Anaquel nº13 diciembre 2015

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ANAQUEL nยบ 13

REVISTA DIGITAL DEL CENTRO DE ADULTOS DE SANTANDER Diciembre de 2015


Edita: Centro de Adultos de Santander Coordinación y edición: Julio Díaz Edición nº 13. Diciembre de 2015 Portada: Un aspecto de la sala dedicada al fondo bibliográfico de Mario Camus


ÍNDICE Opinión 6 Convocatorias y Exposiciones… 17 Visto y oído 22 Rincón creativo 31



Opinión

Envejecimiento y calidad de vida

Hoy en día nos preocupamos por nuestra imagen tanto que pensamos en cuidarnos más y más. Nos obsesiona el envejecimiento de nuestro cuerpo y tener una mejor calidad de vida. Para ello nos ponemos a dieta. Las hay para todo tipo de situaciones y personas. Están las dietas bajas en carbohidratos, las hipocalóricas, vegetarianas, etc. Al principio seguimos la dieta sin problemas pero conforme vamos avanzando, picamos entre horas, comemos alimentos excluidos de la dieta y sin darnos cuenta la abandonamos. Luego está el deporte. Los médicos recomiendan una hora de ejercicio todos los días por lo menos, para conservar habilidades físicas y sobre todo para mantener una piel joven y tersa. Es por ello que salimos a caminar, subimos escaleras y nos apuntamos al gimnasio. Muy de moda en los últimos años.

Pero no debemos olvidar que el ejercicio en exceso también es malo ya que ocasiona un desgaste de nuestro cuerpo y alguna que otra patología. También están muy de moda las cremas antiedad, según nos anuncian, para eliminar el envejecimiento de la piel, evitando la aparición de arrugas y eliminando las que ya tenemos. Conservar el físico está muy bien pero no debemos olvidarnos de la calidad de vida en la vejez. Se pierden algunas facultades; cosas que de jóvenes se hacen sin problema, cuando se es mayor cuesta más hacerlas. Caminamos más despacio, nos pasamos muchas horas sentados. Luego está la idea que tienen muchos mayores de que ya no sirven para nada porque sus hijos los eximen de muchas tareas o de todas. Es importante no dejar los hábitos saludables tanto para el cuerpo como para la mente. Si nuestra salud lo permite, no debemos dejar de salir a la calle, de hacer compras, etc. Los jóvenes debemos procurar que nuestros mayores tengan la mejor calidad de vida posible. Ayudándoles siempre que lo necesiten pero sin hacerles sentir inútiles. Porque a


mayores llegaremos todos y también nos gustará que nos respeten. No podemos resistirnos a envejecer, pero si podemos llevar una vida sana que nos permita un envejecimiento progresivo y con una calidad de vida razonable.

Úrsula Fernández Rubio (Acceso Universidad) Ilustraciones: https://www.google.es/search

Opinión

Evolución de la familia en España


No hace tanto tiempo, hace apenas solo unas décadas, la familia en España, era toda una institución, la misma era percibida como un núcleo sólido y con una estructura bien definida en cuando todos sus miembros, la familia estaba formada por: un padre, una madre y uno ó varios hijos. En la misma predominaba la figura del padre. Esto siempre se conoció como la familia tradicional en España. Sin embargo, la familia como tantas otras cosas, no ha permanecido ajena a los cambios y evolución que ha sufrido la sociedad en los últimos años y si hablamos de la familia si que ha experimentado cambios significativos. La estructura de la sociedad ha ido cambiando y ha surgido nuevos colectivos, que ha demando diferentes formas de unión y ha reivindicado nuevas formas de entender la vida individual de cada uno y elegir con libertad como y con quién quiere formar una familia y como vivir la vida. Esta fuerte demanda llevo al Gobierno de turno a plantearse muy en serio las inquietudes de estos colectivos, que pedían reconocimiento y visibilidad, así, nació la Ley que reconocía el matrimonio entre hombres y mujeres del mismo sexo, la misma nació no exenta de polémica, sobre todo para la iglesia y colectivos con ideas conservadoras: para ellos la Ley, era a todas luces una aberración y perversión del concepto de familia. Todo lo contrario para otro amplio sector de la sociedad y para los propios interesados quienes veían en la misma un reconocimiento social y una posición de igualdad con los demás.

Los contrarios a la Ley, esgrimieron argumentos como, que no se podía considerar matrimonio, la unión de personas entre mismo sexo y que se desvirtuaba el concepto. Sin embargo, la postura contraria sostiene que lo importante no debe ser la palabra, sino el amplio contenido de la misma. Así el concepto de familia tradicional a dejado de se único y ha tenido que dejar hueco a nuevas formas de entender la familia igual de legítimos que los antiguos, esto no quiere decir que, debamos desterrar lo que ya había, no se trata de eso, pero si debemos de dar respuesta a otras forma de ver ese concepto de familia tan respetable como el que hasta ahora existía. En conclusión, las sociedades modernas deben evolucionar y progresar y eso debe pasar por adaptarse a los cambios que las mismas necesitan y demandan en cada momento. Entiendo que todas las posiciones que suscita ente tema pueden convivir con respeto los unos a los otros. Del mismo modo que se debe entender y respetar que cada uno elija su forma de vivir, siendo igual de legitima uno que otra. Francisco Diéguez (Acceso a Universidad)

