda permanente de bienestar. Como dice Juan Manuel Opi, psicólogo, reconocido investigador en el campo del comportamiento humano, “la actitud ante la vida determina en gran medida el nivel de felicidad que podemos obtener a diario”. Ver el vaso medio lleno es transitar por una actitud positiva ante determinadas circunstancias. Es importante saber que hay posibilidades, oportunidades, y que se puede revertir cualquier adversidad. Lo que imaginamos que pasará condiciona los sucesos de la vida, por eso tener pensamientos positivos sobre algo que vendrá puede llevar las situaciones hacia resultados favorables.

Ganar confianza en uno mismo, tener esperanza y autoestima, generará más tolerancia a la frustración, y la posibilidad de entender que los fracasos y el dolor son parte de un aprendizaje. Si logramos aceptar que los problemas son circunstanciales, que se resolverán, conseguiremos una mejor calidad de vida.

INYECTAR ENERGÍA POSITIVA

El optimismo se puede contagiar y transmitir. Podemos enseñar y aprender a ser optimistas. ¿Cómo podemos lograr cambiar nuestra energía? Partamos de algo tan simple como la sonrisa. La sonrisa es un gesto facial que nos conecta con el otro de una manera muy intensa. Si queremos transmitir alegría, un momento de felicidad, lo hacemos a través de ella. Es un símbolo tan fuerte que trasciende las diferentes culturas y que permite comunicarnos y demostrar felicidad en todo lugar. A través de una sonrisa podemos contagiar buena onda, podemos enseñar optimismo.

Es un símbolo tan fuerte que trasciende las diferentes culturas y que permite comunicarnos y demostrar felicidad en todo lugar. Una vez me miré en el espejo y me preocupé por mis arrugas, mis famosas “patas de gallo”. Llamé a mi mamá y le conté mi problema, tenía tan sólo 16 años. Ella, con cuidado, me respondió: “Esas arrugas, Sofi, no son más que marcas de felicidad”. Me convenció de que sonreír me iba dejando marcas de felicidad en el rostro, y que cuantas más arrugas tuviera más momentos felices habría vivido. Así que saqué una conclusión: “Quiero tener la cara más arrugada del planeta”. Hoy, después de casi once años, sigo sosteniendo que sonreír y ver las cosas de una manera positiva nos puede llevar por un camino de armonía y felicidad, a pesar de cualquier adversidad. Tratemos de entender la felicidad en cuotas y no pretender la felicidad absoluta y permanente. Así vamos a disfrutar de esos buenos momentos sin preocuparnos por lo que nos falta o lo que se viene. Si hoy nos sentimos mal o pensamos que no vamos a estar bien, aguantemos con optimismo porque “Al final todo irá bien. Por lo tanto, si no va todo bien, es que todavía no es el final”.

“Fue entonces que una sensación me arropó como una cobija cálida. Supe... Que de alguna forma... Debía conservarme vivo. De alguna manera. Tenía que seguir respirando... Aún sabiendo que no había ninguna esperanza... Y toda mi lógica me decía que jamás volvería a ver este lugar. Y eso fue lo que hice. Me mantuve vivo. Seguí respirando. Y un día se comprobó que esa lógica estaba equivocada... Porque la marea... Llegó y me trajo una vela. Y ahora estoy aquí. De regreso. En Memphis, hablando contigo. Tengo hielo en mi vaso. Y he vuelto a perderla. Estoy muy triste por no tener a Kelly. Pero estoy muy agradecido de que ella haya estado conmigo en esa isla. Y ya sé lo que tengo que hacer ahora. Debo seguir respirando. Porque mañana saldrá el sol. ¿Quién sabe qué traerá la marea?” Chuck Noland (Tom Hanks en la película “Náufrago” - 2000)


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UN PARPADEO Y EL CONEJO ES PALOMA x Lana

