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C arlos R ojas
Orgullo de pertenencia 40
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arlos Rojas es un hombre Ford. Comenzó a trabajar en la fábrica de Pacheco siendo aún adolescente y, desde entonces, selló un vínculo indeleble con la marca. “Ingresé a la planta industrial el 26 de agosto de 1970, pero antes había trabajado en la cocina del comedor. Los muchachos que iban a comer ahí eran de Experimental, de Motores y de otras secciones. Yo siempre les decía que quería entrar a la planta y ellos me respondían: ‘tené paciencia que están trayendo máquinas para hacer un motor nuevo’”. Por aquellos tiempos, Ford estaba instalando el herramental para el motor
292 que equipaba al Fairlane. Pero a Rojas su ansiedad lo desbordaba. “Cuando podía, me escapaba hasta la oficina de personal a consultar si había novedades y a la distancia, y moviendo el dedo, me decían que no. Hasta que un día me dijeron: ‘vení, hay vacantes para entrar en Prensa’. Tenía 19 años y 72 kilos. Era como entrar a Siberia, un matadero, pero la diferencia de sueldo era inmensa”. Carlos no desaprovechó la oportunidad y de ahí en más comenzó su ascendente carrera en la compañía. A los 21, le ofrecieron el puesto de auditor de metal finish,