Ilustraciones: https://www.google.es/search


Opinión

Una mirada hacia el pasado Un alumno argentino narra sus peripecias personales hasta llegar al CEPA Después de caminar durante varios años a la deriva decidí meditar sobre qué podía hacer. No se me ocurría nada, o eso era lo que me decía una parte de mí, que esquivaba lo inevitable. Una vista de Mendoza

(República Daniel

Argentina), de donde es oriundo

Desde mi juventud temprana, más bien mi adolescencia, la gente de mi entorno comienza con planteamientos existenciales y me formulan preguntas del tipo: “¿Y… qué vas cuando seas grande…? Cuando crezcas y te conviertas en un hombre de provecho para la sociedad…” “Pues... no lo sé…”, respondía con la mayor despreocupación de un pre-adolescente. Reconozco que entonces mi mayor preocupación se centraba en cómo resolver el problema hormonal que no le deja a uno pensar con

claridad y determinación sobre las tareas del instituto. De repente, un día aparece mi progenitor -un hombre de trabajo, de los de antes, aquellos que por principio de vida tenían el “trabajar, trabajar y trabajar”- y me dice: “Hijo de mi vida: ya que eres el mayor debes de ser el ejemplo para tus hermanos de ahora en adelante”. Yo no sabía a qué se refería con esa charla tan informal y sin rodeos; me quería concentrar pero había una figura en mi cabeza que no lograba alejar. Mi padre siguió diciéndome: “Hijo, ¿me éstas escuchando?; presta toda tu atención”. Volví de mis vagos pensamientos y me centré en aquella conversación. Reconozco que no tenía escapatoria alguna, y empecé a tomar conciencia de lo que se me venía encima. Cuando aquel hombre comenzó a explicarse sobre la naturaleza de nuestro encuentro, fui testigo de la historia de un muchacho cuya infancia estuvo llena de pericias, todas de una extrema negatividad. Sufría todo tipo de carencias y malos tratos; era despreciado por su propia madre hasta


el punto de generar un odio patente en sus lágrimas al pronunciar cada palabra. Pensé que aquello era fantástico, irreal, allí estaba la prueba del por qué en mi casa nunca se habló de mi otra abuela…o de mis otros tíos. En fin; la fichas de aquel puzle que no entendí durante doce años comenzaban a mostrarse ante mí y para mi asombro. Mi padre me exponía su vida y a la vez se mostraba cada vez más vulnerable: “Solo te pido, hijo, que seas una buena persona, que respetes a los tuyos y los cuides, que te prepares de la mejor manera para afrontar la vida, que es muy difícil “ser alguien sin estudios… que los estudios permiten triunfar en la vida, y por favor no sigas mi camino, que ha sido muy duro y escabroso” Viendo aquello cualquier persona debería despabilar a tiempo y ponerse manos a la obra, pero el mundo tiene cosas inexplicables. Cuando mi madre entró en la sala y nos llamó para comer, comenzaba a reflexionar seriamente: me encontraba en una situación crítica, mis tripas silbaban y tenía una sed de caballo. A partir de aquí, y pasado el tiempo, sin pensar en aquello, fueron llegando experiencias y vivencias de todo tipo

Hace como treinta años, llegamos a un punto de inflexión. Volvimos a juntarnos en un mano a mano y el planteamiento fue: el desperdicio que realizaba de los recursos

aportados por aquel humilde hombre de trabajo. “Hijo, ya no puedo más”, fueron sus amarga palabras. “Te he dado todo lo que estuvo a mi alcance y has demostrado una apatía que nunca me lo esperaba”. “Chico, si no quieres estudiar tendrás que trabajar, porque un pobre obrero no puede mantener vagos en la casa”. Fue allí, en ese preciso momento, cuando acepté los designios de la vida. Y por amor propio o por no tener alternativa acepté el desafío: el de convertirme en uno más del proletariado laboral. O eso pretendí durante años dando palos de ciego en todas direcciones, ocupaciones temporales de las que nadie salía para nada conforme, a todos los niveles, salarial, laboral, personal, etc. Luego aparecieron otros factores que empezaron a pesar de igual manera al principio, pero con el tiempo fueron creciendo como el efecto de la levadura en la masa del pan. Tomaba conciencia de las palabras de aquel hombre algo sombrío, que ya experimentaba lapsus y silencios prolongados; era un hombre al que cada vez menos le apetecía relacionarse con la gente. Cada noticiario lo ponía de los nervios; reaccionaba de una manera que producía un reclamo al orden y la compostura por parte de mi madre. En esos momentos, mi frase favorita era: “Papá… Cálmate, que no vas a


solucionar nada; lo único que conseguirás va ser que te dé algo”. Los hechos fueron sucediendo de una forma algo precipitada, lo que no me permitió tomar conciencia del tiempo transcurrido, y de repente me sorprendió la juventud, la locura y como no, el amor. Esto ocultó toda la realidad que acontecía por aquel momento, mientras yo navegaba en un universo paralelo.No importaban los hechos que ocurrían, porque no había motivo para creer que “la cosa no iba a cambiar”. Era “cuestión de tiempo”; era eso lo que decían los medios de comunicación y los tertulianos en cualquier mesa de café de los alrededores. No perdíamos la esperanza ni la alegría; tanto fue así que pasados cuatro años llegó la heredera. En ese momento, fue cuando tomé conciencia de que tenía que pensar con los pies en la tierra. Pensar en la responsabilidad de una vida que se iba