Abro la puerta corriendo, tiro la mochila en el piso y voy a su encuentro. Siempre queda un bache entre que salgo del colegio y mamá termina de preparar la comida. Papá está en su cuarto con un ventilador turbo girando al palo y escupiendo aire directo a su cara. Me tiro en la cama y le pido que empecemos. Cerramos los ojos y me pregunta a dónde quiero ir hoy. Le digo que me gustaría ir a la playa, a Brasil. No sé bien lo que es Brasil ni dónde queda, sólo vi una foto en una revista. Me lo imagino como si fuera otro mundo. Solo sé que hay arena y hace calor. Era la tardecita, el calor me acariciaba la piel, la gente estaba vestida de blanco tomando jugos de colores y tocando la guitarra. Me metí al agua, no estaba ni fría ni caliente, era ideal. Había un fuego prendido en la arena y toda mi familia alrededor. De pronto aparece mamá con olor a bife en la ropa para avisarnos que estaba la comida y le reprocha a papá que el Peugeot 504 recalienta otra vez. Siempre espero ese momento de llegar a casa y viajar con papá. Ahora no estoy muy de acuerdo con la temperatura que programa en el aire acondicionado. Me siento en Siberia cuando entro a su cuarto y eso condiciona los destinos que elijo para vacacionar. En la facultad vemos a los escritores rusos y siento ganas de conocer San Petersburgo para pasear un rato con Dostoievski. Los ronquidos de papá me hacen volver de golpe a Gualeguaychú y el reloj marca que llego tarde a sacar el auto del lavadero. Le toco bocina a Bauti, mi sobrino, y lo espero con la canción de Calle 13 que le gusta. En la letra del tema, el residente dice que no puede comprar la lluvia, ni el calor. Bauti, con su mente de cinco años, concluye apenado que ese tipo que canta es un infeliz porque no puede comprar nada. Estaba triste porque su mamá lo dejo con la que limpia porque se había ido a sacar la panza. Está por parir a su hermanita, futura enemiga acérrima, la persona que viene a poner en dudas su posición en el trono de único hijo. Toca todos los botones del estéreo de la 4 x 4 de papá. Le pregunto si está preparado para viajar. Cerramos los ojos y estamos en Estados Unidos, Bauti describe el panorama y en un momento se da cuenta de que no podemos subir a la calesita porque el que atiende le pide coins. Me dice que deberíamos llevar muchos dólares para gastarlos todos en fichas de juegos. Papá ya no viaja conmigo, los baches entre mi llegada y la comida son eternos porque mamá no cocina desde que se hace electrodos a la hora del almuerzo. Llego de Buenos Aires con Bautista que aprovecha el receso de la facultad para visitar a sus padres. Soy una mujer inserta en el sistema de la vida, ya dejé a un novio, ya me dejó otro, tengo peleas con mi jefe, felicitaciones de parte de los gerentes, proyectos realizados y otros frustrados. Estoy preocupada porque las cosas no están saliendo como las planeaba, el llamado que espero nunca llega, me duele la cabeza. Me acuesto en mi cama del departamento que alquilo en el centro, cierro los ojos y decido seguir las instrucciones del capitán de abordo. Me ajusto el cinturón para emprender un nuevo viaje.


