Eridano0025

Page 292

Erídano Suplemento de Alfa Eridiani nº 25 Crónicas de la Tierra Mestiza.

—Sí. Hay una misión que quiero encomendarte. Kamutef tuvo una sensación en la base de la espalda. Un pinchazo, una premonición de amenazas y de muerte. Quiso esbozar una sonrisa, vencer su aprensión. No pudo. —Por favor, Maestro, escuchadme. Esta conversación debe acabar antes de que nadie despierte y se personen tus subordinados y sus androides en los jardines. De lo contrario, de nada servirá el esfuerzo. Ni siquiera mi esposo Neheb o mi propia hija lo sabrán. Así, nuestro secreto será absoluto y nada podrás temer. Kamutef asintió, agradecido. La Reina confiaba en él hasta un punto que consideraba no haber hecho méritos para disfrutar. —Soy vuestros oídos. Se sentaron el uno junto al otro. La proximidad del Horus Viviente, casi poder tocarlo, le daba a Kamutef escalofríos. Cualquier noble del Doble Palacio haría lo que fuese por estar en su lugar, por compartir aquel momento de intimidad. Mi hija ha caído enferma. Grave y súbitamente enferma —transmitió Pleamar a través de su implante. Kamutef sintonizó el suyo —había sido el último de palacio en colocarse aquel artilugio diabólico— y pidió a su Señora que repitiese la frase. Vos teméis... Mi médico personal y su padre, Neheb, la están velando. He mandado a hombres de confianza a buscar en la Casa de la Medicina por nuevos venenos que puedan escapar al conocimiento de los médicos Loo. Los Recitadores repiten que un espíritu malvado acosa su Ka, pero... yo no creo demasiado en espíritus. Deberíais, señora —dijo Kamutef, pensando en Jeda—. Pero, en cualquier caso, ¿qué puedo hacer yo? Pleamar inclinó la cabeza, apretó los labios. Estaba desesperada. Tal vez nada, acaso mucho. La habitación de mi hija es muy austera, da al oeste y tiene una espaciosa terraza. He observado que las jardineras están secas y marchitas. Quizá podáis hacerlas renacer. Si la terraza está orientada al septentrión los calores pueden resultar excesivos en verano, y será difícil... Kamutef, me trae sin cuidado si lo conseguís o no. —A pesar de lo difícil que le resultaba al viejo Maestro discernir las emociones en aquel sonido hueco, metálico..., le pareció que había puesto a prueba la paciencia del Rey—. Me informaréis de todo lo que veáis, de todo el que entre y salga de las habitaciones de Nebulosa. Pasaréis allí el día y la noche si conviene. Página 293


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.