malgastando, produjo cambios sustanciales en cuanto al planteamiento de presente y futuro. Cuando realicé un balance de pros y contras, descubrí la diferencia que existía entre ambas realidades. Por supuesto que los contras llevaban una diferencia sustancial a los pros en aquella época. Cuando analicé con detenimiento la situación me encontraba sin una herramienta fundamental: no tenía graduación secundaria, ni titulación oficial que me permitiera optar a un trabajo

estable y apropiado para mantener a un honrado trabajador y su familia. Tenía un problema serio y tenía que buscar una solución acorde con las circunstancias. Pasando el tiempo la prioridad fue la búsqueda de soluciones inmediatas, dejando pasar el tiempo y alguna oportunidad de continuar los estudios. Ocupado en la supervivencia del día a día, fueron pasando los años. Pero, en un rincón de mi mente, seguía redoblando las palabras de mi querido padre, como campanadas de advertencia ante una catástrofe anunciada. Pensaba que aquello era un llamado a mi conciencia. ¿Será momento de realizar gestas pasadas, como la de dejar todo lo mundano y conocido para aventurarse en algo nuevo? Fue una pregunta que resonó en mi cabeza, y ante la tormenta angustiosa por la que pasa el aspirante al proletariado, pensé: “¿Y por qué no?”. He perdido la oportunidad de ocupar una plaza laboral en el extranjero por no tener la Certificación Profesional, por no poseer la titulación de la E.S.O. Era otro motivo más poderoso que la búsqueda de la realización personal y la culminación de una batalla inacabada. Me dije en ese momento; “Es la herramienta que tu padre quería darte”. En aquellos años, ya vislumbraba aquel hombre cansado y de mirada triste lo que el mundo guardaba para los que no se preparan. Es triste darse cuenta cuando pasan los años y coges el mismo rol de aquel obrero, que la historia se repite, que no has sido capaz de darte cuenta del mensaje que encerraban aquellas palabras, que no lograbas descifrar. Y entonces tomé la decisión, después de ser aconsejado por una persona que trabaja en la administración del Gobierno de


Cantabria. La decisión era acercarme a la escuela de adultos para informarme de los estudios. Después de pensarlo un fin de semana, me acerque al centro de estudios en que me informaron e inscribieron. Ahora mismo, me encuentro en la recta final del módulo de cuarto de la E.S.O., y debo decir que la experiencia de haber emprendido éste desafío, ha sido de mucho valor para mí, demostrándome que después de tantos años sí se podía.

El desafío interior giraba en torno a una cuestión casi metafísica: ¿Cómo podríamos saber que todo lo que llevamos dentro no va morir dentro? Va ser mejor dejar salir algo de lo mucho que aprendido. De este modo, seré capaz de superar las nuevas barricadas que me pongan en el camino. Daniel Omar Antillana Mur (4º ESPA)

Ilustraciones: https://www.google.es/search

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Navidad tradicional; navidad comercial Ya lo llevaba avisando la prensa local desde la semana pasada, el viernes 27 de noviembre: “el Ayuntamiento de Santander procederá al encendido de las luces de navidad en toda la ciudad en un acto para pequeños y mayores”. Será la hora en que las calles y plazas de la ciudad se iluminen y se

engalanen por unos días, pero no lucirán solas; los escaparates de los comercios se sumaran a esta fiesta de colores y luces. Se inaugura así una época señalada, en la que veremos por nuestras calles reyes magos y papás noel dispuestos a atraer a todo aquel que se deje seducir y de paso enseñándole la entrada de un comercio. ¿Ha llegado la navidad? Hubo un tiempo en que el inicio oficial de la navidad estaba claramente definido. Había un día esperado y que creaba gran expectación entre todo el mundo; el 22 de


diciembre, el sorteo de la lotería de navidad. De este modo, se daba el pistoletazo de salida a tan entrañables fiestas; todo el mundo amanecía ese día oyendo a los niños del Colegio de San Ildefonso, como cantaban los números. En ese momento, casi todos esperábamos a que saliera el nuestro, aunque al final con tener buena salud nos damos por contentos.

Sin embargo, las cosas han cambiado, desde un tiempo a esta parte, la navidad comercial ha ganado a la navidad tradicional. El sector del comercio ha visto en estas fechas, la gallina de los huevos de oro; se lanza a la caza del consumidor de una manera atroz, con campañas publicitarias agresivas. Se trata de una estrategia que tiene como

objetivo ganarse la confianza del consumidor. De este modo, todo se adelantan para hacer respirar en toda la cuidad ambiente navideño, con el único objetivo de fomentar en el consumidor las ganas de comprar, muchas veces de forma compulsiva y sin necesidad de adquirir ningún producto de los que nos ofrecen muy hábilmente los comercios. Este tipo de actividad puede también generar frustración en la gente, pues habrá personas que quieran y no puedan acceder a tales productos, y no solo para ellos sino para sus seres queridos dejándoles con una impotencia difícil de superar. Particularmente creo que esta fechas navideñas solo se viven en dos ocasiones: cuando eres pequeño, que disfrutas de ellas en primera persona, y cuando tienes niños pequeños en casa, que lo vives a través de ellos. Hoy en día yo veo estas fiestas como la oportunidad para que los comercios hagan su agosto en diciembre, para que aumenten sus cajas y hagan subir sus beneficios. Todos nos volvemos amables cordiales y receptivos con el prójimo para, en cuanto pase lo época navideña, volver a lo de siempre; si te visto, no me acuerdo. Francisco Diéguez