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LA FRAGILIDAD DE LA DICHA x Gustavo Faigenbaum En el siglo VI a.C., Creso era el rey de Lidia, una nación perteneciente al mundo cultural griego, situada en la parte occidental del territorio que actualmente ocupa Turquía. Lidia era un reino rico, de gran poderío militar, y que dominaba a otras naciones griegas de la zona, a las que les cobraba tributo. Por sus riquezas y esplendor, se convirtió en un imán para los sabios de la época. Creso tenía oro, poderosos ejércitos, mujeres hermosas e hijos valerosos que se preparaban para continuar con la obra de su padre. Un día, el Rey Creso recibe la visita del gran legislador y sabio ateniense Solón. El rey, orgulloso de su poderío y convencido de ser el hombre más dichoso, le pregunta a Solón quién es la persona más feliz del mundo, esperando ser halagado. Solón duda unos instantes, y luego responde que el más feliz fue Telo, quien tuvo hijos buenos y hermosos, y murió de manera honrosa. El rey le reitera la pregunta. Pero Solón no se rinde, y le da otros nombres: los hermanos Cleobis y Bitón, quienes tuvieron el mejor final de la vida. Entonces Creso desprecia las palabras de Solón y lo tilda de ignorante. Años después, los ejércitos de Persia, comandados por Ciro, derrotan a las fuerzas de Creso y llegan hasta Sardes, la capital de Lidia. Allí capturan a Creso y construyen una pira para quemarlo vivo. Cuando las llamas empiezan a ascender, Ciro escucha a Creso reír amargamente mientras repite “¡Solón!, ¡Solón!”. Intrigado, Ciro ordena apagar la pira para preguntarle a Creso por las razones de estas palabras. Y Creso le responde que ahora comprende cuánta razón había tenido Solón al enfatizar la precariedad de sus riquezas, la fragilidad de la dicha, y la posibilidad siempre inminente de que nuestra fortuna cambie, hasta el último día de nuestra vida.

La felicidad no consiste en el estado de satisfacción de nuestros deseos, porque no existe ese estado. Hay muchas formas de interpretar esta anécdota histórica. Hay quienes piensan que Creso fue castigado por el destino o los dioses a causa de su excesiva soberbia. Otros enfatizan que para Solón no hay sosiego en este mundo hasta que estamos muertos. Mi reflexión personal es que la historia nos enseña que la felicidad no consiste en el estado de satisfacción de nuestros deseos.

Tendemos a representarnos la felicidad como un estado. Para Creso, la felicidad consistía en el estado de poseer poder y riquezas. Para otros, residirá en tener fama o dinero, en poseer una bella familia, un hogar, una moto o un televisor de 40 pulgadas. Pero la felicidad no consiste en el estado de satisfacción de nuestros deseos, porque no existe ese estado, porque la vida es un río en flujo constante, y el agua se nos escurre entre las manos, y los deseos que albergamos durante décadas una vez satisfechos se apagan y son remplazados por otros.

Los deseos que albergamos durante décadas una vez satisfechos se apagan y son remplazados por otros. La etimología de la palabra felicidad nos pone sobre una pista alternativa. Felicidad viene del latín felix, que significa fértil o fecundo. Los cruces más cercanos que tuve con la felicidad en mi vida no han consistido nunca en sentir que mis deseos estaban satisfechos. He sido feliz, de a ratos, en el flujo de la vida. He sido feliz viendo crecer a mis hijos. He sido feliz en encuentros mágicos con algunos desconocidos. Me han hecho feliz las palabras conmovedoras de profesores sabios, y algunos párrafos de libros que finalmente aceptaron compartir conmigo un sentido oculto que me habían retaceado. He sido feliz cuando sentí que mi trabajo tenía sentido. He sido feliz en algunos viajes que me revelaron parajes inesperados. La felicidad como fertilidad del mundo y de nuestra acción. La fecundidad. La felicidad del que crea algo nuevo.


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IMPRESIONES #2 x Lana Ilustración x Marcos Severi

El girasol que se imagina el sol x Marcos Severi

El sol está adentro mío. La clave está en saber verlo, en la capacidad para proyectarlo y transformar el mundo con esta visión.


