personajes parecen chatos, sin cuerpo, perfiles recortados en cartón
La caja del mago, 1989 Óleo s/tela 185 x 140
según la más torpe de las manualidades. Conceptualmente, el pintor opera en la sensación y simultáneamente en la razón sin-razón de sus títeres alegóricos, a los cuales aplasta planimétricamente como una versión tosca de simplones ideogramas, sin resignar no obstante su potencia como actores de esta esquiva farsa. Los elementos gramaticales puros se metamorfosean en la alusiva representación distorsionada de caricaturescos muñecos articulados.
el pintor se reserva del 2000 en adelante. Quizás desilusionado y en franca colisión ideológica con las políticas y tendencias pictóricas locales, Pino pone en suspensión su alucinado lirismo evocativo para lanzarse a una figuración iletrada, de deliberada tosquedad y de una gestualidad más expresiva que anatómica. Es el momento de pasar al ataque, de abrazar la burla frontal, la exaltación crítica de la pose ridícula, la sangrienta pantomima social y las acrobacias grotescas. En estos ríspidos cuentos morales los rasgos pictóricos se resecan, los 22
Escena imaginada, 1990 Óleo s/tela 200 x 140 23