(Acceso Universidad)

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Convocatorias y Exposiciones

Los cántabros, en la escuela El profesor Miguel A. Sánchez habla sobre la antigua educación primaria en Cantabria Dentro de las charlas y conferencias que el CEPA ha organizado en torno al aniversario de las Escuelas “José María Pereda”, hemos tenido ocasión de escuchar al profesor Miguel Ángel Sánchez, quien ha impartido una interesante conferencia sobre aspectos inéditos de la vida de los pasiegos y cabuérnigos. Especialmente, en lo referente a las migraciones a Andalucía, donde estos cántabros destacaron por su laboriosidad y capacidad de superación. A continuación, el profesor centró su charla en cuestiones de educación y referidas a los pasiegos de otras épocas. Los asistentes siguieron con atención la exposición de datos, hasta ahora inéditos, acerca de la implantación de la educación primaria en los valles pasiegos. Se cerró el acto con un animado diálogo y coloquio entre el ponente y los asistentes.


Una biblioteca con mucho fondo Se está concluyendo la catalogación del material bibliográfico de Mario Camus Desde hace tiempo, el CEPA ha venido ofreciendo a Mario Camus una de sus salas como sede permanente de la biblioteca personal del prestigioso director de cine. A falta de los trámites oficiales y administrativos preceptivos, este proyecto bibliográfico está muy próximo a cerrarse y a rubricarse por todas las partes implicadas. Desde el pasado mes de julio, el Centro acoge este importante fondo, e inmediatamente se ha procedido a la revisión y catalogación de todo el material bibliográfico. El experto en biblioteconomía Gonzalo Sánchez ha sido el encargado de la ardua tarea de catalogar y ordenar todos los volúmenes, en lo que era la salita de consulta de nuestra Biblioteca. Un redactor de ANAQUEL ha estado charlando con Gonzalo, quien nos ha puesto al día en el proceso de ordenación: “En este momento, tenemos catalogados y registrados exactamente 2.625 libros, así que calculo que llegaremos o rebasaremos los 3.000 cuando se concluya todo la tarea. Ahora mismo tenemos el fondo distribuido en tres secciones: Literatura extranjera, Literatura española e hispanoamericana, y libros especiales y antiguos. Gonzalo Sánchez, en pleno proceso de catalogación de libros

Gonzalo es licenciado en Historia, Ciencias Políticas, Sociología y Antropología. Es experto en catalogación, y ha estado trabajando en el Centro de la Imagen de Santander. Nos insiste en que el principal criterio de ordenación del fondo viene marcado por la cantidad y, sobre todo, las características de los materiales reunidos. Si una biblioteca refleja los gustos particulares de su propietario, está claro que las inclinaciones de Mario Camus están bien perfiladas: en el caso de la Literatura extranjera, los gustos van por la novela negra y de intriga (O´Brian, Simenon, Mankel, Patricia Highsmith, Dashiell Hammett). En lo que se refiere a la sección española o hispanoamericana, son muchos los autores representados, y además de ámbitos muy diversos: narrativa, filosofía, ensayo, etc. Parece que Camus tenía preferencia por los novelistas de las promociones de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado: Delibes, Cela, Marsé, Vargas Llosa, García Márquez, etc. Pero la sección que más nos llama la atención es la que alberga a los “Libros especiales o antiguos”. Se trata de unos 150 ejemplares de diversos contenidos y temática. Entre las obras recogidas en esta sección hemos tomado nota de las novelas escritas por Pío Baroja (son un total de 61 las que hemos contabilizado en todo el fondo), una colección de Una vista de las estanterías del nuevo fondo bibliográfica

narraciones de Dickens, novelas de Cela, las memorias de Arturo Barea (La forja de un rebelde fue adaptado por el propio Camus al cine), los famosos cuentos de Calleja, etc. Presumimos que han sido muchas las horas que Mario ha pasado revisando y cotejando libros en librerías de viejo o en ferias especializadas en este tipo de publicaciones.


Desde luego, para cualquier bibliófilo o amante de los libros las primeras ediciones suelen ser las joyas más apreciadas que se pueden encontrar en cualquier anaquel o estante. Nos indica Gonzalo que cerca de un 30% de las obras recogidas en este fondo son primeras ediciones; desde luego, es un dato nada despreciable. Seguimos revisando estas vitrinas de libros especiales y se nos va la vista hacia algunas de las primeras novelas de Palacio Valdés o del propio Pío Baroja. Precisamente, en un ejemplar de la primera edición de El cura de Monleón de 1936, encontramos una curiosa dedicatoria firmada por el propio novelista vasco: “A mi amigo Julián Bergareche. Pío Baroja”.