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CUADRO DE

SITUACIÓN x Matías Ayerza

UN ARMA CALIENTE M. abrió el debate: -A ver, quién de ustedes puede decirme qué es la felicidad. J. tragó un pedazo de vacío y respondió primero: -Esto es la felicidad. Comer un buen asado con amigos. F. cuestionó: -Estás banalizando el significado de una palabra tan profunda. Mejor consultemos en Internet. Entonces los seis amigos sacaron sus teléfonos y googlearon el término. El primero en encontrar algo fue L., que omitió Wikipedia pero recaló en un blog de dudosa fidelidad. El autor explicaba su visión en unas veinte líneas que L. no alcanzó a leer por haberse distraído con otro post. Concretamente, un testimonio audiovisual de un bebé bailando reggeatón frente a sus risueños padres. A su derecha, E. corría con desventaja culpa del modelo de su celular, cuyo servicio de Internet distaba de poseer la rapidez que el dueño pretendía. Días más tarde, habría de comprar uno nuevo tras consultar a su proveedor de servicio telefónico: -Inscribiéndose a nuestro plan de amigos, obtiene cuarenta por ciento de descuento en la compra del dispositivo móvil que solicita. Su cuota mensual aumentaría, y también su satisfacción. El perro aprovechó el silencio y la distracción para hacerse de un sobrante de carne en la parrilla. Lo tomó con sus dientes, dándose el lujo de cortejarlo antes de saciar su apetito sin recibir los reproches del dueño de casa.

A metros de él, los seres humanos continuaban inmersos en sus teléfonos a la búsqueda de la verdad. Sentado en la punta de la mesa, F. era consciente de que tenía que abrir Google para iniciar su misión, pero antes atendió los mensajes que una chica le había mandado. Eran admirables sus dotes para el manejo del teclado. Sus dedos obraban con intensidad y sus ojos delataban un nivel alto de concentración. Antes de avocarse de lleno a la tarea que le correspondía, cruzó con ella frases como “¿Te veo esta noche?”, “Mentira, no solo te escribo cuando estoy borracho”, “Buenísimo, después te llevo a tu casa”. N. fue más práctico. Consultó el diccionario de la Real Academia Española, que regalaba tres definiciones, la primera de las cuales era Estado de ánimo que se complace con la posesión de un bien. Le llamó la atención que una de las instituciones más importantes de la lengua española atribuyera al materialismo el significado de un término tan trascendente. Creyó inútil persistir con la idea y resolvió esperar a sus amigos iniciando una partida del más angustiante tetris. M., melómano, vio la oportunidad de aferrarse a una canción conocida, que encontró con solo teclear Beatles y happiness en el buscador: -Lo tengo: la felicidad es un arma caliente –dijo, y sonrió. Nadie respondió. Los múltiples atractivos que ofrecían los aparatos móviles con Internet llamaban más la atención. La búsqueda fue un fracaso. Cada uno de los responsables de hallar la verdad sucumbió ante la

dinámica de las redes, y la palabra protagonista no encontró en aquella mesa una definición que la representara. El escenario fue sólo percibido por el perro: los seis amigos ignorando que aquella noche celebraban tanto tiempo sin verse las caras, desacreditando aún más a J. y a su ingenua creencia de que todo se reduce a un instante con las personas que uno más quiere. Pero alguien reaccionó. Fue el propio J., que se puso de pie y habló: -Quiero brindar por este grupo tan unido. Que nunca se corte, chicos. Los amigos apoyaron los celulares en la mesa, entrechocaron los vasos y balbucearon algunas palabras felices. Alguien agregó: -También quiero brindar por el gol de Messi. ¿Lo vieron? L. respondió: -¿Hoy hizo un gol Messi? -Un golazo –remarcó N., que luego agarró su teléfono y buscó el video. Los demás se colocaron detrás de él para alcanzar a verlo. Luego se quedaron viendo otro en el que se comparaban los goles de Messi con los de Maradona. Lo analizaron entre todos y llegaron a una conclusión: el I-Phone es el mejor teléfono, porque se puede ver Youtube. -¿En qué quedó al final lo de felicidad? –preguntó otro antes de irse. -En nada. Es algo muy difícil de definir.


