El término municipal de Granadilla de Abona tiene su nombre escrito con mayúsculas en la historia de la aerostática mundial. Desde sus costas, desde sus playas naturales. Allá por el año de 1959, se iniciarían los preparativos y el posterior vuelo de un globo no tripulado, con la ambiciosa intención de cruzar el Atlántico, solo guiado por los vientos dominantes, los alisios. Un intrépido grupo de aficionados a la aerostática parten de Inglaterra con destino a Tenerife. Traen consigo todo el equipamiento para montar un enorme balón pertrechado con una barquilla a prueba de mares bravas. Su destino definitivo era la playa de La Tejita, a la sombra del emblemático volcán marino, conocido en su montículo final, como de Montaña Roja, con evidente razón. Se había elegido este emplazamiento por considerarlo como idóneo para el inicio de esta arriesgada aventura.