Pero también los deportes recababan la atención de Mario Camus. Especialmente el boxeo, que ha sido el trasfondo de alguno de los muchos metrajes del realizador cántabro. Ya que estamos con el séptimo arte, y como no podría ser de otra manera, comprobamos que son unas cuantas las baldas dedicadas al mundo del cine. Todavía no han sido catalogadas todas las ediciones, pero hemos visto libros estupendos sobre cinematografía, de gran formato y de diferentes maquetaciones. Los grandes maestros del celuloide (directores, actores, guionistas,..) van a tener un puesto de honor en los anaqueles de este nuevo depósito bibliográfico del CEPA. Precisamente varios de los libros sobre el cine se encuentran ahora mismo a la vista del público y dentro de los expositores del pasillo principal del Centro. Pues ya solo queda esperar que termine todo el proceso de catalogación y que podamos disfrutar de este tesoro cultural y educativo, que debemos a la generosidad y buena disposición de este cántabro con trayectoria internacional. Enhorabuena y agradecimientos a Mario y a todas las personas que están haciendo posible que este gran caudal bibliográfico tenga su sede en nuestro CEPA. Ilustraciones: Archivo fotográfico CEPA Santander

Una dedicatoria de Josefina Aldecoa para Mario Camus


Visto u oído

Sueños, relatos y fantasía El narrador Enrique Álvarez, con los alumnos del CEPA Este curso, el CEPA ha inaugurado un ciclo sobre “Narradores de Cantabria”, coordinado por el servicio de Biblioteca y el Departamento de Comunicación. El objetivo se orienta hacia la promoción de la lectura entre el alumnado de ESPA, esta vez centrado en autores enraizados en la tierra. El narrador Enrique Álvarez, de origen leonés pero residente en Cantabria, ha sido el primero de los invitados en este Ciclo. Previamente, se ha programado uno de los libros de relatos del leonés (Soñar en serio, Valnera, 2014) como lectura obligatoria. A partir de esta lectura, se han analizado los componentes más interesantes de la estructura narrativa: argumento, tema, personajes… Pero especialmente, se ha incidido en algunos de los aspectos más característicos en la prosa de Enrique; tal es el caso del perfil de los personajes, y también lo que concierne a los cierres y finales de las narraciones. Una vez completado todo el proceso de lectura y los comentarios individuales, se organizó un encuentro con el autor, que tuvo lugar el pasado día 25 de noviembre. En el aula 24, y con el aforo lleno, tuvimos ocasión de intercambiar impresiones con el autor de novelas como Garabandal, la sonrisa de la virgen o El rostro oculto. El acto consistió fundamentalmente en una exposición audiovisual acerca de la biografía y la trayectoria literaria de Enrique. Especialmente fueron interesantes los comentarios del alumnado de 4ª ESPA en torno a los relatos de Soñar en serio; lo hicieron con mucha agudeza y sentido crítico. El autor tuvo ocasión de comentar y precisar algunos detalles de su obra, después de haber escuchado o leído atentamente las reseñas de los alumnos. Como colofón a esta sesión, un grupo de alumnos hicieron una lectura dramatizada del relato “Una mañana con mi primera pareja”, con ilustraciones visuales. En definitiva, una jornada muy instructiva, provechosa y animada, en torno a la literatura y las buenas narraciones.


Os dejamos con algunas instantáneas del acto y también con algunos de los comentarios que hicieron nuestros compañeros. Como podréis observar, el listón ha quedado muy alto para la próxima jornada de “Narradores de Cantabria”. Ah! Y no olvidéis que lo mejor para hacer este tipo de comprobaciones es leer buena literatura y buenos relatos… como los que escribe Enrique Álvarez.

Enrique Álvarez, con los alumnos y poco antes de comenzar la sesión

David Bouzo, Alejandro Díaz, Daniel Antillana y Carmen de Isla, en un momento de la lectura de un relato de Enrique Álvarez

“Una mañana con mi primera pareja”


“El Galleguín es generoso con su sobrino y le da abundante dinero. Pero Carolo “pasa” de su compañero porque ve que todo lo que se dice de su tío no es cierto.

Padece una enfermedad pero no es ningún “raro” y además quiere mucho a su

sobrino. Mi final hubiera sido que Carolo obligara a su compañero a entrar en la casa de El Galleguín y juntos haberlo cuidado y haberse ocupado de él” (David Quevedo)

* * * No sabemos como es la relación entre Carolo y su tío, pero debe de ser difícil para un niño contemplar y comprender a su familiar enfermo. Imagino que si El

Galleguín tuviera algún tipo de comportamiento violento o anormal hacía el niño, ni él ni sus padres desearían que pasara por aquella casa, además de que, al salir, le da las gracias con total normalidad. Por otro lado, la expresión de su cara, ahora dura y

seria, su comportamiento esquivo y su silencio nos indican que algo ha pasado, ¿pero el qué? No lo sabemos, no lo podemos saber, sólo Carolo y su tío lo saben.

Lleva una bolsa de plástico con el negrito (la hucha) dentro, para no mojarse. No sabemos cuánto dinero ha donado El Gallegín, si es que

ha donado algo. No sabemos hacia donde corre ni por qué con tantas prisas. Intento esclarecer el misterio, comprender a Carolo, comprender a El Galleguín. Intento encontrar la respuesta entre las palabras no escritas, en los gestos y la lluvia. Tal vez, lo más simple sea pensar

que Carolo estaba frío y distante, tal vez triste, debido a la

impotencia de tener que ver a un familiar en semejantes circunstancias. Tal vez es eso, tal vez sólo amor, preocupación, el dolor por un ser querido. Tal vez vergüenza por tener que mostrar al mundo para los niños sus

compañeros son un mundo la terrible realidad de su familia. Tal vez, acompañando

esta mezcla de sentimientos, se encuentre el hecho de que Galleguín hiciera una donación generosa, lo que les permitiría acabar ya con sus obligaciones, poder disfrutar y almorzar. Tal vez por eso corría, para entregar la considerable suma de dinero con aire victorioso, o para saciar la gusa que ruge en su estómago. Una mezcla de la victoria y la derrota. En la mente de un niño, la realidad y la fantasía se funden, allí donde el héroe consigue el tesoro. Pero su ser querido sigue sufriendo, acechado por las sombras. (Carmen de Isla)


