DE SUR A SUR ANDALUCÍA
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Nº 31 marzo 2014
Todo por la banca, contra la democracia Al filo del Día de Andalucía, 28 de febrero recordamos las palabras de María del Carmen Andújar, primera mujer acogida a la Ley de Función Social de la Vivienda de Andalucía para evitar su desahucio, decía “Que no se vengan abajo, que luchen, que sí se puede. Yo me veía fuera de casa y ahora todo ha cambiado” La Ley de Medidas para Asegurar la Función Social de la Vivienda fue aprobada por el Parlamento de Andalucía con dos objetivos fundamentales: 1) promover la salida en alquiler asequible de las más de 700.000 viviendas vacías de Andalucía; y 2) evitar el desahucio de familias trabajadoras en riesgo de exclusión social. La norma supone una toma de partido clara para ofrecer alternativas a la estafa hipotecaria que han supuesto décadas de políticas mercantilizadoras de la vivienda. Unas políticas que no sólo han pisoteado el derecho a la vivienda, sino también el derecho a la ciudad, entendida como espacio democrático de convivencia e integración y que incluye a su vez el derecho a equipamientos y servicios de calidad integrados en el tejido urbano. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha presentado un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley, ofreciendo así a los bancos carta blanca para desahuciar, y a los especuladores y fondos buitre, vía libre para mercadear con las viviendas vacías. El Gobierno sostiene su impugnación en argumentos tales como que la Ley hace subir la prima de riesgo y pone en peligro el sistema financiero. Afirma que con la norma “desaparecería la propiedad privada”. Señala que la Ley “innova el contenido esencial del derecho de propiedad” al obligar a que las viviendas estén destinadas a satisfacer un derecho, precisamente el derecho a la vivienda. Y se adorna al denunciar que la Ley supone “una discriminación de las entidades financieras”. Estas afirmaciones sólo pueden interpretarse como raptos de cinismo o de paranoia, más aún tras la entrega de 200.000 millones de euros de dinero público a la banca sin que ésta haya ofrecido contrapartida alguna. Por otra parte, los únicos que han perdido su casa, han sido los cientos de miles de familias trabajadoras desahuciadas impunemente.