DE SUR A SUR ANDALUCÍA
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Nº 80 enero 2016
El legado de la derecha en América Latina El periodista Emir Sader escribe en Diario público sobre el legado que deja y ha dejado la derecha en Latinoamérica, una pequeña reflexión que da luz sobre su nefasto balance. La derecha no es nueva en América Latina. Ha sido la responsable de presidir nuestros países la gran parte del tiempo, siendo la principal responsable de que seamos el continente más desigual del mundo. Pero cuando intenta aparecer como una solución nueva en algunos países, es bueno recordar las contribuciones que la derecha ha dado y sigue dando a América Latina. No vamos a mencionar las dictaduras militares y otras dictaduras, a las cuales ahora parece que nadie de la derecha apoyó. Basta analizar los gobiernos recientes y los actuales para hacer un balance del desempeño de la derecha en nuestro continente.
En la actualidad, varios gobiernos insisten en mantener el modelo neoliberal, que caracteriza a la derecha. ¿Qué resultados han tenido? Basta constatar el triste
balance de los 20 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), cuyos resultados para México han sido muy negativos. Es prácticamente el único país del continente que no ha disminuido la pobreza y la miseria en estas dos décadas. El libre comercio hacia adentro y hacia afuera ha acentuado la decadencia de la economía mexicana, lo cual se refleja en la incapacidad del sistema político del país de proyectar liderazgos con prestigio. Al contrario, cada gobierno empieza desgastado y no se logra recuperar, enfrentando con fraudes las elecciones siguientes. Sin mencionar los otros elementos que el estrecho intercambio con Estados Unidos trae al país, como la violencia y el narcotráfico, vinculados al más grande mercado consumidor de drogas del mundo en su frontera norte.
Lo mismo se puede decir de Perú, país que estadísticamente ostenta siempre uno de los primeros lugares en crecimiento del PIB, pero sin que ello se refleje en una mejoría de la situación social del país. Lo cual también se refleja en el desgaste rápido del apoyo a los presidentes, que representan siempre decepciones para los mismos que los han elegido. Al punto que ahora, frente al fracaso del gobierno de