* * * Algún “rifirafe” entre El Galleguín y El Negrito por ir de nuevo a hablar con Carolo

después de todo lo que había sucedido las cosas no podían acabar así. En la bolsa estaba El Negrito para que no se mojara con la que estaba cayendo en la calle. Yo hubiese hecho como se suele decir “pelillos a la mar” y borrón y cuenta nueva. Al fin y al cabo la amistad es lo que prevalece por encima de todo. Aunque igual le ponía las cosas en su sitio; las cosas como son y no como las pintan algunos. David Bouzo) * * *

“Una historia reservada” El relato termina de una manera insospechada. No sabemos el contenido de la carta, pero lo intuimos. ¿Cuál podría ser? Expresa tu opinión acerca de las sospechas infundadas y lo peligrosas que pueden llegar a ser.El contenido de la carta bien podría la denuncia sobre abusos y vejaciones que sufría Martín, por parte del fraile Alejandro. En relación con las “sospechas fundadas”, pienso que, debido a nuestra condición de “humanos” somos proclives a prejuzgar o sacar alguna conclusión, sin tener el cien por cien de certeza sobre cualquier cosa, situación, pensamiento o el comportamiento de las personas. En cuanto lo peligrosas que pueden llegar a ser, es que las consecuencias de una sospecha infundada puede acarrear un desenlace terrible en el peor de los casos, o en una franca equivocación, la que nos llevará sin lugar a dudas a un hecho desafortunado, el que quizás nunca podremos enmendar. A lo largo de la historia tenemos ejemplos de grandes tragedias, personales y grupales, seguramente si revisamos la nuestra encontraremos alguna que otra.Daniel Antillana * * *


“Nana”

Guillermo lleva a su mujer Nana, con un grave problema en los ojos, a consultar con un supuesto oftalmólogo (que no es más que un “sanador”). La mujer le acusa de tenerla engañada y contar embustes. Para animar a Nana, su marido también le comenta que ha estado con Madeleine, la niña inglesa desaparecida y con la que su mujer se siente especialmente sensible. Tampoco Nana le cree. Al final Guillermo fallece en la callen y su mujer se queda ciega. El comportamiento de Guillermo lo veo mal porque no se puede estar engañando a una persona siempre. Hay que decir la verdad porque al final siempre te acaban pillando, que las mentiras no llevan a ningún sitio. No le hubiera creído porque ella pensaría que es una de tantas mentiras que le ha dicho ya. Alberto Fernández * * *

“Un día y veinte años”

Pocos datos tenemos que nos ayuden a esclarecer qué sucedió entonces, cuál era la

relación entre Alfonso y Estrella y sí es posible que Camino, en su evidente estado depresivo y su papel como madre, pudiera haber vivido los acontecimientos de una forma poco objetiva. En mi opinión, todos actuaron con nobleza a la luz de los datos

que se nos aportan. Es posible que Alfonso tuviera un interés oculto hacia Estrella, es

posible que en algún momento el mutuo interés pudiera haber desembocado en romance; pero poco sabemos al respecto. Partiendo siempre desde una base objetiva

sólo podemos llegar a interpretar que Alfonso, siendo cura de un pueblo pequeño y muy allegado a sus feligreses, no es de extrañar que tuviera una sana relación de amistad y compañerismo con la hija de Camino. De hecho, ella misma comenta que

Alfonso era así con todas las personas en el pueblo ; Pocos datos tenemos que nos ayuden a esclarecer qué sucedió entonces, cuál era la relación entre Alfonso y

Estrella y sí es posible que Camino, en su evidente estado depresivo y su papel como madre, pudiera haber vivido los acontecimientos de una forma poco objetiva. En mi opinión, todos actuaron con nobleza a la luz de los datos que se nos aportan. Es

posible que Alfonso tuviera un interés oculto hacia Estrella, es posible que en algún momento el mutuo interés pudiera haber desembocado en romance ; pero poco sabemos al respecto. Partiendo siempre desde una base objetiva sólo podemos llegar


a interpretar que Alfonso, siendo cura de un pueblo pequeño y muy allegado a sus feligreses, no es de extrañar que tuviera una sana relación de amistad y

compañerismo con la hija de Camino. De hecho, ella misma comenta que Alfonso era así con todas las personas en el pueblo. Carmen de Isla * * *

“El fuego breve”

Una abuela deja a sus nietos solos en casa y sale a oír misa, a pesar de lo peligroso que puede ser. En su ausencia, los niños originan un incendio y uno de ellos fallece. La abuela, con remordimientos, acude a confesarse. El cura le habla de “la felicidad eterna” para superar “las quemaduras” de la vida. El cura quiere decir que la abuela tiene que ser mas religiosa y confiar en Dios para poder superar la desgracia. Pero no se pueden tapar las desgracias en la tierra con las creencias y los consuelos del “más allá”. Marcela Pislaru

“La Ley”

“Trata sobre un cura al que sus feligreses le tienen por un santo, muy buen hombre, tranquilo… Pero él cree que no lo es. Este pensamiento le viene porque quiere cometer una falta para demostrar a todo el mundo y a sí mismo que no es tan “santo”. Por

ello, desea cometer una falta que le haga caer en pecado mortal. Y lo llega a hacer: se arroja a un río y se suicida.” Manuel Sánchez