25 NOVIEMBRE 2012 | 15

PENDULO

x Nahuel Corbellini

Estabas a un lado de las cosas. En algo que pasa en otro lugar y que seguramente es mejor. Siempre en algo ajeno y lejano, en tiempo y espacio. Lo que sea pero inalcanzable. En algo de eso, o porque no te alcanza la plata. Horarios mantenidos a la fuerza, que iban a hacer de puente hacia andá a saber qué. Sé que esto es difícil, que tiene mucho que ver con no dormir, con callarse totalmente, soportando un silencio oscuro e interior. Y con escuchar. Eso es sólo el principio. Después hay que tomar apenas un poco de veneno y esperar que la fiebre llegue y en seguida que por favor se pase. Y tener miedo, también tiene mucho que ver con tener miedo. Ahora ya lo sé. La soledad es una carga porque te sos mala compañía. Cuando la miseria personal no gana más que la incomprensión ajena, lo obvio es cerrarse. No funcionó, entonces si va a explotar más vale llenar de mierda a todos. Pero sabés que no va a ser así. La búsqueda se hace viaje. Buscar entrar en pérdida, caer a pique y enroscarse sin horizonte pero seguro que hacia abajo. La incertidumbre es un limbo: no sabés lo que pasa, y eso lo hace eterno. La eternidad da miedo. El miedo te achata y, en vez de pelearla de un frente a la vez, desesperás y exigís la solución inmediata como si alguien te la debiera, a vos pobre cosita especial y único hijo sufriente del universo. Pero no hay solución mágica, y es intransferible. Decís prefiero estrellarme de una puta vez, pero sabés que tampoco. No existe una vida resuelta. El sueño no se cumple, el sueño es la única nube en el cielo, atada justo arriba tuyo. O la posibilidad de esa nube. Una persecución, un tirón hacia algo. No mirar las cosas, sino ver lo que se mueve detrás. Fascinado, todo el tiempo descubriendo cosas de entre tanta normalidad. Es estirarte hasta que duela queriendo vivirlo todo, traduciendo la

locura a un código propio, como caminar una noche sin autos bien por el medio de la calle viendo lo raro que perspectivan los edificios. Es que no te alcance el tiempo y que eso de nefasto no tenga nada. Y que nunca te sobre vida. Por eso arremeterle a todo, nunca cansarse de palabras como “presente” y usarla mil veces inventando los proverbios propios, resignificando las grandes frases de la historia, redondeando de a poco los bordes de las letras con cada nuevo sentido. Maestro del arte de las cosas ínfimas. No sabés bien cuándo ni cómo, pero acá hay olor a jazmín del país, a veces a gente que fuma en otro lado. Esta calma tiene un sabor diferente, a después de la tormenta. Un vacío que de a poco se va llenando con ideas de posibilidades. En la calle te hablan los desconocidos porque así es estar en el lugar. Pasan por arriba a la nostalgia con sus diarios, sus cafés y su impresión contagiosa de estar vivos y de que es hoy. Los nenitos no mienten pero inventan, casi siempre cosas de pajaritos y lo dicen con una voz de pito. Es fácil desvariar y que todo parezca porque acá al presente le sobra tiempo para hacer las cosas de a una. De vez en cuando, es verdad, parece que se vuelve al veneno, a la turbulencia, a la cama-única zona segura, donde uno pregunta lo que no tiene respuesta. De nuevo no hay nada que se pueda dar por sentado, ni siquiera tu cordura −­menos que menos tu cordura. Es justo ahí cuando llegaste; así, sin darte cuenta, levantás la vista, mirás y llegaste, estás ahí, acá, y nadie te avisó y en tu mente todo parecía más eterno, más despojado. Y haber llegado a este lado, cruzando en esos años esas esquinas, siempre buscando algo, te da ahora la idea de que todo eso era para todo esto, para un minuto o una vida de esto, o una vida de volverlo a buscar.


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Dr. Carlos Alberto Petronio M.P. 6137

Médico Especialista en Cardiología Ex-Residente Fundación Favaloro-Güemes Ex-Presidente del Distrito Uruguay de la Sociedad Argentina de Cardiologia (SAC) Médico Recertificado en Cardiología S.A.C. Bolivar 720 - PREMED - 03446 432598

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