Ilustraciones: Archivo fotográfico CEPA Santander y www.google.es/search


Rincón creativo

La noche de los cristales rotos La historia que me dispongo a contar sucedió hace mucho tiempo, aunque de alguna manera mi consciencia aún se despierta con el sonido ensordecedor de los cristales y se acuesta con el dolor inconmensurable de todo lo que se perdió en una sola noche. Los recuerdos permanecen vívidos en la memoria, en ocasiones cierro los ojos y mi mente me juega una mala pasada, haciéndome creer que el tiempo no ha transcurrido. Pero ha pasado, el tiempo y el espacio, el frío y el miedo, la desesperación de morir por nuestra identidad, por todo lo que nos define, por todo lo que nos dio nuestro Elohim que nos ayuda a conformarnos como personas en un espacio abstracto entre el bien y el mal. Cada persona debe tener el derecho a la individualidad y, al mismo tiempo, derecho a encontrarse y a formarse a través de pequeños matices; creencias y tradiciones que nos ayuden a saber quiénes somos. Por eso supongo que aquella noche se perdieron mucho más que cristales, mucho más que propiedades, incluso mucho más que las vidas de todos aquellos que no hicieron más que creer y amar sin esconderse.


Recuerdo aquella tarde fría, recuerdo la tensión que se vivía desde hacía tiempo entre los murmullos de las extensas calles. Recuerdo las miradas de odio, las conspiraciones furtivas; las mentiras que servían como un polvorín para alentar a los ciudadanos a transgredir las obligaciones morales que nos atañen como seres humanos. Recuerdo la amenaza en cada esquina y recuerdo como el mundo se volvió sordo ante nuestros desesperados gritos de ayuda. Aquel 9 de noviembre abrí la tienda dos horas antes en la mañana con el fin de cerrarla también dos horas antes. Hacía dos semanas que había encargado el envío de diversos libros y materiales y, por fin, hoy llegarían con el caer de la tarde. Fue un día bastante tranquilo, relajado; aproveché para hacer inventario y reponer los estantes y cajones con el envío que había recibido la semana anterior. En la calle, decenas de personas cruzaron por delante del escaparate a lo largo del día, pero ninguna parecía estar de paseo, ni tampoco haciendo compras, más bien parecía que les incomodaba permanecer a la intemperie, expuestos al peligro. Era comprensible dada la situación. En un momento dado, mi amigo Mordejai me hizo una visita; parecía alterado. Charlamos un rato acerca de la propuesta de nuestro rabí para que los niños del barrio acudieran al estudio del Tanaj los sábados y domingos en horario de mañana, poco después la charla se convirtió en un acalorado debate sobre temas religiosos; intentábamos evitar hablar de la cruda realidad a la que nos enfrentábamos. Estaba anocheciendo cuando mi hijo Saadia entró por la puerta. Saadia es el mediano de entre mis hijos, un chico inteligente e introvertido. Disfruta ayudándome en la tienda, siempre curioso de las novedades en libros, razón por la cual se ofreció a echarme una mano con el pedido que debía recibir a última hora de la tarde. Y así fue, escasos minutos después, el camión de reparto se situaba justo frente a la puerta. Mordejai, Saadia y yo ayudamos a los repartidores que se encontraban exhaustos después de una larga jornada de trabajo. Cuando hubimos metido todas las cajas en el almacén, los jóvenes repartidores nos pidieron, encarecidamente, que anduviésemos con cuidado y a poder ser en el interior de nuestras viviendas. Al parecer habían presenciado diversos ataques contra judíos en el día de hoy y parecían estar seguros de que algo sucedería en las próximas horas. Mordejai y yo nos miramos, pensando quizá que ese mismo sentimiento se repetía desde hacía tiempo, como desgraciadamente también sucedió con nuestros antepasados. Supongo que fuimos ingenuos al pensar que la relativa calma permanecería, al menos, un día más. Pasadas las diez de la noche, Mordejai decidió subir a su domicilio, dejándonos a Saadia y a mí terminando de colocar el material y hacer caja. No sé cuánto tiempo pasó pero antes de poder darme cuenta el fuego consumía las calles... Gritos, sombras, cristales cayendo, personas huyendo... y los portadores del fuego caminando a paso ligero, como un ejército; buscando a sus víctimas. El miedo me recorrió el cuerpo, sentí un escalofrío subir por mi espalda, mis ojos se llenaron de lágrimas. Temí, temí por mi hijo que estaba tras de mí. Temí por mi familia, temí por mis amigos, temí por mi Dios. Le pedí que se escondiera y yo permanecí allí, inmóvil, luchando por permanecer en pie. Se hizo el silencio y en un segundo el escaparate de mi tienda se había convertido en millones de cristales, anunciadores del final. Las luces y sombras ayudaban a infundir temor en los corazones de los hombres. Los soldados de la muerte quienes, sirviendo de juez y verdugo, amenazaban con reducir a cenizas todo aquello que no rindiera culto a la


oscuridad en sus almas; avanzaban con pies de plomo irrumpieron en mi tienda. Me obligaron a salir y a presenciar la profanación mientras escribían en las paredes consignas como “Juden rauss” o “Achtung Juden”. Uno de los verdugos accedió al almacén y poco después escuché risas y un disparo; mis piernas dejaron de funcionar precipitándome hacia el suelo, mi corazón dejó de latir... mi alma dejó dejó de vivir. Deseé la muerte pero ésta no vino a buscarme. Aquel bárbaro asesino sacó el cuerpo inerte de mi querido hijo y lo tiró cerca de mí, como si fuera un trozo de carne sin valor. Me abalancé sobre él y lloré. Recuerdo cada poro de su piel, recuerdo sus manos y la forma en la que mi alma se aferró a aquellos dulces ojos, carentes de vida. Aquel dolor aún me persigue cada vez que respiro; cuando cierro los ojos y su rostro aparece, cuando hablo con nuestro Ehyé-Asher-Ehyé buscando respuestas, cuando me adentro en el universo viviente en los ojos de mi esposa, cuando abrazo al resto de mis hijos... cuando el frío me encuentra en la soledad de la noche. Gran parte de mi ser murió con él, el resto simplemente sobrevive en el amor de mis hijos. Lo que vino después no me importó, de alguna manera lo deseaba. Fui yo quien mató a Saadia y, por ello aún espero que el Gueinom más doloroso me aguarde en la vida venidera. Las alimañas de la ennegrecida luz aprisionaron a una docena de nosotros y nos llevaron a los campos de concentración. No volví a ver a mi familia hasta el final de la guerra y aún doy gracias a Dios porque todos ellos sobrevivieran a semejante tormento. Lo que en aquella fábrica de dolor y muerte sucedió es otra historia que, sin lugar a dudas, pone en entredicho la naturaleza humana. Lo único que sé es que en las almas de los hombres se albergan los más bellos sentimientos pero, en algún rincón la tentación oscura espera que le abras la puerta y le permitas salir y, nuestra historia, es el vivo ejemplo de las consecuencias de este simple acto. Podemos ser hombres honrados o alimañas sin piedad, podemos ser creadores de bastos imperios o destructores de pueblos enteros. Podemos ser y esperar que esto vuelva a ocurrir pero será nuestra responsabilidad si no aprendemos nada del dolor pasado. Yo perdí a mi hijo porque no quise ver la amenaza hasta que se encontró frente a mi puerta y me condenaré por ello en esta vida y en la próxima. Por este motivo lo escribo, por este motivo mi alma se sincera con todo aquel dispuesto a escuchar. Carmen de Isla (Nivel 4º ESPA) Ilustración: huelladelotro.wordpress.com


Una oportunidad para siempre Cuando a mi buen amigo Pepe Sarmiento le dieron la noticia de que en dos meses se tenía que jubilar saltaron en él todas las alarmas. Pepe, era de las personas que desde los dieciocho años había estado trabajando en una agencia de transportes de su ciudad, primero de mozo de carga y descarga y luego, cuando estuvo en posesión de los permiso pertinentes ascendió a chofer. Pepe era soltero y su vida transcurría entre las líneas blancas continuas y discontinuas marcadas en las carreteras, haciendo viajes provinciales, nacionales e internacionales. Estos viajes a veces le permitían pernoctar en casa y otras no, ya que se encontraba a muchos kilómetros de la misma. El pasado fin de semana estuve tomando el vermú de la una con Pepe. El hombre con honda preocupación me comentaba la noticia de su jubilación. Parecía que en vez de haberle dado una excelente noticia le hubiera clavado un puñal por la espalda. El hombre que toda la vida había estado activo de aquí para allá y sin tiempo apenas para hacer otra cosa que trabajar. No podía entender que de la noche a la mañana iba a disponer de todo el tiempo del mundo solo para él… ¿Y para qué necesitaba él tanto tiempo? ¿en qué carajo lo iba a emplea? Esta reflexión en forma de preguntas sin respuestas le hizo macharse con cierto desasosiego cuando nos despedimos. De este nuestro última encuentro hace ahora cuatro meses. Hace como cinco meses que no veo a Pepe, me cuenta que hace tres se jubiló, y que desde entonces no para. Se ha apuntado en un Centro Cívico de la Ciudad a sus actividades, y combina la gimnasia de mantenimiento de por las mañanas, con la clases de iniciación a la informática por las tardes y aún. Aún le queda tiempo para acudir a ver alguna película entre semana. También creo que se ha echado un amigo en el Centro Cívico, con el que los fines de semana se va de ruta por los pueblos de la región y visita iglesias de diferentes estilos arquitectónicos: románico, gótico, barroco, etc. Quién se lo iba a decir al bueno de Pepe. Él que estaba todo preocupado por pasar de la actividad frenética de su trabajo a no tener ninguna obligación que le tuviese ocupado, a no parar y tener una agenda de múltiples actividades. El otro día le llamé para tomar el típico vermú de la una, el vermú que hace tiempo no tomamos, y no pudo ser posible pues ese mismo día tenía excursión por la mañana y sesión de cine por la tarde. En fin; no veo a Pepe hace unos meses. Su jubilación, lejos de retirarle de las actividades, le ha reactivado. Pepe se ha dado cuenta de que la actividad laboral es una parte que tenemos que pasar en nuestra vida, pero cuando la obligación se evapora puede nacer otra igual de intensa o más que la anterior. Y solo depende de nosotros subirnos a ese tren. Y, por lo visto, el bueno de Pepe no solo lo cogió sino que continua subido en él y aún no ha encontrado la estación donde apearse. JUAN MACHARGO


(Acceso Universidad) Ilustraciones: https://www.google.es/search



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